Días de Escuela

Capítulo 1: El inicio de algo nuevo… un escándalo

La noche rodeaba a la ciudad de Konoha, acompañada de la inmensa oscuridad que de no ser por el alumbrado público, todo estaría en penumbras. Y aquí empieza todo, la pequeña o tal vez insignificante vida de Naruto Uzumaki, un chico de cabello rubio alborotado, de 18 años recién cumplidos, piel dorada, unos ojos azules muy lindos, un cuerpo varonil atractivo y lo que más le caracteriza es que siempre está alegre ante cualquier circunstancia. Ahora que comenzaba una nueva etapa en su vida, nunca pensó que con ello tuviera que perder muchas cosas aunque todo es así ¿no? "perder para ganar", pero lo que más le dolía perder era una cosa muy en especial...

Una figura extraña entró por la ventana de su dormitorio, Naruto dormía plácidamente sobre su cama, total tenía que disfrutar los pocos días de vacaciones que le restaban; aquella sombra recorría la habitación sutilmente como si la conociera a la perfección. Un par de manos inmovilizó al rubio, subió sobre su espalda atando sus manos y pies a las esquinas de la cama; el ojiazul despertó inquieto de su apacible sueño, interrumpido por aquella inesperada visita que manoseaba su trasero, encima de la delgada tela que lo cubría; desesperado trataba de liberarse del agarre de aquel chico dejándolo indefenso a cualquier situación. Trataba inútilmente ver el rostro del intruso, pero con la oscuridad de la noche y tenerlo sobre él inmovilizando su cuerpo iba a ser imposible. Los labios del extraño comenzaron a recorrer desesperados el cuello y espalda del rubio, dejándole sentir nuevas sensaciones que nunca antes había experimentado, eso lo asustaba.

-Au-auxilio- gritó levemente y fue callado por el chico con un beso.

-Tranquilo no te pasará nada, nada que no te guste- respondió suavemente y prosiguió con su tarea; poco a poco a Naruto, comenzó a gustarle todo aquello, deseaba sentir más, le excitaba hasta el punto de rendirse, dejarse llevar a lo que sucediera sin resistirse al encanto de ese chico. No entendía el motivo, sabía que le gustaban los hombres desde hace tiempo pero dejarse someter así de fácil, sin dar pelea alguna, era de preocuparse. Estaban muy cerca, su cuerpo sentía el calor que emanaba el otro sobre su espalda, su desnudez... estaba desnudo y su miembro rozaba su trasero; en ese instante se lamentaba no haberse puesto ropa interior para que durara más el momento. Su playera desapareció instantáneamente, mientras que esas hábiles manos recorrían su cuerpo con extrema paciencia, a detalle, tratando de memorizar cada centímetro de aquella dorada piel sin que nada escapase... absolutamente nada.

-Mmm...- una agradable sensación le recorrió como un choque eléctrico, el chico le daba húmedos lametones sobre la espalda, Naruto arqueaba su cuerpo y gruñía sensualmente -Qui... ahhh... quién ehhh-eres mmm...- deseaba conocer al que lo dejaría sin su preciada virginidad, aunque de hecho esperaba el momento ideal y al parecer ese era, todo tenía un *algo* que no podía explicarse.

-No puedes saberlo... seré tu amante secreto por ahora, te diré mi nombre hasta... terminar lo que apenas comienza dobe- dijo lentamente al oído de Naruto y con sus dientes tomó uno de sus lóbulos, chupándolo y mordiéndolo con lujuria. El pantalón del pijama fue removido, dejando su firme trasero al descubierto; podía sentir una extraña sensación que albergaba su cuerpo, ese momento estaba por llegar... ansioso... extasiado... desesperado... ningún otro pensamiento pasaba por su mente, solo deseaba sentirlo en su interior, que lo hiciera suyo hasta quedar agotado... o dormido.

-Ahhh... hastahhh ter-terminar ¡ahhh!- trato de protestar pero fue inútil, algo húmedo en su entrada lo hizo gritar de dolor y no pudo evitar que una lágrima rodara por su rostro. Ese imbécil era un bruto mira que tratarle así.

-Shh... No preguntes más- metía y sacaba su dedo índice de la entrada del rubio, que de a poco comenzó a tomarle gusto a la pequeña intromisión; se retorcía de placer por aquel dedo juguetón en su ano. Trataba de controlar sus gemidos hundiendo su cabeza en la mullida almohada, sin éxito alguno. Un intenso calor lo sofocaba.

-Te gusta no es así ¿Na-ru-to?- cómo es que ese baka sabía su nombre y él ni siquiera podía verle la maldita cara, rabiaba en su interior.

-Cómo es mmm... ¡ahhh!- sintió cómo aquel pedazo de carne caliente y palpitante entraba lentamente en su interior abriendo paso al dolor y a un placer combinados, ambos invadiendo el cuerpo del rubio, no podía negarlo era lo mejor que había sentido desde hacía mucho tiempo.

-Mmm... voy a ahhh aca-acabar- Naruto no podía resistir mucho, solo con aquel duro miembro que invadía su estrecha entrada el fin estaba por llegar, culminar con éxtasis aquel preciado orgasmo que sin dudar era el mejor de su corta vida. Respiraba con dificultad, repetía leves palabras sin sentido, sudaba como nunca antes y sobre todo su corazón latía más fuerte de lo normal, quizá por la agitación pero esto era totalmente diferente.

-Naruto-

-Naruto-

-¡Naruto!- Jiraiya por tercera vez gritaba y sacudía a su ahijado, desde hace unos minutos trataba de despertarle.

-¿Ji-Jiraiya?- preguntó con los ojos cerrados, atontado. Se sentó torpemente, estiró su cuerpo tratando de desperezarse, maldiciendo a su padrino por sacarlo de aquel sueño tan placentero y justo en el momento más importante.

-Si tonto, vamos levántate o llegaremos tarde- Jiraiya un viejo escritor pervertido de unos 50 y tantos años, padrino de Naruto. Lo más importante es que él se encarga del rubio y está más que feliz porque al fin el chico se largaba a la Universidad, después de una larga espera podría invitar a muchas chicas lindas y jóvenes para que le ayudasen con su "investigación". Desde que Namikaze Minato y Uzumaki Kushina murieron, Naruto quedó a cargo de su padrino; a los pocos meses ambos se mudaron a una casa modesta que rentaban y era relativamente cercana a su antigua escuela.

-Tarde ¿a dónde?- era evidente que al rubio aún no le caía el veinte de que día era.

-¡¿Cómo que a dónde baka! ¡A la Universidad! Métete a duchar o yo mismo te haré ese favor-

-Universidad... si...- se volvió a recostar y se tapó con las sábanas hasta la cabeza, acurrucándose en su cama.

-Muévete imbécil o llegaremos tarde- El viejo salió de la habitación, encantado porque había llegado el tan esperado día, Naruto se mudaría.

-¡UNIVERSIDAD!- gritó asustado y de inmediato se levantó corriendo semidesnudo en dirección al baño. Abrió la llave del agua y se colocó debajo del chorro caliente, emitiendo un fuerte grito.

El sonido del agua lo relajaba, lo tranquilizaba. Pensaba en su excitante sueño, uno muy diferente a los anteriores y que le dejó un gran problema entre las piernas y tendría que solucionarlo, pero lo que más rondaba por su mente era aquel intruso, ese chico pervertido que le hizo rendirse tan fácil como una vil prostituta con tan pocas acciones pero aunque lo negara le había gustado. Tal vez... fue algo que sin duda quería repetir, pero por otra parte nunca podría llegar a ocurrirle, empezando con la búsqueda del chico. Terminó de ducharse y se puso lo único que vio dentro de su armario. Bajaba por las escaleras, feliz y muy animado como nunca antes. El día perfecto para empezar la universidad.

-Ohayou- saludó alegremente mientras se preparaba un bol de ramen.

-Vaya hasta que bajaste, tardaste mucho, sin duda estabas jugando con tu amiguito- el rubio se tensó al escuchar lo último, se hizo el desentendido y continuó haciendo lo suyo -Por tu silencio afirmas los hechos- agregó con una sonrisa socarrona -Bueno siéntate y come tu basura esa-

-¡No es basura, es mi ramen!- gritó exaltado Naruto.

-Como digas, solo date prisa ¿quieres?- su padrino revisaba atento el periódico matutino -"Uchiha Itachi el mejor empresario del país"- leyó la noticia más visible, seguido de las demás notas relevantes tratando de encontrar algo interesante mientras el rubio desayunaba -"Vieja alcohólica aterroriza a jóvenes en el centro de la cuidad, encarcelada y puesta en libertad horas más tarde" No sé por qué pero me resulta familiar... "Equipo de soccer, la vergüenza de Suna"- Naruto por su parte escuchaba atento y solo se dedicaba a digerir su comida lo más rápido que podía -"Inician clases en la Universidad de Konoha"-

-Lee esa- el rubio se mostró feliz al escuchar la nota.

-"Se calcula que hoy regresarán a clases más de 30 mil estudiantes universitarios a la prestigiada institución de Konoha; bajo una nueva dirección después del controvertido asesinato de Sarutobi y será entregada a ni más ni menos que a Tsunade descendiente y nieta del fallecido fundador de la universidad: Hashirama Senju"- Ambos quedaron asombrados, seguramente estaría la prensa y otros medios presentes a captar el "histórico" momento.

-¡Mira qué hora es! Vámonos- jaló del hombro a Naruto tirándolo de espaldas.

-¡Ayyyy!- estaba enojado y dolido por semejante golpazo, no pudo evitar quejarse.

-No es momento para descansar, vamos levántate- reprimió al chico ayudándolo a pararse.

-Serás cabrón... si ya voy- contestó el rubio con una sonrisa no muy linda.

-Hoy tú manejas-

-Ya lo sé-

-¿Por qué crees que te apresuro?- Subieron ambos al auto, un viejo sedán rojo un poco sucio; de inmediato bajaron las ventanillas para tratar de refrescarse por el calor que hacía. El rubio encendió el auto e instantáneamente se dejó escuchar la radio con el noticiero:

-"Se espera tráfico de sur a norte, hasta la altura de la avenida universidad, debido a las obras que desde hace meses se tenían que concluir, extreme precauciones y salga con tiempo"-

-Perfecto- agregó molesto Jiraiya lanzándole una mirada de esto es tu culpa a Naruto, su primer día y llegaría tarde.

La Universidad de Konoha es reconocida como la mejor universidad de todo el país, tienen muchos alumnos de intercambio y propios, grupos estudiantiles, clubs deportivos... instalaciones de primer nivel, biblioteca y muchas cosas más. Pero no todo es miel sobre hojuelas, obviamente es la más cara, exigen buenas notas e infinidad de trabajos y tareas.

Sonaba por tercera vez la bocina de su auto, hacía 45 minutos que no avanzaban más de cinco metros libremente; un accidente unas cuadras adelante lo impedía.

-Perfecto, no podría ser peor-

-¡Muévete imbécil!- un automovilista gritaba enfadado por la poca atención del rubio. Una dulce anciana intentaba cruzar la congestionada avenida.

-¡Cuidado!- gritó Jiraiya. Se escuchó un fuerte sonido característico de un derrape y el gritó agudo de una mujer.

-Idiotas casi me matan, fíjense por dónde van, par de bestias, no deberías de manejar, estúpido, insensato...- la ancianita dijo hasta de lo que se iban a morir, además golpeaba frenética el cofre del auto con su bastón.

-Tonto- respondió enfadado el viejo ermitaño, dándole un golpe en la nuca.

-No hay dónde aparcar, busca un lugar libre- movía su cabeza para todos lados.

-Ahí hay uno- gritó el rubio, una camioneta dejaba un espacio vacío cerca de la entrada del estacionamiento, y en unos segundos un auto deportivo azul les robó el lugar que se había desocupado.

-¡Hey idiota, ese era nuestro lugar mueve tu maldito auto de ahí!- Naruto bajó del auto y se acercó al "ladrón". Tocó frenéticamente el parabrisas tratando de ver al culpable y decirle un par de cosas que lo pondrían en su lugar.

-Te dije que saques tu maldito auto- El culpable salió de su deportivo del año, un chico de no más de diecinueve años, cabello negro azabache largo y con algunos mechones sobre el rostro, sonrisa arrogante, ojos negros un tanto inexpresivos, cuerpo delgado bien formado y además era unos centímetros más alto que Naruto.

El azabache tomó un par de maletas, cerró su coche y activó la alarma. Caminó ignorando completamente al rubio dándole la espalda e incluso pisándolo.

-Oye ese era mi lugar- tomó del hombro al moreno deteniéndolo.

-¿Acaso tiene tu nombre?- contestó sarcástico siguiendo su camino.

-¿Quién rayos te crees?- aquel chico ni se inmutó en responderle, nunca en su vida Naruto había conocido a alguien así de arrogante e irrespetuoso, y por si fuera poco que lo hiciera rabiar de esa forma, pero lo que más le llamó la atención de aquel chico, es que el muy maldito era endemoniadamente sexy aunque con ese carácter estaba de pensarse.

-Naruto allá hay otro espacio vamos antes de que llegue alguien- Jiraiya observó al rubio, nunca lo vio tan alterado por algo insignificante y aparte de todo estaba muy sonrojado.

El rubio subió de nuevo al auto, se aparcó en el lugar vacío. Recargó su rostro en el volante pensando en lo ocurrido y sobre todo fantaseando.

-Te gustó- comentó el viejo observando fijamente al chico que estaba aún más ruborizado.

-Que... qué cosas dices, él no, no me gustarí... gusta es, es un arrogante un idiota y sin duda tiene un... trase... trastorno- trataba de no decir lo que realmente pensaba de ese atractivo individuo.

-Si claro, no te gusta. No puedes mentirme sé cuando alguien está enamorado y pareces tener los síntomas- soltó una risa burlona.

-Tú cómo lo... ¡oye viejo!- Ambos bajaron del coche, tomaron las maletas del rubio, que estaba más que listo para conocer el campus, las aulas en las que estudiaría y su dormitorio. Naruto no podía sacarse al baka que acababa de conocer sobre todo por el gran impacto que iba a tener en su vida…

Las oficinas de la universidad estaban repletas de alumnos que buscaban con desesperación a la asistente para saber de sus dormitorios, para aclarar asuntos o quejarse por cualquier tontería. Aun así el rubio trato de pasar con cuidado entre aquellos pasillos más que ruidosos, evitando a toda costa ser empujado y sufrir una vergonzosa caída. Vio a un par de chicas que conversaban entretenidamente cerca de una ventanilla, al parecer algo interesante tanto que llamo su atención.

-No puedo creer que Sasuke esté en mi clase kyaaa!- gritaba una chica pelirrosa que abrazaba fuertemente su maletín mientras fantaseaba seguramente con aquel chico.

-Maldita suertuda- maldecía una rubia de buen cuerpo, ella apretaba sus nudillos instintivamente.

-Es la segunda vez que esto me pasa y esta vez lo conquistaré- estaba decidida a hacer todo. Naruto la veía extrañado, ese tal Sasuke sin duda era todo un Don Juan, un imán de chicas o un chico Playboy y que seguro estaba de buen ver.

-No te hagas ilusiones frentona, Sasukito-kun nunca se fijaría en ti y no creo que quiera una novia, sino ya la tendría ¿no crees? Además no eres tan bonita como yo- respondió arrogante la chica, le dio un leve golpe en la frente y se alejó unos pasos de su amiga.

-Cállate Ino-cerda- contestó molesta la pelirrosa y al momento ambas chicas salieron del lugar discutiendo. El rubio en cambio, no podía creer las reacciones de aquellas jóvenes solo por un hombre, aunque a decir verdad le daba curiosidad por saber quién era Sasuke.

-Disculpa, disculpa... ¿Oye vienes por algo?- una voz lo sacó de sus pensamientos.

-Oe... esto... si... si, vengo por mi credencial- sonrió alegremente, ya hasta se había olvidado de dónde estaba y a qué iba.

-Bien entonces en un momento te la daré... ¿Cuál es tu nombre?- preguntó la chica, era muy linda y además tenía a un pequeño cerdito que se mantenía quieto en su regazo.

-Soy Naruto Uzumaki-

-Espera un segundo...- comenzó a revisar en su computador en busca del susodicho. El ojiazul mientras tanto observaba a todos los que pasaban por ahí, nada ni nadie le impedía fantasear con alguno de ellos por unos minutos.

-Aquí estas, Uzumaki Naruto- exclamó la mujer, tomó una tarjeta, un papel y una tarjetilla de un cajón de su escritorio.

-Ésta es tu credencial la cual te da acceso a cualquier instalación del campus, aparte de los servicios como la biblioteca o los comedores y además es la llave de tu dormitorio, es el número 150 en el penúltimo piso, no debes perderla sino tendrás que pagar por una nueva; por último éste es tu horario de clases, empezarás mañana a las 7:30 con matemáticas avanzadas. Bienvenido nuevamente al campus, cualquier duda, queja, comentarios y/o aclaraciones puedes venir conmigo, soy Shizune- concluyó con una sonrisa.

-Oe cuantas cosas. Arigatou Shizune-san- Naruto rascó su cabeza, y es que con tanta información en unos cuantos minutos podía llegar a confundirle.

-Es mejor que lo apuntes si no se te olvidará- advirtió Jiraiya con tono burlón, quien avanzaba acompañado de un par de chicas al parecer pertenecientes al campus.

-¿No tienes que irte ya?- respondió ofendido el rubio. Aunque a decir verdad podía recordar todo excepto ese tipo de cosas algo rutinarias.

-¿Acaso me corres?-

-Disculpe, pero sólo los alumnos pueden ingresar a los dormitorios- aclaró Shizune atenta a la situación, por si tenía que recurrir a la violencia.

-¡Pero qué!- protestó enfadado Jiraiya.

-Ya, ya. No es para tanto-

-Tienes razón Naru-chan... de mejores lugares me han corrido- hubo un ligero silencio -Bueno querido ahijado, es hora de despedirnos... Quiero que des lo mejor de ti, esfuérzate al máximo y... y...- Jiraiya calló por un instante buscando las palabras más adecuadas para terminar esa situación que se estaba poniendo emotiva, hizo un leve gesto con las manos.

-Me vas a hacer llorar- al rubio se le asomaban un par de lagrimones en sus orbes azules.

-Y...- el viejo suspiró abrió su boca sin emitir palabra alguna... -¡Y por fin la casa es mía!- saltó de felicidad, alegre y abrazando a todo el que pasaba por ahí -¡Solo habrá chicas, chicas y más chicas... todo el día! Serán días muy buenos, todas están invitadas, tú también y tú, tú y tú igual, traigan a sus amigas- Jiraiya repartía volantes entre la población femenina sorprendida por el anuncio del viejo pervertido.

-¡Viejo estúpido!- gritó Naruto exaltado, lanzando un par de lápices que estaban sobre el escritorio de Shizune.

-¡Te veo en dos meses!- gritó mientras salía del lugar.

-Esto... Naruto a las 11:30 tienes que ir al auditorio ¿sí?- Shizune señaló en un pequeño mapa el lugar del auditorio.

-Entendido- sonrió avergonzado por lo ocurrido. Dio media vuelta encaminándose directo a su nuevo dormitorio, aunque le daba un poco de flojera, sobre todo por tener que recorrer medio campus a pie.

-137, 138, 141... 145... Un momento ¿dónde está el 150?- la numeración estaba correcta solo que no encontraba su habitación, echó un vistazo rápido al lugar: las paredes estaban pintadas de un suave color azul muy reconfortante; el techo blanco y todo era iluminado por enormes ventanales. Recorrió todo el pasillo de principio a fin unas quince veces y el maldito cuarto 150 no aparecía por ningún lado. Según Shizune estaba en el penúltimo piso, parecía ser una broma, pero dudaba que la chica fuese de ese tipo de personas. Empezaba a preocuparle el hecho de no tener un lugar en donde dormir y tener privacidad. Vio a un chico pelirrojo, sentado en uno de los sillones de la estancia, que ojeaba una revista bastante entretenido, al menos eso parecía.

-Disculpa ¿sabes dónde está dormitorio 150?- preguntó al chico que ni siquiera separó los ojos de la revista.

-El 150 está en el piso de arriba- respondió secamente.

-Arigatou- el rubio se encaminó al ascensor arrastrando sus maletas, cansado ya de tanto haberse paseado por todo el lugar. Comenzó a revisar todas las puertas del extenso pasillo, llegando al fin a su ansiado dormitorio y notó en la puerta un par de letras "UN #150". Antes de entrar revisó las puertas de sus vecinos: el más cercano a la derecha se encontraban escritas unas iniciales "US #149" y seguido "SG #148"...

-Wow- exclamó sorprendido el ojiazul.

Era el comienzo de un nuevo semestre, a decir verdad comenzaba a aburrirse de tener la misma rutina diaria y sobre todo de sus amigos que no paraban de hablar de dinero, molestos por las clases y de los profesores que como siempre... aburren. Aun para él eso era lo que menos le importaba, solo deseaba encontrar algo interesante que hacer o simplemente desaparecer por un tiempo. Sí, para Uchiha Sasuke todo podía irse al carajo, estaba harto y además aburrido.

Sonó su despertador pero de nada servía, él estaba listo: bañado, cambiado y a punto de irse para comprar los libros que le hacían falta.

-Buenos días hermanito- Itachi un joven de unos 23 años, heredero Uchiha y tutor de Sasuke. Tenía puesto un delantal y en la mano sostenía un sartén con el desayuno recién hecho.

-Que hay- contestó secamente pasando directamente a la puerta del garaje. Sasuke nunca ha mantenido una buena comunicación con su hermano mayor Itachi "el gran empresario". Desde su infancia han tenido una relación muy extraña, sobre todo desde que sus padres murieron y se mudaron con un pariente lejano: Uchiha Madara.

-¿No piensas comer tu almuerzo?-

-Comeré algo en la universidad, nos vemos en dos semanas-

-Bueno entonces... ¡Sasuke!- el joven Uchiha salió de su casa, sin siquiera despedirse de su hermano. Subió a su auto deportivo de un atractivo color azul marino, uno de esos que roban la atención de chicos y chicas a cada instante en las calles. Encendió la radio y el noticiero comenzó a escucharse:

-"Buenos días Konoha hoy en la sección de espectáculos... resulta que el joven de los Uchiha, me refiero a Sasuke a quien más, nos ha dejado con la boca abierta ¿Saben por qué? Pues se han publicado fotos en una prestigiosa red social, donde aparece totalmente desnudo ¡o si chicas! DES-NU-DO. Así es, como saben Sasu-chan está como quiere, al verlo tal y como vino a éste mundo despierta muchas emociones en todos y todas. Según fuentes oficiales las fotografías fueron tomadas el pasado martes en un hotel de Tokio mientras vacacionaba con su ex-novia que no perdió el tiempo para ganarse un ratito de fama y además unos cuantos billetes... No traten de bajar estas fotos, pues millones de personas ya lo han intentado. En fin, nos han llegado informes que estas imágenes serán vendidas, a tamaño póster de alta calidad, por internet a partir del próximo mes a un precio razonable y además ¡ya pueden separar su copia! Por ahora nos conformaremos con ver a semejante bombón en la red... Y Sasuke, si nos escuchas que cuerpazo te cargas..."- Un verdadero escándalo estaba a punto de caerle encima al azabache, esta semana sería muy larga.

-Mierda, nada podría salir peor- sin duda estaba cabreado y lo peor de todo ese día había entrenamiento, los chicos no perderían la oportunidad de molestarle un buen rato.

Aparcó en el estacionamiento de la librería y recargó su rostro en el volante.

-¡Kyaaaa! ¡Miren es Sasuke!- gritó una horda de chicas, cargadas con carteles y una que otra imagen del chico. Se acercaron peligrosamente al auto rodeándolo por completo.

-Esto no puede estar pasando... ¡Maldita Karin me las pagarás!- Era su perdición, tenía que bajar, ir a comprar sus libros porque los utilizaría mañana y no tendría tiempo de comprarlos nuevamente; además debía regresar por lo menos en ropa interior, aunque viendo a la cantidad de chicas reunidas, estaba más que seguro que en menos de media hora estarían circulando nuevas fotos en internet. Respiró profundamente, meditando lo que estaba a punto de hacer... quitó el seguro de las puertas y abrió lentamente, bajó del coche y en menos de lo que esperaba se encontraba semidesnudo cubierto solo por su bóxer azul. Las chicas se detuvieron, observaban el cuerpo níveo del joven quedando boquiabiertas ante ese cuerpo bien formado y, aunque querían hacerlo, nadie quiso tomar la iniciativa de ser la pervertida, degenerada y/o enferma sexual de desnudar al gran Uchiha Sasuke en medio de la calle. Toda la gente que pasaba por allí estaba atenta al tremendo espectáculo.

El azabache comenzó a moverse hacia la entrada de la librería sin mucha preocupación de encontrarse en esas condiciones, entró al establecimiento y buscó en completa calma los libros que necesitaba. De pronto una chica se acercó a él decidida, había tomado el valor suficiente para hacer lo que las otras no pudieron; Sasuke la vio frente a frente, sabía lo que tramaba y aquello sucedió.

-¡AWWWW! ¡WOOOW!- se escucharon varias voces sorprendidas ante tal hecho.

-Bue-nos... buenísimos días joven ¿en qué puedo AYUDARTE? Te puedo hacer un descuento- saludó la cajera con tonos sugerentes, recorrió al azabache de pies a cabeza, centrando su vista en muchas partes atractivas. Era una vieja de unos 40 años que parecía ser soltera... solterona.

-Pagaré esto- respondió Sasuke sin vergüenza alguna, es más, parecía estar orgulloso de estar desnudo en un lugar público.

-Bien… bueno, oye puedo...- la señora acercó su mano hacia el cuerpo del chico.

-Oiga solo cóbreme los libros, que tengo prisa-

Por cierto aquella chica, la valiente que despojó a Sasu de su última prenda, yacía en el suelo aferrada fuertemente al trozo de tela.

-Son 4369 yenes, pero por ser tú es cortesía de la casa- la vendedora relamió sus labios, empacó los libros en una bolsa y la entregó al azabache, quien salió como si nada hubiese pasado. Las demás chicas permanecían paralizadas, solo lo siguieron con la mirada fija en ciertas partes de su cuerpo.

-Resultó mejor de lo que esperaba- dijo para sí, guardó los libros en la cajuela del auto y tomó un par de prendas de su maleta, no podía llegar con esa facha a la universidad.

Llegó sano y vestido a su destino, después de lidiar con las chicas pervertidas, la enferma sexual y la triple C (cajera cuarentona calenturienta) de la librería, que sin duda serían parte del nuevo escándalo que estaba por invadir la ciudad. Por fortuna había encontrado rápido un lugar donde aparcarse.

-¡Hey idiota ese era nuestro lugar, mueve tu maldito auto de ahí!- un joven rubio se acercó hacia su auto y tocaba frenéticamente el parabrisas.

"Seguro es el lava coches, aun así no estoy de humor" pensó el azabache, tomó con total calma sus cosas, bajó del coche y llevó consigo sus maletas.

-¡Oye ese era mi lugar!- replicó enfadado el ojiazul.

"Vaya que es escandaloso, revoltoso y... lindo... ¡Qué demonios! ¡¿Yo pensé eso?" Sasuke tenía otro lado muy poco conocido entre la gente y a pesar de sus pocos ánimos de regresar ese chico parecía que iba a animarle un poco este semestre.

-¿Acaso tiene tu nombre?- respondió arrogante, total, si ese rubio tonto quería enfadarse lo haría con provecho. Se alejó del estacionamiento, tomando el camino más largo y poco transitado de todo el campus directo a su dormitorio, evitando por completo a la horda de chicas dispuestas a tener un hijo o prenda de él.

Continuará...