Miraba a mi novio mientras conducía su nuevo auto. Estaba realmente concentrado en con su vista en el camino. Sonreí. A veces solo me gustaba mirarlo y examinar cada uno de los gestos de su rostro y sus ademanes, me los sabía todos.
Frunció el ceño, ahora lo siguiente que haría sería aclararse la garganta. Y así fue, ahora sé que regresará a mirarme con el ceño fruncido, para luego mirarme de nuevo y dedicarme una sonrisa pizpireta. ¡Ja! Y no me equivoqué. Ahora preguntaría en qué pienso.
-¿En qué piensas?
Reí y subí mis piernas al asiento. –Te conozco muy bien ¿Sabías?
-También yo. –Aseguró enarcando una ceja.
-¿Ah, sí?
Jazz asintió sonriente. –Conozco hasta tus tallas de ropa…
-Eso es solo porque te obligo a acompañarme a hacer compras.
-Aún así…
-¡Oh, mira! –Dije apuntando hacia mi ventana–Rose y Emmett han llegado.
Jasper sonrió y aparcó el auto. –Pensé que seguías molesta con ellos.
-¡Ah! Nunca olvidaré ese día. ¡Los extrañé tanto!
Por supuesto que nunca olvidaré ese día, el día en el que decidieron así por así, casarse en una mugrosa capilla del muelle de Santa Mónica. Al principio pensé que se trataba de una broma. ¡Pero lo hicieron!
Fui desesperada a tratar de impedir ese matrimonio tan… apresurado, sin embargo, no lo logré. Rose y Emmett se veían muy felices. Además mi amiga me sorprendió con sus palabras "Alice ¡A quién le importa cómo sea la maldita ceremonia! Lo único que quiero, es unir mi vida con el hombre que amo" Logró convencerme, aunque me sentí triste al saber que no planearía su boda.
¿Qué porqué tanta prisa? Bien, pues Emmett había firmado un contrato para jugar con los Jets, uno de los equipos más populares de New York. Así que ambos decidieron que lo mejor era formalizar las cosas e irse a vivir a la Gran Manzana, juntitos como marido y mujer. Y Tengo que confesar que, de alguna u otra manera, les envidio un poco.
Es que, no entiendo por qué Jasper no se ha decidido aún. Creo que le teme a la idea de casarse, aunque hemos vivido juntos por un año y nos ha ido excelente. No sé qué es lo que está esperando. Nos amamos con locura, nos conocemos muy bien, creo que ambos tenemos la madurez suficiente –según Jazz, debería terminar mis estudios en la universidad, más yo creo que eso no es problema –Nos tenemos confianza y somos los mejores amigos.
Mi padre lo quiere mucho, bueno, no lo quiso tanto el día de mi graduación, cuando ambos huimos esa misma noche a unas vacaciones en Florida. ¡Y qué vacaciones tuvimos! Pero mi padre por fin se dio por vencido y entendió que ya no era su pequeña niña, el día en el que decidí mudarme al apartamento con Jazz.
-¡Alice!
-¡Rose! ¡Santo cielo! –corrí abrazar a mi mejor amiga y cuñada. –Te extrañé tanto…
-¡Y yo qué! ¿No me merezco un abrazo?
-¡Em! ¡Jamás te extrañé tanto en la vida, tonto grandulón!
Mi hermano me envolvió en sus brazos dejándome sin aire con su cariño. Luego me soltó para levantar a Jazz con un eufórico abrazo.
-Tam… bién te extra…ñé. –Dijo mi novio con dificultad. –Ho…la Rose.
-Hola Jasper… Osito, creo que ya no respira. –Mi amiga rió.
-¡Muchachos! –Helen y Ben salieron a recibirnos con los brazos abiertos. Corrí a abrazarlos, es que los había extrañado muchísimo.
-Helen, me alegra tanto verte.
-¡También a mí, cariño!
-Hey, Alice… ¡ella es mi abuelita! –Emmett abrazó fuerte a Helen, así que yo fui a abrazar fuerte a Ben.
-Nos alegra que hayan decidido venir… ¡Qué esperan pasen! –Dijo el abuelo mientras despeinaba a Jasper.
Entramos a preciosa casa y las cosas no habían cambiado, lo único diferente, era un nuevo cuadro que colgaba sobre la chimenea. Era el cuadro de la pareja mirando el atardecer, que yo había pintado la última vez que estuvimos aquí.
-Tienen tanto que contarnos chicos –Dijo la abuela sentándose en el sofá junto a Ben.
-Sí que sí… pero antes, la abuela y yo iremos por algo en la cocina.
-¿Muffins mágicos chocolatosos? –Preguntaron felices Emmett, Jasper y Rosalie. Tapé mi boca con solo escuchar el nombre de aquella pesadilla chocolatosa.
Los abuelos rieron y se dirigieron hacia la cocina.
-¿Vieron mi primer juego? ¿Qué tal estuve? –Preguntó Emmett expectante.
-Oh, el juego… -Jasper se rascó la cabeza y me miró.
-Sí, el juego. –dijo Emmett con rostro amenazante –¿O lo olvidaron?
-Estuvimos un poquitín ocupados –interrumpí con una amplia sonrisa, Emmett rió y le propinó un puñetazo amistoso a Jazz.
-Entiéndelos osito –dijo Rose, mirando a su esposo con una ceja enarcada y una media sonrisa. Mi amiga río y se sentó sobre el regazo de su esposo.
Emmett suspiró y besó a Rosalie. –Vida de casado.
-Aún no estamos casados…
-¡Son un par de fornicadores!
-¡No creo que sea una palabra adecuada, para gritarla a los cuatro vientos Emmett!
-¡Bella! ¡Llegaron! –salté emocionada y me dirigí hacia la puerta para abrazar a mi amiga
-¡No puede ser! –Rose miró sorprendida a nuestra amiga, no la había visto hace meses, luego se unió a nuestro abrazo.
-¡Tengan más cuidado! –Dijo Edward quien entraba cargando todas las valijas. Mi amiga lo miró y puso los ojos en blanco.
-Ya saben cómo exagera por todo. –Bella sonrió. – ¡Rose! Te ves preciosa. Alice y yo te hemos echado mucho de menos…
-¡También las extrañé muchísimo!
-¡Te ves enorme! –Exclamó Emmett mirando a Bella con los ojos como platos.
Ella contuvo el aliento-¿De veras? –Preguntó como si estuviese a punto de llorar.
-Bien hecho. La hiciste llorar. –Dijo Edward mirando con rostro de pocos amigos a Emmett, mientras saludaba a mi novio.
-Ya relájate. –Jazz le propinó un puñetazo amistoso.
-¡Lo sabía! ¡Sabía que ustedes me darían mi primer biznieto! –Exclamó Ben contento, mientras traía una bandeja llena de aquellos muffins que tanto daño me causaban.
Helen estaba maravillada con aquello del embarazo de Bella, mientras Jasper, Emmett y Ben, se mofaban del excesivo cuidado que Edward le daba a mi amiga.
-¡Jazz! –Reí –deja de reírte del pobre de Ed.
-Tú también te estás riendo.-Me robó un beso.
-Ya quisiera ver cómo te comportas cuando estés en sus zapatos. Tal vez exagerarías mucho más.
Jasper paró de reír y me miró pensativo.
-Mmm… ahora que lo pienso. Tal vez.
Ambos reímos, acaricié su rostro, él me miró con ternura y sonrió.
-Sé que será un fin de semana precioso.
-Eso ni lo dudes.
Luego de ponernos al día contándonos todo lo que hemos pasado en este tiempo, mi novio y yo salimos a pasear por los alrededores. Respiraba al aire puro y el sonido de los árboles al moverse era algo precioso. La hacienda era un sitio muy apacible y me traía preciosos recuerdos. Uno de ellos y el más especial, es el de mi primera vez con el hombre de mi vida. Incluso decidimos tomar esa misma habitación.
Fuimos a visitar a Luna y a Prince, ambos se veían preciosos y muy saludables. De repente y no sé por qué… comencé a fantasear mientras miraba la belleza de los alrededores de la hacienda. Cómo quisiera poder, algún día, mirar correr por todo este gran espacio a… mis hijos. Quisiera poder ver a Jasper jugando y ensuciándose con ellos, felices y…
Escuché que se trisó un cristal, el sonido me sacó de mis cursis pensamientos. Me di vuelta y vi que habían quebrado un gran florero. Me di cuenta de que los trabajadores estaban trasportando de un lugar a otro preciosos buqués.
-¿Para qué es todo eso Jazz?
-Olvidé comentarte que hoy festejamos el aniversario de matrimonio de mis los abuelos.
-¡Qué! ¡Cómo es que no me dijiste! Pero… no les trajimos ningún regalo y…
Jasper rió y se detuvo frente a mí.
-El mejor regalo para ellos es que esté la familia reunida, mi amor.
-Pero Esme y mi padre aún no han llegado.
-Tranquila, seguro que Carlisle tuvo cosas que hacer, pero es seguro que vienen.
-Eso espero. –me quedé pensativa. –Pero es extraño que Esme no me haya comentado sobre…
-No tiene importancia, amor. –Acarició mi rostro con sus nudillos. – ¿No te alegra que tengamos fiesta esta noche?
-Mmm, sí. –Sonreí –Además vine preparada. ¿Ves por qué no tienes que quejarte cuando empaco de más?
Jasper rió y me abrazó.
-Ahora, por lo menos iré ayudar en los preparativos…
-Todo está listo. –Dijo mi novio echándose en la hierba.
Puse mis manos en mi cintura, no podía creer que se quedara ahí acostado si había tanto por hacer. Es más, estoy segura de que algo podría faltar.
-¿Decoraciones?
-Listas.
-¿Música?
-Lista.
-Vajilla y selección de…
-¡Ouch!
Contuve el aliento. – ¿Qué tienes amor? Me arrodillé y le tomé la mano.
-Creo que un insecto me entró al ojo. ¿Puedes mirar?
Contuve la risa. –Seguro. –Me acerqué a su rostro y él tomó mi rostro con sus manos y me besó. Me eché sobre su pecho y enredé mis dedos en su cabello, luego él giró y se ubicó sombre mí. Jasper fue reduciendo la intensidad del beso y luego besó la punta de mi nariz.
-Entonces… -comenzó a trazar un camino con sus dedos entre mis pechos, para luego comenzar a dibujar con uno de sus dedos la forma de mi escote. –Prefieres pasarte la mañana doblando servilletas y acomodando sillas… ¿en lugar de pasártela conmigo? –Enarcó una ceja.
Metí mi mano bajo su playera para acariciar su pecho y sonreí.
-¿Crees que soy tonta?
Jasper me dedicó aquella sexy media sonrisa con la que siempre lograba lo que quería y caí. Cedí a sus encantos ¡Por qué tenía que ser tan débil!
Regresamos y los alrededores estaban perfectamente decorados, al parecer el festejo sería al aire libre. Había algunas mesas puestas, eso significaba que habría algunos invitados, no tantos pero sí los suficientes como para una buena fiesta. Todavía me sentía culpable por no haber traído un presente para Ben y para Helen y es más, cuando los saludé ni siquiera los felicité.
Jasper y yo entramos a la casa y Esme y mi padre ya habían llegado, estaban sentados en la estancia junto a Ben y Helen, al parecer estaban listos para la fiesta, se veían increíbles.
-¡Hola! –Los fui a saludar y el abrazo de Esme fue algo… prolongado.
-¿Tuvieron problemas para llegar? –Les preguntó Jasper acercándose a saludarles.
-No, hijo, ningún problema. –le respondió mi padre con una sonrisa. Me di cuenta de que Esme tenía los ojos llorosos.
-¿Esme? ¿Estás bien?
Jasper me tomó de la mano. –eh…
-Sí cariño, es solo que… uh… los recuerdos. –sonrió y mi padre la rodeó con su brazo.
-Oh, sí… imagino que sí. Oh, por cierto –Me acerqué abrazar a los abuelos. – Lamento no haberles felicitado por su aniversario.
Ben rió. – ¿Nuestro qu…?
-¡Ben! –exclamaron Jasper y Helen al unísono.
-Recuerda que es nuestro aniversario. –dio Helen entre dientes.
-Oh, sí… sí… ¡el aniversario!
Me quedé mirándolos boquiabierta, algo se traían. – ¿Qué…?
-¡Alice! –Rosalie me tomó de la mano – ¿Supongo que vas a cambiarte verdad? –preguntó mirándome de pies a cabeza.
-Oh sí, ¡seguro!
-Espero no llegar tarde. –dijo Joseph entrando a la estancia muy feliz.
-¡Oh! –exclamé emocionada. Hace algún tiempo que no veía al padre de Jasper y moría por darle un gran abrazo.
-Alice, cariño. –el padre de mi novio se acercó a abrazarme, pero Jazz lo interceptó. –Felici…
-¡Papá! –exclamó Jazz algo tenso. –Ve a cambiarte amor. –Canturreó Jasper sin soltar a su padre.
-Vamos. –Rose tomó mi mano y me llevó a mi habitación.
-Todos están muy raros…
-Tonterías, Alice. Nos vemos después, que también tengo que prepararme para la fiesta.
-Rose…
Mi amiga salió bailoteando de la habitación haciendo caso omiso a lo que quería decirle.
Suspiré y miré hacia la ventana, estaba atardeciendo, y vi que habían llegado unos violinistas. Al parecer la fiesta sería preciosa y elegante.
Fui a tomar un baño, para luego usar el vestido que gracias al cielo, traje al viaje. Era uno de los vestidos favoritos de Jasper. Sequé y cepillé mi cabello, al salir del cuarto de baño, escuché el precioso sonido de los violines, miré por mi ventana y los invitados ya habían llegado, todos estaban afuera, incluso mi novio, quien se paseaba de un lugar a otro, como si estuviera ansioso por algo. Se veía realmente atractivo con su traje negro. Me apresuré con mi peinado y maquillaje para bajar pronto y reunirme con Jazz.
Bajé hacia la estancia y al parecer, era la única que estaba dentro de la casa, abrí la puerta y bajé las escaleras del pórtico. Me percaté de que había pétalos de rosas rojas regados creando un camino hacia el festejo. Comencé a caminar más deprisa, y luego me encontré frente a todos los invitados, quienes me miraban llenos de alegría.
-¿Hola? –Levanté mi mano para saludarlos. No entiendo por qué capté toda su atención.
Mi padre sonreía con ternura junto a Esme, quien me miraba con los ojos llenos de lágrimas. Los abuelos se levantaron de sus asientos y lo mismo hicieron los otros invitados. ¡Qué es todo esto! Y ¿Dónde está Jasper?
Comencé a buscar a mi novio con la vista, pero no aparecía por ningún lado. De pronto, sentí una cálida mano sobre mi hombro. Me volteé rápidamente para mirarle, sabía que era mi novio.
-Te ves preciosa. –Dijo mirándome de pies a cabeza.
Le tomé del brazo y comenzamos a avanzar caminando.
-Jazz. –Dije entre dientes – ¿Por qué todo el mundo está mirando?
Mi corazón comenzó a agitarse, parecía que se saldría de mi pecho en cualquier momento. Las piernas comenzaron a temblarme. Mi novio se detuvo, una vez que estuvimos lo suficientemente cerca de todos los presentes.
Miré a todos horrorizada, hasta que mi novio tomó mis manos y se paró frente a mí.
-Esto es… algo difícil –Jazz rió entre dientes. –Tengo que confesarte que me he sentido nervioso de decírtelo y pues, delante de tanta gente, se me hace más complicado. –Encogió los hombros.
Contuve el aliento y tapé mi boca con mi mano. Este… sería el momento más feliz de mi vida y por el que más esperé. Finalmente ¡Se animó!
-Alice, hemos compartido tantas cosas juntos, y siento que eres el tesoro más maravilloso que la vida pudo entregarme y no estoy dispuesto a dejarte ir nunca. –Jasper me miraba fijamente a los ojos, muy seguro de sí y lleno de amor. –Hoy quiero hacerte una promesa. Prometo que seré quien haga de tus días, los más felices, seré quien te ame con locura, seré tu protector, seré tu mejor amigo y seré todo lo que necesites, todos los días de tu vida. Eso… solo si antes…
Jasper se postró sobre una de sus rodillas y abrió una pequeña cajita de terciopelo negro que contenía el anillo más precioso que alguna vez pude haber visto.
-Alice… ¿Quieres casarte conmigo?... ¿Aceptas ser mi esposa?
Aceptas ser mi esposa, aceptas ser mi esposa, aceptas ser mi esposa. Aquellas palabras sonaban y sonaban en mi cabeza mientras miraba a Jasper boquiabierta, sin poder emitir un solo sonido, mientras él, me miraba expectante, con sus ojos llenos de brillo. ¿Cómo no me di cuenta de lo que tramaba?
-¡Acepto! –estaba tan emocionada que lo grité a los cuatro vientos.
Jasper rió entre dientes y me colocó el anillo, mientras todos aplaudían y Emmett gritaba. Mi futuro esposo se levantó y yo salté a sus brazos para darle un beso. ¡Nuestro primer beso de compromiso!
-Te amo, Alice. –me susurró al oído.
-Pensé que nuca lo dirías. –dije antes de comenzar a sollozar.
-Soy tonto… pero. –Jasper rió entre dientes. –no tanto.
-Te amo, Jazz.
Mi padre y Esme se acercaron para darnos un abrazo.
-Confío en ti y en que vas a hacerla muy feliz. –Dijo mi padre contento.
-Siempre. –le prometió Jasper.
Luego de abrazar a todos los presentes, la fiesta comenzó. No me despegué ni un solo segundo de mi futuro ¡Esposo!
El amor puede llegar de la manera más inusual, pero de que llega, llega. Y cuando eso sucede, transforma tu vida 180°. Estaba tan agradecida con la vida por todo. Desde que Jazz entró a mi mundo, todo ha sido completamente diferente. Y ambos hemos aprendido que para amar, no es necesario, entender nada. Para amar, solo se necesitan dos almas que compartan un mismo sentir, un misma pasión y un mismo corazón.
Hola chicas! aquí les traje el epílogo! esperando que les haya gustado =)
Lamento tanta demora... pero tuve que corregir algunas cosas y bueno, jajajajaja terminé cambiándolo todo xD
Gracias por leer! estaré por aquí nuevamente con otra historia! pero antes tengo que decidir que hacer porque comencé escribiendo un fic... pero me vinieron otras ideas jajajajaja mi cabeza está revuelta xD
Hasta la proxima! *.*
xoxo
Cris