Disclaimer: los personajes no me perteneces, ésta corta trama si.

Las frases en cursiva son conversaciones en la lejanía o telefónicas.

Lo que está escrito "entre comillas" son los pensamientos.

La historia está escrita desde el punto de vista de Renesmee Cullen Swan.

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Hay tres cosas en la vida que nadie puede discutir. La tierra es redonda, el cielo es azul y yo amo a Jacob Black.

Como que ese día que se presentaba tan emocionante y precioso podía acabar de tal manera?

Bueno, me explico. Todo sucedió el último día de curso. Yo, en teoría, tenía quince años e iba al instituto de Forks. Mis padres estaban en la universidad, por lo que solo nos veíamos los fines de semana. Yo vivía en casa de mis abuelos, con ellos, tío Emmet y tía Rosalie. Alice y Jasper vivían en París, donde Alice estudiaba para diseñadora de moda y Jasper estudiaba historia del arte. Total, que yo ese día me levanté súper ilusionada porque, como he dicho, era el último día del curso y porque esa noche se celebraba el baile. En realidad, no tenía pareja para el baile, pero no me importaba, todo formaba parte del plan: mis amigas Claudia y Estela, y mi amigo Fred y yo íbamos a ir juntos. Las chicas nos vestiríamos de esmoquin y Fred… bueno, será bueno verlo con un vestido largo.

Ya se que es una idea un poco estúpida, pero de lo que estoy segura es de que nos lo pasaremos bomba. Además, porque debemos hacer lo que hace todo el mundo? Por otra parte, solo habría un motivo para gastarme un dineral en un vestido, y Jacob no estaba disponible. Estaba demasiado ocupado, así que… a revolucionarse!!

Tardé bastante en levantarme ese día, pero en cuanto vi en el calendario el día que era, me levanté a toda prisa y fui corriendo hacia la cocina, donde solo estaba Emmet, que se me quedó mirando con los ojos y la boca bien abiertos.

- Que pasa?! – dije sin moverme del sitio. – Es que tengo algo en la cara o que?

- Te das cuenta de que no llevas pantalones? – balbuceó sin quitarme la vista de encima.

- Los llevo puestos. – me miré bien y entendí su cara de sorpresa y su pregunta. Llevaba unos pantalones de pijama bastante cortos. En realidad, eran tan cortos que parecían unas braguitas. Ya, es que tú a ésta hora siempre estás durmiendo y nunca me has visto en pijama. – dije sentándome a la mesa.

- Cierto.

- Bueno, vas a dejar de mirarme? – estaba empezando a sentirme incómoda con sus ojos clavados en mi.

No obtuve respuesta. Oí el ruido de la puerta al salir Emmet de la cocina, aunque podía oírle hablar a lo lejos.

Por dios Emmet, es tu sobrina, deja de pensar en ella. Como Edward o Bella se enteren de lo que estás pensando… y como se entere Rosalie…

- Maldigo al que dijo que los vampiros debíamos tener el oído tan fino. – murmuré. "Que rayos le pasa a Emmet? Que es lo que está pensando que le perturba tanto?"

Decidí dejar de pensar en ello y me terminé el desayuno que me había preparado Emmet. Recogí y lavé los platos y me fui a vestir. Esa mañana me vestí con una falda larga hasta los tobillos de color caqui y una camiseta sin mangas y una cazadora encima. Emmet ya me estaba esperando en el coche.

- Y tía Rosalie? – pregunté mientras íbamos de camino al instituto.

- Ya se ha marchado. Nos espera en el gimnasio. – dijo sin siquiera mirarme.

Si, es cierto. Aun no he dicho que Emmet, Rosalie y yo estábamos en el comité organizador del baile.

- Emmet, que te pasa?

- A mi? Nada. A mi? Porque me tiene que pasar algo? A mi no me pasa nada.

- Vale. – obviamente algo le pasaba y no me lo quería contar, algo realmente extraño en él. Emmet y yo éramos muy amigos, y siempre nos lo contábamos todo. Era el único que sabía lo que sentía por Jacob.

Ninguno de los dos dijo nada durante el reto del camino, ni siquiera mientras íbamos de camino al gimnasio. No había ningún coche allí, ya que aún faltaba una hora y media para que empezaran las clases.

Rosalie estaba en una esquina del gimnasio, organizando a todo el mundo, que se pusieron manos a la obra en cuanto Emmet y yo llegamos a ellos.

Ah! También olvidé decir que todos nos evitaban. Para todos, éramos los freakies, aun no se el porque, pero me daba igual.

- Vaya cara que traes, Emmet. – dijo Rosalie dándole un beso a Emmet.

- No he dormido bien. – bromeó sonriendo brevemente.

- Venga, los dos, manos a la obra, id a la tienda de decoración a buscar lo que nos falta, venga. – dijo empujándonos de nuevo hacia la calle.

El silencio volvió a reinar en el coche mientras íbamos al pueblo. Ya me estaba cansando. No podía dejar de pensar en que podría estar pasándole a mi tío y amigo.

Entramos a la tienda y allí nos dieron lo que tenían reservado para nuestro baile. Lo cargamos todo en el jeep de Emmet y, en cuanto quiso volver a entrar al coche, le sujeté del brazo y le detuve.

- Bueno, vas a decirme ya que es lo que te pasa? – dije empujándolo contra el coche.

- Que haces?

- Me tienes preocupada. No me has dirigido la palabra en todo el camino. Cuéntame que te pasa.

- No me pasa nada, ya te lo dije. Es que no puedo pensar en mis cosas, o que?

- Claro que si. – dije bajando los brazos, pegándolos a mi cuerpo y me fui hacia el asiento del copiloto. – por cierto, tengo que hablar contigo de un asunto.

- De acuerdo.

- Es importante.

- De acuerdo.

Me metí en el coche y cerré la puerta de golpe. Emmet arrancó con suavidad y avanzamos hacia el instituto. Cuando íbamos a entrar al aparcamiento, Emmet dio un volantazo y se desvió hacia una senda que daba al bosque.

- Que haces? – pregunté sorprendida, aunque no me respondió.

Frenó bruscamente al llegar al bosque, salió del coche y abrió mi puerta con fuerza. Emmet me cogió de la mano y tiró de mí unos cuantos metros. Me dejé llevar hasta donde había un gran árbol caído. Emmet se sentó en él y yo le imité.

- Que pasa?

- No querías hablar?

- Si. Recuerdas que la semana pasada me quedé cuatro días en casa de Fred y Claudia?

- Si.

- Creo que no será la única vez que lo haga.

- No te entiendo.

- Digamos que tendré que pasar cuatro días al mes fuera de casa. – dije sin atreverme a mirarle. Era un tema delicado y me sentía incómoda hablando de ello, pero Emmet era la única persona en la que confiaba realmente, aunque me exponía a ser el fruto de sus bromas.

- Creo que deberías hablar de esto con Esme.

- Veo que me has entendido a la primera. – dije ahora mirándole a los ojos. – te incomoda que lo hable contigo?

- Si.

"Uau, no me esperaba esa respuesta."

- Pero somos amigos, y debo escucharte. Gracias por confiarme tu secreto. – dijo poniendo su mano en mi hombro. – bueno, y que me cuentas de ese tal Fred. Hay algo entre tú y él?

- Que? No, no. Solo somos amigos. Además, ya sabes que amo a Jacob.

- Pero puede gustarte. No estaría mal que te fijaras en alguien más. Creo que a él le gustas.

- Ya, pero… no se… no sabría que hacer. Es cierto que me ha insinuado que le gusto, pero…

- Nunca has besado a un chico?

- De haberlo echo, lo sabrías. Además, creo que no sabría como hacerlo. – admití mirándome los zapatos.

- Tranquila, sabrás.

- Tú me enseñarías? – dije teniendo una idea.

- Como quieres que te enseñe? Eso no se explica, se practica. – dijo callando de golpe. Había entendido mi insinuación. – no, no, no. De eso nada. Eres mi sobrina. – dijo alejándose de mi.

- Por eso, hay confianza. Además, no eres mi tío de sangre.

- No, me niego.

- Emmet, por favor. Voy a parecer una retrasada si Fred quiere besarme y yo no se.

- Estás como una cabra. No pienso hacerlo. Volvamos, Rosalie nos estará esperando.

- No lo sabrá nadie, lo prometo.

- Lo sabrá tu padre.

- Ajá, o sea que no quieres hacerlo porque mi padre se enteraría. – dije poniéndome en pie, siguiendo a Emmet mientras éste iba retrocediendo.

- No, no es ético.

- Vamos… - supliqué saliendo corriendo tras él, que había salido a toda prisa a través del bosque, huyendo de mi.

Por suerte, había adquirido la velocidad de mi padre, por lo que lo atrapé antes de que pudiera meterse en el coche y pudiera dejarme ahí tirada,

- Emmet, es que no puedes concederme el único favor que te he pedido en toda mi vida?

- Eres de mi familia. No puedo hacerlo. – hablaba con dolor en la voz, lo cual logró hundirme.

"Pero que es lo que estoy haciendo? Por dios! Es que he perdido el juicio?"

- Perdóname, Emmet. No debí pedirte tal locura. Supongo que cuando llegue el momento, sabré lo que hacer. – dije subiéndome al coche.

Oí a Emmet suspirar y entró al coche.

Fuimos hacia el instituto en silencio, aunque Emmet tomó mi mano, que tenía sobre mi muslo, y me sonrió.

Rosalie nos echó una buena bronca por llegar tan tarde, aunque Emmet logró callar sus quejas con un beso, mientras yo me escaqueaba hasta donde estaban mis amigos, que también organizaban el baile. Estaban un poco apartados del resto del comité. A ellos también los tenía por bichos raros.

- Bueno, como va la decoración? – pregunté dándoles una caja llena de cosas para retocar las cosas.

- Genial. Solo falta lo que traes tú. Dijo Claudia cogiendo la caja y empezó a sacar el contenido junto a Estela. Fred me tomó de la mano y tiró de mi hacia el pasillo.

- Que haces, Fred?

- Necesito hablar contigo un momento, te importa?

- Claro que no, dime.

- Bueno, en realidad no es hablar, sino ver tu reacción a algo que quiero hacer. Puedo?

- Hacer el que? – pregunté inocentemente. Como podía imaginar que Fred se acercaría lentamente a mi, acorralándome contra la pared, y me besaría.

No supe como reaccionar. Simplemente me dejé llevar.

Rodeé su cuello con mis brazos y seguí los movimientos de sus labios. Sentí un escalofrío al sentir su lengua rozar la mía, aunque debo admitir que me gustó la sensación y seguí su roce, sintiendo su sabor.

Sentí una mano recorrer mi espalda, por debajo de la camiseta.

- Fred, para. – dije sin separar mis labios de los suyos.

- Perdona, me he pasado. – dijo alejándose unos pasos de mi.

- No, no. Es que… no se… es que creo que íbamos un poco deprisa. Ya sabes, estamos en el pasillo del instituto. – dije haciéndome la experta.

- Ya, lo siento, pero es que no pude evitarlo.

- Ya te he dicho que no pasa nada. – dije cogiendo su mano. – creo que será mejor que volvamos, antes de que Rosalie venga a buscarnos y nos lleve a rastras al gimnasio.

- Si, vamos.

Volvimos al gimnasio cogidos de la mano. Mientras él fue hacia donde estaba Claudia, su hermana, y Estela, yo fui en busca de Emmet, al que no se veía por ninguna parte.

- Donde narices estará?

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Locas ideas que se me ocurren cuando me aburro en el trabajo.

Que os ha parecido?

Ya se que parece inacabada. En teoría, iba a ser un one shot, pero conforme iba escribiendo, se me iban ocurriendo cosas nuevas, por lo que será un pequeño fic de unos pocos capítulos.