Disclaimer: Los personajes y todo lo que sea referente a los libros de C.S Lewis no son mios, ok?
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Por fin el final!
Y bueno quiero agradecer a cada uno de los que leyeron y siguieron mi fanfic capitulo por capitulo
Mil gracias:
KatherineElenaSalvatore, Flower Marie princess, abgaarye, Watanuky, Meital-Lupin, YeseniaRocio, Flower of Night, Koori Hana, NellaLerman, AgathaDark, iloveedmund, sandra91296, Kayleigh More, Okashi P
Por sus reviews, les agradezco que se hayan tomado la molestia de dejarme saber su opinión y por animarme a seguir adelante n.n
Espero no decepcionarles
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Hasta el final de los días
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La tarde siguiente se preparaba una gran fiesta en el castillo, las dríades iban de un lado a otro decorando el gran salón del trono, el olor a comida recorría todos los pasillos y un ambiente de alegría se asentaba en todas partes.
- ¿De verdad aun está ahí? -preguntaba Peter al entrar a la habitación de Edmund.
- Si -respondió Edmund- justo cómo lo dejamos.
Ambos se pararon frente al juego de ajedrez y lo miraron con aire de nostalgia.
- Recuerdo que iba ganando -dijo Peter con una sonrisa burlesca.
- ¿Qué te parece si lo terminamos? -dijo Edmund intentando no reírse de él.
- Me parece bien -aceptó sentándose en una silla mientras Edmund se sentaba frente a él.
- ¿Qué están haciendo? -preguntó Lucy que entraba junto con Susan, ambas ya traían puestos unos hermosos vestidos para la gran celebración.
- Sólo terminamos el juego de ajedrez que dejamos inconcluso hace tiempo -dijo Peter observando las piezas del tablero y moviendo una.
- ¡¿Ajedrez? -exclamó Susan- Pero si la fiesta está por comenzar -dijo apurada.
- No te preocupes Susan -dijo Edmund sonriendo ampliamente mientras movía una pieza- Jaque Mate. Ya terminamos -dijo levantándose y caminando hacia sus hermanas sin perder la sonrisa en su rostro. Peter se quedó viendo el tablero sin poder creerlo y después también sonrió resignado levantándose y reuniéndose con sus hermanos que intentaban no reírse y los cuatro juntos salieron de la habitación.
- La próxima vez te ganaré -dijo Peter sin perder la esperanza. Cuando dijo esto Susan, Edmund y Lucy estallaron en carcajadas, después de un segundo él también se les unió y así se dirigieron a la sala del trono.
El salón estaba decorado por cientos de flores y el estandarte de Narnia colgaba por todas partes, la comida estaba servida en grandes mesas para que agarrara el que quisiera, era la comida más vistosa y deliciosa que podrían probar en su vida.
Podría decirse que toda Narnia estaba reunida ahí para celebrar la gran victoria, los narnianos bailaban y cantaban con alegría, una agradable música ambientaba el lugar y no había ni uno solo que no mostrara en su rostro una amplia sonrisa. Los Pevensie disfrutaban felices de todo lo que les rodeaba, les recordaba a la época dorada que habían vivido siglos atrás, no querían que ese momento terminara.
Las puertas del salón se abrieron lentamente dejando ver una majestuosa figura, cada narniano inmediatamente se arrodilló al ver al gran Aslan en persona y le abrieron paso mientras él caminaba hacia el centro del salón, los cinco reyes se pararon frente a él e hicieron una reverencia, después Lucy corrió contenta a abrazarlo.
- Te he extrañado mucho, Aslan -dijo ella feliz al verlo otra vez.
- Es un honor verlo aquí, señor -llegó con una gran reverencia el ratón Reepichip.
- ¿A qué se debe tu visita, Aslan? -preguntó Caspian cortésmente.
- Vengan conmigo Reyes y Reinas de Narnia, se los explicare en un momento -habló él con voz impasible. Los cinco se miraron preocupados, por sus mentes pasó que ahora que la guerra había terminado y había paz en Narnia su misión ahí había concluido y era momento de volver. Con el semblante triste, los cinco siguieron a Aslan fuera del salón del trono con todas las miradas puestos en ellos.
Siguieron a Aslan hasta la orilla de la playa, el sol estaba a punto de ocultarse y el cielo mostraba un tono rojizo, el león se volteo a ellos y los miró por un momento.
- ¿Por qué están tristes? -preguntó él con voz calmada. Todos se miraron nuevamente pero nadie dijo nada.
- ¿Nos mandarás a casa? -preguntó Lucy con temor después de unos segundos de silencio.
- ¿Desean hacerlo? -preguntó él.
- ¡No! -dijeron los cuatro hermanos al mismo tiempo asustados de que los regresara.
- Entonces así será –terminó.
- ¿Podremos quedarnos? -preguntó Peter conteniendo la emoción por las palabras de Aslan.
- Ya no hay nada más que los ate a ese mundo -explicó Aslan- Han aprendido de sus errores y ahora las puertas de Narnia están abiertas para ustedes, ahora este es su hogar.
Los cuatro saltaron de alegría y se abrazaron emocionados, también Caspian celebró con ellos y Susan lo abrazó contenta. El deseo que tanto habían anhelado y que parecía un sueño muy lejano por fin se hacía realidad, desde el momento en que por primera vez habían dejado Narnia no había otra cosa que desearan más, que regresar y vivir ahí por siempre. Y Aslan ahora se los había permitido, era lo mejor que les podía haber pasado, y sus gritos de alegría lo constataban.
Lucy se separó de los demás que aún seguían festejando y miró a Aslan.
- ¿Qué pasará con el profesor? -preguntó ella preocupada. Al hablar todos callaron y prestaron atención - Se pondrá triste cuando no regresemos.
- No te preocupes por ello, querida -respondió Aslan calmado- Él sabe que no regresarán.
- ¿Lo sabe? -dijo Susan extrañada- ¿Cómo?
- Yo mismo se lo dije -dijo él, aquella revelación los sorprendió bastante. Nunca se habrían imaginado que Aslan y el profesor Kirke hubieran estado en contacto.
- ¿Qué hay del brazalete que estaba en el paquete que nos encargó enviar? -preguntó esta vez Peter- ¿Sabía entonces que nos ayudaría?
- Así es -respondió Aslan- Ese brazalete fue creado por su tío cuando se encontraba en sus últimos días, y en él se guarda una gran magia. Digory lo sabía y se los dio a ustedes para ayudarles cuando lo necesitaran.
- Entonces… -dijo Edmund confundido - Si no nos mandarás de vuelta y el profesor Kirke lo sabía ¿Por qué razón nos trajiste aquí?
Era algo que ninguno se había puesto a pensar y esperaron la respuesta de Aslan. Creyeron ver que en el rostro del león se asomaba una pequeña sonrisa.
- Tengo un regalo para ustedes -dijo él- pero sólo durará unos minutos -les advirtió.
Los cuatro Pevensie y Caspian lo miraron extrañados e intrigados por el regalo que tenía para ellos. Aslan se giró de cara al mar y exhaló su cálido aliento al aire.
Al mirar al sol que poco a poco se ocultaba en el mar, dos figuras transparentes aparecieron caminando sobre el agua hacia la orilla, cada paso que daban se hacían más sólidas y nítidas. Hasta que pusieron los pies sobre la arena y pudieron ver con alegría de quienes se trataban.
- ¡Papá! ¡Mamá! -gritaron los cuatro a coro emocionados mientras corrían hacía ellos y los abrazaban fuertemente. Sus padres los recibieron con una calurosa sonrisa y los abrazaron igualmente.
- ¿Cómo es que están aquí? -preguntó Peter sin apartarse de ellos al igual que lo hacían todos sus hermanos, temían que se desvanecieran en el aire y solo fueran una ilusión- ustedes…
- En realidad morimos en Inglaterra -les confirmó su padre.
- Pero fuimos llevados al país de Aslan -continuó su madre- ahí es donde les esperaremos hasta que llegue su momento.
- ¿Tendrán que irse? -preguntó Lucy tristemente.
- No estés triste querida -le dijo su madre- tú querías recordarnos con una sonrisa ¿no es cierto? Pues nosotros también queremos verlos felices así como nosotros también lo estamos allá. - No deben preocuparse por nosotros -les dijo su padre- vivan sus vidas y sean felices.
- Vamos a extrañarlos demasiado -dijo Susan con lágrimas en sus ojos.
-Y nosotros a ustedes -respondieron sus padres.
-Pero un día volveremos a estar juntos -habló su padre- y ya no nos separaremos -Los cuatro volvieron a abrazarlos reteniendo en sus recuerdos ese momento el mayor tiempo posible antes de que se acabara.
Caspian los miraba apartado con una sonrisa nostálgica, Lucy y Edmund le habían contado cómo habían perdido a sus padres, no podía imaginar el dolor que había sido para ellos, se merecían ese momento más que ninguno.
- Caspian -escuchó que una voz lo llamaba, él sorprendido volteo a hacia quien lo llamaba, dos figuras más se pararon a su lado y las contempló sin poder creer lo que sus ojos veían. Un hombre de cabello castaño y piel bronceada lo observaba con una sonrisa y a su lado una mujer de cabello largo y negro lo miraba con sus amables ojos.
- Te has vuelto todo un hombre, Caspian -dijo la mujer con voz dulce.
- ¿Mamá? ¿Papá? -preguntó aun asombrado, no había llegado a conocerlos más que en simples pinturas, pero estaban ahí, era un sueño hecho realidad.
- Sí, Caspian, somos nosotros -respondió su padre. No demoró ni un segundo más y se arrojó a los brazos de ambos como si su vida dependiera de ello- Estamos muy orgullosos de ti, hijo -le susurró su padre.
- Te amamos, Caspian -le dijo su madre- nunca lo olvides.
Para los cinco reyes, el poder reencontrarse con sus padres nuevamente después de haberlos perdido era el mejor regalo que Aslan podía darles en ese momento, se abrazaron, rieron y al final de el momento que recordarían toda su vida, cuando los rayos del sol estaban a punto de ocultarse por completo, llegó el momento de despedirse.
- Ya es hora -habló Aslan acercándose a ellos.
Fue muy duro tener que despedirse nuevamente, pero el saber que no era una despedida sino un hasta luego era lo único que los consolaba en ese momento y después de unas cuantas lágrimas pero con sonrisas sinceras, y una pequeña advertencia por parte del señor Pevensie hacia Caspian sobre que tratara bien a su hija, se despidieron de ellos con la promesa de que volverían a verse de nuevo. Los cuatro fantasmas caminaron hacia los rayos del sol desvaneciéndose en el aire y desapareciendo junto con el último destello de luz.
- Sean buenos reyes -les dijo Aslan una vez que desaparecieron sus padres- Y gobiernen con sabiduría.
- Así lo haremos, Aslan -respondieron los cinco al unísono.
- ¿Te volveremos a ver? -preguntó Lucy alicaída.
- Yo siempre estoy con ustedes -dijo él- Larga vida sea para ustedes Reyes y Reinas de Narnia.
Lucy lo abrazó con fuerza por última vez para después regresar a donde estaban sus hermanos y Caspian quienes se despidieron con una reverencia, después de eso un fuerte viento levantó la arena de la playa cegándolos por un momento y al volver a ver, el león ya no estaba. A ninguno le sorprendió ese hecho pues sabían que Aslan no era de quedarse mucho tiempo en un solo lugar, pero a pesar de eso no pudieron evitar sentirse un poco tristes por ello, pero en su corazón sabían que él no los había dejado y no lo haría nunca.
Regresaron juntos al castillo donde continuó la celebración y la alegría por varias horas más; después de todo ya no había nada que temer. Pues después de haber sido derrotados, los calormenos fueron obligados a abandonar Narnia y no les quedaron ganas de volver otra vez.
Y la paz perduró en Narnia al mando de los cinco reyes, quienes gobernaron con sabiduría y justicia hasta el final de sus días.
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Bueno espero que hayan disfrutado del final
esta no será la última vez que me verán por aquí
tengo muchas historias en proceso de publicar
solo que no puedo ponerlas todas al mismo tiempo o morire XD
Dejo una encuesta en mi perfil :P
Muchas gracias por su paciencia y por seguir leyendo n.n
¿Dudas y comentarios? dejen un review :P
nos vemos :D
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