Disclaimer: los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

*Sniff* Último capitulo *Sniff* Lamento decir que no habrá secuela, por eso hice un epílogo muy largo. Infinitas gracias por sus reviews, me hicieron muy feliz, espero que les guste esté ultimo cap, es dedicado a ustedes. Los amo.


Epílogo: Un felices para siempre.

—Vamos, Bella. Apúrate— me gritaba Alice desesperada, por Dios está mujer puede sufrir un derrame cerebral en cualquier momento, lo juró. Y eso que yo soy la hormonal —Isabella Swan, quieres esperar a que Carlie esté en la universidad para salir, ¿verdad?— pensé muy seriamente en derramar rímel en el vestido, creo que es un muy buen plan. —Te juró que si el vestido tiene una mínima mancha te cortaré la cabeza— mal plan.

—Lo siento, Alice. No todos tenemos velocidad vampírica como tú— le bromeé. —Además si lo ensucio tenemos otro, ¿recuerdas?— le dije riéndome.

—No bromees con eso, además cuantas veces tengo que explicarte que no puedes estar con el mismo vestido en el banquete. ¿Qué tanto hacías haya dentro?—me preguntó desesperada.

—Tenía que llenarle un biberón a mi hija, no querrás que mi hermoso vestido se arruine por la leche a mitad de la misa, ¿Verdad?— descubrí por las malas, que mi cuerpo produce leche todo el día.

—Como sea, nada mas termino con unos detalles del maquillaje que arruinaste— me reclamó —Y te pongo el vestido.

—Alice, creo que después de pasar por un parto, tengo la suficiente destreza de ponerme un vestido de novia— le dije sarcásticamente. Hoy me estaba vengando un podo, es muy divertido hacer a Alice desesperar cuando te utiliza de barbie Bella.

—Bella, te lo advierto, no me hagas perder la paciencia. — me dijo un poco enojada. Empezó a retocar un poco mi maquillaje y después me puso el vestido para la iglesia. Tengo que aceptar que está hermoso, es perfecto. Tiene una cola hermosa en forma de abanico, un pequeño cinto de diamantes que rodea donde termina mi busto, es estraple. Es simplemente maravilloso, aunque se me remuerde un poco la conciencia por el precio, no me quiero imaginar cuantos miles de dólares costo. —Te ves hermosa— me dijo emocionada —No puedo creer que Edward y tú por fin se casen.

—Yo tampoco lo puedo creer— estoy muy nerviosa. Yo se que es un poco tonto, pues Edward y yo tenemos un hija, además hemos vivido juntos por más de dos meses. Pero no puedo creer que en unas horas seré oficialmente la Sra. Cullen. Alice volvió con un vestido hermoso, color aqua y corte de sirena, se ve reamente increíble. Por primera vez la veo con el pelo recogido en un hermoso moño. Yo tenía el pelo recogido en un moño también, pero tenía un velo hermoso que lo adorna.

—Bien, el auto nos espera. ¿Estas lista?— me preguntó. Oh por Dios, ya es hora. Sentí como me empezaba a faltar el aire. —Bella respira. Calma, te aseguró que todo saldrá hermoso. Eres la novia más hermosa del mundo. — tomé un gran respiro y traté de relajarme.

—Muchas gracias, Alice. Y no solo por la boda, por todo. Por ser la mejor de las hermanas, te amo mucho. — le dije sinceramente.

—Aww Bella, me harás llorar. — rodé los ojos ante su broma —Sabes que tú también eres la mejor hermano con peor gusto para vestir.

—Buena forma de arruinar el momento— me reí.

—Anda, vamos. La novia no puede llegar tarde— me empujó por la puerta.

—¿Dónde está Carlie?— le pregunté un poco ansiosa.

—Ella y Esme se adelantaron. Rosalie, tú y yo tenemos que llegar juntos como lo dice la tradición. Además no podemos someter a Carlie a está espera. — me muero de ganas de ver a mi bebé. Alice le compró un vestido hermoso. Nos subimos a la limosina y empezó el viaje a la iglesia. Nos casaremos en la catedral de Seattle, decidimos que estaba mejor que la pequeña iglesia de Forks. Nos estamos hospedando en el Westen Hotel Seattle, es realmente hermoso. En ese mismo hotel tendremos la recepción de la boda.

Tardamos aproximadamente 20 minutos en llegar a la iglesia, esto solo hizo que mis nervios crecieran. Todos los invitados y mi familia estaban reunidos afuera de la iglesia, Edward no estaba ahí, según la tradición tenesmo que esperar a estar en el altar para vernos. Me moría de ganas de verlo de abrazarlo. Mi hermano estaba listo para recibirme en cuanto baje del auto.

—Te ves realmente hermosa, Bella— en sus ojos se podía ver la alegría y la nostalgia.

—Tú te vez muy guapo— le devolví el cumplido distrayéndome para no llorar.

—Sabes lo feliz que estaría mi papá en estos momento— me hubiera encantado que Charlie estuviera aquí con nosotros. René al final de cuentas no pudo venir, Phil volvió pidiéndole perdón y pues sabemos lo que paso después.

—Y tú sabes lo orgulloso que estaría mi papá en estos momentos de ti— le dije al borde de las lágrimas —Eres el mejor hermano mayor del mundo.

—Bella— dijo abrazándome— Te voy a extrañar tanto. No te imaginas cuanto. Prométeme que vendrás seguido a verme— me dijo sin dejarme de abrazar. Yo me aferré más a él.

—Lo haré, vendré seguido a verte— le mentí. Habíamos decidido que cuando Carlie cumpliera 3 años yo iba a convertirme, así que no podré verlo después de eso.

—Creo que es hora de que entremos, él novio puede pensar que te escapaste— me dijo entre risas para disimulas las pequeñas lágrimas. Gracias a Dios Alice me puso maquillaje a prueba de agua. La iglesia era hermosa por dentro, es sumamente antigua, así que todo es realmente tallado a mano. En él altar me estaba esperando mi adonis personal. Se ve deslumbrante como siempre. Mi pequeña Elizabeth estaba en los brazos de Esme, se veía realmente adorable en ese vestido rosa. Tenía su propio ramo de flores, Alice a veces puede ser un poco extremista.

—Cuídala como a tú vida— le pidió mi hermano.

—La cuidaré mas que a mi vida— le corrigió Edward.

—Te ves…ni siquiera tengo palabras— me dijo dándome un suave y rápido beso. Yo como siempre me sonrojé como si fuera una adolecente enamorada. Aunque creo que eso soy. Una adolecente, esposa y madre, y siendo sincera no puedo estar más feliz por ello.

La ceremonia empezó rápido, él sacerdote habló de la importancia de la familia en la vida de los hijos y nos deseó mucha felicidad. Cuando llegó el momento de decir los votos, mi voz se cortó. No podía decir ni una sola palabra completa sin llorar, los ojos de Edward me indicaban que si él pudiera, estaría llorando conmigo en esté momento. Cuando nos declararon oficialmente marido y esposa mi vista se nubló por completo. Las lágrimas corrían libremente mientras besaba a Edward, fue el besa más dulce y apasionado que nos hemos dado.

Cuando salimos de la iglesia todos nos aventaron arroz y nos abrazaron. Mientras terminaba de abrazar a la novia de mi hermano, escuché la voz de una persona que nunca me imaginé que estuviera ahí.

—Muchas felicidades, Sra. Cullen— murmuró Jacob a mi espalda.

Yo me volteé y lo abracé muy fuerte, no puedo creer que esté aquí, en mi boda.

—Jake, no puedo creer que estés aquí— le contesté emocionada.

—No me perdería tu boda por nada del mundo. Siento mucho la tardanza— en su voz todavía podía percibir un poco de tristeza, pero no como antes. Estoy segura que muy pronto conocerá a su pareja ideal. —Tienes a la hija más hermosa del mundo.

—Verdad que sí. Todavía no me creo que sea mamá— hablar con él volvía a ser algo tan natural como respirar. En ese momento llegó Edward a saludarlo.

—Muchas felicidades, cuídala mucho— estrechó su mano, como señal de tregua.

—Muchas gracias, Jacob. Te prometo las cuidaré como lo que son, mis tesoros.— Edward y yo nos fuimos en la limosina al hotel.

Tenía que ir a mi cuarto a cambiarme de vestido, antes de la recepción. Lo bueno fue que esta vez si me acompañó Edward y mi pequeña Carlie.

—Mis dos mujeres se ven hermosas— dijo dándole un beso a Carlie en la mejilla y otro a mí. Alice estaba en nuestro cuarto, me llevé un susto cuando salió de la nada. Me ayudó a ponerme el segundo vestido, igual de hermoso, pero aún no puedo entender por qué comprar dos vestidos para una sola boda.

Cuando llegamos a la recepción, todos los invitados, nos recibieron con aplausos. Gracias a Dios por el maquillaje, así no se habrá notado mi rubor permanente. Cuando llegó el momento del vals, me puse muy nerviosa, no quiero tropezarme en mitad de la balada. La canción que escogimos fue la de sabes, de reik. Al final si pudimos bailar bien el vals, después de esté, Edward y yo, bailamos con todos los invitados. El ramo lo agarró Ángela. Pobre Ben, su cara fue de completo terror. Hombres. Al momento de quitarme la liga, Emmett y Jasper empezaron a chiflar, casi muero de vergüenza. También intentaron quitarle la ropa al novio después de eso, pero afortunadamente intervinieron Carlisle y Esme a tiempo. Cuando llegó el momento de partir el pastel, tuve un pequeño accidente gracias a mi torpeza. Cuando la rebanada de pastel estaba a punto de llegar al plato, decidió morir, así que cayó en los zapatos de Edward. Gracias a Dios, se pudieron limpiar. Después de la ceremonia, Edward y yo, nos fuimos a la suite de recién casados. Carlie hoy se quedará con sus abuelos. No me gusta dejar a mi bebé, pero me gusta la idea de un momento a solas con Edward.

— ¿Te gustó la boda, amor?— me cuestionó con una hermosa sonrisa.

—No tienes idea de cuenta, es la segunda mejor noche de mi vida— le repliqué dejándome caer en sus brazos, completamente rendida.

— ¿Quiere dormir, Sra. Cullen?— me provocó levantando una ceja.

—Oh, Sr. Cullen. No tiene idea la noche que nos espera, le aseguró que haremos de todo, menos dormir— le devolví la carta. Él solo se rió ante mi insinuación. Es una idiotez que lo diga, pero creo que nunca había disfrutado tanto hacer el amor con Edward. Simplemente, el hecho de estar casada, con él. Es realmente existente, y además, que con eso sellamos nuestro pacto de amor.


Estábamos en el aeropuerto, esperando por nuestra familia. Hace dos meses que no los vemos. Carlie, Bella y yo, acabamos de regresar de nuestra "luna de miel" en isla Esme. Fueron las mejores vacaciones de mi vida. Mi hermosa hija ahora tiene cuatro meses. Desde hace dos meses ha empezado a sonreírnos a Bella y a mí. Además de balbucear, lo hace todo el tiempo, son los sonidos más hermosos del mundo. El lado malo de está creciendo, es que se lleva todo a la boca, no podemos dejar nada a su alcance, si no sabemos que terminará con saliva de bebé.

No puedo explicar lo feliz que soy, porque no hay palabras que lo describan. Se que no merezco tanta felicidad, pero la apreció mucho. Mis padres no tardaron mucho en llegar, yo estaba cargando a mi pequeña princesa, es una bebé muy activa y observadora, se que heredó eso de su madre.

— ¿Esa cosa hermosa, es mi pequeña Elizabeth?— le habló mi mamá. Ella le regaló una de sus deslumbrantes sonrisas. Mientras estuvimos de viaje, sé que extrañó mucho a la familia. Al igual que Bella y yo.

—Hola mamá, papá— los saludé mientras le entregaba a Elizabeth a mi madre.

—Hola hijo, ¿Cómo les fue en sus vacaciones?— nos preguntó mi padre.

—Muy bien, Elizabeth se portó de maravilla. Y el clima, era espectacular. — le contestó Bella.

—Me alegro mucho. Sus hermanos nos esperan en la casa, están preparando todo para la mudanza.— nos explicó. Pasado mañana, nos mudaremos a Londres, queremos vivir allí por algunos años. Se que Bella está un poco triste por dejar a su hermano, pero creemos que es lo mejor. Nos parece, que empezar desde cero es un lugar, le dará más estabilidad a Elizabeth, así que los dos estamos contentos y juntos.


—Calma, princesa. — consolaba a Elizabeth, caminando de un lado al otro por la habitación. Ahora tiene seis meses, y ha empezado a molar. Estás noches han sido un poco, agotadoras. A pesar de que Edward me ayuda en todo, a veces no se duerme si no la pongo sobre mi pecho. Hemos descubierto que, depende de su humor, si quiere dormirse en el pecho de Edward o mío, pero definitivamente es su lugar favorito para dormir. Todos están de cacería, nos quedamos sólo Elizabeth y yo, quien estaba un poco molesta por su irritación. Su llanto disminuía poco, a poco. Sus ojitos, llenos de lágrimas, se cerraban. —Duerme, amor mío. Te prometo que mañana será mejor. — me acosté en la cama, y la acomodé con mucho cuidado sobre mi pecho.

Estos seis meses y medio, han sido los más felices de mi vida, pero al mismo tiempo, creo que también los de más aprendizaje. Cuidar a un bebé, no es nada fácil. Aún en una familia de vampiros, donde nadie duerme. Una vez, en una platica sobre el embarazo adolecente. Una profesora dijo algo, que, solo ahora comprendo. Ella dijo: "cuando eres madres, nunca vuelves a dormir igual". Pero ella no se refería a las horas de sueño por la noche, que es lo que yo pensaba. Ella se refería a que, cuando eres madre, creas un vínculo inexplicable con tu hijo. No puedes estar lejos de él, o de ella. Tú solo piensas en una cosa, tu hija. No hay nada más que ocupe tu mente. Y por lo que veo, ese vínculo, también aplica a los padres. No tengo duda del amor de Edward por Elizabeth, en su mirada lo que único que encuentro, es admiración. Por ambas partes, admito que me pongo un poco celosa, por el vínculo creado entre Carlie y él, es indestructible.

Es por todo esto, que no entiendo la actitud de mi mamá. Desde aquel día en el que hablamos, no he vuelto a saber de ella. Ni siquiera sabe que ya nació su nieta, y por lo visto creo que no le importe. Pero a pesar de eso, no le guardo ningún rencor. Al contrario, siento un poco de lástima por ella. Se que algún día se dará cuenta de su error. Pero, desgraciadamente, será muy tarde.

—¿Cómo estás mis princesas?— me llamó Edward, en voz baja.

—Se acaba de dormir, ha estado un poco necia. Creo que extrañaba a su papi— le dije haciéndole un puchero.

—Yo también las extrañaba — le entregué a Elizabeth para que se la acomodara en el pecho. Ella se acurrucó gustosa en su pecho, y siguió profundamente dormida. —Debe de tener mucho sueño, no ha dormido en una semana.

—Ni nosotros tampoco— le bromeé, sabiendo muy bien que él no tiene que dormir.

—Crece tan rápido— murmuró acariciando su cabello.

—Lo sé. Sin darnos cuenta, estaremos bailando en su boda.— mi pequeño ángel, será la mujer más bella y hermosa. Es difícil imaginarme a alguien que merezca su amor.

—Bella, hemos hablado de esto. Nuestra hija no se casará, nunca. Nunca. Creo que la enviaré al internado irlandés. Será una muy buena monja— explicó con mucha seguridad. Ni siquiera me molesté en responderle. Solo me reí por horas. O hasta que me dio una mirada de hablo—en—serio—no—le—encuentro—el—chiste.

—Sabes Edward, me encantaría seguir bromeando— hice un énfasis en la última palabra —Pero, estoy muriendo de sueño. Hablamos mañana— le contesté mientras me acomodaba junto a él, y le daba un pequeño beso a mi Elizabeth. Edward cantó para las dos, toda la noche.


—Vamos muñeca, come algo. Por papi, por favor— le rogaba a Elizabeth, acercándole la pequeña cuchara con la asquerosa papilla. Desde hace dos meses, se rehúsa a comerla. Solo quiere la papilla de avena, pero necesita comer otras cosas. Lo malo es que, sacó la testarudez de su madre. Mi pequeña hija, se reí, y trataba de rodar en la silla. Desde que aprendió a gatear, y a sostenerse en los muebles. No soporta estar sentada, en su mente solo piensa en los bellos colores, y las extrañas formas de los objetos. Su nuevo juego favorito: tirar cualquier objeto al piso y recogerlo. Se entretiene horas repitiendo esa acción.

— ¡Lizy!— gritó Emmett. Bella y yo, odiamos el sobrenombre que le ha puesto. —Si te comes toda la comida, tu tío Emmett te llevará al parque— le dijo quitándome la cuchara de las manos, y acercándola a su boca en forma de avión. — Lo ves hermanito, mi sabiduría siempre te sacará de apuros.— agregó. Yo me reí, pero al final le concedí la razón, él había hecho que Elizabeth comiera.

—Emmett, cuantas veces te hemos dicho que se llama Elizabeth, no Lizy. — lo regañé.

—Oh, vamos Edward. Admite que ese nombre está muy largo. No entiendo por que no lo podemos acortar. Además, Lizy, se escucha más tierno— no hay forma de ganarle a Emmett, cuando me entrega su tarjeta de hombre—vampiro.

—No, Edward. No te estoy entregando mi tarjeta de hombre—vampiro. Simplemente, según Rose, tengo que trabajar en mi sensibilidad. Y si me disculpas— se levantó de la mesa y tomó a mi tesoro. —Esta princesa y yo, nos vamos al parque. Rose…

Alcé todo en la cocina. Bella está de compra en el mercado de comida con Esme. Eso me deja sin nada que hacer, hace mucho tiempo que no estaba sólo. Alice y Jasper fueron a un viaje de caza, solos. Y Carlisle está en el trabajo. Después de un debate conmigo, decidí que lo mejor que puedo hacer, es tocar el piano.

Estaba componiendo una canción para mi Bella. Mi esposa. Y justo en ese momento ella llegó a casa. Pensé en ir a recibirla, pero pensé que sería mejor darle la bienvenida con una nueva nana. Aunque, pronto no la necesitará. Podía oír sus pequeños pasos acercarse hacia mí.

—Me alegra que estés en casa, amor. — hablé cuando ya estaba seguro que llegó a la puerta. Me puse de pie, y la envolví en mis brazos. La besé intensamente, como hace mucho tiempo no lo hacía. Lamentablemente, ella necesita respirar, así que duró muy poco. La llevé a un sillón, y la senté en mis piernas. Ella envolvió sus pequeños brazos en mi cuello. Estuvimos un pequeño momento en silencio, disfrutándonos el uno, al otro.

— ¿Dónde está Elizabeth?— me preguntó.

—Emmett y Rosalie, la llevaron a jugar. Como si pudiera jugar. — aunque mi pequeño moustro, disfruta mucho la resbaladilla.

—Así que, ¿Estamos solo?— inquirió levantando una ceja. —Creo que se me ocurre como pasar el tiempo. — me dijo muy seductoramente al oído.

— ¿En serio?— le devolví la pregunta —Me encantaría escucharla, Sra. Cullen. Se acercó más a mi oído, y me dijo unas cosas, que en mi más de siglo de vida, nunca pensé que existieran, y menos que mi inocente Bella las conociera.

—Claro que si no quiere, Sr. Cullen— fingió cara de tristeza y yo, no dude. La cargue en mis brazos, y la llevé a mi habitación. Gracias a Dios, Esme está en el jardín, espero que no nos escuche. De otro forma, creo que quedará traumada.

Nunca en mi vida me imaginé, que Bella fuera tan elástica.


Hoy es el cumpleaños número uno de mi pequeño ángel. Alice había tratado de que le hiciéramos una gran fiesta, pero Edward y yo nos pusimos firmes, le dijimos que no puede hacerle una fiesta con 500 invitados. Al final llegamos a un trato: cuando cumpla cinco años, empezarán las grandes fiestas. Fue lo mejor que pudimos conseguir, ella quería que empezaran desde los tres años.

—da—mi— me llamó mi pequeña.

— ¿Qué sucede pequeña?— le dije acercándome a su cuna. Ella me extendió, un poco molesta. Su vacía tetera. Y me extendió sus bracitos.

—Lete— me pidió.

—Bien, vayamos a darte de comer princesa.— la llevé a la cocina. La coloqué en su silla, mientras le calentaba su fórmula.

—Dapi, Di— saludó a Edward y Alice. Nunca entenderé por qué la llama Di.

—Ángel— murmuró Edward mientras la cargaba. — ¿Cómo se ha portado hoy esta nena hermosa?

—Den (bien) — le replicó aplaudiendo.

— ¿Será cierto? — ella asintió emocionada.

—Dejemos las sorpresas para después, ahora me tengo que llevar a esta pequeña señorita. ¿Me puedes explicar por qué no está cambiada, aún?— me reclamó, arrebatándola de los brazos de Edward.

—Se acaba de despertar, además tiene que comer— le di la tetera ahora con leche. Pensamos quitársela en una semana, así que la estamos consintiendo en ese aspecto, en estos días.

Carlie la tomó gustosa y empezó a beber. —Bueno, no importa. Vamos a cambiarte, pequeña comilona— finalizó desapareciendo de la cocina con mi hija.

— ¿Cómo estuvo el trabajo?— le interrogué a Edward. Vivimos en un pequeño pueblo, muy parecido a Forks, solo que en Inglaterra. Así que somos los "recién llegados". A los dos nos pareció bien que Edward, por fin ejerciera su carrera como doctor. Ahora es un interno en el hospital del pueblo. Y yo voy a la pequeña universidad del pueblo vecino, estoy estudiando literatura. Esme y los demás, siempre nos ayudan con nuestra hija. Son la mejor familia.

—Sin nada interesante. Salí un poco antes de que terminara mi turno, y le compré esto a Elizabeth, iré al auto por su regalo— antes de que pudiera parpadear, él ya había vuelto. — ¿Crees que le guste?— me mostró una gigante, repito, gigante casa de muñecas. Incluso tiene elevador. Le iba a informar que Carlie está muy pequeña aún para jugar con muñecas, pero no quise romperle la ilusión.

—Creo que le encantará. — le mentí. Me regaló una de sus hermosas sonrisas torcidas y me besó. Alrededor de unos 15 minutos después, Elizabeth, llegó con un hermoso vestido de puntitos de colores, rodé los ojos cuando vi la marca. No entiendo que caso tiene comprar ropa de marca para bebé. Crecen muy rápido, pero según Alice. Ninguna sobrina suya se puede vestir con que no sea de diseñador. Dios nos libre vivir en un mundo, donde los bebés se vistan con ropa común.

—Te ves encantadora— la aludí ayudándola a darse una vuelta. Mi pobre princesa, heredo mi torpeza. Así que aún le cuesta un poco de trabajo caminar sin tambalearse.

Llegaron los Cullen faltantes, y empezamos nuestra pequeña celebración.


—Adiós Esme, Carlisle. Cuidan mucho a mi pequeña— le suplicó Bella.

—Amor, solo estaremos fuera una noche, creo que no habrá mucho problema. — hoy es nuestro primer aniversario, iremos a cenar, y pasaremos la noche en una hermosa cabaña. Bella está un poco nerviosa, pues nunca nos hemos separado de Carlie por tanto tiempo. A decir verdad, yo también estoy un poco nervioso. Pero, confió en mis padres y mis hermanos. Terminamos de despedirnos y nos fuimos al restaurant. Encontré un hermoso restaurant, donde sirven la cena en la terraza, es lo que más me gusto. Reservé esa área solo para nosotros, pedí que quitaran todas las mesas, que dejaran solo una. Y también contraté un mesero privado, quiero que Bella tenga la mejor cena de aniversario. Antes de entrar, le tapé los ojos, protestó un poco, pero al final accedió. La senté y le quité la venda de los ojos.

—Edward, es…maravilloso— dijo emocionada. —Muchas gracias, no tenías que hacerlo. Probablemente costó una fortuna.

—No hay límites cuando se trata de sorprenderte— le aseguré. Tuvimos una plática muy amena, y por lo que me dijo, la cena y el postre, estuvieron exquisitos.

— ¿Ya me dirás cuál es la segunda parte de la sorpresa?— preguntó haciendo un hermoso puchero.

—No, tendrás que esperar. — se que odia las sorpresas, pero creo que esta le gustará. Antes de llegar a la cabaña, le tapé, nuevamente, los ojos.

—Alguien quiere jugar al Sr. Super Misterioso, ¿Verdad?— se burló. La ayudé a entrar a la pequeña casa. —Veamos, estamos en un lugar caliente— dijo cuando entramos.

—Eres muy perceptiva, amor— le devolví la broma mientras le quitaba la venda. La cama, estaba cubierta de un edredón blanco y, además, formaron un corazón con pétalos de rosas. Bella, literalmente se quedó sin palabras.

— ¿Algún día me dejarás de sorprender?— habló cuando se recuperó.

— ¿Te gusta?— murmuré nervioso.

—Ni siquiera responderé a esa pregunta— contestó sonriendo. — ¿Qué te parece si en lugar de hablar, disfrutamos de nuestra noche junta?

— ¿Le han dicho lo traviesa que es?— jugué con ella. Esa noche, hicimos el amor, hasta que amaneció.

—————————————————————————————————————————————John— le grité a mi hermano en el aeropuerto.

— ¿Isabella?— me preguntó asombrado. —Estás hermosa.

—Tú también te ves muy bien— le devolví el cumplido, mientras lo abrazaba con fuerza —No sabes cuanto te he extrañado— solo lo había visto una vez, desde que Edward y yo nos casamos. Y en realidad, lo vi en su boda, así que no pudimos estar juntos por mucho tiempo.

—Un placer verte de nuevo, John— le saludó Edward, después de que lo solté.

—Igualmente, Edward. ¿Está pequeña muñeca, es mi sobrina?— Carlie se escondió en el cuello de Edward. Es un poco tímida.

—Es tu tío John, no tienes que esconderte— le susurró mi esposo. Se acercó poco a poco, a mi hermano. Hasta que perdió el miedo y le respondió.

—Hoda— dijo sonrojándose.

—Hola, preciosa.

— ¿Dónde está Gabriela?— es un poco raro que mi hermano haya viajado sin su esposa. Y más porque realmente la adora.

—Desgraciadamente se enfermó, era imposible que viniera. — nos explicó con tristeza. —Pero me dijo que les mandaba muchos saludos.

—Esperó que se mejore— le deseó Edward. Nos subimos a mi nuevo auto, regalo de mi marido. Y por fin, nos fuimos a casa.

—Vaya, es más grande que la de Forks— comentó en cuanto vio nuestra nueva casa. —Es hermosa.

—Esme se ha esmerado mucho, ya sabes cuanto le encanta redecorar. — le expliqué, no era mentira. Alice y ella, cambian la decoración cada año. Carlie ahora jugaba gustosa en los brazos de mi hermano. Que mañana, se convertirá en su padrino. Después de mucho pensarlo, le pedí a Edward que él sea el padrino, esto será como nuestra despedida. Elizabeth, ahora tiene un año, 6 meses. Solo faltan cuatro meses para convertirme. Decidimos también, que es mejor que todos piensen que morimos. Haremos un accidente falso, sin sobrevivientes.

Acosté a Carlie, y me fui a hablar con mi hermano. —No tienes idea de lo mucho que extraño tu lasaña— confesé acomodándome en su hombro.

—La vida es tan diferente sin una adolecente hormonal en casa. Gabriela y yo, estamos seriamente, pensando en adoptar un adolecente. No queremos perder la práctica— me dijo entre risas, que yo seguí. —No sabes que diferente es la vida sin ti, en Forks. Todos te extrañan mucho. Sobretodo, Jacob. — yo también lo extraño mucho, pero sé que verlo, solo lo lastima más.

—Yo también los extraño a todos.

—Es extraño cómo nuestras vidas cambiaron en un año, ¿No lo crees?

—Creo que ya me acostumbré al cambio, soy muy feliz. — los primeros meses de mi nueva vida, fueron los más difíciles. Ahora solo me dedico a disfrutarla con mi familia.

—Y yo soy feliz, porque lo eres.

—Eres el mejor hermano del mundo— lo abracé.

—Lo sé— presumió —Y pronto, seré el mejor padrino—tío del mundo— le sonreí con un poco de tristeza, al pensar que no nos volveremos a ver.

—Sé que adoptes o no. Serás un muy buen padre. No tengo duda— será un bebé muy afortunado.

—Gracias. Me retiró a dormir, quiero estar muy despierto en la misa de mañana.

—John, aunque no estemos juntos, y aunque no esté. Quiero decirte que te amo, y me hiciste muy feliz. Como te dije el día de mi boda, papá estaría muy orgulloso de ti. — murmuré esa última parte, llorando.

—Yo también te amo, y se que estaría igual de orgulloso de ti. — dos días después, mi hermano regresó con su esposa. Fue la última vez que lo vi.


—Feliz cumpleaños Elizabeth— la recibimos todos en el comedor, ella estaba vestida de princesa.

—Cumpo tos (cumplo dos) — me dijo alegré.

—Eres una niña grande— le replicó Edward. Hoy Carlie cumple dos años. Hoy en la noche, será mi conversión. Ya esta todo listo, el lugar donde me convertirá, y donde estaré hasta que me controlé. Mañana, Carlisle le hablará a mi hermano, para decirle que Edward, Carlie y yo, hemos muerto. Borré de mi mente, esos pensamientos, y seguí con la celebración de mi princesa.

Carlisle investigó, al igual que toda la familia, hasta que encontraron a personas como Carlie, según ellas "semi vampiros". Aunque Carlie no ha mostrado su lado de vampiro. Nos explicaron que su transformación, comenzará a los doce años, y terminará a los diecisiete u dieciocho años. Gracias a Dios, nos aseguraron que no sufrirá. Será lenta e indolora. Ella también se quedará congelada en su juventud, aunque también seguirá conservando su lado humano.

—Dulces sueños pequeña— le deseé mientras le daba un beso en la frente —Te amo— le dijimos Edward y yo.

—Amo— nos trató de responder. Cerré la puerta de su cuarto, con mucho cuidado.

— ¿Estás lista, amor?— me preguntó tomándome de la mano.

—Completamente— le contesté segura. — ¿Será aquí en la casa?

—No, tengo preparado algo muy especial. — me susurró al oído.

—Tú siempre tienes preparado algo especial— tomó todo mi autocontrol no lanzarme sobre él. Como odio cuando me habla al oído. Sus labios se encontraron con los míos, nos besábamos, como si fuera la primera vez. Cuando nuestro beso se iba a profundizar, él se separó de mí, dejándome sin aire, y completamente deslumbrada.

—Es hora de irnos, amor— habló con una enorme sonrisa en su cara. Disfruta tanto el dejarme así.

—Me vengaré, Edward Cullen— le prometí.

—Si lo harás.— ni siquiera se molesto en pedirme permiso, me tomó en sus brazos, y corrió hacia el bosque.

—¿A dónde vamos?— tal vez en medio del bosque, así no asustaré a Carlie. Él no me respondió. Unos segundos después, nos detuvimos en una pequeña casa. Bueno, pequeña en comparación a nuestra casa actual, pero es muy hermosa. Como las que salen en los cuentos de hadas. –Que hermosa casa, ¿Quién vive aquí?— es muy raro que vivan en medio del bosque.

—Es nuestra casa.— me respondió emocionado.

—¿Nuestra casa?— pero nosotros ya tenemos una casa, no lo entiendo. Edward, viendo mi cara de frustración, me explicó.

—No podemos vivir en la misma casa que Elizabeth, por un tiempo— eso me partió en corazón, ya habíamos hablado del día de mi transformación, y nunca lo mencionó. –Calma, mi Bella. Te prometo, que no dejaras de ver a nuestra hija, es solo por simple precaución, no quiero arriesgarme. Además, esté será, como nuestro pequeño lugar de descanso. Cuando tú ya estés, más acostumbrada a los humanos, podemos vivir una temporada, aquí los tres.

—Eso suena muy bien— le dije sinceramente.

—En dos o tres horas llegará Carlisle y Emmett, por si hay algún problema— traducción: por si no me puedo contener.

—¿Cuántas veces, te he dicho que confío en ti, ciegamente?— lo reprendí.

—Lo sé, como dije, es solo por precaución. No puedo inhibir a mi lado sobreprotector— bueno, eso tiene sentido. Un momento, ¿Dijo que en tres horas llegarán?

—¿Por qué se demoraran?— creí que lo íbamos a hacer ya.

—Les pedí un poco más de tiempo. Quiero hacerte el amor, por última vez como humana, antes de que te convierta. – cuando dijo eso, me sonrojé profundamente. –No sabes cuanto lo extrañaré— murmuró recorriendo con sus dedos mis mejillas –Te amo, Isabella Cullen. Quiero que estemos juntos por toda la eternidad.

—Yo también te amo. No puedo esperar porque eso pase— sostuve todo el aire, mientras él me llevaba en los brazos a la habitación principal. Me puso en la cama, y me empezó a quitar la ropa poco a poco. Yo hice lo mismo con él. Unimos nuestro cuerpo, como la primera vez. Nos convertimos en uno.

Quedé agotada en los brazos de Edward, cuando terminamos. Ni siquiera pude cambiarme, él tuvo que hacerlo por mí. Diez minutos después, llegaron Carlisle y Emmett. Esté ultimo, estaba a punto de comentar sobre nuestra actividad de hace unos minutos. Pero afortunadamente, Edward lo detuvo.

—Es hora, amor— me avisó Edward. Yo asentí en respuesta. Él me acomodó con mucho cuidado en la cama. –Eres mi vida.— le iba a responder, pero en ese momento, sentí un pequeño piquete en mi brazo, debe de ser la morfina. Pero eso no fue lo que me detuvo, lo que me detuvo. Fue el dolor insoportable en mi cuello, poco a poco se extendía por mi cuerpo. El fuego empezó. Dios, me quemó.


El oír a mi Isabella gritar antes de que hiciera efecto la morfina, es un dolor indescriptible. Estuve a punto de chupar el veneno, pero Carlisle y Emmett, no me lo permitieron. ¿Cómo se supone que soportaré tres días? Cada gritó de agonía, yo lo siento, es como si me estuviera quemando junto con ella. Sentí una pequeña mano sobre mi hombro. Al menos parece, que ahora la morfina hizo efecto.

—Ella estará bien, despertará en tres días. Y serán felices, para siempre.— me consolaba.

—Lo sé, pero es insoportable verla así.

—Elizabeth, no ha dejado de preguntar por ustedes, ¿Por qué no vas un momento con ella?— me sugirió.

—No puedo dejar a mi Bella, sola. Alice.— ni siquiera lo considerare.

—No se quedará sola. Me quedaré con ella. Todo el tiempo, lo prometo— insistió. –Además, piensa en Bella, cuando se despierte, se enojará porque no estuviste al lado de Elizabeth. La conoces muy bien.

—Está bien— acepté, aunque no estoy muy seguro. Pero, creo que el ver a mi hija, me hará bien. Solté la mano de mi esposa, y le supliqué a Alice que no la dejara pronto. —Volveré en poco tiempo, mi Ángel. – me despedí besándola en la frente. Corrí hacia la casa, sin mirar atrás.

—Papi— me saludó mi princesa cuando entré a su habitación. No me había dado de cuenta, que ya amaneció.

—Mi muñeca. ¿Cómo amaneció, el amor de mi vida?— le pregunté tomándola en mis brazos, para así, brindarme un poco de consuelo.

—Mu ben, tude un suedno mub bodito (Muy bien, tuve un sueño muy bonito)— me respondió contentan.

—Tuviste un sueño, muy bonito— la corregí. —¿Qué soñaste?

—Mami y papi, jueg—juega— se trabó en lo que pienso era "jugaron conmigo", su frente se arrugaba un poco por la frustración.

—Mamá y yo, juagamos contigo— la ayudé.

—Ti, edamos pincesos. (Sí, éramos princesos)

—Tú y mamá, son princesas. Y papi es un príncipe. – asintió emocionada. –Que bonito sueño, mi vida.

— ¿Y mami no está?— inquirió con tristeza.

— ¿Recuerdas, que mami y yo, te dijimos que ella se tendría que ir por unos días?— le expliqué.

—Ti, ader me do mutos besos (Ayer, me dio muchos besos)

—A sí es. Te dio muchos besos, por esa razón, pero mami volverá pronto— le aseguré. Después de eso, la llevé a desayunar, y salimos un poco a jugar. Pero necesito, volver con Bella ahora. No puedo soportar más tiempo lejos de ella. Me despedí de mi amor, y la dejé con sus abuelos. Quienes la cuidaron, gustosos.

Han pasado tres largos días, hoy mi Bella despertará.

————————————————————————————————————————————El fuego, el fuego se está apagando. Siento mis brazos, mis piernas. Pero, no los puedo mover. Están muy pesados. Necesito. Necesito moverlos. Tengo que irme antes de que empiece el fuego de nuevo. Por favor, no más fuego. Ya no puedo más.

—Abre los ojos, amor. Estas a salvo—me decía una hermosa voz. –Vamos, Bella. Se que puedes. Estoy aquí, a tu lado— él dueño de la hermosa voz me apretó la mano. Edward…es Edward…mi Edward.— mis ojos están muy pesados, no puedo abrirlos. No tengo fuerza…mi hija, mi esposo. Necesito verlos. Utilicé todo mi esfuerzo y, abrí mis ojos. No puedo creer lo que veo. Todo es más claro, veo cada detalle con claridad —¿Estás bien?— me interrogó Edward, con su cara llena de preocupación. Su cara…es perfecta. Él es, completamente, perfecto. Sus ojos se llenaron de angustia, recordé que aún no le he contestado.

—Estoy enamorada— fue lo único que pude decir. Por suerte, él lo tomó, como buena señal. Y me regaló su perfecta sonrisa.

—Me alegro que estás bien, amor— suspiró con alivio.

—¿Dónde está Elizabeth?— quiero verla.

—Está en la casa, con Rose y con Emmett.— cuando mencionó, a sus hermanos. Me di cuenta que en la habitación, están también, Alice y Jasper, junto con Carlisle y Esme.

—¿Cómo te sientes, Bella?— me preguntó Carlisle.

—Muy bien— le repliqué, parándome de la cama. Creí que con el movimiento me iba a marear, pero fue todo lo contrario. No se por qué, pero Jasper, adquirió una posición extraña.

—¿No tienes sed?— se dirigió a mí. Ahora que lo menciona, mi garganta me quema.

—Creo que sí— hable confundida.

—Vayamos a cazar, y después vamos con Elizabeth— me tomó Edward de la mano. –Creo que estaremos bien los dos. – le comentó a Jasper. Seguramente, teniendo una platica privada en su cabeza. Esté afirmo con la cabeza, y salimos por la ventana.

—Estoy asustada, no sé como cazar— le confesé a Edward.

—Como dije amor, estoy a tu lado— me repitió.


—Elizabeth— me llamó mi mami. Solté mis muñecas y corrí hacia ella.

—Mami— me lancé a sus brazos. Mi mami me recibió gustosa en ellos.

—Es hora de irte a la cama. Mañana es tu primer día en la primaria. Tienes que dormir muy bien esta noche.— me llevó en brazos a mi cuarto. No me gusta que me carguen, a excepción de mi papi. Porque él es un super papi. Entonces, tiene que usar sus poderes en mí. Pero, los demás no tienen que hacerlo. Ya casi cumplo seis años. Estoy a un paso de ser una mujer adulta e indediente. Como dice mi tía Rose.

—¿Segura que no puedo jugar un poco más, mami?— le supliqué haciéndole la cara que tía Alice me enseñó. Me iba a responder, pero entró papá al cuarto.

—Como dijo tu mamá— me tomó en sus brazos y me llevó a la cama –Es hora de dormir, mujer fuerte e independiente— habló entre risas. Mis mejillas empezaron a arder de la vergüenza, ¿Cómo sabe mi papi, todo lo que pienso? –Papá tiene un don especial. Como tío Jazz. Que te ayuda a dormir cuando estás enferma, ¿Te acuerdas?— me explicó papá.

—Sip, papi—mi mamá me cambió a mis pijamas, muy rápido. No entiendo por qué no soy tan rápido como ellos.

—Hablaremos mañana cielo. Buenas noches.— me desearon los dos.

–Te amamos.

—Yo también, mami.— no sé como podré dormir hoy, tengo tantas cosas en mi cabecita. Es tan difícil cuando creces. Abracé a Jacob, mi cachorro de peluche. Y me dormí. Soñando en mi nueva vida, como mujer. Creo que escuché a mi papi reír.

—Prometes que no me pasará nada— le pedí a mi papi. No quiero quedarme en la primaria.

—Princesa, ya habíamos hablado de esto cuando entraste al jardín de niños. Sabes que estás a salvo— me recordó.

—Pero que tal si mientras no estoy, encuentran a una niña pequeña, y la cambian por mí. Me voy a quedar sola, y en la escuela, aquí no tengo mis juguetes— mi ojitos se llenaron de lágrimas, y ya no pude ver nada.

—Cariño, sabes que eso es imposible. ¿Por qué lo dices?— me preguntó preocupado.

—Es que oí que mami y tú— hipé –Decían que había crecido muy rápido. Y un niño del kínder, me dijo que sus papás no quieren a su hermano mayor. Porque es un adulto indediente.—sollocé en sus brazos.

—Mi amor, que seas una mujer independiente. No significa que no necesitas a papá y a mamá, solo significa, que tendrás que comer tus verduras sin protestar. O irte a dormir temprano, y no pelear con tus papis— ¿Eso significa ser mujer fuerte e indediente? Prefiero ser una niña. Mi papi se estaba riendo, pero no se por qué. Se aclaró la garganta y me dijo –Hora de entrar, ¿Estas lista?

—Si papi, no puedo huir de mis responsabilidades— dije resignada.

La primaria no es tan mala como dicen. Tengo una nueva amiguita, además de Andrea, mi amiga desde el kínder. Hemos pasado muchas cosas juntas, nunca podría dejarla.

—Papi—le grité en cuanto lo vi en la reja, y corrí hacia él.

— ¿Cómo estuvo tu primer día en la primaria?

—Me divertí mucho. Tengo una amiga nueva— le presumí feliz. — ¿Pueden ir a la casa a tomar café?

— ¿Por qué no nieve?— mi papi es un despistado.

—Porque somos mujeres adultas. – rodé mis ojos.

—Oh claro, ya me acordé. Perdón— se disculpó. –Aunque, también venden nieve para adultos— mis ojitos casi se me salen.

— ¿En serio?

—Así es. Te compraré nieve para adulto, e invitaremos a tus amigas a la casa— mi papi es él mejor. Igual que mi mami. Soy la mujer adulta e indediente, más feliz en el mundo.


Estaba en la cocina, preparando la comida de Elizabeth, cuando llegó Alice, dando brinquitos con un sobre amarillo. Está dirigido para mí. No puede ser mi hermano, él piensa que morí, hace casi, cuatro años. Pero no es momento de pensar en eso, fue lo mejor que pudimos hacer. Hace dos años, recibimos una visita de la familia Volturi. Gracias a Dios, mi Elizabeth estaba de viaje con sus abuelos, así que no la vieron. No quiero imaginarme lo que hubiera pasado. Si mi hermano sabía la verdad, íbamos a comprometer su vida. Fue mejor de esa manera.

—Bella— me llamó Alice sacándome de mis pensamientos.

—Perdón, ¿Qué decías? Me distraje— admití apenada.

—Es una carta de Jacob para ti.— repitió.

—¿De Jacob? ¿Estás segura?— no podía ser de Jacob.

—Sí, yo nunca me equivoco. Si quieres, puedes ir a leerla, yo termino la comida de Carlie— le agradecí y me fui a leer la carta.

Querida Sra. Cullen:

Bromeó. Lo siento, no pude evitar escribir así tu nombre. Te preguntarás por qué te escribo ahora, si en seis años, nunca lo hice. No sabes cuanto lo lamento, Bells. Pero, necesitaba sanar. Yo realmente estaba enamorado de ti, pero comprendí, que tú no estabas hecha para mí. Sino para él. No sabes cuanto me alegra imaginarme lo feliz que eres. Regresé a Forks, tres años después de tu boda. Tu hermano me dijo que Edward, Carlie y tú, habían muerto en un accidente de automóvil. Incluso me llevo a tu tumba. Fue aterrador, no puedo explicarte mi dolor, cuando vi tu tumba. Pero siempre supe, que fue por tu conversión. Ese mismo pensamiento, me obligó a alejarme de ti. No quería ser un intruso que arruinara tu felicidad. Una semana después, resignado a no verte nunca más. La conocí a ella. Mi hermosa, Giovana. Adivinaste, me imprimé. Ahora tiendo todo, no te puedo explicar que es, porque es algo más allá de lo que las palabras pueden decir. Pero, en ese momento, comprendí que siempre te amé, y te amaré como mi amiga. Independientemente, de lo que sucediera. Me tomó tres años escribirte esta carta. Te extraño, Bells. Extraño nuestras caminatas en la playa, nuestros días en el garaje, pero se que eres muy feliz.

Espero que algún día nos volvamos a ver.

Te ama, tu amigo, Jacob.

P.D: No te preocupes por tu hermano, creo que ya ha superado un poco su muerte. Te prometo que lo cuidaré por ti.

Si todavía fuera humana, en estos momentos, la habitación estaría inundada por mis lágrimas. Lo único que se escucha en la habitación, son mis secos sollozos. Me alegra tanto saber que Jacob es feliz, y más que ha encontrado a una persona especial. Dudo que alguien pueda merecer el amor de Jacob, pero al menos, él es feliz. De inmediato, le escribí la respuesta:

Jacob:

No sabes lo feliz que me hace, saber que encontraste a tu pareja. Y también, saber que, el día que nos volvamos a ver, será como hace muchos años. Simplemente dos amigos que se aman y se apoyan. Lamento decirte, que no nos podremos ver pronto. No puedo arriesgar a mi familia, espero que comprendas. Aunque, Giovana y tú, son más que bienvenidos en nuestra casa. Pronto nos mudaremos a Alaska, te enviaré la nueva dirección. Por cierto, en Alaska, pienso entrar a la universidad, por segunda vez. Estudiaré, leyes. Siempre supe que había sed de justicia por mis venas. Muchas gracias, por cuidar de mi hermano.

Te ama, tu amiga, Bella.

P.D: ¿Recuerdas el peluche que me regalaste? Se lo día a Carlie, y le puso tu nombre. Te recuerdo todas las noches, espero que no te moleste.

Mi vida no puede ir mejor.


Han pasado 45 años desde que Edward y yo, nos casamos. Hace una semana, murió mi hermano. Sufrió un paro cardiaco mientras dormía. Al menos, sé que no sufrió. Ya está descansando al lado de su esposa. He querido viajar para ayudar a mis sobrinos. Jacob me ha mandado las fotos de ellos. Su hijo menor, es idéntico a él. Creo que iré a visitarlos un día.

—¿En qué piensas, amor?— me preguntó Edward.

—En mi hermano— comenté con tristeza.

—Él es feliz, está con su esposa. Donde pertenece.— me consoló.

—Lo sé, pero no puedo evitar extrañarlo. A pesar de que no lo veía, el saber que estaba vivo, mantenía su recuerdo. –tengo miedo de olvidarlo.

—No lo olvidaras, Bella—me dijo Edward, como si pudiera leer mi mente. –Lo recordaremos por siempre.

—¿Sabes que es extraño?— cambié de tema.

—¿Qué?

—El primer día en la preparatoria, cuando te vi. Deseé no verte nunca más. Puedes creer los cambios de la vida.

—Creo que lo único que necesitamos para ser felices, es saber acostumbrarnos a los cambios. Y más, si son tan maravillosos como mi hija y tú.

—Bueno, yo quiero disfrutar a mi cambiante en esté momento— lo jale del cuello de su camisa.

—Por toda la eternidad.

—Para siempre.

FIN


A/N: ¿Le gustó? Espero que sí. Se que me tardé mil años, pero es que, quería darles un epílogo muy largo. Les importaría decir, ¿Qué pensaron de la historia? Espero que la hayan disfrutado tanto como yo. Muchas gracias por leerme, muchas gracias por sus comentarios, espero que los lectoras anónimos, se animen a dejarme un comentario. Los quiero a todos.

Colgué las fotos de los vestidos, etc. En mi perfil.

Muchos besos. Muchas gracias por leerme.

P.D: Para los que se preguntan, ¿Qué sucedió con Elizabeth? Escribiré un one-shot, sobre su vida, sus novios, etc.

Sally =]