Hola ota vez


Lo curioso del amor


Alice Cullen

pov

Ya estaba.

Lo había dicho.

Eso era lo que tenía que hacer.

Las terribles palabras que liberaban a Jasper,

habían salido de mis labios como una dolorosa explosión,

como mi niño.

Y yo me quedé con la misma soledad.

Era como arrancarme el corazón,

pero sabía que era lo que debía hacer.

Tenía que hacerle frente a ese reto.

Lo curioso del amor es que no te deja ser egoísta y, apesar de mi angustia y mi dolor,

me había dado cuenta de que debía pensar en Jasper.

Pobre de el, que había llegado corriendo sin saber que ya nada nos unía.

Todo el mundo en Inglaterra esperaba que anunsiara mi compromiso con el y,

de esa forma me salvara de un nuevo fracaso.

Pero había fracasado otra vez.

La vida me había enseñado una dura lección.

Había perdido el niño,

lo único que nos unía y,

despues de haber puesto su vida patas arriba,

era yo quién tenía que ponerle las cosas fasiles.

Tenía que hacerlo.

Tenía que liberarlo de cualquier obligación porque Jasper Whitlock era un hombre de palabra.

Ni siquiera podía mirarme.

Estaba muy pálido, mirando el suelo.

"no me hagas esto, Jasper. No me lo pongas más difisil."

-¿Estás diciendome adiós?- me preguntó por fin

-SÍ- contesté yo.

-Pero antes vendrás conmigo a casa-

-No, Jasper. No hay necesidad-

-Entonces, cuando te den de alta...

¿te irás directamente a Inglaterra?-

-Sí. En cuanto pueda comprar un pasaje de avión-

Jasper apretó los labios, pero seguía sin mirarme.

-Siento haber dejado mis cosas en tu casa

¿sería mucho pedir que me trajeras mi pasaporte?-

-Alice, ¿de verdad crees que podemos despedirnos como hicimos despues de la boda?-

Yo no podía hablar, de modo que asentí con la cabeza.

-¡No puedo creerlo!

¡No puedo creer que puedas decirme adiós como si nada hubiera pasado entre nosotros!

¡Dime que no es verdad!-

Insistió Jasper entonces, enojado.

-¿Todo bien Alice?-

La voz de una mujer nos sobresaltó.

A travéz de la lágrimas ,

pude ver a una enfermera al lado de Jasper.

-Sí, estoy bien- dije yo con voz temblorosa.

-Lo siento, señor. Pero debo pedirle que se váya.

Alice no se encuentra bién y, evidentemente, su visita le está molestando-

-No me esta molestando...-

-De todas maneras, es mejor que salga-

Jasper Whitlock

pov

Fuera, en el pasillo, me pregunté si estaba perdiendo la cabeza.

Alice me había liberado, pero esa idea era terrible, desoladora.

¿Por qué? Volvería a mi vida normal.

Sin la preocupación de un hijo que no había planeado...

debería sentirme aliviado.

Pero no era así.

Todo lo contrario.

Alice Cullen no iba a vivir en el rancho

y yo no iba a ser padre.

No puedo creer en todas las ilusione que me había hecho...

Esa era la verdad.

Quería a Alice, a la valiente y preciosa Alice.

Pero el destino había tenido que intervenir.

No había niño y la habitación no se decoraría como a ella le gustaba...

Mi vida había quedado reducida a lo más básico.

Lo único que que quedaba era lo que Alice y yo sentíamos el uno por el otro.

Y Alice había dejado bien claros sus sentimientos.

Me dolía tanto que quisiera volver a Inglaterra,

que quisiera marcharse sin mirar atras.

Pero sabía que el rancho le gustaba.

Y a veces la había sorprendido mirandome con un brillo de afecto en los ojos...

como si yo le importara de verdad.

Y habíamos echo el amor con tal pasión...

"eso no podía fingirse" me dije.

Te estas engañando a ti mismo amigo.

Si Alice quisiera quedarse se quedaría,

pero está desesperada por volver a Londres.

Y si ella quería volver a Londres yo no tenía ningun derecho a protestar.

Le había dicho que podía irse cuando quisiera si las cosas no iban bien entre nosotoros...

Y en fin, las cosas no habían ido bién.

Fin de la historia.

Ella era la hija de los doctores Cullen, y vivía en Londres.

Y yo no era más que un ranchero que vivía en medio de una llanura desolada.

Pero ¿cómo iba a dejarla ir?

No podía hacerlo.

Era tan sencillo como eso

No podía decirle adiós.

Y no estaba convencido de que Alice quisiera dejarme.

Después de todo lo que habíamos compartido, no tenía sentido.

Yo tenía preguntas que hacer.

Tenía que saberlo con seguridad.

Decidido, entre en la habitación cuando la enfermera salía de ella.

-Acabo de darle un sedante y creo que lo mejor sería que la dejara sola por ahora, debe descansar-

-Sólo quiero decirle adiós- insistí

Pero cuando entré en la habitación,

Alice estaba de lado, de espaldas a mi.

Y cuando me incliné sobre la cama ella no se movió.

Tenía los ojos cerrados, los párpados hinchados y las manos cerradas apretando un montón de pañuelos de papel.

Estaba pálida y agotada,

pero el mensaje era claro:

No esperaba rerecibir consuelo de mi.


Ya estamos llegando al final de la historia

Grasias por acompañarme,

ya lo saben todos sus comentarios, criticas

son bien recibidas.

Besos!

P.D.

Tengo algo nuevo por ahí de

Charlie y Renée

si quieren darle un viztazo

y darme su opinión

Bienvenidos.