Hola, bien, esta es algo que me salió de repente, es bastante corto, la verdad lo escribí por mi novio, ya que nuestra relación empezó parecida…….Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Rumiko Takahashi.

Hermosa noche de Luna

Una noche cálida, el viento soplaba, moviendo ligeramente los cabellos de ese poderoso demonio, aquel que comenzó como un acertijo y poco a poco se convirtió en mas, hacia mucho que tenia estas escapadas nocturnas, cuando me resigne a el amor de Inuyasha, cuando un día lo perseguí, y lo encontré con Kiko haciendo el amor dulcemente, desde ese día supe que el nunca seria mío, es verdad me dolió, pero gracias a él supe reponerme, gracia a el esa herida sano poco a poco hasta casi desaparecer, no lo podía llamar amistad, pero tampoco era simple compañía, cada vez que el Hanyou salía a verse con la medio muerta, yo iba a contemplar la luna junto a él, no sabía el motivo, pero el siempre parecía estar esperándome.

Buenas noches Sesshomaru- dije cordialmente, la verdad hacia mucho que no le temía, que lo trataba como a un amigo.

Hump- fue la única respuesta que conseguí, la verdad la única que conseguía siempre.

Como todas las noches lo encontraba sentado en las raíces de un árbol, lentamente me acerque hasta él, y me senté a su lado y puse mi cabeza en su hombro, era lo mismo todas las noches desde hacía unos meses. Solo quedarnos hay, totalmente quietos a observar la luna, algunas veces yo le hablaba, de las cosas en el grupo, o incluso de mi mundo, a pesar de que el no opinaba sabia que me prestaba atención. No sabía cuando, pero empezaba a sentir algo extraño por él, algo más que amistad, desde ese día que me consoló.

Flash Back

Llevaba rato corriendo sin sentido, la verdad ni me importaba, solo quería alejarme de aquella escena, corrí hasta llegar a un prado donde había un gran árbol y se veía perfectamente la luna.

Me acerque al árbol, sin notar la presencia de cierto demonio en la cercanía.

Humana- dijo el tan frio e indiferente como siempre apareciendo del otro lado del árbol.

No me importo el insulto, solo lo mire un segundo, con mi rostro lleno de lagrimas para luego lanzarme a sus brazos, no me importo lo que pasaría después, si moriría o no, ya no importaba, solo quería sentir el calor de otra persona, por un instante sentí como este se movía, pensé que había llegado la hora de mi muerte, pero en vez de eso sentí como paso su mano por mi cintura correspondiendo mi abrazo, ante este gento solo puedo llorar más fuerte y maldecir a Inuyasha una y otra vez por lo que me había hecho. Así estuve mucho tiempo, hasta que me calme por completo, levante el rostro y note que estábamos sentados, estaba tan concentrada en mi llanto que no note cuando este me llevo hasta las raíces del árbol.

Levante el rostro para toparme con unos hermosos ojos color oro, sentí un extraño calor en esos ojos, pero la mirada no duro mucho, este movió su rostro para mirar al cielo, siguiendo su rostro, gire el mío también para encontrarme con la luna, muy parecida a la que tenia Sesshomaru en la frente, grande y hermosa.

No deberías llorar por el inútil de mi medio-hermano- dijo el serenamente- Si él prefiere a la medio muerta, significa que no es el indicado para ti, piensa que eres como la luna, muchas veces esta sola, pero otras veces tienes todas las estrellas para que te acompañen- dijo este sin dejar de mirar el astro plateado, yo me quede en shock, hubiera esperado ese tipo de palabras de cualquiera, pero no del Gran Sesshomaru.

No dije ninguna palabra, solo me quede ahí a su lado, contemplado la hermosa luna. Así pasaron las horas, poco a poco vimos como la oscuridad se iba, y le daba paso a la luz del sol. El se levanto, y luego me ayudo a levantarme, no me dijo nada solo volteo y se fue por el camino que había llegado, no me importo que no se despidiera, después de todo ya había hecho demasiado por mi esa noche, me quede en el lugar hasta que no pude verlo entre los árboles, luego empecé el camino hasta mi grupo.

Fin del Flash

Desde ese día era costumbre encontrarnos para observar la luna, el nunca volvió a abrazarme o a decirme cosas como las de aquella noche, pero el simple hecho de que me dejara estar a su lado, a pesar de su odio a los humanos, era una clara señal de que me valoraba un poco. Como cada vez llego el amanecer, el me ayudo a levantarme y se fue por el camino que había llegado, sin decir palabra, solo un pequeño cruce de miradas antes de irse, desde hacia un tiempo había notado que su mirada cambio, ya no era tan fría y dura como antes, al menos no conmigo. Empecé mi camino hacia donde descansaba mis amigos sabiendo que esa noche también lo vería, y todas la noches que seguían, a él, al que por consolarme una noche, se llevo mi corazón por el resto de los días.