LA TORMENTA DE TU AMOR

Cap. 1: EL TRUENO

Matón de las alturas, insolente,
catarata que ofende los oídos,
vozarrón que amedrenta hasta los nidos,
perseguidor de rayos persistente…

Avanzo aquella mañana fría por el parque Ureno, atravesando las callejuelas ordenadas con árboles, flores y plantas alrededor siguiendo las flechas con los letreros que indican mi destino, "Museo Nacional de Tokio" dice en una esquina y hacia allá me dirijo. El edificio imponente con sus techos de pagodas grises se levanta ante mí y no puedo evitar, como cada mañana, pensar en el lejano pasado en que este lugar fue el Kan'eiji, un templo asociado de forma cercana con el clan Tokugawa repleto de samuráis que servía para monitorear el palacio de Edo, y de repente pienso que los vagabundos que dormitan en los alrededores del parque se verían bien con armadura samurái de guardia en la fortaleza…¡Pero qué cosas me imagino! Debe ser mi espíritu de historiadora, jamás dejo de pensar en el pasado, eso no sería malo si sólo pensara en el pasado histórico y no en MI PASADO que es por mucho más patético que el destino trágico de Tokugawa Ieyazu…

Al fin me acerco, rodeando la fuente de acceso, a la puerta del Museo en que un grupo de estudiantes de secundaria ingresa acompañado de algunos maestros que organizan el desorden de los chicos. Veo a mi amiga Ami llegar a ellos y decirles algunas palabras para calmarlos e iniciar el tour por el museo.

-Buenos días, bienvenidos alumnos de la escuela Juuban. Mi nombre es Ami Mizuno y seré su guía en este recorrido por las instalaciones del Museo Nacional de Japón.

»El museo alberga una extensa colección de objetos de valor arqueológico y artístico de varias eras de Japón y otros países asiáticos. Los más de 110 mil objetos, incluyen 87 pertenecientes al Tesoro Nacional Japonés, y 610 clasificados como Propiedad Cultural de Importancia.

» El museo también realiza investigaciones arqueológicas y antropológicas, así como difunde la cultura a través de eventos educacionales relacionados a su colección. Cualquier pregunta, sólo levanten la mano chicos por favor.

Sonrío al oír la experta presentación de Ami y doy vuelta hacia la puerta lateral de acceso para personal. Sacando mi credencial electrónica la paso por el identificador de la puerta que me registra y se escucha el sonido característico de una alarma, el guardia se acerca y me saluda.

-Ohayou gozaimasu Kino sama.

- Konnichiwa Genbu san.-le saludo yo.

-Pase y que tenga buen día.-me despide el guardia y entonces enfilo mis pasos hacia la pequeña cafetería para empleados del museo, pensando que quizá haya mucha gente a esa hora de la mañana como cada día esperando por algo de comida que reanime su pesado día, pero al entrar en el establecimiento lo encuentro extrañamente vacío.

-¡ Konnichiwa Kino sama!.-me saluda el jovencito que atiende.

- Konnichiwa Misato. Dime, ¿qué le pasa a todo el mundo que no está comprando comida?.

-No lo sé Kino sama, nadie ha venido hoy y no sé por qué. Dígame en qué le puedo servir.

-Dame mi despertador Misato, que vengo con sueño atrasado.-me disculpo sentándome en la barra y frotando mi cansada vista.

-Otra vez desvelada, ¿le gusta irse de bares?.-me pregunta el chico.

-Ojala fuera eso, no he salido de juerga en un mes. Me desvelé con el proyecto de presentación para el cual necesito la aprobación de nuestra insigne directora.

-Verá que lo aprobará Kino sama, Usted es la mejor historiadora de este museo. Cuando termine mi preparatoria estudiaré como usted, especialidad en Historia, para trabajar aquí y ser su aprendiz.-me sonríe el chico alargándome un vaso desechable con mi bebida.-Listo, su "Kino Speccial" café con leche y una de azúcar con mucha espuma.

-Gracioso nombre Misato. Arigatou y sigue adelante en tus estudios.-le sonrío y me alejo.

Me cae bien este chico, me recuerda cuando yo llegué a Tokio sin un yen en la bolsa desde Akina, sola y en busca de trabajo para poder entrar a la Universidad Todai, trabajando desde botarga de Parque de Diversiones hasta cargando trozos de carne congelada en un muelle para tener algo de dinero y mantenerme. De verdad me ha costado mucho llegar a estar en donde estoy y debo estar orgullosa de mí misma.

Salgo por los pasillos igualmente desiertos hasta el jardín del Museo y miro mi Pabellón de trabajo, con sus techos rojos, dirigiéndome hacia él, sin embargo, como el sol da de lleno en los techos de la Pagoda roja me encandila un poco y al dar la vuelta hacia la entrada no alcanzo a ver bien y choco con alguien.

-¡Disculpe!.-digo apenada porque noto que el contenido de mi café ha sido derramado en el cuerpo de la persona con quien choqué.

-¡Qué le pasa! ¡Me ha quemado!.-se queja la voz femenina, cuando la luz me deja mirar bien me encuentro con los rasgos terribles de…

-Reika…-menciono al ver a quién le ha derramado el café.

-¡Kino! ¡Debí suponer que eres tan inmadura y resentida para seguirte vengando de mí! ¿Es que jamás vas a dejarnos en paz a Motoki y a mí?.-me reclama airada la castaña.

-Sólo fue un accidente Reika.-le digo yo parcamente.

-¿Accidente? ¿De verdad pretendes que te crea bruja?.-me espeta ella y me empuja al suelo. Caigo de espaldas desprevenida por su ataque.-¡Mantente lejos de mí y de mi novio!.-recalca ella la palabra "MI" y entonces el dragón que duerme en mí se enciende en contra de esta arpía maldita que llevaba mucho tiempo provocándome y me levanto de golpe, sujetándola de la solapa de su abrigo y alzándola con una sola mano levantándola del suelo.

-¡Escucha esto Nishimura, yo no me meto contigo si tu no lo haces conmigo, así que lleva la fiesta en paz y deja de provocarme o partiré tu artero rostro de un puñetazo! ¡Entendido!.-le grito furiosa.

-¡¡KINO!!.-se oye la voz tras de mí y en un momento el rostro airado de mi ex novio aparece en escena molesto.-¡Suéltala!.-ordena Motoki, entonces mal de mi agrado suelto a la horrible tipa y miro como Motoki llega y la abraza mientras la muy zorra llorando se oculta en el pecho de él.

-¡Amor que bueno que llegas! ¡Esa loca me estaba amenazando!.-gime Reika estudiadamente.

-Makoto, más te vale entender que entre tú y yo no hay nada más y aceptar que estoy con Reika. ¿Tanto te cuesta dejarnos en Paz? ¿Estás demente?.-escupe Motoki. Yo incapaz de seguirme conteniendo recojo la mochila que se me había caído por el empujón de esa mujer y doy media vuelta.

-Sólo aléjense de mi pabellón y no tendrán problemas.-les advierto y me dirijo a la puerta.

-¡Makoto! ¡Si vuelves a amenazar o dañar a mi futura esposa te reportaré con Yamada san y te echarán el museo como a un perro!-me grita Motoki.

Yo detengo el paso sin mirarlos. ¿Futura esposa ha dicho? ¿Cómo es posible que con esa perra en dos meses le haya propuesto matrimonio y a mí en tres años jamás?...Entonces corro hacia entrada a la galería Honkan cuyas cristalinas puertas automáticas se abren y me dejan el paso, en cuanto estas se cierran a mis espaldas me recargo en la pared y me dejo caer por esta hasta el suelo.

A mi pesar, por más fuerte que he querido ser desde la ruptura con Motoki por causa de esa mujer, el saber que se van a casar me ha afectado tanto que unas lágrimas rebeldes salen de mis ojos y hundo mi cara en mis brazos sollozando.

-Mako chan…¿Qué te pasa?.-escucho una voz conocida a mi lado, levanto la cara para ver el rostro preocupado de mi amiga. Sus ojos amatistas me miran un momento y como no logro articular palabra, Rei se levanta y mira por las puertas de cristal hacia afuera. Su ceño se frunce.

-¿Otra vez Furuhata y la zorra esa?...Mako linda no dejes que te afecte.-me dice ayudándome a levantarme.

-Sé que prometí seguir adelante Rei, y había cumplido, pero…¡Él le prometió matrimonio!.-estallo al fin abrazándome de ella.

-Que eso no te haga sentir mal Mako, él mismo se está poniendo la soga al cuello. Además, ¿sabes lo que hacen las arañas con el macho cuando ya no lo necesitan?, lo devoran. Y Motoki está perfilado como plato fuerte de la bruja de Reika, así que déjalo que se joda.-acaba Rei sacando involuntariamente mi risa en medio del llanto.

-Ahora deja de llorar, quiero ver a mi gemela malvada de nuevo, nosotras no nos damos por vencidas. Además tú mereces algo más que un mediocre restaurador de Arte como Furuhata, mereces un lindo hombre musculoso, sexy, rico e inteligente que te ame con pasión y te haga feliz.

-Ojala esté en mi karma ese sueño de hombre Rei, de otro modo…Espera…¿Por qué llevas ese mandil, guantes y un cinto con herramientas?.-ella sonríe de lado-¡¡¡REI HINO TE HA LLEGADO NUEVO MATERIAL PARA EXHIBICIÓN Y NO ME LO HABÍAS CONTADO!!! ¡¡¡MALVADA!!!.-rujo yo dándole un golpe con el puño en el hombro.

-¡Oye! ¡Eso duele!.-se queja ella.

-Ya dime, ¿qué te trajeron?.-pregunto interesada.

-¿Recuerdas la propuesta que me ayudaste a hacer sobre ese proyecto de la exposición de armaduras samurái?.-yo asiento.-Pues Yamada autorizó el proyecto y esta mañana llegaron los paquetes desde todas partes de Japón. El Palacio Imperial, Kyoto y coleccionistas privados contribuyeron, ahora me toca sacar todo y organizarlo con mi equipo.

-Qué suerte, parece que retribuye eso de salir con el hermano de la directora.-burlona yo.

-¡¡¡SHHH!!! Makoto cállate.-ella tapa mi boca.-Aquí todos tiene oídos, y si alguien sabe que salgo con Nataku, más su hermana, me sacan de aquí a patadas. Y dime en dónde más encuentra trabajo una arqueóloga.-me reprende Rei.

-Bueno, no hablamos de tu tórrido romance secreto con Nataku Yamada con la condición de que me muestres esas bellas armaduras.-la chantajeo yo.

-Si se enteran en la dirección del museo que estoy compartiendo secretos con una chica del área de Tesoros Imperiales nos corren.-me advierte ella.

-Nadie tiene que saberlo.-propongo yo mirando la chispa de travesura en los ojos de mi amiga, por algo las demás chicas nos decían "Las gemelas diabólicas". Creo que Rei y yo a pesar de nuestras diferencias tenemos una magia especial en todo lo que se trata de desafiar las reglas, así que riendo nos dirigimos al Pabellón de Arte Japonés mientras ella saca su llave, hasta que una voz nos detiene.

-¡¡A DÓNDE CREEN QUE VAN SEÑORITAS!!.-dicen a nuestras espaldas. Nosotras nos petrificamos de espanto, y miramos atrás, sólo para descubrir a la rubia que nos mira conteniendo la risa.

-¡Minako!.-la reprendo yo.-Nos sacaste un susto horrible.

-Así tendrán la conciencia. ¿Qué estaban planeando?.-nos cuestiona ella. Rei y yo nos miramos y sonreímos.

-Nada malo, créenos.-le responde mi amiga.

-¿Puedo saber qué hacen aquí cuando todo el mundo está en el auditorio en la reunión que convocó Yamada?-Rei y yo nos miramos sin entender.-¿Qué no les avisó Reika? La enviaron del pabellón Toyokan para avisarles, sólo faltaban Ustedes.

-Mina cariño, ¿cómo pudiste confiar en la perra de Nishimura? Sabes que si se trata de perjudicar a Mako ella sería capaz de todo-le reclama Rei, Mina se cruza de brazos.

-¿En verdad me crees tan poco capaz de proteger a mis amigas Rei Hino? Tan no confiaba en ella que dejando de lado la organización de la dicha conferencia me tienen aquí, velando por el bien de mis amigas y evitándoles un reporte.-responde Mina, Rei y yo de común acuerdo la abrazamos a la vez.-¡¡HEY!! ¡¡ME VAN A TUMBAR!!!.-se queja Mina.

-Eres la mejor amiga del mundo Aino.-le digo yo y luego de reír un poco las tres caminamos hacia afuera en dirección al auditorio, atravesando los jardines centrales del museo.

-Así que por ese motivo estaba desolada la cafetería, toda la gente está en el auditorio.-razono yo.-Dime Mina…¿Qué se trae la directora que nos quiere allí?.

-Técnicamente no debo decir una palabra, lo que mi jefa decide es confidencial…pero supongo que para mis amigas no hay secretos. Verán, como encargada del área de Relaciones Públicas me ha tocado recibir las cartas en que le ordenan a la señora Yamada que prepare una serie de eventos con motivo del 20 Aniversario de la Coronación del Emperador. El Museo Nacional de Tokio celebrará una exposición especial que une a un rico espectro de obras de las colecciones imperiales.-explica Mina.

-Vaya, así que por eso aprobaron mi proyecto de la exposición samurái…¡Mako te das cuenta! ¡Tesoros Imperiales! Nadie es mejor para dirigir ese proyecto que tú, es tu momento.-palmea mi espalda Rei.

-Esperemos que sea así Rei.- esperanzada yo.

Al fin llegamos al auditorio y entramos las tres. Este está abarrotado de todos los empleados del museo, y no hay muchos asientos libres, hasta que al fin mi amiga Ami nos hace señas con las manos en unos asientos de delante y llegamos a su lado.

-Creí que no llegaban, les he apartado lugar en primera fila.-nos sentamos a su lado.

-Chicas me voy porque mi jefa no es muy paciente.-se despide Minako encendiendo su diadema de micrófono y consultando su Palm con todos los detalles, subiendo al escenario y perdiéndose tras bambalinas.

-Cómo traen de atareada a Minako.-se queja Rei.

-¿Y tu bello grupo de secundaria?.-pregunto yo.- ¿Cómo te deshiciste de él?

-Se lo dejé a Maki, mi aprendiz de la universidad. Yamada citó a todos los jefes de departamento.-responde Ami.-Veamos entonces qué quiere de nosotros la cuñada de Rei.-se burla un poco Ami.

-No es gracioso.-molesta mi amiga de cabello negro.

Ellas ríen ante la alusión al romance de Rei con el hermano de la directora, pero mis ojos verdes vagan por el lugar y miran en otros asientos más arriba a Reika del brazo de Motoki y retiro la mirada, no quiero hacerme más daño. La voz que sale del micrófono y se expande por todo el auditorio me llama a la realidad.

-¡Un momento de su atención por favor!.-se escucha la voz venida de la mujer de cabello dorado con rayos rojos y aparece la elegante figura de Chikane Yamada, la insigne antropóloga ganadora del Nobel por su estudio sobre la restauración Meiji que tanto había admirado y leído en la universidad, y cuya admiración se había vuelto polvo al trabajar en el museo y tenerla por jefa.

Era eficiente y hacía que todo marchara como un perfecto cuartel militar en el Museo, pero a costa de muchas cosas como su prepotencia y favoritismos constantes, lo cual todos notábamos. El murmullo del auditorio cesa.

-Gracias, los he reunido aquí para darle avisos importantes. El Museo Nacional de Japón se prepara para una temporada de muchísimos eventos cultuales con motivo del aniversario número 20 de la Coronación del Emperador, por lo que vamos a aclarar desde este momento cuales serán las responsabilidades de cada galería del museo en este evento, el cual tendremos el orgullo de abanderar con el título…-ella mira a Minako que tras ella le pasa unos papeles.-"Tesoros de la Colección Imperial, Esplendor del Arte Japonés".

Otro murmullo de emoción venido de toda la sala y mi corazón que late acelerado, seguro Yamada deberá considerar mi proyecto, nadie sabía más de Tesoros Imperiales que yo en todo Kanto.

-Comprendo su emoción señores, pero como sabrán para este efecto debemos encargar a una persona ampliamente cualificada en el área para que coordine todas las exposiciones y las ordene de la mejor forma posible. Por lo tanto, he decidido que esa persona es…-un silencio, mi corazón late acelerado, Rei y Ami toman mis manos igualmente emocionadas y Mina desde arriba me sonríe.-El Doctor Malachite Arima, con un doctorado en Historia del Arte de la Universidad Libre de Berlín, quien regresa a Tokio luego de una estancia prolongada en el extranjero y tenemos el placer de tener en nuestras filas.

El solo escuchar ese nombre me paraliza, ¿Yamada le iba a dar la dirección de la exposición a un desconocido en lugar de a mí? ¿A pesar de mis desveladas, de mi trabajo y de mi demostrada experiencia? Ami y Rei me miran igual de extrañadas, hasta que los aplausos de la gente del auditorio señalan la entrada del tan mencionado Doctor Arima, y entonces me paralizo aún más.

Por un lado del estrado aparece un hombre de ensueño, alto, de largo cabello platinado sujeto en una cola de caballo, con gafas ocultando sus ojos que a pesar de la distancia percibo con brillos de acero, entre grises y azules, firme mentón, varonil su rostro, tiene un cuerpo atlético y perfecto oculto bajo los pliegues de su correcto traje de elegante marca color blanco, corbata, saco, reloj costoso…¡Es un Adonis!...¿Ese pedazo de hombre era el Doctor Arima?...¡Por todos los Kamis! ¡Ahora entiendo por qué la vieja arpía de Yamada lo había contratado! Yo también lo haría.

-Qué hombre…Mako…¿No estamos soñando verdad?.-pregunta a mi lado Rei que seguro como todas las mujeres de la sala se lo estaba comiendo con los ojos, y no era para menos.

-Creo que no Rei, que ojos, que boca, que presencia que…-se detiene Ami algo sonrojada con la mirada clavada en el Doctor Arima.

-Señoras y Señores, el doctor Malachite Arima, encargado desde hoy de este proyecto.-presenta Yamada, el Espécimen Masculino Perfecto se sienta al lado de la directora y toma el micrófono, ahora falta escuchar su voz…

-Buenos días, es un placer para mí que el emperador me haya encomendado un proyecto como este. Jamás pensé que al volver a Japón me encontrara con esta sorpresa, espero podamos trabajar con la eficiencia que la situación requiere, tengo confianza en que así será.-termina él.

¡Maldita sea! ¡Esa voz grave y varonil con un ligero acento alemán! ¿Es que los hombres así existían de verdad?

-Eso era todo lo que teníamos que tratar. Cada uno recibirá por parte de las edecanes un sobre que le indicará sus responsabilidades en la preparación de la exposición de Tesoros Imperiales.

»Desde hoy el Doctor Arima es su jefe y le cedo la estafeta de la organización, habrá que acudir a conferencias, hacer inventarios, etiquetar piezas, sacar fotografías, preparar promocionales y todo un arduo trabajo que espero concluya acertadamente.-sonríe Yamada melosamente al Doctor, y no la culpo, hasta una cacatúa como ella debía estar impresionada por la belleza y perfección de ese hombre.

Malachite Arima arriba del escenario toma la mano de Yamada y la besa con caballerosidad, y mis ojos se pierden de nuevo en su contemplación, seguro debe ser maravilloso ser amada por un hombre así…

-Kino sama…su sobre.-me llama a la realidad una de las edecanes.

-Ah, sí, lo siento Rurika.-le excuso yo y tomo el pedazo de papel blanco.

-Parece que a alguien aquí le gustó el Doctor Arima. Y mucho, estás babeando Makoto.-se burla Rei.

-No la culpes Rei, si tú no tuvieras a tu escondido romance prohibido seguro estarías también como ella.-disculpa Ami.-Mako, abre tu sobre.-anima ella. Distraídamente rasgo el papel y desdoblo este con la comisión que me ha tocado. Mis ojos verdes se abren mucho cuando leo el cargo que me han designado.

-Otra vez jefe de la sección de Arsenal Medieval.-dice Rei.-No me extraña y no me quejo…¿Y tú Ami?

-Coordinación de visitas guiadas multilenguaje. Trabajaré con todos los departamentos de guías del Museo.-responde mi amiga de cabello azul mostrando su sobre.-¿Y tú Mako?...¿Mako? ¿Nos oyes?.-me llama a la realidad Ami, pero como no contesto me arrebata el papel y ella y Rei leen mientras mis ojos siguen soñadores mirando al Espécimen Masculino Perfecto frente a mí con sonrisa bobalicona.

-¡MAKOTO! ¡Eres asistente personal del Doctor Arima!.-asombrada Rei.-¡Vaya que tu karma es favorable! Qué envidia, estar todo el día pegada a esa belleza de hombre.

-Mako chan, debes sentirte la mujer más afortunada en toda la sala.-asombrada Ami.

-Mako, ¿te das cuenta de que Malachite Arima puede ser ese hombre del que hablamos hace un momento? El que de verdad mereces, el que está designado para ti.-emocionada Rei.-Porque dime, al lado de él, ¿qué es la cucaracha de Furuhata?.-reitera mi temperamental amiga.

-Eso es verdad, creo que ya es hora de que la Makoto que todas conocimos, segura de sí misma, dueña de la situación, desinhibida y sensual regrese a la escena de las conquistas. Porque este es un hombre que vale mucho la pena, y si alguien puede conquistarlo, esa eres tú.-me anima Ami, yo sigo perdida en mis conjeturas…

-¿Qué dices Mako?...¿La Reina Dragón regresa a combate?.-me pregunta Rei recordando mi apodo de la Universidad.

Entonces sonrío y mis ojos recorren detenidamente el cuerpo del Doctor Arima de la cabeza a los pies. Para mi fortuna ahora se ha levantado de la mesa y saluda a los miembros de la junta directiva del Patronato del Museo y al hacerlo su saco se abre un poco revelando bajo este un torso seguramente maravilloso, y más abajo, su cintura.

A mi pesar mis ojos se detienen en la cremallera del pantalón y sonrío, hacía mucho tiempo que no veía a un chico con tanto…deseo como a él. Me había afectado primero mi enamoramiento con Motoki y luego la ruptura, y me parece que este deslumbramiento es la mejor muestra de que la antigua Reina Dragón devoradora de chicos guapos ha resurgido.

-Sólo les diré una cosa chicas, Malachite Arima será la próxima víctima de la Reina Dragón.-digo decidida, las dos aplauden a mi lado.

-¡Esa es mi amiga! Ya te extrañaba.-palmea mi espalda Rei.

-Ahora chicas, el próximo paso será armar detenidamente el plan para la captura de la víctima de Makoto. Propongo asaltar a Minako a preguntas para que nos diga todos los detalles relacionados con el lindo Doctor, y todas ayudaremos a que caiga en las redes de la Reina Dragón.-emocionada Ami.

-Es un hecho, tenemos nuevo objetivo.-pone Rei su mano delante, yo sobre la suya y Ami arriba.

-Por eso las adoro.-comento yo a mis amigas mientras las tres sonreímos y arriba del estrado Mina nos mira algo preocupada. Conoce de sobra nuestras claves para no saber que estamos tramando algo, y no sabe qué clase de plan traemos ahora entre manos, un plan que si culmina como yo deseo, no me desagradará nada…

Perturbador de nubes, roba-sueño,
temblor que hasta a las piedras amedrenta,
tirano sin razón porque habla a voces…

Me despierto empapada en sudor, con las sábanas pegándose a mi cuerpo. Tengo todavía la respiración entrecortada y las mejillas me arden. Ronroneando me estiro perezosamente en la cama y retiro un mechón húmedo de mi cabello que me hace cosquillas en la nariz. Acabo de tener el mejor sueño de mi vida, nunca con Motoki mis fantasías se habían descontrolado tanto. ¡Por todos los Kamis! ¿Cuánto tiempo hacía que no tenía un sueño húmedo y pegajoso?

Mis labios se curvan en una sonrisa de satisfacción. Las palmas de las manos me pican recordando el tacto de la piel del Doctor Arima, clavándole las uñas en la espalda, mientras siento sus embestidas dentro de mí, cada vez más rápidas e intensas, hasta que todo mi cuerpo se tensa y me dejo llevar, descendiendo en caída libre mientras alcanzo el éxtasis. Poco después él me acompaña, siento su cuerpo quedarse parado, para luego temblar gritando mi nombre y derramándose en mi interior.

Tengo ganas de reír, no lo evito y suelto la carcajada mientras me incorporo en la cama. Ha sido todo tan real… Todavía estoy excitada, puedo sentir la humedad entre mis piernas y un escalofrío recorre mi cuerpo. ¡Ese hombre tiene que ser mío como sea!

Termino de apartar las sábanas y me levanto. Miro el reloj, las ocho de la mañana. Ya no tengo más sueño, aunque si estuviera segura de que volvería a soñar con mi EMP no me importaría volver a dormirme, sólo por sentir sobre mí sus caricias y sus manos abrasadoras recorrer mi cuerpo y disfrutar de sus besos húmedos y torturadores.

¡Qué pena que sólo sea un sueño! Pero como que me llamo Makoto no me voy a quedar con los brazos cruzados, sin hacer nada esperando que llegue cualquiera y me lo robe. Si mi plan funciona ya no tendré que conformarme con un sueño, lo tendré rendido ante mí y en mi cama, para que todo con lo que he fantaseado se haga realidad.

Me desnudo y corro a la ducha. Dejo que el agua bien caliente acaricie mi cuerpo y con una sonrisa bobalicona en mis labios me enjabono, dejando volar a mi mente, imaginando que las manos que mueven la esponja son las de Malachite. Abro los ojos que he cerrado y de repente paro mis movimientos. Le he llamado Malachite, bueno después de lo ocurrido en mis sueños para mí ya no puede seguir siendo el Doctor Arima. Pero debo tener cuidado en el museo, tengo que seguir tratándole con el mismo respeto, técnicamente no lo conozco aún más que en mis sueños eróticos y si lo llamara Malachite por mi cuenta, sería de mala educación y un error de cálculo que no me puedo permitir. ¡Echaría a perder todos mis planes!

Después de salir de la ducha me envuelvo en el albornoz y enrollo una toalla en mi pelo. Mientras me seco ordeno el baño y recojo la ropa sucia y la pongo en la cesta de la ropa para lavar. Seguidamente hago la cama, sin dejar de pensar en el sueño que aún sigue rondando en mi cabeza. El calor me empieza a invadir de nuevo y siento la sangre bullir en mis venas, temblando de anticipación, deseando tener muy pronto el cuerpo de Malachite para mí solita y utilizarlo como patio de juegos.

Completo mi ritual de belleza embadurnándome con crema el cuerpo y luego me enfundo la ropa interior y saco aquella falda café que ayer Minako y Ami no dejaron de alabar como se me veía cuando luego del trabajo vinimos a casa a preparar la gran reaparición de la Reina Dragón. La había comprado hace mucho y jamás la estrené porque a Motoki no le gustaba que mostrara las piernas. Me pongo el suéter verde que se ajusta muy bien a mi figura, medias, la falda y las botas negras de tacón que me habían regalado las chicas en mi último cumpleaños. Mi cabello castaño suelto y no atado como siempre me cae en rizos rebeldes por el rostro y lo sujeto con una diadema de tela café, un poco de maquillaje, perfume sutil en los lugares estratégicos y al fin estoy lista.

Me preparo un zumo y un cuenco de leche con cereales y me siento tranquilamente en la mesa de la cocina a desayunar. Por la ventana veo como el cielo está de un tono gris oscuro, casi añil y empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. ¡Genial! Mi día perfecto tiene que estropearse. El teléfono suena, dejo la cuchara dentro del cuenco y descuelgo el aparato que tengo instalado en la cocina.

-¿Moshi, Moshi?

-Mako, soy Mina. ¿Estás lista para tu gran día? El EMP estará con la boca abierta cuando te vea si sigues nuestros consejos. Dime que ya vienes al trabajo, yo estoy ya en la oficina.-habla Minako.

-Estoy lista, gracias por preocuparte Mina. Y en realidad aún no salgo de casa.

-¡Aún no sales de casa! ¡Mako si no llegas temprano Yamada te matará!.

-Calma que ya voy, no me perdería por nada este día, además llegar tarde dará presencia a mi entrada triunfal delante de mi EMP, que estará petrificado de verme llegar, así estará mas que imresionado…

-Y también está como un tren. -Mina como siempre sin cortarse un pelo.-Tener ese cuerpazo debería estar prohibido.

Río.-Sí, está para bañarlo en chocolate y lamerlo todito hasta dejarle limpio. He soñado con él.

-¡¡¿Has soñado con él?!!.-grita Mina casi dejándome sorda.- ¿Qué clase de sueño?

-¿Un sueño húmedo te dice algo?.-Le digo y la dejo sin palabras.

-¡Qué suerte la tuya! Creo que esta noche me pondré a intentarlo. Así luego podemos comentar nuestros mutuos sueños, ¿te parece?

-Perfecto.-respondo yo.-Pero recuerda que Malachite es sólo mío, así que sueña tú con tu propio chico.

-No se me olvidará. Por cierto, ¿te apetece comer conmigo el Sábado? Voy a invitar también a las chicas y creo que es momento de empezar a concretar la "Operación Frankfort".

-¿"Operación Frankfort"?.-pregunto y me río.-No entiendo nada Mina.

-Ay, Mako que cortita eres a veces.-me reprocha Mina en broma.-El EMP tiene acento alemán, ¿me entiendes ahora?

-Oh, claro. El nombre es muy apropiado. El sábado estaré en tu casa puntual como un reloj.

-Pues allí nos veremos entonces. Sayounara.

-Sayounara.-me despido.

Vuelvo con mi desayuno. Después de terminarme los cereales recojo la mesa y lavo los cacharros que dejo reposando en el escurreplatos. Entonces tomo mi bolso, el paraguas, las llaves y salgo disparada hacia la calle.

Una hora más tarde, la mujer que pasa su tarjeta por el identificador de la entrada a la galería Honkan, es muy diferente de la Makoto Kino encargada del pabellón de Tesoros Imperiales que llegó ayer con su pantalón de mezclilla, sin maquillaje y gabardina verde. Ahora he vuelto a ser la Reina Dragón y aquella mañana, la primera que me presentaré al doctor Arima, estoy tan nerviosa que temo meter la pata.

Pero sé que por fin he vuelto a recuperar mi poder femenino y nunca me voy a volver a dejar pisotear por nadie. Vuelvo a ser la mujer sexy y segura de sí misma, que arranca suspiros por donde pasa. La prueba la he tenido esta misma mañana al cruzar por el parque Urena con mi meneo de caderas, que tanto desagradaba a Motoki y que ya casi había olvidado y algunos chicos me han dicho uno que otro requiebro. Me he sentido viva y me he vuelto a acordar de mis días universitarios en los que era la chica más asediada del campus.

¡Qué tiemble Japón porque la Reina Dragón ha regresado!

-¿Kino sama?¿En verdad es Usted?.-me pregunta el guardia.-¡Vaya que luce…linda…si me permite decirlo!.-asombrado.

-Gracias Genbu. Dime, ¿ya han llegado todos?

-El Doctor Arima y la Señora Yamada están en la sala 22, dicen que la esperan allá.-me comenta este.

-Gracias.-le respondo yo y camino por el pasillo hasta salir al jardín y al edificio Honkan.

Al pasar por afuera de la cafetería, por los vitrales de esta veo a Motoki y a la bruja de Reika desayunando y noto la mirada de mi ex novio prendida en mí. Sonrío y sigo caminando moviendo sinuosamente las caderas adivinando el rostro molesto de la zorra de Nishimura, y así pensando entro en el pabellón.

Hay mucha gente, cargadores y empleados que conducen carros con cajas de madera, en que adivino vienen los primeros cargamentos de las piezas de la exhibición, a los cuales debo esquivar para poder llegar a mi oficina. Antes de entrar en el pabellón 22 me asomo al número 20 en que escucho los gritos de Rei.

-¡¡He dicho con cuidado Ozaki!!! ¡¡Si dañas las piezas ni con toda tu vida de trabajo y la de tu familia por siete generaciones pagas su valor! …¡Lo mismo para ustedes, Juun y Nakatsuka!-grita ella mientras los cargadores dejan las cajas y Rei saca un desarmador para comenzar a abrirlas.

-¡Hey tú!.-la llamo de la entrada.-Deja de molestarte o te saldrán arrugas.-me río.

-¡Makoto! ¡Vaya!...iba en serio eso de tu renacimiento ¡Oh Reina Dragón! Chica pero que falda, que atuendo, no le doy al EMP más de este día para caer en tus redes.-se ríe ella llamando a mi nuevo jefe con las siglas del sobrenombre Espécimen Masculino Perfecto que le habíamos puesto ayer a la hora de la comida.

-Ya te mantendré informada. Ahora regresa a regañar a tu gente.-le digo yo al ver que los cargadores dejan caer una caja de madera.

-Suerte.-se despide ella de mí y sigue con sus griteríos.

Yo camino ahora hacia mi galería. Saludo a Ami que a lo lejos tiene una charla en italiano con unos chicos con uniforme de guías del museo y ella sólo levanta el dedo pulgar como aprobando mi atuendo, y al fin llego a mi destino, una respiración onda antes de entrar. Dentro del Pabellón de Tesoros Imperiales la agitación de cargadores es la misma que en toda la Galería, pero rápidamente descubro a lo lejos a mi EMP que ahora que veo de cerca me parece por mucho más sensual y precioso que cuando lo vi en el estrado.

Lleva ahora un correcto pantalón gris de vestir y una camisa color blanco con corbata gris, no tiene saco lo cual se agradece porque muestra mucho mejor sus lindos pectorales, el largo cabello de plata peinado correctamente, sus ojos de acero clavados en un block y en su mano izquierda un portafolios. A su lado Yamada le indica algunas cosas y yo me quedo parada cerca de ellos, oyendo abstraída su acariciadora voz de acento alemán que me derrite.

-Makoto…llegas tarde.-dice a mi lado Minako tomándome del brazo.-Pero puede disculpársete, estas lindísima amiga. Me alegra que te decidieras por la falda café, la "Operación Frankfurt" marcha-comenta mi amiga y me jala.- Yamada lleva diez minutos preguntando por ti, así que ¿lista para conocer a tu EMP?.

-Eso creo.-le digo yo, ella llega al lado de su jefa.

-Yamada sama, Kino san está aquí.-le comenta Mina a la directora que clava sus ojos rojizos airados en mí.

-Ya era hora Kino, te necesitamos mucho. Sólo tú entiendes este desastre, ven.-indica la autoritaria tipa y tomando mi brazo me jala, llegamos al lado de "ÉL" y le habla.- Arima sama, permítame presentarle a la Licenciada Makoto Kino, la encargada del área de Tesoros Imperiales de esta galería y desde ahora su asistente.-habla ella, entonces Malachite Arima me mira, sus ojos de acero se clavan en los míos y siento como una descarga eléctrica me recorre de la cabeza a los pies.

¡Esos ojos! ¡Mierda!...si solo de mirarme me paraliza…¿Qué será después? Sonrío, creo que tengo una ligera idea de cómo pueden darse las cosas, aunque después de todo sólo tengo la experiencia de un sueño. Me muero de la curiosidad de saber cómo será en la realidad.

-Un…un gusto conocerle Doctor.-le digo. Él se baja las gafas y me evalúa de arriba abajo, yo temblorosa le alargo la mano.

-Al fin, ya necesitaba yo una asistente en este caos.-comenta con cierto desdén y en lugar de tomar mi mano me lanza el pesado portafolios negro el cual tardo en sujetar.

»Busca en la bolsa principal mi laptop, enciéndela y sígueme que debemos revisar que las piezas que vienen llegando tengan correcto el número de serie.

»En la bolsa de la derecha hay una tarjeta con el número de una cafetería en Shinjuku. Llama de tu celular y pide mi desayuno, di que es departe del Doctor Arima y que no tarden mas allá de las nueve treinta o mi digestión se verá afectada.

»En la bolsa de la izquierda está el líquido limpiador de mis gafas, sácalo y aséalas que esta galería tiene demasiado polvo y se han ensuciado.-comenta retirándose las gafas y alargándomelas, yo desconcertada miro a Minako que se limita a encogerse de hombros ante el cúmulo de órdenes que Malachite Arima ha soltado.

-Veo que se entienden, entonces los dejo que aún tengo 23 galerías más que inspeccionar.-termina Yamada y se aleja, luego aplaude.-¡Aino vámonos!.-saca a Mina se su asombro quien solo me mira y se va con su jefa.

Cuando yo regreso la vista mi Espécimen Masculino Perfecto se haya ya muy lejos, en la entrada de la galería mirando una caja de la que un cargador ha sacado un jarrón dorado el cual él examina.

-¡¡Kino que hace allá!!! ¡¡ES SORDA O ALGO ASÍ!!!.-grita el hombre de cabello plateado y su atronadora voz resuena en todo el pabellón.

El murmullo de voces cesa y todos me miran a mí, me sonrojo involuntariamente. Los chicos de la universidad que hacían su servicio en mi área así como todos mis trabajadores parecen azorados al darse cuenta de la rudeza con que Malachite Arima me trata.

-No soy sorda Doctor Arima, pasa que en mi carnet de trabajo decía ASISTENTE y no SECRETARIA por tanto no está en mis funciones cargar sus cosas, ordenar su comida o limpiar sus anteojos.-digo con un aplomo que no sé de donde saco y dejando el portafolios negro encima de una caja lo ignoro por completo y me dirijo a mi escritorio tomando mi propio block. Siento las miradas de todos los empleados del pabellón sobre mí y sobretodo sus airados ojos de acero que me miran seguramente desconcertados.

»Así que le suplico me trate como corresponde a mi rango y me solicite cosas que sí están dentro de mis competencias, como por ejemplo decirle que ese jarrón no es del periodo Yayoi sino del Jōmon superior debido a las canaletas de la parte superior, por tanto la etiqueta que le pondrá es incorrecta.-digo plantándome delante de él con seguridad.

Por muy sexy que sea el Doctor y muchas ganas que tenga de sentirlo pegadito a mí, no voy a dejar que me pisotee cual felpudo. Un nuevo murmullo de la gente de la galería y otra vez los ojos de acero mirándome indignados.

-Señorita Kino, ¿qué especialidad tiene Usted?.-me pregunta Arima.

-Licenciatura en Historia con especialidad en estudios de Asia del Este.-digo con orgullo.

-Ya veo, lo suficiente como para clasificar por si sola todo el primer cargamento mientras le pido a Chikane una buena secretaria. Así que, hágase cargo. Para alguien con su talento no debe ser difícil, porque ni Usted ni yo saldremos de aquí hasta clasificar e inventariar todo esto así sean las doce de la noche…¿De acuerdo?.-desafiante él. ¡Kami! ¡Se ve tan sexy molesto!.

-De cuerdo Doctor Arima.-recojo yo la ironía. Él sonríe de lado, me está retando, y eso me gusta. Es momento que la Reina Dragón haga su movimiento.

Él sale de la sala evidentemente molesto y luego mi gente me aplaude.

-¡Así se Hace Kino sama!.-dice Ren, uno de los chicos de la universidad.

-Gracias a todos, ahora a trabajar que ya escucharon al nuevo jefe.-aplaudo yo y todos regresan a su trabajo.

Yo llego a la silla de mi escritorio y me pongo la bata. Aprovecho para secar un poco el sudor de mi frente con una toalla de papel. ¡Vaya con mi EMP! Si así me ponía a sudar con la primer discusión, que sería cuando…Podía hacerme a la idea después de cómo había despertado esta mañana. ¡Ya basta Makoto! ¡Deja de ponerte Hentai o no saldrá el plan!.-me digo a mi misma antes de bajar las escaleras y llegar hasta donde los cargadores dejan nuevas cajas.

Este será un día largo, pero si culmina con Malachite y yo solos en esta galería por la noche, bien valdrá la pena, que ya tengo demasiadas ideas de cómo aprovechar el espacio y el tiempo con un pedazo de hombre como él a mi lado…

Pasa ya de las nueve de la noche. Estoy aún en la sala, etiquetando una vasija con la imagen de Susanoo pintada en relieve seguramente del periodo Asuka, con mis gafas caladas y la luz de la lámpara de escritorio dando de lleno sobre la mesa. Ninguno de mis asistentes está ya en el museo, los pobres chicos del servicio suelen correr en cuanto el reloj marca las siete y no los culpo, aún recuerdo cuando yo tenía 19.

-Makoto…¿Sigues trabajando?.-dice una voz en la entrada de pabellón, yo miro a Ami, Rei y Minako en la puerta ya cambiadas y con sus mochilas al hombro.

-Chicas, pasen.-digo yo moviendo mi cuello algo adolorido y retirándome las gafas,

-Oye, ¿no te vas ya? Es muy tarde.-comenta Mina.

-Lo siento pero mi jefe me encargó terminar de etiquetar esto o no podré salir. Además él vendrá a ayudarme, no saldremos de aquí hasta terminar el trabajo.-explico sonriente, ellas sonríen también.

-Ya veo por dónde va la jugada Mako chan, ¡esa es mi amiga! Bien, que pases una noche…excitante con el Doctor Arima, que ya nos contarás mañana.-palmea Rei mi espalda y me da un abrazo.

-Suerte Mako, y no lo dejes ir.-me aconseja Ami besando mi mejilla.

-Confiamos en ti Mako, y que sea para bien. Seguro que esta noche haces realidad tu sueño-termina Mina guiñándome un ojo y estrechando mi mano. Luego mis tres amigas salen de allí conversado, de pronto sus voces se pierden por el pasillo y yo regreso a mi trabajo, pero sigo muy nerviosa.

Desde que "Él" se ha ido a hablar con la directora no ha regresado, pero ha prometido no irse hasta que terminemos este inventario y algo me dice que Malachite Arima es de los hombres que cumplen su palabra…así que esperaré.

Miro mi reloj de pulsera en el que los minutos pasan con lentitud, y trato de seguir etiquetando las vasijas y tomándoles las fotografías para pasarlas al archivo de mi ordenador, cuando de pronto escucho los pasos que vienen por el pasillo, son pasos firmes y fuertes, pasos masculinos, y después que se detienen, no hace falta que mire atrás para saber que "Él" está en la galería. Los pasos se acercan y ya puedo oler su loción masculina que entra por mi nariz y me hace estremecer.

-Así que sigue aquí Kino.-escucho la voz de acento alemán a mis espaldas, y debo ser muy fuerte para no girar la cabeza y mirarlo.

-Soy alguien comprometido con mi trabajo.-respondo yo queriendo parecer segura, pero la verdad siento las piernas de gelatina.

Mucho más cuando escucho cómo sube los escalones a grandes zancadas hasta mi mesa de trabajo y se planta delante de mí con los brazos cruzados sobre su musculoso pecho, mirándome como si me analizara detenidamente a través de sus gafas. Yo alzo mis ojos verdes hasta los suyos y los desafío con la mirada, él sonríe.

-¿Qué le parece irrisorio Doctor Arima?.-le pregunto.

-Descubrir restos de dignidad en alguien de su categoría señorita Kino.-con arrogancia él. Yo lo miro fulminante, era guapo, era sexy, era perfecto, pero yo tenía mis límites.

-No entiendo o no quiero entender su insinuación Doctor Arima. Todos en este museo somos profesionales y las categorías no existen.-le respondo yo airada, y él se acerca a mí, invadiendo peligrosamente mi espacio personal, muy cerca, y me estremezco con su presencia.

-Este día no se ha portado demasiado profesional conmigo Kino. Técnicamente soy su jefe, y para mí el rango de asistente y el de secretaria no tienen mucha diferencia. Debí hablar con Chikane y decirle de su insubordinación para que la corrieran de una vez y me trajeran a una chica dócil dispuesta a ayudarme a agilizar mi trabajo.-me espeta molesto, yo lo miro furiosa.

-¿Y por qué no lo hizo si tenía el poder de hacerlo?.-le lanzo yo la pregunta.-¿Por qué no me corrió?.

-Porque me divierte jugar un poco con niñas pagadas de sí mismas con desplantes de dignidad para enseñarles quién manda.-responde el Doctor Arima con furia tomando mi muñeca con una fuerza que me lastima y me…gusta…Tengo su rostro a centímetros de distancia y puedo oler mejor que nunca su aroma, sentir su presencia, mirar sus labios apetitosos…

»Y además, porque vale la pena conservar a una subalterna que conoce la diferencia entre un jarrón Yayoi y un Jōmon por más impertinente que esta sea.-responde y suelta mi mano, luego se acerca y mira la vasija que examino cotejando mis notas en el ordenador. ¡Vaya con Arima! Pero está muy equivocado si cree que es el único que puede intimidar.

-Así que has clasificado este como periodo Asuka…¿En qué te basas Kino?.-me cuestiona inquisitivo.

Mi turno y mi jugada. En lugar de caminar hacia él rodeando del otro lado de la mesa, intencionalmente subo al banco y alargo el torso hacia el lugar en que se haya el ordenador. Me aseguro de extenderme lo suficiente para que él note mi escote bajo la luz de la lámpara de escritorio y jalo la laptop hacia mí para ver la pantalla.

-Debido a los bordes exteriores de las agarraderas que denotan un marcado estilo Tori, como puede ver en esta parte…-digo señalando con mi dedo la fotografía de la pantalla y estirándome mucho más. Rápidamente noto los ojos de acero bajar la vista hacia mi pecho y sonrío, ¡Hombre después de todo! Ahora verá lo que es meterse con Makoto Kino.

»Además.-sigo ahora ya totalmente encima de la mesa gateando sobre la madera hacia Arima y el ordenador con una media sonrisa en mi rostro.-si se da cuenta en esta área.-digo yo alargando mi mano hacia delante de la computadora, hacia el jarrón que está a centímetros de su brazo extendido sobre la mesa. Toco el jarrón pero también rozo su brazo en el intento, por fortuna se ha arremangado la camisa y puedo sentir su piel fría estremecerse.-se nota una cara de Buda arriba de la figura de Susanoo, señal inequívoca de la influencia Yamato del 710.

Sigo gateando encima de la mesa y al llegar frente a él alargo mi brazo hacia atrás dejándolo atrapado. Al tenerlo tan cerca y a mi disposición me siento poderosa, ya no me intimida este Doctor Arima. A esta distancia puedo besarlo si me da la gana, intencionadamente lamo mis labios y tomo la lupa que está en el estante tras Arima.

-Sólo quería esto Doctor…¿O Usted que pensó?.-digo insinuante pasando la lupa por el mentón del lindo hombre delante de mí.

Inesperadamente, las fuertes y grandes manos del Doctor me sujetan las muñecas e intempestivamente se levanta del banco. Con una fuerza terrible me lanza sobre la mesa de madera y me recuesta en esta impidiendo mis movimientos, mirándome por arriba con esos malditos ojos hipnotizantes. ¡Kami qué hombre! ¡Si no me besa él lo besaré yo!

-Dígame señorita Kino…¿me está intentando seducir?.-lanza él las palabras que menos esperaba que dijera y consigue a mi pesar dejarme muda.

»Porque de ser así sería una pena. Justo cuando comenzaba a valorar sus habilidades y profesionalismo en su área viene a lanzar por tierra todo ello con una acción no sólo impropia sino indignante como esta.-explica él y me suelta de repente, irguiéndose en toda su arrogante estatura y acomodándose la corbata. Yo me he quedado encima de la mesa con la mirada perdida y seguramente más roja que un tomate.

»Evítese la pena de seguirse ridiculizando señorita Kino. No soy el tipo de hombre que se deja seducir fácilmente, así que por su bien, mantenga conmigo distancia y profesionalismo. En virtud a que no nos conocemos y Usted no sabía nada de mí no la reportaré con Chikane, pero si esto se repite, me veré en la penosa necesidad de hacerlo y no creo que alguien con su futuro desee verse despedida por causas tan penosas, así que olvidaremos el incidente. Con su permiso, creo que no es prudente que me quede más tiempo en este lugar a solas con usted.-termina y se aleja de allí.

Yo sigo plantada en la mesa, mirando al techo y totalmente avergonzada. Es la primer vez en años que un hombre me hace sentir así, que me saca de mis esquemas, que me da…una lección…Pero extrañamente, Malachite Arima es muy diferente a todos los chicos de mi pasado, hasta al controlador ególatra de Motoki, y algo dentro de mi corazón, que no quiero confesar, me hace sentir oprimido el pecho y un dolor en él.

Realmente me siento patética en mi absurdo papel de mujer fatal. ¿Qué había pensado que pasaría entre Arima y yo? ¿Una noche de sexo desenfrenado en el pabellón de mi galería?...¿Y después?...A mi pesar unas lágrimas corren por mis ojos y me levanto de la mesa, tengo unas ganas locas de salir corriendo de allí y perderme debajo de la tierra. Doy unos pasos para salir, pero de pronto algo me detiene, aún no termino de clasificar tres jarrones, si me voy, si huyo…será como darle la razón a él…

Entonces venciendo todo lo que siento me limpio las lágrimas con el dorso de la mano y regreso a la mesa en donde minutos antes me habían dado el peor desaire de mi vida, y sigo trabajando. Saco el siguiente objeto, un Bodhisattva de oro de la misma era Asuka, y tomando mi block comienzo su etiquetado. La luz de la luna entra por los ventanales y yo siento que quizá sólo el trabajo me haga olvidarme de todo lo que ha pasado…

Gamberro de los cielos, delincuente
recitador de eructos y gruñidos,
ogro que llena el aire de alaridos
y que rompe a llorar como una fuente…

La luz del sol da sobre mi cara y me despierto perezosamente, me duele mucho el cuello y no sé donde estoy. Froto mis ojos, me encuentro otra vez en el pabellón de mi galería del museo, aliso mi cabello y miro mi alrededor, debí haberme quedado dormida. La luz de la lámpara y el ordenador están encendidos, pero afortunadamente terminé de etiquetar todo el cargamento.

Me estiro perezosamente y luego miro mi ropa arrugada, tomo mi bata y me la pongo para intentar cubrir que traigo la misma ropa de ayer, tomo mi bolso de mano y me alejo hacia los baños. Mucha gente, sobretodo cargadores con mas cajas, ya desfilan por los pasillos en dirección a todos los pabellones.

Yo entro en el baño de damas y me miro en el espejo…¡Qué patética me siento! No es sólo mi aspecto, ni la frustración por no haber logrado mis planes con Arima, es algo más…Algo que me duele muy dentro…Es el saber que quizá de haber tenido un poco mas de inteligencia me habría portado de otra forma con él y quizá, solo quizá, Malachite Arima habría podido ser ese chico de mi destino, con el que pudiera ser feliz de verdad, guapo, sexy, inteligente, rico…Todo lo que dijo Rei y lo dejé ir por idiota…

Saco mi cepillo de dientes y la pasta que cargaba siempre. Me lavo, mojo mi cabello y lo sujeto de nuevo en la misma cola de caballo de diario, lavo mi cara y retiro el maquillaje. Basta de La Reina Dragón, ya sólo seré Makoto Kino, jefe de la galería de Tesoros Imperiales.

El entusiasmo de la mañana anterior se ha esfumado, poco me ha durado mi recién recuperado poder femenino. Lo he llevado al extremo y he tensado tanto la cuerda, que la he terminado por romper. Pero es que tanto tiempo de haberme estado reprimiendo por Motoki me ha pasado factura. Ya no sé cómo actuar, he sido demasiado agresiva y terminado comportándome como una buscona. Algo que nunca he sido y que odio con toda mi alma.

Salgo del baño y me encamino a la cafetería, las chicas están tomando café con rosquillas en una mesa y me llaman en cuanto me ven llegar.

-¡SALVE LA REINA DRAGÓN CONQUISTADORA DE TIERRAS IMPOSIBLES!.-aplaude Rei a mi llegada apoyada de Ami y Minako. Por desgracia las palabras de mi amiga, que en otro momento me habrían hecho reír, solo me hacen recordar más mi miseria.

-Vamos Mako chan, ya nos dijo Genbu san que no saliste del pabellón en toda la noche y apuesto a que tienes debajo de la bata la misma ropa de ayer.-me jala Rei mirando entre los botones de mi bata, yo le retiro la mano.

-Rei basta…-digo molesta.

-Mako chan, tienes que contarnos todo, dinos, cómo fue, Delirante, Apasionado…-insiste Ami.

-Tierno, Caballeroso, Perfecto.-sigue Mina el interrogatorio, yo sólo me siento en la silla y las miro en silencio.-¡Ya Mako! ¿Concretamos la "Operación Frankfurt"?...¡Dinos!

-No, porque no pasó nada.

-¡¡¡NADA!!!.-gritan a coro las tres.

-¡Shh! ¿Quieren callarse? Media cafetería nos está mirando.-las calmo yo y ellas bajan la voz.

-Mako, ¿quieres decir que nada pasó entre Arima y tú anoche? ¿No hubo sexo desenfrenado en tu galería?

-No hubo nada de nada Ami.-respondo yo.

-¿Y eso por qué? ¿Qué le falló a la Reina Dragón?.-inquiere Minako.

-No lo sé, intenté atraparlo como a todos los demás. Primero lo provoqué, luego le insinué lo que deseaba y finalmente…me cortó.-digo avergonzada.

-Seguro que es gay.-comenta Rei despectiva.-Mira que tener una chica como tú, solos en el Museo en la noche y cortarte… Debe tener un novio alemán esperándole en su apartamento.-reitera ella.

-O una esposa refinada, elegante y seguramente noble con tres nenes rubios que le llaman papito.-sigue Ami.

-O quizá sólo prometido, no sabemos.-apoya Minako.

-No lo sé chicas, lo que sí puedo decirles en que jamás en toda mi vida me he sentido más miserable que ayer por la noche.-digo tomando la taza de café de Minako y bebiéndola de golpe.-¿Saben algo? Ya no haré más escenas con Arima, me limitaré a trabajar y ser profesional hasta que esto termine y él se vaya del Museo.

-A no, eso no, no nos rendiremos tan fácil. Vamos a ver por qué te cortó, esto no tiene explicación, hay que investigar.-ofendida Rei.

-Sí que tiene explicación.-digo con la mirada baja, sintiendo mi rostro arder por la vergüenza.-Le intimidé y le ofendí. Me comporté como una perra en celo deseosa de sexo fácil. ¡Gran Kami, qué bochornoso debió resultar para él!

-Nada de eso.-ataca Rei y sujeta mi rostro por la barbilla para obligarme a levantarlo.-Tú nunca te has comportado de esa forma, así que deja de atormentarte.-me abraza y me da un beso en la mejilla.- Tiene que haber otra explicación y es lo que hay que averiguar.

-Y yo sé exactamente quién nos ayudará.-sigue Ami mirando a Minako, esta nos mira con sus ojos azules muy abiertos.

-¡A no! Ni lo piensen, yo no voy a arriesgar mi trabajo por darles información del Doctor Arima.-se queja mi amiga rubia.

-Mina, hazlo por la causa. Yamada te tiene tanta confianza que seguro no nota si hechas una ojeada a los expedientes. Anda di que sí, tenemos que saberlo todo de él, por Mako, por nuestra amistad. Mina…-la jala del brazo Rei, Minako nos mira asustada.

-No hace falta Rei, Ami, no voy a arriesgar a mi amiga por algo que no tiene futuro. Aquí termina mi obsesión por Arima, lo juro.-digo con decisión y me levanto de la mesa.-Ahora, tengo demasiado trabajo atrasado en la galería así que nos vemos para comer ¿Si?...Sayounara.-termino y salgo de la cafetería.

La verdad no estaba con ánimos de charlar con las chicas, así que me dirijo a mi pabellón y entro en la galería 22, en donde mis becarios estaban trabajando ya arduamente en la clasificación de las nuevas piezas que esta vez eran joyas imperiales posteriores a la era Meiji. Miro en torno y lo descubro a "ÉL" en la misma mesa de ayer, mirando una tiara de esmeraldas con un monóculo.

-Kino sama, al fin llega. El doctor la ha buscado desde hace un momento, quiere hacerle una consulta.-anima Aibu.

Yo camino hacia él queriendo parecer tranquila, pero el sólo verlo me altera a niveles insospechados, con una mezcla de miedo, vergüenza y sobretodo esa maldita atracción que ni toda su frialdad, altanería, desplantes y soberbia me hacían olvidar.

-Al fin está aquí Kino. Tiene que ver esta pieza, ¿es post o pre Meiji?.-me cuestiona mi Espécimen Masculino Perfecto como si nada hubiese pasado entre nosotros.

-No debe hacer preguntas que conoce ya Doctor Arima, así perdemos más tiempo. Seguramente ya sabe que es Pre Meiji por el trabajo de niquelado de los costados y por la firma del herrero de la parte posterior que intenta cubrir con su mano derecha.-le respondo yo, él sonríe.-Así que ocúpese del etiquetado del cargamento de joyas y déjeme el de objetos rituales, así cubrimos más parte de este caos.-termino y acercándome paso a su lado y me dirijo a mi escritorio, luego abro mi ordenador y sigo con mi trabajo.

Arima no vuelve a dirigirme la palabra en todo el día, sigue su trabajo y yo sigo el mío, pero estar en la misma sala que él me afecta mucho. Dos veces se me escapa de la mano la vasija de ceremonia de té y casi termino por romper un tesoro imperial japonés con todas las consecuencias laborales y legales de ello…¿Por qué sólo no puedo sacarlo de mi cabeza? ¿Por qué me trastorna tanto si es un engreído, pedante, egocéntrico que no merece mi atención?.

Agradezco cuando es momento de comer y puedo salir de aquel encierro hacia el jardín. Froto mis sienes sumamente cansadas, necesito una copa de sake o una cerveza con urgencia o voy a estallar…para mi fortuna dejé el cigarro el año pasado gracias a Mina, si no me fumaría toda la cajetilla justo ahora.

-¡Mako! ¡Ven acá!.-me llama entre unos arbustos del jardín Ami, yo veo a mi amiga de cabello azul y camino hacia allá, Rei y Mina me esperan igual de apuradas.

-Chicas, ¿qué hacen aquí?.-les pregunto yo.

-Buscando un lugar seguro para hablar Mako. Mina encontró datos interesantes.-yo miro a Minako incrédula.

-Mina, ¿por qué lo has hecho?.-

-Bueno Mako, eres mi amiga, y por la amistad vale la pena arriesgarlo todo, toma.-me alarga un expediente blanco con el logotipo del Museo Nacional de Tokio con el nombre ARIMA, MALACHITE grabado en la pestaña. Yo dudo un poco en tomarlo, alargo mi mano pero luego reacciono.

-No, Mina, no puedo, no debo, esto ha llegado demasiado lejos, ya no quiero saber nada de Arima, no me interesa más. Gracias por lo que has hecho por mí amiga, pero no quiero ponerte en peligro, regresa esa carpeta al archivo antes que la arpía que tienes por jefa se dé cuenta.

»Yo he tomado una decisión, basta de fantasías absurdas, Mako regresa los pies a la tierra y se concentra en la exposición, en su trabajo, en sus amigas y nada más. Se acabaron los intentos de conquistar al Espécimen Masculino Perfecto, que se vaya al demonio él y toda su perfección, no lo necesito para ser feliz.-mis amigas me miran impresionadas.

-¿Estás segura Makoto?.-pregunta Rei.

-Muy segura Rei chan, creo que este lapsus de locura fue el último tirón de mi depresión post-ruptura con Motoki, pero me ocuparé de algo que me ayude a gastar energías, te lo juro, retomaré las clases de flamenco aunque Mendoza Sempai me riña, hace más de dos años que no practico, y verán que se me pasa. Gracias a las tres, son las mejores amigas del mundo, pero estoy decidida.-aseguro intensamente.

-Si crees que es lo mejor Mako, no insistiremos.-apoya la siempre prudente Ami.

-Y ahora, ¿les parece si vamos a comer? Me muero de hambre.-pido yo tomando de los hombros a Rei y Mina y las cuatro nos alejamos hacia la cafetería.

Allí regresamos a nuestra charla habitual. Mina guarda en su bolso el expediente que estoy segura devolverá, las chicas tienen la delicadeza de no mencionar para nada a Arima, es sólo como si jamás hubiese sido tema de conversación y se los agradezco. En la medida de lo posible sacaré a Malachite de mi vida y de mis pensamientos, lo haré…

*Pregonero escapado de su dueño,
muchedumbre sin pan que se violenta,
pegaso que al volar reparte coces…

-¡Kino, necesito su ayuda!

La voz del Doctor Arima me saca de mis pensamientos. Dejo la vajilla de porcelana de la dinastía Meiji que estoy catalogando y me dirijo a la mesa en la que Arima teclea con demasiado fuerza en su portátil.

Por el camino fijo mi mirada en sus manos. Manos grandes, varoniles, fuertes, con dedos finos y largos. Un escalofrío sube por mi espina dorsal terminando por hacerme cosquillas en la nuca, al imaginar las manos de Malachite Arima acariciando mi piel. Trago saliva y me paro justo a su lado, tan cerca que puedo sentir el calor que emana de su cuerpo.

-¿Qué necesita Doctor Arima?.-pregunto con voz inocente.

Malachite levanta la vista de la pantalla del ordenador y clava sus ojos en mí, esos ojos que se me antojan del color de la plata líquida.

-Kino, no encuentro el archivo de los jarrones del periodo Asuka.-me dice muy serio.-Le pedí que transcribiera los datos y adjuntara las fotografías. El archivo no está, por lo que deduzco que no lo ha hecho. Es muy irresponsable de su parte y me está haciendo perder el tiempo.

-¿Me permite, Doctor Arima?.-hago ademán de acercarme al ordenador y Arima se retira, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que nuestros cuerpos se rocen. Cosa que yo he hecho totalmente a propósito y que me ha permitido sentir por un instante su fabulosa musculatura.

Sin ningún pudor me apoyo sobre la mesa dándole a Malachite una magnífica vista de mi trasero. Al ver lo que hay en la pantalla sonrío. Cierro la carpeta que está abierta y con el ratón localizo en la base de datos la carpeta correcta. Durante todo este proceso no dejo de mover las caderas y tarareo una estúpida melodía.

-Creo que ahora ya podrá buscar lo que necesita.-me incorporo y le señalo el archivo abierto.-Estaba mirando en la carpeta equivocada, para su información hace dos días que hice lo que me pidió.

Malachite frunce el ceño y yo siento que me derrito. ¡Hasta con esa mueca sigue estando guapo el condenado! Me retiro de la mesa, pero tropiezo con un cable y acabo enterrada en el pecho de Arima, que me ha sujetado para evitar que me caiga. Levanto la vista hacia su cara para disculparme por mi torpeza y lo primero que veo son unos labios perfectos, llenos y jugosos. ¡Es ahora o nunca!, me digo. Sin pensármelo más me pongo de puntillas y me lanzo a su boca, cubriéndola con la mía.

No logro el efecto esperado. Siento como Malachite se tensa y me separa de él bruscamente. Sus ojos echan chispas y me miran de manera airada. Me coge del brazo y me arrastra con él hasta que salimos del pabellón.

-¿A dónde vamos?.-pregunto algo asustada, no me gusta cómo se están desarrollando las cosas y menos la expresión que tiene en el rostro Arima.

-Creo señorita Kino que le hace falta una lección. Me pareció haberle dejado las cosas claras el otro día, pero Usted debe de estar sorda.

Caminamos por un pasillo. Los dedos que antes me parecieron agradables, ahora se clavan con fuerza en mi brazo a través de la tela de mi blusa. Llegamos a una puerta, Malachite se para y sin soltarme la abre y entramos a una sala que está en penumbras. Al principio no veo nada, pero cuando mis ojos se acostumbran a la poca luz, puedo divisar una serie de siluetas envueltas en capas oscuras, todas ellas encapuchadas sin que pueda ver sus caras.

Mientras avanzamos, las siluetas se apartan y nos dejan un pequeño pasillo. En el centro de la sala Arima por fin me suelta. Me sonríe, con una sonrisa diabólica que me produce escalofríos, pero esta vez no son de placer sino de miedo. Se acerca a mí y pega su boca a mi oído.

-Se lo advertí.-me dice en un susurro que me pone la piel de gallina.-Le gusta jugar con fuego, pues bien, espero que disfrute lo que viene a continuación.

Sin más se aleja de mí, dejándome petrificada, muerta de miedo. Le veo caminar hacia el frente de la sala mientras las siluetas se van apartando para despejarle el camino. Le sigo con la mirada y diviso un estrado de madera y detrás de él otra figura, también encapuchada, que sujeta un mazo en su mano derecha. Al llegar al estrado la figura se agacha y Malachite le dice algo que no puedo oír.

-¡Makoto Kino!.-la figura del estrado pronuncia mi nombre, su voz me es familiar, pero no logro identificar a quién pertenece.-¡Acérquese!

Camino hacia el estrado, las piernas me tiemblan. A unos pocos pasos me detengo abruptamente, intento avanzar más pero mis piernas no se mueven. No puedo seguir andando, es como si una fuerza me lo impidiera. Busco a Malachite con la mirada, ahí está, de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho, mantiene su sonrisa diabólica. Le pido ayuda silenciosa pero él sólo niega con la cabeza. Empiezo a sudar, estoy cada vez más nerviosa y asustada.

-¡Makoto Kino!.-vuelve a rugir la voz de la silueta y entonces la capucha de la capa desciende y tras ella aparece el rostro de Motoki.

-Motoki…-digo apenas en un susurro.-¿Qué está pasando? No entiendo nada, ¿qué es todo esto?

-¡Silencio!.-grita Motoki.-Aquí sólo hablo yo. El Doctor Arima ha presentado cargos contra Usted. Este tribunal la considera culpable…

-¡Eso no puede ser!.-interrumpo yo, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos.-Tengo al menos derecho a contar con la defensa de un abogado.-digo sintiéndome estúpida porque ni siquiera sé qué tipo de tribunal es este, ni de dónde ha salido, ni lo que hace en el museo.

-¡Defensa denegada!.-dice Motoki.-Este tribunal la considera culpable de los cargos de buscona y por tanto la condena a la purificación del fuego.

El sonido del mazo contra la madera hace que me sobresalte. De repente me veo rodeada de todas las siluetas y cuando me quiero dar cuenta me han colocado sobre un haz de leña y me han atado las piernas y están acabando de amarrarme las manos a un poste de madera para que no me pueda mover.

-¡Lo siento!.-grito.-Doctor Arima, le juro que no volverá a pasar, he aprendido la lección. Seguro que sólo es una broma, ¿verdad?

-No es ninguna broma.-habla Malachite y después suelta una carcajada estridente.-Tendría que haberme hecho caso, ya no hay nada que hacer.

Estoy llorando, ya no puedo aguantarme más. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas y empiezo a temblar. Una de las figuras encapuchadas se acerca a mí con una tea encendida de la mano. Con la otra mano echa para atrás la capucha dejando al descubierto su rostro. ¡Es Reika!

-Kino, no sabes cuánto voy a disfrutar con esto.-me dice y luego sonríe. Después acerca la tea y las lenguas de fuego prenden rápido en la leña.

El humo entra por mi nariz y me hace toser. Miro por última vez al Doctor Arima, ya no sonríe, sólo me mira serio y después vuelve la cabeza para no ver cómo me quemo. El calor es cada vez más intenso y noto que me estoy asfixiando. El fuego prende en mi ropa y siento un dolor atroz, como si estuviera en el mismísimo sol…

Grito y me despierto. Me incorporo en la cama y boqueo en busca de aire, siento una angustia tremenda en el pecho. Empiezo a sacudirme buscando apagar las lenguas de fuego que están levantando ampollas en mi piel, pero al elevar mis brazos no veo el fuego por ninguna parte.

Recorro la estancia con la mirada, desorientada. Por fin reconozco donde me hallo, estoy en mi dormitorio, todo ha sido una pesadilla. Me llevo una mano al pecho, donde mi corazón late violentamente e intento calmarme. Tengo frío, estoy empapada en un sudor helado, sin embargo noto algo cálido en mi cara. Me toco, son lágrimas, estoy llorando.

Respiro profundamente y mando las imágenes de la pesadilla lo más lejos posible. Por fin logro tranquilizarme. Permanezco más de quince minutos sentada en la cama con la mirada perdida, entonces reacciono, estoy tiritando así que salgo de la cama y me meto en la ducha donde dejo caer el agua casi hirviendo.

Mientras me aclaro el pelo pienso en el Doctor Arima, debo disculparme cuanto antes con él por mi comportamiento de aquel día. La pesadilla ha hecho que me sienta muy culpable y no puedo dejar pasar más tiempo. Además me gustaría tener un ambiente de trabajo más ameno. Desde que llevé en práctica mi estúpida idea no soy capaz de mirarle a los ojos y el ambiente entre ambos está tan tenso que se puede cortar con un cuchillo.

Estoy mirando en el armario, decidiéndome qué ponerme, cuando doy de lleno con mi falda amarilla de volantes. Echo tanto de menos mis clases de Flamenco y a Mendoza Sempai… Hoy voy a volver a mis clases de Flamenco, ¡es un hecho! Miro el reloj, tengo el tiempo justo.

Necesito descargar toda esta tensión que siento, notar como la magia recorre mi cuerpo mientras bailo y me dejo llevar por la música, volver a pisar un tablao y sentir la fuerza de ese baile deslizarse por mis venas, quiero que el "Duende" que tenía antes regrese. Definitivo aquello era el remedio perfecto para olvidarme de Malachite Arima.

Antes de salir de casa, telefoneo a Mina. En su casa no me contesta, así que le marco al móvil.

-Mako, linda, ¿qué pasa? ¿Acaso te has arrepentido de nuestra comida?

-No es eso.-le respondo.-Es sólo que puede que llegue un poco tarde, hoy voy a volver a las clases de Flamenco, lo necesito.

-Me parece muy bien amiga, es una de las mejores decisiones que has podido tomar. Esperaremos hasta que llegues.

-Gracias Mina. En cuanto salga de la academia me voy directo a tu casa. Yo llevo el vino.

-Estupendo.-canturrea Mina.- porque Ami va a traer el postre: su famosa tarta de queso con mermelada de arándanos, y Rei el sake. Pásalo bien, Mako. Sayounara.

-Sayounara.

Me detengo en la entrada de la academia de Flamenco, caminando por la calle de aquel barrio popular de Shibuya con mi traje deportivo y la mochila al hombro, recorriendo aquel camino que no había atravesado en más de dos años, cuando este baile apasionado y ardiente se metió en vida y mis venas y practicaba tres horas diarias luego de la Universidad. Mendoza sempai decía que tenía mucho futuro, que era raro que alguien de mi cultura tuviera tanto "Duende", eso venido de una bailaora era el máximo cumplido.

¿Será que ahora que pretendo usar al flamenco para olvidarme de cosas desagradables conservo ese aire que me alababa tanto mi maestra? Suspiro hondo antes de subir las escaleras de caracol hasta el piso alto de aquella academia cuyas letras rojas del letrero anuncian "Andalucía Academy". Llego a la parte de arriba y la música maravillosa de acordes de guitarra se mete por mis oídos, es tan familiar, que cuando abro la puerta y veo a las chicas con sus faldas de volantes amarillos sonrío. Mendoza Sempai sigue igual que cuando me fui, por esa mujer no pasan los años.

-¡Vamos chicas! ¡Denle más fuerza en ese paso! ¡Si el cierre no es fuerte se jode todo el baile!-grita ella en español, un idioma sobrado familiar para mí… Tantas veces me había corregido en ese lenguaje que acabé por aprenderme sus regaños. El baile termina y las cuatro chicas acaban con una muy buena pose, mi maestra se acerca al reproductor y detiene la música.

-Descanso de dos minutos que seguimos con baile por parejas…¡Chicos prepárense!.-les grita ella.

-Dolores Sempai.-digo yo en la entrada, ella me mira y sonríe.

-¡Mako chan! ¡Cariño que sorpresa!.-me abre los brazos y corro a abrazarla.-Ha sido mucho tiempo, déjame mirarte, estás muy linda.

-Gracias, Usted también.-le respondo yo.- Eché de menos la academia.

-No parecía, no volviste jamás. Dime, ¿te graduaste?.-me pregunta jalándome hacia el tablado.

-Sí, terminé la universidad y ahora trabajo en el Museo Nacional de Tokio, eso no me deja mucho tiempo para el flamenco, ¡Gomen nasai Mendoza Sempai!...en verdad siento no haber regresado jamás ni a agradecerle por todo.

-No te preocupes Mako. Aunque sí me dolió perder a alguien como tú, llevas el flamenco en la sangre hija.-me dice emocionada.-¿Debo entender que esta visita es porque pretendes retomarlo?

-Si Mendoza Sempai, me hace mucha falta volver .-casi suplico yo.-¿Me recibirías de nuevo?

-De mil amores cariño, sólo espero que recuerdes lo básico. Anda a cambiarte mientras te busco aquella pieza que te encantaba, "Chanelando" de El Cígala.

-Perfecto Dolores, El Cígala es suficiente incentivo para que recuerde lo básico.-le sonrío yo.-pero si quieres que de verdad mi memoria funcione de nuevo, ¿No tiene "AIRE" de José Mercé?.-insinuo yo sonriente.

-Así que vienes con energía, bien, que sea "Aire".-acaba mi maestra y camina hacia el reproductor de CD, yo sonrío antes de perderme en los vestidores que me son como toda aquella academia tan familiares.

Llego y me quito el pantalón deportivo, me pongo mi falda amarilla de volantes, fuera la chamarra y dejo solo mi leotardo negro, sujeto mi cabello en una red, luego saco los zapatos de la mochila, me los calzo. Entonces parece que estoy lista, me miro en el espejo y sonrío, esa es la Mako que era yo, no la patética mujer del museo.

Al fin cubierta de nuevos bríos salgo al tablao, en donde los acordes de la bella música de acordes de guitarra y palmadas me inundan. Los estudiantes ya están de descanso, pero Dolores me llama arriba con sus manos mientras ella ya baila. Subo sonriente y rápidamente hago los primeros movimientos de manos y desentumo mis piernas un poco con algunos zapateos sencillos que resuenan en el tablao.

Pero no bastan ni unos segundos para que me empareje a los movimientos de Dolores con una seguridad que me asombra, es como si el camino que recorrí por años al volverlo a andar me resultara familiar en cada vuelta, desvío o desnivel, simplemente relajante. Sólo me dejo llevar por la música y yo y Dolores acabamos juntas con intensidad entre los aplausos de los estudiantes, quienes sin yo darme cuenta se han juntado a nuestro alrededor y aplauden con efusión el final. Dolores me toma de la mano y giramos.

-¡Señores, Makoto Kino! ¡Mi estrella del flamenco ha regresado!.-dice ella, yo sonrojada tanto por el cumplido como por lo fatigoso del baile sólo sonrío.

»Creo querida que llegas en un momento muy oportuno. Hay un amigo de Europa que llegó hace unos días, un gran bailaor como nosotras, sólo por amor al ritmo. Estaba viniendo a ayudarme en la clase y mi alumnado femenino se triplicó, pero cuando no bailo con él nadie le alcanza el ritmo, así que llegas caída del cielo linda. Ven, te presentaré.-jala mi mano Dolores hasta bajar del tablado hacia el lugar en que unos chicos japoneses vestidos de negro charlan con un hombre de largo cabello platinado que nos da la espalda.

»¡Kunzite querido! Te robaré un poco de tus pláticas con los jóvenes, ven, tienes que conocer a mi bailaora estrella.-lo jala ella.

-Vaya Dolores, al fin tu tan alabada chica japonesa, veamos si en verdad tiene "Aire" para esto.-responde la voz que me deja paralizada al momento.

No necesito ya mirarlo para sabe quién es. En cuanto mi maestra lo jala y lo miro de frente, siento que la sangre se me baja a los talones, esos ojos de acero, ese rostro perfecto y varonil, la sonrisa irónica, el cabello platinado. ¡Qué hacía el Doctor Malachite Arima en una academia de flamenco! ¡Qué mierda quería jugarme el destino que me lo ponía justo a donde iba a olvidarlo!...

*POEMA DEL TRUENO de Juan Ballester.

NOTAS FINALES:

¡¡¡OMEDETO SEIRYU!!!!

(Felicidades Dragón)

Esta es la forma en que Lady Tortoise, Lady Tiger y Lady Phoenix felicitamos a nuestra amiga Lady Dragón por su cumpleaños, amiga, sabes que desde que las tres te conocemos transitamos con más facilidad por el Lado Oscuro, nos has enseñado cosas maravillosas las cuales junto con tu amistad nos hacen hacer cosas como esta, esperamos de verdad que te haya gustado, lamentamos no poner aún el capítulo 2, pero todas tuvimos una serie de líos en la semana que lo dificultaron, quizá ahora la misma homenajeada quiera ayudar (JIJIJI).

De verdad Ximena, esta es nuestra forma de decirte cuanto te apreciamos, y esperamos que Lady Dragón siga llenando con su magia, sensualidad y talento a este grupo de cuatro seres extraños que les encanta escribir, divertirse, e ir contra corriente, ¡Esto es Four Ladies!...

Para todos los demás lectores, prometemos no tardar mucho en el capítulo 2, esto será un mini fic en homenaje a Makoto Kino y a nuestra amiga Ximena, Mako nos parece un súper personaje y faltan muchas historias en el fandom que exploten al máximo a todas las lindas chica de Naoko, no todo debe ser "Pan con lo mismo" lo cual es una de las filosofías de Four Ladies. Ahora, si Mako ya conoció al TRUENO, ¡¡Esperen a ver qué pasará cuando conozca al RELÁMPAGO!!!!::::MUAJAJAJ::.¡Oh si!…¡¡¡HEMOS REGRESADO!!!

"Siempre alertas, siempre hermosas, siempre encantadoras y siempre letales, somos las damas de Lado Oscuro"…