CAPITULO 14
HERMIONE
Qué extraño resultó para Hermione abrir los ojos aquella primera mañana. Despertar en su cuarto de paredes rosa pálido, con el tocador con espejo y el pequeño banquito frente a ella; con la lámpara de noche que sus padres no habían querido tirar y las cortinas que su abuela había hecho especialmente para ella. Pero lo más extraño de todo fue que su madre abriera la puerta de su habitación y le dijera con una sonrisa: "El desayuno está listo". Ella la miró fijamente sin responder; era tan real… pero en realidad esa mujer solo era una sombra, un soplo de aliento que había tomado la forma de su madre, solo eso. Exactamente como lo era ella, sólo un soplo de aliento.
Los primeros días fueron un fastidio. Le dolía la cabeza todo el día y se sentía mareada.
-No será lindo pero te irás acostumbrando –le explicó Dumbledore- Recuerda que a diferencia de Ron y Harry, tú tendrás despiertos todos tus recuerdos, y si sumamos los falsos que introduciremos en ustedes, es normal que a tu cuerpo le cueste un poco acostumbrarse pero sólo será por unos días.
Una semana exactamente. Semana en la cual tuvo que fingir más que en toda su vida delante de Ron y Harry y en la cual trataba de mantenerse ausente de su familia. "Ellos no son reales" se repetía constantemente con miedo de un día olvidarlo. Pensaba que tener a los señores Weasley sería de ayuda, hablar con ellos de la verdad, de todo, la haría no perder los pies de la tierra, pero hablar era peligroso, alguien podría escuchar y echar por tierra todo el plan, así que dejaron de hacerlo. Todos actuaban tan bien su papel y todo era tan real que olvidar era algo muy sencillo, comenzó por besar a sus padres al despedirse de ella, luego ya le abrazaban antes de irse a la cama y después dejó que el hábito de los domingos familiares se restableciera. Un año pasó sin novedad alguna y ella ya casi había olvidado la realidad y disfrutaba del sueño cada vez más. Hasta la llegada de Lupin al sueño y su discreta llamada de atención.
-Recuerda Hermione –le susurró-. En realidad no ha pasado una semana.
Su ágil mente solía ser muy buena en matemáticas pero cuando pensaba en esos detalles temporales no lograba formar una operación concreta, simplemente pensaba "¿Será un día igual a un minuto o más bien a un segundo?" y así divagaba sin la habitual precisión en ella. La precisión no era nada en aquel mundo… aunque también lo era todo.
Con la aparición de Lupin las reuniones de monitoreo comenzaron, ya era indispensable hablar de realidades, de la guerra en la que estaban y de lo inminente que era el hecho de que tarde o temprano los encontrarían. En dichas reuniones solían compartir sus inquietudes acerca del plan en acción pero rara vez se mencionaba lo que había ocurrido antes de él. Pero Hermione también tenía inquietudes acerca de eso, además hablar con alguien más le ayudaría a no olvidar que aquello también fue real; sin embargo a todos les parecía una crueldad hacia todos (valga la redundancia) siquiera mencionarlo. Se había perdido mucho en esa guerra y el dolor era algo indeleble en aquellos que cargaban todos sus recuerdos. Solo uno de los Weasley no sentía escrúpulos ante eso y Hermione siempre que sentía que se perdía acudía a él.
-George –solía decirle-, tú estuviste hasta el final, dime otra vez ¿Qué paso justo antes de que nos trajeran aquí?
-Fue algo increíble –le dijo aun con el impacto en la mirada-, la gran pelea duró apenas unas horas y sin embargo puedo decirte que el tiempo que hemos estado aquí para mí no es nada comparado con eso. Todo pasaba lentamente, como una película que te proyectan cuadro por cuadro. Y Entonces Harry estaba ahí ante él , yo combatía con uno de los mortifagos pero cuando nos dimos cuenta que estaban cara a cara nos detuvimos, todos nos detuvimos para presenciar aquello.
-¿Pero los mortifagos no aprovecharon la distracción?
-¿Para qué? –le respondió el con una sonrisa- Nadie pensaba en aprovechar nada. Lo importante era que Harry y él estaban frente a frente. Si ganaba "él", tendrían tiempo de sobra para disfrutar con nuestra muerte pero, si perdía, matándonos no harían más que incrementar la eternidad que estarían en Azkaban.
-Ya veo…
-Debo decirte que a mí me sorprendió que fueran capaces de llegar a esa conclusión. A la mayoría los tomaba por idiotas.
-Yo también –admitió Hermione -¿Y después?
-Después Voldemort levantó su varita, al momento Harry lo imitó y ambas maldiciones se encontraron justo por el medio. ¡Cuánta luz había ahí Hermione! De no ser porque el destino de todos se estaba jugando hubiese sido algo admirable. No, olvídalo, aun así fue algo admirable. Hasta que notamos la cara de dolor de Harry… como si alguien, que no era "él" le estuviese hechizando, lo que debilitaba el poder de su hechizo y hacía que el de "él" se acercara más a su objetivo. Todos nos pusimos a buscar a nuestro alrededor quien era el causante de aquella bajeza y la lucha contra los mortifagos se reanudo. Recuerdo haber escuchado la voz de mi madre gritar a lo lejos "¡No es justo Voldemort, alguien lo está hiriendo!" –George rió-. Buena puntada de mi madre, como si a "él" le importara que las cosas fueran parejas. Sin embargo escucharla gritar su nombre con tanta seguridad hizo que mi pecho se hinchara de orgullo por ella. Pero no se lo cuentes eh Hermione.
-Tranquilo –sonrió la castaña-, tu secreto está a salvo conmigo
-Lo sé –le sonrió George y prosiguió con la historia- y bueno, unos segundos después de eso, cuando la maldición de él estaba por tocar a Harry aparecimos aquí.
-Esa parte la conozco bien.
-Fred se hubiera muerto de la risa de saber que nuestro destino depende de que Harry y el mocoso Malfoy se metan en la cama.
-¡George!
-Admítelo –le dijo- es repugnante.
-A mi no me lo parece.
-Oh, cierto, es que olvidaba que eres rara.
-Gracias –respondió ella con sarcasmo- ya, hablando en serio…
-Soy el hombre seriedad –dijo exagerando la rigidez de su cuerpo.
-¿Puedo hacerte una pregunta bastante indiscreta y además cruel e inapropiada?
-No conozco ninguna de esas tres palabras –dijo él guiñándole un ojo.
-¿Cómo es que puedes sobrellevar esto? Ya sabes… sin Fred.
-Al principio no fue fácil… -admitió George con serenidad- creo que Dumbledore escuchó gritos de reproche de más de un Weasley.
-Supe lo de tu mamá –admitió Hermione.
-Y yo supe de ti –sonrió George- tú también le gritaste ¿cierto?
-Un poco… -dijo avergonzada.
-Está bien, ¿crees que Dumbledore esperaba algo diferente? Creo que de haber podido se hubiese gritado a él mismo. Tal vez incluso lo hizo.
-No lo dudaría –sonrió Hermione.
-El caso es, que él me dio un buen motivo para dejar de gritar –dijo con una amplia sonrisa- ¡Demonios Herms Se nos olvida que Dumbledore siempre tiene un buen motivo para todo!
-¿Cuál fue?
-Simple, Fred ya está aquí. Ese infeliz no va a largarse a ningún lado sin mí.
-George…
-Desde pequeños nos confundían, podíamos engañar a nuestra madre con la mano en la cintura, la gente nos decía que parecíamos uno sólo. Pues bien, ahora lo somos. Yo seré Fred y George hasta que me llegue mi turno de pasar al otro lado y entonces podamos ser dos otra vez.
-Ah… -Hermione no supo que más decir. Aquello sonaba lindo, era admirable la manera en que George sobrellevaba aquella locura pero no dejaba de ser una simple ilusión. Era evidente que eso no podía externar.
-No te rompas la cabeza Herms –le dijo despeinando su cabellera como si ella fuese una niña- no es una metáfora.
Le guiñó el ojo y se marchó dejándola algo confundida.
Y entonces Hermione iba a la escuela cada mañana y se presentaba ante sus dos mejores amigos con una sonrisa tan bien actuada que pudieron haberle dado un Oscar por ello.
¿Cuál era el secreto? La convicción, Ella le había prometido a Harry estar con él hasta el final. Y Hermione nunca rompía una promesa.
,-.-.-.-.-.-FIN DEL CAPITULO.-.-.-.-.-.-