SILUETEADO POR EL MAR

(Silhouetted by the Sea)

Por Kristen Elizabeth

Traducido por Inuhanya

Disclaimer: No recuerdo hacerlos. Sí… sí, definitivamente no son míos.

Nota de KE: He estado trabajando en esta historia por un tiempo y todo comenzó con un viaje a Disney World. Es mi primera historia AU (Alternative Universe/Universo Alternativo), algo que he dudado en hacer en el pasado. Pero amo esta historia y espero que ustedes también.

Nota de Inu: Hola de nuevo!!! Es un gusto estar de regreso pero esta vez con los fics de otra de mis autoras favoritas de GW, Kristen Elizabeth. Me alegra que les haya gustado el pequeño one-shot titulado Embarazo (para aquellos que lo quieran leer está publicado en la clasificación T o directamente en mi perfil lo encuentran). En esta ocasión les traigo esta historia, una de mis favoritas tmb, con una trama totalmente nueva e interesante. Espero que les guste y la disfruten. Recuerden que estas historias no me pertenecen, yo sólo me tomé el trabajo de traducirlas para dárselas a conocer para su sano entretenimiento… Todo el crédito de autoría es de Kristen Elizabeth… FELIZ LECTURA!!!!

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Capítulo 1

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1789

South Hampton, Inglaterra

Para su miseria, el sol había salido. Mientras abría sus ojos y miraba el techo de la habitación de la posada, maldijo la inevitabilidad del tiempo. Este día iba a llegar, sin importar lo mucho que le temiera.

Cuando estuvo por levantarse de la cama, tuvo la extraña sensación de que alguien estaba observándola desde las sombras. Cuando su mucama, Leah, apareció con su corsé, Relena Peacecraft se relajó en las almohadas. "Oh," respiró ella. "Sólo eres tú."

La joven lucía perpleja. "No está lista para vestirla, Señorita Relena."

"Lo siento." Relena lanzó las cobijas de sus piernas y se levantó. "Perdóname si no estoy lista para ser vestida y embarcada."

Leah depositó el corsé en la cama. "Su hermano desea verla antes de que el barco zarpe. Todo está listo, Srta. Relena. Excepto por usted."

"Puedes vestirme, Leah. Puedes arreglar mi cabello. Mi hermano puede subirme en un barco y tener a sus mejores hombres llevándome por el mar, pero *nunca* estaré lista para casarme en contra de mi voluntad."

"Relena." La calmada voz de su cuñada entró en la habitación. Ella apareció un momento después, vestida en una simple bata azul que igualaba el mismo tono de sus ojos. La Duquesa Lucrezia Peacecraft emanaba compasión por la hermana de su esposo. Le extendió sus brazos a Relena.

Relena cayó en ellos. "Has hablado con Milliardo? Lo has convencido de no hacerme ir?" le preguntó un momento después.

Lucrezia gentilmente acariciaba el largo cabello dorado de su cuñada. "Si hubiese algo que pudiese hacer, sabes que lo haría. Pero tu hermano le hizo esta promesa en batalla a un hombre que considera un gran amigo. Si se retracta, no sólo sacrificaría su amistad, sino su honor y su dignidad."

"Casi es el siglo diecinueve," espetó Relena, saliéndose del abrazo. "No estaba completamente segura de que tales cosas existieran más."

"Existen, muy fuertemente, para tu hermano." Lucrezia se sentó en la cama, a pesar de sus siete meses de embarazo. "Mi corazón está contigo, Relena. Si alguien hubiese intentado obligarme a desposar un hombre que nunca he conocido, habría reaccionado de forma exacta."

Relena jugó con las tiras de su pijama. "Fue diferente para ti. Siempre supiste con quien querías casarte."

"Pero si hubiese sido obligada a casarme con otro…" Lucrezia miró sus manos. "Bueno, sin necesidad de decir, no me hubiese doblegado fácilmente a la voluntad de mi padre."

"Y no me doblegaré a la de mi hermano!" declaró Relena. "No abordaré ese barco hoy. No zarparé a Barbados. Y no seré obligada a un matrimonio con Treize Kushrenada! No me importa qué promesa hizo mi hermano!"

Lucrezia miró a la silenciosa mucama. "Puedes irte, Leah. Yo la atenderé." La joven se inclinó e hizo un rápido escape. "Relena. Hay alguien más? Alguien a quien esperas?"

Relena miró al techo. "No hay nadie… del que sepa."

"Pero…?"

"Sonará tonto si lo digo en voz alta." La esposa de su hermano sacudió su cabeza y le indicó que continuara. "Simplemente siento… que hay algo…" Titubeó. "Alguien con quien se supone debo estar." Sus ojos se nublaron. "Y *no* es Lord Kushrenada."

Lucrezia ladeó su cabeza. "Entonces quién es?"

"No estoy segura de que lo haya conocido todavía." Relena llevó sus dedos a sus labios y cerró sus ojos. "Pero… lo sabré cuando lo vea."

"Relena." La mujer tomó sus manos. "Si no lo has conocido en Inglaterra, entonces tal vez no está aquí. Tal vez… tendrás que ir a otro lugar en orden de encontrarlo."

"Y si no lo hago?"

Lucrezia levantó sus delgados hombros. "Sería tan malo ser Lady Kushrenada?" Las comisuras de sus labios se levantaron. "Yo tendría que hacerte reverencia."

"No, no lo harías," le aseguró Relena. "Aún si nos encontramos otra vez, serás mi hermana."

La esposa de su hermano se inclinó tanto como pudo y besó la frente de Relena. "Y tú siempre serás la mía. Esta no será la última vez que nos encontremos. Te lo prometo."

Había lágrimas en los ojos de ambas mujeres. Relena, sin embargo, no estaba completamente resignada. "Me necesitas aquí, Lu. Para cuando llegue el bebé! No puedo dejarte así!"

"El bebé estará bien, aunque estoy segura que preferiría conocer a su tía más pronto que tarde." Ella sonrió a través de sus lágrimas. "Te conocerá algún día."

"También lo prometes?"

Lucrezia asintió. Después de un momento, ella secó sus mejillas y se levantó. "Ahora, tienes que apurarte. El barco zarpará con la marea alta."

"Perdóname, Lu."

"Por qué?"

"Nunca perdonaré a mi hermano por esto."

La esposa de su hermano colocó una mano en su abultado vientre. "Con el tiempo, Relena, lo harás. Él te ama. Demasiado."

Relena alcanzó por su corsé. "Y yo lo amo. Pero aún no lo perdonaré. No soy de su propiedad para entregarme a cualquier hombre de su elección." Su expresión se suavizó. "Sólo lo hago… por mi. Por lo que sea que esté allá, esperando por mí. No por él."

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La partida de su Inglaterra natal pasó muy rápidamente. Permanecía en la baranda del barco, rodeada por sus maletas y observaba el puerto alejarse de ella. Sus ojos se fijaron con los de su hermano. Él levantó su mano, queriendo desearle lo mejor. Pero para Relena, era como si estuviera sacándola de su vida. A su lado, Lucrezia llevó un pañuelo a sus ojos, sollozando tranquilamente contra el hombro de Milliardo.

Ella sintió una mano en su brazo, pero no necesitó preguntar quién era. Su compañera de viaje, la amiga de infancia de Lucrezia y la guardiana personal de Relena, la Baronesa Sally Po. La mujer apretó el brazo de Relena, consoladoramente.

"Cuando miramos atrás, fallamos en ver hacia adelante," dijo ella.

Relena parpadeó y miró a Sally. "Tienes razón. Infortunadamente…" Miró al puerto. Las figuras de su hermano y su esposa se habían vuelto más pequeñas. Casi indistinguibles. "No miro hacia nada." Ella reunió su falda. "Muéstrame dónde está mi camarote. Deseo estar sola."

"Por cuánto tiempo?" preguntó Sally.

"Hasta que alcancemos América, si es necesario." Relena se giró y comenzó a bajar la cubierta, un pequeño rastro de seda brocada la seguía detrás.

Sally suspiró y le dio a la orilla una mirada final. El puerto se había ido y la tierra estaba volviéndose pequeña. "De aquí a… lo que pueda pasar."

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Savannah, Georgia

"Qué nos has traído?"

La joven, notoria por su delgada figura que le permitía escabullirse en lugares donde ningún hombre podía y sus cuestionables orígenes, le alcanzó al ensombrecido hombre un rollo de pergamino. "El barco es llamado *Lady Une*, le pertenece a Lord Treize Kushrenada, un caballero del Rey mismo. Debió partir de South Hampton esta misma tarde." Hilde sonrió. "Su destino es aquí, y luego, a la plantación de Kushrenada en Barbados."

Trowa Barton cruzó sus brazos sobre su gruesa camisa tejida. "A quién lleva?"

"Sólo una tripulación de diez, supuestamente," reportó Hilde. "Y dos pasajeros. Una es una Baronesa, sin embargo su simpatía por nosotros los americanos en la guerra ha bajado su estatus social, especialmente desde que su esposo murió hace un año." Ella pausó. "La otra es la hermana del Duque Milliardo Peacecraft, un antiguo oficial muy rico en la Armada Británica. Viajan a Barbados para que la hermana del Duque pueda casarse con Kushrenada." Hilde sonrió ante la cantidad de información que había podido descubrir.

"Alta probabilidad de joyas," señaló Wufei Chang mientras afilaba la hoja de su espada.

"Sin mencionar que el barco está reportado para ser cargado con bienes. Te, sedas…" Hilde miró a su líder. "Es lo que hemos estado esperando, no lo crees?"

Heero Yuy salió de las sombras, aún estudiando el pergamino. "Cuándo llegarán?"

Trowa se encogió. "Un mes, más o menos. Depende de los vientos."

"Diez contra tres," musitó Heero.

Hilde protestó. "No querrás decir cuatro?"

Su líder asintió en reconocimiento. "Podríamos tomar el barco?"

"Por supuesto!" Wufei se levantó, blandiendo su espada. "Casi sería difícil justificar tan fácil conquista."

Heero enrolló el pergamino. "Muy bien entonces. El *Lady Une* es." Hilde chilló deleitada. "Esperaremos hasta que partan hacia Barbados. Quiero atacar en aguas caribeñas." El papel crujió en su mano. "Este podría ser un trabajo simple, pero tengo un presentimiento… será uno importante."

Hilde saltó de arriba abajo. "Sí! Porque vamos a ser ricos!!"

"Sí." Mientras la joven continuaba su celebración e intentaba arrastrar a Trowa y a Wufei a su entusiasmo, Heero salió del salón al balcón. Las negras aguas del Atlántico reflejaban la luna llena, hipnotizándolo con el brillante espectáculo. El mar era su hogar; era por él, no por ningún amor maternal, que Heero había nacido. Él había aceptado, hacía mucho tiempo, que los mismos océanos que vieron su nacimiento también verían su muerte. Sería en este asalto o el próximo? No tenía manera de saber.

Pero cualquiera que fuera su destino, sólo lo encontraría en el mar.

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Continuará…