Vergüenza.

Observó impactado -aun sin poder dar crédito a lo antes visto- como se alejaban derramando miel y felicidad aquel grupo de inocentes y crédulos jovencitos.

— A-acabas de timar a tres niños con piedras, uhn.

— 'Piedras mágicas'—se defendió el azabache—. Todo está en la mente. Si crees que son mágicas entonces lo son.

El menor de los Akatsukis miró con terrible asombro a su superior. Suspiró indignado y volvió la vista al sendero.

— Entendería perfectamente si se tratara de Kakuzu, pero… ¿tú, uhn?

— Tal vez sea poco—dijo refiriéndose al dinero obtenido—. Pero las piedras no cuestan nada de modo que sólo hay ganancia y no perdida.

— Estafaste a tres niños con piedras, uhn. —recalcó el ojiazul.

— Actúas como si Akatsuki fuera un convento o algo así. Somos criminales por sino lo recuerdas.

— ¡Pero…!—vaciló un poco antes de continuar en un susurro—… criminales con c-clase, uhn.

El Uchiha ladeó la mascara y lo miró fijamente.

— Si no te quejas de nuevo trataré de no abusar de ti a mitad del bosque.

— ¡Bastardo egocéntrico! ¡¿Qué clase de amenaza es esa, uhn?!

— Oh, ¿te quejas de la amenaza incluso?— Deidara vociferó con más fuerza su inconformidad— Bien, entonces aquí mismo.

— ¡Sólo atrévete a ponerme un dedo encima y voy a…!—la frase quedó atorada en su garganta al notar la ausencia de la arcilla y en su lugar encontrar algo completamente distinto— ¿Q-qué significa esto, uhn?

Madara sonrió con descaro.

— 'Piedras mágicas'. Entonces, ¿qué dijiste que ibas a hacerme?

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Notas de la autora: Mmm, últimamente siento que no he escrito un buen madadei, con excepción del anterior, el cual me gustó mucho. Igual no estoy del todo inconforme con este, simplemente quería escribir algo sencillo y… no sé, sencillo. Oh, como aclaración, lo que había en las bolsas de Dei en vez de arcilla eran piedras. Seguro se preguntaran, ¿qué diablos hacía Mada vendiendo piedras a esos niños? Bueno, no lo sé tampoco, pero creo que estaba escaso de dinero y deseaba invitar dango a Dei… o simplemente quería fastidiar.