HOLA!! MIS QUERIDOS LECTORES AQUÍ VENGO CON UN CAP EXPLOSIVO, JEJE!! LO SIENTO PORQUE EN LOS CAPITULOS ANTERIORES NO ME DESTAKE CN MI MEJOR TRABAJO. PERO BUENO LAMENTO LA TARDANZA. HE ESTADO MUY ENFERMO. AQUÍ LES DEJO ESTE CAP ESPERO QUE LES GUSTE
ACUERDENSE DE QUE LOS REVIEWS SON APRECIADOS POR MI
Capitulo 8. Imprimación
Subí a mi habitación después de discutir con mis padres, ya que ellos no me dejaban participar en la elección de los nombres para los gemelos. ¿A quién se le ocurren unos horribles nombres tan para sus hijos? A mis padres por supuesto; Billy Jacob Black Cullen y Elizabeth Rosalice Black Cullen. A mi hermano le iban a llamar así solo para después decirle B.J. – una copia barata de mi nombre – y a mi hermana; Elizabeth por la madre biológica del abuelo Edward, y Rosalice creo que es muy obvio: Rose-Alice, una combinación del nombre de mis dos tías – y prácticamente madres - , Alice se iba a abombar en lo que se enterara del nombre.
Subí a mi habitación a esperar a Leah para mis entrenamientos de lobo que ya no necesitaba, y ella lo sabía lo que pasa es que no quería aceptar las ganas de verme, y yo si aceptaba las ganas de verla, besarla, tocarla…
… nos habíamos besado solo una vez aunque fue solo un beso fugaz en los labios que pude robarle. Leah negaba que estábamos imprimados, decía que alguien como ella era incapaz de imprimarse y que dejara las tonterías si no quería que me diera otra cachetada como la que me dió cuando la besé. Besarla me éxito, pero esa cachetada tan fuerte, me hizo pensar en que Leah si era una mujer. Ella es salvaje, fuerte, felina. Una mujer que si se puede defender por si misma, no le tiene miedo a nada, arriesgada, y que además yo quería para mí. También le había ofrecido mi amor, mi corazón y mi confianza cuando lo que hizo fue reírse de lo patético que yo era, diciendo que ella no era fácil, y jamás se había enamorado, pero nuestras miradas decían lo contrario, ya no solo era una fuerte conexión lo que sentíamos al conectar las miradas, sino que cada vez que nos veíamos las ganas de lanzarnos encima, conectar nuestros cuerpos y otras cositas mas. Sus labios me llamaban, me hipnotizaban, me rogaban a que los besara. Y ella no se podía seguir negando, además si no me amaba ¿Por qué me había salvado aquella vez que estuve a punto de suicidarme? Recordé que hace varias semanas salí del consultorio de Carlisle y me reconcilie con mi papá.
Papá, papá, papá, papá.
No recuerdo cuantas veces le había llamado Jacob y no papá. Y además ver a mi mamá en una silla de ruedas todos los días no me alegraba nada. Ella tenía que usar la silla de ruedas por un embarazo delicado, que yo cause gracias a que ella recibió la noticia de que yo estaba muriendo. Mi mamá me decía que no me preocupara por ella ni mucho menos por lo que pensara mi padre, que los dos me querían y que lo más importante es que yo estaba vivo y sano, que además mis hermanos iban a nacer sanos y salvos. No me pude presentar en la universidad ya que se me hacía difícil no perder el control, por eso me fui a quedar en casa del abuelo Billy solo un par de días, a mi me encanto esa idea de estar más cerca de Leah, aunque tenía peleas con Seth – el gran enano estúpido hermano de Leah – porque sospechaba que yo lo que quería con Leah era estarla "rondando" y no la buscaba para lo que debía. No sé porque todos ven a Seth como un "peluchito tierno" cuando lo que es, es un enano irritante.
Noc, noc, noc…
… hasta que por fin ¡llego Leah! Estaba tocando a mi puerta.
- Edward Jacob, recoge algo de ropa te quedaras en casa de Billy, hoy veras como es tener una guardia – me dijo con esa voz que ansiaba escuchar - . Te espero abajo ¡5 minutos!
Recogí mi ropa en menos de un segundo. Baje las escaleras, me despedí de mis padres le explique el por qué de quedarme en la Push.
Logré ver a Leah, que esta vez se pasó de la raya. Se vistió muy sexi, solo para molestarme. Llevaba una minifalda negra dejándole ver esas piernas deseables, la minifalda también le resaltaba ese culito al que me provocaba darle una nalgada y hacerle gritar mi nombre, y un top rosa que dejaba ver cuán grande eran sus tetas, su piel morena con ese tenue broceado me tentaba y se me hacia agua la boca nada más al ver esas curvas, además era la primera vez que la veía con el cabello suelto y no con una coleta como siempre.
- Hey – me dijo chasqueando los dedos – cierra la boca y deja de botar la baba.
Le gruñí. No le hable en todo el trayecto. Incluso se sentó en el asiento de atrás de mi auto para molestarme pero no le iba a hablar. Llegué a casa del abuelo que se puso muy contento al verme y hablamos de cómo seguía mi mamá y de que estaba enojado con mi papá por intentar comprarle otra casa, en realidad la casa del estaba muy deteriorada. Me fui a dejar mis cosas en el cuarto que era de mi padre. Me senté en cama a pensar mientras Leah esperaba afuera. Me prometí a mi mismo que iba a hablar con Leah y pedirle que intentáramos ser una pareja, lo que en realidad me prometí fue que por mucho que la quisiera esta sería la última oportunidad que le daría a Leah. Estaba seguro de lo que arriesgaba pero no podía seguir haciendo el papel de payaso.
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Salí de la casa y allí estaba Leah. Furiosa por la espera.
- ¡ya era hora! – me dijo, pero no le respondí.
Solo la seguí por el bosque, claro que por supuesto no pude apartar la vista de su trasero, pero entonces era ahora nunca.
- ¿Leah? – era hora de darle la última oportunidad.
- No otra vez – lo dijo como rogándome.
- No te preocupes, esta será la última vez que oirás estas palabras de mi boca – le dije mirándola a los ojos -. Leah, ¿quieres ser mi novia? Vamos, acepta la imprimación ¿Por qué haces todo tan difícil?
- Te diré esto sin problemas – me dijo, estaba dispuesta también a cerrar el asunto - E.J. ok. Acepto que estamos imprimados, pero no. No quiero ser tu novia, no puedo.
- ¿Por qué? Dame una buena razón para dejarte en paz. – le dije, con ganas de irme y huir del mundo si ella no quería estar conmigo. Yo no podía estar con nadie más que no fuera ella, así que ¿Qué sentido tenía la vida? Porque mi mundo giraba alrededor de ella, no, mejor. Mi mundo era ella.
- Aunque parezca un poco menor que tu, soy mucho mayor. Y además solo he tenido una relación amorosa, y basto para destrozarme y hacerme sufrir inimaginablemente. – me dijo viendo al piso.
- Pues, deberías darte un chance, déjate amar – le rogué lo mas que pude – aquí estoy yo para arreglar todo el daño y curarte, además técnicamente Carlisle es menor que Esme, Rosalie es mayor que Emmet, y…
- Y ¿Qué pasara con Seth? – me pregunto.
- Seth debe seguir las reglas y respetar la imprimación – le dije – ya estas bastante grandecita para tener un hermanito que te sobreproteja todo el tiempo.
- Está bien.
- ¿Aceptas? – le dije poniendo cara de puchero de perrito.
- Si, Ed. Acepto. – me dijo con una sonrisa.
La abracé y le di vueltas al estilo película. Nos separamos en lo que ella se mareó – yo no por mi parte vampiro – y nos tumbamos en el piso. Comenzamos a ver las nubes, buscar a que se parecían, y hablar de estupideces que en realidad me gustaba hablar con Leah. Nunca había hablado tanto con ella, hoy estaba diferente, más cálida, amorosa, no estaba amargada. Y no dude en preguntarle por qué hoy estaba tan diferente:
- ¿Leah?
- ¿Si? – me respondió con una sonrisa.
- ¿Por qué estas tan diferente hoy? – le dije con cara de confusión.
- ¿No te gusta? – me respondió con asombro.
- ¡Claro que sí! ¡Me encanta! – le dije para arreglar en malentendido – prosigue.
- Veras, hoy estaba dispuesta a que tú me pidieras otra vez ser tu novia, pero por supuesto que no te lo iba a pedir yo. Entonces me vestí así para ti – se acercó hacia mí, y enrolló mi brazo en sus hombros - ¿En serio te gusta?
- ¡Claro que sí! – Admití - Solo que… extrañaré a la vieja Leah.
- Pues yo no – espetó – la vieja Leah sufrió much….
Le tape los labios con un dedo, para que no siguiera hablando.
- No recuerdes mas eso doloroso – le pedí – porque cada vez que lo golpees quiero golpear a…
- No fue su culpa, además ahora te pertenezco – me dijo con una mirada traviesa.
- Y yo a ti – le respondí placenteramente – además me encanta que te hayas vestido así solo para mí. Pero…
- ¿Pero que?
- No me gustaría que otros hombres te vieran así – le dije esperando su gran grito pero al contrario, me miro fijamente y dijo.
- Se nota que eres hijo de Jake – me dijo – aunque a mi tampoco me gusta vestirme así. Eso solo fue para conseguir lo que quería.
- ¿Por qué fue hoy que te decidiste?
- Porque estaba harta, necesitaba sentirme amada otra vez, teniéndolo en mis narices y no lo sabia aprovechar. Pensé que iba a haber muchos obstáculos pero eso ya no me importaba. Porque, yo merecía ser querida. Y lo conseguiría como sea, Eddy Jay. Te amo, nunca lo sabia tanto como ahora, nunca ame tanto a nadie como ahora.
- También te amo, Lee. – Mi mirada capto la suya solo para echarnos a reír - ¿Eddy Jay?
- ¿No te gusta?
- Me encanta todo lo que digas.
Hablamos un rato. Le pregunte cosas de su vida ya que ella sabía todo de la mía.
- ¿Eres chef entonces?
- Si, me gusta cocinar. Fui a la escuela de universidad de cocina moderna de Washington.
- ¿Por qué nunca he escuchado que Leah Clearwater cocina?
- Porque nunca le he cocinado a nadie, piensan que si quizá les cocino la comida tenga veneno. En mi graduación solo fueron mi mama, Charlie y Seth. Era la única vez que intente ser amable invitando a alguien a toda la manada a la graduación. – lo dijo como si le doliera en el alma.
- Ya te dije, Lee. No pienses en cosas dolorosas del pasado. – Tomé su mano – además, quizá puedas cocinar para mi algún día.
- Seguro, me encantaría.
- ¿Sin veneno? – dije sarcásticamente con una risita burlona.
- Lo pensaré – Y arrancó a reírse.
Hasta que por fin los dos plantamos un beso. Tierno, amoroso y sin cachetadas.
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Llegamos a casa de Billy, todo lo de la guardia fue pura mentira de Leah, las guardias no se enseñan. Es solo buscar y rastrear. Llegamos agarrados de las manos a la puerta.
- En realidad déjame llevarte hasta tu casa- Seguía insistiendo yo.
- No dame tiempo decirle a mi hermano lo de nuestra relación y te aseguro que todos los días me llevaras ¿si?
- Prometido.
La besé rápidamente. Apasionadamente y a la vez tierno. Duramos varios minutos.
- Te amo, me tengo que ir – dijo.
- Te amo igual, ya te extraño.
- Vengo temprano. Entonces adiós.
- No, Hasta mañana. "Temprano".
Otro beso y se fue.
Entre a la habitación de mi padre, que ahora era mía, ósea ya papá no era dueño de la habitación. Oh, ¡No se de quien coño es la habitación! El problema es que extraño a Leah, y por eso estoy pensando en cosas absurdas. No podía dormir, así que, encendí la TV. – que papá compró para su cuarto, ahora mío, oh! Mierda.- me quedé en bóxer, me puse una camisa para dormir, me acosté en la cama que, gracias a dios era más grande de cuando la habitación era de mi padre, y ahora si me cabían los pies. Pasaba los canales y no dejaba ninguno. Me debí haber estado quedando dormido cuando sentí un ruido venir desde la ventana. Era Leah ¡Genial estaba soñando!
- Hola - me dijo al entrar a mi habitación.
- ¡Que sueño tan bonito! - dije medio grogui.
- No soy un sueño, Eddy Jay.
- Pruébalo – le reté. Me jalo el pelo durísimo, creo que mis cabellos quedaron en sus manos.
- ¿Ahora me crees?
- Por supuesto que sí, - le di una gran sonrisa. Noté que se cambio, llevaba un suéter con el cierre hasta arriba y un mono de la misma tela y el mismo color que era un verde muy claro, casi gris. - ¿Qué haces aquí esta a hora?
- Ya es mañana y muy temprano – Vi el viejo reloj de mi padre que ahora era mío marcar las 12:51. – ¿puedo? – dijo haciendo una mueca para acostarse en mi cama junto a mí.
- Claro, ¿Qué canal quieres ver? – Le pregunté con ánimo.
- Genial, una chica se mete a tu cuarto, y se acuesta en tu cama y tu lo que pretendes es que ella va a ver TV – Me miro con una mirada de desaprobación.
- En ese caso…
La besé, poniendo su cuerpo debajo de mí. Una mano tomaba la suya y la otra tomaba su cuello. La mano de ella jugaba con mi cabello. Mientras yo le comenzaba a bajar el cierre del suéter. De pronto me detuvo, haciendo enojar, solo un poquititisititito. Casi nada.
- Ed.
- ¿Si?
- Tengo que contarte algo, yo… oh! No pensé que sería tan difícil, yo… argg!!
- Solo dilo, vamos. Conmigo no debe haber secretos.
- Uff – dijo y tomo aire – Soy virgen ¿No te importa?
- ¿!¿!¿!Que?!?!?
- Entonces… – Me dijo esperando que yo terminara su oración.
- ¡Me complace!
La acosté debajo de mí. Quite su suéter rápidamente, quedando nada mas con una pequeña camisa al lado. Si boca encontró la mía. Me quito la camisa que me puse para dormir dejándome nada mas con - el que hasta ahora me había dado cuenta – bóxer. Sus brazos estaban enrollados en mi espalda y sus piernas estaban enrolladas en mi cintura. Su lengua recorría cada parte de mi boca al igual que la mía, dando a conocer que este territorio era suyo.
- Te amo – le dije al separarme su boca.
- Yo más.
Le quite la camisa lentamente, vi su brasier sosteniendo esas grande tetas, quite su mono en lo que me excitaba mas y mas. Dejándola en ropa interior. La volví a besar esta vez, poniéndola a ella arriba de mi, sus labios y su lengua iban al compas de los míos. Mis manos bajaron de su cuello a sus nalgas, mientras ella ahora se encontraba devorando mi cuello, los gemidos de ambos eran súper audibles. No aguante las ganas de darle una nalgada a ese culo para hacerla gritar mi nombre, y cuando lo hice fue efectivo.
- ¡Ah! ¡Eddy! – dijo arqueando su espalda.
De inmediato quite su brasier y la coloqué debajo de mi otra vez. Comencé a lamer sus senos, pude notar cómo se endurecían después los succione, haciendo a Leah gritar de placer. Después los mordí y los lamí otra vez para calmar el dolor. Cada vez que devoraba sus senos hacia a Leah gemir y exclamar m nombre. Baje por su cuerpo besándola, creando un recorrido de besos desde sus senos hasta sus pantaletas. Hasta que las arranqué de Leah. Me detuve a mirarla.
- ¿Qué?- Me pregunto confundida todavía jadeando.
- ¡Eres perfecta!
Me fui hasta su vagina, lamiendo toda su humedad y haciéndola gritar de placer. Lamí su clítoris como si fuera una paleta de helado. Después la penetre con mi lengua para escuchar su grito hacerme excitar más y más. Sentí la fuerza que utilizo Leah para ella quedar boca arriba. Hizo un camino de besos hasta llegar a mi bóxer para arrancarlo. Tomó mi pene con su mano exclamando un umm. Lo comenzó a lamer, haciéndome jadear y decir su nombre. Lo introdujo en su boca para sacarlo y meterlo así sucesivamente. Hasta que exclamo:
- ¡Te quiero dentro de mí! ¡Ahora! – eso era una orden.
Así que la puse debajo de mí para introducirme lentamente, comenzando a romper la barrera de su virginidad y haciéndola exclamar mi nombre. Sentí sus uñas enterrarse en mi espalda casi cerca de los hombros gracias al dolor, comencé a entrar y salir de ella con frecuencia, pensé que se le saldría el corazón. Sus caderas iban al compas de las mías cada vez más rápido. Con fuerza me puso debajo de ella y se sentó dentro de mi pene arqueando su espalda, saltando encima de mi lamiéndose los labios, y gemir mientras yo gritaba su nombre. El sonido del golpe entre sus nalgas y mis muslos me excitaba más y mas haciéndome llegar hasta la cima. A continuación, tuvimos el mejor orgasmo de nuestras vidas dejándonos jadeando de placer. Se tumbo arriba de mi dándome un beso tierno y me dijo:
- Te amo.
- Yo mas – le recordé.
- ¿Crees que hayamos despertado a Billy? – me pregunto con vergüenza.
- Bah – exclame - ¿De quién crees que papá heredó ese sueño tan pesado?
Me sonrío, y sin bajarse de mí se quedo dormida.
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ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, ACUERDENCE QUE LOS REVIEWS ME SON APRECIADOS, NOS VEMOS EN OTRA OCACION
BYE.