Cuento I. "A los catorce…"

Por Alisse

Caminaba hacia su casa, que a pesar de los años, continuaba siendo igual. Sunset Arms había cambiado uno que otro inquilino, pero en esencia continuaba siendo la misma pensión acogedora, alegre y con cada historia cada día que daría perfectamente para escribir un libro de cuentos de mínimo cuatro tomos, cual más grueso.

Mirando a su alrededor trataba de pensar por qué razón sentía una desazón dentro de él que en cierta manera lo cansaba. Extrañamente estaba triste, y a pesar que no quería reconocer la razón, la sabía muy bien. Una de sus amigas más cercanas saldría ese día con otro chico, en plan de cita.

No era que estuviera celoso (para nada) sólo que el pensar en eso lo ponía triste. Sus amigos más cercanos eran tres. Dos de ellos eran novios (Phoebe y Gerald, era que no), y Helga, al igual que él, tenía ciertos problemas para establecer una buena relación sentimental. De todo el tiempo que la conocía bien, en lo que más coincidían era que ambos eran un completo desastre en cuanto al sexo opuesto.

Y ahora ella tenía una cita. Y él se quedaba solo. Lo más seguro con todo eso, era que ella comenzaría a alejarse del grupo y él se quedaría de lo más incómodo entre Gerald y Phoebe, y para él, no había nada peor que eso. ¿Qué peor que estar de violinista entre dos de tus amigos?

Abriendo la puerta recordó sin querer, lo ocurrido cuando llegó un circo a la ciudad. Era todo un suceso y él, siendo sólo un niño de once años, estaba de lo más emocionado. Asistió a la función, de la que salió feliz y caminando de vuelta hacia su casa, vio a una muchacha sentada en una banca, en el mismo circo. La quedó mirando con curiosidad cuando notó que en frente de ella habían unas cuantas cartas de Tarot.

Ella levantó los ojos, y le sonrió, gesto que él tomó como una invitación a acercarse y después de un "espérame, Gerald" a su amigo, llegó junto a ella. Conversaron un rato, no era que Arnold creyera mucho en esas cosas de la suerte, pero le causaban curiosidad. Eso sí, cuando ella se ofreció a leerle las cartas, él sutilmente se negó, de lo más caballero, como siempre en él. Pero eso no quitó que cuando se despidieron, y al darse sus manos, ella la volteara y viera las líneas que habían en ella. Sonrió ligeramente, soltándola luego de unos minutos, a Arnold le extrañó tanto ese gesto, que no pudo evitar preguntar qué había visto.

Ella no quiso contárselo, dejando un cierto misterio en todo el asunto. Lo único que le dijo, antes que se alejara, fueron unas simples palabras.

"La conocerás a los catorce años, y será tu compañera desde ese momento hasta que lo que no pueden controlar los separará…"

No le costó darse cuenta que hablaba de una chica, y desde ese momento, cada cierto tiempo se preguntaba a quién podría referirse. Porque había cumplido los catorce, y no conoció a nadie, y el tiempo continuó corriendo hasta que ya tenía 18 y continuaba igual, pensado si aquella chica lo había engañado o no.

Lo único interesante que podía contar de cuando cumplió catorce años, era que se había hecho amigo de Helga G. Pataki, principalmente porque Gerald y Phoebe se habían hecho novios y a los otros dos no les quedó otra que pasar más tiempo juntos, más que nada para no sentirse sobrantes si es que llegaban a acompañar a los otros dos a cualquier parte. Y fue así que cada vez se sintió más cercano a ella, y no se dio cuenta el momento en que comenzó a llamarla a ella en vez de a Gerald para hacer planes juntos, ni tampoco cuando los trabajos en parejas comenzó a hacerlos con ella también, obviando a su mejor amigo con su novia.

Y la verdad, no podía quejarse. El hacerse tan amigo de Helga, según él, fue de las mejores cosas que pudo pasarle, se dio cuenta que él tenía toda la razón respecto a ella, que era muy diferente a como aparentaba cuando eran niños, que dentro se escondía una chica insegura y solitaria que muchas veces lo pasaba pésimo por los problemas con sus padres, más que nada por mala comunicación con ellos (y con su hermana también)

Y ahora sentía como si se la estuvieran quitando (en el buen sentido de la palabra, por si acaso), ese chico, Jack (que era cercano a él, también), la había invitado a salir y ella con toda la emoción en su voz se lo había contado, lo que causó más tristeza en él.

Se sentó escandalosamente sobre el sofá de la sala, llamando la atención de su padre y su abuelo, que continuaban con esos proyectos medios raros que se les ocurría de vez en cuando.

-¿Qué te pasa, chaparro?- le preguntó Phil, mirándolo con curiosidad –pareciera como si te hubieran quitado el almuerzo.

-Nada…- suspiró Arnold. Con una leve mirada Phil y Miles llegaron al acuerdo de no seguir preguntando. Si quería hablar, él solo comenzaría a hacerlo.

Se quedó en silencio mientras los otros dos continuaban con sus cosas raras, ni siquiera le ponían atención a lo que hablaban. Dentro de él había un tema que no lo dejaba tranquilo, y que se había acordado recién, de tanto pensar en la chica Pataki.

-Oye, abuelo- dijo de pronto Arnold -¿recuerdas que una vez me contaste sobre una niña que te molestaba todo el tiempo?

-Ah, por supuesto- contestó sonriente Phil –no podría olvidarla aunque quisiera.

-Bueno, sí… quería preguntarte qué fue lo que pasó con ella- dijo el muchacho, y Phil lo miró con curiosidad, aunque en sus ojos se notaba un cierto brillo de picardía.

-¿Por qué la pregunta?- preguntó Miles.

-Lo que pasa es que Helga también me molestaba mucho cuando era chico- comenzó a decir Arnold –y ella ahora es mi mejor amiga. Tenía la curiosidad de saber si es que al abuelo le había pasado algo parecido- Miles y Arnold miraron al anciano, que continuaba con una sonrisa bastante sugerente.

-¿Qué te puedo decir, Arnold?- se encogió de hombros –nosotros nunca alcanzamos a ser mejores amigos.

-Entonces… ¿perdiste contacto con ella?

-No te equivoques. Te dije que nosotros nunca fuimos mejores amigos, porque ella fue mi novia. Y eres realmente un tonto porque si aquella vez me hubieras preguntado el nombre, sabrías que es tu abuela.

Decir que Arnold tenía la boca abierta es poco. Estaba en estado de shock, o algo muy parecido. No se movió durante unos momentos, tratando de asimilar todo lo que le había dicho su abuelo.

-Pe… pero…- balbuceó luego de reaccionar -¿cómo?, ella parecía odiarte, ¿cómo fue que se hicieron novios?

-Es que ella no me odiaba, Arnold. Las mujeres son distintas a nosotros, lo que ella quería era llamar mi atención, que estuviera pendiente de ella, y la única manera que se le ocurría hacerlo, era molestándome. Cuando lo comprendí lo encontré bastante lógico, y hasta me sentí tonto porque se notaba, en cierta forma, que sentía algo por mí.

Arnold se quedó en silencio, pensativo. Recordó que Helga le había expresado sus sentimientos alguna vez, cuando salvaron el vecindario, y aunque ella no lo mencionara nunca más, presentía que esos sentimientos no habían cambiado en ella.

O al menos, eso era lo que esperaba.

Se puso de pie rápidamente y salió corriendo de la casa. Lo entendía, por fin entendía por qué los dos eran un desastre con otras personas, pero estando solos todo funcionaba perfectamente, comprendió por qué se sentía así cuando ella salía con otros, y por qué a veces ella sonreía con cierta melancolía cuando él lo intentaba con otras chicas.

Entendió por fin que a la chica que conoció a los catorce años, fue a ella, y nadie más que ella.

Llegó a la casa de ella corriendo, y aliviado notó que ella y Jack aún no salían a la mentada cita. Se acercó con rapidez a ellos, sudando y de lo más cansado por todo lo corrido. Helga lo quedó mirando con curiosidad, igual que Jack.

-¿Arnold?- le preguntó ella, después de unos momentos.

-Tengo que hablar contigo- le dijo él, apresuradamente.

-Tiene que ser después, Arnold, estamos retrasados para el cine- Jack hizo el gesto de querer tomar la mano de Helga, pero el rubio no lo dejó.

-Te quiero.

La confesión dejó de una pieza a Helga, y con cara de pedir una explicación, a Jack.

-¿Qué cosa?- preguntó con voz temblorosa Helga.

-Que te quiero, quiero estar contigo y que seas mi novia…

-¡Hey!- Jack intervino, molesto -¡yo no estoy pintado, y no es por nada Arnold, pero yo te…!

-¡Cállate!- le gritaron los rubios, alterados. Jack los quedó mirando y con el orgullo herido dio media vuelta y se fue, pateando el aire. Helga volvió la mirada a Arnold.

-¿Me quieres decir qué rayos significa esto?

-¿Es que no me crees?- Arnold frunció el ceño -¿o es que ya no me quieres?

-¿Qué ya no te quiero?- Helga lanzó una risa irónica, lo que en cierta manera causó tranquilidad en él, aunque sabía que después vendría no un comentario muy agradable de parte de ella -¿estás idiota o te golpeaste esa enorme cabeza que tienes?, ¿cómo voy a poder querer a otro si sigo pensando en ti como cuando tenía diez años?

A medida que terminaba, Helga sonreía más. Finalmente Arnold se atrevió y se acercó a ella, besándola. Hacía mucho tiempo que no sentía esa emoción dentro de él (o quizás, nunca lo había sentido… ah, sí lo había hecho, con cada beso que ella le robaba en las más extrañas circunstancias, siendo niños)

-Escúchame bien, Cabeza de Balón- le dijo ella, después de unos momentos que terminara el contacto –tendrás que hacer mucho mérito para que te perdone todo lo que me hiciste sufrir, ¿entendiste?

-¿Puedo empezar ahora?- preguntó Arnold, acercándose con intenciones de besarla, después de soltar una risita por las palabras de ella.

-Pobre de ti que no empieces ahora…

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Se preguntarán (tanto como me pregunto yo) ¿qué es esto que se me ocurrió escribir ahora?. En realidad, ni yo lo tengo claro, les puedo decir que son oneshots que se me ocurren de pronto, y que siempre dejo olvidados porque no dan tanto para un fic largo, jajaja. Del título no me pregunten tampoco, se me ocurrió mientras me peinaba antes de acostarme a dormir (lo más extraño es que ni siquiera estaba pensando en esto...). Le iba a poner "Cuentos para ir a la cama", pero lo deseché, encontré más tierno el actual.

Pero en fin, espero les haya gustado, aunque no sea la gran cosa. Les aviso que no tengo idea la regularidad con que actualizaré (no es como en los demás, que tiene su turno dentro de todos los fics que estoy escribiendo), y también aclaro que tengo la intención que se traten no sólo de los personajes de los que escribo siempre (es decir, Arnold y Helga) sino que de los demás también.

Los dejo, que estén bien =).