Notas de la Autora: Esta vez tengo muchas excusas, de partida se me borro el disco duro y perdi todo esta cap, por lo que tuve que escribirlo de nuevo, luego, bueno soy Chilena y el terremoto fue algo horrible que me quito la inspiracion por un tiempo...Y después.. ¡Colegio otra vez! Y en un curso nuevo, con profesores nuevos, clases nuevas y ahhh! Literalmente Explote, Pero aquí estoy de vuelta, con este ultimo capitulo, que es MALISIMO... pero al menos es largo y pasan varias cosas :D.

Disclaimer: Ni Axis Powers Hetalia ni Hetalia World Series (Si... hay que actualizarse xD) me pertenecen, ambas son de propiedad de Hidekaz Himayura. Si fueran mios... La pelicula se trataria de la Tercera Guerra Mundial , había una Alianza Greco-Americana que saldria victoriosa y todos usariamos Togas y comeriamos Cajitas Felices =D.


Cap dedicado a todas las que leyeron, a mis compatriotas Chilenos y a Zipangu, por llevarme al lado oscuro de la fuerza siempre (O no? xD) , a Amelie, por dejarme spoilearle el Fic en busca de un buen final (que al final igual fue fail) y a Bela por que por culpa de ella escribi esta wea xD.


Chapter 10: ¡Yo me Opongo!...Creo...

Tic...Tac...Tic...Tac.

Arthur Kirkland miraba su reloj nervioso, cada cinco segundos. No sabía realmente si estaba esperando que su "novio" llegara pronto al altar, o si ocurriera un milagro que lo hiciera darse cuenta de lo que estaba haciendo. Pero al parecer, lo segundo estaba lejos de ocurrir.

- Kiku...¿Por qué demoras tanto?

- Calma, Arturo...¡Todo va a salir bien! - Antonio Fernandez Carriedo puso una mano en su hombro y le sonrió confortantemente

- ¡No me llames Arturo! - bufó el ingles y luego suspiró – Explicáme una cosa, España...¿Por qué demonios eres mi padrino de bodas?

- Estem, bueno, amigo mío...- comenzó el español, alegremente- Se lo pediste a a Francia y a Canadá y ellos rechazaron la oferta...¡No te quedaba mas opción!

- ¿En que estaba pensando? - murmuro Arthur golpeandose el rostro con la palma de la mano. En ese momento, a ellos se acerco Francis Bonnefoy, con actitud solemnte y vestido de su mejor traje Channel.

- Mon Ami, Polonia acaba de llamar diciendo que estan por llegar...se quedaron estancados en un embotellamiento, pero no deben demorar mas de 30 minutos...

- Gracias, Francis...- susurró Kirkland antes de que el francés lo tomara por el brazo y se lo llevara a un rincón - ¡¿Que demon...?!

- Mira, Anglaterre, sé que siempre te estoy haciendo la vida imposible...y debo admitir que es de mis pasatiempos favoritos...y sé que tienes pesimo estilo, unas cejas horribles y eres un imbecil....pero también sé que no eres tan imbecil como para cometer una estupidéz como la que estas apunto de cometer...¿Estoy en lo cierto, mon cher?

- No estoy cometiendo ninguna estupidez, Francis. Déjame en paz...-le espetó el británico, intentando volver a su lugar, pero el galo se lo impidió.

- Arthur, por favor, escuchame por una vez en tu vida. - la mirada de Francis caló hondo en los ojos verdes del menor – Por esto no acepte ser tu padrino. No solo te estas arruinando la vida a ti, si no que tambien a Japón...Piénsalo bien, Arthur. Tu y yo sabemos en donde esta tu corazón...

- Mi corazón no esta en ninguna parte, ahora si me disculpas...

- ¿Invitaste a Amerique a la boda?

Arthur se quedó inmovil, sin respirar siquiera. A sus espaldas Francia sonrió.

- Lo sabía...Sientes algo por él ¿No?...

- Francis, shut the hell up...

- ¿Montaste todo este circo para demostrarle algo?....¿Y si viene? ¿Que harás cuando lo veas entre los invitados?...¿Serás capaz de decir "Si, acepto" cuando sepas que él te esta mirando?

- ¡Si! ¡Seré capaz! ¡Lo que yo haya sentido por Alfred quedó en el pasado! Ya no hay nada, Francis, ¡Nada!

- Mientes...
- ¡No!

- ¡Arthur no seas imbecil! ¡Vas a hacer una estupidéz de la que despues no podrás arrepentirte sabiendo que amas a Alfred! ¡Deja de ser tan...! - en ese instante a ellos se acerco Antonio, algo vacilante y les comunico.

- Japón ya esta aquí...Es hora.

Arthur asintió y le dirigió una ultima mirada a Francis.

- Ya no hay marcha atrás...- dijo antes de acompañar a España hacia el altar.


- ¡Oigan! ¡Yuju! ¡Demonios! ¿¡Por qué nadie nos para aquí?!

Alfred llevaba horas haciendo auto stop a las afueras del aeropuerto de Londres, desesperado por que algun auto los llevara, o al menos algun taxista le aceptara dólares.

- ¿Como se te ocurre salir sin dinero? - le espeto Herakles, despues de ser rechazado por enésima vez por un taxista- A parte...este estúpido de Inglaterra que no usa los Euros como cualquier miembro de la Union Europea normal...

- ¡AHHH! - Lo interrumpió Alfred mirando su reloj – Herakles...

-...Ay no....No me digas que la boda ya empezó...

El americano asintió mordiendose el labio.

- Arg...¡dejémonos de tonterías! - grito Herakles y sin siquiera esperar a que el semáforo le diera luz verde, tomó a Alfred del brazo y salió corriendo rumbo al palacio, a pie...


- ¿Listo, aru?

Wang Yao le abrio la puerta de la limusina a Kiku para ayudarlo a bajar, mientras las damas de honor, Taiwan, Vietnam, Seychelles y Polonia se arreglaban sus kimonos y se disponian a entrar entrar al palacio.

- Hai – Kiku decendió, sujetando el ramo de flores con fuera entre sus manos. Esto era totalmente nuevo para él. Había aceptado casarse según las tradiciones occidentales, con la condición de que al menos lo dejaran llevar un kimono durante la ceremonia. Pero toda la pompa y la belleza del momento no significaba nada para Kiku, por que este no era un momento especial en su vida para nada. Después de todo, no podia ser especial...si no se trataba de amor.

- Entonces...Vamos, aru – Yao le ofreció su brazo al japonés y este pudo sentir la triste mirada del Chino sobre él. Yao sabia que Kiku no queria hacer esto. - Vamos, Liechtenstein, Sealand...

La joven rubia, tomo entre sus manos el canastito con flores y se puso atrás de Kiku junto a Peter, que llevaba las argollas.

Japón suspiró profundamente antes de dar el primer paso adentro del palacio, al tiempo que la marcha nupcial comenzaba a ser tocada por los diestros dedos de Roderich.

Todas las miradas se posaron en él, mientras daba pasos pequeños y vacilantes hacia el altar, en donde Arthur lo esperaba. Kiku busco con la mirada entre el publico aquellos ojos oliva que le quitaban el sueño, pero no encontró a Herakles Karpusi en ninguna parte, tampoco estaba Alfred F. Jones. Honda suspiro y siguió su camino, nervioso, esta vez tan solo mirando hacia adelante, sin tomar en cuenta nada más.

El inglés y el Japonés chocaron miradas un instante, pero fue lo suficiente para que ambos entendieran que ninguno de los dos queria hacer esto. Pero que ya no había marcha atrás para ellos.

Tic...Tac....¡Boom!

El tiempo se había acabado. Y las puertas del palacio se cerraron.


-¡Shit! ¡Tiene que dejarnos entrar! ¡Le juro que estamos invitados!

-...
- ¡Oh Vamos! ¡Les Estoy hablando! ¿Hola? ¡Ustedes son los peores guardias que pueden haber!

-...

- ¡Claro! ¡A ustedes solo los puede haber contratado una vieja chota y senil como la Reina! ¿No?...¡AUCH!

- ¡Alfred! - Herakles saco de una oreja al americano, el cual acababa de recibir un golpe muy fuerte por parte de uno de los guardias del palacio de Buckingham. - Eres un imbecil..

- ¡Pero esos tipos sin respeto! ¡Yo les estoy hablando hace media hora y no contestan!

- ¡No pueden moverse, Alfred! - Herakles suspiró frustrado y sigilosamente se metió por entre unos arbustos, seguido de el americano – Ahora ya los hiciste enojar...¿Como diablos entraremos?

- Por otra puerta...Yo siempre vengo a molestar a Iggy y entro por la puerta de atrás....-Alfred sonrió con suficiencia y se dispuso a salir de los arbustos, pero Grecia lo atajó.

- ¡No seas...! ¡Hay Guardias en todas las entradas! - el helenico miro su reloj y bufó molesto - ¡Ha pasado una hora de que comenzo la ceremonia!

Herakles iba a comenzar a jalarse el cabello frustrado cuando el rostro de Alfred se iluminó y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

- ¡Tengo una idea! - exclamó y sacó al griego de entre los arbustos.


Un silencio sepulcral se formo en el salón de ceremonias del Palacio de Buckingham cuando Austria dejó de tocar la marcha nupcial y se levantó, para ir a ocupar su asiento como invitado junto a Elizaveta. La joven Húngara se levantaba de cada tanto en tanto a mirar al resto de los invitados, con la esperanza de ver a Alfred o a Herakles en algun lugar, preparándose para impedir toda esta locura.

- ¿Elizaveta? ¿Todo Bien? - preguntó el austriaco mirando a la mujer, mientras se acomodaba el puente de los anteojos.

- Todo mal, Rode...todo muy mal...- murmuró ella. Roderich tan solo se limitó a mirarla curioso.

En la otra fila se asientos Matthew revisaba la pantalla de su movil cada cinco minutos, esperando tener ningun mensaje o llamada de su hermano. Pero nada. El americano brillaba por su ausencia. El canadiense tomo aire y dirigió sus azules ojos a Arthur, tratando de decirle con la mirada lo que pensaba de toda esta situacion.

Y al parecer el inglés entendió, por que tragó duro antes de que el juez comenzara a hablar.

- Estamos hoy reunidos para unir...

La perorata del hombre se perdió en los oidos de Kiku, que ahora tenía su mente en blanco y sus ojos fijos en su ramo de flores. Ya no pensaba en nada, se sentía como un cascaron vacío. Esa era la mejor manera de pasar por todo esto, deshacerse de sus sentimientos. Echar todo por la borda....Pero, oh por dios como extrañaba a Herakles...quizas, incluso con su presencia, todo esto no sería tan difícil. Mejor dicho, con su presencia, esto no estaría pasando.

A su lado, Arthur sudaba como loco y golpeaba el piso con uno de sus pies, nervioso. Las palabras de Francis se repetían en su cabeza como si de un disco rayado se tratase.

"Sientes algo por el ¿No?..."

- Demonios si...si siento algo por el...Alfred te amo...

- ¿Dijo algo, Arthur-san? - preguntó Kiku mirando al inglés con curiosidad. Kirkland se puso rojo como un tomate y susurro.

- No...Nada, Kiku...- murmuro como respuesta antes de volver a posar su vista perdida sobre el sacerdote.

Kiku sonrió. Ahora al menos estaba seguro, de que él no era el único enfrentando este dilema.


Pared, Paredes y mas paredes...¡No había ninguna maldita puerta! Alfred tenía que estar bromeando...¡No era posible entrar por ningún sitio!

- Okay, Gran héroe...¿Como diablos piensas entrar? - Herakles miró al americano con una vena en la sien mientras miraba la imponente altura del palacio de Buckingham. Alfred sonrió.

- No quiero entrar – dijo el ex rubio mientras se afirmaba con ambas manos a los tallados decorativos de la pared. - Pero si logro escalar esta cosa, puedo llegar a una de las ventanas que dan al palacio y hacerles señas para que no se casen...

- Eso no va a....-Herakles frunció el seño curioso y cambió de sentencia - ¿Como demonios sabes todo esto?

- Molestar a Iggy debería ser mi deporte nacional...¿No crees? - Alfred era bastante rápido y ya llevaba la mitad de la pared escalada.

- Estar enamorado de Kirkland deberia ser tu deporte nacional...

Alfred miró al helénico enfadado e hizo un ademan de golpearlo con ambas manos.

- ¡YA CORTALA CON ES.....AHHHHHHHHH! - y su cuerpo cayó varios metros abajo aterrizando justo en una fuente.

- ¡Te doy un 10 por ese clavado! - se burló Karpusi riendo mientras se alejaba de la escena. Alfred saco su cabeza del fondo de la fuente, escupiendo un poco de agua y uno que otro pez y exclamó.

- ¡Hey! ¡Vuelve aquí! ¡¿A donde vas?!

- A buscar una entrada mas inteligente...

- ¡Pues vete solo! ¡Y no vengas a pedirme ayuda cuando la necesites! ¡Solucionaré esto por mi cuenta! - le respondio el americano y empapado, volvio a la tarea de escalar las paredes del palacio.

- Suerte con eso – fue lo último que le dijo Herakles antes de perderse por los jardines.

-Ya va a ver ese...¡Lograre detener esta boda! Y me va a deber una enorme...- Alfred llego con una rapidez impactante al borde del tejado del recinto y miro hacia abajo – Hell...Esto esta bastante alto...jeje...Uff....sera mejor que vea que hora es...

Sacó de su bolsillo con cierta dificiltad (pues evitaba caerse) el movil y chequeó la hora en la pantalla. 17:25.

- ¡AHHHHH! - exclamó el americano por la impresión y para su mala suerte dejó caer su preciado I phone. - ¡MI TELEFONO!

El aparato cayó haciendose picadillo en el piso. Alfred puso ojos de huevo frito y se llevo una mano al pecho.

- Querido I Phone...haz fallecido en acto de servicio, siempre te llevaremos en nuestros corazones...- el muchacho hizo como si se secara una lagrima y agregó - Al menos hata que me compre otro la semana que viene...

Jones sonrió y se quedó pegado en sus pensamientos por unos segundos antes de recordar la dura realidad. A menos que por milagro la ceremonia hubiera empezado atrasada, ya no tendrían oportunidad de impedirla.

- ¡Ahhh! ¿Que voy a hacer ahora? - Alfred comenzo a gatear por el tejado del palacio, un tanto desesperado, mientras un sol, inusualmente fuerte le golpeaba en la nuca - ¡Tengo que encontrar esa maldita ventana a tiempo!

Pero...

- ¡Arg! ¡¿Por que este maldito sitio tiene que tener tantas ventanas?!


Mientras tanto, Herakles se paseaba disimuladamente buscando algun sitio por el que entrar, escondiendose cada cierto tiempo detras de alguna estatua o de algún arbusto que apareciera por ahi. Ahora se encontraba detras de un rosal...

Y se le acababa de enterrar una espina en el trasero.

- ¡Maldita sea! - masculló mientras buscaba la astilla y se la quitaba de sus pantalones. Acto seguido sacó su cabeza del matorral y dirigió su mirada hacia uno de los guardias del palacio.

El sujeto vestido de rojo y portador de uno de esos ridiculos sombreros altos acababa de abrir lo que parecia una puerta de servicio y había ingresado a traves de ella. Segundos mas tarde otro guardia entro por la misma puerta. Herakles aguanto al respiracion mientras esperaba a que salieran. Tenia un plan.

El helenico tomo una roca fuentemente en su puño y espero. Minutos despues ambos guardias salieron, sin sombreros, con las chaquetas entreabiertas y....besandose.

Herakles no aguantó la risa.

- God Save The Queen...¿Que diria ella si se enterara de esto?

- ¿Quien anda ahí? - exclamo nervioso uno de los guardias y el, ahora rubio, se paralizo. - ¡Muestrese!

Grecia tragó duro y recordando su plan, sacó su brazo de entre los arbustos y lanzó la roca, varios metros lejos de la entrada.

- ¡Por ahí! - exclamó el otro guardia y junto a su compañero (en mas de un sentido, penso Herakles) salieron corriendo al lugar en donde la roca había caido. Herakles se secó el sudor de la frente y salió hecho un rayo hacia la puertecita de servicio. Con sigilo entro, pero...definitivamente el interior no era lo que el se esperaba.


- El amor...es una...

Bla bla bla bla...Alfred...¿Where are you?

Los nervios de Matthew estaba hechos trizas y su estomago ahora no era mas que un nudo. La boda se había retrazado casi una hora, tiempo precioso que su hermano podría haber aprovechado para impedir la "masacre", pero...¡¿Es que acaso a Alfred no le importaba ni un poquito lo que estaba pasando con Arthur?!

La platica absurda del juez acerca del amor entre la pareja, un amor inexistente, bien sabia Matt, lo estaba volviendo loco. Hasta Kumajirou podia sentir la tensión, pues el oso se había ocultado bajo los bancos de la iglesia, en lugar de andar por ahi tratando de comerse la trucha de Seychelles o molestando al frailecillo de Islandia.

El norteamericano suspiró por enesima vez durante la ceremonia y miro a su lado. Francis tenia cara de pocos amigos y la mirada fija en Inglaterra. Estaba claro que el francés también sabía que todo esto era una farsa y si bien, siempre negaba querer ayudar de ninguna forma al inglés, Canadá sabia que igual le guardaba cierto aprecio. Ademas, todos los que tenian conocimiento de que la boda era por despecho sabian que esto terminaría en la Tercera Guerra Mundial.

Pero al parecer no todos estaban molestos con este matrimonio. Williams volteó la cabeza y varias filas mas atrás estaba sentado, con la sonrisa mas grande que hubiera visto en su vida, Turquía. Que incluso se había sacado la mascara y parecia estar conteniendo la ganas de pararse a echar porras como si de un partido de Baseball se tratase. Un pequeño instante de ira poseyó a Matt, meintras veía como la satisfaccion desmedida del turco contrastaba tando con la tristeza del Chipriota sentado junto a él.

Chipre se agarraba la tela de los pantalones, nervioso y desesperado y se mordía el labio tan fuerte que si seguia asi unos minutos mas se sacaría sangre. ¿Por que no se levantaba el a impedir todo esto?

- Hermano...- murmuro el jovencito alzando levemente su mirada para dirigirla a Sadik. - ¿Por que estas tan contento?

- ¿Por qué? - preguntó el mayor, mirando a Chipre como si estuviera loco y agregó en voz baja - ¡Japón se va a casar! ¡Imagínate como estara Herakles cuando se entere de todo esto! ¡Va a estar destrozado!...

- Hermano...

- Y ya sabes...cuando este despechado...ahí estara Turquía para darle una mano..¿Eh?...-Sadik alzo la voz, emocionado y con brillo malefico en la mirada- ¡Sus regiones vitales seran mías y el Imperio Otomano volverá a dominar el mediterraneo!

- ¡SHHHHH! - todos los invitados se voltearon a mirar ceñudos al turco, el cual ya se había puesto de pie y levantaba un puño en señal de victoria.

- Ah...¡¿Que se meten ustedes?! - les espetó antes de que Chipre lo jalara de la chaqueta y lo hiciera sentarse.- Debiluchos...todos seran míos.

- Sadik...¿De verdad no te preocupa ni un poquito...como va a estar Herakles despues de esto? - murmuró el chipriota y Sadik bajo la mirada, poniendose serio.

- La verdad es que...

- Él se preocupa – repentinamente, habló con voz baja pero clara, Egipto – igual que todos nosotros.

Los otros dos mediterreanos miraron al tercero, sorprendidos de escucharlo hablar.

- Pero es Grecia...-agrego mirando fijo al altar - no va a darse por vencido. Lo sabemos bien.

¡Escaleras, Escaleras y mas malditas e inutiles escaleras!. Herakles gruño y pateo las paredes unas mil veces antes de resignarse a subir a donde fuese que lo llevara este interminable camino.

- ¿Donde demonios estoy?

La habitación era muy pequeña, de 3 metros por 3 metros aproximadamente, pero debia ser muy alta pues si Herakles levantaba la cabeza, no conseguia ver el techo de la habitacion, ademas de que hacia arriba no habian mas que escaleras.

Tampoco habian ventanas, ni otras puertas y la unica luz provenia desde un lugar desconocido, muy arriba. Herakles se sentia como en una mazmorra a nivel del suelo.

El helenico suspiro y comenzo a subir. Donde sea que este camino lo llevase, no podia alejarlo mas del palacio ¿O si?

- Por Zeus...voy a morir subiendo esto.


- Es por esto y muchas otras razones, que hoy...Seremos testigos junto a Dios de que Arthur Kikrland y Kiku Honda, formaran una alianza para toda la eternidad, prometiendose amor eterno y fidelidad...

Kiku a estas alturas ya estaba al borde del llanto. Tenia ganas de tirarse al piso, llorar pataelar ¡Lo que fuera! Por detener esto...pero no podia....no podia...

Solo tenia una esperanza, solamente le quedaba una esperanza...

- Si alguien se opone a esta union – vocifero el juez mirando al publico con aire solemne – Que hable ahora o calle para siempre.

Un segundo.

Dos segundos.

Arthur y Kiku se miraron decepcionados y se tomaron las manos en un intento por reconfortarse el uno al otro. Si nadie queria verlos separados...¿Por que no hacerlo?

Eran amigos, podrian intentarlo...

Y nadie se levanto de su lugar. Nadie fue capaz de ponerle un alto a su union. Arthur apreto fuertemente los dedos del que se transformaria en segundos en su esposo, aguantando el llanto. Llanto que ya se había hecho presente en los ojos del oriental.

Metros mas atrás, Matthew Williams miraba el vitral del techo del salon, con ojos como plato y la boca abierta en una expresion de puro terror.

- Sacre...bleu.


- ¡Matty! ¡Hola! - Alfred miraba al interior del palacio con una sonrisa estampada en la cara haciendose señas a su horririzado hermano - ¡Hola!

El Americano había conseguido llegar a la ventana correcta despues de equivocarse unas 15 veces y de haber visto a un par de sirvientas desnudas en los baños. No que hubiese sido un viaje totalmente malo. Pero los pajaros amenazaban constantemente con descargar sus intestinos sobre el.

- ¡Matty! ¡Matty! ¡Diles que no se casen! ¡Que esperen! - Alfred golpeaba el vidrio fuertemente y gritaba con todo lo que le permitian sus pulmones - ¡Oh Vamos! ¡Matthew reacciona!

El Canadiense seguia inmovil en su posicion mirando al cuerpo de Grecia, ocupado por su hermano, con una expresion mezcla de panico y sorpresa. America comenzo a desesperarse cuando vio que el juez se inclinaba hacia Arthur a preguntarle algo. Un nudo se hizo en su estomago.

- ¡Arg! Arthur por favor...por lo que mas quieras, no aceptes....- Alfred levanto un poco la mirada, buscando rapidamente entre el publico a alguien mas que pudiera ayudarlo. Sus ojos enfocaron a Elizaveta, que estaba practicamente temblando de ira, junto a Rode que la miraba un tanto asustado - ¡ELIZAVETA! ¡ESCUCHAME!

De pronto, como un balde agua fria Alfred observo como en el altar Arthur tomaba la mano de Kiku delicadamente y le colocaba un anillo dorado en uno de sis dedos.

- ¡NOOOOOOOOOOOOOOO! - grito el americano desesperado, pateando y golpeando con rabia el ventanal - ¡Por favor Arthur!....No lo hagas....Iggy....por favor...

Una especie de daga se clavo en el pecho de Alfred tan fuerte y tan dolorosamente que el joven sentia como si ahora la estuvieran girando para abrirle mas esa herida sangrante que se le acababa de formar. Hasta respirar se le hacia dificil. ¿Por que?....¿Por que Arthur estaba haciendo esto? ¿Por que le dolia tanto ver como el Ingles...?

- ¡¿Alfred?! ¡¿Que haces aquí?!

El americano se volteo y en una especie de torre, muy alta, a unos cuantos metros del palacio se encontraba Herakles de pie en la punta de la estructura.

- ¡HERAKLES! Yo...estem...¡Encontre una ventana! Pero....

- ¡Estare lejos pero....¿Has estado llorando?! - le pregunto el helenico, practicamente gritandole como si estuvieran conversando a travez de un campo de soccer.

- ¡¿YO?! ¡No....J-jamas! ¡¿Como se te ocurre?! - dijo Alfred secandose las mejillas luego de sorprender una lagrima solitaria rodando por estas - ¡¿Y tu como llegaste ahi?!

- ¡Trataba de buscar una entrada y termine aquí! - Herakles dirigio sus ojos a la ventana y exclamo - ¡¿Puedes ver que sucede desde ahi?! ¡¿Que estan haciendo?!

Alfred bajo la mirada una vez mas y pudo ver como esta vez, era Kiku quien se volteaba hacia Sealand a sacar el segundo de los anillos de la almohadilla.

- ¡HERAKLES! ¡Tenemos que apurarnos!....¡Se estan colocando los anillos!


- Yo...Arthur Kirkland, te tomo a ti, Kirku Honda, como mi esposo y prometo pasar el resto de mi vida junto a ti.

Alfred...nunca llegaste...

Arthur solto la mano de Kiku luego de ponerle el anillo, sin dejar de tener a Alfred presente en ningun momento. Aunque en su corazon ya se había apagado la llama de la esperanza de que el joven americano entrara al palacio y lo hiciera arrepentirse de lo que estaba haciendo. Ahora el Ingles se arrepentia con toda su alma de no haberle dicho jamas lo que sentia. Habian pasado mas de 200 años y jamas le había dicho lo que sentia por el y por cobarde (y como diria Kiku, tsundere) ahora Alfred se alejaria de el para siempre.

Como quisiera volver a sentir que lo miraba. Como aquella vez que, por un impulso estupido, se involucro con Herakles, pensando y sintiendo, que era Alfred el que estaba con el...

En ese momento Kiku sujetó la mano de Arthur, temblorosamente. Todo daba vueltas a su alrededor. Era hora de admitir que era el nuevo "Señor Kirkland". El oriental tomó un ultimo suspiro y miro a su futuro esposo. Arthur le sonrio. Ninguno de los dos queria hacer eso...pero al menos se tendrian el uno al otro para darse apoyo cuando sus propios errores los ataran de por vida.

- Yo ...Kiku Honda – anuncio el japones mientras colocaba la argolla de compromiso en el dedo el ingles – Te tomo a ti, Her...Arthur Ki..Kirkland, como mi esposo y prometo pasar ...el resto de mi vi...vida junto...a...a ti.

Las mejillas de Kiku no podian estar mas rojas al darse cuenta de su enorme error al casi pronunciar el nombre de otra persona. Arthur le dio un apreton en la mano en señal de entendimiento y ambos volvieron a dirigir sus ojos al altar.

- Señor Kiku Honda, ¿Acepta a Arthur Kirkland como su legitimo esposo, para amarlo y respetarlo en abundancia y necesidad, en alegria y tristeza, en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe?

Kiku abrio la boca y miro por ultima vez al publico. Sonrio amargamente antes de responder.

- Si, Acepto.

- Y usted, Sir Arthur Kirkland...


- ¡Demonios! ¡Alfred haz algo! - Herakles estaba a punto de lanzarse al vacio desde aquella maldita torre a la que había ido a parar. Se estaba colocando los anillos. Unos minutos mas y todo habria terminado.

- ¡¿Que quieres que haga?! ¡No puedo entrar por ninguna parte! - Alfred miro una vez mas por la ventanal - ¡Kiku acaba de aceptar!

- ¡¿QUE?! - exclamo el griego, desgarradoramente, mirando con el corazon roto a su antiguo cuerpo. - Kiku....no...

Alfred se paro en el borde del tejado y miro a Herakles.

- Lo siento, amigo – le dijo sin gritar, pero lo suficientemente alto – De verdad...pero aun asi, debes decirle la verdad...Ya no me importa volver a tener mi cuerpo, no me importa quedarme asi para siempre. Pero debemos decirles lo que paso....Aunque ya sea demasiado tarde...

- Pero Alfred...

- ¡¿Quieres que al menos Kiku se entere de que lo amaste mas que a nada en la vida?! - Vocifero Alfred inclinandose hacia la torre - ¡Debes decir....Ah!

Alfred vio con panico como aquella cajita de terciopelo blanco se deslizaba de su bolsillo. El ex rubio trato de sujetarla pero...

- ¡ALFRED NO! - Herakles miro con horror como el americano, resbalaba del borde del tejado. Pero justo en ese momento el viento hizo flamear una bandera de el Reino Unido que se encontraba en su mastil a un par de metros de lla torre, obstruyendo la vision del helenico - ¡ALFREEED!

- ¡Estoy bien! - la voz del joven estadounidense se alzo por encima del sonido del viento, haciendo que Herakles casi se desmayara del alivio.

- ¡¿Donde estas?!

- ¡Colgando del tejado! - Alfred se aferraba con todas sus fuerzas del borde del techo con una mano, mientras con la otra sujetaba victorioso la cajita blanca y la volvia a meter en su bolsillo antes de subir nuevamente a techo firme. - ¡Herakles ¿donde estas?! ¡No puedo verte!

- ¡Detras de esta maldita....!

- ¡Herakles! - Alfred grito aterrado con el oido pegado al ventanal del palacio y con la voz quebrada agrego - ¡Arthur va a aceptar!

- ¡Maldit...! Bandera...

- ¡Maldita Bandera no, Herakles! ¡Maldita sea! ¡Llegamos demasiado tarde! - Alfred se arrodillo en el tejado, con la mirada gacha, ocultando su expresion destrozada y temblando de la impotencia.

- Quizás no es demasiado tarde...- Grecia se puso al borde de la torre y miro a la bandera fijamente.

- ¡HERAKLES NO! - Alfred levanto la mirada, con panico cuando vio como Herakles se lanzaba directo contra el mastil. Alfred cerro los ojos, para no ver el impacto, pero lo abrio, sorprendido de ver como Herakles se había agarrado tal cual mono al fierro. - ¡¿Que estas haciendo?!

- ¡Vamos a entrar ahi! - le espeto el helenico mientras con una mano tomaba las cuerdas que sujetaban la bandera y las cortaba con los dientes.

- ¡Ah! - grito el americano espantado - ¡¿Como hiciste eso?!

- ¡Morder a Turquia deberia ser mi deporte nacional...! - le dijo Herakles riendo mientras amarraba un extremo de la cuerda al mastil y el otro a la bandera. - ¡Alfred quedate en donde estas! ¡Ire por ti!

- ¡¿QUE DEMONIACA Y LOCA IDEA TIENES EN MENTE?! - Alfred le hacia señas con las manos a Karpusi para que este detuviera cualquier intento de...¿Suicidio? En fin, lo que sea debia detenerlo. Alfred se coloco nuevamente en el borde del tejado - ¡Herakles no lo hagas!

El helenico, haciendo gala de una increible habilidad para los deportes extremos, volvio a saltar a la torre, donde sujeto la bandera con mas fuerza, atandola a uno de sus brazos y exclamo.

- ¡ALFRED NO TE MUEVAS!

- ¡GRECIA DETENTE....! ¡¡¡AHHHHH!!!

Herakles se lanzo de la torre usando la bandera como liana, tomando a Alfred por la cintura y acercandose al Gran trozo de vidrio que los separaba del Palacio.

- ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!


- Y por el poder que me confiere la ley....¡Los dec....!

Los ojos atonitos de todos se enfocaron impresionados en el inmenso ventanal del palacio, que se hacia trizas mientras por el agujero que se formaban entraban dos figuras atadas a una soga, volando por los aires.

- ¡Dios Mio! - exclamo Kiku, shockeado. En ese momento Herakles aterrizo perfectamente en la alfombra roja del pasillo....

Mientras Alfred caia estrepitosamente sobre...el Juez.

- ¡Que conste... que si nos habian invitado! - anuncio el americano antes de desplomarse, medio inconciente nuevamente sobre el pobre hombre.

- ¡¿QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO ACA?! - exclamo Arthur, supuestamente enfadado - ¡NO PUEDEN ENTRAR ASI A MI BOD...!

- ¡Kiku! Por favor....no hagas esto...- Herakles avanzo un par de pasos hacia el oriental que lo miraba con una mezcla entre miedo y sorpresa – Yo...tengo algo muy importante que decirte...

- Alfred-san...Yo...- el japones se agarro con fuerza del brazo del que iba a ser su esposo antes de que estos nuevos invitados interrumpieran la ceremonia – No diga eso por favor...usted sabe que...

- Yo no soy Alfred, Japon.

Un silencio sepulcral cayo sobre el recinto una vez la voz de Alfred se apago. Kiku se quedo mirando al rubio, incredulo, sin saber que decir.

Metros mas alla, el verdadero Alfred abria los ojos de su letargo mientras las palabras de Herakles resonaban con fuerza en las paredes de su cerebro. Grecia ya les había revelado la verdad. El no era Alfred, ni Herakles era Herakles. Ya no había vuelta atrás. Se quedaria atrapado en su cuerpo para siempre.

El americano levanto el rostro levemente, mientras trataba de salir de encima del juez (que parecia en coma) y sus ojos se clavaron automaticamente en Arthur.

Una especie de quemazon en el pecho lo ataco y un vacio cayo en su estomago al ver aquellos verdes ojos mirar con rabia al que antes había sido su cuerpo.

"Quizas...me estoy enamorando de America"

¿Quedaba algo en el viejo corazon del ingles de aquellos sentimientos que le habian hecho hacer esa confesion hace ya, parecia, tanto tiempo? ¿O ya todo eso habia sido reeemplazado por odio? Alfred suspiro. Lo mas probable es que Arthur ya no sintiera nada de eso, despues de tantas dificultades y tantas mentiras. Y lo peor

Es que ahora le dolia. Y demasiado. Y deseaba con todas sus fuerzas retroceder el tiempo y haberle dicho que el era America cuando Arthur le dijo que lo amaba. Pero...¿Por que estaba pensando en todo esto? Arg...habia algo quemando en su interior...algo que necesitaba sacarse de adentro urgentemente.

- La verdad...es que yo soy....

- Arthur... ¿Aun me amas? - vocifero Alfred interrumpiendo a Herakles, el cual volteo la cabeza, impactado – Por que yo....Mira Iggy, ya no entiendo esto. No me entiendo a mi mismo...y siempre he tenido la certeza de que todas mis decisiones son awesome y esas cosas...

- ¡Herakles-san! -exclamo Kiku, en una especie de susurro ahogado, mirando con decepcion como el que el creia que era el helenico, se acercaba mirandose la punta de los pies a Kirkland.

- Pero...¡Iggy de verdad no quiero que te cases!...No debes hacerlo...¡Muchos de aquí creen que no debes hacerlo por que no amas a Kiku! - Alfred levanto la mirada y dirigio sus ojos a los verdes del ingles y apunto con un brazo a Herakles - ¡Herakles esta seguro de eso!

- ¿Herakles? - murmuro Kirkland mirando con extrañeza al ahora rubio de ojos azules, que creia que era Alfred, mientras los murmullos comenzaban a formarse nuevamente por entre los invitados.

- Alfred...¿Que demonios...? - espeto Herakles mirando al ahora portador de su cuerpo, en un debil intento de detenerlo. Pero la mirada decidida del Americano lo hizo cambiar de opinion y asintio, dando un paso atrás, con una debil sonrisa en el rostro.

Esta es una de las ocasiones en que tener una mente tan abierta y racional mas que favorecerte, solo conseguia limitarte, y Herakles sabía que, probablemente, nunca habria llegado a un acuerdo consigo mismo para tomar la decisión de si revelar la verdad o no. Pero ahi estaba, el inmaduro de Alfred, completamente decidido a contarlo todo con tal de detener esto, Lo que Grecia no sabia, si pensar que era un acto impulsivo y estupido o valiente y heroico, pero fuera lo que fuese, Herakles no podia evitar sentir un dejo de admiracion por el muchacho. Por fin la voluntad ciega y casi peligrosa de Alfred servía a lo correcto. Aunque eso significara perder sus cuerpos para siempre...

… Pero a estas alturas, eso daba igual. Para Herakles, si la verdad liberaria a Kiku de atarse para siempre y le permitiria al Japones saber sus sentimientos hacia el, no le importaba quedarse atrapado en el cuerpo de otro para siempre.

- ¡Y se que el tambien estara de acuerdo con la decision que acabo de tomar! - continuo Alfred, leyendo la mente de Herakles – Porque se que él también quiere evitar esto tanto como yo... Quiere evitar que ustedes dos cometan este error... ¡Y no nos importa sacrificar nuestros cuerpos para eso!

Arthur y Kiku miraban la escena atonitos, sin saber que hacer ni decir. Menos podian comprender lo que sucedía, al igual que el resto de los invitados, menos Hungria, Chipre y Canadá, que a pesar de entender mejor la situacion, aun asi observaban el discurso de Alfred, con un nudo en el estomago.

- ¡Y de verdad no se por que lo hago! ¡Ni mucho menos como detenerte! Pero algo en mi interior me obliga a hacerlo y mi cabeza es un mar de confusión ahora y solo tengo la certeza de una cosa...¡De que no debes casarte y de que si llegas a hacerlo... Va a dolerme!...¡Va a dolerme como nada me ha dolido en la vida! No se por que...pero...no soportare la idea...

Un grito ahogado mezcla de dolor y sorpresa escapó de los labios de Kiku, mientras observaba al cuerpo de Herakles hacer aquellas declaraciónes. ¿En que momento el joven Helenico había caído rendido a los pies del Inglés? ¡Cómo dolía darse cuenta de que por una estúpida confusión había perdido al hombre de su vida para siempre!

- Herakles...deja de decir estúpideces – soltó repentinamente Arthur, desligandose de la mano de Kiku, mientras daba una vacilante paso hacia adelante.

- No me llames Herakles, pues ese no es mi nombre – Alfred le dirigió una fugáz mirada a Grecia,a la que el hombre asintió decidido – Creo que es hora de decirles la verdad

Alfred cerro los ojos y tomo una gran bocanada de aire antes de comenzar.

- Yo no soy Herakles, ni Alfred es Alfred... No profundizare en el tema, pero por intentar sepraralos a ustedes nuestros cuerpos fueron intercambiados.

- Eso quiere decir que...- murmuro Inglaterra anonadado, mientras veia como "Herakles" se acercaba a el.

- Exacto, Arthur...- sentenció America, con la mirada fija en los ojos del británico – No preguntes los detalles, porque ni yo los entiendo muy bien pero... ¡Ya no se que hacer! Cada segundo que pasa te siento mas lejos ¡Y no puedo resignarme a perderte! No se lo que me pasa, no comprendo esta extraña necesidad de correr hacia a tí y abrazarte, este torpe deseo de que nada de esto estuviera pasando, pero si no lo digo ahora... ¡Se que te habre perdido para siempre!

Con esta ultima exclamación, el piso del palacio comenzó a temblar con violencia, mientras una extraña ventisca abria las puertas de la sala, azotando con fuerza a los presentes. Herakles abrio los ojos preocupado y trato de dar un paso hacia delante, tambaleandose por la fuerza del terremoto.

- ¡Alfred, espera! - exclamó, en su torpe avanzar, pero tan solo recibio la indiferencia del ex rubio y la fuerza del viento haciendo oposicion a su cuerpo.

- ¡Soy yo, Arthur! -continuo gritando Alfred, tratando de alzar la voz por encima del ruido de la decoracion cayendose debido a la sacudida del suelo- ¡Soy Alfred!

-¡Herakles-san! - grito Kiku, a punto de emprender la carrera hacia el falso helénico, con la mente tan en blanco que se negaba a darle credito a lo que sus oidos escuchaban, ni mucho menos a los que sus ojos veian - ¡N-No...!

De pronto la fuerza sin par de los brazos de "Alfred" lo rodearon, lanzandolo varios metros mas alla antes de que una estatua de marmol cayera sobre el punto e el que antes de encontraba de pie el oriental.

- A-Alfred-san...

- El no es Herakles, Kiku...-murmuro el griego, cerca del oido del mayor, mirandolo a los ojos – Entiende eso, parákalo...

- H-Hai...-respondió Kiku, mirandolo a los ojos y sonrio al ver un destello turquesa en ellos-... Herakles-san.

Herakles tan solo sonrió, a modo de respuesta antes de levantarse y divisar el caos a su alrededor. Todos los presentes en la boda se habian ocultado bajo sus asientos, presas del temor por lo que estaba ocurriendo, muchos de ellos habian corrido hacia las macisas puertas de roble, buscando una forma de salir del salon, pero se habian encontrado con todas las salidas cerradas y trancadas. El helénico, se puso tenso y alcanzo a cubrirse con un brazo antes de que un enorme vitral se hiciera trizas haciendo caer una lluvia de cristales sobre su cuerpo.

- ¡D-Demo....! No...puede ser...- el griego miro impactado, como en el piso del palacio comenzaban a formarse profundas y enormes grietas, abriendose camino por todos los rincones y amenazando ocn hacer caer a cualquiera a su paso a aquel fondo de ardiente lava color verde. Deja vú... -¡Alfred!

- Soy el que te salvó de Francis aquella noche en la fiesta de Polonia, soy yo quien te llevó a casa luego...

- ¿Q-que estas dicien...? - alcanzo a murmurar Arthur antes de que el Americano lo interrumpiera.

- ¡Soy yo el que te presto su hombro para que lloraras aquella tarde! ¡Soy yo al cual le confesaste que me amabas!

- ¡Callate! - le suplico Arthur con una mezcla de rabia y dolor en la mirada, a penas manteniendose en pie.

-Soy yo el que te tuvo entre sus brazos aquella tarde, Soy yo al que besaste...¡Soy yo con el que casi hiciste el amor! - Alfred continuaba gritando por encima del ruido que provocaban el colapso de las columnas en el salon, ignorante del caos que se formaba a su alrededor. En ese momento lo unico que sus ojos reflejaban era Arthur, lo unico en lo que su mente pensaba era Arthur, lo unico que importaba era Arthur... lo unico que lo mantenia con vida era Arthur – Soy yo el que te necesita...Soy yo el que no quiere perderte...

En ese momento todos los vitrales del palacio explotaron, dejando entrar haces de luz brillante a todo el recinto, haces que quemaban todo a su paso, desde la alfombra hasta las cortinas, amenazando a culaquier presente que se atravesara en su camino. No habia otra forma de describirlo, esto era el fin del mundo. De pronto, Herakles notó que una de las grietas consiguio abrirse paso rapidamente, dirigiendo su camino de destruccion directo hacia Alfred.

- ¡ALFRED CUIDADO!

- ¡Soy yo que que no puede vivir sin tií, Arthur...! ¡SOY YO EL QUE TE AMA!

Y con este ultimo grito desesperado de Alfred la tierra se abrio completamente y antes de que Herakles lograra llegar hasta el americano, los cuerpos de ambos fueron expulsados violentamente por los aires y un flash de luz cegadora inundo el lugar.

Y luego lo siguio el silencio, la oscuridad... Y la nada.


- ¿H-Hera...-erakles....-s-san...?

Kiku abrio los ojos con extrema lentitud, mientras recuperaba paulatinamente la conciencia. A su alrededor todo era oscuro y un extraño olor inundaba el ambiente.

- ¿Flores?

El japones repentinamente se incorporo y saco su cabeza de entre un enorme cerro de crisantemos que se habia formado de los ardonos florales destruidos por el "incidente". Despues de unos instantes de realizacion en que por su mente pasaron vagos recuerdos de lo que acababa de suceder, el oriental pego un vistazo preocupado al resto del lugar.

Si no hubiera sido por que al interior del salon habian un par de cosas en el piso, se podria haber creido que todo el caos habia sido producto de su imaginacion.

La gran mayoria de los adornos se encontraban en su sitio, cada uno de los vitrales que se habian hecho añicos explosivamente se encontraban intactos y lo que era mas impresionante, el piso del palacio se encontraba perfectamente bien, sin ninuna grieta ni quemadura en la alformbra. Nada...

Lo unico fuera de lugar era que en un extremo de la sala, los invitados, al aterrizar uno sobre otro, habia formado una especie de cerro de varios metros de altura.

- ¿Quien demonios me toco los pechos? - exclamo Bielorrusia cuando logro sali a la superficie de la muchedumbre, mostando su cuchillo de manera amenazadora.

Detras de Kiku una armadura se movio y el japones pudo jurar que algo en su interior exclamo "Daze!"

Uno a uno el resto de los presentes comenzaron a despertar (Uno que otro aterrado por el cuchillo de Natasha) y se sobaban las cabezas preguntandose los unos a los otros que habia sucedido. Con rostros confundidos y arreglandose lo mejor que podian sus costosos trajes salian como podian de la madeja de cuerpos, reclamando de vez en cuando que alguien les habia tocado una que otra region que no debia ser tocada.

- Sacre bleu...-exclamo Francis molesto- demandaré a Kirkland por esta pesima atencion... Aunque...

- ¡Ah! ¡Francia te he repetido mil veces que NO TOQUES VIENA! - le espetó Austria al galo antes de que un sartenazo aterrizara sobre la cabeza del rubio.

Kiku suspiro aliviado de que al menos el resto de las naciones se encontraran bien y por lo que veia, perfectamente normales. Pero, aunque sonara egoista, debia admitir que era otra nacion la que realmente le importaba en estos instantes.

- A-Ah...Cinco minutos mas, parakaló, mama...

- ¡Herakles-san! - Honda exclamo ahogadamente y se dirigio veloz, hacia el lugar de procendencia de aquella voz que se le hacia tan familiar y se encontro con el cuerpo de Herakles Karpusi aun retorciendose en sueños y agarrando la cortina que le habia caido encima como si fuera una manta.

- Ahora no...tengo sueño...

- Herakles-san...- Kiku sacudio con suavidad el cuerpo de Herakles y le aparto dulcemente los cabellos del rostro – Despierte...

- Estoy soñando con Iaponía...-el griego se resignaba a despertar- quiero seguir....

Japon rio bajito antes de posar un beso en su mejilla y susurrarle al oido:

- Abra lo ojos...¿si?

Herakles se incorporo dando un respingo y su expresion facial hizo a Honda reir nuevamente.

- ¿Q-Que pas...? A-Ah ¿K-Kiku?...Oh por Zeus...¿Dije algo muy vergonzoso?

- No...- respondio el nipon sonriendo – Nada...

- Ah que bueno... porque veras... yo...Un minuto... ¿m-mi voz? - Herakles repentinamente perdió el tono somnoliento de su voz y sus ojos brillaron esperanzados- ¡¡Es mi voz!!

El helenico miro fijamente a los ojos del japones y una sonrisa se formo en su rostro al ver reflejado en estos no a un chico rubio de ojos azules, Si no a un joven castaño de ojos oliva.

- ¡Es mi cuerpo! ¡Kiku recupere mi cuerpo! - Herakles se puso de pie de un salto y abrazo a Kiku con fuerza, elevandolo en el aire y dando vueltas con el - ¡Volvi a ser yo, Kiku!
Japon se dejo tomar por los brazos del griego y giro con el riendo alegremente. Nunca habia visto al hombre tan feliz en su vida.

- ¡Todo ha vuelto a la normalidad! ¡Tengo que contarselo a Alfred! -siguio celebrando el menor antes de dejar a Kiku en el suelo y salir en busqueda del americano - ¡Alfred! ¡He vuelt...!...A-ah...

Karpusi se detuvo en seco al ver, salir de entre unos bancos, la cabeza despeinada de Arthur Kirkland. El inglés lanzo un par de palabrotas al aire antes de ponerse a mirar a todos lados, con un dejo de desesperacion en el rostro, buscando incansablemente algo. O mas bien a alguien...

- ¡Grecia!...¿E-Eres tu?...Osea...Tu...Herakles..¿Cierto?

- Si...-respondio él, asintiendo- Creo que todo se ha arreglado...aunque no se como pero..

- Eso no me interesa ahora...¿D-donde esta Alfred?

- No lo se, Anglia...No lo he visto desde que – repentinamente, Arthur se levanto y empujando a Grecia en su frenetico caminar comenzo a recorrer la sala.

- ¿Alfred?...¿Alfred, donde demonios te metiste?...¡¿Alfr...!?

- Aaaaaaaaawwwww.... me siento como si me hubiera arrollado un camion...U-Uh....¿Alguien ha visto mis lentes?...¿Texas?...¿Texas, donde estan?

Metros mas alla, gateando sobre el juez (¿Por que siempre aterriza sobre el?), America buscaba sus lentes, arrastrando las manos por el piso y tocando de vez en cuando lugares del juez que... bueno, ustedes entienden.

- Oops...Sorry, dude! - se disculpó el joven, cuando de pronto su cuerpo volvio a desplomarse en el piso, victima del abrazo de algo rubio y con mucha ceja.

- ¡AMERICA NO BAKA!

- ¡Ig-Iggy! ¡Hey! ¡Ten mas cuidado! Pudiste haber roto mis lent...- Alfred hizo una pausa pensativo, mientras el rostro del británico seguia escondido en su pecho. -...Lentes...¡Oh! ¡Claro! ¡Si no veo...es por que necesito mis lentes!...¡Volvi a mi cuerpo!

Arthur levanto la mirada y puso los ojos en blanco antes de sonreir sarcasticamente.

- Hasta que te diste cuenta, genio...

- ¡Iggy, mira, volvi! ¡Awesome! ¡Podre volver a ser un heroe! ¡Bring the sexy back! ¡Wuju! ¡Volvi~! ¡Volvi~!

- Me estas irritando...callate...

- ¡Volvi~! ¡Volvi~! ¡Hero America is baaaaack~! ¡Volvi~! ¡Tengo mi hermoso cuerpo de vuelta!

- Alfred ...te estoy advirtiendo...

- ¡Volvi~! ¡Wow mi voz tambien esta de vuelta! ¡Ahh~ Estoy tan feliz que me dieron ganas de cantar! ¡HAMBAAAAGAAAH SUTORIIT-!

De pronto los alaridos de Alfred se vieron callados por los labios de Arthur posandose sobre los suyos en un beso que hace ya mucho tiempo estaba esperando por ser dado.

- Al fin se calló...- murmuro Herakles al borde de la jaqueca, mientras a su lado Kiku lanzo una risita.


-Osea... ¿Que ustedes dos le pidieron a los Dioses ayuda para separarnos?

Arthur Kirkland aun se rascaba la cabeza de cuando en cuando sin quererse creer la historia que Alfred y Herakles llevaban ya rato intentandoles contar, con ayuda de Hungria, Chiper y Canada.

- Algo así...-suspiro el Griego- Yo les iba a pagar entregandoles a Alfred... pero el muy bruto se escapo.
- Yo no le pedi ayuda a nadie a Dioses, por que no necesitaba – reclamo Alfred – Solo te queria dar una mano para que estuvieras con Kiku.

Todos en el grupo, menos Arthur, le dirigieron miradas de circunstancia al amercano. Matthew suspiro pesadamente y anuncio:

- Creo que el problema fue algo así. Nosotros le pedimos ayuda a Hungria para separarlos, Hungria le pidio ayuda a Atenea, Atenea le pidio ayuda a Eros y Eros espero a que Alfred y Herakles les pidieran ayuda para dar legitimidad al proceso...¿Me equivoco?

Todos los presentes se miraron entre ellos, algo confudidos, a excepcion de Herakles que se limito a asentir, pensativo. El Canadiense continuo.

- Lamentablemente, Alfred y Herakles no cumplieron con la paga, entonces Eros... los hizo pagar de otra forma.

Alfred miro a Herakles, extrañado y el helénico le devolvio una mirada en la que solo se podía leer "Te lo dije"

-Pero...ya no vale la pena seguir dicuentiendo esto ¿Si? - exclamo alegremente Hungria mientras se levantaba de la mesa en la que estaba sentados – Los invitados aun siguen aquí... y bueno...El juez no se ha ido~

La húngara le guiño el ojo al americano y al helénico, alternativamente. Pero ambos hombres no parecieron darse cuenta de la indirecta. Es mas, Herakles se levanto de la mesa, también, con el semblante serio y agarro del brazo a Alfred, sacándolo de su silla.

- Ven... acabo de pensar en algo...- dijo el griego, arrastrando al rubio fuera del salon, dejando atrás la mirada confundida de los demás, la expresion decepcionada de Hungria, y pasando a llevar a algunos invitados que aun continuaban en el piso.

- ¿A donde me llevas? -Pregunto Alfred, tratando de esquivar la cabeza de Dinamarca (que al parecer estaba inconciente)

- A resolver el ultimo misterio de todo esto...-sentencio Karpusi, como poniendole punto final a la conversación y se interno por un pasillo del palacio, dirigiendo hacia un lugar, que jamas había visto. Pero al que era llevado, por alguna extraña fuerza misteriosa.

Finalmente se inmiscuyo en una pequeña salita de espera a un par de habitaciones del Gran Salon.

- Listo...-Herakles solto el brazos de Alfred y se dispuso a cerrar la puerta.

- Hey, dude...What's....? Wooooow – Alfred abrio la boca, hasta que la quijada le llego al piso al ver como en medio de la habitacion, sentado en el aire, se encontraba un hombre rubio con expresion alegre.

- ¿Como haces eso?

- ¿Esto? - dijo el joven, comenzando a volar de un lado a otro con sus alas – Olvidas que soy un dios, querido...

- Eros...-dijo repentinamente Herakles, arrodillandose frente a la hombre y con un brazo tirando a America hacia abajo para que se arrodillara tambien - ¿Requeria de mi presencia?

Eros, puso los ojos en blanco.

- Basta de formalidades, Herakles...¿No se puede contigo, cierto? En fin...si... los necesitaba a ambos aquí – el Dios del Amor sonrió de oreja a oreja y agrego – Supongo que ya entendieron cual era la llave para revertir la maldicion....¿No?

Las dos naciones presentes se miraron, sin idea de nada.

- ¿Ustedes son brutos o se hacen? ¿Se los tengo que explicar con manzanitas acaso? - Eros les dirigió una mirada para ver si acaso reaccionaban, pero al ver su expresion perdida, suspiro resignado- ¿Durante su trasnformacion...en ningun momento se miraron al espejo, o vieron reflejados en algo con sus respectivos cuerpos?

Se formo unos minutos de silencio antes de que Alfred alzara la voz.

-Bueno...aquella noche, después de la fiesta de Feliks, cuando fui a dejar a Arthur a su casa. Yo lo deje durmiendo en su cuarto... y cuando baje juro que me vi reflejado en la ventana con mi propio cuerpo.

Herakles lo miro con ojos muy abiertos

- ¿¡Por que no me contaste eso?!

- No crei que fuera importante...¿A ti no te paso?

Herakles se puso un dedo en la boca, pensativo.

- Bueno hubo un par de veces que jure haber escuchado salir mi voz de mi boca mientras le hablaba a Kiku, pero supuse que eran meras ilusiones al volver a escuchar tus irritantes alaridos luego...-hizo una pausa durante unos segundos mas y agrego repentinamente - ¡Ah! Recuerdo que después de la fiesta de Polonia, mientras caminaba a casa, pase frente a una vitrina y, al igual que Alfred, también me vi reflejado en ella, con mi propio cuerpo. Pense que era efecto del cansancio...

Eros sonrió, aun mas si era posible y batio sus alas alegremente.

- ¿Entonces....?

- Alfred...-pregunto el helénico, suspicaz- ¿Como a que hora fue eso?

- Mmmm... ¿como a las 4 de la mañana?

- La misma hora que a mi...¿Te sucedió en otra oportunidad?

- Ah... si bueno...-repentinamente, Alfred se coloco rojo- Ehhh No... nunca mas paso...

- Alfreeeeed – el castaño lo miro amenazante.

- ¿Fue el día en que casi tienes sexo con Anglia? ¿No es así? - Eros revoloteo cerca de Alfred picandolo con el dedo de vez en cuando.

- ¡C-Callate! No aceptare que sigan hablando de ese tem..

- ¡Ya lo tengo! -salto de pronto Grecia- Lo recuerdo... fue el mismo día en que juro haber escuchado mi voz cuando hablaba con Kiku. Eso...Eso quiere decir que...¡Efectivamente nuestros cuerpos fueron cambiados en aquellos momentos!

- Bien, Herakles...vamos avanzando...y ahora... ¿Por que sucedió eso? -los animo el Dios del amor, mientras volvia a su lugar frente a las naciones. El europeo y el americano volvieron a sumirse en un silencio sepulcral, hasta la que la voz de Alfred se fue alzando de a poco.

- Ahhh... bueno...En aquellas dos ocaciones...Yo estaba con Arthur... y tu con Kiku...¿Tendra eso que ver?

- Me parece una excelente teoria...Pero...aquella vez después de la fiesta de Feliks...yo estaba solo.-el helénico nego con la cabeza y luego de unos segundos su rostro se vio iluminado – Alfred...¿Que estabas haciendo cuando sucedieron los cambios?

- Bueno... la primera vez...Habia llevado a Arthur a su casa y estaba velando por su sueño... y bueno...ya sabes lo que estaba pasando la otra vez...

- Alfred... ambas eran situaciones potencialmente romanticas... Situaciones en que los sentimientos estan a flor de piel...

- Pero tu estabas solo, Herakles...al menos la primera vez...

- Lo se pero... Yo siempre tengo mis sentimientos a flor de piel... No soy alguien de negar lo que...Negar...¡ESO ES! ¡Eros, repite la pista que nos diste aquella vez en la oficina de Alfred!

El Dios volo un poco mas alto y con una de sus flechas escribio en letras doradas sobre la nada:

¡Soy el Dios del Amor!...A mi no pueden engañarme ¿Eh? Y tampoco pueden engañarse a si mismos...asi que...hasta que no dejen de hacerlo...no volveran a sus cuerpos....asi que...¡No sean testarudos!

- ¿Suficiente con eso?

- ¡Si! - Herakles tenia el brillo de la victoria en sus ojos- ¡Por eso volvimos a la normalidad! ¡Alfred acepto sus sentimientos por Arthur!

- ¿Q-Que? ¡Hey! ¿Por que yo tenia que hacerlo y no tu! -reclamo el estadounidense, como sintiendose ofendido.

- El lógico, Alfred...Eso es por que yo no tenia necesidad de aceptar nada. Nunca tuve problemas para admitir mis sentimientos por Kiku... ¡Pero solo faltaba que tu dejaras de engañarte a ti mismo acerca de lo que sientes por Arthur!

- ¡Bingo! - exclamo Eros y aplaudio, felizmente – Wow, Herakles... Tu perspizacia te hace un digno hijo de Hellas...

- Efjaristo... mi madre me enseño bien...- agradecio el elenico haciendo una reverencia – Bueno.. entonces... habiendo descubierto la llave para revertir el hechizo...¿Estamos libres, no es así?

- Así es, ¡Felicidades! - Eros volvió a aplaudir y agregó – Hades queria hacer que se los comiera el Can Cerbero.. Pero logre convencerlo de que este castigo seria mas gracioso... y entre nos...Asi había mas amor en el mundo ¿No?

- Estas son puras cursilerias – espero Alfred, haciendo una mueca de asco. Herakles le dio un zape.

- Gracias, de verdad Eros...

- Naaaah, de nada, fue divertido...- el joven Dios les guiño un ojo - ¡Oh! Alguien viene...¡Debo irme! Nos vemos..en otra oportunidad...¿Eh?

Y con esto el hombre alado desaparecio en una nube de corazones rosas.

- Que manera mas gay de irse – comento America con una gota en la sien, a lo que volvió a recibir un zape.

- ¡Ten mas respeto! - lo regaño Herakles, molesto. Alfred iba a reprocharle algo, cuando de pronto un peso en sus pantalones le recordo algo.

- ¡Herakles, espera! - Alfred metio la mano en su bolsillo y de el extrajo la pequeña cajita de terciopelo blanco que tanto tiempo llevaba guardada ahi. - Esto es tuyo...

Herakles se volteo y sorprendido vio como el Americano le extendia la cajita, abierta, en cuyo interior se hayaba un hermoso anillo de plata, decorado con un brillante y delicado crisantemo hecho de diamantes rosados.

- ¿D-De donde...?

- Estaba en tu basurero...Osea... No es tuyo... mas bien de de Kiku ¿Cierto?

- Y-yo...Alfred...-Herakles miraba anonadado como el Americano le tomaba la mano y le ponia la cajita en la palma, obligandolo a tomarla.

- ¿Por que no se la entregas? ¿Eh? Yo creo que a Kiku le gustaria...- Alfred le sonrió para darle animos. Pero el griego cerro el cofrecito y suspiro.

- Lo tengo para el desde hace mucho tiempo...Esperando el momento indicado para darselo...

- ¡Pues hazlo ahora!

- No...-nego el castaño con la cabeza- No creo que sea el momento adecuado...

- ¡Pero Herakl...!

- ¿Herakles-san? ¿Alfred-san? -repentinamente se escucho la puerta de la salita chirriar, y por el hueco se asomo la cabeza de Kiku Honda. De inmediato, Herakles se guardo la cajita nervioso y Alfred comenzo a silbar, intentando, desastrozamente, hacer como si nada. - Que bueno encontrarlos..¿Que hacian aquí?

- Nada – mintio Herakles y junto con Alfred caminaron afuera de la sala a encontrarse con el japones.

- ¿Como que nada?...Herakles...- Alfred continuo insistiendo, para molestia del griego.

- Alfred.. de verdad... No ahora...

- ¿De que esta hablando Alfred-san, Herakles-san? - pregunto Kiku, algo divertido con la irritacion de Herakles.

- Ah pues el...

- ¡Ahi estan! - a ellos se acerco Arthur, con paso rapido y el entrecejo fruncido - ¡Todos los invitados estan empezando a preguntar que esta pasando!

- Ahh... pues diles que...-comenzo Herakles antes de que un quinto personaje se apareciera en el pasillo.

- ¡Esto es totalmente confuso! Osea...Por Paris Hilton ¿Que esta pasando?

Polonia, camino haca ellos velozmente hacien resonar sus zapatos de tacon sobre la ceramica del pasillo.

- ¡Ahhh.. Pol! Lo que pasa es que...-intento excusarse Alfred antes de que el polaco volviera a interrumpir.

- ¡Yo exijo una fiesta, ¿me captan?! Así que...¿Se casan o no? - Feliks miro fijamente a Arthur y a Kiku, los cuales se miraron entre ellos, rojos de vergüenza.

- Ahhh bueno, Polonia-san... Nosotros no vamos a casarnos...¿Cierto? - comunico Japon, a lo que el ingles asintio.

- ¡Bueno, pero alguien va a tener que hacerlo! Osea...¡Yo no me voy de aquí sin una boda! - los amenazo el rubio. Alfred rió y le dirigió una mirada de solsayo a Herakles.

- Ahh.. bueno...


-Y, así, por el poder que me confiere la Ley -balbuceo algo nervioso el juez- Yo los declaro...Marido y....¿Mujer?...P-puede besar a la … ¿Novia?

- ¡Besame, Liet!

- ¡Polonia, espera yo....!

- ¡VIVAN LOS NOVIOOOOOOS!

El grito de los invitados presentes en la ceremonio se sintio hasta en China cuando Feliks, luciendo un espectcular vestido blanco de novia, tomo a Lituania por la espalda y lo inclino hacia atrás, antes de darle un beso digno de pelicula Hollywoodense.

- ¡Felicidades!

- ¡Que lindo te ves, Polonia!

Todas las chicas lloraban de la felicidad mientras los hombres miraban la escena atonitos. Para que hablar de la expresion del juez.

- ¡Como que, les dije que no me iba a ir sin una boda, chicos! - les exclamo Feliks, mientras cargaba, felizmente a Toris a travez del pasillo del salon

- ¿Como fue...que llegamos a esto? -pregunto Herakles anonadado mirando como el polaco posaba alegremente con su nuevo esposo frente a las camaras.

- No lo se...Pero me alegra que alguien al menos haya tenido un final feliz -respondio Kiku, mientras le tomaba unas fotos a la feliz pareja. Repentinamente, el griego le arrebato la camara de las manos y lo tomo de las manos.

- ¿Quien dijo que ellos eran los unicos con un final feliz?

- A-ah...Herakles-san...- murmuro Kiku, viendo como el rostro de Herakles se acercaba al suyo. El japones cerro los ojos, así mismo hizo Herakles.

- ¡Hey, guys! - les vocifero Alfred, acercandose a ellos corriendo y poniendose entre ambos, rompiendo el magico momento que estaba a punto de gestarse.- ¡Polonia dice que fiesta en el palacio! ¡Vamos todos para allá!

- Ah...Alfred...'-le mascullo irritado Herakles, apuntando a Kiku con un ademan de la cabeza dando a entender que estaba interrumpiendo algo.

- Ah... Sorry, dud...

- ¡¿Quien les dio permiso para hacer una fiesta en el palacio de mi reina?! - esta vez era Arthur Kirkland el que llegaba hacia ellos gritando - ¡Es inaceptable!

- Ohh, vamos Iggy ¡No se podía desperdiciar tanta decoracion! - lo intento calmar Alfred – Ademas..¡FIESTA!

- ¡No seas baka, baka!

- ¡Y tu no seas amargado, cejas!

- ¡Para de decirme "cejas"!

- ¡Pero si eres una ceja andante!

Herakles suspiro, resignado mirando la escena.

- No van a cambiar...¿Cierto?

Kiku a su lado rió y nego con la cabeza.

- No lo creo, Herakles-san...¿Por que mejor no lo dejamos solos y vamos a la fiesta?

Grecia lo miro por un momento, para luego sonreirle, tomarlo de la mano y dirigirlo a la fiesta, dejando a las otras dos naciones en disputa, atrás.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VOY A MATARTE BLOODY MOROOOOOOOOOOOOOOOOOOON!!!!!!!!!!!


- Que lindo es el amor ¿No, Hades? - pregunto Eros mirando la escena desde su lugar de privilegio en el mundo de los Dioses.

- No es lindo...¡Yo queria ver sangre! ¡Auch! ¡Atenea, no seas bruta!

- Pues entonces, callate, Tio...- la Diosa de la sabiduria se paseo entre los dos Hombres y después de unos segundos les dedico una sonrisa malevola que el mismo dios del Inframundo se estremecio de miedo.

- ¿Q-que tienes, sobrinita?

- ¿Yo? Naaaada... Pero bueno...- la mujer continuo paseandose, feliz – después de haberle prestado nuestra ayuda a los mortales...Nos merecemos la paga...¿No?

- ¡Claro, Atenea! - aplaudio Eros feliz – Pero yo con esa hermosa boda, me doy por pagado...

- ¡No seas tarado, Eros! ¡Hay que exigir lo que nos merecemos! ¡DOMINACION MUNDIAL! ¡MUAAJAJAJAJAJA! ¡Todos seran uno con Had..!

- ¡Silencio! - lo interrumpio la Diosa – Bueno..La paga por fin ha llegado, Tio...¡Hungria!

Atenea chasqueo los dedos y en medio de la nada se materializo el cuerpo de Elizaveta Herdervary, acarreando un enorme bulto envuelto en una bolsa de basura.

- ¡Hola! Aquí traje la paga, Atenea...¿Quieres que la saque?

- Espera un poco...-la mujer se volteo nuevamente hacia sus divinos familiares – Tio...ustedes dijo que queria dominar el mundo ¿No?

- Yup...para eso queriamos a America como paga...¿Nos lo trajeron a el? -pregunto emocionado el rey de los infiernos.

- No...¡Les trajimos algo mucho mejor! ¡Hungria, sacalo!

- ¡Si! -obedecio la joven y comenzo a desenvolver el bulto de su envoltorio, unos segundos mas tarde una cabeza rubio ceniza se asomo por entre los trozos de bolsa.

- ¿Q-que es....? - murmuro Eros mirando la escena atonito- ¡Ahhhh!

- Con ustedes, su paga...- anuncio Elizaveta, feliz- ¡El señor Ivan Braginsky!

- ¿Ah?...¡Hola, da! - saludo el ruso, abrazando a los dos Dioses - ¿Ustedes también quieren ser uno con Rusia, da?

- ¡!


- ¿Donde esta Ivan?

- No se...¡¿Y a Quien le importa, Liet?! - Grito Polonia mientras llevaba en brazos a su nuevos esposo a travez del pasillo y la lluvia de arroz hasta la lujosa limosina que acababan de contratar para dirigirlos a su luna de miel - ¡Osea, olvidate de el! ¡Ahora eres Mio!

- Ah – suspiro el Lituano – Tengo un mal presentimiento.

Metros mas allá, observando como la nueva feliz pareja subia al automovil acompañado de los llantos de las damas de honor (y uno que otro moco de Francis), se encontraban los 4 heroes de nuestra historia. Dos de ellos, observando anonadados la escena y los otros dos...Bueno... los otros dos...

- ¡Bloody Moron! ¡Para de burlarte de mis cejas!

- ¡Pero si eso he hecho toda la vida! Que te haya dicho un par de cosas bonitas recien, no quiere decir que vaya a cambiar ese habito...¡Solo lo dije para recuperar mi cuerpo!

- ¡Arrrrrg.... TE DETESTOOOO!

- Ah... -suspiro Herakles Karpusi, intentando ignorar la pelea de los otros dos, mirando como el limo de Feliks y Toris emprendia el rumbo – ¿Por que... si nosotros, se supone, somos los protagonistas de esta historia...Son ellos los que tienen un final feliz?

- Como usted dijo hace unos momentos... ¿Quien dice que ellos seran los unicos con un final feliz? - dijo Kiku, mirando al helénico con una divertida sonrisa en el rostro.

- ¿A-ah que te refieres?

Kiku abrio la palma de su mano y le mostro a Herakles la ya famosa caja de terciopelo blanco. El griego casi sufre un infarto al verla.

- Se le cayo mientras bailaba hace un rato – dijo Kiku con una leve y un tanto nerviosa sonrisa en el rostro- Y dejeme decirle, que tiene un gran gusto el Joyas. Quien vaya a recibirlo...es una persona muy afortunada.

- No te hagas el desentendido, Kiku...- contesto Herakles – Sabes perfectamente que es para ti...

- Entonces...-Kiku se puso mas colorado que un tomate y agrego en un susurro - ¿Por que no me lo entrega ahora?

Herakles se sorprendio y permanecio en shock durante unos segundos antes de negar con la cabeza.

- No es el momento, Kiku...

- P-pero...- el tono decepcionado de la voz del oriental casi hace vacilar al mediterraneo.

- Quiero hacer las cosas bien contigo, Kiku... No nos apresuremos... No es necesario casarnos ya para demostrarte lo mucho que te amo...Ademas... -el helénico mira a su alrededor y suspiro – Creo que lo ultimo que quiero por ahora es una boda...

Kiku lo miro ceñudo.

- En ese caso...-Kiku se volteo y miro al ingles, que aun seguia peleando con Alfred- Vamonos, Arthur-san...

- ¿Ah? - el britanico parecía tener problemas para entender a la primera a Kiku, pero de inmediato su rostro se ilumino y sonrió, algo altanero, mirando de reojo a Alfred – Vamonos, Kiku...

Arthur se puso frente al japones y lo miro sonriente.

- Espere un momento – dijo el oriental y se puso nuevamente frente a Herakles, entregandole la cajita en la mano – Nos vemos en otra oportunidad, Herakles-san.

Inmediatamente después de eso y dejando al griego completamente anonadado, Japon se puso junto al ingles y ese le tomo el brazo, tal cual una pareja y se dirigieron a la salida del palacio, en donde los esperaba un lujoso carruaje.

- ¿D-donde van? -pregunto, algo asustado Alfred.

- ¿A donde? - rió Kirkland – Pues... tenemos un carruaje y una habitacion de Hotel ya pagada...No vamos a desperdiciar todo eso...¿O si?

A Herakles y a Alfred el alma se les cayo a los pies.

- U-Ustedes no pueden...N-No...despues de … - balbuceo el americano, mientras la pareja se subia al carruaje. - ¡Ya dejen de bromear!

- Nadie esta bromeando, Alfred-san...¡Nos vemos! - sonrió Kiku, al tiempo que cerraba la puerta del carro y este partia, tirado por corceles y se perdia por las calles inglesas.

- ¿C-como pudieron...?

- Alfred...espera – Dijo subitamente Herakles con la vista fija en un punto inexistente. Su mente se había perdido en el instante en que Kiku cerro la puerta del carro. Había algo en la mano del oriental...Un destello rosado.

- ¿A-Ah?...¡Herakles! ¿Acaso no reaccionas? ¡Todos nuestros esfuerzos fueron en va-..? ¿Ah? - Alfred dejo de vociferar cuando observo como Karpusi abria el cofre de terciopelo, que recientemente Kiku le había devuelto.

Dentro del cofre ya no había ningun anillo. En su lugar... había una nota.

"Sabia que me daria una respuesta como esa Herakles-san, pero aun así me di el permiso de usar tan bella pieza de joyeria, con todo el significado que esta conlleva.

Los esperamos en nuestras respectivas habitaciones.

Polonia y Lituania no seran los unicos con un final feliz...¿O si?

Los aman.

-Arthur Kirkland y Kiku Honda

P.D: Las llaves estan en sus bolsillos...

Alfred y Herakles se llevaron por inercia las manos a los bolsillos y ahi pudieron sentir el peso de un par de llaves y un papel con una direccion distinta para cada uno.

Ambos se miraron estupefactos por unos segundos antes de que en sus rostros se formaran las mas radiantes de las sonrisas.

- ¡Corre, Herakles, corre!

- ¡Ahi viene un bus!

- ¡Subete, Subete!

Y así el Americano y el Griego salieron el palacio y se lanzaron a las calles Londinenses, felices de poder decir que ambos tendrian su merecido final feliz.

Fin


- Así que... ¡Felicidades, Alfred! ¡Por fin Perderas tu Virginidad!

- ¡Callate, Herakles, no digas tonterias!

- ¡Jajajajaja!


Notas de la Autora: ¡Por fin! Termine Este fic, el final es un EPIC FAIL, pero espero que el largo del capitulo compense lo malo del final y el retraso en este ultimo epidosio! Lamento en serio haberlas hecho esperar tanto para tan poco. Pero se hizo lo que se puede. Espero que la hayan pasado bien leyendo este invento extraño de una mente perturbada. Y sobre todo...Mil Gracias a Todas!!
Nos vemos en el proximo Fic!