¿Crees en las estrellas?
Allí estaba de nuevo. En lo más alto de la torre. El pelinegro estaba mirando al cielo sin motivo aparente. Apoyado en el rellano de la ventana. No se movía. No hablaba, tan solo miraba. Impasible. Una figura negra en mitad de la oscura noche. El albino lo observaba, como casi todas las noches. En silencio también... Era como un ritual. Lo que el extrañaba a Allen es que Kanda no se diese cuenta de que lo miraba. De que siempre lo miraba. Fueran donde fuesen. Que cada vez que lo veía sano y salvo sonreía de alegría y alivio. Que cada vez que se iba rezaba a ese supuesto Dios para que regresará. Que lo extrañaba... Pero Kanda nunca se daba cuenta...
Tan solo le decía Moyashi... Lo ignoraba, le pegaba y se enojaba con él. Kanda no se daba cuenta. Ese maldito Bakanda, siempre miraba hacía la nada y lo ignoraba... Eso le dolía aunque nunca lo dijese.
Últimamente Lavi lo acosaba a preguntas, y Allen no se quedaba atrás. Sabía desde hace muy poco que el pelirrojo y Kanda eran amigos de la infancia, así que decidió sacarle algo de información. Algo sobre algún gusto de Kanda...Algo más a parte de su nombre. Yuu... Lavi si podía decirlo...y eso le daba mucha envidia a Allen. Se tenía que sentir muy bien poder llamarle así... ¿Por qué Kanda se lo permitiría, y por qué tan solo a él?
Sí, estaba celoso. Quería que Kanda solo le mirase a él, porque, desde hacía mucho al verlo su corazón comenzaba a latir con rapidez... Pero...el japonés tan solo pasaba a su lado sin ni siquiera mirarle. Incluso le dedicaba más atención a Lenalee que a él... No tenía nada en contra de ella, pero verla tan cerca de la persona que más le importaba le ponía nervioso. No lo sabía, pero la china miraba con otros ojos a Kanda...siempre se le acercaba...demasiado...
Pero eso no era lo que importaba ahora. Por mucho que le reprochara al japonés, él tampoco se atrevía a ir ahí a su lado. Si realmente lo admitía, tenía miedo de que lo echase de su lado. Y si también admitía que estaba celoso de la china, también tendría que decirlo de Lavi.... y de Komui... Hasta ellso parecían llevarse mejor con él.... mientras que Allen solo era una molestia.
Suspiró levemente y se dirigió a su cuarto. Se comenzó a reprochar mentalmente, más por las ganas de llorar que sentía, que por pensar lo mismo de todas las noches. Cuando llegó a su cuarto miró la puerta del de Kanda. La verdad es que no quedaban tan lejos como él pensaba. Ahora...él estaría arriba....podría echar un pequeño vistazo e irse rápidamente.
Una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios y tocó levemente el picaporte, deseando que un estuviese cerrada. Para su sorpresa no lo estaba. La abrió lentamente y esta chirrió un poco. Se sorprendió al ver el contenido de la estancia. La vidriera rota. Una simple cama. Y algo en una esquina llamó su atención. Sin pensárselo dos veces se acercó, era un reloj de arena, pero no tenía arena. En la parte superior tenía una flor de loto, y abajo unos pocos pétalos. Estaba siendo demasiado impulsivo, lo sabía, pero no pudo evitar tocar el cristal del reloj. Estaba realmente frío, y parecía tener un extraño brillo...
De repente soltó un bostezo y decidió irse antes de que llegase Kanda. Cuando estuvo ya en su cama a punto de dormirse, una pregunta comenzó a formarse en su cabeza. Y no pudo evitar hacerla en alto...
-¿Qué es lo que mira Kanda?.....
A los pocos segundos cayó en un profundo sueño....
Cuando despertó ya era de día, y como siempre, su barriga le pedía comida. Sin hacerla esperar bajó al comedor lo más rápido que pudo. Este estaba algo vacío, pero no le importó. Se dirigió hacía Jerry, que le sonrió, y comenzó a pedirle comida. Mientras esperaba comenzó a ver el lugar. Su corazón dio un brinco al ver a Kanda entrando en la sala. Con su cara de malhumor. Como siempre, comenzaron los susurros acerca de su persona, y que el japonés ignoraba completamente. Cuando estuvo lo suficiente cerca de Allen solo le miró unos cincos segundos....
"Ah.....eso dolió Bakanda....." Pensó Allen mientras desviaba su mirada y veía a Jerry con los platos.
No dudó en escapar de allí con la comida y sentarse en una mesa vacía a comer. Timcampy estaba a su alrededor. Cada día era más grande... El nombrado se posó en su cabeza, siempre hacía eso antes de comenzar a robar su comida. Y no tardó mucho en hacerlo.
-Oye Timcampy....
Pero algo interrumpió su frase, alguien se había sentado en la mesa. Su corazón dio otro brinco y miró en esa dirección. Se decepcionó un poco al ver que tan solo era Lavi...
"No pienses cosas imposibles......."
Ahí comenzaba su rutina de nuevo...un baile que no el gustaba, una canción incómoda y la pareja equivocada... Era como estar en un baile y ver a la persona que quieres irse de este con otra persona... Tener que quedarte hasta el final con alguien a quien no soportas y tener que bailar cuando te duelen los pies...
Bajó la mirada algo deprimido. Pero eso no importaba, en la noche volvería a ver a Kanda apoyado en la ventana mirando la nada... Tan solo con eso se animaba un poco.
Mientras intentaba que la conversación con Lavi retomara un rumbo neutro, en el que no dijesen nada relevante, desvió la mirada hasta el japonés, que estaba comiendo en una mesa solo...Cuanto deseaba estar a su lado...
Las horas pasaban y no se podía quitar ese reloj de la cabeza. ¿Dónde lo había conseguido? ¿Por qué lo tenía? ¿Para qué servía? Miles y miles de preguntas similares...que nunca preguntaría, lo sabía....tan solo era un cobarde cuando se trataba de Kanda...Tan solo quería que llegase la noche, para poder verle en silencio. Sin que nadie más le mirase. Sin que nadie se le acercase...Tan solo Kanda y él....
Y su deseo fue concedido. Cuando comenzó a salir la primera estrella corrió hacía la parte superior de la Torre. Ya todo el mundo se retiraba a dormir, pero un único nombre se repetía en su cabeza mientras subía los escalones. EL del japonés.
¿Desilusión? ¿Sorpresa?.... Kanda no estaba.... Esperó durante horas y horas...no venía... Suspiró.... ¿Tal vez estaría de misión? Se acercó a la ventana y tocó donde se solía asomar el pelinegro... Miró....Se sorprendió. Un firmamento lleno de estrellas.... Era hermoso... ¿A Kanda le gustaban las estrellas?....
Entonces la vio...una estrella fugaz....Tenía que pedir un deseo...Cerró los ojos y juntó sus manos...
-Deseo que Kanda sea feliz, que esté bien....y si es posible...que tan solo se fije un poco más en mí....-sintió ganas de llorar- tan solo un poco...-una lágrima cayó, y luego le siguió otra y otra-.....le amo.....le amo... Amo a Kanda Yuu.....
Comenzó a llorar sin poder evitarlo, tanto tiempo aguantando sus emociones. Pasaron más estrellas fugaces, y él seguía llorando sin poder evitar las lágrimas....
-Te amo....Kanda...-susurró de nuevo repetidas veces. Ahora si podía decirlo...estaba solo...
-Yo....también....Allen....
Sintió que el corazón se le quería saltar del pecho. Se dio la vuelta y ahí estaba Kanda. Mirándole. A escasos centímetros. Estaba serio... No parecía mentir....
Kanda sonrió levemente. Nunca había visto esa sonrisa con nada. Acercó una de sus manos hacía Allen, para que la cogiese.... Allen tan solo podía mirarlo sorprendido...
-¿Crees....en las estrellas?....-susurró.
La verdad es que Kanda siempre supo que Allen le miraba, porque él también le miraba siempre. La verdad era que siempre estaba al pendiente y que todas las noches, cuando pasaba una estrella fugaz....deseaba que Allen saliese de esa oscuridad donde se escondía....