Notas de la Traductora: ¡Hola! Perdón por el retraso D: Estaba algo ocupada, y me puse a escribir mis propias historias xDU Pero bueno, al fin ya está aquí, el final que esta genial historia. Espero que la hayan disfrutado tanto como yo al leerla y traducirla.

Le pediré permiso a la autora para traer el one-shot que está como continuación, espero verlos por ahí ^^

Ah, y por cierto… ¡Felices fiestas!


Título: Avalon (5/5)
Personaje(s) o Parejas: USA/UK (algo), Canadá, Francia y menciones de algunos otros.
Rating: PG/K+
Advertencias: Muerte de un personaje, pero con un final feliz.


Una tormenta sopló esa noche, con fuerte lluvia, truenos y granizo. El viento rugía a través de las costas británicas como un ser vivo, un monstruo acechando los descuidados huertos y los jardines botánicos abandonados en busca de su siguiente comida.

O al menos eso era lo que Canadá pensaba cuando el ruido particularmente alto de un trueno le despertó. Siendo un adulto, era capaz de racionalizar las ridículas fantasías que había dejado detrás gracias a sus constantes enfrentamientos al temor de Alfred por los fantasmas. Pero se le ocurrió que Avalon, tan joven como era, podría no tener esas defensas todavía.

La nación del norte salió de la cama, cogió a Kumajiro entre sus brazos y tomó una linterna de su mesita de noche. Bajó a la sala y la atravesó, hacia el cuarto que le habían dado al niño –no era el antiguo cuarto de Inglaterra, esa era una herida que estaba todavía muy abierta; era el cuarto de invitados−, con pasos silenciosos, usando la linterna para guiarse.

Cuando la puerta crujió al abrirse, una sonrisa se escurrió en su cara. En serio, qué tonto había sido al preocuparse.

Un héroe nunca dejaría que su hermanito enfrentara la tormenta solo.

América y Avalon estaban acostados juntos en la cama tamaño "Reina", con el niño acurrucado felizmente entre los protectores brazos de su hermano. Con cuidado, Canadá movió la linterna para asegurarse de que Alfred se había quitado los lentes –sí lo había hecho− y se sorprendió cuando su gemelo del sur se movió de repente.

− Ah…

− Lo siento.− Se disculpó rápidamente Canadá, apagando la luz.− No quería despertarte.

− S'ta bien…− América bostezó, estirando sus hombros y girando un poco para sonreírle a su hermano.− ¿Estás bien?

− Sí, sólo pasaba a revisar.− Canadá se encogió de hombros, agarrando el picaporte.− pero veo que todo está bien. Duerman bien…

− No te tienes que ir, Mattie.− Dijo América, sentándose y haciéndole señas a su hermano.− Estarás muy solo, la cama es lo suficientemente grande para todos. Vamos, quédate.

Canadá sonrió y se adentró al cuarto, cerrando la puerta tras de si.

− Muy bien, entonces.

Caminó hasta el otro lado de la cama, sentando a Kumajiro en la punta. América se movió lo suficiente para hacerle espacio, y Canadá se metió con un solo crujido de los resortes de la cama. Avalon bostezó entre sueños, haciendo un lindo sonido, como un gatito recién nacido, y rodó hasta acurrucarse en el hombro de Canadá.

La sonrisa de Canadá se ensanchó mientras pasaba el brazo alrededor de la cintura del niño.

− ¿Estaba asustado?

− Un poco.- Dijo América suavemente, deslizando su brazo sobre el de su hermano. La otra estaba debajo de él, así que podía sostener la mano de Avalon, apachurrando la pequeña palma con sus dedos.− Pero es un niño rudo. Creo que sólo quería el calor extra.

Canadá rió, quitándose sus lentes y poniéndolos en la cabecera. Se acostó e imitó la pose de su hermano, manteniendo una mano alrededor de la cadera de Avalon y usando la otra para sostener su mano.

Cada vez que un rayo brillaba afuera de la ventana, iluminaba la cara de Avalon. La luz mostraba sus pálidas facciones, su cabello blanco y las cejas, brillando tanto como la nieve al mediodía. Canadá acarició la palma que sostenía entre sus dedos, perdiéndose un momento en sus pensamientos.

− Oye, Alfred…

− ¿Sí?− Preguntó América adormilado. Estaba a punto de dormirse de nuevo.

− Olvide decírtelo. Kiku llamó hace rato, mientras estabas afuera.

− ¿Mm? ¿Y qué pasa?

− …Creen que Hong Kong también desapareció.

América abrió sus ojos ante esto, olvidando por unos minutos el cansancio.

− ¿Desapareció? ¿De ese Desapareció?

− Sí. Tíbet también.

− Dios…- Dijo América. Se mordió la lengua y le echó un vistazo a Avalon, para asegurarse de que seguía dormido. Todavía lo estaba.

Canadá suspiró, apretando la mano del niño.

− Está sucediendo en todo el mundo. Las personas están muriendo, los países empiezan a disolverse. Y nuestra clase… no sé cuántos de nosotros lograrán salir.− Observó a su gemelo, con sus cejas fruncidas por la preocupación.− Todo será diferente ahora, ¿verdad?

− Mattie…− América levantó su brazo de la cintura de Avalon y quitó el mechó de pelo de los ojos de su hermano.− Todo estará bien.

Canadá frunció el ceño más, dubitativo. América señaló con la cabeza al niño que descansaba entre ellos.

− Míralo, Mattie.

Canadá lo miró. Era una hermosa vista.

− Es tan sólo el primero, ¿sabes?− Continuó, con gentileza inusual.− Apuesto a que habrá más como él, eventualmente. Muchos más. Y van a necesitar a alguien que los cuide. Que les enseñe el camino, ¿cierto? Como Inglaterra y Francia lo hicieron con nosotros.

El gemelo del norte suspiró, pensando en cómo se había visto el viejo Francia. Se preocupaba por su hermano mayor. ¿De verdad era cuestión de tiempo?

− Sí, pero…− Se mordió el labio. América sonrió.

− Está bien que tengas miedo, ¿sabes? ¡Tienes un héroe que te protegerá!

Eso hizo que Canadá sonriera. Quitó su mano de la cintura de Avalon y le dio a América un golpecito en el hombro.

− El mundo como lo conocemos está llegando a su fin y tú sigues diciendo cosas como esas. De verdad, nunca cambias.

América se rió, y Canadá siguió sonriendo. Deslizó su mano por el brazo de su hermano, entrelazando sus dedos sobre Avalon.

− Gracias por eso.

− Es lo que hago, Mattie.− Dijo América, y bostezó de nuevo. Se inclinó sobre la cabeza de Avalon para frotar su nariz contra la de su hermano con cariño, de la misma forma en la que lo habían hecho de niños en las raras ocasiones en que estaban lejos de los ojos de sus guardianes.− Sobre lo que pase después, nos preocuparemos en la mañana, ¿sí?

− Muy bien.

Avalon bostezó, acurrucándose mejor entre las cálidas sábanas y almohadas. Sus deditos apretaron sus palmas, buscando por algo inexistente, pero contento aún cuando no pudo encontrarlo. Canadá le sonrió.

− Sabes… todavía no tiene un nombre. Un nombre humano.

− Claro que lo tiene.- Dijo América, arrastrando las palabras, adormilado.− Es Arthur.

Canadá se removió un poco con eso, pero América ya se había quedado dormido, sosteniendo ambas manos como si le fuera la vida en ello. Su cara estaba pacífica y esbozaba una sonrisa que mostraba que estaba feliz. No era la cara de un hombre aferrado a su pasado, sino de uno listo para enfrentar al futuro, con un último homenaje a la persona que amó.

Canadá suspiró, recostándose contra las almohadas.

− Un pequeño Arthur, ¿eh?- Dijo suavemente, más para si mismo.− Suena bien para mi.

Antes de poder quedarse dormido, Kumajiro se movió del pie de la cama. El oso se quedó desconcertado cuando vio su puesto usual junto al cálido-hombre-que-le-daba-alimento usurpado por el niño, pero se adaptó muy bien, deslizándose debajo del codo de Canada, removiéndose hasta quedar cómodo. Canadá suspiró y, sabiendo que todos en la casa estaban seguros y calientes, se permitió sumergirse en su sueño.

Afuera, la tormenta arreció. Pero adentro, la nueva familia dormía, tan sólo conscientes de la calidez de los otros y la comodidad que encontraban ahí. El mundo alrededor de ellos cambiaba y cambiaba, atravesando los pasos de la historia una vez más. Mañana tendrían que enfrentar ese cambio, pero por esa noche, podrían ignorarlo.

Estaban seguros, y se tenían el uno al otro. Y eso era suficiente.

Fin.


(Si este fic tuviera créditos, tendrían que poner definitivamente la canción de Hank Green, "Looking for Alaska". Puso el tono en todo el fic. También, por si alguien tiene curiosidad, en mi mente al menos, el nombre completo de Avalon como humano sería Arthur Williams-Jones, llamado "Artie" o "Ar-two" para acortar.

Espero que lo hayan disfrutado. ¡Gracias por leer!)