Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto&juego con ellos. ^.^

Volando, cayendo y levantándose

Bella Swam

Me llamo Bella Swam y tengo un secreto que solo mis mejores amigos: Rosalie Hale, su novio Emmett McCarty –mi mejor amigo de toda la vida-, y Alice Brandon, saben. Me gusta mi segundo mejor amigo… Félix. Era algo más que una atracción física, o eso sentía yo. Él es genial y muy divertido. Problema. Sí, existe uno y su nombre es Tanya. Ella es una muy buena amiga, pero siempre anda con uno y con otro.

Ella cambia de novio como yo me cambio de ropa. Y en este momento, se flecho con Félix, y él le corresponde…

Lo peor es que él me daba alas para pensar que entre nosotros podía pasar algo, me hizo pensar que me quería más que como una amiga, pero no… sólo me hizo volar alto, para luego soltarme y dejarme caer. Y sinceramente si había logrado herirme, no lo negare, no puedo negarlo. Él simplemente la quería a él, yo estaba feliz por ellos… pero me dolía…

El sonido de mi celular sonando inundo la cocina y las vibraciones recorrieron mi cuerpo. Lo saque del bolsillo de mi pantalón y conteste sin molestarme siquiera en ver el número.

-¿Bueno? ¿Bella? –escuche la vocecita de Tanya, por el auricular de mi celular.

-Sí, hola, Tanya –la salude cortes, tenía un poco de bastante sueño aunque ya eran las dos de la tarde, pero, me gustaba mucho dormir. Mis amigos siempre me molestaban porque todo el tiempo decía que tenía sueño.

-Hola, oye, ¿quieres ir al parque con Félix y conmigo? -¿Por qué te empeñas en apuñalar mi corazón? Ya lo tengo por los pisos ¡¿qué no lo ves?!

-Claro, por supuesto…

Ellos eran novios desde hace una semana, que había parecido un milenio para mí. Cada vez que podían salían juntos y a veces me invitaban a ir con ellos. Pero no siempre.

-Pero… ¿a qué hora? –pregunte, sin muchas ganas, la verdad, pero no quería verme tan amargada ó para que no notara la tristeza que se acumulaba en mi voz.

-En diez minutos yo ya estoy ahí –informó, y rápidamente agrego-: ya llegue a Forks.

Asentí, muy tontamente, porque ella no me podía ver, cuando me percate de eso le dije:

-Sí, esta bien, voy saliendo para allá.

Colgué y guarde mi celular en el bolsillo de mi pantalón.

Llevaba puesta una camisa de manga larga, color azul marino y unos pantalones holgados color negro. Mis tenis eran de rayas blancas y azuladas. Tenía mi cabello suelto y regado por mi espalda y mis hombros. No me importaba maquillarme ni nada de eso, me daba flojera, y, aparte ¿para qué? ¿Qué importaba si yo iba bien arreglada? Si de todos modos ahí, sólo voy a hacer de mal tercio.

-Papá –lo llamé, él estaba sentado en el sofá, viendo la televisión.

-Dime Bella.

Yo estaba parada detrás del sillón, con las manos recargadas en el respaldo de éste.

-Es que Tanya me dijo que si podíamos ir al parque ¿puedo ir? –pregunte, como niña buena –aunque ya tengo diez y siete años-. Aunque, pues, de todos modos, se me hacía de buena educación decirle a donde iba, aunque no siempre lo hacía, pero intentaba hacerlo la mayoría del tiempo.

-Claro, Bells, sólo llega a la hora de la cena –dijo. Le sonreí.

Agarre mis llaves de la casa y salí de ésta, no estaba lloviendo por milagro del señor. Pero si se podía apreciar las grises nubes en el cielo. Suspire y comencé a caminar hacía el parque, no estaba muy lejos de mi casa, por lo cual no ameritaba que llevara mi auto. Y además no quería ir muy rápido.

Me gustaba caminar bajo el cielo nublado. Antes no me gustaba mucho eso, porque no sentía el sol sobre mi cara, pero, ya me había acostumbrado. Llegaba ya varios años viviendo en Forks.

El camino se me hizo eterno, aunque fuera tan corto, pero, el pensar en que tendría que ver al chico que tanto quería y a una de mis amigas, juntos, se me revolvía el estomago. Me dolía, y mucho. Era terriblemente horroroso y lo peor es que tenía que actuar como si estuviera de lo más feliz por ellos. Y era muy difícil hacer eso.

Por desgracia, en unos pocos minutos llegue al parque, y ahí vi que estaban sentados Félix y Tanya en una banca.

Tanya era una chica muy, muy hermosa. Tenía un largo y sedoso cabello rubio. Su piel era pálida y sus ojos grises. Su nariz recta y sus labios carnosos, pero ni muy gruesos ni muy delgados. Era delgada y con un buen cuerpo, casi como el de una modelo. Aunque nada en comparación de Rose.

Félix era un chico muy, muy lindo. Era grande y alto. Su pelo era corto y negro contrastaban muy bien con su piel pálida. Su tamaño, me recordaba mucho al de Emmett. Sus ojos eran de un color miel muy hermosos. Me encantaban. Sus labios eran carnosos, pero lo justo, al igual que Tanya.

Caminé unos cuantos pasos hacía ellos y Félix alzo la vista hacía mí, clavando sus orbes miel en los míos chocolate.

-Ey, hola, Bells –me saludo, dándome una de sus hermosas sonrisas.

Les sonreí y llegue junto a ellos. Tanya se paro y me dio un beso en la mejilla.

-Hola, Bella –me saludo.

-Hola –moví mi mano, en forma de saludo.

-Siéntate si quieres –me ofreció el lugar donde anteriormente ella había estado sentada.

-No, no, siéntate tú –le sonreí. Y le hice un además con la mano para que se sentara ella. Pero ella negó con la cabeza y me agarro de los hombros.

-Siéntate, no te preocupes por mí –me dijo y me obligo a sentarme en la banca. La mire con una ceja alzada.

Ella sólo me sonrió y sin decir nada se sentó en el regazo de Félix. Él enrollo sus brazos alrededor de su esbelta cintura y le dio un beso en el cuello. Para luego mirarla y sonreír.

Mi corazón dio un brinco y de pronto, olvide como se respiraba. Desvíe la mirada, viendo cualquier cosa sin importancia: los columpios, la resbaladilla, los pasamanos, la heladería, y otras cosas. Mi mirada vagaba por todos lados, sin importarme mucho enfocar algo en especial.

-¿Bella? –volteé a ver a Tanya que fue la que me había hablado-. ¿Estas bien?

Le sonreí y asentí con la cabeza. Ella siguió hablando, pero no preste mucha atención.

-¿Bella? –esta vez fue Félix el que hablo-. ¿Qué te pasa? Estas muy ida hoy.

-Ay, perdón, es que estoy en mi mundo –confesé, con una sonrisa muy forzada, pues, Tanya estaba fuertemente abrazada a su cuello y él la sostenía fuertemente contra su cuerpo. Baje la mirada para no tener que verlos.

-Ey, Bells –llamo Tanya-. ¿Nos puedes tomar una foto?

Asentí y ella me tendió su celular. Lo tome y me pare frente a ellos, vi como Tanya acercaba su rostro al de Félix y luego, sus labios se unieron. Mi corazón se rompió en mil y un pedazos. Sonreí, pero, verdaderamente lo que quería era llorar.

Edward Cullen

Iba caminando por el parque, sin un rumbo fijo. Simplemente quería salir de mi casa, no tenía nada que hacer… ser hijo único era aburrido a veces.

Pero, como mis padres, Esme y Carlisle Cullen, siempre me decían, yo era un chico muy especial. Es que ¿qué otro chico podía leer mentes? Sí, yo puedo leer mentes, nadie entendía por qué, cómo, ni nada de eso.

Mire a un trío de chicos que estaban por una banca, una chica rubia y muy bonita estaba sentada en el regazo de un chico morenos.

Mis ojos se ampliaron cuando vi a la chica que estaba al lado de la parejita, tenía un largo cabello caoba y unos ojos chocolate que te hipnotizaban, su cuerpo era esbelto y tenía curvas bien formadas. Sus tez era cremosa y sus mejillas ligeramente rosaditas. Sus labios eran rojos, llamándote a besarlos. Tenía una nariz respingada y con pequitas. El color azul oscuro de su camisa hacía resaltar su hermosa piel. Se veía tan hermosa, definitivamente era una estrella, que hasta deslumbraba a la rubia sentada a su lado. Nunca había visto a alguien como ella.

Pase mis dedos por la comisura de mis labios para asegurarme de que no se me había salido un poco de saliva. Y por desgracias, sentí mis dedos ligeramente húmedos. Es que, ella era tan hermosa que babeé por ella.

Ella se paro y se puso a tomarle fotos a la parejita, pude ver su semblante triste y no pude evitar preguntarme por qué, ella me atraía mucho, y me daban ganas de querer saber todo ¡Todo! De ella.

Sin permiso mío, mis pies me fueron acercando a ella, no me había dado cuenta de eso, hasta que me encontré muy, muy cerca de ella. Empecé a sentir un calor en mis mejillas, y mi boca estaba ligeramente abierta, y tuve que volver a pasar mi mano por mi boca para ver sino había vuelto a babear. Pero ¡No! No lo hice, me felicite mentalmente e igual, mentalmente, apareció una imagen mía haciendo un bailecito de victoria.

-Hola –la salude acercando mi cara más a sus cabellos.

Su aroma era espectacular, me embriagaba. Se dio la vuelta tan velozmente que creí que se caería, se tambaleo y casi cayo, moví mis manos para intentar atraparla. Me agarro del antebrazo y se paro bien.

"Ay, este chico sí esta bien bueno" pensó la rubia, sus pensamientos no me agradaron en lo más mínimo "Lo siento Félix, pero sólo míralo para comprender porque te cambiaría por él"

La mire con el ceño fruncido y ella sólo me sonrió coquetamente. Volteé rápidamente a ver a la chica que me aún estaba agarrada de mi antebrazo. Sonreí, y mire sus delicadas manos, luego la mire a sus hermosos ojos, vi como miraba sus manos y luego la retiraba velozmente. Sentí un hormigueo en la piel donde ella había tenido sus manos, sus mejillas se volvieron total y completamente rojas.

"Bella ya ligo… ay, que bien" pensó el chico que al parecer se llamaba Félix.

-Soy Edward –la salude, extendiendo mi mano y dándole una sonrisa torcida.

-Yo Bella –dijo en un susurro tan bajo que pensé que no quería que lo escuchara.

-Hermoso nombre –me regalo una sonrisa que hizo que mi corazón latiera a mil por hora-, significa belleza ¿sabes? –ella asintió, un poco avergonzada-, esa es una palabra que no alcanza ni la mitad de lo que eres.

Me mordí el labio ¿yo había dicho eso? Jamás le había hablado a una mujer así… jamás había conocido a nadie como ella. Simplemente, hacía que mi corazón volara de la felicidad y que una sonrisa apareciera en mi cara.

-Eres muy tierno –dijo, con una sonrisa.

-¿Quieres dar un paseo conmigo? –pregunte, ofreciendo mi brazo, para que lo agarrara.

"¿Qué? ¿Este galanazo quiere con Bella? ¡Dios! ¿Qué le pasa a este mundo?" otra vez los pensamientos de la oxigenadita me molestaron.

No me gustaba hablar así de una mujer, pero ella me provoco. ¿Qué tenía que yo quisiera a Bella? Bella era hermosa, mucho más que Tanya.

-Hola –se levanto y me extendió el brazo.

-Hola –le dije, con una falsa sonrisa. Tome su mano y la estreche fugazmente.

-Soy Tanya y él es Félix –"A ver si no te encelas de Félix" me dio ganas de gritarle en ese momento ¿Qué le pasaba? No debería tener esos pensamientos si tenía novio. Ó qué ¿él no es su novio?

-Soy Edward –dije.

Mi tono sonaba monótono. Les alcé el brazo y los salude con él. Luego, me volteé hacía Bella y le sonreí.

-Entonces… ¿quieres dar un paseo conmigo? –pregunte, ofreciendo mi brazo nuevamente.

-Mi mami me dijo que no debía ir con chicos guapos… me advirtió que podría ser peligroso… -su tono sonaba dulce, como el de una niña chiquita. Me reí, pero, hubo una parte que me llamo la atención.

-¿Chicos guapos? –alce la ceja- entonces… ¿crees que soy guapo?

Sonreí ante la idea de que un ángel como ella pudiera pensar que yo era un chico guapo… eso hizo que mi corazón volviera a palpitar velozmente, tanto, que parecía que estaba en una carrera. Vi como se ruborizaba y bajaba la mirada con una sonrisa penosa bailando en sus labios.

"¿Guapo? Ay, ¿qué no te has visto en el espejo? Tú no eres guapo, eres lo que le sigue a ser guapo." Fruncí el ceño y mire de reojo a la rubia, de verdad que sus pensamientos me estaban fastidiando muchísimo.

-Si –se limito a contestar.

Sonreí, casi me pongo a saltar cuando me confirmo que ella pensaba que era guapo.

-Entonces… ¿no iras a pasear conmigo? –jugué con ella, le di una sonrisa torcida. Ella se rió entre dientes. En este momento estábamos en nuestra burbuja personal, hasta que la voz del chico nos saco de ésta.

-Sí, deberías ir, Bells –le dijo. Le agradecí mucho que le dijera eso.

-Bueno –se sonrojo-, claro vamos.

"Se ven bien juntos" el chico, Félix, ya me estaba cayendo muy bien.

"¿Qué? ¡No! ¡Yo me vería mejor con él a mí lado! Tonto Félix…" pero la rubia no me caía aún muy bien que digamos.

-Cuéntame de ti, Bella –le pedí, cuando estuvimos un poco lejos de ellos, en los columpios.

-No hay mucho que decir… soy hija única, vivía antes con mi mamá en Phoenix, pero se volvió a casar y pues, él es beisbolista y viaja mucho, entonces… ella no era feliz cuando se iba y entonces… decidí que era mejor venir a vivir con mi papá, Charlie.

-¿El jefe de policía? –pregunte.

Ella asintió… así que ella era Bella Swam, la hermosa hija del jefe de policía y la visitante número uno de mi papá en el hospital.

-¿Y qué hay de ti? –pregunto, mordiendo su labio inferior, sentí una necesidad de agarrar su cara y besarla-. Seguro que tu vida es mucho más impresionante.

Me le quede viendo, y note algo muy interesante… no escuchaba nada. Y por escuchar me refiero a sus pensamientos. No los escuchaba en la más mínimo. Me pregunte si no estaba pensando en nada o qué si por fin había podido quitar este extraño poder… si era la segunda, lo extrañaría mucho.

"Ay, ese chico no esta nada mal, nada mal" escuche como pensó una chica que paso cerca de nosotros.

-¿En qué piensas? –pregunte con el ceño fruncido.

Me miro desorientada, y me sonrió, luego sus mejillas se cubrieron de un rojo escarlata. Me dio una pequeña sonrisita.

-En que… -se quedo viendo un momento el nublado cielo-. En que no puedo creer que me este pasando esto.

-¿Qué? –pregunte, eche la cabeza un poco hacía atrás y fruncí el ceño.

-Tú… yo… aquí… no sé, simplemente… nunca me imagine que podría llegarme a pasar algo como esto –sonrió de una manera tímida, que la hizo ver demasiado encantadora para su propio bienestar.

-Bella, tú eres hermosísima –le empecé a decir, me balance hacía su columpio, golpeándolo ligeramente, ella rió con tranquilidad-, créeme, no he conocido a una sola chica que pueda igualar tu belleza, y si que he conocido chicas –me reí con amargura al pensar que antes todo el día tenía que estar con niñas porque todas las amigas de mi madre tenían hijas, y mi mamá tenía muchas, muchas amigas.

-Pero… no creo que hallas pensado que era más hermosa que Tanya –bajo la mirada. Sus ojos se veían tristes.

¿Qué le pasaba? ¿De verdad pensaba qué Tanya era más hermosa que ella? ¡Dios! ¡Estaba loca sí así era! ¡Ella era la persona más hermosa y especial que jamás había visto en toda mi vida!

Agarre su mentón e hice que me volteara a ver.

-Bella –le susurre-, tú eres la chica más hermosa de todo el mundo –me acerque un poco más a su cara-. En verdad que lo eres.

Me acerqué en poco más a ella, y junte nuestros labios. Estos se amoldaron a la perfección a los suyos, sentí como una corriente eléctrica recorría toda mi columna vertebral. Era lo mejor que había sentido en toda mi vida. Sus labios eran dulces, y se movían contra lo míos de un modo tranquilo y amoroso. Moví mi boca dulcemente contra la suya.

Mis pulmones estaban empezando a reclamara por aire. No se cuanto tiempo habíamos estado ahí, sólo se que lo único que importaba eran que ella y yo nos estábamos besando y eso era lo mejor de todo el mundo ¡De todo!

Cuando mis pulmones ya no podían más y estaban gritando por conseguir aire, me tuve que separar de ella, con la respiración agitada, recargue mi frente contra la suya y penetre sus ojos con los míos. Su respiración igual era agitada y sus mejillas eran de un fuerte tono carmesí.

-Te quiero, Bella –le susurre-, no se como no tengo nada de conocerte y ya siento que te quiero… jamás me había pasado eso… jamás había querido a alguien como a ti.

Agarre su mano y la lleve a mi pecho, para que pudiera sentir al colibrí batiendo las alas, que estaba en lugar de mi corazón. Ella sonrió de una manera tan hermosa, que hasta los mismísimos ángeles le podrían tener envidia.

-No entiendo por qué… pero yo igual te quiero, Edward –me dijo.

Sonreí y volví a aprisionar sus labios con los míos.


Hola! Jeje, bueno, una idea que se me ocurrió antes de dormir, y como no tenía nada que hacer hoy… me puse a escribirla:D jeje, díganme… qué les pareció? (por favor que les gustase…) jeje, bueno, ahí por favor, la comentan (: jeje y amm... bueno, me voy… Adiós ;) Cuídense!

.: * ฆℓƷҳ *:.