Notas de la autora: Bueno primero que nada, Kuroshitsuji y sus personajes le pertenecen a Toboso Yana, porque mi cabecita loca sería incapaz de crear a un mayordomo tan perfecto y tan sexy como Sebastian *¬*.

Segundo: Nyaa~ mi segundo fic (dando saltitos como loca), y es que me moría de ganas de hacer uno de Kuroshitsuji luego de ver una imagen de Sebastian con Ciel dormido a su lado, y los demás personajes como borreguitos y observándolos.

Tercero: Bien siendo más seria, planeo que este fic tenga varios capis, no estoy segura de cuantos vayan a ser, así que no sé si será muy largo, que el tiempo y los reviews decidan. Segundo, como planeo que haya una relación entre Sebastian y Ciel, ubicaré a Ciel en 17 años porque soy incapaz de hacer lo que voy a hacer con él si tuviera 12( jojojo ). También me basaré en el anime (porque aún no he leído el manga), sólo imaginen que al final, Sebastian decide no devorar el alma de mi querido Ciel.

Y bueno, aquí les dejo mi fic.

O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~

La luz del sol se filtraba por una pequeña abertura que había entre las cortinas de la habitación, dándole de lleno en la cara a un chico ojiazul que yacía tendido en una amplia cama, dentro de una enorme habitación. Ciel Phantomhive acababa de despertar a causa de toda esa luz del sol (apenas un insignificante rayito) y no digamos su terrible dolor de cabeza, el cual lo estaba matando.

Su culpa, todo era su culpa. Era su culpa que se encontrara en ese estado, con ese terrible dolor de cabeza; era su culpa que en esos momentos tuviera menos de la mitad de sus recuerdos de la noche anterior. Todo era culpa de ese demonio.

-Buenos días bocchan ^^

Ahí estaba; ese endemoniado mayordomo (literalmente), abriendo las cortinas de su habitación para que entrara la luz del sol, que lo único que hacía en esos momentos era empeorar su ya de por si delicada situación.

Ciel se cubrió la cabeza con las mantas y emitió un gruñido de desagrado, todo en su vano intento por evadir la luz del sol y lograr dormir aunque fuera un rato más con la esperanza de que así el dolor de cabeza desapareciera. Sin embargo, al parecer, el demonio de mayordomo que tenía no iba a permitir que eso pasara, ya que en ese instante se acercó a la cama de su joven amo para quitarle las mantas y que se levantara de una vez para dar inicio a las actividades que tenía planeadas para ese día.

-Bocchan, debe levantarse, tiene actividades programadas para este día.

-Déjame en paz, quiero dormir y me duele la cabeza- dijo con molestia el ojiazul.

-Lo siento bocchan, pero debo insistir, tiene actividades programadas para este día y no puede posponerlas ^^.

-Puedo posponerlas, además, es tu culpa que me encuentre en este estado- enfatizó la última frase con algo de disgusto y reclamo a la vez.

-Disculpe, boochan, pero no recuerdo que fuera mi culpa; no fui yo quien anoche bebió Black russian*, Between the sheets*, Scotch Mist* y French Green Dragon*, sin tomar en cuenta que nunca en mi vida había consumido cantidad similar de alcohol o que tenía poca tolerancia al mismo^^ - dijo solemnemente el mayordomo en su defensa.

- … (¬¬ #)

Era cierto, él fue quién había bebido todo ese alcohol, pero también pensaba que el mayordomo podía haber hecho algo para evitarlo.

-Pudiste haberme detenido antes del Scotch Mist -dijo al fin sin cambiar su semblante serio.

-Disculpe bocchan.-terminó de hablar haciendo una reverencia a su joven amo.

Ciel se incorporó, sentándose en una orilla de la cama; ya se había resignado a que el mayordomo no lo dejaría continuar con su sueño y mucho menos dejar que omitiera sus actividades, ya se lo cobraría al mayordomo durante el día.

-Si boochan aún considera que su estado se debe a mi culpa, es mi deber como sirviente de la familia Phantomhive compensarlo.

Y dicho esto, el mayordomo se acercó peligrosamente a Ciel, colocando su mano entre las piernas del conde, las cuales se encontraban descubiertas, pues Sebastian le había quitado las mantas momentos atrás y él sólo llevaba puesto el camisón. La mano del mayordomo estaba muy cerca de la parte más sensible de la anatomía del chico. Lentamente el demonio se fue acercando al rostro de Ciel para poder susurrarle al oído de manera muy sensual y sugestiva.

-Me encargaré de compensarlo muy bien… una vez que termine sus actividades- el mayordomo retiró la mano del colchón y se incorporó, posicionándose a una distancia prudente del conde como si nada hubiera pasado.

Ciel se encontraba desconcertado ante lo que acababa de suceder. ¿Acaso Sebastian se le había insinuado?

Se apresuró a adoptar su usual cara de seriedad, después de todo era un Phantomhive y no iba a permitirse darle al demonio algún signo de que lo que había hecho, le afectaba. Mientras, el mayordomo colocaba una bandeja con el té que había traído para su amo, en la mesita más cercana a la cama, para poder buscar las ropas que usaría en conde ese día, pues por más que los años hubieran pasado y el joven conde ya tuviera 17, Ciel seguía siendo incapaz de vestirse por sí solo o hacer otra actividad sin Sebastian.

Con muchas ideas en su cabeza, tratando de encontrar una razón por la cual el mayordomo abandonara su habitual comportamiento e hiciera lo que acababa de hacer, Ciel abandonó su cama y se puso en pie para poder vestirse, o más bien, ser vestido por Sebastian(lo cual, tomando en cuenta la situación no era del todo conveniente).

Ciel había sido vestido infinidad de veces por las hábiles manos de Sebastian desde que tenía 12 años, sin embargo, en esos momentos estaba casi seguro de que el mayordomo estaba sacando provecho de la situación, pues aunque era habitual ser tocado por Sebastian, esta vez le pareció que el mayordomo intentaba acariciar un poco más su nívea piel del porcelana. Incluso llegó a sentir como la mano del demonio se deslizaba un poco más allá de sus caderas cuando le quitaba el camisón para colocarle su ropa.

Mientras era vestido, Ciel se percató de algo que lo dejó pasmado: Sebastian le miraba de una forma muy extraña, aunada a una sonrisa aun más desconcertante. El mayordomo literalmente lo estaba devorando con la mirada y esa extraña sonrisa aumentaba con cada roce que daba a la piel del joven conde. Tal vez Ciel estaba confundido o afectado incluso por los trago de la noche anterior, pero ¿Acaso la sonrisa y la mirada de Sebastian eran de … lujuria? (n/a: claro que si mi adorado Ciel-kun ^^).

Sebastian estaba ocupado vistiendo (además de mirando y tocando) a su amo, y es que el paso de los años había hecho un buen trabajo con Ciel, pues aunque debía admitir que el cuerpo del conde a los doce años había sido una delicia a su vista, con sus incipientes músculos apenas delineados y un cuerpo atlético para su edad, ahora, a sus 17 años, aquel cuerpo llegaría a ser su perdición; sus músculos se habían marcado finamente, sin ser excesivos, pero lo suficiente para hacerlo aún más atractivo, si es que eso era posible. Además, en ese tiempo, el chico había crecido, mucho, aunque aún no lo suficiente como para rebasarle, pero si había algo que seguía intacto en el chico a pesar del paso de los años, ara el hermoso azul de sus ojos y otra cosa que Sebastian pretendía quitarle. (N/A: echen a volar su imaginación)

Sin embargo, en medio de sus nada puros pensamientos, se dio cuenta de que Ciel le observaba y le había descubierto, así que enarcó una ceja divertido para luego adoptar su habitual expresión y terminar de vestir al chico.

- Bocchan, ¿Prefiere desayunar salmón es salsa de arándanos o escalfado?-dijo el mayordomo poniéndose de pie, sin rastro alguno de aquella mirada.

- En salsa de arándanos está bien.

- Por cierto Soma-sama le ha enviado té de Assam, al parecer en agradecimiento por algo. ¿Desea que lo sirva con su desayuno?

-Como quieras-dijo con un gruñido.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su desayuno transcurrió normal, por no decir tranquilo, ya que con sirvientes ruidosos como aquellos, eso era casi imposible, de no ser por la presencia de Sebastian, quien de tanto en tanto, debía evitar de Mayleen rompiera algo o que Bard incendiara la mansión, pues ni con los años ni a una se le quitaba lo torpe y ni al otro el gusto por los lanzallamas.

Una vez terminado su desayuno, Sebastian le comunicó al joven conde que ese día debían ir a Londres para comprar un nuevo bastón, ya que el que tenía lucía un tanto desgastado, y también para recoger los trajes que había mandado hacer para esa temporada.

La temporada era el periodo de tiempo en el cual, los aristócratas sin quehacer (según Ciel) llegaban a Londres para participar en los eventos sociales que se daban, y como Ciel era parte de esa aristocracia, debía cumplir con su "obligación" de estar presente en todos aquellos eventos, no porque le complaciera estar en ellos, sino porque ahí podía encontrar a personas muy importantes que ayudaban a incrementar su, ya de por sí, enorme fortuna, pues a lo que Ciel se dedicaba en esas reuniones era a concretar tratos con personas importantes en los negocios, no sólo de Inglaterra, sino del extranjero.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

A diferencia de otras ocasiones, esta vez Sebastian no condujo el carruaje a Londres, sino que delegó esta tarea a Finny, quien gustoso había accedido a lo que Sebastian le había pedido. Aquel muchacho era el único que había logrado un progreso, a comparación de los otros dos inútiles sirvientes que tenía en la mansión, pues Finny había aprendido a controlar su fuerza sobrehumana y a llevar a cargo otras tareas decentemente (como en este caso, trasladarlos a Londres).

Así pues, Sebastian viajó en el carruaje con Ciel durante el recorrido a Londres, tiempo en el cual, el joven conde podía jurar que su mayordomo le dedicaba miradas para nada puras, casi como si en esos instantes, su mayordomo deseara no precisamente devorar su alma,(al menos no por ahora) sino algo más . Esas constantes miradas, llenas de deseo y lujuria que le estaba dedicando su mayordomo (según Ciel), habían hecho que comenzara a tener pensamientos nada castos en su joven e inexperta cabeza de 17 años, y es que , aunque el tiempo si había pasado por él, y vaya que para bien, Sebastian seguía conservando la misma apariencia de hace cinco años.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una vez en Londres, no tardaron mucho en llegar al establecimiento que proveía de bastones a los londinenses, y en este caso al joven conde Phantomhive.

El dueño del establecimiento ya había tratado anteriormente con Ciel, y que decir de la ocasión en que casi estuvo a punto de tratar con uno de sus bastones a manos de Sebastian, por lo que en el instante en el que los vio atravesar la puerta del establecimiento, se dirigió a ellos con un cordial saludo, para luego ir por el pedido, que de antemano, Sebastian había ordenado, retirándose a la parte posterior del lugar.

Mientras tanto, el joven de zafiros se dedicaba a curiosear en la tienda (aunque en realidad no hubiera mucho que ver) y de pronto se percató de la presencia de otro hombre en el establecimiento, mirando unos bastones en la esquina opuesta a donde ellos se encontraban.

Ciel se sorprendió enormemente al contemplar a aquel hombre. Era alto, joven, probablemente no más de veinticinco años, el cabello largo y ondulado, lo cual le recordó al príncipe Soma, aquel inmaduro chico que tantos problemas le había dado tiempo atrás, pues aquel hombre llevaba el cabello a la misma altura que Soma. Sin embargo, el cabello de aquel hombre que tenía enfrente era un poco más ondulado, de un elegante color plata y recogido finamente en una coleta baja.

Aquel extraño, que hasta entonces se había mantenido de perfil, al sentirse observado, giró su cabeza en dirección a Ciel, provocando que este último tuviera un imperceptible sobresalto, el cual, al parecer, sólo el demonio a su lado pudo notar.

Una vez que su rostro estuvo de frente, Ciel pudo ver con claridad el rostro de aquel desconocido, notando un detalle que le interesó: los ojos de aquel hombre eran de un precioso color amatista

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

* Todos son cocktails, el Black Russian es preparado con vodka y crema de café, Between the sheets con brandy, ron blanco y Cointreau, el Scotch Mist con whisky y French Green Dragon con coñac y Chartreuse. Según lo que investigué, el ron, el whisky y el vodka son considerados licores fuertes, así que busqué cocktails con ellos para poner ebrio a Ciel ^^, aunque la verdad no se que tan fuertes sean porque siendo sincera, en mi vida he tomado alcohol, a lo mucho la sidra en año nuevo XD, así que si alguien tiene comentarios sobre eso y el fic en general ¡Bienvenidos!, así que espero sus reviews con ideas, preguntas, criticas, tomatazos, lechugazos, etc.

Bueno con eso me despido y hasta el próximo capi.