Los personajes no me pertenecen son obra de Masashi Kishimoto-sama, la historia, sí.


¡Zaz! El zumbido se repitió formando una serie de silbidos que rasgaron el aire.

¡Tak! Una sucesión de golpes continuos hicieron crujir la madera.

Sí. Perfecto de nuevo.

Uno tras otro en pulcra sincronía, se habían clavado en el objetivo, creando esos particulares sonidos como si tratase de una melodía. Y eso era para la persona que lo había causado, música para sus oídos.

Dicha persona respiraba con gran dificultad. Jalando con avidez grandes bocanadas de aire intentaba llenar sus desprovistos pulmones de vital oxígeno. Gruesas gotas de sudor escurrían por su frente y podía sentirlas también bajándole por la espalda. El cuerpo le pesaba. Notaba un vago e incesante dolor en cada músculo del cuerpo.

Al parecer ahora sí se había excedido.

Sin poder sostenerse por mas tiempo se dejó caer de bruces, el olor de la hierba le penetró por la nariz. El terrible agotamiento le mantenía el cuerpo pegado al suelo, respirando el aroma dulzón de la hierba seca. Arriba la inmensidad azul del cielo, a pesar de ya estar bien entrada la tarde, contrastaba con el blanco de unas pequeñas nubes que lo cruzaban con lentitud. Cerró los ojos, el trepidante bombeo de su corazón le retumbaba en los oídos.

No se movió durante un buen rato, aguardando a recuperarse.

Había sido exhaustivo pero se sentía muchísimo mejor.

Entrenar hasta el cansancio siempre le liberaba de la tensión que a veces agobiaba a su cuerpo. Incluso las raras veces que se sentía apesadumbrada, el entrenar le reanimaba. El hablar ayudaba, sí, pero había veces en que existían cosas dentro de uno, que una conversación simplemente no mejoraba la situación por la que se atravesaba. Al menos eso no funcionaba para su persona. Lo mejor era sacarlas del sistema por uno mismo y mediante métodos propios.

Y eso es lo había hecho ahora, deshacerse de la furia que cegaba su cabeza mediante un duro y martirizador entrenamiento (tal vez tanta convivencia con esos dos locos que vestían de verde ya había hecho mella en su comportamiento). Pero esa actividad al extremo se había convertido en un ritual privado de relajación.

El cosquilleo que le producía el frío metal de las armas entre sus manos, la agitación al lanzarlas, la emoción de observarlas cortar el aire con rapidez y el enorme placer al verlas clavarse de manera prefecta en el lugar que deseaba, a un ritmo vertiginoso y continuo, sin un solo fallo, eran su terapia particular. En eso, ella era la mejor. La mejor maestra en armas que tenía Konoha. Controlándolas de tal forma que parecían una extensión más de su cuerpo. Por más difícil que pareciera el lugar, ella indudablemente acertaba. Sonrió orgullosa de sí misma.

Aunque parecía que ni eso bastaba para decir algo sobre ella. Ahora la boca se torcía en una mueca.

Sí, sabía que tal vez no tuviera el manejo casi perfecto de chakra y los jutsus asombrosos de Hinata, ni tampoco poseyera la fuerza descomunal y habilidades médicas de Sakura o la destreza en el espionaje y la facilidad para la observación que caracterizaban a Ino.

Pero, ¿Alguna de ellas tenían su resistencia o su entereza en las misiones? No, pero ella sí era capaz de mantenerse a la par de su mismísimo sensei; ¿Podían lanzar con ojos cerrados las armas ninjas y acertar? No, pues ella sí lo hacía, con un cien por ciento de aciertos. ¿Eran capaces de invocar algo? Tampoco, en cambio ella ni siquiera necesitaba cargar armas de combate mientras llevara consigo sus pergaminos de invocación. Era la única de ellas que había logrado hacer esa clase de técnica.

En cuanto a su persona, también sabía que no se caracterizaba por ser muy delicada en sus maneras y que tampoco ponía especial interés a lo que vestía ni al cuidado de su piel, su cabello o sus manos. No es que no le importara su apariencia, sino que había cosas más significativas para ella que eso. Solo cuando la ocasión lo ameritaba trataba de arreglarse. Porque para qué gastar el poco dinero que obtenía en las misiones comprando ropas que tal vez no vestiría, o perder el escaso tiempo que a veces tenía aplicándose lociones, humectantes o menjurjes como esos.

Le gustaba la vida sencilla y práctica, ¿desde cuando eso era algo malo? Kami-sama. Ella era una ninja.

Sus únicos tratamientos de belleza (no estaba muy segura de que contaran como tal, ya que todo mundo lo hacía) eran darse un buen baño y cuidar su higiene (lavarse los dientes, cortarse la uñas, usar desodorante; cosas de esas) ¿Maquillarse? Ni venía al caso. Salía a trabajar, en ocasiones combatir, no a una sesión de fotos. Todo su arreglo personal consistía en vestir ropa limpia y peinarse el cabello en sus clásicos chonguitos (si a eso le podía llamar peinar, adoraba su cabellera castaña, pero a veces era tan rebelde que más bien parecía librar una batalla con ella.)

Sí, era cierto, lo admitía. Era bastante diferente de las otras kunoichis. Pero, ¡Maldición! Aun así no dejaba de ser una chica. Tenía un poquito de vanidad y orgullo femenino como cualquiera, no le costaba admitirlo. Algo podría decirse de ella, algo que no fuera ese simple y llano comentario que había escuchado hacía dos días.

Flash Back...

El calor del verano estaba en su apogeo. Sentados, dentro un pequeño establecimiento de la zona comercial de Konoha, los tres jovenes integrantes del equipo de la bestia verde tomaban bebidas frías para refrescarse.

Después de casi seis semanas de estar fuera por una agobiante misión, al fin habían regresado a la villa.

La vuelta hacia la aldea había sido trepidante, la bestia verde de Konoha no había tenido piedad con esa carrera frenética a la que los había sometido. Sí, ellos estaban deseosos por regresar pero no era para tanto.

Lejos de mostrar cansancio su sensei lucía pletórico, aunque ellos sí que estaban hechos polvo. Hasta el chico de las enormes cejas negras parecía fatigado. Él era quien había dado la lata una y otra vez en beber algo pronto, argumentando que la llama de su juventud se extinguiría si no lo hacía. Así era como habían acabado en ese lugar en donde las chicas que atendían no dejaban de mirar y dedicarle sonrisitas tontas al chico de los ojos aperlados, aunque el genio de Byakugan siempre parecía indiferente al revuelo que causaba. Su compañera de cabellos castaños las veía con ligero fastidio, pero con cierta resignación, siempre era lo mismo. Pero tenía su ventaja, sonrió mientras daba un sorbo a su naranjada, nunca tardaban en ser atendidos.

Gai se había marchado solo a entregar el reporte de la misión a la Hokage, su pupilo predilecto le había insistido en acompañarlo, pero él que los había visto tan exhaustos, se negó; sugiriendo que lo mejor era que se retiraran a descansar para que renovaran el verdor e ímpetu de su primavera. La parafernalia verbal de siempre. Con eso Lee desistió.

Tenten levantó, con algo de esfuerzo, su bolsa del suelo para ponerla sobre una de las sillas vacías. ¡Kuso cómo pesaba! Por eso es que estaba tan molida. Un golpeteo de cristales se escuchó al depositarla en la silla. La miró extrañada. Revisó el interior. Las botellas de sake especial que el Señor Feudal enviaba como obsequio a la Hokage en agradecimiento por los servicios prestados (parecía que su fama de fanática del sake sobrepasaba el País del Fuego) estaban dentro de su bolsa. Lo mejor sería llevarlas de una vez.

- Solo por hoy descansaré, mañana no esperaré siquiera la primera luz del amanecer, me levantaré super temprano e iré a entrenar.- Lee parecía más recuperado, ya empezaba a hablar sin parar con su habitual entusiasmo.- Haré 1000 abdominales, 2000 sentadillas, 3000 lagartijas, correré 10 kilómetros.- Neji solo bebía sin prestarle atención. De pronto a Lee se le iluminó la mirada.- Tal vez Gai-sensei quiera entrenar conmigo, se lo pediré, así mi entrenamiento podría ser serio de verdad, yosh!

- Neji, Lee.- ambos voltearon a verla.- Tengo que irme, me quedé con el regalo "especial" del Señor Feudal para Godaime, se lo iré a entregar.- mostró las botellas, Lee puso cara de susto, como si hubiese visto un demonio (el sake lo asustaba mas que nada). Tenten sacó unas monedas para pagar.

- Esta bien Tenten, yo invito.- Sonrió Lee, quien había recobrado la compostura luego de que ella metiera otra vez la botellas dentro de la bolsa.

- Oh Arigato, Lee. Bueno, pues nos vemos.- lo más probable es que tuvieran al menos tres días de descanso.

- Nos vemos Tenten.- contestó Lee con su característico tono, levantando el pulgar a modo de despedida. Neji solo se limitó a asentir con gesto algo adusto. Por más que Tenten intentó ignorarlo, le molestó. Él no era muy expresivo que se dijera, pero no solía mostrarse tan hosco. Sin embargo, en los últimos dos meses andaba más intratable que de costumbre. Y ella creía tener una ligera sospecha del por qué.

Cuando llegó al edificio de La Hokage, ella ya no estaba. Shizune, que sí se encontraba allí y parecía muy contenta, le dijo que Tsunade estaba haciendo ronda en el Hospital junto con Sakura (tal vez a eso se debía su alegría, era bien sabido que La Godaime se escapaba para no trabajar, pero si estaba con Sakura era bastante improbable que lo hiciera). Le dejó el "obsequio" a ella para que se lo entregara, (si es que lo hacía) cuando la viera.

Salió del edificio, iría a su casa, dudaba que sus compañeros aún se encontraran en el mismo lugar. Lo mejor sería ir a descansar, dormiría hasta que la cama la escupiera. Necesitaba una buena dosis de sueño reparador fase seis (en la que ni siquiera un ataque del Kyubi la despertaría).

Revisó la bolsa para ver si no tenía otra cosa que no le perteneciera y encontró el trasmisor que su sensei le daba a cada uno para que lo utilizaran en las misiones en donde tenían que separarse.

Era bastante raro que recurrieran a ese artefacto. Lo miró con atención. Esas cosas siempre le habían intrigado. Sonrió al recordar cuando era niña y jugaba, junto con su tío, que usaba uno de esos en una superimportante misión ninja de rescate. Tomó el pequeño audífono y lo introdujo en el oído. Sin dejar de sonreír, alzó la vista hacia el despejado cielo, mientras lo encendía.

De pronto escuchó, algo lejana, la entusiasta voz de Lee en el aparato. Ese loco seguro había encendido su trasmisor sin darse cuenta.

- Te digo que yo traía dinero, Neji.- al principio se escuchaban una serie de ruidillos tintineantes (seguro la mano de Lee revolviendo el interior de su bolsa buscando el dichoso dinero) para después dar lugar a cadena de golpeteos sordos sobre madera (definitivamente había vaciado el contenido sobre la mesa)

- Déjalo ya Lee, yo pago.- La neutra voz de Neji se escuchó muy clara, sin duda el transmisor había quedado cerca de él.

- ¡Por supuesto que no! Dije que yo invitaría y yo pagaré, sólo dame un momento para seguir buscando.- Tenten seguía escuchando los ruidos de su búsqueda. Lo mejor sería apagarlo, no estaba bien que oyera conversaciones a escondidas.- ¡Yosh! Aquí esta Neji.- escuchó el grito triunfal de Lee

- Konichiwa Neji, Lee.- Ahora la voz de Sakura se escuchaba. Prestó atención de nuevo.

- Konichiwa Sakura.- contestó Neji.

- Konichiwa Sakura-san.- saludó Lee con furor. Tenten sonrió con malicia, casi podía imaginar el rubor en el rostro de su compañero

- Tenía tiempo sin verlos ¿cuándo regresaron? Eh, un te helado y un jugo de dieta, por favor. – se escuchó a Sakura pedir.

- Hace apenas unos momentos Sakura-san, estábamos tomando algo para refrescarnos.- Al escucharlo Tenten volvió a sonreír. Sí, la llama de la juventud ya estaba reestablecida

- ¿Y Tenten?- preguntó la pelirrosa.

- Fue a dejarle unas bo…unos obsequios a Hokage-sama.- se corrigió Lee con cierto nerviosismo.

- Espero que les haya ido bien en su misión.-

- Así fue Sakura-san, el equipo de Gai-sensei siempre se esfuerza al máximo para lograr sus misiones.- Lee era el único que hablaba, ¿Neji seguiría ahí?- Y tú Sakura-san ¿que has hecho?

- También estuve fuera, pero sólo un par de días. Ahora mismo estoy haciendo labor en el Hospital, junto con Ino, sólo que tuvimos unos minutos de descanso y… aproveché a venir por unas bebidas.

¿Sakura llevándole amablemente un jugo a Ino? Porque el jugo de dieta sin duda era de la rubia. Lo mas seguro era que había perdido en un piedra, papel o tijeras, pensó divertida la castaña. Lo hacían a menudo. Incluso ella y Hinata solían entrar a veces en ese juego cuando se reunían en el kunoichi time (una idea disparatada de Ino de reunirse para contarse y hacer cosas de chicas). Oyó que agradecía al encargado.

-Me tengo que ir, me dio gusto saludarlos.- se despidió.

- Hasta luego Sakura.- Neji seguía ahí.

- Espero verte pronto otra vez, Sakura-san.- escuchó a Lee despedirse con entusiasmo. Hubo un silencio momentáneo y después habló de nuevo.- Sakura-san es tan bella.- Soltó un suspiro, Neji no dijo nada.- Creo que somos afortunados por conocer y tener como compañeras a chicas tan agradables.- Casi imaginaba la cara de fastidio de Neji.- Porque todas ellas aparte de ser excelentes ninjas, son personas muy buenas.- Tenten sintió algo de pena por Lee, con el humor que se traía Neji dudaba que hablara con él.

- Mhmm.- Fue todo lo que el genio Hyuuga dijo.

- Sin ir más lejos.- comenzó Lee, como siempre sin importarle si Neji quería o no hablar, al puro estilo de su sensei. - Ahí tienes a tu prima, Hinata-san, ella es… eh… como decirlo, siempre trata bien a los demás, con tanta amabilidad, siempre se esta esforzando por mejorar, es tan… eh…-Parecía que Lee sufría en buscar una definición para la poseedora del Byakugan.

- Dulce y determinada.- contestó con, lo que a Tenten le pareció, bastante calma. La castaña se sorprendió ¿Neji iba a participar en la conversación? ¡Qué diantres! Eso no importaba. Nunca había escuchado a sus compañeros hablar sobre ellas. Se emocionó ante la idea. La curiosidad la carcomía, la incitaba a aguzar el oído. Solo escucharía eso y después apagaría el trasmisor.

- Así es, eso define perfectamente a Hinata-san.- casi podía ver a Lee asintiendo fervientemente.- Después tenemos a Sakura-san- Lee volvió a suspirar.- Ella siempre lucha, intenta, sin importar el riesgo, y a pesar que me desagrada que siga pensando en Sasuke-san, no puedo dejar de admirarla por mantener sus sentimientos hacia él. Ella podría decirse que es taan…-Tenten imaginaba a Lee masajeando su barbilla, intentando decir en dos solas palabras, como lo había hecho Neji, una descripción para su adorada Sakura.- Tann…

- Valerosa y perseverante.- respondió Neji con tono paciente.

- ¡Yosh! Neji tienes toda la razón. Exactamente eso estaba pensando.- se le escuchó admitir con seriedad.- Luego tenemos a Ino-san, debo admitir que no la conozco mucho, solo por lo que Shikamaru y Chouji dicen; según ellos tiene tanta confianza en sí misma que nunca duda que logrará lo que se propone aunque que a veces no piensa las cosas, solo hace lo que siente. A ella ¿Cómo la definirías?- le preguntó directamente, al parecer se había dado cuenta que no era bueno para describir en unas cuantas palabras

- Decidida e impulsiva.- contestó y luego en tono muy bajo, que la kunoichi si logró percibir, añadió algo más. ¡Eeeh! ¿Había escuchado bien? ¿Qué demonios significaba eso?

- Y por último, pero no menos importante, esta Tenten.- La aludida se ajustó el audífono, era su turno. Estaba nerviosa por saber qué pensarían sus compañeros de ella.- A ella si que la conozco, mejor que a ninguna.- Lee guardó silencio.- Por donde empiezo… a ver...- Tenten sonrió, Lee tenía tantas cosas en la cabeza sobre ella que no sabía como comenzar.- Bueno, Tenten es dura,… fuerte…-volvió a callar, parecía seguir pensando.- También es bastante li…

- Tengo que irme Lee.- dijo de pronto Neji con su acostumbrada indiferencia, interrumpiéndolo.

- ¿Tú qué piensas de Tenten?- preguntó Lee con interés, haciendo caso omiso a las palabras de su compañero. Las palmas de la castaña comenzaron ponerse húmedas, la expectación por saber qué diría Neji de ella le agitaba el pulso. Pero el genio tardaba en contestar. Ella sentía el corazón en la garganta.

- Tenten es… sólo Tenten.- contestó el genio con acritud y cierto dejo de frialdad.

A bastante distancia de allí, una mujer que caminaba de la mano con un pequeño, jaló a éste hacia la calle contraria. El motivo de su desvió había sido el extraño comportamiento de una joven chica castaña que se encontraba justo enfrente de ellos. Luego de ver a la rara joven con espanto, murmuró algo por lo bajo.

La extraña chica había azotado con violencia un enredijo de cables contra el suelo mientras apretaba con furia los puños hasta poner sus nudillos blancos. Pero lo que realmente había asustado a la mujer era ese brillo homicida que irradiaba en esos grandes ojos chocolates. La chica dirigió una mirada fugaz a la mujer quien al verla apresuró el paso para irse rápidamente del lugar.

Fin del flash back.

"Ojala estuviera loca" pensó la furiosa kunoichi castaña tirada áun sobre el suelo. Eso era lo que había murmurado la mujer ese día. Así tal vez no la habrían encontrado culpable de lo que en ese momento había pasado por su cabeza. Porque en aquel preciso instante lo único que había cruzado por su mente era destazar con un filoso kunai... no, mejor si filo para que el dolor fuese mayor, a cierto compañero de cabellos largos e insufrible actitud.


Mi primer intento de NejiTenten, acabo de ver el inicio del shippuden otra vez y me surgió la idea... en fin. Tambien creó que es influencia de tantos fics hermosos que he leído sobre esta pareja (sobre todo los de Vistoria ^_^)

Cualquier review, crítica, consejo o lo que sea sera bienvenido....

Ja ne!