Declaración:Ninguno de los personajes me pertenece, todos son de Masashi Kishimoto.

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EPILOGO: EL PERFUME DE LAS ROSAS.

"Amo el perfume de tu alma. La esencia de mi existencia."

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Caminaba del brazo de mi padre por la gran colina que se abría ante nuestros pies. El lugar donde él vivía era un fresco campo. Aquí reinaba el verde; el humo, el gris, se habían quedado en la ciudad. El cielo permanecía encapotado, amenazando con cubrir el suelo con su maravillosa agua.

Nuestra presencia era delatada por el sonido que producían nuestros pies en la tierra mojada. La humedad se expandía y ensanchaba mis pulmones.

Sí había algo que adoraba tanto como estar con Sasuke, era caminar al lado de mi padre.

Él también había aceptado a Sasuke gustoso, pero como todo padre celoso de su única hija, no había podido ocultar su gran expectación ante nuestra relación.

Pero ya habían pasado casi cuatro años desde que iniciamos este maravilloso cuento y todavía, a estas alturas, sigo estremeciéndome por cada vez que me toca, que me abraza, que me besa.

En una visita que habíamos hecho, mi padre le insinuó que si no pensaba pedirle mi mano en matrimonio. Yo me enrojecí y salí de la habitación con la excusa de ir por un poco de té a la cocina.

Tenía miedo de que se tratara esos temas con nosotros pues, yo tenía miedo del matrimonio, vivía tan bien con Sasuke de esa manera que, me atemorizaban las consecuencias de un compromiso de ese calibre.

Me aterraba la palabra "boda" en demasía.

Su madre tampoco ocultaba las ansias porque Sasuke pidiera mi mano y nos casáramos en cuanto ambos termináramos nuestras tesis de titulación.

Pero ni él ni yo hablábamos de esos temas. Tal vez la pena nos embargaba a los dos, o quizás Sasuke pensaba de la misma manera y prefería mantener nuestra relación como estaba y no precipitar aún nada. En cualquiera de los casos, yo agradecía su mutismo y no permitíamos que cosas como esa, afectaran lo maravilloso de nuestra relación.

Ese día, visitábamos a mi padre a petición mía. Había dejado de visitarle por el poco tiempo que nos quedaba a mí y a Sasuke con todos los preparativos de nuestra titulación. Mi corazón se estremecía cuando pensaba que me faltaba tan poco para ser toda una profesional.

Había llamado a algunas empresas para buscar empleo en cuanto terminara de titularme y había encontrado un trabajo modesto en una empresa de la industria alimenticia. Mientras que Sasuke había optado por dar clases referentes a su carrera profesional en una escuela privada.

Me alentaba tanto el futuro que se avecinaba que sólo en la compañía de mi padre podía calmar a mi ensanchado corazón por la felicidad que me producía trabajar en lo que más me gustaba, además de seguir con el hombre al que tanto amaba.

Seguimos caminando un poco más arriba de la colina, y ambos seguíamos en silencio. Hasta que un sonoro suspiro de mi padre cortó el ambiente de una manera graciosa y tibia.

-Me siento tan orgulloso de ti, hija- habló, perdiendo su mirada en el ancho cielo. Su perfil resplandecía ante mis ojos inertes que sólo se empapaban de su grácil aspecto. Los años lo habían consumido poco a poco como a un metal expuesto al agua con sales. Pero yo lo seguía viendo cada vez más vivo a pesar de la edad.

Era como los viejos vinos.

A pesar del divorcio que habíamos logrado superar, él no se había vuelto a casar. Había puesto todo su interés y toda su alma en escribir artículos pequeños que publicaba en una revista de botánica. Y sólo ganaba lo suficiente para vivir, pero le agradaba esta vida modesta y tranquila.

A veces pensaba que debido al divorcio de mis padres, yo tenía ese inusual trauma respecto al matrimonio. Muy a pesar de que mi corazón me decía que Sasuke era el hombre indicado para mí, ese trauma de mi niñez seguía martirizando mi vida. De a poco.

Seguí mirándolo un poco más y él se giró un poco hacía mí- Vamos a sentarnos. Ven.

Le sonreí en forma de respuesta y caminamos hacia una pequeña banca de madera que él había construido y nos quedamos a admirar el paisaje que se alzaba frente a nuestros ojos. La presencia humana era casi nula en este bellísimo lugar.

-¿Sasuke tardará en llegar?- preguntó mi padre aun viendo hacia el cielo.

-No, de seguro ya debe estar llegando. Sólo iría a dejar unos papeles a la escuela muy urgentes y vendría por mí.

Volví a sonreír y el viento azotó contra nuestros cuerpos y yo me acurruqué en el pecho de mi padre. El sol intentaba colarse entre los pequeños huecos de las nubes muriendo y cediendo ante la noche. Me encontraba más tranquila, más en paz conmigo misma.

Rememoraba todo lo acontecido en mi vida y sólo sentía el deseo de agradecer por todo ello. Por cada lágrima, por cada orgullo, por cada momento difícil, por cada placer. Y por todo el amor.

-Aún sigo preguntándome porqué tú y Sasuke todavía no se comprometen.

Iba a replicar cuando el sonido de un automóvil se escuchó un poco más debajo de donde nos encontrábamos. Sasuke descendió del vehículo mientras abría la cajuela y sacaba un suéter para mí. Iba a entrar en la casa, cuando nos vio sentados más arriba.

Y su sonrisa brillo con la poca luz del sol. Aún seguía siendo un Apolo para mí.

Ese joven que comenzaba a caminar en mi dirección y el cuál se había convertido en el dueño de este corazón frágil, que se volvió fuerte con la entrega de su amor. Que se fundió con el suyo, haciéndonos inquebrantables.

Seguía ascendiendo, mirándome de vez en cuando y sonriendo cada vez que lo hacía.

Hasta que llego a nosotros y se detuvo un segundo para admirarme. A mí, sólo a mí.

Siguió andando y saludo a mi padre con el mayor de los respetos, mientras se inclinaba y me daba un casto beso cerca de los labios.

Sasuke era tan respetuoso con mi padre, que dejaba los besos apasionados solo para nosotros dos.

-Justo hablábamos sobre ti, Sasuke. Pensé que te demorarías más. Pero Sakura afirmaba que estabas llegando…- mi padre me soltó un poco del agarré y sonrió hacía nosotros.- Debo confesar que me asusta lo bien que han llegado a conocerse. Van muy bien juntos. Como piezas de rompecabezas.

-Padre…- y tomé su mano y la estreché con la mía. Sus manos eran tan suaves y tersas, aun cuando algunas venas resaltaban de ellas por el dorso. La calenté y la coloqué sobre mi regazo. Mientras Sasuke permanecía de pie con una mano sobre mi hombro.

-Soy viejo, y el amor es algo que se muestra increíblemente atractivo de analizar cuando eres divorciado y ermitaño como yo.- Su mirada volvió a perderse en el cielo. De pronto se puso de pie y nos miró a ambos.- Ámense. Siempre. Ustedes son mi orgullo.

Y dicho esto, bajo lentamente y entró en la casa.

Sasuke permaneció de pie y me tendió la mano.

-Ven, amor. Quiero caminar contigo.

Coloqué el fino suéter sobre mis hombros y me puse de pie sosteniendo su mano. El delicado contacto aún me mandaba descargas eléctricas chispeantes por todo mi cuerpo.

Sasuke sonreía mientras entrelazaba sus dedos con los míos y comenzábamos a caminar colina abajo en dirección del sol.

Paseamos por los generosos prados llenos de flores hermosas y humedad. La noche había cubierto el bosque y pequeñas luciérnagas comenzaban a brillar aquí y allá. La magia parecía aparecer cuando estábamos juntos.

De vez en cuando, Sasuke se detenía y tomaba mi cintura en sus brazos y me besaba tiernamente, prendiendo fuego al camino.

Pero aún no habíamos mencionado palabra alguna.

Habíamos caminado bastante, a lo lejos se vislumbraba una tenue luz que había prendido padre en la casa. Algunas otras habían hecho presencia en puntos aún más remotos.

Levante mi mirada al cielo y observaba que algunas nubes habían cedido ante la luz y belleza de la Luna, permitiendo observarla junto con algunas damas más pequeñas que resplandecían en el firmamento.

Todo me parecía tan hermoso, sacado de un cuento de hadas que parecía nunca terminar. Y no quería que terminara.

En aquellos momentos me sentía tan dichosa que sentía que la felicidad escaparía en finos hilitos brillantes por cada uno de mis poros.

Esta vez fui yo la que detuvo el paso de Sasuke y lo besé delicadamente. Me colgué a su cuello mientras girábamos alrededor de la yerba. Mis zapatos cayeron irremediablemente al suelo y la fina tela de vestido se alzaba ante el giro dando un poco de frío a mis piernas desnudas. Pero eso no importaba. Porque todo a nuestro alrededor ardía.

-Sasuke, te amo tan irremediablemente demasiado. Gracias.- dije entre sus brazos y su boca. Temblaba de tanta felicidad que creí que me expandiría en todas direcciones.

Algunas gotas de agua caían de los árboles aún cubiertos de humedades pasadas.

Sasuke me llevo en brazos a un lugar que ni siquiera conocía. Y es que, no podía apartar la mirada de la turbidez y hermosura de sus brillantes ojos negros.

-Sasuke, te amo más de lo que nunca pude haber imaginado.- y volvía a besarlo.

Caminó un poco más y me bajo al suelo.

-Cierra los ojos, amor.

Se puso a mi espalda, y el aliento tibio de su cuerpo azotó mi cuello, incendiándome todavía más. Sus brazos se enredaron en mi cintura.- Ábrelos

Y al hacerlo mis ojos se agrandaron tanto como les era permitido.

El alma se me había salido y el corazón se me ensanchó.

Frente a mi estaba un campo de rosas blancas y rojas muy bien plantadas. Aproximadamente en un espacio de cinco por cinco metros formando un cuadro. En cada esquina se encontraba una base de madera en donde descansaba una vela enorme que alumbraba aún más tan bello escenario.

No podía articular palabra, la belleza presentada ante mí era mucho más grande que cualquier sonido que pudiese yo articular.

El temor que un día les tuve, se había desvanecido por completo pues el amor, había sido más grande que eso.

Cualquier rastro de reproche, de culpa, se había esfumado porque no había espacio en nuestro entorno como para poder almacenarlo.

Sasuke me guió lentamente a caminar entre las bellas flores mientras me susurraba al oído.

-Aun cuando pueda regalarte el campo de las más bellas flores presentadas a ti con respeto y admiración, ninguna de ellas podrá asemejarse a la belleza infinita que tú me representas.

-Sasuke…- El temblor de mi voz se acrecentaba por tan dulce y tierna manera de hablarme. El corazón comenzaba a estornudarme y las lágrimas de felicidad comenzaba a acudir a mis ojos por la inmensa dicha de la que era yo participe.

-Shh, no digas nada. Déjame amarte con la armonía de las palabras que salen desde lo más profundo de este corazón rebosante de amor.

Caminamos hasta el centro del cuadro de rosas. La luz de las velas era tenue y bañaban a las flores de un tono dorado y brillante, algunos de los pétalos rozaban mis pies con su suavidad extrema. Me preguntaba qué era lo que había hecho tan bien como para merecer tal regalo. Las lágrimas luchaban por salir, pero se quedaban anidadas un instante sobre mi pecho.

Sasuke se había postulado al frente y tiraba suavemente de mis brazos. Sus ojos fijos en los míos, observándome mientras yo intentaba consumir cada uno de los pedazos de la inmensidad de esta hermosura para guardarla hasta el día de mi muerte.

-Sakura, mi Sakura. Si supieras la inmensidad con la te amo. Muchos dirían que el amor se acaba prontamente. Pero entre más pasan los días, más te amo.- me miraba, tan intensamente que las lágrimas se habían deshecho ante la calidez de esa mirada. La tenue luz, iluminaba su rostro y sus ojos, haciéndolo resplandecer.- Tú no eres la mujer de mi vida. Eres la mujer de mi existencia.

Y entonces si llore. Llore de la alegría más maravillosa que no cualquiera puede sentir. Sasuke llevo mi mano a sus labios y la besó delicadamente, sin perder el contacto visual. - ¿Qué piensas sobre casarnos?, ¿te gustaría que sucediera algo así?

Yo seguía temblando. Y la pregunta me hizo la piel de gallina todavía más. Me sorprendí y sé que él lo había notado…

-No lo sé, Sasuke…yo…- Y me había sorprendido de lo baja que era mi voz. Parecía como si la fuerza sólo estuviera presente para poder escaparse en la alegría.

-Sakura, no estoy proponiéndote matrimonio aquí mismo, mi amor.- Sasuke volvió a sonreír con tan brillante sonrisa y me atrajo más hacia él con un fuerte brazo en mi cintura.- Sí te digo lo que pienso hasta ahora, no es porque no haya querido hacerlo desde antes. Pero, quería encontrar las palabras perfectas para poder explicarte esto que siento.- Llevo su mano libre hacia mi rostro y lo levanto, y me beso tan dulcemente que ya no podía pensar nada más. Secó las pequeñas gotas de lágrimas que se habían quedado en mis mejillas con la suavidad de sus labios y volvió a mirarme.- No necesito casarme contigo para demostrarte lo que siento. Porque yo te amo, y te respeto como a una esposa. Incluso más.

-Sasuke yo, yo también pienso lo mismo.- Logré articular.

En un instante, me había soltado y dirigió una de sus manos a su bolsillo. Sacó un resplandeciente anillo plateado que sostuvo bajo mi atenta mirada- Este anillo es un regalo, Sakura. Representa mi compromiso contigo, representa una pizca de la inmensidad de un sentimiento que crece exponencialmente. Es un regalo que quiero que conserves por siempre. No es un anillo de compromiso. Es un anillo de mi entrega total. Porque soy tuyo, Sakura. Sólo tuyo.

Las lágrimas caían a raudales de mis ojos y pequeños sonidos de mi boca escapaban. Sasuke colocó el anillo en mi dedo. La única piedra central tenía la forma de una rosa que resplandecía bajo la luz de la Luna y las velas.- No puede haber persona más dichosa porque te encontré desde el inicio y pertenecí a ti. Te amo, TODO. Porque eso eres para mí. TODO.

Y me beso. Las lágrimas se fundían en el beso y la unión de sus labios con los míos.

-Sasuke, por más que busque las palabras adecuadas… sé que no las encontraré. Quiero permanecer contigo, siempre. Todo el tiempo que se me permita. Porque también te pertenezco, soy tuya.- y volvió a besarme.

Y comenzamos a arder, junto con la belleza de las rosas.

Bañados en su perfume.

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-Sasuke, eres el único hombre al que yo amo. Y amaré.

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Y no me contestó. Me abrazó fuertemente y me sonrió.

Ambos sonreímos entre la esencia del mismo sentimiento.

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En el ambiente perfumado.

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No hubo notas esta vez. Hubo palabras que inundaron y callaron al silencio. Hubo representación de amor con tibios toques.

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Volvió a besarme. Y todo el mundo se prendió. Arrodillándose bajo el incendio de un amor descontrolado, de un amor profundo que quemaba a los amantes en un resplandeciente capullo de luz.

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Hemos llegado al final. Gracias por hacerlo posible. Pensé en subir este epílogo antes, pero trabajé buscando lo más adecuado para llegar a un final digno de la historia.

He de confesarles, que este fic representa un poco mi vida. Tomé pequeños rasgos de mi realidad para poder escribirla.

Hubo algo semejante. Sin embargo, puedo decirles que era yo la que admiraba al joven. Sí, al igual que Sasuke en mi historia, yo admiraba mucho al que hoy es mi novio. Me enamoré de él desde la primera vez que lo vi y lo quise durante todo mi bachillerato, pero no pude revelarle mis sentimientos hasta hace alrededor de un año. Y lo hice de la manera más sutil que conozco, escribiéndole un casi libro. Describiéndole cada acción que hice para conocerle y como me fui encariñando mientras más le conocía.

Así que sí, ese joven fue mi inspiración para escribir. Hay una frase que señalo en la historia con letras mayúsculas y es que, me gusta la manera en la que él lo dice y me pareció buena idea plasmarlo aquí.

Les agradezco tanto por haberse tomado un poco de su tiempo y leer estas letras que salen desde mi corazón desvencijado. Les agradezco por todo el apoyo que he recibido. Son el motor que me impulsó, sus letras tan bonitas que me sacaban sonrisas y ganas de continuar.

Les agradezco por ello, y a pesar de que no las conozco, un intento de escritora como yo, siente un gran afecto por ustedes.

Continuaré escribiendo. Tendrán noticias mías muy pronto. Ya estoy comenzando con una nueva historia que verá la luz en pocos días.

Así que no es una despedida, sino un hasta pronto. Mis mejores deseos para ustedes siempre. Mis agradecimientos siempre infinitos y nos estamos leyendo, si ustedes me lo permiten, en una nueva historia.

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Marisa Uchiha

Awase Kagami Ayumi

aisasusaku

Katya kawasaki

Con la oscuridad y dulzura de un buen café,

Su humilde intento de escritora:

Sakura Wayland.