Yandros se divierte.

Se divierte creando el Caos en la dimensión mortal. Se divierte con sus hermanos, todos reunidos de nuevo. Se divierte luchando encarnizadamente contra los Señores del Orden, y disfruta especialmente destrozando al insufrible de Aeoris.

Pero, sobre todo y sin duda alguna, se divierte molestando a su cuñada Cyllan.

El Sumo Dios del Caos observa, y no tarda mucho en distinguir las siluetas borrosas de Tarod y Cyllan (manías de esos dos, seguían haciéndose llamar por sus nombres mortales…). Yandros esbozó una sonrisa, y sus cambiantes ojos brillaron con diversión.

Para nadie era un secreto que su predilecto siempre había sido Tarod, y a ninguno de sus hermanos le molestaba, incluso compartían su opinión. El hecho de haberlo enviado a la Tierra lo había cambiado bastante, pero no le desagradaba. Nunca había perdido su chispa.

Su multicolor mirada se dirigió a la mujer junto a su hermano. La sonrisa se incrementó imperceptiblemente para un mortal, pero para los habitantes del Caos era totalmente visible y su significado estaba claro: algo tramaba.

Esa mujer había trastocado la existencia de los Siete Señores del Caos. Siendo una simple y humilde mortal, había capturado el corazón de Tarod y, por amor a él, había renunciado a sus creencias y a una parte de sí misma para salvarlo, jurando fidelidad al mayor de los Señores del Caos. Realmente, nunca se había arrepentido de llevarla al Castillo con ese Warp; mientras más trato tenía con ella, más se convencía de que el plan que había urdido junto a sus hermanos había sido una buena decisión.

¡Hola! Aqui estoy otra vez (ya que estamos, lo hago de una vez).Sinceramente, en un principio esto iba a ser mas largo, pero me lo he pensado mejor, y las put… travesuras de Yandros hacia su querida cuñada Cyllan irán a parte. Como pareja no me los mete ni dios, pero me encanta imaginármelo haciéndose la puñeta por toda la eternidad. En fin, cortito, pero espero que entretenido. ¡Besos y nos vemos!