¡Hey! Pues bueno, me decidí a publicar yo algo de este par que no fuese una traducción. En fin, muchas gracias a las personas que dejaron review en esas traducciones, espero que sepan de verdad lo importante que es para mi.

Pairing: Ninguna, este one-shoot (drabble ¿?) es sin pairing.

Disclaimer: Por desgracia, Bleach pertenece a un ... u¬¬ a Tite Kubo (me ahorro los insultos) Así que para mi desgracia, en Bleach no habrá Hitsumatsu y Hinamori no se morirá U_u


Su canción.
(Piano)

Unas teclas de piano interrumpieron la concentración de Toshiro Hitsugaya, Taicho de la 10º división. Eran unas notas que parecían no tener pauta ni estar enlazadas, y que flotaban con desorden por toda la división. Hitsugaya frunció el ceño justo cuando esas notas alcanzaron la categoría de allegro, y la canción comenzó a resonar con alegría y despreocupada descoordinación.

Probablemente Matsumoto estaría jugando con el nuevo piano de Byakuya-taicho, el cual había sido encargado a la décima durante unos días mientras reconstruían la sexta división.

Suspiró y volvió a fijar la vista en sus papeles, mientras seguía rellenándolos con cuidado y mimo. De repente, una repetición de agudos contrastes entre altos y bajos le hizo dar un salto, y observó como un borrón de tinta se expandía sobre sus papeles. Suspiró con frustración y se levantó, dispuesto a alejar a Matsumoto lo máximo posible del piano.

Caminó por los pasillos con el ceño fruncido, mientras soportaba con molestia las notas dispares que salían del instrumento.

-Matsumoto, para. Este piano no es nuestro –la espetó con brusquedad cuando corrió la puerta y se encontró con su teniente aporreando teclas al azar.

-Oh, ¿No le gusta el sonido del piano, taicho? –comentó, mientras seguía tocando.

-Sí, pero solo cuando la persona que lo toca, toca bien –recalcó con frustración, mientras se acercaba, dispuesto a cerrar la tapa de las teclas de un golpe.

-¿Insinúa que no toco bien? – La voz de Matsumoto parecía teñida de indignación y su capitán la miró ante lo evidente de la pregunta. Ella le observó y palmeó un par de veces un extremo del banquillo donde se sentaba. Hitsugaya alzó una ceja, reticente a soportar la pequeña mortificación de escuchar a Matsumoto torturar las teclas del piano, pero ante la insistencia de su teniente, acabó por sentarse a su lado, con los brazos cruzados y mirada escéptica. Ella miró al piano desafiante- Esta, taicho… -sus dedos presionaron las teclas- … es su canción –y comenzó a tocar.

La cara escéptica de Hitsugaya se esfumó de un plumazo, y la sorpresa la reemplazó. Miró las manos de Matsumoto, como volaban por el teclado. No solo sabía tocar, sino que además lo hacía bien. Lo hacía increíblemente bien. Tocaba el piano con una destreza que nunca imaginó, sus finos dedos hilando las notas con cada pulsación y formando una melodía suave, sencilla y misteriosa que se enredaba en su alma para no salir. Se quedó como un idiota mirando las manos de su teniente, intentado seguirlas en un ritmo que no comprendía mientras esa canción le traspasaba. Así que cerró los ojos para dejar de mirar, para centrarse simplemente en esos sonidos que se le clavaban en el corazón. Saboreó la nostalgia y la tristeza de la canción y recordó su infancia, el miedo que le tenía la gente, el rechazo por ser diferente. Ya no veía, no escuchaba, simplemente sentía esa música, y pudo sentir la fuerza oculta detrás de la apariencia misteriosa de las notas y recordó como superó su pasado y ahora tenía un nuevo presente.

Esa canción hablaba de él, y Matsumoto la estaba tocando con infinita precisión.

Cuando sonaron los últimos acordes, ella se giró para observar la reacción de su capitán, y no pudo evitar sonreír ante el hecho de verle con los ojos cerrados y la expresión relajada, sin ese ceño fruncido que tanto le caracterizaba. Acarició la zona de los agudos, e interpretó un corto fragmento del "Vals del minuto" que sirvió para hacer volver a este mundo a su compañero. El chico se quedó unos segundos estático, para después levantarse con su eterno ceño otra vez fruncido.

-Vamos, aún te queda papeleo –murmuró antes de observar el piano por última vez y caminar hacia fuera con rapidez. Matsumoto sonrió y se levantó también, tocando un último do agudo y saliendo detrás de su capitán, dejando olvidado al piano, el cual guardaría para siempre en secreto la escena de los últimos minutos.

Hitsugaya nunca se lo dijo a Matsumoto, pero sus notas se le grabaron en el corazón. Y más de una vez, se sorprendió tarareándola de forma inconsciente.

Bueno, después de todo, era su canción.


N. Autora.

Bueeeno, una estupidez que he empezado xD. Tengo muchas ideas para estos dos, la verdad. Son tan... cracks xDD. Y son perfectos, se vea como se vea. Como pareja, como equipo, como amigos, como madre e hijo ¿? xDDD. (Reconozcámoslo, los protas de Bleach tendrían que haber sido ellos xD)

Y decidí escribir todas esas ideas que se me ocurren a mi y a mi Taicho xD (El Hitsugaya de mis fics está completamente inspirado en ella, es tan abrazable y puteable como el pequeño capitán *W*) sin ningún orden, ni siguiendo una pauta ni una tabla.

Simplemente lo que se me vaya ocurriendo lo iré subiendo, así hasta llegar a diez cortos (Ueeeh, es la décima, ¿No? xD)

Gracias a Aiko, por revisar el fic (Que mona que eres, nena, me encantan tus halagos) y a mi neechan Lore, claro xD.

¡Muchas gracias por leer!

Recuerda: Con cada Review que consiga, Matsumoto hará una hoja más de papeleo xDD.