Hola a todos (as):

Ya estoy de regreso, aunque en esta ocasión no es precisamente un capitulo como se supone que debía subir, en esta momento les traigo el primer especial de esta historia pues creo que es justo y necesario darle un lugar a algunos personajes que aparecen en este fic, de hecho tenía en mente publicarlo en Marzo, sin embargo, me di cuenta de que no estaba muy bien estructurado y hasta que quede plenamente convencida decidí publicarlo.

En esta ocasión la narración es una especie de monólogo interno que el personaje lleva a lo largo de su día, así que se encuentra escrito en primera persona del singular cuando esta con el monólogo y en tercera persona del singular cuando se encuentra en el dialogo con el exterior. Hago esta aclaración para que no se pierdan, que yo espero no se dé el caso.

También creo conveniente comentarles que está un poco extenso para que, si lo van a leer estén en algún lugar cómodo.

Habiendo dejado en claro todos esos detalles me despido no sin antes recordarles lo siguiente:

Ninguno de los personajes de Prince of the Tenis que se presentan en la siguiente historia me pertenece, dichos personajes son única y exclusivamente de su autor Konomi Takeshi, en cuanto a la historia esa si es de mi autoría y propiedad.

¡DISFRUTEN!

Especial I. — Ryoga Echizen.

"El atardecer se posa en el cielo de la bella Inglaterra, con la partida del sol hacia el oeste el alumnado de una prestigiosa universidad se va retirando a toda prisa dando por concluidas sus actividades diurnas. Todos parten a toda prisa, todos a excepción mía. ¿Qué quién soy? Pues nada más y nada menos que el gran Ryoga Echizen, ¿Qué, qué estoy haciendo tan apresuradamente mientras el resto se va? ¡Simple! Busco aterrorizadamente el avance de mi tesis, ¿Qué por qué hasta ahora? ¡Sencillo! Puesto que si no la tengo lista para esta semana seré hombre muerto y no porque no sea capaz de ingeniármelas para que mi asesor académico me dé un plazo más largo para entregarla, ¡No! ese no es el problema, el problema es el hecho de que Rinko-san me convertirá en pan de naranja rayada si no ve mis avances en perfecto orden y al día, además de que la situación en la casa no es precisamente la mejor, de hecho es el peor de los escenarios posibles ¿Por qué? Porque a mi hermanito se le ha ocurrido embarazar a una desconocida, desconocida entre comillas dado que es ni más ni menos que la princesa del emporio financiero Greinwood ¿Qué cómo demonios pasó? Ni el mismo está seguro de ello…"

— ¡La encontré!— De entre una pila de hojas sin encuadernar aparece la leyenda "AVANCE DE TESIS "X" RYOGA ECHIZEN". — Perfecto, hora de ir a casa. —Guarda los documentos sin mucho cuidado en la mochila y se dirige al pasillo de acceso de la universidad. —Ciertamente ahora me siento a salvo, a veces mi madre puede ser aterradora. — Susurra para sí mismo.

— Hasta mañana Ryoga. — Un grupo de chicas se despide del joven, mientras que una de ellas le guiña coquetamente sin ser descubierta por sus compañeras.

— Hasta mañana señoritas. — Responde con voz encantadora y sonrisa radiante provocando que las chicas comenzaran a cuchichear mientras el galante joven las adelanta revisando su Smart Phone.

"De hecho el día que esta monarca llego a la casa de verano de mis padres en Florida, mi madre parecía estar afligida por la situación, cualquiera estaría completamente convencido de ello a excepción de nosotros tres y por tres me refiero al viejo, al enano y a mí por supuesto. Rinko-san estudio con detenimiento a aquella señorita mientras escuchaba con suma atención cada palabra que salía de la boca de esa jovencita pelirroja sin embargo, algo en el semblante de sus ojos demostraba desconfianza y extrañeza hacia lo relatado por la chica, no es que crea que Ryoma fuese o sea un santo o algo por el estilo sino porque ya vivió una experiencia similar…"

— ¡Oye Ryoga!— Los pensamientos del moreno se vieron interrumpidos por una voz masculina que le llama desde la distancia, al girarse ve que es uno de sus amigos de la facultad.

— ¿Qué pasa Jake?— Saluda al chico con un gesto.

— Dame un aventón, mi coche se averió y se me hace tarde para el trabajo. — Juntando las manos de Ryoga en son de suplica cosa que causa una carcajada en este.

— ¡Claro, súbete!— De uno de los bolsillos traseros del pantalón saca las llaves de su moto y le pasa un casco a su amigo.

— ¡Gracias viejo! Te debo una. — Se sube y Ryoga echa a andar la YAMAHA FZ—16 de color azul eléctrico. Tras un viaje de 5 minutos Jake llega a su destino. — De nuevo gracias tío, en serio me has salvado. — Le da una palmada en la espalda a Ryoga mientras baja de la moto.

— No hay de qué. — El moreno extiende la mano para recibir el casco y a punto estuvo de arrancar cuando Jake lo detiene.

— Por cierto, felicita a tu hermano de mi parte. —Ryoga trago saliva con preocupación. — ¡Su último partido fue alucinante!— Tras estas palabras el chico salió disparado hacia el edificio de enfrente dejando a Ryoga procesando la información.

— ¡Maldito, casi hace que me de un infarto!— Vocifera mientras arranca a toda prisa el motor y acelera las revoluciones rápidamente.

"¿Qué estaba pensando hace un momento? ¡Ah sí!, todos se preguntaran como es que Rinko-san vivió una situación similar, la respuesta es simple, a resumidas cuentas mi mera existencia."

Una luz roja indica el alto, por lo que Ryoga se detiene y sube la visera del casco que lleva puesto dejando entrever sus hermosos orbes dorados pero el alto dura poco y tras el cambio de luz baja la visera y prosigue con su camino.

"Como ya todos sabemos soy el primogénito de Nanjiro Echizen o mejor conocido como el samurái del tenis, sin embargo, mi viejo desconocía totalmente mi existencia hasta mis 7 años de edad, para eso el viejo ya se había casado con Rinko-san y habían engendrado a Ryoma quien es casi 4 años menor que yo. En efecto como podrán haberse dado cuenta soy el hijo de otra mujer…"

Ryoga desvía un poco su camino para detenerse en una tienda de conveniencia para comprar una bebida rehidratante y de paso revisar su teléfono que momentos antes vibro debido a la llamada de un compañero de clase.

"El nombre de mi madre biológica es Erika, aunque no sé nada de ella desde los 9 años, me enteré acerca de su historia con la familia Echizen; Al parecer ella y el viejo tuvieron un encuentro casual mucho antes de que mi padre conociese a Rinko-san. En teoría nada debería haber surgido de aquella aventurilla juvenil, sin embargo parece ser que fui producto de la temida estadística del 3% de posibilidad de concepción aun cuando se usasen preservativos y píldoras; de hecho es cosa que me da gracia ahora aunque lamentablemente Erika no lo vio de la misma manera, la noticia de que se convertiría en madre sin planearlo no le agrado en lo absoluto, por lo que solo pensó en el aborto… después de todo, al ser completamente adulta podía tomar la decisión que creyese más conveniente para su futuro; sin embargo, mi abuela materna le suplico encarecidamente a mi madre que no cometiese semejante barbaridad, que ella se haría responsable de aquel niño que se formaba en su vientre… y tal como mi abuela prometió se dedico a educarme lo mejor que le fue posible y brindarme todo aquello que estuviese a su alcance para proveerme de cariño. Todo un ángel de mujer que me dedicó hasta el último de sus días con devoción."

Ryoga sale del establecimiento a toda prisa pues sus padres le enviaron un mensaje avisándole que ya estaban en la residencia esperándole para cenar.

— ¡Diablos! Se me fue el tiempo con esa condenadamente sexy cajera. — Sale disparado en dirección a la residencia Echizen.

"No puedo estar más agradecido con mi amada abuela Maya, si no hubiese sido por ella mi existencia hubiera sido borrada del planeta sin dejar rastro alguno. Mientras tanto Erika, mi madre biológica, apenas y me visitaba, aunque más que visita para verme en realidad era para reclamar a la abuela Maya por una u otra cosa sin sentido y de vez en cuando mi nombre era mencionado por aquella mujer aunque solo para decir que tal vez… tal vez no debí nacer."

Llegando a la residencia Echizen, Ryoga estaciona la moto en el aparcadero y se apresura a subir al vestíbulo donde Rinko Echizen le recibe con una enorme sonrisa y brazos abiertos.

—¡Ryoga!— Rinko abraza efusivamente a su recién llegado hijo.— ¡Hijo, pero que apuesto te has puesto!— Mira a ese muchacho con todo el cariño de madre que sus ojos pueden expresar mientras sujeta el rostro de su hijo entre sus manos, cosa que a Ryoga le abochorna mas no le molesta.

— Pero mamá si nos vimos hace menos de 3 meses. — Responde Ryoga a su madre mientras le echa un vistazo a su padre que se mira intrigadísimo por un periódico. — Oye viejo, ¿Y tú no dices nada?— Aunque Ryoga lanza el comentario al aire para que lo pesque el viejo Nanjiro, este no le responde nada.

— Cariño, a caso no piensas saludar a Ryoga. — Rinko se aparta de su hijo y lanza una mirada de reproche a su marido que en esta ocasión aparta levemente la vista del periódico para tranquilizar a su amada esposa.

— ¡Yo!— Nanjiro alza la mano derecha y tras este breve saludo americano regresa a su tan entretenida lectura.

Rinko al no tolerar la conducta desinteresada de su marido le arrebata el periódico que tan entretenido lo tiene, y se percata de que no es el periódico lo que lo entusiasma tanto, sino una revista para caballeros con una despampanante castaña en la portada. Ni con toda su destreza deportiva Nanjiro se pudo escapar del decomiso por parte de su mujer del material para adultos.

— Ya entendí.—Nanjiro compone el gesto de puchero que tenia tras el decomiso y va a abrazar a su hijo que solo mira la escena con diversión pues este tipo de situaciones siempre le resultan comiquísimas.— Me alegra verte de nuevo hijo.—La sinceridad se denota en su mirada y su voz cosa que provoca en Ryoga mucha seguridad pues sabe que el cariño de sus padres es incondicional y genuino.— Ahora vayamos al comedor que muero de hambre y tu madre me estuvo torturando al no dejarme probar bocado de lo que cocinaba.—

— Pues creo que no lo suficiente como para darle una ojeada a tus cosas. —Reclama Rinko mientras termina de despedazar el ejemplar y botarlo al basurero más cercano.

— ¡MI TESORO!— El rostro de Nanjiro palideció al ver la destrucción de uno de los ejemplares de su colección y mas porque ese número fue una edición limitada. Ryoga le da una palmada en la espalda y le susurra al oído con precaución.

— No te preocupes viejo tengo el mismo ejemplar en mi habitación, si quieres te lo puedo dar. — Los ojos lagrimosos de Nanjiro se llenaron de orgullo y felicidad.

— ¡Estoy orgulloso de ti, no cabe duda que eres mi hijo!— Ambos soltaron una carcajada y se dirigen al comedor bajo la mirada acusadora de Rinko.

— Aunque no es que me sienta muy orgulloso de ese hábito…— Susurra para sí mientras acomoda la silla para su madre.

— ¿Dijiste algo querido?— Pregunta Rinko al ver que su hijo balbuceaba algo.

— ¡Nada! Solo me preguntaba si el enano estará bien con todo eso de que tiene que suspender sus partidos para ponerse al corriente con la escuela.— Suelta Ryoga la primera excusa que se le vino a la mente a su madre de crianza.

— Claro que estará bien, además de que necesita despejar su mente un poco, la vida no es solo tenis. — La seriedad en el comentario de Rinko tenso el aire en un segundo.— Pero bueno hablemos de cosas más amenas como por ejemplo…— Rinko se detiene a pensar un poco mientras los dos caballeros que la acompañan la miran con incertidumbre.— el avance de tu tesis.— A Ryoga le salto una ceja y a Nanjiro se le salió una carcajada.

— ¡Ahora si no te salvas mocoso!— Suelta de golpe Nanjiro entre risas y así la cena transcurrió con aparente calma.

— Gracias mamá, estuvo delicioso. — Ryoga se levanta de la mesa, besa en la mejilla a su madre, se despide de su padre y se encamina a su habitación para empezar a redactar en el computador lo que le hace falta del borrador de su tesis.

"Gracias a que mi padre conoció a una mujer tan maravillosa pude superar el dolor de perder a mi abuela Maya, a perdonar la ignorancia de mi padre hacia mi existencia y a no guardar rencor en contra de la mujer que me dio la vida… aun cuando después de la muerte de mi abuela me utilizase para sacarle dinero a mi padre y dañar su relación con Rinko-san porque lo hizo y no pensaba detenerse hasta lograrlo, pero Rinko-san no es tonta. Todo se remonta a cuando recién cumplí los 7 años, mi abuela Maya falleció y quede en manos de mi madre Erika pero ella ya tenía planes para mi pues de alguna manera obtuvo el contacto con la familia Echizen y concertó una cita con mi padre, sin embargo quien siempre atendía el teléfono era Rinko-san y fue ella quien le pidió al viejo que me conociera y este accedió, mi madre y yo fuimos al encuentro de la familia Echizen a un club deportivo donde el viejo iba a practicar en compañía del enano que apenas y era capaz de mantenerse de pie sosteniendo una raqueta, yo miraba la escena desde las gradas donde esperamos a que se acercaran, quien primero nos dio la bienvenida fue Rinko-san junto con Ryoma que me veía con curiosidad desde las faldas de su madre, luego llego Nanjiro que había ido por unos jugos, dos de uva, dos de naranja y una botella de agua mineral… y así mi madre hablo largo y tendido con el viejo, mientras Rinko-san cuidaba de nosotros en la cancha.

En esencia Erika dijo al viejo que ella no podía vivir lejos de mí, que sería imposible siquiera pensarlo y tras decir eso se puso a llorar como una Magdalena; al principio creí que era real, que ella realmente me quería como una madre. Realmente fui un iluso, pues al dejar a los Echizen y regresar a casa toda la relación volvía a ser la misma, yo metido en mis asuntos de la primaria y mi madre en su trabajo o llamando a cada instante a la casa de la familia Echizen exigiendo hablar con mi padre… "

— Ryoga, hijo ¿puedo pasar?— La voz de Rinko se hace presente detrás de la puerta de la habitación de Ryoga.

— Claro, pasa. — Ryoga abre la puerta para dejar entrar a su madre y nota preocupación y tristeza en el rostro de la misma. — ¿Sucede algo mamá?— Un escalofrió estremeció a Ryoga, ver a su madre así no es nada usual.

— Ryoga…— La voz de Rinko tembló por un instante. — Necesito saber si Ryoma te ha dicho algo al respecto sobre Katherine. — Su semblante parecía cansado. — Realmente creo que algo de lo que nos ha dicho esa chica no es verdad. No creo que lo sucedido entre tu hermano y ella haya sido obra de la casualidad. — Las manos de Rinko fueron sujetas por las de Ryoga demostrando todo su apoyo.

— Sabes mamá, he pensado que debo ir con Ryoma a Japón, solo para comprobar que todo esté en orden. —Los ojos de Rinko se encontraron con los de Ryoga. — A decir verdad recibí un mensaje de uno de los amigos de Ryoma, su nombre es Momoshiro, le conozco de una vez que jugué con ellos hace ya varios años y ya sabes que Ryoma jamás pedirá ayuda con sus asuntos personales, así que iré a darle un poco de apoyo.

— Pero Ryoga, estas a un año de concluir tu carrera y…— Ryoga sonrió al ver la preocupación que Rinko externa por él cuando a su propio hijo le estaba yendo muy mal últimamente.

— No pasa nada, ya he hablado con mis profesores e incluso con papá y todos me han permitido ir sin ningún problema. —Ryoga se puso de pie y le entrego unas hojas con el avance de su tesis. — Después de todo es mi hermano y le quiero demasiado como para dejarlo solo en una situación así. —Rinko toma las hojas y las presiona contra su pecho, mientras en su rostro se dibuja una sonrisa de orgullo y satisfacción.

— No me canso de repetirme a mi misma lo feliz que me hace que hayas llegado a mi vida y aun cuando no hayas salido de mi vientre, me siento orgullosa de ser madre de un hombre como tú. —Abraza a Ryoga demostrando todo su cariño de madre.

— Y para mí un honor ser tu hijo. —Aceptando el afecto que aquella mujer que lo ha criado, sonríe y se separa de ella.

— Bueno es tiempo de que me vaya a descansar un poco, mañana tengo que ir a la división de nuestra revista que se encuentra aquí. —Bosteza con evidente cansancio. — Así que me retiro, que tengas buena noche hijo. — Rinko besa la frente de Ryoga y sale de la habitación.

— Buenas noches mamá. — La puerta se cierra suavemente, Ryoga comienza a alistar sus cosas para la mañana siguiente, tras terminar su tarea va en dirección al baño para asearse, el agua caliente llena de vapor el baño y Ryoga se mete a la tina lentamente, relajando cada parte de su torneado cuerpo.

"Ciertamente no me puedo quejar de cómo es que todo termino de esta manera, ya que en la segunda reunión el viejo me pregunto si me gustaba el tenis a lo que le respondí que no tenía ningún interés en general, en ese momento me miro un tanto extrañado, pues Erika le comento que me encantaba el tenis tanto como a él. Rinko san jugaba con Ryoma en las gradas pero la expresión del viejo no paso desapercibida para ella y mucho menos para Erika que nos miraba muy atenta. —Supongo que en tu vida lo haz jugado. —Dijo el viejo mientras sacaba una raqueta de su bolso y me la entregaba, yo realmente deseaba ignorarle más me fue imposible, su rostro lucia sumamente entusiasmado y ese entusiasmo fue el que me convirtió en su nuevo pupilo. Mi madre biológica vio esto con buenos ojos pues al ver que mi padre estaba realmente interesado en mí eso significaría dinero para mi sustento."

Ryoga sale del baño con una toalla alrededor de su cintura mientras se seca el cabello con otra y nota que su habitación estaba toda batida.

— Ese viejo no pudo esperar siquiera a que saliera de la ducha. — Dice con molestia pues todos sus libros y revistas yacían en el suelo revueltas. Se apresura a cambiarse y de inmediato empezó a ordenar la habitación. — Y se llevo más de lo que le dije. — Suspira con cansancio y se deja caer en la cama tras terminar de ordenar todo el desastre.

" Mi padre le pidió a Rinko que se hiciera cargo de mi entrenamiento en lo que iba a registrarme como miembro habitual del club bajo su tutela. Con el tiempo adquirí mi propia técnica de juego, competía con el enano y el viejo, y de inmediato me adapte a estar con ellos. Tras 8 meses de salir con la familia Echizen me arme de valor para decirle a mi madre que quería vivir con ellos, eso la alarmo, pues al irme con ellos dejaría de recibir la generosa ayuda económica que le depositaban cada mes. Quede confinado a mi habitación durante casi una semana sin permiso para salir o siquiera atender las llamadas que los Echizen me hacían, por lo que el viejo en compañía de Rinko-san fueron a buscarme a la casa pero por ningún motivo se me permitió verlos, mi madre alego que yo no quería estar con ellos porque me sentía desplazado por Ryoma y Rinko-san, que yo solo podría estar con mi madre y mi padre y con nadie más. Al escuchar esto mi padre le dijo a mi madre que él no podía hacer eso, pues ya tenía a su familia y que yo formaba parte de la misma, mi madre pidió que se fueran pero Rinko-san no retrocedió, de hecho hizo que mi padre saliese un momento mientras ella hablaba de mujer a mujer con Erika, el viejo solo chasqueo la lengua y salió obedientemente por la puerta, yo lo seguí con la vista desde la ventana, el me vio y me saludo pero en su rostro solo pude percibir enojo."

— Demonios no puedo dormir. —Ryoga mira el reloj de su escritorio y marca la una de la mañana, se coloca un suéter y sale al pasillo encontrándose con Nanjiro en el camino.

— ¿No puedes dormir mocoso? —Pronuncia antes de llevarse un cigarrillo a la boca.

— No, no puedo. —Ryoga se recarga en la pared y mete las manos a los bolsillos del pijama a rayas que está usando. — Sabes que mamá te matará si descubre que estas fumando dentro de la casa. —Le recuerda a su padre justo cuando estaba por encender el cigarrillo.

— Tienes razón. —Guarda el tabaco nuevamente en su caja. — Creo que será mejor no hacerla enojar más, además a estado algo nerviosa desde que se enteró que la chica pelirroja falsa esta en Japón. —Nanjiro se rasca la nuca y su mirada se vuelve dura.

— Quieres jugar un partido de tenis para liberar la tensión. —Pregunta el primogénito al mayor de los Echizen mientras se le adelanta un par de pasos.

— Jajaja Ok, me parece una excelente idea. — Y así Ryoga y su padre salen de la residencia para ir a una cancha de tenis callejero que queda a un par de cuadras de distancia.

FLASH BACK…

"Ahora que recuerdo, cuando mi padre salió de la casa un silencio se apodero de la sala, situación que me alarmo, sin embargo duro muy poco pues a los pocos segundos la voz de Rinko-san se hizo presente.

— Debo preguntarle algo Erika y es de suma importancia que responda con sinceridad. — La voz de Rinko era seria mientras la madre de Ryoga aguardaba en silencio. — ¿Usted realmente ha sido quien ha cuidado a Ryoga todos estos años?

— ¡¿Pero quién te crees tú para preguntarme semejante cosa?! —El fuerte grito de Erika puso en alerta a Nanjiro que ya regresaba para entrar a la casa, pero se detuvo en la puerta de ingreso al escuchar nuevamente la voz de su esposa.

— El motivo por el que le pregunto es simple. — Tras un rato de forcejear con la cerradura de la puerta Ryoga logra salir para asomarse a la sala donde escuchaba a escondidas, la expresión de Rinko-san era tan seria y a su vez serena que lograba intimidar a quien la viese, incluida a Erika que la miraba por sobre el hombro. — He descubierto que quien se hacía cargo del pequeño era su abuela que murió hace ya unos 9 meses. — Erika dio un pequeño paso hacia atrás.

— ¿Y eso que tiene de extraño? Es evidente que tenía que trabajar para mantenerlo y que por ende mi madre era quien le cuidaba. —Trato de argumentar a su favor con la intención de convencer a la mujer que le interrogaba.

— En efecto sería lo más normal del mundo que su madre le apoyase siendo madre soltera, lo que me consterna es el hecho de que a donde quiera que preguntamos Nanjiro y yo siempre nos daban la misma respuesta. — Rinko se puso de pie. — Que usted nunca figuró en la vida de Ryoga y él tampoco formaba parte de la suya. — Erika abrió los ojos como plato para luego echarse a reír, reacción que asusto a Ryoga.

— Jajaja, tienes toda la razón. —Se tomo un momento para controlarse. — Yo ni siquiera quería que naciera, solo me estorba. — Los afilados ojos dorados de Erika se clavaron en Rinko. — Claro, solo hasta que me entere que Nanjiro estaba en América. — Se deja caer en un sofá. — Lo único para lo que podría necesitarlo era para obtener algo de dinero, pero nunca creí que fuesen tan generosos.

Los ojos de Ryoga se llenaron de lagrimas, Nanjiro entro a la casa y se percato de la presencia de su hijo , lo tomo entre sus brazos y lo saco a toda prisa, Ryoga estaba en estado de shock. Rinko al notar lo que estaba ocurriendo con el pequeño corre para auxiliarlo.

— No tienes el derecho de considerarte una madre, sin embargo estoy contenta de que hayas dado a luz a semejante encanto de niño. — Rinko se acerco a su marido angustiada, mientras Nanjiro susurro en el oído del niño.

— Nos vamos a casa hijo. —"

Fin de FLASH BACK

Una pelota de tenis se estrella de lleno contra la cara de Ryoga tumbándolo en el suelo de concreto de aquella cancha de tenis.

— ¡Ryoga! —Nanjiro corre a auxiliar a su hijo. — ¿Te encuentras bien? —Pregunta preocupado a su hijo mientras le ayuda a incorporarse.

— Si, estoy bien. —Ryoga se lleva la mano a la nariz para limpiarse la sangre que le salía a causa del impacto. — Solo me distraje un poco. — Le dice Ryoga a su padre para tranquilizarlo.

— Entonces creo que debemos regresar a casa, hemos estado jugando casi 3 horas y seguro que tu madre ya se dio cuenta de que no estamos. —Levanta lentamente a su hijo. — Vamos a casa hijo.

"Escuchar esas palabras me produce tanta alegría, al igual que aquel día en que Rinko-san puso en su lugar a Erika. Después de ese incidente ellos me adoptaron oficialmente y mi sueño de ser parte de la familia Echizen se volvió una realidad."

— Si papá, vamos a casa. — Nanjiro le sonríe y caminan de regreso a casa donde Rinko los esperaba despierta con unas tasas de té caliente.

"Mis padres y hermano me colmaron de felicidad y afecto, llenaron el vacio que existía en mi y es por eso que deseo proteger la felicidad de todos ellos, apoyar a mi hermanito para que no sufra una triste experiencia como la que Rinko-san padeció y de ser verdad que el niño de esa mujer de nombre Katherine es el hijo de mi hermano que sepa lo importante que es el cariño de un padre a su hijo además de que decir la verdad a tiempo puede evitar tragos amargos con tu pareja. Aun cuando en el caso de mi hermano no es porque la chica quiera dinero, pues a ella le sobra, pero por capricho ¿Qué tanto daño estaría dispuesta a hacer?"

— Solo espera un poco pequeñín, pronto iré a ayudarte. —Susurra mientras observa la taza de té humeante que le ofrece su madre, que al escucharlo solo sonríe al igual que Nanjiro.

Fin del especial.