Disclaimer: Ni Naruto ni los akatsukis me pertenecen... solo la trama de esta historia.

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Bienvenido a la mafia

Chapter VI. ¡Bang!

¡BANG!

La bala salió impulsada con extrema velocidad dirigiéndose hacía el centro de la diana colocada a una distancia de diez metros desde mí posición actual. La diana fue atravesada por el proyectil, justo en el centro.

Bajé la pistola y me volteé hacia mi, al parecer, maestro de armas de fuego; Sasori.

-¿Que le parece? –Le pregunté con una gran sonrisa de satisfacción –no está nada mal ¿verdad? –continué alardeando.

-Tsk, serás engreído –dijo Sasori quitándome la pistola de las manos.

Puede que sonase algo criminal al decirlo pero, disparar con la pistola era realmente divertido y fácil (mientras la diana se mantuviese estática) Si no fuese por el pequeño detalle de que la tenía que usar para matar a personas me lo tomaría como un juego. Eran las cinco de la tarde y llevaba todo este tiempo practicando con Sasori. Al parecer, hasta hacer negocios podía ser peligroso pero ya le había cogido el truco. La pistola que Sasori me había quitado de las manos se llamaba Walter PPK, era pequeña y ligera.

-No te creas tanto –me riñó Sasori –aquí es fácil pero cuando estemos en la negociación piensa que ellos también llevaran pistolas o cualquier arma peligrosa.

-Si es una negociación se supone que solo deberías negociar, hablas como si el tiroteo fuese inminente.

-Solo soy precavido, el problema es que tú eres el tipo de persona que cree que todo va a salir bien y no tomas las medidas necesarias. No vas a durar mucho.

-A eso se le llama ser efímero –dije con intención de hacerlo enfadar, cosa poco difícil.

-¿Efímero? –dijo frunciendo el entrecejo –Siempre ha sido mejor lo eterno, de que sirve algo que dura poco, que cuando encuentras la belleza se esfuma...-su voz era melancólica, siempre que hablaba sobre la eternidad su semblante se volvía triste.

-¿Mal de amores? –Me atreví a preguntar, de forma maliciosa. Igual se había vuelto así por que lo habían dejado.

De repente, Sasori levantó la pistola y apunto a mi cabeza, para ser más exactos, a mi boca. Yo di un pequeño salto y di un paso hacía atrás. Se había molestado.

-Debería jalar el gatillo, no le tienes consideración a tus superiores. Tu bocaza te puede llevar a la muerte –su voz normalmente tranquila ahora parecía veneno.

-Al parecer no solo en la diana doy en el blanco –se había molestado cuando había dicho mal de amores, definitivamente, le habían dado plantón.

-No sabes con quien te estás metiendo –amenazó Sasori agarrando el cuello de su camiseta y bajándolo para dejar ver un escorpión rojo tatuado en su cuello.

-¿Akasuna no Sasori? –pregunté desconcertado.

-¡Vaya! Al parecer hasta alguien como tú me conoce –dijo fingiendo halago.

Pues claro que lo conocía. Akasuna no Sasori se traducía en escorpión de la arena roja. En Nueva York había sido un criminal muy peligroso que, aunque nadie le había visto la cara, se sabía perfectamente que el autor de muchos crímenes había sido él por que en la escena del crimen siempre dejaba una tela negra con un escorpión rojo dibujado en ella.

Sasori sonrió con autosuficiencia y afiló los ojos.

-Más respeto de ahora en adelante –dijo bajando la pistola y yéndose hacía la zona de tiro, donde había dianas que se desplazaban de derecha a izquierda. Dio el asunto por zanjado.

Espere un rato intentando calmarme y mantener mi autocontrol y luego, me dirigí hacía Sasori refunfuñando. Seguiría con el 'entrenamiento' y intentaría olvidar lo ocurrido, si.

-Bien... –dijo Sasori subiéndose el cuello de su camiseta para esconder el tatuaje –esta vez las dianas se mueven, aunque no sean tan rápidas como el movimiento de las personas es para coger practica...


Estuve toda la tarde practicando hasta que marcaron las ocho. A las nueve debíamos estar en la negociación.

Ahora me encontraba esperando en mi habitación. Estaba aburrido, nervioso y, dedicándome a contar todos los agujeros que se habían formado en el techo. Que productivo... Pensé con pena y sarcasmo. Hoy podía ser el último día de mi vida y yo perdiendo el tiempo.

Alguien llamó a la puerta. Probablemente Sasori viene a decirme que ya nos vamos pensé con depresión. Durante el entrenamiento me había hecho el duro y el valiente pero, sinceramente, ahora no me parecía muy buena idea. Me levanté de la cama y me arrastré hacia la puerta. Si me hago el enfermo no tendré que ir...Pensé con optimismo.Abrí la puerta y puse cara de estoy-enfermo-no-puedo-ir-a-ningún-sitio, pero lo único que recibí fue que Sasori me lanzase un paquete en toda mí cara.

-Póntelo, te espero abajo –dijo Sasori mientras se oía la puerta cerrarse.

Despegué el paquete de mi cara y lo mire con ojos críticos y amenazantes. Por dos simples motivos. Uno: por que no había colado mi cara de enfermo ¡ni siquiera me había mirado! Ahora tendría que ir y, segundo: por que dentro del paquete de plástico que tenía en mis manos había un traje, de esos que se usan cuando vas a una fiesta o gala.

-Pero, ¿que mierda...? –dije disgustado.

Al lado de la chaqueta había una nota. La leí.

-En una negociación no se puede ir de cualquier manera, póntelo.

Arrugué la hoja de papel y la lancé a la otra punta de la habitación. ¿por qué tenía que pasar yo por esto? Cogí el traje y me lo puse gruñendo y insultando a toda persona que se me pasaba por la cabeza, luego, abrí la puerta de mí pequeño armario ya que había descubierto que al otro lado se encontraba un gran espejo. Me miré.

Mi pelo necesitaba con urgencia ser peinado, pero eso no era lo más importante ahora. El traje que llevaba puesto se componía de una chaqueta y unos pantalones, los dos de color azul oscuro. Era un traje recto de tres botones, elegante y de solapas cortas. La corbata era de un color azul grisáceo combinado con rayas diagonales doradas. Me abroché los dos primeros botones y, con un suspiro, salí de la habitación.

Sasori me esperaba abajo, él también vestía con un traje elegante, a diferencia del mío el suyo era de color negro y la corbata de un rojo vivo, parecido al color de su pelo. A Sasori le quedaba muy bien este tipo de ropa, era elegante. Yo, al contrario, me sentía incomodo.

Y me sentí más incomodo aún cuando él me empezó a observar de arriba abajo. Ya me imaginaba lo que diría, posiblemente se burlaría de mí.

-Bueno, no está mal –dijo terminando su 'análisis' –sígueme, iremos en coche.

Solté un suspiro. Al menos no me había dicho patético, niñato o cualquier otra cosa; Estaba demasiado nervioso como para aguantar sus burlas. Le seguí con resignación y me quedé con la boca abierta al ver el coche en el que íbamos a ir, era un 250GTO, se había empezado a vender en NY hacía muy poco, por lo que sabía era realmente caro. Este era de un color negro discreto. Me senté en el asiento de copiloto. Era de cuero.

-Parece que sabes de coches por la cara que has puesto al verlo –Dijo Sasori sonriendo de lado, me sacó de mi mundo de ensueño –ahora, dile hola a la realidad y guarda la pistola –dijo mientras me daba el arma.

Guardé la pistola en un bolsillo que había especialmente dentro de la chaqueta del traje y el coche arrancó. Me puse el cinturón y me giré hacia la ventana para ver el paisaje.

Era como la otra vez que lo vi, la carretera estaba en mal estado y las pocas señales de trafico que había estaban escondidas por la densa vegetación. Eran las ocho y media pero el cielo ya estaba completamente oscuro. Solo se podía ver gracias a las farolas que iluminaban tenuemente la carretera y, a lo lejos, se veían las luces de la ciudad.

Incapaz de encontrar algo más interesante que ver en el paisaje me volví para mirar hacia delante. Yo era una persona muy inquieta y ahora estaba nervioso, necesitaba entretenerme o algo. Decidí hablar con mi compañero.

-Esto... Maestro –lo llamé.

Me había acostumbrado a llamarle maestro desde la clase de: aprende a usar una pistola en cinco horas.

Sasori me hizo una señal con la cabeza indicándome que me escuchaba. Debía mirar hacia delante, el camino estaba en malas condiciones y poco iluminado.

-Sé que vamos a una negociación pero... exactamente, ¿que hay que negociar? –pregunté curioso.

-Hum... ya me parecía extraño que no me lo hubieses preguntado aún. Vamos a negociar con Yakushi Kabuto, un subordinado mío, debemos hablar sobre las nuevas rutas que debemos utilizar para el trafico de armas ya que últimamente la vigilancia a aumentado y no nos podemos permitir la perdida de armas y transportes marinos. ¿Entiendes?

-¡Claro que sí! No me trates como un niño pequeño.

-Pues demuestra que eres lo suficiente maduro como para comportarte, se supone que debía ir yo solo, tú sólo serás un estorbo.

-Como si yo quisiera estar aquí contigo, solo eres un gruñón solitario –dije con tono neutro.

Aún habiéndole insultado llamándole gruñón (que, de hecho, lo era) no lo había dicho con mucha maldad, en cierto modo me sentía afectado. Pensaba que, aunque discutiésemos, me tenía apreció. Ahora sabía que simplemente era una molestia. Una molestia...

Los dos nos mantuvimos callados e ignoramos el ambiente tenso que se había formado. Sasori estaba conduciendo y yo, cansado, apoyé mi cabeza en la ventana.


-Deidara, Deidara...

Alguien me llamaba. Abrí los ojos.

-Por fin, podrías haberme dicho que no aguantas despierto ni media hora cuando vas en coche –dijo Sasori. –No me gusta que me hagan esperar, levántate ya.

-¡Oh! –Exclamé intentando levantarme pero cayéndome en la silla de nuevo. Claro, el cinturón. Pensé.

Me lo desabroche mientras Sasori ponía los ojos en blanco. Había soñado que conducía un coche como este pero, era rojo. Me di unas palmadas en la cara para despertarme totalmente, debía volver a algo llamado realidad.

-¿Despierto? –preguntó Sasori.

-Sí, sí...

-Bien, debemos ir a un local llamado: drinks'n'pistols.

-Bonito nombre –comenté con sarcasmo. Bebidas y pistolas, que nombre tan creativo...

Sasori empezó a andar entre el bullicio de gente, vendedores y turistas. Yo lo seguí de cerca, cualquiera se perdía en este sitio. Todo era muy colorido, había tiendas, clubs (no muy decentes) y muchos bares. Agaña era una ciudad nocturna.

Vi que Sasori se metía en uno de los bares pero, este no era tan colorido como los demás, este era más bien fúnebre. Perfecto para celebrar un tiroteo. Pensó una voz sarcástica dentro de mi cabeza. La apagué.

-Es aquí, espera un segundo –dijo Sasori yéndose a hablar con lo que parecía ser un camarero... o puede que fuese el propietario del bar.

Mientras esperaba observe a mi alrededor. Había la barra, que estaba decorada con botellas de diferentes licores, dónde se encontraban hombres bebiendo y hablando. En el otro lado se encontraban las mesas, en ellas había gente de todo tipo, hombres rodeados de mujeres; Mujeres rodeadas de hombres y, en el fondo, había una cortina que limitaba el local.

-Bien, ya está –dijo Sasori, ahora llevaba consigo una maleta.

-Señores –dijo el hombre con el que había hablado Sasori- acompañadme, es por aquí.

Pasamos por la cortina que había al fondo y, al otro lado...

-¡¿Pero que mierda?! –exclamé al ver la sala.

Era una sala mucho más grande que la anterior. Esta estaba llena de mesas con mucha gente, había juegos de tragaperras y se podía ver a muchos hombres apostando, otros, se estaban manoseando con las camareras y, al final de la sala, se encontraba un pequeño escenario donde había una chica algo 'ligera' de ropa haciendo posturas un poco 'indecentes'.

Intenté matar a Sasori con la mirada.

-¡¿Adónde me has llevado?! –le pregunté irritado. No me gustaba este ambiente.

-¿Te acuerdas de lo que hablamos? Se maduro –dijo con indiferencia.

-¡¿Con maduro te refieres a ser un pervertido?! –La música estaba tan fuerte que para ser oído debía gritar.

Sasori puso mala cara mientras intentaba buscar a alguien con la mirada. Parecía que a él tampoco le gustaba este ambiente. Un chico de pelo plateado con lentes se acercó hacia nosotros. Era el negociador.

-Sasori, cuanto tiempo –dijo el chico mientras se colocaba las gafas.

-Sí...

El chico me miró y puso una sonrisa extraña, se acercó y me tendió la mano de forma amistosa. Era joven, debía tener unos veinte años.

-Veo que has traído un acompañante, mucho gusto. Soy Kabuto Yakushi –se presentó.

-Deidara –me presenté estrechándole la mano.

-Venid, es en aquella mesa, la que está algo más apartada –dijo yendo hacia la mesa.

Sasori empezó a andar y yo le seguí. En esa mesa se encontraban cinco personas sentadas, cuatro chicos y una chica. La chica tenía el pelo de un color rojizo pero era difícil distinguirlo por la oscuridad y las luces de neón del local, a su lado había un chico con el pelo azul, delante se encontraban sentados los otros tres hombres. Uno tenía el pelo castaño recogido en una coleta, otro era un hombre grande y gordo y el último tenía el pelo blanco.

-Os podéis sentar –dijo Kabuto señalándonos dos sillas.

Los dos nos sentamos en silencio. Mientras Kabuto y Sasori ponían las maletas con los documentos sobre la mesa yo observaba a las cinco personas que estaban con nosotros. Parecían muy peligrosas, ni siquiera se habían molestado en saludar ni en presentarse. Permanecían todos callados. Me fijé en que todos llevaban armas de fuego ¡Ni siquiera se molestaban en esconderlas! Puse mi mano sobre el bolsillo donde guardaba mi pistola, estaba nervioso.

-Esto es todo lo que tengo, creo que si utilizamos esta ruta no tendremos ningún problema –le dijo Sasori a Kabuto enseñándole un mapa con algunas coordenadas.

-Vaya... Ya veo, interesante –dijo prestándole el mínimo caso. Sus ojos solo me observaban a mí. Sasori se dio cuenta de eso pero no dijo nada. Yo simplemente aparte la mirada.

-Es increíble que aún sigas en esa mafia Sasori... –susurró Kabuto.

-Eso a ti no te interesa, solo hemos venido aquí para saber que rutas tomar así que no te salgas del tema –dijo Sasori enfadado y perdiendo la paciencia. Otra vez.

-Bueno... en verdad si que me interesa bastante –dijo Kabuto. Me estaba empezando a dar mala espina su actitud. -Orochimaru no me habla mucho sobre cuando él pertenecía a esa mafia de segunda –dijo sonriendo con burla y levantándose.

-¿¡Como!? ¿Eres un espía de Orochimaru? –exclamó Sasori levantándose rápidamente. Kabuto asintió con una sonrisa macabra y sacó una pistola de su bolsillo, apuntó con ella a Sasori.

-Ju, ju... Pillados –dijo riendo sin apartar la pistola de Sasori.

-¡Mierda! –exclamó furioso Sasori.

-Sasori...-dije yo levantándome también. Ahora lo veía todo claro. Kabuto estaba aliado con Orochimaru, era su subordinado. Habíamos sido engañados y ahora, lo que más me preocupaba era el 'Clink' que había sonado atrás mío. Me giré y vi que las cinco personas que habían estado tan silenciosas todo el rato ahora me apuntaban. Genial.

De alguna u otra forma... creo que si seguía así no duraría mucho.


¡Ya está! –Tira confeti- después de... *empieza a contar con los dedos...* bueh, después de estar nose-cuantos meses de inactividad en este fic ahora lo continuo :D

Siento muchísimo el retraso ¡En serio! Es que se me había acabado la inspiración y no sabía como seguir -.-'' Al final he optado por un complot xD

¡¡Muchísimas gracias por los reviews!! Es lo que ha hecho que continúe escribiendo este fic ¡Os quiero!~ pero esta vez no tengo tiempo para responder reviews así que hago un resumen: ¡¡Gracias!!

Estos dias (meses ¬¬) he estado muy viciada con Hetalia así que se me ha hecho un poco difícil amarrarle el ritmo a la historia pero finalmente esto es lo que ha salido (:

Pienso continuarlo cuando pueda y espero no haber perdido a muchos lectores en este periodo de inactividad (por favor ¡No! T.T)

Nos veremos en el próximo capítulo ;D y... como ultima petición... ¿Review?