Antes del final, el cual espero que les guste, muchas gracias a quienes lo siguieron y comentaron:

dana haruno

sakuraxuchiha

setsuna17

EdiitH

Samantha Granger Phantom

Bella-uchiha1

susanapo87

Sakura Zala

ANI

Mizu no hikari

-Sxndrx-

a' Hinata-chan

Eve-luna

A todos los demás, que lo hayan leído sin comentar, igualmente ¡muchisimas gracias!


Obsesión

Capitulo VI

Una semana Se repetía una y otra vez mientras miraba el techo de la cocina. Sonrió de medio lado y le hecho otra ojeada ansiosa a la puerta.

Su cuerpo –que había dejado caer con desanimo sobre la silla un par de horas antes. Se tenso al notar que ya había pasado la semana, ella llevaba casi un día de retraso.

No quería ser obsesivo, mucho menos celoso, no pretendía asustarla o volver a causarle daño… pero sus nervios iban a sufrir un colapso si no la veía llegar en breve.

-Por lo menos… –el susurro fue interrumpido por una vaga, pero satisfecha, sonrisa que se curvo sobre sus labios.

Estaba en paz consigo mismo porque sabía que aquella preocupación extrema no era producto de celos irracionales. No se molía los sesos por imaginarla con Sai, u otro compañero de la misión. Lo hacia porque temía que algo hubiese salido mal, que ella estuviera herida… esa era su verdadera preocupación.

O tal vez había decidido no regresar –pensó. Abrumado por la posibilidad de perder aquello que tanto amaba. Era conciente de que, si ella lo dejaba, su vida volvería a sumergirse en tinieblas, ya que lo único que traía luz a su existencia era aquella sonrisa adorable que nunca perdían sus labios.

Hacia ya muchos años que no sentía esto. Una ansiedad desmesurada, una agonía lenta y dolorosa… un nudo en su garganta.

Cerró los ojos con firmeza, no era posible que sus fuerzas le abandonaran a merced de los sentimientos. Sentía como poco a poco se le iban llenando de lágrimas, y no concebía la idea de permitirse llorar por una mujer.

¡El era Uchiha Sasuke, demonios! Nadie podría haberle arrebatado una miserable lagrima ni aunque lo hubiesen sometido a torturas inimaginables, y ella… simplemente se las arrancaba sin piedad.

La última vez que su blanquecino rostro se había humedecido con agua salada…

Arrugo la frente con molestia al recordarlo, sus ojos aun se sellaban con fuerza intentando contener las gotas cristalinas y los recuerdos de la noche en que masacraron su clan golpearon con ímpetu en su cabeza.

-¡Maldita mujer! –grito furioso, mientras llevaba sus dos manos a la cabeza y hundía su rostro entre ellas.

Su mente estaba tan absorta en pensamientos inconclusos y desordenados que no le permitió advertir la presencia a su lado hasta haber oído su voz.

-Vaya recibimiento –dijo con ironía.

Sus labios se torcieron en una muestra de enfado hacia él, pero con la gran practica que tenia en el manejo de la paciencia, logro sin costo alguno convertir aquello en una sonrisa calida.

-No hablaba de ti –rugió irguiéndose de inmediato y alejándose de ella.

-Es un alivio saberlo

Su tono estaba impregnado de sarcasmo, y su semblante se había vuelto algo frívolo, como si esperase una mala noticia.

-¿Ha sucedido algo malo? –ahora la preocupación se dejo ver, dándole un matiz mas calido a la conversación.

-Nada que yo sepa

Creyó ver que el refregaba su brazo contra la cara, pero al estar él de espaldas a ella no pudo apostar por ello.

-Sasuke, ¿Estas bien? –sonó incrédula, una sospecha paso por su mente pero la desecho al instante. Él no era "ese" tipo de hombres. No soltaba una lagrima ni aunque le pagaran por ello.

-¿Cómo te ha ido? –su trato era formal, como si ya no fuesen pareja.

-Bien, supongo. –dudo. –Sai esta herido, creo que no he sido de gran ayuda.

Suspiro defraudada.

-Seguro no ha sido tu culpa. –a pesar de todo, su voz sonó algo mas comprensible para con ella.

-Lo ha sido, y por completo. –aseguró. –Se ha interpuesto entre un enemigo y yo, algo a lo que me estoy acostumbrando –bufó triste.

-Eres muy despistada, descuidas tu defensa y tus enemigos lo aprovechan. –no imprimió ningún tono en su voz. –Es una suerte que siempre haya alguien cerca para salvarte.

-Gracias por el consuelo –refunfuño alejándose.

Se tiro sobre el sofá, estaba tan cansada y dolida, que podría habérsele caído el techo encima sin que hiciera intento de moverse.

Era casi medio día, así que no necesitaban de muchas luces y el ambiente estaba climatizado con algunos rayos solares, débiles, que se filtraban por entre las cortinas.

Suspiro, una y otra vez, hasta oírlo gruñir por cansancio.

-Y bien, ¿Qué has decidido?

La pregunta resonó en el silencio. No pretendía alargar mas aquel tema.

Él se acuclillo a su lado, notándola con los ojos cerrados, pero con la ansiedad delatada en sus facciones.

Llevó una de sus manos hasta su rostro, y la asentó ahí, tan suave como una caricia. No pareció importarle que los segundos se perdieran, tampoco los minutos… nada podría distraerlo de ella. Mirar su rostro perfecto y adormilado era mejor que una cena con Dios.

-Te pido disculpas –susurro sobre su oído.

Ella se mordió el labio inferior, intentando no abrir descomunalmente los ojos, reteniendo un grito ahogado en su garganta y buscándole un segundo significado a sus palabras.

¿La estaba dejando? Eso era lo primero a lo que atinaba su mente. Un acto heroico, un sacrificio noble. Algo típico en él.

Irse para no hacerle mas daño. Seguramente en eso estaba pensando. Su garganta no alcanzó a ahogar del todo el grito de histeria, y aunque sus labios clausurados intentaron retenerlo, el sonido llego medio moribundo a los oídos del Uchiha.

-Te pido disculpas por haberte hecho daño –especificó él, creyendo que ella no había entendido. –Y también por desconfiar de ti, ahora entiendo que no te merezco… no quiero hacerte mas daño.

Ella abrió los ojos, tranquila, le dedico una mirada minuciosa al tiempo que soltaba algún comentario. Esperó a ver su reacción.

Luego de oírla, y para su sorpresa, no se le tenso ni siquiera un músculo facial. No torció el gesto, ni tampoco soltó algún sonido grotesco.

-Esta noche iré a visitar a Sai –repitió, por las dudas no la hubiese oído bien. Al igual que antes, sus facciones permanecieron impunes al comentario.

Soltó una risotada alegre, mientras el la miraba con cierto aire de curiosidad.

-No soy psicóloga –confesó lo obvio.

Él entrecerró los ojos, confundido… y también algo exasperado.

-Pero creo que, luego de examinarte brevemente.

Se tomo una pausa para cerrar los ojos, curvar sus labios en una sonrisa, suspirar… y por fin, volver a abrirlos con un destello peculiar.

Animosamente le soltó lo que faltaba por decir.

-Te declaro curado –avisó.

No fue mucho esfuerzo darse cuenta de que aun no entendía de que le hablaban.

-De tus celos, Uchiha –explico ella con aburrimiento y obviedad en la voz.

El grito histérico esta vez no pudo ser reprimido por nada ni nadie. ¿Era acaso ese hombre tan estúpido como se mostraba en esos momentos?

-Eres mi marido y te amo por eso quiero que intentemos ser felices de la manera mas normal que te sea posible.

Las palabras salieron apresuradas de su boca, tan pegadas como los fideos cuando se te pasa por mucho su horario de cocción.

Para cualquiera hubiese sido imposible entenderla, por lo menos hasta que lo repitiera con mas calma, pero él le prestaba la suficiente atención como para saber exactamente que había dicho.

-Haré mi mejor esfuerzo –avisó de manera aliviada. A ella también la golpeo una oleada de alivio, como si quitaran un peso de sus hombros.

Él suspiro, luego gruño con rabia para luego volver a suspirar.

-Empezando por acompañarte, "amablemente" –enfatizó la palabra soltándola entre dientes. –A visitar a Sai.

-Bien –ahora su voz sonaba normal, con ese atisbo de entusiasmo siempre presente en ella.

-¿Almorzaste?

Todo había vuelto a la normalidad.

-No, aun no.

Él sonrió.

-Entonces me alegra no haberlo hecho. Preparare algo para que comamos. Esta semana sin ti ha expandido mis experiencias culinarias de una manera que no te das idea. –avisó.

-Me muero por probar tus manjares.

La sonrisa en su rostro demostró que aquello era la pura verdad.

Las cosas que antes temblaban ante la posibilidad de una separación, ahora se asentaban con suavidad de nuevo, cada una en su lugar, y el suspenso que antes aturdía sus oídos, ahora silbaba quedamente una canción de cuna.

La vida nunca podría haber sido más feliz, ahora que gozaban de la confianza del otro.


Se acurrucó aun mas, prisionera de sus fuertes brazos, y levanto la mirada, -algo adormecida. Para verlo sonreír con satisfacción.

-Lo se

Ella hablo, siquiera antes de que el alcanzara a abrir los labios para soltar algunas palabras.

–Ese almuerzo estuvo "demasiado" bueno. Se estiro hacia él en busca de un beso, que no tardo en encontrar, y se apretujo más contra su cuerpo.

El tibio cuerpo de su esposo le hacia perder la sensación de estremecimiento que sufría su piel a causa del frió de la desnudez. Pensaba preguntarle si no tenia frió, porque a su parecer –el cuerpo desnudo de su esposo. Estaba mucho más a la intemperie que el de ella. Pero sus oscuros ojos respondían a la pregunta formulada en su mente, con solo verlos podía sentir el calor que emanaba de ellos. Aquella fuerza extraordinaria que la atraía cada día más a él. Ese brillo de picardía que se formaba siempre que sus miradas se cruzaban en la mañana, cruzando por su mente cada recuerdo de una noche celestial… solo que no era de mañana en aquellos momentos, y la urgencia por el otro les había hecho apresurar una reconciliación definitiva.

Además, no llevaban gran cuenta de los horarios, podían fundirse en su amante a cualquier hora, solo que en el día a día aquel horario lo ocupaban con sus respectivos trabajos.

Ella rió.

-será una lastima que comience a trabajar mañana, podría hacer de esto una rutina. –le aseguro con dulzura.

-Pues, entonces, te prometo fielmente buscar grietas en tus horarios para estar contigo. Después de todo, mi agenda tiene mucho más tiempo libre que la tuya en el hospital.

Su voz era cordial, y elegante y algo ronca, típico en él.

Se aferró a su cintura, pasando sus delicadas manos alrededor hasta unir sus dedos al encontrarlos cerca de sus costillas apuestas. Una mano por detrás de la espalda y una por delante de su pecho eran mas que suficientes para retenerlo, ahí, junto a ella.

Permaneció sentado sobre la cama, tal como estaba cuando ella despertó, y paso un brazo por detrás de la suave espalda de ella al notar que se sentaba a su lado, apoyándose sobre su costado, y asentando la barbilla en uno de sus fuertes hombros.

-Ser feliz es un asunto muy fácil cuando estoy contigo.

Aquella confesión pareció deslumbrarla por unos segundos, ese no parecía "su" Sasuke. Era otro, uno muy diferente y menos apegado a sus frívolas costumbres. Sus palabras eran mucho mas fluidas, y sus sentimientos se expresaban sin tanta restricción, tanto en sus ojos como en sus palabras.

-Lo se, es uno de mis dones.

Ella rió con ganas, escuchando contenta como él se sumaba a sus risas poco después.

-Era de esperarse, ¿no? –lo miro, como si con los ojos intentase decir algo que, para ella, parecía obvio.

-¿el que? –pregunto contrariado.

Ella puso sus ojos en blanco, mientras se mordía suavemente el labio inferior, demostrando la fatiga de alguien que le explica algo a un niño pequeño.

-Si no me inspiraras suficiente felicidad como para ser morfina ante mis angustias, infiltraras suficiente deseo a mis venas como para hacer arder mi sangre y, por supuesto, si no te vieras tan perfecto… aun lleno de errores y defectos como para retener mi mirada pegada a ti cada vez que estas cerca… no me habría jugado todo para casarme contigo a ciegas.

-Has sido muy inteligente, tenías en claro que te iba a amar más que a la vida y necesitarte más que el aire que respiro.

Él lanzo una mirada de interés y desconfianza.

-¿Me hiciste embrujos para atraparme así?

Entrecerró los ojos, para dar más aires de sospechas a su fachada.

-Solo los necesarios.

Ambos rieron, y dejaron pasar la tarde en silencio, acurrucándose el uno junto al otro.

"Cuando tienes el privilegio de compartir con quien amas, no puedes darte el lujo de mezquinar el afecto… por muy meloso que eso llegue a volverse. El simple hecho de pensar en que todo lo que se tiene se puede perder, debería de hacer que la gente ame aun mas a sus seres queridos y se los demuestre sin pudores… ya que eso forma parte de lo que somos. Seres humanos, con sentimientos, necesidad de dar amor y recibirlo."


Bien, espero que les haya gustado el final... muchas gracias por haberlo leído. En breve comenzaré a colocar los siguientes capítulos de En la oscuridad de un calabozo; nos vemos! ^-^

Más fics míos: www. saku-ryo. deviantart. com

Club de fanfics: www. clubdefanfics. deviantart. com

Sakuryo