Muy bien, otra de mis locas ideas. Para empezar, me inspiré en dos historias para crear esta. Espero que las autoras no se enojen :S

Las historias son:

*A rite of passage de caracol (Está originalmente en inglés pero ya la tradujeron, me parece que ya está completa)

*A life stolen de newfoundlove (Esta es la continuación de otra historia 'A heart savior'. De esta solo está la primera parte traducida.)

Para los que saben inglés, les recomiendo 100% que la lean. Para aquellos que no saben pues pueden leer las traducciones. Ambas historias son geniales y principalemente 'A rite of passage' porque tiene un enfoque bastante diferente. Es una historia bastante original y diferente. El problema es que ambas son M, están advertidos jeje :D

Otra cosa, esta historia era originalmente un One Shot pero se extendió demasiado y tuve que hacerla un Two Shot jaja. Espero que les guste, ya que no es parecido a lo que he escrito antes, ni siquiera se parece a Propuesta Indecorosa.

Espero que les guste tanto que dejen reviews!! :D

Era un día normal en la preparatoria de Forks. El clima estaba aceptable, no llovía pero hacía frío. Mientras caminaba por el estacionamiento hacia los salones escuché un grito.

-¡Cuidado! –sonreí para mis adentros y abrí los brazos, sin girarme y esperando el golpe con anticipación. Escuché sus pasos más cerca de mí y me tensé para poder atraparla mejor. Saltó a mi espalda, enredado sus piernas en mi cintura, las tomé con mis brazos y ella enredó sus brazos en mi cuello. –Hola príncipe verde, -dijo Bella dándome un beso en la mejilla.

Ella era mi mejor amiga en todo el mundo, la única mujer que me entendía y era tan diferente de todas. No era superficial ni vanidosa. Muchos pensarán que por la forma en la que actuamos juntos podemos ser pareja, pero no lo somos. Aunque hace dos años que amo a esta mujer en secreto, ella nunca lo sabrá porque sé que no soy su tipo de hombre. Al recordar eso suspiré, Bella me miró y frunció el ceño.

-¿Fin de semana largo? –preguntó aun mirándome.

-No, lo mismo de siempre. ¿Qué hay de ti? –dije girándome un poco para ver sus hermosos ojos por primera vez en el día.

-Lo mismo, Charlie en el trabajo, yo sola leyendo, haciendo tarea, etc. La misma patética lista de todos los fines de semana. Desearía hacer algo diferente, quizá debería conseguir un novio, -tragué sonoramente pero lo disimulé con una risa.

-Oh vamos Bella, no puede ser tan malo. A parte si consigues al idiota que te haga caso dejarás de estar con tus mejores amigos del alma, -dije moviendo las cejas de la forma que a ella le hace reír. Y logré mi cometido, rió y me abrazó más fuerte por el cuello.

-¿Qué haría sin ti, Edward? –mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras. Tal vez ella podría sobrevivir y seguir adelante, pero yo no.

Entramos al edificio y Bella se bajó. Caminamos lado a lado, hablando y bromeando.

-¡Bella! ¡Edward! –gritó alguien detrás de nosotros. Nos giramos y vimos a Mike caminando hacia nosotros.

-Mike, hola –dijo Bella con su siempre feliz tono. Mike era nuestro amigo también, pero no era tan unido como nosotros. Bella lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. Después él se giró hacia mí y sonrió, chocamos nudillos y seguimos caminando.

-¿Alguien estudió para el examen? –Bella y yo asentimos. Era lógico, no por nada éramos los mejores del grupo. Mike rodó los ojos. -¿Cómo se me ocurre preguntarles a los más nerds del salón. ¡Eh Eric!

Eric es otro de nuestro grupo. 'El feo' como suele llamarlo Mike u 'Óxido Ferroso', por la abreviatura en química FeO (Se refiere a los elementos, Fierro 'Fe' y Oxígeno 'O'). No es que fuera feo, solo que su cara está llena de espinillas y tiene dificultades con la limpieza. Pero era gracioso cuando lo decía y más aun cuando Eric se reía, su risa era… diferente. Completamente estruendosa. Llegó a nuestro lado y saludó a Bella con un beso en la mejilla y un abrazo, después chocó nudillos con nosotros.

-¿Estudiaron? –dijo Eric. Bella y yo asentimos y Mike negó con la cabeza. No se dijo nada más en el camino. Llegamos al salón de Biología y nos sentamos en nuestros respectivos lugares. Bella y yo y Eric y Mike detrás.

El día se pasó rápido y cuando menos pensamos ya era hora del receso. Salimos y Mike y Eric no se veían muy contentos, probablemente por el examen.

-Creo que sacaré un 5 o un 6, no me fue muy bien, -dijo Eric inspeccionando su cuaderno. Mike se encogió de hombros y cambió de tema. Era extraño, cuando estábamos Bella y yo solos no parábamos de hablar, pero cuando Eric y Mike estaban con nosotros no hablábamos en lo absoluto. Nos sentamos en la misma mesa de siempre, en las posiciones de siempre. Bella traía un sándwich y yo un pedazo de pastel de la fiesta de Alice, mi hermanita.

-Mamá dijo que debía compartirte, pero creo que mejor no lo haré, -dije comiendo un pedazo de pastel. Bella hizo un puchero y me golpeó el brazo juguetonamente. Reí y tomé un pedazo de pastel para compartirle. Abrió la boca y se lo di.

-¡Dios¡ Bella, no hagas ese tipo de cosas. ¿Sabes lo que me provoca? –Bella y yo miramos confundidos a Mike. Rodó los ojos. –Ustedes dos son tan… Lo que provoca es que mis pantalones se sientan más chicos.

-¡Mike! Eso es asqueroso –dije arrugando la nariz. No era un comentario para hacer frente a una dama.

-Soy hombre, -dijo encogiéndose de hombros. Negué con la cabeza y Bella rió.

-Pero ya en serio, he tenido esto en la cabeza desde hace tiempo, -dijo acercándose más a nosotros. –Bella, eres una chica, -Rodé los ojos y Mike levantó una mano antes de que pudiera decir algo. –Lo que quiero decir es que tú nos podrías ayudar en nuestro problema.

-¿Y cuál es su problema? –dijo Bella frunciendo el ceño. Mike se acercó más y susurró.

-Que somos vírgenes, -el pastel que estaba comiendo se atoró en mi garganta y comencé a toser.

-¿Qué tiene eso que ver conmigo? –dijo Bella enojada.

-Que eres una chica a la cual no le importa ningún chico y que podrías simplemente ayudarnos.

-Aun no comprendo.

-Para ser la número uno de la clase eres bastante lenta. Me refiero a que puedes dormir con cada uno, de esa manera no iremos a la universidad sin saber nada, -esto era suficiente, me puse de pie y golpeé la mesa.

-¿Qué te pasa? ¿Crees que ella es un objeto o algo así? Es una chica, Mike. Tiene sentimientos como cualquier otra persona.

-Sí, sí, sí –dijo blandiendo su mano para quitarle importancia. Se giró hacia Bella, quien me miraba desconcertada. -¿Qué dices Bella? Tú, Edward y el feo. Solo son tres y te conviene a ti, de esa manera tendrás mucha experiencia.

Bella reaccionó y dejó de mirarme. Se quedó pensativa y no podía creerlo. ¿Por qué no se negaba y le decía al idiota de Mike cuan idiota era? En lugar de eso estaba sopesando la idea, de dormir con tres hombres.

-De acuerdo, pero ¿Quién será el primero? –dijo mirándonos a los tres. Yo me quedé en shock, Eric comenzó a ahogarse con su bebida y Mike sonrió maliciosamente.

-Hagamos algo, -dijo Mike sacando su cuaderno. Se lo extendió a Bella. Yo seguía tan conmocionado que no pude hacer nada más que sentarme de vuelta. –Pinta tres líneas de distintos tamaños. -Bella así lo hizo, después dobló la hoja para que solo se viera un extremo de casa línea. –Escojan una, -dijo Mike. Él escogió una y Eric otra, yo no me atreví ni a mirar la hoja. Le devolvieron en cuaderno a Bella y ella lo vio.

-Ganó Edward, -dijo en un susurro. Levanté la mirada y fijé la vista en sus ojos. ¿Era en serio? ¿Se estaba ofreciendo? Eso me dolió más que nunca. Siempre creí que era diferente. Tal vez estaba enamorada de Mike y esta era la oportunidad para estar con él.

-No lo voy a hacer, Bella. Tú no eres un objeto, no quiero utilizarte, -dije mirándola fijamente. Noté que algo pasaba por sus ojos, pero no supe identificar qué era.

-Muy bien, el primero será Mike, -dijo apartando la mirada de mí. Mi corazón se encogió. No quería ni imaginar a Mike tocándola o besándola. Sacudí mi cabeza para quitar las imágenes.

-¡No! –dije un poco más alto de lo que debí. –No, está bien. Lo haré, -no sabía porque lo haría, pero así era.

-Muy bien, hagamos algo. Pasarás una noche, solo una, y después te daremos un mes para recuperarte de esa. Tú sabes, por lo de que eres chica y eso. Tendrás que empezar a tomar anticonceptivos y…

-Mike, espera, -dijo Bella. –Ya los estoy tomando, no es necesario que hables de eso conmigo, -los tres la miramos asombrados. –Son buenos para regular las hormonas, es todo, -sus mejillas se encendieron.

-Perfecto, entre más pronto mejor. Solo nos quedan 4 meses para terminar la escuela. Empecemos lo más pronto posible, ¿Qué te parece este fin de semana? –Mike se veía extasiado, supongo que en su pequeño cerebro no había nada más. Suspiré y seguí con mi pastel. Pero no pude comer, mi estómago tenía un nudo.

-¿Edward? –levanté a mirada y noté que todos me miraban.

-¿Qué?

-¿Qué si qué te parece este fin de semana? –dijo Bella.

-Claro, entre más pronto mejor, -dije imitando al inepto de Mike.

-Muy bien, sabes que tengo el fin de semana libre, puedes venir a mi casa, -dijo como si fuera una cita para hacer tarea o ver una película. Esto era ridículo, ni yo me lo creía.

El día pasó y no dije otra palabra. Muchas cosas pasaban por mi cabeza. Llegué a mi casa distraídamente, aun pensando en lo que había pasado.

-¡Edward! –gritó la pequeña Alice. Me abrazó con fuerza y yo le respondí.

-¿Qué hay Alice? ¿Cómo te fue en la escuela? –dije moviendo un cabello se su cara. Alice tenía cinco años y era la niña más dulce que conocía. Muchos dicen que los hermanos no se llevan con sus hermanas, pues Alice y yo somos inseparables.

-Me fue bien, Jasper estuvo en mi clase, -dijo emocionada. La tomé en brazos y la llevé a la cocina donde estaba Esme, mi madre.

-Hola mamá, -dije dándole un beso en la mejilla.

-Hola Edward, ¿Cómo te fue en la escuela? –suspiré y bajé a Alice.

-Bien, -dije monótonamente.

-No es cierto, dime qué sucede cariño.

-Muy bien, digamos que hipotéticamente una chica te ofrece dormir con ella, pero tú no quieres usarla, pero cuando piensas que hay otro hombre que puede hacerlo entonces accedes, pero aun no quieres hacerlo, -dije todo en un apuro y mi madre me miró con los ojos muy abiertos.

-Muy bien Edward, ¿Quién fue? –gruñí y me agarré el cabello.

-Dije hipotético mamá, escucha solo olvídalo. ¿De acuerdo? –subí a mi habitación sin hacer caso a los gritos de mi madre. Esto era desconcertante. Tenía toda la semana para pensarlo.

Por desgracia para mí la semana pasó muy rápido. Bella faltó a la escuela porque estaba enferma y no la vi sino hasta el viernes. No hablamos mucho, solo me dijo que fuera a su casa el sábado en la tarde o en la noche. Su padre no estaría, ella había arreglado que se fuera con su amigo Billy a pescar. Mike hizo un calendario y no paró de hablar en todo el día. De vez en cuando notaba que Bella me miraba de reojo, pero no era capaz de devolverle la mirada. Quizá para Mike no fuese nada, pero para mí era algo importante y peor su era con alguien que de verdad me importaba.

El viernes pasó y le siguió el sábado. Toda la mañana estuve en mi habitación, sudando frío. Alice vino en varias ocasiones, se veía preocupada. Me trajo el desayuno a la cama. Trataba de hacerme hablar y me contaba de su amiguito Jasper, con quien tendría que ir a hablar, no sabía cuáles eran sus intenciones con mi hermana. Cuando le dije eso a Alice, ella soltó una carcajada y se fue, aun riendo.

Llegaron las 3 de la tarde, Charlie debía estar fuera. Mi corazón se aceleró y me cabeza comenzó a correr imágenes de lo que yo creía que sería. Moví la cabeza y me concentré en otras cosas. ¿Por qué había accedido? Ah, cierto, para evitar que Mike fuera quien lo hiciera. Pero aun así, en un mes seguiría él. Mis manos se volvieron puños y golpeé la pared.

Subí a mi auto y me dirigí a casa de Bella. Toqué y Bella abrió al instante. Me sonrió tímidamente, eso no era común.

-Pasa, hola –dijo cerrando la puerta tras de mí.

-Hola, -dije simplemente. La vi a la cara y noté que traía algo rojo en la cara. Sonreí y lo limpié con mi pulgar. Noté que se estremeció. –Tenías salsa de tomate.

-Sí, estaba haciendo pasta a la boloñesa. ¿Gustas? –dijo caminando hacia la cocina. Cenamos con rapidez y después subimos a su habitación. Esto era tan extraño, no sabía qué hacer. Mis manos comenzaron a temblar con anticipación.

-Para ser completamente sincera, no sé qué hacer. No sé como comenzar y ni siquiera tengo idea de cómo va a terminar.

-¿Entonces por qué lo haces? –dije aun sin entender. Ella me miró a los ojos y noté que se llenaron de lágrimas.

-Sé que no me deseas, sé que no soy como Jessica o como Tanya. Pero prometo tratar de hacer un buen trabajo, -¿De qué demonios estaba hablando? ¿Qué no la deseo?

-Bella, te equivocas… -me interrumpió, poniendo sus labios sobre los míos. Me tiró sobre la cama y comenzó a deshacer los botones de su camisa. La detuve y me separé de ella. –Espera, si va a ser la primera vez, tiene que ser especial. Suave y tomándose su tiempo. ¿De acuerdo? –ella se sonrojó y asintió. –No tienes por qué hacer esto Bella, no hay prisa, puedes ignorar al idiota de Mike.

-No, está bien, quiero hacerlo, -suspiré resignado y asentí. Me senté y ella quedó sobre mis piernas. Puse mis manos en su espalda y acerqué mis labios a los suyos. La besé suavemente, despacio. Ella puso sus manos en mi cabeza y acarició mi cabello.

Todo pasó muy rápido y cuando menos pensé la tenía entre mis brazos, desnuda y completamente dormida. Las imágenes pasaron por mi cabeza y deseé más, si antes era adicto a su presencia ahora era adicto completamente a ella.

Después de eso todo pasó sin que me diera cuenta de las consecuencias. No solo fui una vez como planeamos. Me quedé ahí, cuando se despertó volvimos a hacerlo y también esa noche. Era inevitable y tan natural. Sentí que estábamos hechos para estar juntos. Al día siguiente me tuve que ir porque Charlie regresaría en cualquier momento. Esa noche me sentí extraño, a pesar de que seguíamos siendo los mismos había cambiado algo en nosotros, sabía que no todo sería igual.

El siguiente día en la escuela fue normal. Mike y Eric querían saber lo que había pasado pero claro que no dijimos nada. Cada vez que Bella rozaba mi brazo o me sonreía, imágenes de lo que habíamos vivido el sábado venían a mi cabeza. Era tan extraño, venían sin ser evocadas. Veía sus labios y lo único que quería era besarla. Mike no dejó de decir que estaba ansioso, que contaba los días. Mis manos se convertían en puños casa vez que lo oía. No quería que absolutamente nadie la tocara nunca más, más que yo.

-Tenemos que hacer el trabajo de Biología, ¿vendrás a mi casa o iré a la tuya? –dije distraídamente mientras veía que necesitábamos para el trabajo.

-Mi casa me parece mejor, -asentí y fruncí el ceño. De pronto sentí un dedo en el centro de mis cejas. Levanté la mirada y Bella estaba viendo fijamente mis cejas. –No deberías fruncir tanto el ceño, se está marcando, -dijo sin mirarme a los ojos. De nuevo esas imágenes corrieron por mi cabeza. Cerré los ojos y sacudí la cabeza.

-Entonces te irás conmigo saliendo de clases, pasaremos a comprar lo que necesitamos y luego comenzaremos a trabajar, -ella asintió y yo proseguí con la lista de materiales.

Al salir nos fuimos en mi volvo. Pasamos rápidamente a comprar lo necesario y después nos fuimos a casa de Bella. Al llegar ahí Bella se puso a preparar comida. Comencé a sacar las cosas de las bolsas y a preparar lo necesario para trabajar. Bella me llamó y comimos.

De nuevo en la sala Bella se sentó en el sofá y yo a su lado.

-Muy bien, lo que necesitamos es hacer una maqueta de las fases de la mitosis. Podemos hacer una especie de rompecabezas y así hacemos dinámica la exposición. ¿Qué te parece? –la miré y Bella ya me estaba mirando. De pronto me empujó en el sofá y comenzó a besarme. Tardé un poco en reaccionar y la tomé de la cintura.

-Te extrañé ayer, -susurró en mi oído.

Pasamos por todo de nuevo y cuando terminamos nos pusimos a trabajar. Bella se fue en un momento de la tarde para preparar la cena de Charlie. Demonios, Charlie llegaría en cualquier momento y yo seguía medio distraído, si leyera mentes seguro que me disparaba. Sacudí la cabeza por milésima vez en el día y continué trabajando.

A las 10 habíamos terminado, Charlie me saludó con alegría como siempre. Me consideraba un buen chico, si tan solo supiera.

Así fueron los siguientes días, hasta la tercera semana. Bella no pudo ir ese día y me sentí inquieto, era tan incómodo estar con Mike y Eric.

-Vamos Edward, Bella no está aquí. No me has contado como les fue.

-Te he dicho muchas veces Mike que no pienso decirte nada.

-Tan siquiera dime si fue bueno. ¿Valió la pena?

Rodé los ojos y me levanté, no lo soportaba más. El día terminó, por suerte para mí. Me fui a mi casa y llamé a Bella, pero no contestó. Me sentí ansioso, nervioso. ¿Por qué había faltado? ¿Estaría enferma? El enfermo era yo, soy un obsesivo enfermo. Me quedé en mi cama recostado, viendo la lluvia caer. Había una tormenta algo fuerte. Escuché la puerta chirriar y vi que Alice entraba en la habitación.

-¿Edward? –le sonreí y ella me la devolvió.

-Hola nena, ¿Qué haces por aquí?

-Te extrañaba, no habías estado en casa estos días. Mamá dijo que estabas haciendo tarea, -me reí.

-Sí, lo podrías llamar tarea, -seguí contemplando al techo.

-¿Por qué no vas con ella? –miré a Alice con el ceño fruncido.

-¿Cómo?

-¿Por qué no vas con Bella? Creo que es por eso que estás así. Seguro que ella también quiere verte.

Después de eso salió de la habitación. Me quedé pensando un rato. De verdad la extrañé hoy. Deseaba verla más que otra cosa. Tal vez Alice tuviera razón. Me levanté y le dije a mi madre que saldría. Tomé mi volvo y manejé hasta su casa. Vi que había un carro viejo en la entrada. Fruncí el ceño y me asomé por la ventana. Ahí estaba Bella, no lucía enferma ni nada por el estilo. A su lado estaba un hombre, se veía grande y moreno. La tormenta empeoró, para hacerme sentir peor de lo que ya me sentía. Estaban riendo y jugando. Bella lo empujó y él también, pero pareció que lo hizo con mucha fuerza y antes de que Bella cayera la tomó por la cintura. Gruñí sonoramente. Volví a mi volvo y me fui. Seguro que estaría mejor sin mí.

Estuve dando vueltas pero no lograba concentrarme. A la media noche volví a su casa. El carro de Charlie no estaba ni tampoco el carro viejo. Suspiré profundamente y bajé del auto. La tormenta seguía cayendo, me mojé todo y no me importó. Lo único que quería era una explicación. Subí a su ventana y por suerte estaba abierta. Cuando entré ella estaba en su cama, pero no estaba dormida como yo creí.

-¿Edward? –susurró. –Dime que no estoy soñando, -se puso de pie y se acercó. Puso las manos sobre mi pecho. –Estás empapado.

-¿Quién era él? –dije sin mirarla.

-¿Quién?

-El chico que estaba esta tarde aquí, -dije enojado. No podía evitarlo. La imagen de él tomándola por la cintura vino a mi cabeza.

-¿Quién? ¿Jacob? ¿Cómo sabes que Jacob estuvo aquí?

-Ah, Jacob Black. Lo recuerdo. Solo quería saber quién era, no me acordaba de él. Espero que él sea mejor que yo, -comencé a caminar hacia la ventana pero Bella me detuvo.

-¿De qué estás hablando? Yo no tengo nada con Jacob. Es un amigo solamente, -me solté de su agarre y me giré. Al verla desconcertada por mi reacción, con su pijama de pantalones cortos y sudadera holgada no pude evitarlo por más tiempo. La besé y ella respondió, automáticamente enredando sus piernas en mi cintura. La llevé hasta la cama y lo hicimos de nuevo. Lo que comenzó como un juego dejó de serlo desde hace tiempo.

Cuando terminamos ella estaba a mi lado, recostada bocabajo. Sabía que estaba despierta. Su espalda estaba descubierta. Pasé un dedo por su columna y noté como se erizaron sus vellos. Sonreí al ver la reacción.

-No quiero que nadie más te toque, -dije sin pensarlo. Bella me miró y se acercó más a mí. Me abrazó por el cuello y yo la abracé por la cintura. Acomodó su cabeza entre mi cuello.

-Tampoco quiero que nadie más me toque, más que tú.

-Dime por qué aceptaste este estúpido juego o lo que sea.

-Porque quería estar contigo, -separé su rostro y la miré a la luz de la luna.

-No entiendo.

-Edward, te he querido desde que tengo memoria.

-Pero…nunca dijiste nada.

-Lo sé, no lo dije porque veía con el tipo de mujeres que te relacionabas. Todas ellas parecían modelos de televisión. Yo no soy como ellas.

-Pero nunca estuve con ninguna, les hablaba por cortesía. Siempre te quise a ti también, -Bella me miró y sonrió a través de sus lágrimas. Bajé mi rostro y la besé y comenzamos de nuevo con todo.

Charlie no llegó sino hasta la madrugada, yo me escapé justo después de que fue a su habitación. Cuando llegué a mi casa estaba cansado, muy cansado. Pero feliz como nunca en mi vida ahora que sabía que Bella me amaba tanto como yo a ella.

-

Después de esa noche decidimos dejar de ocultar nuestro amor. El lunes confesamos a nuestros amigos. Reguardando los detalles de que había estado yendo a su casa solo para estar con ella. Mike se puso furioso, tanto que nos asustó un poco. Puse a Bella detrás de mí mientras él maldecía en alto.

-¡No puede ser! ¡Son unos traidores! Solamente faltaba una semana, ustedes par de traidores asquerosos, ratas.

-Basta Mike, -dije con voz baja y amenazadora.

-No me hables, ni tú –dijo apuntándome. –Ni mucho menos tú, traidora inmunda hija de p… -le propiné un golpe antes de que terminara.

-Te lo advertí Mike. Vuelves a llamarla de alguna manera y te prometo que deformaré tu cara de ken.

Mike nos miró una última vez antes de irse. Bella estaba sollozando detrás de mí. Me giré y la abracé.

-Ya Bella, todo pasó, -le besé la frente y en eso sonó la campana. Comenzamos a caminar hacia nuestra aula.

El resto del mes pasó sin acontecimientos dignos de mencionar. Bella y yo nos volvimos más inseparables de lo que ya éramos. Si pudiéramos, iríamos al baño juntos. Eric se puso feliz por nosotros, dijo que era demasiado bueno para ser verdad. Seguimos siendo buenos amigos. Mike no volvió a acercarse con nosotros. Empezó a hacer amigos de otra clase.

-Muy bien chicos, solo para informarles que en una semana es la noche de graduación. Compren sus boletos, no lo dejen para último momento, -nos anunciaban por el altavoz. Estábamos en el jardín de la escuela, debajo de un árbol. Bella estaba recostada en mi pecho con los ojos cerrados y sus manos entrelazadas sobre su vientre plano. Mis brazos estaban alrededor de su cintura, sobre sus manos. Podía escuchar como tarareaba ligeramente para ella misma. Todo era tan tranquilo y lleno de amor.

-¿Quieres ir al baile conmigo? –le susurré al oído, temeroso de que la paz que estaba ahí se derrumbara.

-No sé bailar, -dijo mirándome.

-No necesitas saber, yo te guiaré, -acaricié su mejilla y ella suspiró.

-Siempre y cuando vaya contigo todo está bien, -dijo tomando mi mano y entrelazándola con una de las suyas.

Bella y Alice eran buenas amigas, para tener tanta diferencia de edades. Alice se ofreció a ayudarla a escoger un vestido y quedaron en ir juntas al centro comercial. Después pasarían por el peinador, mi madre dejaría a Bella en el baile. Después iría yo, nos veríamos más tarde. Bella como la buena chica que es, se ofreció a ayudar con la decoración, por lo que tendría que ir más temprano. Para entonces mi madre tenía pleno conocimiento de la relación entre Bella y yo. A ella siempre le había gustado Bella así que nunca se quejó.

-¡Edward! –decía Bella mientras besaba su rostro. Estaba riendo. –Solo será una tarde, nos veremos en la noche.

-Es mucho tiempo para mí, -dije aun besándola. Besé sus labios y ella sonrió. Puso sus brazos en mi cuello y yo la tomé de la cintura.

-Muy bien ustedes dos, es suficiente. Se verán en la noche, -dijo mi madre tomando las llaves del auto. Sentí una opresión en mi pecho, algo malo iba a pasar. Quité de mi cabeza esos pensamientos y volví a besar a Bella. Antes de que se fuera la tomé de la mano y la besé. –Te amo, -Bella se quedó pasmada y no dijo nada. Después me besó de nuevo.

-También te amo. Nos vemos más tarde, ponte guapo, pero no demasiado porque no quiero que te roben.

Se fue, no sin antes girarse y sonreír. Esa fue la última imagen de la Bella feliz.

BPOV

Alice me arrastró, literalmente, al centro comercial. Pasamos por infinidad de tiendas buscando 'el vestido perfecto', como lo llamaba Alice. Para mí todo era igual, Edward me había visto con pijama, con ropa formal e incluso sin nada de ropa. No es como si fuera a impresionarlo. Mi mente vagó por el tiempo, recordando todo lo que habíamos pasado estos dos meses. Nunca creí que él me quisiera tanto como yo a él. La primera vez que estuve en sus brazos fue tan natural, tan único. La mejor experiencia de mi vida.

Después de una hora de recorrer el centro comercial, encontramos un vestido que le pareció bien a Esme, Alice y a mí. Cuando salí del vestidor Alice y Esme me miraron con los ojos muy abiertos. Me sentí cohibida y me sonrojé. Esme se acercó a mí y me abrazó.

-Volverás loco a Edward con eso puesto, querida, -dijo en tono maternal y bromista al mismo tiempo. Sonreí y mi sonrojo incrementó. Era increíble que nos conociera tan bien como para saber que dormíamos juntos y que no hiciera nada para evitarlo, lo único que dijo fue 'sean precavidos'. Edward y yo la miramos de hito en hito. ¿Era en serio? Después sonrió malévolamente y dijo, 'Espero que Charlie no se entere, te quiero vivo hijo'. Ante eso no pude evitar reír.

Salimos de la tiendo con el vestido y después pasamos al peinador. Me hicieron un lindo peinado, era reservado y sensual al mismo tiempo. Me sentía bien, me sentí linda. Solo esperaba, no, ansiaba la respuesta de Edward.

Llegamos al gimnasio donde se celebraría todo. Estaba un poco vacío dado que era temprano. Ángela vino a mí con un lindo vestido lila.

-Hola Bella, me alegro que estés aquí. De verdad te agradezco que me ayudes.

-Ángela, me lo has dicho muchas veces. De verdad, no es ninguna molestia, -ella sonrió y me guió al interior del gimnasio. Comenzamos a preparar todo. A Ángela le habían faltado unas cosas así que se fue mientras yo terminaba con otras cosas.

Estaba colgando un adorno en el techo cuando escuché que las puertas del gimnasio se abrieron. Había poca luz así que no alcancé a ver quién era.

-¿Ángela? Y casi acabo con esto, -no me respondió. Bajé de la escalera con cuidado. Busqué alrededor pero no había nadie. Estaba segura de que había alguien ahí. Saqué mi teléfono, nerviosamente. Estaba a punto de llamar a Edward pero me arrancaron el teléfono por detrás. Me giré y ahí estaba Mike. Sus ojos estaban inyectados de sangre. Estaba ebrio o quizá drogado. Me estremecí y retrocedí un poco.

-Mike, hola.

-Hola, Bella, -estiró un brazo y yo me encogí. Tocó mi mejilla y me acarició hasta el mentó.

-Tengo que terminar, nos vemos más tarde, -me giré y comencé a caminar. Él no me siguió, por suerte.

-¿Es bueno? –dijo de pronto. Me giré y lo miré.

-¿De qué hablas?

-De Edward, ¿es bueno en la cama?

-Mike, habíamos dejado en claro que no queríamos hablar… -no pude terminar porque Mike se acercó y me bofeteó. Mis ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente y me alejé, poniendo una mano en mi mejilla.

-Te hice una pregunta, solo respóndela, -sus ojos estaban fijos en mí. Nunca creí que Mike sería capaz de esto.

-¿Qué pasó contigo? Creí que éramos amigos, -dije llorando.

-Yo también lo creí, hasta que llegó el idiota de Cullen a arruinarlo todo. Debí ser yo el primero, no él. Vi el cuaderno Bella, yo gané, no Edward. Pero tú lo querías a él ¿no es cierto?

-Tú sabías que lo quería, Mike. Desde que llegó, -dije sollozando más fuerte. Solo quería que alguien llegara.

-Ese fue mi error, creí que si veías que Cullen no te quería, entonces vendrías a mí. Pero no fue así, resultó que el muy… sí te quería.

-No fue nuestra culpa Mike, es amor. Hay muchas mujeres que querrán acostarse contigo, -dije patéticamente, tratando de animarlo.

-Sí, en eso tienes razón. Pero el problema aquí es que yo te quiero a ti. Lo intenté por las buenas y no funcionó, pues entonces lo tomaré por las malas. Y solo espero que sepas distinguir entre lo bueno y lo malo, me refiero entre Edward y yo, -diciendo eso se acercó a mí y tapó mi boca. Me llevó a un cuarto donde guardaban las cosas de limpieza y comenzó a quitarme la ropa.

Cuando estuvo satisfecho me dejó ahí, yo no podía moverme, no quería. Todo me lastimaba, me sentí tan sucia. Comencé a llorar en silencio y escuchaba que me llamaba Ángela a lo lejos. Pero no fui consciente de nada. Todo se oscureció y lo único que pensé fue en Edward.