Bien, este es mi primer fanfic largo, no sé aun cuantos capítulos irá a tener, pero espero que les guste.

Por favor escribanme y diganme que tal es, o denme recomendaciones. O tomatazos, o cualquier cosa, solo escribanme. Aunque sea para saber que ALGUIEN lo ha leido y que puedo mandar el siguiente capítulo.



Prologo


- Presente: Año 2001

Recuerdo las palabras tan claramente como si realmente las hubiera dicho.

"Ai shi… tteiru. Sayo… nara Kenshin" digo y luego despierto.

No puedo recordar desde cuando he tenido esos sueños. Sólo sé que cuando dormía, mi mente vagaba a otro lugar, a otro tiempo, uno en el que era otra persona, cierto mi nombre seguía siendo el mismo, "Kaoru", pero mi apellido era "Kamiya" si es que recuerdo bien. Nunca me importó demasiado lo que sucedia cuando dormía, después de todo cada vez que despertaba con las justas y recordaba algunos detalles muy vagos.

Soñaba con un lugar en el que soy otra persona y soy yo misma al mismo tiempo, mi padre, en mis sueños era un samurai, me enseñó el kendo, y a creer en que lo más importante era proteger a mis seres queridos, muchos de sus consejos los he usado en mi vida real, dàndome fuerzas para seguir adelante con algunos momentos difíciles. A los 16 años soñé que mi padre "falso" moría. Ya despierta, recuerdo que miré el techo por mucho tiempo sin saber que sentir, al día siguiente antes de ir al colegio fui un momento al templo y oré por aquellos padres que había dejado a sus hijas solas, y por el mio, para que nada malo le ocurriese.

Mis padres reales no saben nada de estos sueños, y no pienso contarles tampoco, pero mi hermano mayor si sabe. O mejor dicho se enteró hace una semana.

Desde hace año y medio más o menos empezé a soñar con un chico pelirrojo, su nombre es Kenshin, o debería decir 'era' Kenshin.

Hace dos semanas desperté sudando, temblando de temor y cólera, aun confusa miré a mi alrededor, y sin poder evitarlo me puse a llorar. ¿Porque tenía que sucederme esto?, ¿Por que ahora? Es que acaso estoy realmente loca, debería ir tal vez a un psiquiatra o algo.

"Ai shi… tteiru. Sayo… nara Kenshin" las palabras se repiten en mi cabeza una y otra vez. No puedo evitarlo. No quiero dormir más. Esas fueron las últimas palabras que pronuncié en mis sueños, desde entonces, ya hace un par de semanas no he vuelto a soñar con esa extraña vida.

Hasta antes de que 'él' apareciera en mis sueños esto no me importaban gran cosa, la mayor parte de las veces ni siquiera recordaba algun detalle importante sobre ellos. Fue cuando él apareció que los sueños se volvieron más vividos y claros. Puedo recordar claramente como se veía su dulce rostro por la mañana, o que aroma era el que él tenía, como sonaba su voz cuando me saludaba, como se movía su cabello al viento. Lo que le gustaba y lo que no, recuerdo las conversaciones que teníamos, las veces en que me quedaba mirandolo cuando lavaba la ropa, o cuando jugaba con las niñas. No recuerdo en cambio como se llamaban las pequeñas. Sé que vivía en un dojo, y sé que enseñaba el kendo, pero despierta no podría hacer una kata ni para salvar mi vida. Sé que era mala en la cocina y que había bastante gente a mi alrededor para recordármelo, eran mi familia. Tal vez esa fuera una de las principales razones por la que a los 17 le pedí a mi madre que me enseñara a cocina, al principio pensó que yo estaba enferma, pero al final accedió.

No consigo fijar una imagen clara aparte de la de mi pelirrojo. Sus voces se enredan en mi cabeza y sus rostros se pierden en el vacio, sólo recuerdo claramente el 'suyo'. Fue lo último que veía antes de morir.

Soñé que moría. Y cada vez que lo recuerdo mi corazón grita de dolor. Desde entonces no he vuelto a soñar con el pasado. Estaba enamorada, completamente enamorada de él. Pero no pude decírselo hasta el último momento, hasta que me dí cuenta que no tendría una nueva oportunidad.

Que daría yo, por volver a soñar con él como lo hacia antes.


Gracias a dios mi hermano llegó de vacaciones por esos días. Notó rápidamente mi estado de humor a pesar de que hacía todo lo que podía para evitar que la gente a mi alrededor lo notase.

Mi hermano tiene 21 años, es alto, cabello negro y lindos ojos azules más claros que los míos. Me lleva por 4 años, yo tengo 17. Una noche me encontraba practicando algo de karate en el gimnasio cerca de mi casa. Era muy tarde y ya no había nadie. Estaba golpeando la posta una y otra vez, tratando de que la furia saliera de mi corazón, repitiendo en mi cabeza una y otra vez que todo era un sueño, que ese sueño se me olvidaría como el resto de mis sueños. Antes de darme cuenta él estaba parado frente a mí.


"Que te ocurre Kaoru-chan? Has estado bastante distraida ultimamente. Te molesta algo? O tienes problemas con alguien?" - me preguntó él.

"No, no es nada Aoshi. Es que no puedo practicar algo de defensa personal sin que me estén molestando?" - le dije mordazmente.

Nunca le había hablado así antes, siempre había querido y respetado mucho a Aoshi. Siempre está tranquilo, siempre pensando. Antes, cuando él vivía con nosotros y no en Tokio solía sentarme junto a él solo para que me contagiara algo de su tranquilidad.

Pero en ese momento no quería estar tranquila.

El me miró por largo tiempo, antes de hablar. "Entonces practica conmigo"- dijo, se quitó su largo abrigo y levantó los puños poniendose en una posición de defensa básica.

Yo me lo quedé mirando. No sabía que practicara artes marciales. Pero en ese momento no estaba con ganas de pensar, solo quería golpear algo y ver si de esa manera me sentía mejor.

Yo también me puse en guardia. Y empezé a golpearlo, primero lentamente, para probar cuanto sabía. El paraba todos mis movimientos con sorprendente facilidad. cada vez que intentaba golpearlo mis intentos se veían frustrados. Y la frustración me llevaba a la colera.

Golpee con más fuerza, mucho más rápidamente.

La ciudad no es tranquila, y siempre he creido que una chica debe saber cuidarse por si misma, nunca me agradó la idea de que alguien tuviera que protegerme. Fue por eso, y otras razones, que desde los 14 más o menos empezé a entrenarme en artes marciales. Se puede decir que soy bastante buena con eso, ya soy cinturón negro en karate y soy buena con el tai-kon-do también.

Aoshi no fue capaz de bloquear los golpes en esa ocación, y uno de mis patadas lo golpeó fuertemente a la altura de las costillas. Pero yo no me detuve. Solo seguí golpeando y pateando una y otra vez, hasta que él estuvo practicamente reciviendo todos los golpes.

Para cuando escuché su "Para Kaoru!!" las lágrimas corrian por mi rostro, me detuve y cerré los ojos. Me dejé caer al suelo y con mis manos me cubrí el rostro mientras lloraba como no lo había hecho en muchos años.

Aoshi se me acercó, se arrodilló a mi lado y me rodeó con sus brazos. Susurraba suaves palabras para calmarme, diciéndome que todo estaría bien. Oh, pero yo sabía que nada estaría bien, no volvería nunca más a ver a mi hermoso pelirrojo, nunca más oiría su risa, y ya no podía soportarlo más. No podía soportar el negarme a mi misma la verdad. Me había enamorado de un sueño.

Y se lo conté a Aoshi, le conté todo desde el principio hasta el final. Y lloré y lloré. Hasta que el dueño del local nos dijo que ya era media noche y que tenía que cerrar. Aoshi me ayudó a levantarme y ambos fuimos a una cafetería. Ya no lloraba más, pero no podía mirarlo a los ojos. Recuerdo como con un susurro le pregunté si creía que estaba loca.

El levantó mi barbilla para mirarme con esos dulces ojos azules. Y luego rió, no lo había escuchado hacerlo desde hacía tanto. Siempre manteniéndose frio y distante, siempre lejos. Pero entonces era como volver a tener a mi hermano mayor, al que podía ir correindo durante la noche si tenía pesadillas. Al que recurría si es que algun niño me insultaba. Mi hermano que solía ponerme apodos cuando era pequeña.

Y yo también reí, y sentí como si un peso cayera de mis hombros. Seguía sintiéndome destrozada, y no tenía la más mínima idea de como seguir adelante, pero por un instante pude olvidarme del temor al mañana y rei. Y rei y rei.

Para cuando llegamos a casa eran casi las tres de la mañana. Esa noche fue una de las más locas de mi vida.

Al día siguiente recibí una carta de la Universidad de Tokio. Me habían aceptado para estudiar allá, y me daban una beca por el próximo ciclo. Mi hermano dijo que tal vez un cambio de aire no me haría mal. Y eso también pensé yo.

Y bien... aquí estoy. En un avión con mi hermano durmiendo en el asiento continuo al mio. Llendo a Tokio el lugar donde debo empezar una nueva vida, en la cual solo contará el futuro. Irónico que sea el mismo lugar donde vivía en mis sueños. Pero mejor no pensar en eso. ESO quedó atrás, hoy es un nuevo día y el sol brilla en lo alto. Y pienso afrontar esta injusta vida con una sonrisa en los labios.




--- Fin del Prologo ---



Y bien!!!??? Porfa, diganme que les pareció. Por que si nadie lo está leyendo... pues, para que sigo escribiendo.

Ya tengo el primer capítulo terminado, solo me falta editarlo.

Capítulo 1: Kenshin