Marianne Tonks: ¿Me leen, gente? Creo que sí, aunque el que no sabe leer levante la mano. Es la primera vez que publico algo aquí. Pues, como dice el summary, el fic está basado en la canción Kokoro Kiseki de los gemelos Kagamine (Vocaloid). Es que ¡los gemelos no debieron terminar así! George desorejado y Fred muerto... Y mientras escuchaba la canción (por no-me-acuerdo vez consecutiva) decidí escribir este fic. Espero les guste :)

Disclaimer: ¿Me ven danzando por la calle, lanzando dinero y con ropas lujosas, o paseando en limosina y gritándole a quien sea que pase: "¡Tengo más dinero que tú, sufre!" ¿No? ¡Entonces Harry Potter, así como sus personajes, no me pertenecen! Le pertenen a Rowling -me inclino ante ella (?)-

Advertencias: Creo que podría considerarse Shonen Ai, así que si eres homofóbico no leas D:

Por fin, luego de mucho tiempo sin actualizar...LARGO tiempo, he aqui el capitulo final:


Dos años pasaron desde que George abandonó a Fred. La casa quedó destruida exceptuando por el laboratorio.

Y un pequeño milagro abandonado.

Fred caminaba por el jardín sin ningún motivo, solo para pasar el tiempo.

Había algo que no lograba entender.

¿Por qué su creador lo había tratado tan bien?

¿Por qué lo trató como si fuera un humano más?

¿Cuál fue… cuál fue el motivo de su existencia?

Realmente no lo comprendía.

Entró en la casa y fue a la biblioteca, sacando un polvoriento álbum de una repisa. Se sentó en el piso, lleno de cachivaches y cualquier otra cosa, y lo abrió.

Había fotos en la que aparecía su creador muy sonriente, al lado de su gemelo muerto. En la mayoría de las fotos estaban ellos dos juntos.

¿Por qué se parecía tanto a él? No lo entendía. Y tampoco sabía quien realmente era.

Aunque empezaba a entender la razón de su existencia.

-Debe de sentirse horrible estar solo…

Tomó una foto en la que George estaba riéndose junto a Fred.

Un corazón; un misterio; un misterio; un sentimiento.

Él no entendía lo que es estar feliz.

Tomó otra foto, dónde George lloraba encima del cuerpo de su gemelo muerto.

Un misterio; un corazón; un sentimiento; un misterio.

Él no entendía lo que es estar triste.

Y realmente quería entenderlo, ese es su deseo.

Dejó el álbum a un lado y se levantó, yendo hacia el laboratorio.

Se conectó los cables en la cabeza, para así poder enviar el programa a su cerebro artificial

Recordó lo que siempre le decía George:

Está listo, pero es muy pesado para ti; podría dañar tu sistema.

De algo vale arriesgarse.

Oprimió el botón "Iniciar"

Un milagro comenzó a ocurrir a gran velocidad.

Cientos de recuerdos comenzaron a pasar por su mente. La mayoría eran los de George y él. Cuando estaban castigados –una de las tantas veces- en Hogwarts.

-¡Esto no es justo! A Lee sólo le dieron tres semanas de castigo y a nosotros seis…

-George, no te quejes…

-¿¡Cómo podría no quejarme!

-Mira, tomamos el mapa del merodeador y nos escapamos de aquí.

-Me parece bien, pero tendremos que dejar nuestra huella.

-¿Y quien dijo que no lo haríamos?-Sonrió con maldad.

…cuando hicieron la mayor jugarreta…

-¡Qué asco! ¡Me da asco cargar la ropa interior de McGonagall, George!

-¡Solo móntate en mi escoba, subimos a los postes de gol y la guindamos!

-Vale…-Rió-Seguro nos joderán por un buen tiempo. Es tu mejor idea, George.

-Gracias, gracias, ahora ayúdame a guindarla.

Cuando escaparon de Hogwarts… Eso había sido lo mejor.

Una voz se oyó entre los recuerdos.

Claro, nunca pensé en ese tiempo que se iría de mi lado.

Era la voz de George.

Y, por supuesto, no podía faltar el último recuerdo. Momentos antes de separarse en la Batalla de Hogwarts.

Se miraron.

-No mueras.-Dijeron al unísono. Fred rió.

-No lo haré si tú no lo haces.

-¿Lo prometes?

-Claro que lo prometo. Te veré cuando termine la batalla, desorejado.

Sin embargo, cuando Fred se dio la vuelta sintió los brazos de George alrededor de su pecho.

-¿Geo…? ¿Ocurre algo?

-No sé, sentí de repente que debía hacerlo.

-…Idiota.

Otra vez la voz de George…

Me alegro que hayas usado el programa Corazón, Fred. Lamento haberte abandonado, pero me llegaba la hora. La vida es eterna para ti ahora que eres un robot, por favor, comparte ese corazón con el mundo. No llores.

Eso era imposible.

Fred no había notado que había caído de rodillas, llorando a más no poder.

-Mierda, Fred… Un Weasley no llora, ¡deja de llorar, maldita sea! –Y cayó en llanto.

George… ese maldito, mirar que dejarlo en soledad…

Aún recordaba su vida como robot… no entendía nada de lo que George le decía… y lo trató tan indiferentemente hasta el final.

Y George había dedicado su vida para hacerle ese corazón…

Ese corazón le dolía tanto ahora.

Se agarró el pecho con fuerza-: Tonto George… me has dejado en este infierno con unos eternos 21, y para colmo, solo…

Se levantó y salió al jardín. Sonrió.

Su gemelo le había regalado ese cerezo, meses después de que volviese a abrir los ojos, en su "primera" navidad.

Fue corriendo hacia él. Un pétalo le cayó en medio de la nariz; estornudó. Era otoño, todos los pétalos estaban en el suelo y solo unas cuantas flores estaban en las ramas.

Se lanzó a un montón de pétalos, como si fuera un niño pequeño. Había extrañado tanto volver a vivir.

Un corazón; un milagro; un sentimiento.

Ahora sentía de nuevo lo que es estar feliz.

Rió y se lanzó en otra montaña, pero esta vez algo le incomodó.

-¿Hm? ¿Hay algo debajo?

Empezó a sacudir y a descubrir lo que había debajo. Se llevó las manos a la boca, sorprendido. Lo que le había incomodado fue la mano de un cadáver… No solo eso: El cadáver de George.

Un sentimiento; un corazón; un milagro

Ahora sentía de nuevo lo que es estar triste.

-George…-Su gemelo nunca se había alejado de él hasta el momento en el que murió. Intentó aguantarse las lágrimas- ¡GEORGE!

Mientras, de vuelta al pasado, un viejo George se recostó al pie del árbol. Suspiró con una mano en el pecho: Merlín, como dolía.

Se puso a pensar.

Al final, ¿qué fue ese mensaje que recibió Fred años atrás?

Recibiendo mensaje… El mensaje es… del futuro…

¿Del futuro? Sería imposible.

-¡GEORGE!

¿Qué demonios?

Miró hacia el lugar dónde la voz salió. Era… ¿era un portal?

Y pensaba que el mensaje del futuro era imposible.

-¡George, maldito! ¡Vuelve!

…¿Fred?

¡Era Fred! ¡Fred estaba mirándolo a través del portal!

-¡George!-Intentó colar una mano por el portal, pero algo, como electricidad, se lo impidió.

-Es Fred…

Y de un modo realmente increíble, un joven George de 21 años se separó de su cuerpo de anciano y fue corriendo hacia el portal.

-¡FRED!-Gritó, atravesando el portal y abrazando a su gemelo

Fred estaba noqueado.

-Mierda… qué me cayó encima…

-Tu gemelo por el que llorabas minuto antes, imbécil.

-¿Yo? ¿Llorar por ti? Ni que fuera marica.

George sonrió y lo abrazó con gran fuerza. Sus ojos volvían a tener el brillo de siempre.

-Te extrañé, idiota.

-El idiota eres tú… Mirar que dejarme solo con una eternidad por el frente… No, lo estúpido fue que no usaste el programa conmigo antes. ¡Tonto desorejado! Eh, espera, allí tienes tu oreja.

-Ah, es cierto.-Notó que tenía su oreja derecha en su lugar.-No soy idiota, no quería que ocurriera un cortocircuito.

Y siguieron hablando. Largos años pasaron, y al fin pudieron volver a encontrarse.

Los dos estaban recostados en el árbol.

-¿Y los demás?

-¿A qué te refieres con los demás, Fred?

-Nuestra familia, pendejo.

-No me digas pendejo, inútil. No sé de ellos, sabes que me abandonaron años atrás. De la única que supe fue Hermione, que me ayudó cuando te ocurrió el cortocircuito.

-Son unos idiotas. ¿Es nuestra familia? ¡Te abandonaron solo por intentar revivirme!

-Ya, Fred. Mamá y papá deben de estar muertos.

-Y con esa voz tan indiferente con la que lo dices.-Pensó unos minutos.-Ne, ne, ¡vamos con Perce! ¡O con Ron, Charlie, Bill! ¿No crees que les encantaría verme?

-Ellos deben de pensar que morí como un ermitaño. Además, ¿no crees que sería muy raro que yo tuviera 21 años?

-Hm…-Hizo un puchero- ¡Extraño a mi Georgie inmaduro! ¿¡Por qué creciste!

-Es que hice un pacto con Merlín y al final nunca me hizo caso.-Fred rió. Recordaba que cuando eran pequeños le pedían a Merlín que no creciesen, que querían ser niños por siempre. Claro, eso no lo cumplió, ¿cierto?

-Entonces, George… -se levantó-¡Vamos a disfrutar como hermanos!-Y comenzó a subir el árbol.

-¡Fred, espera!

Comenzaron a subir los dos, como si ambos tuvieran apenas unos trece años, con sus "¡A qué no me alcanzas!" o "¡Espérame!"

Su ángel había vuelto. Su querido y precioso ángel Fred.

-Mierda… ¡Parezco una mujer con estas flores encima!

-De por sí pareces mujer, Fred.

-Tú eres mi gemelo, no hables mucho.

-Gracioso, Fred, muy gracioso.

George se paró en la rama y miró al horizonte.

-Desde aquí puedo ver el inicio del nuevo Londres.

-Ahora que lo noto-Fred se levantó también-¿por qué destruyeron esto?

-¿Vas a empezar de nuevo con tus preguntas?-Rió, mientras Fred hacía un puchero.-Ya, ya… Es que la zona quedó inhabitada, me dijeron que iban a derribar mi casa, usé algo de magia para que no lo hicieran y al final quedé solo en este campo.

-¿Yo donde estaba?

-Desactivado.

-Ah, ¿me dices flojo?

-Siendo un robot o no, lo eres.-Y se echó a reír ante la furiosa mirada de su hermano. Pero debido a eso, resbaló.

-¡George!-Fred le agarró la muñeca.

-Wa… Que alto estoy… ¡Súbeme, Fred!

-¿Tu crees que no lo intento? ¡Soy un robot, pero tú eres un hipopótamo!

-¡No empecemos con lo de años atrás y súbeme!

Fred rió y sin mucho esfuerzo lo subió.

-Podías hacerlo sin esfuerzo y sin embargo…

-Me gusta hacerte sufrir.

Bajaron del árbol a petición de George. De allí empezaron a jugar como siempre lo hacían de pequeños: Tirarse lodo, pelearse entre ellos, incluso Fred le hizo a George una corona con los pétalos del cerezo (George le dijo "afeminado" por eso)

El primer milagro fue

Qué volvió a abrir sus ojos; su nacimiento.

El segundo milagro fue

El tiempo que pasaron los dos juntos.

El tercer milagro fue

Su corazón sincero del futuro.

No necesitaba un cuarto milagro.

No lo necesitaba.

Al final, cuando el sol comenzaba a desaparecer, estaban los dos cansados, con las manos agarradas, y sucios recostados en el tronco del cerezo.

George se había quedado dormido con la corona en la cabeza. Fred sonrió al verlo dormir.

George también sonrió y comenzó a desaparecer, convirtiéndose en pétalos de cerezo que giraban alrededor de Fred con suavidad.

En el pasado, un anciano George sonrió antes de morir, con la corona puesta en su cabeza.

Y en el presente, Fred intentó tocar uno de los pétalos con su mano.

Pero solo logró sonreír suavemente, cerrar sus ojos y desplomarse.

El robot del milagro se había apagado para siempre.

Pero en su rostro conservaba una hermosa sonrisa. De algún modo parecía… un ángel.

Gracias… George.


La verdad...no se que decir. Primero, disculpen mis errores en esto que dejo aqui (la tilde, lastimosamente se daño en mi teclado y estoy obligada a escribir sin acento). Segundo...quisiera pedir disculpas, por haber dejado esto abandonado cuando muy bien pude actualizarlo...pero lamentablemente soy una persona que no deja las cosas completas. Encontre el fic en un rincon de mi pc y, al leer el final en version borrador, solo me dije "Publicalo" y aqui esta.

Este es el final...siempre me dije esto: "Fred no vive sin George, y George no vive sin Fred. Si uno muere, el otro no puede vivir. O estan los dos, o mueren los dos"; lo use mucho. Tal vez me vean pronto por aqui con alguna otro fic, quien sabe. Solo puedo decir esto: Si fuiste muy paciente en esperar a terminar el fic, ¡muchas gracias! Si no lo fuiste, y aun rabioso conmigo leiste el final, ¡tambien gracias! ¡Muchas gracias por haber seguido hasta el final!