EL PASADO NOS CONDENA

Por Ayumi

TODOS LOS PERSONAJES DE RANMA ½ PERTENECEN A Rumiko Takahashi, ESTO LO HAGO SIN AFÁN DE LUCRO

SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO

- - DIÁLOGOS

" " PENSAMIENTOS

*** CAMBIO DE ESCENA

°-° RECUERDOS O SUEÑOS

Habían pasado un par de días desde el nacimiento del bebé y Akane aún no despertaba. No importaba que todos los doctores le aseguraran a Leo que no tenía nada de qué preocuparse porque ella podía despertar en cualquier momento, él no lograría sentirse mejor hasta verla despertar.

Según Nathan, lo que había pasado era sencillamente que el parto fue demasiado duro para Akane, dejándola débil pero sin mayores complicaciones que pusieran en riesgo su vida.

Aquella noticia debería calmarlo, pero las palabras de apoyo de Nathan no lograban tener ese efecto en él. La culpa de su estado emocional la tenía la advertencia de Kaida, que no hacía otra cosa más que atormentarlo y hacerlo creer lo peor, quitándole cualquier atisbo de tranquilidad. Cuando ella estaba embarazada, se la había vivido con la incertidumbre de que algo le pudiera pasar, pero cuando se adelantó el parto, todos sus temores se había hecho realidad.

Y todo por su culpa. Por su maldita culpa.

Él era el maldito culpable de todo, ¿por qué no había podido mantener su bocota cerrada? Si algo le pasaba a Akane o a la niña, no se lo perdonaría jamás. Demonios, aunque todo se solucionara no estaba seguro de poder perdonarse alguna vez de las palabras que habían provocado todos aquellos momentos de dolor y angustia para ambos. Sólo de recordar la mirada horrorizada que Akane le dirigió cuando le dijo que estaba sangrando…

Convencido de que su autocompasión no le daría nada de provecho, prefirió concentrarse en la bebé. Afortunadamente estaba completamente sana y ni siquiera el adelanto de su nacimiento supuso un gran problema para ella, seguían manteniéndola bajo observación, pero los pronósticos eran completamente alentadores. Según las enfermeras, la bebé hacía gala de los pulmones más potentes de todo el cunero.

"Evidentemente salió a la madre"

Conocía a la bebé a través de los cristales y su parecer, era la más hermosa que existía sobre la tierra. Aunque tenía la sensación de que no era imparcial.

Desde el momento en que la vio nacer, supo que le había entregado su corazón al completo y que no existía manera de tenerlo de regreso. Por esa misma razón estaba tan preocupado por la salud de su amiga ¿Qué pasaría con ella si Akane muriera?

Él cuidaría de la niña, eso era seguro; pero por mucho esfuerzo que le pusiera a criarla, no podría reemplazar la figura materna. Sin embargo podía enfrentarse a otro escenario mucho más complicado que criar solo a una bebé, sin ninguna experiencia al respecto. Si la familia de Akane se enteraba de la situación, probablemente querrían quedarse a la niña y llevársela lejos de él, a Japón. Una parte de él no podría culparlos por querer hacerlo, entendía perfectamente que eran familia directa de la pequeña y tenían el derecho a convivir con ella, incluso de criarla, pero era la idea de que Ranma pudiera tener a su hija cerca lo que en verdad le afectaba. Sería el colmo que obtuviera el privilegio de convivir con ella a pesar de su traición.

Pero, siendo sinceros, ¿qué clase de padre sería él? En aquellos momentos estaba luchando contra una enfermedad que tal vez lo matara, y aunque no fuera así no se veía a si mismo como alguien capaz de educar SOLO a un bebé. ¡Maldición! Era tremendamente egoísta e independiente, esas no eran cualidades para educar un bebé.

Al darse cuenta de a donde le estaban llevando sus pensamientos, tuvo ganas de patearse a si mismo. Su preocupación por la salud de Akane era muy justificable, pero no lo era el que ya la estuviera dando por muerta. Su única justificación posible es que estaba muy preocupado, pero era ese mismo temor lo que estaba lanzando su imaginación a la estratosfera. Nathan le había asegurado que todo saldría bien y que en un par de días todo aquel susto estaría olvidado.

Quería creerlo. Ansiaba creerlo pero…el miedo y la duda no lo dejaban.

Al final, vencido por esos sentimientos, cayó de rodillas a los pies de la cama de Akane.

-Dios. Sé que hace mucho que me alejé de ti, sobre todo cuando te llevaste a Kaily de mi lado, pero ahora solo quiero pedirte que salves a Akane y a su hija. Kaily me advirtió que si no cuidaba de Akane, moriría. Por favor no te la lleves, ella es…lo único hermoso que me queda. El único culpable de todo esto soy yo, por haberle recordado de la peor manera el porque estaban separados. Yo sabía que ella no debía alterarse y aun así la lastime y lo único que provoqué es que se le adelantara el parto. Por favor, si hay alguien debe morir, ese soy yo. Ella es maravillosa y es todo lo que tengo. Sálvala.

Y lloró. Lloró como no lo hacía desde que la mujer que amaba murió en sus brazos, lloraba por su 'hermana' y por aquella bebé para la que había jurado ser un padre.

De pronto sintió un pequeño roce en su cabeza, sin entender exactamente aquella sensación, pero con una débil esperanza que empezaba a brotar dentro de él, levantó la vista y pudo comprobar felizmente que Akane había despertado y le miraba tiernamente al tiempo que le sonreía.

-Te prometí que no me daría por vencida-pronunció con voz baja y débil

Leo no pudo aguantar más la emoción, se levantó rápidamente para abrazarla y llorar en su hombro, mientras ella tampoco podía contener su llanto. Akane tomó a Leo por su rostro, lo enderezó levemente y luego de sonreírle le dijo

-Creí que me habías dicho que no volverías a llorar por nadie, pues nadie aparte de Kaily se merecía tus lágrimas

El solo sonrió levemente y le acarició la mejilla con su mano

-Tú mereces mis lágrimas más que nadie, incluso más que la propia Kaily

Akane tomó con sumo cuidado a su hija de las manos de la enfermera, estaba tan pequeña que tuvo miedo de lastimarla. Tenía el irracional sentimiento de que se caería de sus brazos o que se rompería en millones de pedazos, cual si se tratara de la más fina pieza de porcelana. La enfermera comprendió sin problemas sus temores, gracias a los años de experiencia al cuidado de aterradas madres primerizas, así que la calmó y le explicó paso a paso como debía sujetar el cuerpecito de la bebé; cuando ésta vio el buen trabajo que estaba haciendo ella, salió de la habitación dejándolos a solas en la habitación.

-Mírala…es tan bella

No había forma de negar esa afirmación. Acarició suavemente los escasos pero suaves cabellos negros que cubrían su cabecita. Jamás había tocado algo tan suave como los cabellos y la piel de un bebé. Pero lo más asombroso era la forma en que sentía que su corazón se inundaba de una infinita ternura y de un amor tan puro como nunca había conocido. ¿Cómo se podía amar tanto a una personita de una manera tan inmediata? Cuando la pequeña abrió sus ojitos de aquel azul tan típico de los recién nacidos y lo miró directamente, Leo sintió que se derretía.

Los ojos de la pequeña provocaron una reacción contradictoria en la novel mamá. Por una parte se sentía conmovida por aquel rasgo de su hija, pero de alguna manera sabía que sus ojos cambiarían de color con el paso de las semanas, pero sería hasta tomar el mismo color de ojos de su padre. Todo en su pequeña denotaba un enorme parecido con Ranma, desde el color del cabello hasta la forma de la nariz.

-Akane… ¿te das cuenta del parecido con Ranma?-por mucho que ella estuviera pensando lo mismo, eso no evitaba que el comentario la incomodara. Por primera vez desde que conociera a su hija, su sonrisa se atenuó un poco y su mirada se ensombreció ante la mención del padre de la bebé.

-Lo sé Leo

Al notar el cambio de actitud en Akane, Leo se golpeó mentalmente por su estupidez y falta de tacto al sacar a flote un tema tan complicado y doloroso en un momento que debería ser únicamente de dicha para ambos.

-No quise lastimarte amiga, es solo que…cada vez que veas a tu hija…verás en ella a Ranma-volvió a golpearse, sus comentarios no estaban siendo para nada atinados ni lograban arreglar la situación que propició, por el contrario parecía empeorar la situación cada vez más. Si la joven no le respondiera nada, lo hubiera entendido perfectamente; sin embargo la respuesta llegó de una manera tan tranquila que lo sorprendió.

-Estoy consiente de eso, no te preocupes. Pero por favor vamos a dejar de pensar en cosas tristes, hoy es uno de los días más felices de mí vida y no quiero arruinarlo pensando en esas cosas.

-Tienes razón, perdóname por sacar ese tema

-Descuida-contestó demasiado embelesada con la niña, como para siquiera mirarlo

Un silencio de expectación se impuso en la habitación ya que Akane empezó a delinear con sumo cuidado el rostro de su hija mientras depositaba cortos besos en sus deditos. Leo por su parte contemplaba embelesado la escena mientras mordía nerviosamente su labio inferior pues se moría de ganas de cargarla, pero tenía miedo de no saber hacerlo.

-¿Has pensado como se llamará?

-Si-exclamó de manera sonriente mientras elevaba su mirada-Tenía varias opciones pensadas, pero no quería tomar ninguna decisión hasta no tenerla entre mis brazos y estar segura que el nombre le quedara perfecto.

-Entonces ya está decidido-Akane asintió vigorosamente, emocionada por compartir aquel importante detalle con él-¿Cómo se llamará?

-Se llamará Kaida

-Kaida

Pronunció Leo con absoluto embeleso, paladeando el nombre con cuidado para memorizar exactamente el sonido en sus labios. Le gustaba como sonaba el nombre, pero necesitaba saber el significado para terminar de encajarlo en su mente y relacionarlo con la pequeña.

-¿Por qué Kaida? ¿Qué significa?

-Significa 'pequeño dragón'. Aunque Desde el embarazo me gustó aquel nombre y lo que significaba, estaba más inclinada a llamarla Mika, que significa 'luna nueva', por aquello de un nuevo ciclo en mi vida, pero en cuanto la he visto…supe que no puede existir otro nombre para esta pequeña. Me parece muy propio para ella, tan lleno de fuerza y poder. Una niña que se ha aferrado de esta manera a la vida, debe tener un nombre que se relacione con esa misma fuerza. Así que ¿qué piensas?-preguntó con ansiedad, el nombre estaba decidido y no habría poder humano que la convenciera de cambiarlo, pero quería que a su amigo también le gustara

Para mayor nerviosismo de la joven, Leo no respondió inmediatamente. En lugar de ello miró detenidamente a la bebé, desde su frentecita fruncida en un ceño que parecía reflejar determinación hasta sus puñitos fuertemente cerrados. Todo en esa niña clamaba una gran fuerza y en ese momento supo con total certeza que era el nombre perfecto para ella.

-Creo que es perfecto. Absolutamente perfecto

-Todavía puede mejorar

Intrigado por aquellas palabras la miró directamente, esperando una explicación. Por su parte Akane pareció un poco cohibida, había pensado en ello durante gran parte del embarazo, pero aún la apenaba el pedirle eso a Leo, le parecía algo demasiado íntimo e importante que la cohibía. Como estaba segura de su primera idea para sacar el tema, cambió un poco el enfoque.

-Kaida necesitará un padre

Su amigo se limitó a asentir seriamente y con expresión solemne

-Para mi no será ningún problema el tratarla como a una hija y la querré como tal

-No es necesario que me digas eso, nunca he dudado al respecto. Pero…a lo que yo me refería era a algo más…legal

-¿Legal?

-Mala palabra. Lo que quiero decir es que…quisiera que Kaida llevara tu apellido-Leo abrió enormemente los ojos por la sorpresa, y Akane supo que tenía que continuar y explicarse-Me gustaría que fueras, legalmente, el padre de mi hija. ¿Qué piensas al respecto?

Leo se sonrojó un poco, lo cual no dejaba de ser sorprendente, y se rascó nerviosamente detrás de su oreja.

-Me halagas, Akane, pero…no tenías que pedírmelo

-¿No?-preguntó la joven, extrañada por ese comentario

-Lo cierto es que mientras estabas inconsciente…pusieron mi nombre como padre en la partida de nacimiento de Kaida. La bebé ya es legalmente mi hija. A decir verdad me preocupaba como lo tomarías.

Después de unos segundos de silencio, ambos echaron a reír, divertidos por las preocupaciones del otro cuando ya todo estaba solucionado.

-Oye Akane

-¿Si?

-¿Podría…cargar a la niña?

Ante aquella sencilla pregunta, Akane se limitó a sonreír y extendió a Leo el bultito que era su hija.

-Claro, es tu hija ¿recuerdas?

-¿Cómo olvidarlo?

Akane le entendió la pequeña Kaida a Leo, quien la recibió con nerviosismo en sus brazos mientras la contemplaba embelesado y sonrió ampliamente, como no recordaba haber sonreído antes.

-¿Sabes quién soy Kaida-chan? Soy tu papá, ¿me recuerdas? Yo te contaba cuentos cuando estabas en la panza de tu mami-Akane sonrió enternecida mientras las lágrimas rodaban con total libertad a causa del bello cuadro que tenía el frente.

Leo se sentó junto a ella en el borde de la cama, pero cuando la manita de Kaida se aferro al dedo de Leo, él no pudo reprimir un nudo en la garganta y rió, para no llorar. Ya era bastante con que la madre llorara.

La vida era maravillosa, se decía Leo a si mismo.

Los meses desde el nacimiento de su hija, porque así la consideraba, habían sido de los mejores de su vida.

Nunca se hubiera imagina a si mismo como un padre tan experto y entregado…u obsesivo como solía llamarlo Akane. ¿Pero cómo podía no serlo? La pequeña Kaida era la luz de sus ojos. Le concedía razón a su amiga al decir que era una padre obsesivo porque se consideraba a si mismo un experto de los pañales, revisó cada escuela donde hubiera estimulación temprana, todas las noches ponía música clásica para dormir a la niña, entre otras cosas.

Otra de las muestras de su 'obsesión' tenía lugar en ese mismo momento. Akane y él estaban en aquellos momentos en la sala de espera de una prestigiada escuela de natación, donde la niña de sus ojos recibía sus clases. Al principio la joven madre se negó en redondo a exponerla a algo que ella consideraba muy peligroso para alguien tan pequeño, pero finalmente logró convencerla de lo conveniente que sería para Kaida empezar a nadar desde pequeña.

Al final todos sus temores resultaron infundados, no sólo porque los maestros a cargo de la niña la cuidaban maravillosamente y jamás la exponían al peligro, sino porque Kaida se movía maravillosamente en el agua y había aprendido a nadar con una facilidad que envidiaba.

Ambos la contemplaban en aquellos momentos en brazos de su instructor, embelesados y asombrados al mismo tiempo. Cualquier progreso o cambio provocaba aquella misma reacción en ellos. Finalmente fue Leo quien rompió un poco el ambiente de tranquilidad cuando dijo:

-¿Sabes de qué tengo ganas, Akane?

-¿Mmmm?-

-Me gustaría que nos fuéramos de vacaciones. Kaida está en la época perfecta para que conozca la playa

-¿La playa?

-Si. Esta recibiendo clases de natación-la expresión aterrorizada de su amiga le arrancó un suspiro y se apresuró a puntualizar-me refiero a que podrá disfrutar de la sensación del mar, no que la aventemos a nadar por si sola.

-Perdón, a veces soy un poco sobre protectora y salté con facilidad-se disculpó con una sonrisa, que él le correspondió

-Que bueno que lo reconozcas-la sonrisa de disculpa fue reemplazada por una mirada molesta, pero fue ignorada por completo-Además tengo razones mucho más egoístas para sugerirlo: necesitamos unas vacaciones. Llevamos unos meses enfocados por completo en Kaida. La amo, pero a veces tiene tanta energía que me agota, sobre todo cuando se niega a adquirir una rutina de sueño.

-Tienes razón, unas vacaciones serían fantásticas, pero ¿cuándo lo organizamos?

-Cuanto antes mejor, ahora no tenemos ningún asunto que nos detenga.

-Si…tienes razón. Además en la playa podrías encontrar algo más que descanso

-¿Algo más? ¿A qué te refieres?

-Pues a que podrías conocer a alguna chica que te agrade y…

-Ni lo pienses-aseguró con determinación, cortando de tajo la frase de Akane-No me terminan de gustar tus intentos de emparejarme con alguien

-Son de buena fe-aseguró a la defensiva

-Eso no lo discuto. Pero si tú me prohibiste que trate de presentarte a hombres agradables, entonces tampoco me regreses a mi el golpe.

-No es lo mismo

-¿Por qué no? Ninguno de los dos tiene interés en entablar una relación con alguien ¿o me equivoco?

-No

-Así que no hay razón para perder el tiempo presentándonos a alguien al que sólo le haremos perder el tiempo.

-Supongo que tienes razón

-La tengo. Me temo Akane que soy hombre de una sola mujer y cuando Kaily murió…digamos que una gran parte de mi murió con ella.

En ese momento, como si el destino quisiera ayudarlo a zanjar definitivamente la conversación, el teléfono celular de Leo comenzó a sonar y se apresuró a contestar, dejándola sumida en sus propios pensamientos.

"Soy hombre de una sola mujer"

Por mucho que ella quisiera que su amigo volviera a enamorarse y ser feliz, mucho temía que Leo tenía razón y fuera hombre de una sola mujer. Tal y como ella era mujer de un solo hombre.

Sus pensamientos autocompasivos fueron frenados abruptamente al ver la seriedad que cubrió las facciones de su amigo al concluir la llamada y cerrar el celular

-Me temo Akane que las vacaciones han sido aplazadas indefinidamente

Las vacaciones le importaban un pimiento en aquel momento, lo que en verdad le importaba era saber qué podía haber cambiado tan abruptamente el estado de ánimo de su amigo.

-¿Qué pasa? ¿Quién era?

-Mi especialista. Dice que ya tiene fecha para mi operación.

El corazón de Akane se estrujó. Leo había seguido el tratamiento al pie de la letra, y según el especialista habían podido detener el avance de la enfermedad, de tal manera que lo operarían para retirar el tumor. Eso la alegraba, pero también la ponía nerviosa la idea de una operación.

Al final intentó convencerse a si misma de la operación era simplemente para bien y todo mejoraría. Casi lo logró.

Antes de abrir la puerta de su departamento, Akane ya sabía lo encontraría, el ruido de risas y pasos apresurados se lo indicó, pero cuando abrió la puerta el panorama superaba lo imaginado.

Todos los muebles de la sala habían sido movidos y cubiertos por lona, en una de las paredes se alcanzaba a vislumbrar que había sido usada como mural, los botes de pintura y la lona del suelo corroboraban esa idea. Entonces escuchó el ruido de pasos acercarse a ella.

Miró a su hija caminando torpemente pero con mucha prisa siendo perseguida por Leo, que caminaba a gatas. Kaida había dado sus primeros pasos apenas un par de semanas antes, y Leo se la pasaba jugando con ella, para hacerla caminar más.

Cuando su hija la vio en la puerta le sonrió y caminó hacia ella, pero no pudo continuar el recorrido por lo que cayó a gatas al suelo. Akane pensó que la niña empezaría a llorar, pero Kaida simplemente gateó hasta ella sin darle mayor importancia a su caída, haciendo que se sintiera sumamente orgullosa por la actitud de su bebé.

-¿Cómo estás pequeña?-preguntó al tiempo que le hacía cosquillas a la pequeña

-¿Uh? Oh, regresaste temprano, Akane-comentó su amigo al tiempo que entraba a gatas a la habitación, para después levantarse

-Si, pedí salir temprano ya que aún tenemos muchas cosas que arreglar. Pero veo ustedes han estado muy ocupados

-Oh, ya sabes, un poco de todo. Además Kaida tiene talento para esto, a su manera me ayudó

Akane dejó su portafolio en el suelo y caminó hacia la pared donde habían estado pintando, pero, a menos de que fuera arte abstracto, ella solo veía una mezcla de diferentes colores

-Pero… ¿Qué es esto?

-Nada en especial, solo usamos todos los colores inimaginables; no quería que resultara algo en especial, solo nos divertíamos

Una gotita de sudor recorrió la cabeza de Akane al pensar que Leo había arruinado una pared solo para entretener a la niña. Pero realmente no le sorprendía, su amigo era el padre mas consentidor que pudiera haber, incluso había terminado asimilando que sería ella quien impusiera la disciplina, ya que Leo le compraba a la niña todo lo que ella quería y siempre la andaba consintiendo.

-Espero que al menos ya hayas preparado la maleta de Kaida

-Ey, descuida. He puesto todo lo una niña pequeña debe llevar a Disneyland: pañales, juguetes, biberones-Leo siguió enumerando todas las cosas que había puesto en la maleta, pero no había mencionado lo mas importante

-¿Y su ropa?

-¿UH? Bueno, le puse un par de playeras, una chamarra y unos pantalones, lo que falte y necesite lo podemos comprar allá

-Leo, te he dicho que dejes de comprarle cosas. Al paso que vas, cuando la niña llegue a los tres años tendremos que salirnos nosotros o sus cosas

-Oh, vamos Akane, no seas aguafiestas.

Sabiendo que era un caso perdido, Akane sacudió la cabeza, resignada y caminó a la cocina para tomar uno de los emparedados que había visto.

-Relájate, Akane. Se supone que este viaje que vamos a hacer es para distraernos de la operación a la que me someteré dentro de poco

-No entiendo como puedes estar tan tranquilo

-Porque los análisis han salido bien. Según lo que me dijo el doctor, esperan que todo esté controlado y solo me tengan que retirar….lo que me tenga que retirar

-Lo bueno es que Nathan aceptó entrar contigo

Eso lograba calmarla un poco. Nathan y ellos se habían vuelto grandes amigos y Leo le había terminado pidiendo, como un favor, que entrara con él a la operación para 'tener un rostro familiar'.

Observó a Leo acomodar los botes de pintura le pareció ver algo en el brazo de su amigo, que se había destapado al levantar una brocha al nivel de sus ojos y observarla.

-¿Qué es eso que tienes ahí?

-¿Eh?-al darse cuenta lo que señalaba, Leo pareció ponerse un poco nervioso, lo cual la preocupó aún más.

-¿Qué hiciste, Leo?

-Nada importante, no te pongas así-resignado porque no lo dejaría en paz hasta saber lo que ocultaba, se levantó la manga de la playera y Akane por poco se va de espaldas al ver…

-¿Un tatuaje?

-Ay Akane, reaccionaste como si fueras mi mamá y yo un adolescente

-Es un tatuaje, Leo ¿el doctor te lo permitió?

-No empieces, me lo hice hace como dos semanas y aún faltan otras dos para mi operación, no creo que influya mucho. Además, me gustó el significado

-¿Significado?-solo entonces Akane se fijó en la figura que estaba marcada el bíceps de su amigo. Era el símbolo de la triada.

-Si, este símbolo nos representa a nosotros tres y pensé que…pensé que esta era una forma en que ustedes estuvieran conmigo en la operación

-Leo…

-Además, siempre quise uno, pero jamás me animé a ponérmelo-comentó mientras se encogía de hombros, quitándole toda importancia

Sabiendo que era un caso totalmente perdido, Akane hizo una mueca de resignación.

-Bien, bien. Después de todo, ni que yo fuera tu mamá

-Así se habla, Akane. Pero…tengo algo para ti

-¿Uh?-en ese momento Leo sacó un pequeño estuche de uno de los cajones del esquinero, al abrirlo encontró una cadena con el mismo símbolo del tatuaje de Leo

-Como no creo que quieras tatuarte, te compré esto. Es un símbolo de lo felices que somos, consérvala siempre ¿eh?

Akane no pudo más que sonreír mientras se colocaba la cadena ¿Cómo podía ocurrírsele a Leo que se desharía de aquel regalo?

-¡Ahora recuerdo!-dijo Leo mientras chasqueaba los dedos

-¿Qué pasa ahora?

-Nada importante, es solo que…-Akane ya no pudo escucharlo pues Leo entró en su cuarto y la voz no llegaba de manera clara, un par de minutos después Leo regresaba a su lado con una cámara a su lado

-¿Y eso?

-Es una cámara fotográfica, Akane-una venita pulsó en la vena de la joven

-Eso ya lo se, tonto

-Es que tengo ganas de una foto

-¿Otra? Pero si desde que Kaida nació la cámara parece una extensión de tu cuerpo

-No seas exagerada. Además, ¿qué tiene de malo una foto mas?

Leo tenía razón ¿qué importaba una foto más cuando las paredes del estudio eran un mural a su hija?

-De acuerdo

-Pero antes-la tomó de la mano y la arrastró hasta la pared que había estado pintando y luego de poner a Kaida en el suelo, jaló la mano que sujetaba y la sumergió en el bote de pintura roja

-¡Ey!

-Tranquila, solo quiero que pongas la huella de tu mano ¿ves?-en una de las esquinas de la pared se encontraban las marcas de las manos de Leo y su hija, una de rosa y la otra verde-Solo faltabas tu

Akane soltó su mano y la dirigió hacia la pared y presionó uniformemente para que la huella saliera clara.

-Listo-dijo retirando la mano y observando el resultado

-¡Perfecto! Es hora de la foto, siéntate en el suelo-Akane obedeció, haciendo caso omiso a que con ello arruinaría su traje, realmente disfrutaba con lo que Leo estaba haciendo, llamó a la niña para que se acercara, pero ella seguía gateando, por lo que tuvo que cargarla un poco hasta ponerla enfrente de ella-Ya está-aseguró Leo mientras se sentaba en el suelo junto a ella-ahora ¡Sonrían!

Así lo hizo, pero justo en ese momento sintió que su hija ponía su manita en su mejilla. Una mano manchada de pintura. En ese momento se disparó el flash.

Leo odiaba la sala de espera de los aeropuertos; el ruido, los empujones y la aglomeración lo hartaban. Pero Akane, Kaida y él, estaban ahí para partir rumbo a Disneyland. Estaba seguro que Akane y él disfrutarían por la niña, que aunque muy alegre y despierta, todavía era muy pequeña como para disfrutarlo.

Se levantó pesadamente de su asiento y tras avisarle a Akane que iría a pasear, entró a la tienda del aeropuerto, dispuesto a hojear algunas revistas y distraerse. En eso estaba, cuando el título de una revista llamó su atención

'Ser bebé'

Con manos temblorosas por la ansiedad la sacó del estante y al ver la foto de la portada, estuvo a punto de caerse de la impresión.

En la portada, portando un gracioso gorrito rojo, con el rostro ladeado y sonrisa traviesa estaba Kaida.

Contra la opinión de Akane, inscribió a la pequeña en el concurso 'El bebé del año', que terminó ganando para sorpresa de la madre y deleite suyo. La notificación estaba colgada en la pared principal de la sala, cual si fuera la posesión material más importante de la casa, también cita para dentro de una semana para la ceremonia de entrega del cheque; pero hasta ese momento, con la revista en sus manos, no lo había sentido tan real. Era como si inconscientemente pensara que al final cambiarían de opinión y sería la foto de otro bebé la que adornada la portada.

Sintió como poco a poco el orgullo lo recorría por entero. Se sentía tan orgulloso de que 'su' pequeña apareciera en la revista, siendo catalogada como una pequeña hermosa. Él ya lo sabía, pero ahora todo el que viera aquella publicación no tendría otra alternativa más que aceptarlo. Siguiendo un impulso totalmente incontrolable, tomó la revista y empezó a enseñársela a cada persona que estaba a su alrededor.

Supuso que se veía como un loco insistiéndole a cada persona que viera la portada y las fotografías interiores, previa explicación de que era el padre de aquella hermosa criaturita, pero a él francamente no le importaba. El guardia de seguridad lo miró con sospecha e incluso un par de clientes optaron por alejarse de aquella sección, pero a él lo único que le interesaba era buscar otra vic…otra persona interesada en ver a la bebé más hermosa del mundo.

Alcanzó a vislumbrar a unos metros de él a un tipo de rasgos japoneses vestido con un traje que a todas luces proclamaba un elevado precio, un reloj que a pesar de la distancia permitía hacía ostentación de los diamantes que tenía incrustado. Era un tipo arrogante. Lo supo no sólo por la ropa, sino por sus movimientos al caminar y por la forma en que tomaba en sus manos diversas revistas y libros relativos al embarazo y… todos se los cargaba a su sirviente ¿vestido de ninja? Leo asumió que en este mundo había gente aún más rara que él.

Pero decidido a presumir las fotos de Kaida a toda costa se acercó al extraño sujeto. En cuanto lo tuvo a sólo unos pasos, tuvo la entraña de que lo conocía de algo, no lograba establecer en su mente la relación, pero estaba seguro de haberlo visto alguna vez. ¿En alguno de sus viajes? ¿Sería uno de los múltiples sujetos que conocía en alguna de sus también múltiples exposiciones?

"O puede ser una simple coincidencia" pensó tratando de convencerse a mi mismo de dejar de lado el asunto. ¿Qué tan importante podía ser? Verdaderamente importante era presumirle a su hija.

-Oiga, ¿verdad que está preciosa este bebé?-exclamó con fuerza para atraer su atención, pues en aquellos momentos observaba con detenimiento un libro referente al parto.

-¿Uh?-el hombre en cuestión bajó el rostro a la revista y solo le dirigió una sonrisa-Es bonita

-¡Es mas que bonita! Es la bebé mas hermosa de todas-respondió Leo esponjando el pecho-Es mi hija y ganó el concurso del bebé más bello.

Ante tan apasionado discurso, el extranjero volvió a ver la revista y sonrió enormemente.

-Tiene razón, es muy hermosa. Pero cuando nazca mi hijo será el más guapo de todo el mundo, no en balde es hijo mío. En fin-dijo al tiempo que tomaba la revista de manos de Leo y se la entregaba a su sirviente, quien a esas alturas parecía más una montaña con pies.

Estaba a punto de protestar porque le quitara la revista de una manera tan descortés, cuando escuchó por el altavoz que llamaban a los pasajeros de su vuelo para que empezaran a abordar. Salió inmediatamente del establecimiento, sin despedirse siquiera del individuo, a final de cuentas era un maleducado, así que no alcanzó a escuchar cuando el sujeto se dirigió a su sirviente.

-Vamos Sasuke, es hora de pagar.

Akane se paseaba nerviosamente por los pasillos del hospital por enésima vez. La operación de Leo debió terminar unos minutos antes, si es que el tiempo aproximado que le informaron no se había alargado, por ello la espera para que salieran y le dieran noticias se le hacía eterna.

¿Era mucho pedir que le dijeran algo? ¿Acaso los doctores no tenían consideración por los pacientes?

¿De qué servía meter al quirófano a un amigo de la familia, si éste no era tal para salir e informarla?

Suponía que no debería preocuparse tanto, después de todo los doctores eran muy optimistas sobre el caso de Leo. Según ellos la enfermedad estaba controlada y solo querían retirarle la parte infectada, que según ellos era poca. Pero nada de eso significaba un gran consuelo para ella, que NECESITABA una confirmación de todo estaba bien.

Cuando pensó que estaba a punto de volverse loca de ansiedad, pudo ver que Nathan se acercaba a ella. Aún portaba su ropa de quirófano lo cual la inquietó ligeramente, pero lo que podía ver de movimiento corporal, no le llevaba malas noticias.

-¿Qué tal fue la operación?

La mirada de Nathan era impenetrable y sus facciones estaban tensas, por lo que Akane se vio temiéndose lo peor, pero cuando él se relajó, ella pudo hacerlo también.

-Está bien, logramos extraer todo el mal.

El alivio que Akane sintió fue tal, que estuvo a punto de ponerse a saltar por puro júbilo. Sólo el conocimiento de que estaban en un hospital la detuvo de hacer un escándalo por el cual pudieran reprenderla.

-En estos momentos está en recuperación, pero está bien. En cuanto despierte y lo pasemos a su habitación te llamaremos

-Gracias por todo, Nathan-dijo con voz enronquecida por la emoción.

-No tienes nada que agradecer-Akane estaba tan feliz, que no pudo notar el tono desganado de Nathan

Estar convaleciente de alguna enfermedad o procedimiento médico, tenía la ventaja de que todo mundo te consentía y se podía disfrutar de unos días de tranquilidad sin hacer absolutamente nada, pero para Leo aquello ya había perdido la gracia y se sentía a punto de morir de aburrimiento. Un par de días antes lo dieron de alta del hospital tras su operación y desde entonces Akane se convirtió en su mas dura guardiana, impidiéndole levantarse o hacer el mínimo esfuerzo, incluso cargar a Kaida.

Afortunadamente su 'carcelera' tuvo que ir a la tienda a comprar algunas cosas que necesitaban y aunque lamentaba que se hubiera llevado a la bebé y por lo tanto no podía jugar con ella, al menos le daba la oportunidad de levantarse de la cama para estirar los músculos.

Iba por la cuarta vuelta a la sala cuando sonó el teléfono, se apresuró a contestar pero cuando escuchó la voz del otro lado de la línea estuvo a punto colgar.

-¡Espera!-gritó Nabiki en su oído, segundos antes que colgara la llamada-Por favor escúchame Leo, necesito que me escuches. Es importante

Aunque la idea de colgarle el teléfono resonaba con fuerza en su mente, sus buenos modales se lo impedían. Se sentía un poco inseguro por aquella llamada y si aquello pudiera significar que el dolor regresara a la vida de su joven amiga, pero por otra parte quizá se tratara de una emergencia familiar de la cual Akane debía ser informada. Decidió que le preguntaría a la chica lo que deseaba y en cuanto tuviera una respuesta le colgaría

-¿Qué quieres, Nabiki? O mas importante ¿Cómo conseguiste el número?

-Me costó un gran trabajo, pero la pista me la diste tú mismo

-¿Cómo?-esa respuesta sí que lo había sorprendido ¿él? ¿De qué pista hablaba?

-La revista donde sale la hija de Akane. No fue nada difícil reconocerla y después, digamos que los directores de la revista fueron muy amables.

Una palabrota escapó de los labios de Leo, que se sintió sobrepasado por la información. Jamás se imaginó que aquellas fotografías para una revista que se editaba en Estados Unidos pudieran llegar a manos de Nabiki. ¡Si había cientos de kilómetros de distancia! Como aún se sentía rebasado por aquella información y no estaba seguro de si no era simplemente una mentira de la joven Tendo, decidió que lo mejor era fingir demencia al respecto.

-No se de que estás hablando

-Oh vamos, Leo. No soy una estúpida. No importa que la niña lleve tú nombre, es idéntica a Ranma. Solo necesité una mirada para darme cuenta del enorme parecido que les une. Es la hija de Ranma y Akane ¿cierto?

Leo suspiró resignado. Nabiki tenía razón, ella no era ninguna estúpida. Sólo hacía falta una mirada a la niña para saber quien era su padre. Y para alguien tan astuta como ella, darse cuenta del parecido era pan comido.

-¿Cómo conseguiste la revista?-preguntó con resignación, de nada servía seguir fingiendo y al menos quería una respuesta

-Solo digamos que en alguno de tus arranques paternales le entregaste la revista a mi marido.

Trató de hacer memoria, y lo logró. De pronto recordó al tipo de fachada arrogante que iba con un sirviente. En el momento se le había hecho familiar, pero ahora entendía la razón: era Tatewaki Kuno.

"Joder. De haber sabido que mi estúpido orgullo paternal iba a provocar este problema, nunca hubiera convencido a Akane para que aceptara inscribir a Kaida en el dichoso concurso"

-Ahora que ya dejamos atrás ese tema, creo que debemos hablar de lo más importante. Supongo que estuvo bien que mi hermana se alejara se alejara de los problemas para vivir tranquilamente el embarazo, pero el tiempo ha pasado y es momento de que vuelva

-¿Qué?

-Lo que quiero decir es que es momento de Akane regrese y se enfrente a Kana.

-¿De qué diablos estás hablando?

-Escúchame bien, Leo. Kana nos tendió una trampa

-¿Una trampa? ¿De qué estás hablando? Escucha Nabiki, eso suena bien así que entiendo si has elegido creerle a ese idiota de Ranma si te lo aseguró, pero la realidad es que él…-Nabiki cortó lo interrumpió bruscamente diciendo

-No, déjame hablar. Kana les mintió. Una mentira muy elaborada, pero mentira al fin y al cabo.

-¿Cómo sabes eso?-logró preguntar tras unos segundos de silencio que usó para meditar las palabras tan seguras de Nabiki. ¿Acaso habría alguna posibilidad de que lo que la castaña le decía fuera cierto?-Explícate.

-Kana dejó muchos cabos sueltos durante el enfrentamiento con ustedes, por desgracia tiene poco que pude darle sentido a todo. Además no había podido contactarlos

Entonces procedió a explicarle con detalles todo lo que había logrado investigar en aquel lapso de tiempo y a cada punto, Leo no podía hacer otra cosa más que darle razón. Cada argumento presentado por la mediana de los Tendo era completamente cierto y provocaban que el sintiera unas ganas terribles de darse un patada por no haberlo razonado antes.

Si Nabiki estaba en lo cierto, de lo cual estaba casi seguro, eso significaba que Ranma nunca había engañado a Akane y que ellos habían caído en una trampa.

-Hay algo más.-Leo bufó, no se sentía capaz de asimilar otra verdad-El hijo de Ranma no se parece a él.

Nabiki dejó la frase en el aire, segura que Leo ya estaba analizando las implicaciones de aquella frase. Era algo que le había gustado de Leo y por la cual agradecía haberlo contactado primero que a su hermana, era casi tan astuto como ella.

-¿Entiendes lo que estás insinuando, Nabiki?-preguntó lentamente

-Vamos Leo, ¿no me digas que no crees a Kana capaz de mentir respecto a la paternidad de su hijo, solo para sacarle provecho?

-¡Tenemos que probarlo! Nabiki, deberás ingeniártelas para llevar al niño y hacerle análisis de ADN

-¿No es ilegal hacerlo sin el permiso de los padres?-a pesar de la pregunta, Nabiki no sonaba nada preocupada por el punto, en realidad sonaba como si simplemente estuviera exponiendo un punto a considerar

-Lo es. No se podrán ocupar en un juicio de divorcio, pero al menos nos servirá para comprobar si nuestras sospechas son ciertas y para desenmascararla llegado el momento.

-Tienes razón, en cuanto logra sacar al niño lo llevaré a un laboratorio donde me deben un par de favores.-Nabiki parecía a punto de colgar el teléfono, pero la voz de Leo la detuvo

-Y Nabiki, ten cuidado. No podemos cometer errores en este punto

-Descuida. No he esperado tanto tiempo, como para echarlo a perder.

Leo sonrió ante el cuadro que tenía frente a él. Akane cargaba a Kaida mientras se movía al compás de la canción que tarareaba. Realmente no la podía identificar pero era pegajosa, mientras que la niña, claramente cansada, sacudía su cabeza imitando a su mamá. Cuando Akane terminó de cantar elevó a su hija en alto y la sacudió ante las risas de la pequeña

-Akane, Kaida debe dormir. Dámela y la pondré en su cuna.

-Oh, es cierto-bajó a su hija y le sonrió antes de entregársela a Leo-es solo que estoy demasiado contenta como para terminar la fiesta. No todos los días cumple su primer año tu hija.

-Lo sé, y yo también estoy emocionado, pero ella ya tiene sueño-como para confirmar sus palabras, la niña se acurrucó en los brazos de Leo y bostezó ante las risas de sus padres.

En cuanto Leo se retiró a la habitación de la niña, Akane se dejó caer en el suelo. Ella también estaba cansada. Preparar una fiesta para 100 niños, y sus correspondientes padres, no era cosa fácil. Podrían haber hecho una fiesta pequeña, pero ambos quisieron celebrar el primer cumpleaños de Kaida por todo lo alto.

Escuchó los pasos de Leo acercándose a ella, pero en lugar de unírsele en suelo y platicar sobre la fiesta permaneció sumido en el silencio a unos pasos de ella. Giró el rostro para indicarle que se sentara a su lado, pero al ver la expresión de su rostro guardó silencio. Su amigo lucía decaído y desanimado, como si estuviera a punto de par un paso que deseaba evitar a toda costa pero que no le quedaba otra opción mas que dar.

-¿Por qué tienes esa cara? ¿Pasa algo malo?

-No, no estoy seguro. Solo quiero que hablemos

-Claro-respondió al tiempo que se encogía de hombros

-Creo que es tiempo que vuelvas a Nerima

Deja vu. Ya habían tenido esa conversación casi dos años antes y el final de aquella conversación no había sido nada bueno. Akane se maldijo para sus adentros, Kaida había sido lo mejor que le había pasado y no era justo meter a su hija en la categoría de 'no había sido nada bueno'

-Leo, no tengo ninguna razón para volver a Nerima-el temblor de su voz le restó la fuerza que deseaba imprimirle a su declaración, pero confiaba en que sus ojos transmitieran su determinación.

-Yo creo que si. Debes ir con Ranma y aclarar todo

-¡¿Aclarar?! No hay nada que aclarar-dijo rotundamente poniéndose y encarándolo con los brazos en jarras-No se lo que pasa contigo-dijo sin voltearse-sabes tan bien como yo que él me traicionó

-¿Estás segura de ello?

-¡Claro que si! Tú también estabas seguro.

-Si bueno…ahora ya no lo estoy tanto

Akane quedó boquiabierta y le tomó unos segundos asimilarlo, pero cuando lo logró se acercó a él para exigirle una explicación.

-¿Qué quieres decir?

-Hablé con Nabiki

"¿Mi hermana nos encontró? Entonces ¿por qué Leo no me lo había dicho?"

-¿Cuándo? ¿Cuándo hablaste con mi hermana?

-Hace un par de semanas-respondió simplemente, restándole importancia al asunto

-¿Por qué no me lo habías dicho?

-No lo creí conveniente. El punto no es la llamada de Nabiki-dijo notando que Akane iba a hablar-el punto es lo que hablamos. Estoy convencido que todo fue una trampa de Kana

-Es ridículo-dijo, pero no sonó convincente ni a sus propios oídos.

-¿Por qué habría de ser ridículo? Sabes tan bien como yo que tú prima es capaz de hacerlo.

-Ella dijo cosas que…

-Falsas-una simple palabra, sin exaltarse ni nada, pero aquella palabra y sus implicaciones eran suficientes para mantenerla en silencio.-Dijo que…

-Leo…-la voz de Akane salió ronca, era obvio que hablar de aquellos momentos no era fácil para ella "Pero es necesario" se dijo con determinación

-Pues mintió. Tan solo piénsalo, Akane. Ella dijo que Ranma le contó todo, con lujo de detalles; pero creo que sieso fuera cierto a Ranma se le olvidaron muchas cosas. Por ejemplo, Kana dijo que tú habías gozado con él lo que no gozaste con otro hombre, pero si Ranma verdaderamente le hubiera contado cosas íntimas, entonces Kana hubiera sabido que tú eras virgen. Ese comentario no hay forma de encajarlo con esa información.

Akane abrió los ojos enormemente sorprendida. Eso era cierto.

-¿Quieres mas? Bien. También insinuó que Ranma había estado contigo solo para que tú pagaras la hipoteca y no perdieran el dojo, pero él sabía que fui YO quien lo pagó. Los papeles están a mi nombre, no al tuyo. Y eso sólo Ranma lo sabe. Kana pensaba que habías sido TÚ quien la pagó

-Pero ella… ¿cómo supo que tú y yo no estamos casados?

-Eso es fácil, Akane. Tal vez nos escuchó alguna vez, ¡o que se yo! No era algo imposible de averiguar. Si ella es lista, cosa que es, no debió serle difícil averiguar cosas nuestras, a pesar del cuidado con el que nos manejamos.

Todo era mentira.

Akane se derrumbó en el suelo, sus piernas no eran capaces de sostenerla por más tiempo. Todo lo que ella había pensado durante todo ese tiempo era falso. El dolor que la había consumido, la rabia, todo había sido producto de una trampa.

-Yo…no puedo creerlo-murmuró mas para ella misma que para Leo

-Hay algo más

-¿Más? No creo poder aguantar otra verdad de ese tamaño-dijo con voz temblorosa

-Pues tendrás que intentarlo-respondió simplemente-El hijo de Ranma…no es de él

-¿Qué?

Sin explicarse caminó hasta una mesilla cercana, de donde tomó un fólder que de inmediato le entregó. Akane dudó de abrirlo, tenía miedo de lo que ese sobre diría y lo que ello cambiaría en su, hasta entonces, vida tranquila. ¿Mas? En realidad desde que Leo empezó a hablar, los cimientos en los que estaban basados su actual vida se habían tambaleado.

Con manos temblorosas lo abrió y de el extrajo un fax. Eran unos resultados clínicos. Las letras bailaban ante ella, pero pudo captar lo suficiente del texto.

Negativo.

Eran unos análisis de paternidad, y el resultado era negativo.

Ranma Saotome no era el padre de Io Saotome.

-¿Cómo…?

-¿Cómo los conseguimos?-Akane solo asintió, segura que su voz no emergería de su garganta-Digamos que Nabiki hizo un gran trabajo. Ella me contó sus sospechas, que el niño no se parecía a Ranma y yo la convencí de conseguir unas pruebas de ADN. Esas mismas que tienes en tus manos. Sé que estas pruebas no tendrán ningún valor legal a la hora de un juicio porque las hicimos sin el consentimiento de los padres, incluso sé que Nabiki y yo podríamos meternos en un lío por eso, pero…-se encogió de hombros, mostrando su indiferencia por esa cuestión-pero al menos confirmó nuestras sospechas.

Akane permaneció estática, sin mover un solo músculo. Para moverse requería de una orden su mente y en aquellos momentos su mente estaba más ocupada intentando procesar la información.

El propio Leo entendía perfectamente el estado de absoluto asombro y confusión en que estaba sumida su amiga, pero era importante que dejara el asombro de lado y empezaran a actuar. Ya había perdido demasiado tiempo como para no actuar de inmediato.

-Akane-dijo mientras ponía sus manos en los hombros de su amiga-Todo era una mentira

-¿Por qué? ¿Por qué nunca nos dimos cuenta?-preguntó mientras movía nerviosamente sus manos

-Porque todo ocurrió muy rápido. Además pasó lo de Kaily, y todo lo que le siguió a ello. Ni tú ni yo teníamos cabeza para pensar en eso, para ello se necesitaba pensar con la cabeza fría y eso era algo que no teníamos en aquellos momentos. Y durante el último año hemos sido muy felices como para querer pensar en cosas tristes como esas. Pero la realidad estuvo frente a nosotros todo el tiempo.

-¿Y ahora?

-Ahora debes volver a Nerima y enfrentarte a ella. Es tiempo de desenmascararla

-Leo…

-Esto ya no puede seguir así, ella está ocupando el lugar que te corresponde, y no debes permitir que eso siga siendo así. Tú lugar es como la esposa de Ranma, la madre de sus hijos y la heredera del dojo. No ella.

-Eso no me importa

-Tal vez a ti no, pero ¿qué pasara en unos años cuando Kaida se de cuenta que no se parece a mi? No pienso mentirle jamás así que en algún momento tendremos que contarle las circunstancias en que fue concebida ¿Qué dirá Kaida de que le negaste el derecho de ver a su verdadero padre? ¿De que le negaste el acceso a su herencia?

La joven desvió la mirada avergonzada, porque sabía que Leo tenía mucha razón y estaba poniendo sus temores por encima de los derechos de su hija.

-Entonces, tú sugieres que vayamos a Nerima y luego…

-No. Tú irás

-¿Qué?

-Esta vez yo no te acompañaré. Y eso no está a discusión Akane

-¿Lo ves? Ese es un motivo más para no ir

-Tú nunca has sido una cobarde, me sorprende que lo seas ahora. Aunque me encantaría acompañarte para decirle unas cuantas cosas a esa tipa, sólo tú tienes ese derecho. Además debes permitir que Ranma conozca a su hija

-¡Kaida es tu hija!

Leo guardó silencio unos segundos, seguro que lo que diría a continuación le rompería el corazón.

-No, Akane. La quiero como si fuera mía, pero no lo es. Es de Ranma. Piensa también en él Akane, ha sufrido todos estos años la separación y ahora lo estás separando de su hija. Una hija que él merece conocer. Hazlo por Kaida, dale el lugar y el apellido que a tú hija le corresponde.

-Pero tú no quieres acompañarme

-No. Esto es algo que debes hacer tú sola

-¿Por qué me estás abandonando en estos momentos?-preguntó alzando el rostro hacia el con los ojos inundados de lágrimas y una expresión de abandono, que Leo no pudo evitar sentirse como un desgraciado.

-No te estoy abandonando, Akane. Yo siempre estaré contigo y con la niña, pero creo que esta es una batalla que solo a ti te corresponde pelear.-con pesar se alejó unos pasos de ella-Kana ya nos ganó por haber caído en su trampa, y eso es terrible. Pero es aún peor que ella gane solo porque ya no quieres enfrentarla.

Sabía que aquello picaría un poco el orgullo de Akane y esperaba que aquello representara un último empujón en la dirección correcta. Pensó en decir algo mas, pero al ver la actitud abatida de Akane supo que lo mejor era dejarla tranquila y que fuera ella misma quien tomara la decisión sin presiones extra.

Entró a la habitación de la niña y la encontró inquieta en su cuna, sin poder dormir. La tomó en brazos y se sentó en la mecedora que estaba al lado de la cuna, se la acomodó bien y le sonrió, algo que la niña le correspondió.

El movimiento de la mecedora pareció adormecer a la niña, pero ella se negaba a cerrar los ojos, como si algo presintiera lo observaba fijamente. Pero la niña debía dormir, así que Leo tomó su manita y empezó a canturrear aquella canción que siempre conseguía hacerla dormir

Que linda la manita que tiene mi bebé

Que linda, que bella, que bonita es.

Que linda la manita que tiene mi bebé

Que linda, que bella, que bonita es.

Kaida parecía punto de dormirse, pero antes de hacerlo abrió enormemente sus ojos, le sonrió y dijo

-Pa…papá

Su primera palabra. Era su primera palabra.

Abrazó con fuerza a su hija y empezó a llorar. Era la despedida. Su hija le había dado el mejor regalo antes de su partida.

-Oh hija. Yo también te quiero mucho. Sin ti y tú madre no habría tenido fuerzas para seguir adelante.-apretó con fuerza a la niña contra su corazón, intentando retener lo mas posible el calor de su cuerpecito.

Justo es ese momento fue consiente de la presencia de Akane desde la puerta de la habitación, no dijo nada pero de alguna manera supo sin asomo de duda que la decisión estaba tomada. Besó el rostro de Kaida mientras esperaba la respuesta de su amiga.

-Iré-fue la única palabra que Akane pronunció, pero no hacía falta nada más. Leo se limitó a asentir y continuó abrazando a la pequeña.

El viaje no le daba muy buena espina a Akane. Estaba muy nerviosa por lo que le esperaba en Nerima, una paternidad por revelar y una arpía por desenmascarar. Casi nada.

Para colmo de males, como si no tuviera suficientes motivos de preocupación y nerviosismo, Kaida no cooperaba para ayudarla a relajarse.

Habían optado por reservar un vuelo a primera hora de la mañana para que la niña estuviera dormida cuando se fueran, pero no había funcionado. Era como si la niña presintiera que algo pasaba porque se aferraba con sus infantiles fuerzas, que eran bastantes, a la ropa de Leo, y lloraba cada vez que él hacía además de entregársela.

Por el altavoz anunciaron la partida de su vuelo y Akane supo que era el momento. Tomó el pañalero de Kaida, pero tomar en brazos a su hija significó un mayor esfuerzo. Cuando finalmente lograron soltarla de Leo, la niña empezó a llorar a pleno pulmón

-Papá…papá-gritaba con todas sus fuerzas mientras estiraba sus manitas hacia Leo

A Akane se le rompió el corazón. Su hija estaba sufriendo y ella estaba a punto de cancelar el viaje para no hacerla pasar por ello.

-Espera Akane, déjame intentar calmarla-dijo Leo al tiempo que acariciaba el rostro de la niña, los sollozos se calmaron por unos momentos-Kaida se una buena niña con tu mamá ¿entiendes?-la pequeña hizo un puchero mientras lo observaba fijamente, increíblemente parecía comprender lo que él le había dicho-Yo siempre estaré contigo-con ternura golpeó la punta de su naricita para después alzar el rostro hacia Akane y decir-Y también contigo.-Leo pareció un momento inseguro, pero después la abrazó fuertemente, pero con cuidado de no lastimar a la niña pues estaba en medio. Fue un largo abrazo, y cuando escucharon la llamada para su vuelo, se vieron obligados a separarse. Leo las soltó con desgana, tomó el rostro de Akane en sus manos, y la besó suavemente en los labios.-Cuídate

-Si. Pero no te comportes como si nunca nos fuéramos a volver a ver. En cuanto todo se aclare te hablaré por teléfono y luego…

-Luego nos reuniremos

-Si-dijo sencillamente, por alguna razón sentía que aquello no era verdad.

Leo iba agregar algo mas, pero la última llamada para el vuelo ya la habían dado, indicando que era tiempo de subir al avión, así que se conformó con acariciar una última vez las llorosas mejillas de la pequeña y le sonrió

-Cuídate, y cuídala a ella-Akane asintió y empezó a caminar hacia la puerta de abordaje. Un paso antes de entrar volteo el rostro y vio a su amigo agitando su mano en señal de despedida

En ese momento el corazón se le encogió. Tenía el extraño presentimiento que esa era la última vez que lo vería.

-Adiós Leo…y gracias

En la casa Tendo toda la familia estaba reunida en torno a Nabiki para contemplar al nuevo miembro de la familia Kuno. Aunque el pequeño tenía un par de días de nacido, hasta ese día se juntaron para celebrar el acontecimiento. Kuno exigió que el festejo se realizara en su mansión, como le correspondía a su primogénito, pero Nabiki se encargó de convencerlo, de alguna forma desconocida, de que lo mejor era festejarlo en la casa de su familia.

Realmente a Nabiki también le entusiasmaba la idea de su esposo sobre una fiesta con 500 invitados, la gran mayoría de los cuales serían empresarios importantes, pero consideraba que esa fiesta sería más conveniente cuando ella estuviera mas recuperada para poder desenvolverse apropiadamente y conseguir buenos contactos.

Todo mundo brindaba y platicaba emocionadamente, mientras el enormemente orgulloso padre comentaba por enésima vez como las enfermeras le aseguraban que su vástago era uno de los niños más hermosos y tranquilos que había tenido el honor de atender en todo el tiempo que llevaban de servicio. Todo mundo sabía que aquello no era más que una de las acostumbradas exageraciones de Kuno, pero como gracias a él tenían una gran dotación de comida y bebidas para la ocasión, Soun y Genma no iban a discutirla nada.

El ambiente de fiesta se detuvo bruscamente al escuchar un llanto proveniente de las habitaciones.

El pequeño Io estaba despierto, luego de dormir su siesta de un tirón y en aquellos momentos exigía atención. Todos miraron a Ranma, esperando que se pusiera de pie para ir a atender a su hijo, pero él permaneció sentado y Kana se vio obligada a pararse e ir a ver lo que ocurría con su hijo.

Ranma sintió la mirada de su madre sobre él, lo que le hizo moverse claramente incómodo en su lugar. Sabía que a su madre le molestaba y le preocupaba, en la misma medida, la desatención que mostraba hacia el niño, pero no podía evitarlo. Nunca había logrado sentir un lazo hacia Io, ni siquiera había sentido la necesidad de verlo nacer. Probablemente el niño sentía su incomodidad porque cada vez que se le acercaba, se ponía muy inquieto e incluso lloraba con mayor intensidad.

En ese momento topó con la mirada de Soun, que solo agitó la cabeza resignado. Era obvio que él también se decepcionaba de su actitud de padre distante.

Bien. Pues él también se sentía terrible por su sentir hacia el niño.

Siempre se había jurado a si mismo que cuando fuera padre no se comportaría como el suyo. Y había resultado un padre peor.

Pero no podía evitar sentir aversión al niño, no podía evitar verlo como una carga en lugar de cómo una bendición. Probablemente sus sentimientos derivaban de que siempre se imaginó que Akane sería la madre de sus hijo, no Kana.

Akane.

Cuanto la echaba de menos. Las noches se le hacían muy solitarias desde que la perdiera por segunda vez.

Deseaba verla. Abrazarla. Besarla y decirle que jamás la volvería a dejar apartarse de su lado.

Los primeros días tras su partida, habían sido una pesadilla. No podía culparla por querer irse tras la noticia del embarazo de Kana, pero nunca había logrado entender su actitud en la despedida, lo había mirado de una forma que…

Un escalofrío le recorrió la columna al recordar cosas tan tristes. Le había suplicado múltiples veces a Nabiki que le dijera algo de Akane, lo que fuera, pero ella lo había mirado por encima del hombro y lo había insultado solo con la mirada. Y él no entendía nada.

Kasumi también se había comportado diferente con él, nada drástico, pero ya no le sonreía seguido y muchas veces le hablaba de manera seria, lo cual era algo alarmante proviniendo de Kasumi.

Kana entró en la habitación en aquellos momentos, y se percató que ya tenía rato que el llanto de su hijo había parado. Se maldijo a si mismo por no haberse percatado. ¿En qué clase de artista marcial se había convertido si no era capaz de captar algo tan simple?

De pronto una cálida sensación se instaló en su pecho. Era una sensación demasiado conocida como para no saber lo que significaba, incluso su corazón empezó a latir con una intensidad que podía ser preocupante. Ninguna persona aparte de él parecía captar algo extraño en el ambiente, lo cual le hizo dudar un poco de si no estaría alucinando y dejándose llevar por simples esperanzas.

Estaba a punto de levantarse para comprobar su estaba en lo correcto, cuando notó que Kana tenía la vista clavada en la puerta de la sala, con la espalda tensa y los puños apretados.

-¿Qué haces aquí?-preguntó acusadoramente y al momento todas las miradas se dirigieron a la puerta donde se encontraba una silenciosa visita.

Vestida con un pantalón de mezclilla, una blusa verde, unas maletas a los pies y un bultito en brazos, estaba Akane.

La recién llegada no pareció intimidarse por el cuestionamiento de Kana, por el contrario alzó el rostro de manera altiva y miró directamente a su prima, disponiéndose al enfrentamiento.

-He venido a recuperar lo que es mío.

En Boston, Leo estaba parado frente a los ventanales, contemplando la tranquilidad de la ciudad a aquellas horas de la noche. Echaba terriblemente de menos las risas de Kaida y los reproches de Akane por mimarla demasiado. Nunca se había sentido tan solo, pero sabía que todo eso era lo mejor.

Su lado egoísta le recriminaba por haberlas mandado tan lejos, por alejarlas de él en aquellos momentos en que más las necesitaba. Pero su lado humano y orgulloso se negaba a que sus chicas lo vieran pasar por eso.

Aún contra sus deseos, no pudo evitar que su mente viajara al día de la operación y la conversación que había mantenido con Nathan.

En cuanto Leo abrió los ojos se dio cuenta que aún estaba bajo los efectos de la anestesia, lo cual lo incomodaba mucho porque odiaba sentirse atontado y con el cerebro nublado por la medicina. Pudo percibir a lo lejos una mezcla entre los ruidos típicos de los hospitales y la respiración de alguien a unos pasos de él. Con un poco se trabajo de coordinación logró girarse para ver quien era, se sorprendió ligeramente al descubrir que aquella persona era Nathan en lugar de Akane, pero al menos eso les daría privacidad para tratar un asunto importante.

-¿Cómo salió la operación?-preguntó tratando de no demostrar lo ansioso que se sentía, pero fallando miserablemente

-Bien, logramos extraer todo

Las palabras eran reconfortantes, pero una mirada a los ojos de Nathan bastó para darse cuenta de la verdad, así que sonrió irónicamente

-De acuerdo. Eso le dijiste a Akane. ¿Cuál es la verdad?

Nathan guardó silencio. Fue precisamente eso lo que alertó a Leo de una mala noticia.

-Metástasis-fue la única palabra que Nathan pudo pronunciar, pero él necesitaba saber más.

-Oye amigo, me encantaría ser tan sabio como tú, pero no es así, así que explícame

-Pensábamos que el tumor estaba controlado, que habíamos impedido su desarrollo...pero nos equivocamos. Esta operación era solo para retirar el tumor, pero nos encontramos con que el cáncer se desarrolló y propagó.

-¿Qué tanto?

-Mucho. Hemos cortado parte de tu estómago y como medio metro de tu intestino, pero por desgracia no podemos hacer más. Estás completamente infectado

Leo guardó silencio y Nathan, evidentemente conmocionado por lo encontrado, no lo instó a hablar. Él mismo estaba conmocionado, pero ese no era el momento preocuparse, no cuando dentro de poco vería a Akane y tendría que actuar ante ella como si nada pasara. Tenía que saber todo, por muy duro que fuera necesitaba saberlo todo.

-¿Cuánto tiempo me queda?

-No…no lo sé. Si vas a quimioterapia probablemente podamos alargarte un poco, pero no puedo decirte un tiempo

-Comprendo-y en verdad comprendía, no quería decir que fuera fácil, pero era mejor saberlo todo desde un principio.

-Leo yo…lamento no haber servido de ayuda. El doctor también está sorprendido, los análisis indicaban que se había controlado la enfermedad.

-Descuida Nathan, estaré bien. Pero por favor, déjame solo. Necesito pensar.

Nathan se odió a si mismo por no poder ser un mejor amigo y permanecer al lado de Leo dándole su apoyo, pero la verdad es que para él también había sido una noticia sorprendente y estaba seguro que en aquellos momentos no era capaz de decir ni medio palabra de apoyo, así que simplemente asintió y abandonó la habitación, dejándolo sumido en sus pensamientos.

Si esa noticia hubiera llegado inmediatamente de la muerte de Kaida, probablemente él la hubiera acogido gustosamente, pero en aquellos momentos…

La idea de dejar solas a su hija y a Akane no le agradaba en lo mas mínimo. A decir verdad lo torturaba. Kaida solo era una niña que apenas iba a cumplir el año de nacida ¿Cómo podía dejarla?

Desde aquel momento dejar sola a Kaida se convirtió en su principal preocupación. Estaba totalmente convencido de todo niño merecía crecer en un ambiente familiar conformado por ambos padres; por eso en cuanto Nabiki exculpó a Ranma ante sus ojos supo exactamente lo que tenía que hacer.

Le dedicó una última mirada al cielo nocturno y se permitió un último pensamiento melancólico antes de alejarse de la ventana y caminar hasta su escritorio. Aún tenía demasiadas cosas que arreglar entes de permitirse un descanso.

Sacó de uno de los cajones del escritorio un par de hojas, tomó la pluma más cercana y se dispuso a escribir. Contrario a lo que podía pensar, la carta salió rápido y sin mayores problemas. En cuanto terminó se dispuso a leerla, esperando no haber dejado nada en el aire y haber explicado correctamente su sentir, algo en lo que nunca había sido particularmente bueno.

Akane:

Cuando leas esta carta yo ya estaré muerto. Probablemente te molestes conmigo por no querer que estuvieras a mi lado en estos momentos, pero creo que es lo mejor. Sólo así pude obligarte a ir y reconciliarte con Ranma, sino lo hacía de esta manera y estabas a mi lado en mi muerte, probablemente te hubieras negado a regresar a Nerima durante un tiempo, algo en lo que yo no hubiera estado de acuerdo.

Tu principal prioridad debe ser Kaida, no yo. Ella merece un padre y yo ya no iba a estar mucho tiempo a su lado como para poder ser el padre que ella necesita. Además, ya tiene un padre, no tienen porque conformarse con un sustituto, sin importar lo mucho que éste la ame.

Pero no sólo era Kaida quien ocupaba mis preocupaciones respecto a su futuro, tú también me importas mucho, por eso mismo estoy convencido de que mereces reencontrarte con tu gran amor y finalmente ser feliz con él. Por esa razón yo no podía ser tan egoísta como para pedirte que permanecieras a mi lado, cuando lo que tú mereces es arreglar definitivamente tu situación.

Quiero que sepas que fuiste mi mejor amiga, la mejor que un hombre como yo pudo merecer. Me diste mas cosas de las que soy capaz de agradecer: tu amistad, tú apoyo con lo de Kaily y mas, y lo mas importante, me diste a tú hija.

Kaida vivirá por siempre en mi corazón, y quisiera que, por favor, no dejes que ella me olvide, porque la verdadera muerte es cuando las personas han dejado de recodarnos.

Me gustaría que cuando ella sea capaz de entender muchas cosas le digas que ella fue una luz en mi vida cuando mas la necesitaba, que fue una hija para mi y que la amé como tal. También dile que siempre la estaré protegiendo, desde donde quiera que esté.

Dile a Ranma que más le vale que te quiera y te proteja como te mereces, o volveré a vengarme. Lo juro.

Cuídate Akane, y se feliz.

Con amor

Leo

P.D. No te enfades con Nathan por haberte mentido sobre mi diagnóstico, yo se lo pedí así.

Dobló la carta con cuidado y la colocó en un sobre al cual le puso el nombre de Akane. No bien había sellado el sobre cuando un gran dolor lo invadió y se vio obligado a doblarse ante las molestias que lo embargaban.

Por primera vez en mucho tiempo podía quejarse sin tener la preocupación de Akane se diera cuenta, cuando ella estaba cerca se había prohibido a si mismo quejarse o darle a ella una pista de los insoportables dolores que lo invadían, pero en aquellos momentos ya no importaba.

De pronto el dolor ceso y notó, con una gran sonrisa en los labios, como una resplandeciente luz inundaba la sala

-Te estaba esperando.

-¿A recuperar lo que es tuyo?-preguntó Kana con sorna, pero Akane no se mostró intimidada por la actitud de su prima-No se de que hablas

-Estoy segura que lo sabes. Vengo a recuperar mi lugar como la heredera de este dojo, como la hija de mi padre y como la mujer de Ranma. Aquello que tú me arrebataste, pero que no voy a permitir que sigan en tus manos. Hace nueve años me fui y te dejé el camino libre, pero eso se acabó.

-¿Y cómo vas a conseguirlo?

-Fácil, sólo tengo que desenmascararte

Toda la habitación estaba sumida en absoluto silencio, demasiado absortos como para apartar la mirada de aquel enfrentamiento y perderse aunque fuera unos segundos. Finalmente fue Nabiki, con sus acostumbrados nervios de acero, la primera en reaccionar de la sorpresa, así que colocó al pequeño en los brazos de su marido y caminó hasta ponerse al lado de su hermana.

-Bienvenida a casa, hermana.

Kana pareció retroceder un paso, era obvio que reconocía en Nabiki una gran adversaria y si apoyaba a Akane…

-No entiendo tú repentino interés en recuperar lo que, dices, es tuyo. Has vivido nueve años alejada de nosotros ¿Con qué derecho te presentas a exigir cosas ridículas?

-No son ridículas. Y también quiero recuperar el lugar de mi hija, como hija de Ranma

Esa si fue como una bomba que cayó en medio de todos. El corazón de Ranma se detuvo por unos instantes.

¿Una hija? ¿Akane y él tenían una hija?

Por primera vez reparó en el bultito que Akane llevaba en brazos, este se movió y la manta que lo cubría se movió un poco, revelando el rostro dormido de una niña.

-Sostén a mi hija por favor, Nabiki-la mediana de las Tendo no dijo nada, pero recibió en brazos a la pequeña, que no despertó de su sueño.-Así es Kana, mi hija. Hija mía y de Ranma. ¿Puedes decir lo mismo del tuyo?-preguntó retadoramente mientras avanzaba unos pasos en dirección a su prima

-¿Qué es lo que estás insinuando, Akane?-la cuestionó con absoluta tranquilidad, como si en verdad no tuviera idea de lo que la estaban acusando

-No insinúo nada, Kana. Lo afirmo. Ignoro quien sea el padre de tú hijo, pero Ranma definitivamente no.-de su bolso sacó un sobre que arrojó a la mesa, ante la atónita mirada de Kana-Si quieres puedes ver el contenido, son los resultados de un laboratorio en donde confirma lo que tú ya sabías, que Ranma no es el padre de Io.

Kana no tomó el sobre, pero Ranma si. Sacó la hoja que lo confirmaba, y por primera vez en mucho tiempo se sintió libre. Libre de culpas por no poder amar a quien creía su hijo. Probablemente jamás había logrado sentir cariño por el niño porque su corazón sabía que no era suyo.

Entonces la rabia lo invadió. Kana lo había engañado, había usado su último truco para mantenerlo atado a ella. Eso no lo podía perdonar.

-¿Cómo te atreviste, Kana?-preguntó Ranma con voz furiosa al tiempo que se levantaba y encaraba a su esposa-Eres…despreciable.

De pronto la mirada de Kana cambió, la furia fue reemplazada por una sonrisa cínica y arrogante, alzó la barbilla en actitud desafiante y miró a Ranma con desprecio

-No soy una estúpida. Sabía que tú estabas pensando en abandonarme e irte con Akane, y no lo iba a permitir. Es cierto que me creí la farsa que estabas casada con Leo, pero un día los escuché a ti y a tú amigo contarse la verdad.-reconoció descaradamente a Akane, acompañada de una sonrisa de superioridad-Lo demás fue pan comido

El hecho de ella ya sospechara que eso era lo que había pasado, no ayudó a mitigar la rabia que la inundaba. Pero no solo era rabia dirigida a su prima, sino a ella misma por haber sido tan estúpida de haber caído en la trampa y no haberse percatado de ello.

-¿Por qué, Kana? Te recibimos en mi familia cuando tú padre murió, te acogimos como unos de los nuestros, jamás te hice algo malo ¡¿Por qué me arrebataste todo lo mío?!-preguntó Akane, con lágrimas de rabia intentando escapar de sus ojos

-Porque quería todo lo que tú tenías: un padre que te amaba, unas hermanas que te apoyaban, una familia. Todo lo quería para mí y cuando vi la oportunidad la tomé. Y si volviera a nacer lo haría de nuevo. Sin dudarlo.

Todos quedaron en silencio, esa era una faceta de Kana que jamás habían visto. Eran obvias las cicatrices que habían dejado en Kana el comportamiento de su padre, pero eso no era justificante alguno para causar daño a los demás, y aún regodearse de ello.

-Eres…eres… ¡te mataría con mis propias manos por lo que nos has hecho!-gritó Akane a punto de arrojarse contra ella, pero siendo detenida por una mano en su hombro.

-Eres una vergüenza para la familia

La voz firme de Soun Tendo sorprendió a todos, porque hasta ese momento se había mantenido en absoluto silencio. La aludida volteó a ver al patriarca de la familia que la observaba con una mezcla de decepción y rabia.

-Con tus intrigas separaste a esta familia, alejaste a mi hija nueve años de los suyos, perdí el nacimiento de mi nieta. Maldigo la hora en que te acogí como a una mas de mis hijas.

-Tío-dijo con voz sorprendida al tiempo que daba un paso hacia atrás. Jamás se había visto a Soun Tendo tan furioso, tanto que daba miedo

-Lárgate. Vete de esta casa y llévate tú vergüenza contigo. No quiero volver a verte cerca de mi familia o yo mismo me olvidaré de que eres mujer y miembro de mi familia.

-Vete.-dijo Nodoka, mirándola duramente desde su posición-Ya has causado demasiado dolor a esta familia como para seguir soportándote un segundo más.

Toda la familia se puso de pie, y se colocó a un lado de Akane y Ranma. Era una derrota y Kana lo sabía, pero su orgullo le impedía mostrar la más mínima señal de derrota, antes la muerte

-Me iré, pero ni crean que por eso voy a dejarlos tranquilos. Esto no se quedará así.-y tras lanzar esa amenaza caminó con el rostro erguido hacia las escaleras.

En cuanto Kana salió de la habitación, todos voltearon a ver a Akane. En definitiva era el momento esperado y soñado por sus hermanas, finalmente estaba de vuelta entre ellos y Kana estaba fuera de sus vidas, para siempre. Pero aún así el primer momento era un tanto incómodo y nadie parecía ser capaz de hacer el primer movimiento o de encontrar las palabras precisas que rompieran aquel incómodo momento, pero Akane simplemente les sonrió entre lágrimas y dijo.

-Yo…he vuelto-parecían ser las palabras correctas porque al momento se vio rodeada por los brazos de toda su familia, que empezaron a llorar con ella. Nabiki le había entregado a la niña a su marido y lloraba abrazando a su pequeña hermana. Finalmente todo había terminado-Los extrañé tanto

Si bien habían visto hacía menos de dos años, aquel reencuentro era infinitamente más especial, porque sabían que a partir momento no habría motivo para una nueva separación. Durante todos aquellos años de auto exilio, Akane había extrañado enormemente a su familia, había necesitado la compañía paterna y los consejos de sus hermanas durante el embarazo y los primeros días de su hija en casa. Pero a quien definitivamente había extrañado era a Ranma. Se había negado a si misma cualquier pensamiento de ese estilo pero en el momento en que había mandado al carajo sus temores y había aceptado las pruebas sobre la inocencia de Ranma y la culpabilidad de Kana, aquellos sentimientos la invadieron con una enorme fuerza.

Estaba consiente de que tendrían que hablar para aclarar muchas cosas, pero tenía miedo de aquel enfrentamiento en el cual ella saldría muy mal parada. Para retrasar aún más el momento se concentró en saludar de uno a su familia y dedicó especial atención a su hermana Nabiki y su recién nacido hijo

-Es tan bonito-exclamó con sinceridad mientras contemplaba a su sobrino que dormía en brazos de su hermana-¿Cómo se llama?

-Hideyoshi-respondió Kuno con tono solemne-Es el nombre ideal para un hijo mío ¿no lo crees, Akane-chan?

-Pues…si, eso creo.

-A Tachi-en cuanto dijo aquella abreviatura, Kuno frunció el ceño con disgusto pero no protestó; seguramente su hermana no perdía la oportunidad para llamarlo de esa manera-le fascinó la idea de llamar así a nuestro primer hijo, así que le permití escoger el nombre

"A puesto que a cambio de una compensación económica muy sustanciosa" pensó Akane al notar la mirada avariciosa de su hermana. Aunque tenía que aceptar que aquel era un nombre que su cuñado escogería para si mismo, era natural que se lo destinara para su heredero.

-Pero lo mejor es que dejemos de lados estos temas de los que podemos hablar en cualquier momento-dijo Nabiki mientras daba un paso atrás para separarla del pequeño Hideyoshi

-¿Ah…si?

-Mi hijo y tú deben hablar a solas-dijo Nodoka con autoridad

-Nosotros cuidaremos a tu hija mientras tanto hermanita-ahora era Kasumi quien terminaba de cercarla, por lo que la joven no tuvo otra opción que rendirse a lo inevitable.

Toda la familia los observó con atención durante interminables segundos, hasta que ambos asintieron y salieron del lugar en dirección al dojo, donde esperaban tener la suficiente privacidad para sostener una conversación tan importante.

Una vez en el dojo Akane se dio el gusto de contemplar los cambios que habían obrado en ese lugar en el tiempo que se había alejado nuevamente. No había cambiado nada, incluso si cerraba los ojos podía sentirse de nuevo con 16 años y peleando por Ranma por algún lío con sus otras prometidas. Pero muchas cosas habían cambiado desde entonces y era tiempo de aclararlas.

Ambos permanecían en silencio, demasiado afectados por los recientes sucesos como para poder hablar, pero haciendo acopio de valor, Ranma preguntó

-¿Por qué no me dijiste que estabas esperando un hijo mío?

-Kaida-ante la mirada de sorpresa de Ranma, se dispuso a aclarar-su nombre es Kaida

-Co…comprendo-pero no era cierto ¿Cómo podía comprender que su hija tenía un año de vida y él apenas se enteraba? ¿Cómo podía entender eso?

Fue en ese momento, al ver la expresión dolida de Ranma, cuando Akane recibió de golpe toda la culpabilidad por haber mantenido a su hija alejada de Ranma. Creyéndolo culpable de traicionarla su actitud se justificaba, pero ahora…ahora.

-La razón por la que no te dije nada…es que Kana jugó muy bien sus cartas. Me hizo creer que tú solo habías estado conmigo para que yo pagara los problemas del dojo y que estabas jugando conmigo

Al escucharla, Ranma quedó perplejo, pero la perplejidad y asombro no le duraron mucho, pues fue notorio el momento en que empezó a ser invadido por la rabia así que juró por lo bajo, y se dispuso a salir del dojo pero fue detenido del brazo por Akane.

-¿A dónde vas?

-A matar a Kana

-¡No! Déjala, ya es algo que no vale la pena

Ranma se soltó el brazo con brusquedad y pasó su mano entre sus cabellos en una clara señal de nerviosismo, pero cuando volteó a ver a Akane sus facciones estaban tensas por la furia.

-Déjame ver si entendí. Kana te dice unas mentiras sobre mí, tú las crees a la primera y me abandonas

-Es que ella dijo cosas que…era muy creíble aquello que tú me habías engañado…

-¿De nuevo? Eso es lo que ibas a decir ¿no?

Pensó en protestar porque la estuviera juzgando tan duramente sin tomar en cuenta las circunstancias, pero se dio cuenta de que no era justo culpar del todo a Kana por algo en lo que ella había decidido. Porque aunque cuando tomó la decisión de guardar el secreto del nacimiento de su hija lo consideraba culpable de traicionarla, pero lo cierto era que se comportó egoístamente y ¡Ranma era inocente!

Por su parte Ranma suponía que estaba siendo duro con Akane, pero no podía evitarlo. Se había perdido el embarazo, el nacimiento, las primeras cosas de su hija ¡y todo porque no había podido confiar en é! ¿Cómo podía ser justo si ella no lo fue?

-Tú tampoco confiaste en mi, Ranma

-¿Cómo?

-No fuiste capaz de decirme que habías tenido intimidad con Kana. Cuando ella dijo que estaba embarazada y tú asumiste que era hijo tuyo, para mi fue obvio que me habías mentido al respecto que ustedes no tenían intimidad. A partir de ello, Kana tuvo el camino libre para envenenarme con sus intrigas

-¡Quería protegerte!-exclamó

-¿Protegerme?

-Si, y a mi mismo. Pensé que si te decía la verdad, que hubieron unas cuantas ocasiones en las que había tenido relaciones sexuales con ella, tú te sentirías, no se, traicionada y me abandonarías-y se rió, pero con una risa carente de humor-¿No te parece irónico? Me callé para no perderte, y aún así te perdí.

¿Abandonarlo? ¿Acaso Ranma no se había dado cuenta de lo mucho que ella había estado dispuesta a luchar por ambos?

-No lo habría hecho. Lo habría entendido-contestó suavemente mientras se acercaba unos pasos mas a Ranma

-¿Estás segura?-preguntó irónicamente

-Si, estoy segura de ello. No niego que habría sido duro, hasta doloroso, pero lo habría superado.

Parecía haber un abismo entre ellos, Kana les había hecho mas daño del que pensaban, los había herido demasiado, pero Akane no estaba dispuesta a permitir que los siguiera separando, no cuando al fin estaba fuera de sus vidas.

De pronto corrían el riesgo que los errores de ambos los separaran y que el orgullo les impidiera estar juntos, pero eso era algo que Akane no estaba dispuesta a permitir. No había pasado nueve años alejada de Ranma como para permitir que una cuestión de orgullo los separara.

Si era ella quien tenía que dar el primer paso, lo haría.

Caminó hasta él, le tomó el rostro entre las manos y lo miró fijamente a los ojos, en ellos pudo notar lo mal que él lo estaba pasando, pero eso no la amedrentó, era algo que tenían que superar.

-Fui una estúpida por no haber confiado en ti, Ranma. Esa fue mi culpa, pero lo lamento.

-Yo…-Ranma parecía muy confundido y sin saber que decir, así que ella decidió seguir hablando.

-Ranma, eso debe quedar en el pasado. Acepto mi culpa por creer en las mentiras de Kana y con ella permitir que nos separara; fui una cobarde hace años, no debí huir, debí enfrentarme y luchar por ti, pero opté por huir y en eso hemos perdido nueve años de nuestras vidas.

Akane notó, con gran felicidad, que las dudas y la rabia iban abandonando los ojos de Ranma al igual que sus facciones se iban relajando. Pasaron unos instantes, que a ella se le hicieron eternos, hasta que Ranma llevó su mano derecha al rostro de la joven y lo acarició suavemente.

-No es solo culpa tuya, Akane. Yo debí…debí haberme separado de ella hace mucho tiempo, debí haberte buscado con mas fuerza y no debí esperar tantos años para pedirle el divorcio. ¿Crees que puedas perdonarme por haber sido tan estúpido?

-Solo si tu puedes perdonarme a mi por lo mismo.-respondió sonriendo mientras le echaba los brazos al cuello-Te amo. Aún quedan muchas cosas por solucionar entre ambos, pero lo principal está ahí, jamás dejó de estar ahí, te amo

-Y yo te amo a ti. Nunca pude olvidarte, nunca quise olvidarte

Ranma tomó el rostro de Akane entre sus manos y la besó. El beso era un promesa del futuro que les esperaba juntos, siempre juntos. Era un nuevo comienzo para ellos y su hija, una nueva vida que los esperaba.

Aún quedaban demasiadas cosas entre ellos, demasiadas heridas que les llevaría tiempo sanar y perdonarse a si mismos los errores que habían cometido, pero se tenían el uno al otro, por fin estaban juntos y así sería por siempre.

Las lágrimas de felicidad de ambos se entremezclaban mientras el beso se hacía mas profundo. Se habían extrañado tanto, que solo la falta de aire pudo conseguir que interrumpieran el beso, tras lo cual empezaron a reír.

-Vamos adentro, necesito ver a mi hija-suplicó Ranma, pero Akane se vio impedida a decir algo, así que solo asintió.

Caminaron tomados de las manos y sonriendo, demasiado felices que hasta se sentían flotar. Pero cuando estaban a punto de entrar en la casa Akane sintió un profundo dolor en el corazón y la cadena que Leo le regaló se rompió cayendo al suelo, al tiempo que desde la distancia escuchó como Kaida estallaba en un llanto desconsolado sin razón aparente.

La impresión fue tan fuerte como un golpe físico, tanto que se tambaleó y probablemente hubiera caído de no haberse apoyado en la pared. Al verla tan pálida, Ranma se acercó a ella al instante

-¿Qué pasa, Akane? ¿Te sientes mal?

-No, es solo que…Leo-la idea cayó sobre ella con el peso de una losa.

Era solo un presentimiento, pero era un presentimiento muy fuerte y de pronto tuvo la certeza absoluta de que algo malo le había pasado a Leo. Pero fue el doloroso llanto de su hija lo que le confirmó la noticia.

A Kana le molestaba la incertidumbre, el no tener el control de las cosas la enervaba y en aquellos momentos no tenía el control de nada.

Sentada en aquellos sillones, tan conocidos para ella, con su hijo durmiendo en brazos y la esposa de su amante mirándola fijamente, definitivamente no se sentía en control

-¿Qué tanto me miras?-preguntó ya molesta por el escrutinio al que era sometida

Pero Sakamoto Murasaki, a quien siempre había imaginado como una mujer sombría y sin personalidad, todo lo contrario a la espectacular mujer que tenía al frente, no se intimidó; en lugar de eso alzó la barbilla y le dirigió una mirada como si lo que tuviera frente a ella no fuera mas que una basura en el pavimento.

-Jamás entenderé como mujeres de tu calaña, capaces de abortar o vender un hijo, puedan embarazarse, y a gente como yo, que seríamos unas buenas madres, se nos niega ese privilegio

-Bueno, la vida no es justa-fue el mordaz cometario de Kana, pero Murasaki ni siquiera se inmutó

El sonido de pasos captó la atención de ambas mujeres. Kotaro entró a la habitación con unos papeles en manos, y cuando llegó frente a Kana le extendió un cheque, que la joven tomó con manos ansiosas

-¡Esta no es la cantidad que te pedí!-la fuerte queja de Kana provocó que el bebé se agitara entre sueños

-Pues es lo único que tendrás-al ver que Kana iba a replicar, la interrumpió calmadamente-Deberías estar satisfecha, no iba a darte ni un centavo por mi hijo. Recuerda que te dije que quería que me lo entregaras por la buena, nunca dije que te daría algo a cambio. Esto solo lo hago como una…compensación a la mujer que parió a mi hijo. Sino te gusta la cantidad bien puedo llamar en este momento a la policía y decirles que intentaste venderme al niño, estoy seguro que mientras estás en la cárcel, podría llegar a un acuerdo con Saotome sobre la custodia de mi hijo ¿Te gusta mas esa idea?

Estaba vencida.

Kana siempre supo que Kotaro era un hombre de cuidado y que mas le valía tenerlo como amigo, pero en aquellos momentos lamentó haber tenido razón

-De acuerdo, dame el cheque-masculló entre dientes

-Antes-dijo al tiempo que le extendía los demás papeles-quiero que me firmes esto

-¿qué es?

-Solo unos cuantos papeles con los que estás renunciando a tus derechos sobre mi hijo

Demasiado ansiosa por el dinero, Kana ni siquiera se percató de lo que firmaba, ante la complaciente mirada de Kotaro y su esposa

-Bien, aquí tienes-dijo ansiosamente mientras le regresaba los papeles a su ex amante.

Kotaro revisó que hubiera firmado de manera correcta, y al verificarlo le entregó el cheque.

-Ahora dame a mi hijo-exigió Murasaki ante la sorpresa de Kana por la forma en que se había referido al niño. Mientras les entregaba en brazos el niño, una sombra de pesar cruzó por los ojos de Kana

-No finjas. Entréganos al niño y vete de mi casa-ordenó Kotaro. En cuanto la mujer de Kotaro tuvo al niño en sus brazos lo apretó contra su pecho y se alejó de Kana. Io solo dormía ajeno a lo que sucedía a su alrededor.-Espero que entiendas que a partir de ahora ya no eres bienvenida es esta casa, no te sorprendas si el portero te niega la entrada

Aquel comentario la hirió, más de lo que ella hubiera deseado, y es que de un momento a otro lo había perdido todo. Todo menos su orgullo y no permitiría que nadie la viera vencida, a nadie le daría ese gusto

-No puedo creer que lo perdones y aceptes al hijo que tuvo conmigo-dijo intentando meter cizaña con Kotaro y su esposa, pero ella era demasiado inteligente como para permitirlo

-Si lo perdono o no, solo es mi decisión. Después de todo yo soy la señora de la casa y tú…tú solo eras la amante de mi marido

Kana no dijo nada mas, era una causa perdida y ella lo sabía, así que aferrando el cheque entre sus manos, salió del departamento azotando la puerta.

El matrimonio Sakamoto sonrió con satisfacción ante ese hecho y dirigieron su atención al niño mientras lo llevaban a la nueva habitación, provisional pues pronto se mudarían.

-¿Qué haremos si algún día ella se arrepiente y decide volver por el niño, aunque sea por mas dinero?

-Descuida Murasaki, he cubierto nuestras espaldas. Estaba tan ansiosa por el dinero que ni siquiera se percató que firmó un papel en donde acepta que nos vendió al niño, si ella regresara solo tendría que presentar ciertos documentos y ella estaría en la cárcel, no podrá acercarse de nuevo a nosotros

-Me alegro-en cuanto colocó al niño en su cuna volteo a ver a su marido con actitud amenazante-Pero escúchame bien, Kotaro. Únicamente te perdoné este desliz porque ella estaba embarazada y podríamos quitarle al niño, pero si me lo vuelves a hacer…

-Descuida, aprendí la lección-y besó a su no muy convencida esposa.

Mientras abandonaba el edificio, Kana se permitió un pensamiento hacia los Tendo. Nadie se había dado cuenta cuando se había ido, llevándose con ella al niño tal y como lo había planeado.

Le habría gustado que desaparecer con el niño fuera una suficiente venganza para Ranma, pero sabía muy bien que él jamás había logrado encariñarse con Io. Probablemente lo veía como una libertad, lo cual era una lástima porque ella no tenía la intención de hacerles un favor a Ranma y Akane, pero prefería contar con el dinero que Kotaro le había entregado.

No eras la cantidad que esperaba, pero al menos le permitiría vivir como una reina durante algún tiempo, el tiempo suficiente para planear su venganza contra Akane.

Sumergida entre aquellos pensamientos no prestó atención al estridente sonido de una sirena ni el rechinar de llantas, así que se dispuso a cruzar la calle de manera normal. Cuando finalmente el ruido atrajo su atención y volteó el rostro ya era demasiado tarde.

Unos asaltantes de banco eran perseguidos por una patrulla a una gran velocidad, con tal suerte que al llegar a una vuelta el carro de los ladrones no pudo controlar correctamente el coche y embistió de lleno a una mujer que en ese momento cruzaba la calle, para finalmente estrellarse contra una pared cercana, dejando a la mujer ensangrentada a orillas de la banqueta.

El atardecer era tan hermoso que Akane no pudo reprimir un suspiro de satisfacción. Mientras lo contemplaba desde el tejado de su antiguo cuarto, no pudo evitar sentir que era el cierre de un día casi perfecto. Podía escuchar el ruido de cosas prepararse, el uso del teléfono y otras cosas, pero nada de eso lograba romper su tranquilidad en aquellos momentos. Habían conseguido, con grandes trabajos, que Kaida se durmiera un poco, con que fuera el tiempo suficiente para que Ranma preparara sus maletas y consiguieran los boletos de avión, era más que suficiente.

Sintió como Ranma se sentaba a su lado y ambos permanecieron en silencio, él se acercó y pasando su brazo por sus hombros la pegó a él, para luego besarla en la cabeza

-Te estaba buscando

-Necesitaba un poco de tranquilidad-indicó tranquilamente al mismo tiempo que se arrebujaba en los brazos de Ranma.

-Estás muy calmada como para la noticia que recibiste de… ¿Nathan?

Akane asintió y pegó su oído al pecho de Ranma, necesitando escuchar el latir de su corazón.

-Probablemente estaría llorando a mares, pero estoy segura que eso le habría molestado terriblemente. Aunque tal vez lo haga cuando lleguemos a Boston. ¿Estás seguro que quieres acompañarnos a Kaida y a mí? Tía Nodoka no lucía muy contenta ante la idea que vivamos bajo el mismo techo sin estar casados

-Mamá tendrá que entender que los trámites de mi divorcio tardarán un poco y tardaremos un poco más en casarnos, pero yo me niego a volver a separarme de ti

-¡Akane, van a perder el avión si no se apresuran!-la voz de Nabiki les llegó fuerte y claro, así que con gran pesar y desgana se levantaron de sus lugares para entrar a la casa para tomar sus cosas.

-¿Sabes una cosa que lamento, Akane?

-Dime

-Que nunca podré decirle a Leo lo agradecido que estoy por lo mucho que te cuidó a ti y a nuestra hija, ni lo mucho que le agradeceré, eternamente, que te haya enviado de vuelta a mi

Akane no contestó, solo continúo mirando el atardecer y su sonrisa se ensanchó

-Descuida, estoy segura que él lo sabe.

Ranma asintió y entró en la habitación mientras Akane permaneció unos instantes mas, los suficientes para continuar con su mirada en la calle, levantó la mano derecha y la sacudió suavemente en señal de despedida.

En la calle, dos sombras permanecían enfrente del Dojo Tendo, ambas le sonreían a Akane. Leo la observaba con una gran sonrisa en los labios, solo inclinó su cabeza como modo de despedida mientras la mujer que estaba a su lado agitaba su mano. Entonces Leo tomó su mano entre las suyas y ambos iniciaron su camino hacia el atardecer.

FIN

¡QUE BIEN SE SIENTE ESCRIBIR ESA PALABRA!

Finalmente lo subí en su totalidad. Fue un poco complicado para mí porque la página en la que estaba alojado ya no existe y mis archivos andaban perdidos, pero finalmente lo logré. Es uno de mis primeros fics y aunque me siento un poco avergonzada de su desarrollo, le tengo cariño. Muchas gracias a todas las personas que han seguido este fic a lo largo de estos años. Sin duda son mejor lectores de lo que merezco.

2008-12-19