XVI

El abuelo Charlie nos recibió encantado cuando mamá, papá, Rosalie y yo fuimos a Forks para que me instalara allí durante el resto de las vacaciones de Navidad. No puedo decir lo mismo del "entusiasmo" que mostró al ver a Jake con nosotros. Después de darme un caluroso abrazo y un beso en la mejilla, lo que ya fue mucho para Charlie, se quedó mirando a Jacob con expresión fiera. Yo estaba un poco ocupada intentando acostumbrarme a su olor como para decir nada. La casa entera olía deliciosamente y mi garganta se estaba resintiendo. Menos mal que he salido de caza antes. Me llevaría un par de días acostumbrarme.

'Jake hijo, no es que tenga nada contra ti, pero no te quiero ver rondando a mi nieta todo el día.' – Advirtió muy seriamente, algo que le encantó a papá y a Rose a juzgar por sus sonrisillas de suficiencia. – 'Tu ya la tienes el resto del año, ahora me toca a mí.'

'Tranqui Charlie, no me verás más de lo que Nessie quiera.' – Replicó Jacob mirándome divertido.

Correspondí con una sonrisa brillante, pues ambos sabíamos que eso serían las veinticuatro horas del día. Charlie pareció satisfecho con la respuesta de Jake, obviamente no tenía ni idea de que Jake iba a pasarse todo el día metido en su casa. Noté la mirada de Edward clavada en mí y al mirarle, su cara de disgusto seguramente ante lo que Jake y yo pensábamos, me encantó. Me regodeé por la absoluta libertad que iba a tener: con Jake todo el día y SOLOS, completamente. También intenté no pensar en todos los planes que tenía, ya que la mitad no agradarían a papá y no era plan que comenzara a poner a Charlie sobre aviso. Bueno, como si el abuelo pudiera impedirme algo.

'Bueno, ¿y donde voy a dormir?' – Quise saber.

'En la habitación de tu madre, por supuesto.' – Dijo Charlie más sosegado. – '¿Te acuerdas de donde está Bells?'

'Claro Charlie, ¿cómo iba a olvidarlo?' – Mamá me tendió la mano. – '¿Vamos, cielo? Edward, por favor, ¿puedes coger la maleta de Nessie y subirla?'

'Claro.'

Era necesario seguir haciendo el paripé con Charlie aunque sabía de sobras que había algo raro en los Cullen, incluso en su hija y su nieta. Recuerdo que casi le dio un infarto cuando vino a comer a casa de los Cullen el día de Navidad, cuando yo tenía cuatro años. Supongo que eso de que una niña de cuatro añitos le ganara jugando al Trivial de adultos fue demasiado para él. Me hacía gracia la conversación ya típica que se daba siempre entre Jake y él cuando yo hacía algo inadecuado para una niña de esa edad.

"Mejor no pregunto, ¿no?" decía siempre el abuelo. "No preguntes y serás más feliz, Charlie." Respondía siempre Jake dándole unas suaves palmadas en el hombro.

Charlie subió detrás de nosotras por las escaleras a un paso humano. Era algo en lo que debería estar atenta a partir de ahora, debería hacer las cosas más lentamente con el fin de no darle demasiados sobresaltos a Charlie. No creo que me cueste mucho. Papá venía con la maleta y alguna bolsa más mía detrás, haciendo ver que pesaban. Llevaba dos maletas a reventar de ropa que Alice había metido y una mochila entera llena de zapatos. Como si me fuera un año entero de casa… Abajo se quedaron Rose y Jake y no tardaron ni dos segundos en empezar a picarse. Estaba segura de que muy en el fondo, esos dos se echaban de menos cuando faltaba el otro. Lo que no sé es si para bien o para mal. De todas formas era algo que nunca comentaría delante de ellos porque se pondrían hechos una fiera con solo insinuarlo.

'¿Dónde está Sue, Charlie?' – Preguntó mamá.

'Ha ido con Seth a comprar para la cena que celebramos mañana en su casa de La Push. A Sue le hacía ilusión y bueno, supongo que no es tan malo que nos reunamos todos.' – Se giró hacia mamá e intentando hacer ver que no le importaba demasiado la respuesta dijo: - 'No podéis quedaros, ¿no?'

Increíble. Teniendo en cuenta que al abuelo Charlie le gustaban tanto las celebraciones como a mamá, aquello era mucho por su parte. Nos echaba mucho de menos desde que nos habíamos ido de Forks, se notaba. Me alegró estar allí en aquel momento y quedarme, pues así podría hacerle un poquito feliz.

'Lo siento, Charlie.' – Se disculpó Edward. – 'De verdad que nos encantaría, pero tenemos que resolver esos asuntos.'

'Supongo que sí.' – Dijo con voz hosca volviendo a mirar hacia delante. – 'Pero podéis traer a Nessie siempre, aunque no tengáis asuntos que resolver.'

Le sonreí al abuelo al llegar al piso de arriba y le abracé con mucho cuidado. Mamá se apartó para dejar pasar a papá cargado con mis cosas y luego le siguió dentro de la habitación.

'Estás preciosa, niña.' – Me dijo el abuelo.

'Gracias.'

'No ha cambiado nada.'- Dijo Bella desde dentro.

Mamá casi sonó sorprendida. Entramos tras ella en la habitación. Vi al abuelo dedicarle una mirada de reojo a su hija y algo ofendido murmuró por lo bajo.

'Siempre será tu habitación.'

La habitación de mamá era como un cuarto de la mía, pero era acogedora. Tenía lo básico: un armario, un diminuto tocador con espejo, un escritorio con un ordenador que seguro que parecería un motor de avión si trataba de encenderlo, una cama pequeña con una colcha morada y un baño. Sencillo y acogedor. Como Bella.

'¿Seth no la ha querido?' – Preguntó mamá.

'No, dijo que olía raro…' – Respondió el abuelo y ahogué esa carcajada que estuvo a punto de escapárseme. No fui la única, mamá y papá también se miraron entre ellos y sonrieron levemente, pero el abuelo no se enteró de nada. La habitación seguía oliendo un poco a vampiro. – 'Este chico si que es raro a veces.'

Una vez dejamos mis cosas en la habitación de mamá, volvimos al piso de abajo donde Jake y Rose seguían discutiéndose en voz baja. En cuanto nos oyeron bajar, o mejor dicho, en cuanto me vieron, se callaron de golpe. Jacob me dedicó una espléndida sonrisa y yo caminé hasta ponerme a su lado. A ninguno de los presentes les hizo demasiada gracia que Jake me pasara el brazo por encima de lo hombros, pero tanto daba. Después de intercambiar un par de palabras más con el abuelo, Bella, Edward y Rosalie decidieron regresar, así que después de que mamá le dijera al abuelo mis "horarios" (sí, aquellos que me saltaría por la ventana de su habitación) salimos a la puerta a despedirnos.

'Bueno nena, nos vemos cuando vengáis a por la niña.' – Le dijo Charlie a mamá, después de haberle estrechado la mano a Edward. – 'Cuídate.'

'Nos vemos a la vuelta, Charlie.' – Respondió mamá abrazándole con sumo cuidado y conteniendo la respiración. – 'Cuídate tú también.'

'Nessie, pórtate bien y no le des problemas a tu abuelo, ¿lo harás?' – Me dijo en voz alta papá, abrazándome. Luego al oído susurró: – 'Y no hagas tonterías, ¿entiendes? Nada de quedarte fuera del alcance de Jake y la manada.'

'¿Me estás dando permiso para pasarme todo el día con Jake?' – Pregunté con picardía.

'Tu madre tenía tendencia a buscarse problemas cada vez que se quedaba sola en este pequeño pueblo. Si has heredado su suerte, solo quiero que te mantengas cerca de Jake y que no hagas ninguna locura.'

'Me has dejado fuera de juego con Joham y los Vulturis, papá y tengo a toda una manada de lobos gigantes como guardianes.' – Le susurré. – '¿Qué podría pasarme?'

'Ya. Tu madre también solía decirme eso y siempre acababa pasándole algo.' – Volvió a subir el tono de voz y me besó en la mejilla. – 'Te quiero.'

Usando mi don le contesté lo mismo. Abracé fuertemente a mamá y a Rosalie después y les pedí a ambas que tuvieran mucho cuidado, ellas y todos. Y mantenedme informada. Advertí. Me quedé de piedra cuando Rosalie se acercó tanto a Jake que parecía que iba a darle un abrazo, pero entendí todo al oírle decir disimulando con una agradable sonrisa porque el abuelo estaba delante:

'Ponle una mano encima y te juro que será lo último que hagas en esta vida, saco de pulgas.'

'Más quisieras, Barbie.'

Entraron en mi Mini Cooper descapotable y nos dieron un último adiós desde dentro. Yo les despedí con la mitad de mi corazón encogido de miedo por lo que pudiera pasarles y la otra mitad saltando de alegría porque estaba Jacob.

Fue una sensación de lo más extraña.

Un tiempo más tarde llegaron Seth y Sue. Cuando me vio Seth, me dio tal abrazo y un sonoro beso en la mejilla que hizo gruñir a Charlie y a Jake a la vez de puros celos. Sue, mi abuela postiza, aquella mujer de piel, ojos y pelo moreno que parecía siempre tan seria y fría, me saludó con un suave beso en la mejilla y un escueto "Hola". Nunca había conseguido acostumbrarme del todo a ella, quizás por aquel distanciamiento que parecía imponer ella y a lo largo de mis seis años la había visto más bien poco, como a su hija Leah, pero…me parecía interesante y me intrigaba bastante saber cómo iba a ser la convivencia con ella.

Por la noche, después de cenar, el abuelo Charlie se marchó a la comisaría, pues le tocaba turno de noche en la oficina. Sue le había preparado antes un termo con café, sabiendo que esas noches de guardia eran sumamente pesadas. Nada, absolutamente nada, sucedía nunca en Forks. Si acaso los sábados por la noche podía llegar a haber algún pequeño incidente con los adolescentes a los que les daba por hacer alguna gamberrada, una fiesta que se desmadraba o una cocina en la que se olvidaba algo en el fuego, pero poco más… Además de ser un día entre semana, ahí afuera hacía el suficiente frío como para que ningún humano quisiera salir a dar un paseo. El ejemplo perfecto de lo que haría cualquier persona aquella fría noche era Sue: recostada en el sofá, tapada con una manta para estar calentita y leyendo un libro.

'Mamá, ¿no puedes bajar la calefacción?' – Se quejó Seth desde el suelo, donde estaba tumbado intentando estar algo fresquito con el frío parqué. – 'Esto es insoportable.'

'La calefacción se queda como está.' – Replicó Sue sin levantar la vista del libro. Siempre me había parecido un poco severa. – 'Tú tienes calor, pero yo casi estoy congelada.'

'Es imposible, tienes esto a 24ºC.'

'Una temperatura normal.'

'Para ti.' – Refunfuñó Seth por lo bajo. – 'Buah, creo que me voy a ir a dar una vuelta antes de que me de un chungo.' – Comentó mientras se ponía en pie. – '¿Vienes, Nessie?'

La verdad era que tan pronto como Sue se acostara, iba a ir a buscar a Jake a La Push. Eso claro, si él no aparecía antes. Al parecer, el abuelo Charlie tenía la manía de mirar si ya estaba dormida antes de acostarse él (me lo había chivado Bella) y no se había olvidado de recordárselo a Sue porque él no iba a estar. Así que debía hacer un poco de teatro y esperar a que Sue viniera a verme. Una vez ella llamara a Charlie para decirle que todo estaba bien y que se iba a dormir podría saltar por la ventana e ir a buscarle. ¡Y ESTAR POR FIN UN RATO A SOLAS CON JAKE! De verdad que iba a darme algo si no tenía un tiempo a solas con él. Desde que se habían marchado papá, mamá y Rose, el abuelo Charlie había estado todo el día conmigo y pendiente de mí. Jake también se había pasado todo el día en la casa y eso había mosqueado bastante al abuelo Charlie que no dudó en echarle a la hora de la cena con la excusa de que debía pasar más tiempo con su padre, ya que a él solo lo veía en fiestas y a mi me veía siempre porque vivía con nosotros. Ni siquiera había podido darle un beso en la mejilla de despedida y eso me había frustrado y dejado de morros para todo el día.

'Eh, no gracias…' – Decidí poner en marcha el operativo fuga. – 'Voy a subir a dormir en cinco minutos.' – Mentí con una sonrisa.

'Ya, seguro que estás cansada del viaje y todo eso.' – Respondió Seth sonriéndome con picardía. Estaba al tanto de mis planes porque nos había oído cuchichear a mí y a Jake en el pasillo al mediodía. – 'Buenas noches, entonces.' – Seth me guiñó un ojo a escondidas de Sue. – 'Te veo mañana.'

'Hasta mañana, Seth.'

'Hasta mañana, mamá.' – Dijo Seth antes de plantarle un beso en la coronilla.

'Dale un beso a Leah y no vuelvas tarde.'

'¡Eh! Voy a la universidad, mamá.' – Protestó Seth, algo picado. Sonreí por lo bajo, divertida por la situación. – 'Ya no tienes que decirme esas cosas.'

'Más te vale que estés aquí antes de que despierte.' – Replicó Sue sin hacer caso del breve enfado de su hijo.

'Encima siendo un lobo…' – Comenzó a murmurar enfurruñado. – '…y tener que darle explicaciones a mi madre…'

En cuanto Seth se marchó, comencé mi actuación con un par de bostezos que oculté con la mano respetuosamente como me habían enseñado en casa, pero no lo suficiente como para que Sue no me viera.

'Nessie, no hace falta que hagas teatro conmigo. Te conozco más de lo que crees.'

La voz dura y severa de Sue me cortó el cuarto falso bostezo. Me ha pillado. Probablemente seguir con el teatro sería lo mejor, así que alcé una ceja y con una de mis mejores caras de niñita inocente que me había enseñado Alice pregunté:

'¿Perdón?'

Esta vez Sue dejó el libro y me miró fijamente con aquellos ojos castaños. La verdad era que esa mujer imponía. Siempre me había parecido un poco severa y no lograba entender como Seth había salido tan alegre, bromista y despreocupado. Tampoco entendía demasiado como era que Seth y Leah fueran hermanos…

'Sé lo que eres.' – Explicó Sue tranquilamente.

Por un breve instante la casa me pareció más silenciosa que nunca.

'¿Cómo?'

'Que sé que eres en realidad.'

Yo estaba al borde de entrar en pánico total y había adoptado el modo estatua de mi familia, en un intento de hacer ver que no estaba a punto de salir corriendo. ¿¡Que Sue sabía qué era yo! Oh, Dios… ¿¡En qué puñetero momento he metido la pata! Reviví en un par de segundos todo lo que había pasado a lo largo del día, intentando recordar si había tenido algún descuido y había hecho algo no humano, pero aunque pareciera imposible, hoy podía decir que me había comportado. ¿¡Y ENCIMA ME DESCUBREN! Que alguien me dé un premio, por favor. Esto solo puedo conseguirlo yo. Notaba mis mejillas rojas y ardientes y no hablar de mi corazón, que seguro que podían oírlo hasta en La Push.

'Creo que me estoy perdiendo.' – Atiné a decir manteniendo a medias mi cara de niñita adorable.

'Nessie, no tengo nada en contra de los Fríos de la familia Cullen y mucho menos contra ti, así que conmigo a solas no es necesario que hagas todo el paripé que haces cuando está tu abuelo.' – Aseguró Sue cogiendo otra vez el libro y sin variar aquel tono suyo de voz tan serio.

Ahí sí que me quedé de piedra sin saber qué decir o cómo reaccionar. Aquella mujer lo había dicho claramente: Frío. Como nos llamaban a los vampiros los lobos.

'Sobre lo que hay entre Jacob y tú, hace años que lo sé.' – Prosiguió sin inmutarse de mi expresión de pánico absoluto. - 'Al fin y al cabo, esa leyenda es nuestra y las miradas que hay entre Jake y tú son exactamente las mismas que hay entre mi sobrina y Sam y después de haber tenido dos hijos lob...'

El corazón me dio un vuelco. ¿Qué leyenda? ¿De qué estaba hablando, Sue? Dejé de escucharla, completamente descolocada por lo que había dicho. Mi corazón iba a mil por hora. Para empezar, era la primera vez en mi vida que un humano me "descubría" y encima me lo decía tan tranquilamente… Como si ella no pudiera ser mi presa, que por supuesto no lo iba a ser, pero aún así… Era como si el ratoncito del bosque al que se va a comer el búho, le dijera a su cazador que sabía que era peligroso para él como si estuviera hablando con otro ratoncito. Y por si fuera poco, me decía no se qué de una leyenda de los lobos que tenía que ver conmigo, con Jake, con Sam y Emily. ¿El mundo se ha vuelto loco o yo estoy soñando? Sue volvió a mirarme, supongo que al ver que yo no decía nada. Volvió a sorprenderme cuando sonrió escuetamente.

'Puedes ir a ver a Jake sin necesidad de ponerte el pijama, meterte en la cama cinco minutos y saltar por la ventana. En realidad podrías haberte marchado con Seth, pero me apetecía decirte que lo sé todo y que puedes confiar en mí a solas.' – Se rió flojito. ¡Y encima se ríe! Era la primera vez que la oía reír y para mí no tenía nada de divertida la situación. – 'Le diré a tu abuelo cuando llame que estás dormida.'

'Ah…' – No tenía palabras.

Bueeeno, pues esta mujer lo sabe todo… Sue volvió a reírse. Al menos estaba haciendo feliz a alguien y seguro que era porque el modo estatua y la cara de poker no me habían salido bien. Debía ser bien divertido para ella desconcertar a un medio frío.

'Va-vale, pues m-me marcho a ver a Jake.' – Respondí aun en estado de shock. – 'Gracias.'

'Dile a Jacob que te devuelva antes de que llegue tu abuelo y tened cuidado. No quiero ni disgustos ni broncas.'

'Sí.' – Asentí.

Me levanté, sintiéndome rarísima por la situación y a paso humano salí del comedor mientras me despedía muy flojito con un simple adiós, cohibida por aquella mujer tan menuda pero tan imponente. ¿Pero que está pasando? ¿Es que no puedo vivir tranquila? Me alejo de mi casa para dejar de pensar en Joham y los Vulturis y llego aquí y me salta la pareja de mi abuelo, una simple humana, con que lo sabe todo. TODO. Pensé que tardaría un tiempo en digerir que Sue lo supiera todo y aún tardaría más en dejar de intentar parecer una humana frente a ella. Cogí una fina chaquetita verde oscuro que colgaba del perchero y abrí la puerta de casa para marcharme.

Necesitaba escapar de aquella locura.

La noche era bastante fría. A pesar de que mi temperatura corporal era alta podía notar el frío en el ambiente. Bajo mis bailarinas crujía el hielo que se estaba formando en el caminito que llevaba a la puerta principal y la fina nieve que caía no tardaría en empaparme el cabello y la ropa. Pensé en volver a por un impermeable porque es un poco incómodo andar por ahí con la ropa mojada, pero en cuanto pensé en Sue ahí dentro decidí que podía aguantarme. Además no iba a atrasarme más en ver a Jake. Lo estaba deseando y ya no podía más.

Decidí que meterme por el bosque y echar una rápida carrera hasta La Push. Sería lo más rápido y prudente. No me llevaría más de cinco minutos llegar y no me vería nadie por el pueblo. Aunque es poco probable que haya alguien por la calle con lo tarde que es y este frío. Torcí a la izquierda al salir, bordeando la vaya del jardín de la casa del abuelo y finalmente me adentré en el bosque.

Comencé a sentirme de maravilla al minuto de ponerme a correr. Por fin puedo ser yo. Me había pasado la tarde entera reprimiéndome, haciendo movimientos lentos, caminando a paso humano… No estaba acostumbrada a hacer todo de manera tan absurdamente lenta y cuando Jake se había marchado me había agobiado un poco. Me costaba parecer humana porque no estaba acostumbrada a aparentarlo las 24 horas del día e incluso me había sentido un poco como un animal enjaulado. En el instituto eran solo unas pocas horas y luego podía descargarme en casa con mis tíos, cazando, jugando, como fuera. Aquí, o daba esquinazo a Charlie o no había manera y con lo pegado que estaba a mí el pobre abuelo… Cuando se vaya a trabajar. Total, se supone que con Sue delante ya no tengo que fingir.

Las débiles gotitas de nieve me empaparon la cara. Me encantaba la sensación que tenía cuando chocaban contra mí. Inspiré profundamente el frío aire que estaba enredando mi cabello con la nieve que caía y llené mis pulmones de los mil olores de la naturaleza de Forks.

Ahí estás.

Por supuesto, capté su olor.

Ése olor a pino tan característico de él, al que ahora se le mezclaba el olor salado del mar.

Mi corazón latió fuerte, llamándole sin necesidad de gritar su nombre. Me detuve y reconocí su corazón bombeando, quizás más alterado que normalmente, para mí. Automáticamente sonreí y caminé hacia el lugar del que provenía su olor, del lugar de donde latía su corazón y sonaban sus pasos, rápidos, contra la tierra.

La luz de la Luna era toda la que podíamos tener en aquella noche medio nublada de cielo gris. La poquita luz de la luna, la nieve y el bosque era todo lo que podía necesitar en aquel magnífico momento, cuando Jake salió de la foresta.

Jacob.

Era increíble.

Me pareció que había pasado una eternidad desde la última vez que le había visto aquella tarde. Me vi reflejada en su cara de felicidad y cuando por fin llegamos a encontrarnos y a detenernos, uno frente al otro, no pude evitar acariciar aquella mejilla tan calentita que enmarcaba aquella radiante sonrisa.

'Estás preciosa.' – Susurró bajito, como si alguien pudiera oírnos en mitad del bosque.

Acarició mi mejilla y acercó su nariz a la mía, rozándola suavemente con la suya.

'Te he echado de menos.'

Llevé mis manos a sus anchos hombros y en cuanto me puse de puntillas, Jake se inclinó facilitándome lo que anhelaba, sus labios, y dándome lo que deseaba, un beso. Un beso largo y sentido con el mismo sabor a reencuentro que el que nos habíamos dado aquella misma mañana al volvernos a ver.

'Nessie, cariño, no quiero parecerme a tu padre, pero no deberías andar sola por aquí.' – Murmuró suavemente haciendo que pareciera más una petición que una reprimenda cuando nos separamos. Aún no había soltado mi cara. – 'Deberías haberme esperado en casa.'

'Es que no podía aguantar más tiempo sin ti.' – Admití poniéndole carita de cachorrito.

Jake se rió y entrelazó su mano con la mía. Juntos comenzamos a caminar por el bosque en dirección a La Push.

'Y va Jake, no seas plasta. ¿Qué podría pasarme?' – Inquirí alzando una ceja. Ahora que no tenía a ocho vampiros velando por mi seguridad las veinticuatro horas del día me sentía libre como nunca y no iba a dejar que nadie me quitara esa libertad. – 'Joham y los Vulturis están a más de mil kilómetros de aquí, así que ya me dirás que otro peligro podría haber en un diminuto pueblo que tiene manada de lobos propia para protegerlo…'- Rodé los ojos.

'Bueno, tienes razón.' – Aceptó Jake y soltó su mano de la mía para pasarla por encima de mis hombros y apretarme contra él. – 'Deberías haber cogido un impermeable o algo, estás empapada.'

'Tú también.' – Sonreí con complicidad.

'Bueeeno, pues como ni la nieve ni el frío suponen un problema, ¿qué te apetece hacer ahora que no está el Jefe Swan para vigilarnos?'

'¿Bajamos a la playa?' – Pedí. – 'Quiero verla nevada.'

Tardamos más de media hora en llegar a la playa de La Push y eso que podríamos haber llegado en diez minutos. Creo que nos llevó tanto tiempo porque no teníamos prisa, no había hora de regreso, pues Charlie acababa el turno al amanecer y hasta entonces nos quedaban unas seis largas horas. Le expliqué lo que me había pasado con Sue y en vez de sorprenderse de que ella lo supiera, se estuvo riendo de mi reacción y del "miedo" que acababa de cogerle a aquella mujer. Al parecer todo el círculo más cercano a los lobos, Billy y los ancianos y Sue sabían que yo era una medio Frío. Es un poco frustrante enterarte tan tarde. También nos encontramos a Seth, a Embry y a Quil correteando por allí por puro placer y nos detuvimos un buen rato con ellos aunque nada pudimos hablar porque Jake les prohibió transformarse delante de mí, ya que habían dejado sus ropas abandonadas casi en la entrada del bosque. Pero todo eso no me libró de que me pegarán un buen lametón por toda la cara a modo de saludo y aunque de pequeñas eso me hacía bastante gracia, ahora no tanto. Sobretodo si te dejaban pegajosa y oliendo bastante mal, por cierto.

Y después de un tranquilo paseo llegamos a La Push.

La playa estaba hermosa. No había ni rastro de la arena, pues una gruesa capa de nieve la cubría hasta la orilla, donde no había cuajado por las olas que llegaban a romper allí. El mar estaba en calma, un suave arrullo acompañaba a la débil brisa que hacía volar los pequeños copitos de nieve, haciendo de la playa un lugar maravilloso. La luz de Luna bañaba el mar, haciendo parecer de plata sus aguas, así como la nieve que devolvía a la noche oscura y a la luna, su luz plateada.

'Es precioso, ¿verdad?' – Preguntó Jake, plantándome un beso en el cabello. Se le notaba orgulloso de haber nacido allí.

'Me encanta.'

Caminamos por la playa hasta quedarnos a unos metros de la orilla, dejando nuestros pasos grabados en la plateada nieve del suelo. Nos sentamos de cara al mar, abrazados. Cerré los ojos e inspiré profundamente, llenándome del olor del mar salado, del bosque que teníamos atrás y de Jake. Al abrir los ojos, me encontré con la mirada de Jacob clavada en mi cara. Sonreía con ternura y eso me llevó a besarle suavemente los labios.

'Te quiero.' – Susurré.

'Yo también, Nessie.'

Volvimos a besarnos largamente, pero no con el ansia de las ocasiones anteriores. Esta vez la calma de la playa de La Push parecía habernos transmitido su paz.

'Pareces una princesa de las nieves, Nessie.' – Dijo Jacob agarrando mi mano y extendiéndola frente a nosotros. – 'Tu piel parece plateada como la nieve y los copos de nieve que llevas enredados en el pelo… Pareces de otro mundo.'

'Bueno, soy medio Fría, ¿no? Puedo ser mitad princesa de las nieves.' – Me reí y me acurruqué más contra su pecho. – 'Pero soy de tu mundo.'

'Eres mi mundo.' – Precisó Jake.

Sonreí y alcé la cara, buscando sus labios otra vez.

Se nos hizo tarde aquella noche y la verdad es que no hicimos nada más que estar allí, solos en la playa, en silencio, observando el mar. No hubo palabras aquella noche, ni siquiera demasiados besos o caricias. Algo bastante extraño en nosotros dos, sinceramente. Y para mi pesar.

Al menos, yo tenía la sensación de aquel que ha estado llorando largo tiempo y que al final, cuando se desahoga, no necesita más que un abrazo y el silencio para recuperarse.

Yo, por fin había dejado de llorar por la ausencia de Jacob, ya estaba con él y ahora solo tenía ganas de disfrutar de su presencia y calor.

Se nos hizo tarde, muy tarde… Tanto que al final estaba colándome por la ventana de mi habitación en el mismo momento en que Charlie subía por las escaleras para verme dormir en mi cama, un poco pasado el amanecer.

Por lo pelos.

Mil perdones. :( No he abandonado. Sigo repitiendo que en tal caso avisaría, pero no, de momento NO ABANDONO. ;) Muchísimas gracias por vuestra paciencia, por los mensajes privados(lilitonks, jhl8...) y mil perdones de nuevo por la tardanza. Espero que os haya gustado. Muchísimas gracias por los reviews pasados y perdón de nuevo por no alargarme más en este comentario. Solo quiero que llegue verano para tener todo el tiempo del mundo y que acabe este mes.

¡Besos!

Eneida.