Ok, ok... este es mi primer fic, lo ic con muxo amor y kriño asi que leanlo, mandn review y no sean muy duros (: ... la idea principal es q sea kozumi, pro luego aparecn mas personajes y... kien sab... en todo caso existn los finales trists (muahaha)

por cierto--- digimon frontier (y digimon en general) no me prtenecn (aun) asi que no me demandn

este cap empieza dsd el punto d vista de kouji. todos mis caps desd el punto d vista d algun personaje, tal vez solo sean kouji y zoe, pero cualkier cosa aclarare al principio... weno, sin mas q decir:

Capitulo 1

El reencuentro/un mal día no tal malo

Nota: Lo que empieza mal, no necesariamente termina mal

"-¿Has tenido una de estas experiencias que te hacen sentir que algo malo va a pasar? Pues, esta es una de estas. Cuando me di cuenta, me encontraba caminando en un lugar que no conocía. Había viento… y mucha niebla. No podía ver bien por donde caminaba, sin embargo no planeaba parar. Tenía la sensación de que estaba buscando algo pero no tenía idea de qué… hasta que pude ver un cuerpo en el suelo. No tenía rastros de haberse movido antes, pero había algo en ella que me decía que ya la había visto. No era muy común tener el cabello color rojo sangre o tener la piel tan clara, pero algo en ella me hacía pensar que ya la había visto en algún lugar… aún preguntándome todo eso, no dejé de caminar y acercarme cada vez más a esa chica.

Vi su piel sin rastro de expresión ni color, pero se veía tan desprotegida que no pude evitar por un segundo acercar mi mano a su mejilla, y por un segundo, tocarla. Mala idea. Ella abrió los ojos de golpe y se paró tan rápido que no me di cuenta de cuando terminé en el suelo. Se encontraba parada con tanta gracia que parecía estar flotando. El viento hacía que su cabello se moviera de un lado a otro al igual que un sencillo vestido blanco que llevaba puesto. Era impresionante ver todo ese movimiento y ver su cara inexpresiva viendo en algún punto sobre su cabeza. Yo solo me quedaba viéndola estúpidamente desde abajo buscando su rostro. Bajó la cabeza con los ojos cerrados y luego los abrió lentamente para dirigirme su mirada, me tendió una mano de ayuda. Sus ojos eran un color innombrable. Iba entre verde césped hasta azul cielo, pasando por cada una de las tonalidades. Me quedé hipnotizado viéndolos hasta que y solo así logré entenderlo.

Cómo olvidar esos ojos. Me paré de la impresión al recordarlo viendo su mano tendida hacia mi hasta después de levantarme.

-Usagi- La llamé por su nombre y ella reaccionó dirigiéndome una mirada preocupada. Mi cerebro no analizó la situación, solo actué impulsivamente haciéndole mil preguntas, pero…

-No tengo mucho tiempo- Parecía tratar de explicarme que tenía que evitar un suceso pero no tenía la mas mínima idea de que era. Solo escuchaba su voz diciendo "tienes que evitarlo". No sabía que me causaba mayor estrés: no entender de lo que hablaba o no poder usar ese poco tiempo para hablar con ella. Como sea el tiempo pareció acabar tan rápido como llegó. Empezó a alejarse pero no dejó de hablarme ni de extender los brazos. Entendí en ese momento que no la volvería a ver jamás, pero no lo podía dejar todo así. Corrí con toda mi alma para alcanzarla. No iba a permitir que me dejara atrás como si nada hubiera pasado. Comencé a sentirme cansado pero no iba a parar. Por más que sentía que el corazón me iba a explotar o que caería en cualquier instante al suelo, pero no baje la velocidad. Cerré los ojos y me empecé a insultar a mi mismo para no perder fuerza. Por un segundo sentí que fui aún más rápido y que al fin la pude alcanzar. Sentía su piel tibia sobre mis manos que la abrazaban sin ganas de dejarla escapar. Recordé el instante en que toqué su rostro, pero en ese momento, estaba frio. No sabía qué le había pasado. Por un segundo dudé si de verdad era ella y al abrir los ojos…"

-¿qué sucedió?- Kouichi interrumpió el suspenso de mi narración.

-Eso no importa

-¿cómo que no importa?- Kouichi me miró enojado. Lo había despertado para contarle ese raro sueño. No aguanta nada. Se puso a decir incoherencias perdiendo cada vez más la conciencia hasta que lo callé con un "ya duérmete" y cayó dormido en unos minutos mientras yo me preguntaba cómo demonios lo hacía. Estoy seguro que no puede ser normal poder dormirse con tanta facilidad.

De nuevo me encontraba acompañado del silencio y la oscuridad. Mis ideas me sofocaron de nuevo. Estaba casi seguro que el día siguiente tendría algo especial, y si me preguntaran, diría que sería algo malo, no es que normalmente crea en las advertencias de un sueño, pero desde el fondo de mi podía sentirlo.

Comencé de nuevo a pensar en ella. Seguro estaba bien y que no tendría ninguna estúpida preocupación como yo en este momento, pero aún así me sentía mal por lo que le había hecho. Cada vez que lo recuerdo vuelvo a sentir la amargura y la soledad. A veces se me olvida pero cuando todo se vuelve silencio y me encuentro solo de alguna manera, mis pensamientos vuelven al mismo lugar… Solo espero que algún día me puedas perdonar.

No sé en qué momento quedé dormido. Solo sabía que no quería levantarme, no hoy. A pesar de que sabía que ya era el día siguiente, aún estaba oscuro y no planeaba levantarme pronto. Me encontraba demasiado cómodo en la posición en que me encontraba, rodeado de sábanas y almohadas, además me encontraba muy cansado por no dormir bien. Aún tenía los ojos cerrados cuando escuché unas patas de gato entrar a la habitación, que a pesar de ser casi imperceptibles, una persona a la que le irritan los gatos (como yo, por ejemplo), puede notar cualquier señal de su odiosa presencia.

Empecé a sentir como golpeaba mi cola de caballo desde la parte de debajo de la cama, lo cual era muy molesto. La golpeaba como si fuera un juguete para gato. Podía sentir como se movía de un lado a otro. Pensé un moverme, pero en ese momento se desató una guerra dentro de mí. Una parte de mí suficientemente perezoso para no querer moverse contra otra parte de mí que realmente odia los gatos, y como la pereza sola no logra demasiado, ganó la parte que odia a los gatos. Giré mi cuerpo dejando mi cabello fuera de alcance y dejando una sonrisa donde antes estaba el juguete de ese demonio peludo.

Sentí como sus malvadas patitas subieron a la cama e iban caminando. No había notado que tenía más cabello sobre mi rostro hasta que la bola de pelo malvada dio un zarpazo. El dolor sobre mi nariz era inhumano. Sí, ese monstruo pagaría por lo que me había hecho. La pereza murió en ese momento y me puse a perseguir al gato solo para atraparlo y hacerlo pedacitos.

-¡Kouichi! ¡Voy a matar a tu gato!- solo escuché un "no lo creo" o "¿de nuevo?" proveniente de una montaña de sábanas que parecían despertarse algo sarcásticas. Sinceramente no me importaba, mi prioridad era acabar con la vida del perverso felino. Kouichi corrió detrás de mí apenas escuchó ese ruido que hacen los gatos cuando están asustados.

-¡no lo mates, es solo un gato!

Precisamente eso es suficiente como para que yo quisiera matarlo.

Nos encaminábamos cada uno a nuestra respectiva escuela sobre la bicicleta de Kouichi, y como era suya yo tendría que ir atrás. No era esa la razón por la cual estaba de tan mal humor, era el hecho de tener una estúpida bandita en la nariz para "curar" (o más bien tapar) el pequeño recuerdo de la malévola mascota de mi hermano.

-vamos, ya es tarde- lo apresuré como reflejo

-No se nos hubiera hecho tarde de no ser porque te metiste con mi gato

-¿perdón? Primero que nada tu gato se metió conmigo, y segundo, siempre te quedas dormido en el baño y yo jamás te digo nada

-ese es el problema, me quedo dormido, no me dices nada y termino faltando a un examen a primera hora

-fue solo una vez

-¡fue examen de física!

Mi menté volvió de nuevo a ese día, y volvía ver la cara de frustración de Kouichi… no, el presente era mejor. Bueno, quizás esta vez yo estaba mal, pero estaba suficientemente enojado para no reconocerlo. Él se calmó un poco para luego anunciar nuestra llegada a la escuela.

-¿Paso por ti al rato?

-No, voy a casa de papá

-Bueno, hasta luego

-hasta luego

Una tercera voz apareció

-¡Hasta luego Kouichi!

-Takuya ¿en qué momento apareciste?

-ahorita ¿porqué?

Takuya estudiaba conmigo desde que empezamos el instituto y por supuesto, el 99.9% de las veces llegaba tarde. Si a eso se le sumara más del 0.1% de mala suerte que me rodeaba hoy… Ambos volteamos a ver el gran portón de la escuela cerrándose.

Corrimos con el alma a través de los pasillos vacíos hasta entrar a un salón con el letrero "1-B".

-Disculpe- Takuya de perdonó apenas abrió la puerta para encontrarse con un bullicio de adolescentes sin ninguna clase de profesor.

-¿qué demonios?

-eso mismo digo- me contestó mi amigo

Me exprimía los sesos mientras llegaba a mi asiento ¿por qué demonios no estaba el profesor?

-ah, es cierto- Takuya me contestó desde su lugar, delante de mí y me dejó con una cara de confusión –hoy es viernes.

-y eso significa qué…

-que tenemos gramática a primera hora, y el profesor-

-siempre llega tarde- me dejé caer en el asiento mientras daba un gruñido. Mi predicción era cierta. Hoy sería un mal día. –Takuya ¿por qué no me dijiste antes?

-no me acordaba, solo podía pensar en que hoy empiezan las vacaciones de verano- ¿vacaciones de verano? ¡No me acordaba de eso!

-¡es cierto! Entonces hoy no puede ser un día tan malo

Una nueva voz me habló desde atrás y a mi gusto era igual de irritante a la persona a la que le pertenecía

-Señor Minamoto- me puse rígido del susto. Por supuesto que conocía esa voz.- Podrá ser que hoy vayan a empezar las vacaciones de verano, pero eso no es una razón para debilitarse en sus estudios

La pregunta aquí fue formulada por el genio que tengo por amigo, el cual a veces desearía que no tuviera una boca tan grande

-¿qué hace usted aquí?

Cabe mencionar que la momia que nos atosigaba en ese preciso instante era mejor conocida como Arisawa-sensei, la profesora de física. Con sus malignos ojos negros cubiertos por un par de gafas que parecían ser más viejos que ella (lo cual dudo) miró al "genio" de la clase y lo fulminó con la mirada.

-El señor Ishida no podrá asistir hoy- dijo en tono para que el resto de la clase lo escuchara, haciendo que todos se prepararan para gritar de felicidad.-Por eso yo les daré la clase de gramática de hoy

Todo el salón contuvo la respiración. Odio mi vida. Mientras la profesora ordenaba que abriéramos nuestros libros en alguna página yo me hundía en mi pesimismo borrando toda esperanza. Creía que no podía ser peor. En eso Takuya volteó a verme un poco confundido.

-¿porqué tienes una bandita en la nariz?

Mi presentimiento simplemente tenía razón, no cabía duda. Esté iba a ser un muy, muy, muy, mal día.

La campana sonó. Todos los estudiantes salieron con prisa hacia su libertad, y entre esa multitud nos encontrábamos Takuya y yo arrastrando nuestros ánimos.

-Me duelen los brazos de tanto escribir

-A mí la cabeza ¿te he dicho lo irritante que me parece la voz de Arisawa-sensei?

Mientras frotaba mis sienes, un grito al fondo interrumpió la respuesta de Takuya

-Minamoto, Kambara ¿juegan soccer?

Takuya aceptó con más energía de la que creía que le quedaba. Qué suerte que el soccer se jugara con las piernas en vez de con los brazos, a menos claro que sea uno arquero. De acuerdo, observación estúpida. Después de llegar a la conclusión de que estoy pasando demasiado tiempo con él, le dije a Takuya que no iría a jugar soccer. Con la suerte que había tenido el día de hoy seguro terminaba tragándome el balón (no, ni yo creo que eso fuese posible, pero así de mal creía que me estaba yendo). Decidí cambiar un cansado, molesto, y agitado partido por un simple paseo.

Me encantaba ir caminando a ese lugar, desde ahí uno podía observar a los niños jugando y a los adultos descansando. Ese parque estaba rodeado de árboles que por detrás parecían un bosque completo. El viento soplaba con delicadeza la calidez del verano. Al cruzar el puente uno podía ver su reflejo en el rio que se encontraba algunos metros abajo. El sonido del agua, la frescura del viento y la sombra de mi árbol favorito. Ese árbol traía tantos recuerdos buenos como malos, pero siempre sentía la misma tranquilidad al recargarme en él para sentarme. Cerré los ojos para sentir por fin una paz que no había podido saborear en todo el día. La risa de los niños llegó y vino con el viento. Era como si simplemente el tiempo no afectara este lugar. En un momento sentí un ligero golpe en la coronilla. Un minuto después una poco misericordiosa lluvia había cubierto todo el parque dejándome completamente mojado en solo unos instantes. Ahí llegué al tope…

-¿¡he hecho algo malo!?

Era tan irónico que era patético. Tal vez tragarse un balón no hubiera sido tan malo. Me dispuse a levantarme cuando la vi. Una chica de cabello rubio que le llegaba aproximadamente arriba de la cintura. Ella se detuvo a la mitad del puente que yo antes había cruzado. Agarró Fuertemente el barandal del puente y miró hacia el rio haciendo que me preguntara qué buscaba en él. Alzó una pierna y la colocó sobre el barandal ¿qué demonios hacía? Subió la otra pierna al barandal y tratando de mantener el equilibrio se fue enderezando poco a poco dejando ver la gracia de su figura. No entendí su intención hasta que la vi dejarse caer lentamente. Me encontré gritando "no" y antes de que supiera cómo llegué ahí, había dado un salto al río. Solo podía pensar en algunas palabras demasiado obscenas como para mantenerlas en mi mente. Mi corazón se aceleró como si tuviera que proteger mi vida en vez de la de una desconocida. La sostuve de sus brazos mientras tenía la leve impresión de que ella luchaba por liberarse, lo cual también pudo haber sido culpa de la corriente del río.

No estoy muy seguro de cómo, llegué a tierra dejando a la desconocida con cuidado en el suelo. Podía escuchar como mi pecho luchaba por obtener más aire, pero en cambio, la extraña no mostraba señas ni de intentarlo. Definitivamente eso era algo malo. Si no hacía algo pronto no hubiese servido de nada haber arriesgado mi vida por la suya. En un par de segundo capté lo que debía hacer. Miré para ambos lados. Quizá fuera para una buena causa, pero no estoy acostumbrado a andar besando desconocidas para salvarles la vida. Repasé mentalmente una clase de primeros auxilios de la escuela. Presioné su pecho y seguí los movimientos que había recordado. Le di respiración de boca a boca esperando sinceramente que funcionara. Ella escupió un poco de agua y fue abriendo lentamente sus ojos. Miré ese par de turquesas pulidas y no pude pensar nada con coherencia excepto las palabras "ojos" y "lindos". Me parecía imposible alejar mi mirada de sus ojos como si me hubieran atrapado. En algún lugar debí de haber visto unos ojos así. No, no podría ser que los hubiera visto antes para luego ignóralos. La sostuve entre mis brazos mientras ella me miraba. Esbocé algo así como una sonrisa. Ella solo parpadeó, abrió sus dulces y pequeños labios rosas y me dijo de la última forma en que puede imaginarlo "¡¿qué demonios acabas de hacer?!"

-¡¿quién te crees que eres?!

Mi cerebro simplemente no podía captar lo que sucedía

-¡Soy la persona que te acaba de salvar la vida!

-¿¡no pensaste que tal vez no quería ser salvada!? ¡Tú no me conoces, no sabes nada de lo que he vivido y menos todo lo que he sufrido! ¡Seguro tu vives feliz con toda la gente que amas!

A pesar de todo lo que me resistí, lance un bufido

-No tienes ni idea de lo que es sufrir y vienes aquí a hacerte la víctima. Te recuerdo que tú tampoco me conoces.

Ella me miró confundida. Suavizó su mirada y se paró para luego tenderme la mano. No sé porque la gente no entiende que no me agrada el contacto físico con gente que desconozco. Para no gastar saliva simplemente me paré y me dispuse a irme

-¿pero qué te…? ¿Kouji? -Detuve mi camino. ¿Cómo demonios sabía mi nombre? La volteé a ver sumamente confundido y ella me dedicó una tímida sonrisa. -¿no me recuerdas?

Me quedé en silencio y luego hice para un lado la cabeza

-soy- una nueva voz la interrumpió

-¡Izumi, mi Izumi!

Ella bajó la mirada bastante apenada. Según lo que entendía de la escena ella era su madre. De acuerdo, eso era inevitablemente gracioso, pero en vez de reír solo puse una sonrisa avergonzada. Me recordó a Satomi, mi madrastra. Siempre tan cariñosa y preocupándose por cosas innecesarias solo para demostrar cuanto le importan las personas.

-¿qué haces hasta aquí toda empapada?

Ella abrió los ojos de golpe. Pude leer en sus ojos sus pensamientos "¿cómo se supone que le diga?"

-yo…

-Ella cayó al río

Me volteó a ver sorprendida. Demonios. Hasta este momento no me había percatado de lo que hacía. Estaba cubriéndola como si realmente quisiera hacerlo.

-¿tú le ayudaste?- Su madre volteó a verme con una mirada llena de preocupación mientras yo me preguntaba qué demonios haría ahora- ¿tu salvaste a mi bebé, verdad?

-yo… yo no hice nada, solo le ayudé a levantarse

Ella derribó mi barrera de espacio personal y me dio uno de esos abrazos maternales llenos de gratitud.

-descuide señora, yo no- La señora me soltó y luego Izumi caminó hacia mi

-te equivocas… hiciste demasiado.- Sus ojos estaban llenos de gratitud y sus labios me mostraron una sonrisa. Las dos se fueron poco a poco mientras yo me quedé viendo que se marcharan. Izumi… para ese momento pude recordar todo de ella. Al parecer la vida le había dado algunos golpes. Solo espero que no vuelva a intentar una idiotez así, y que tal vez nos volvamos a encontrar… Demonios. Ya era realmente tarde y yo todavía llevaba mi uniforme mojado. Posiblemente mi Padre me mate.

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weno, eso fue todo. espro q les aia gustado, dejen review y no sean mui duros. dpndiendo d los review veo si sigo :P

biies!!!