Tenía un fuerte dolor de cabeza, tan fuerte que sentía un taladro dentro acompañado de un incesable zumbido. Necesitas susurro esa voz en mi cabeza. Abrí mis ojos… ¡Maldición! ¿Dónde estaba?

Mis ojos se ajustaron a la panorámica, solo vi un techo blanco iluminado con numerosas luces, mire a mi alrededor, vi una cantidad de equipos y camillas. Mierda…Mierda…Mierda estaba en un maldito hospital. Aquel fuerte olor a látex y sangre inundaba mis fosas nasales y me causaba nauseas.

Trate moverme pero sentí un fuerte dolor en mi brazo mire, una maldita intravenosa estaba allí.

-Ni se te ocurra Edward Cullen- me di vuelta solo para ver a mi Hermana Alice a mi lado. Una pequeña y chillona duende de cabello corto y rebelde cuyas puntas iban en todas las direcciones, estaba mas pálida de lo normal y estaba sentada en una silla al lado mío. Un gruñido se formo en mi pecho – ¡Dime que estabas pensando cuando volviste a huir!- vocifero con furia, su ceño estaba fuertemente fruncido. – ¿Todo es las maldita heroína no?- Voltee mi cabeza aun que eso me causo un fuerte dolor.- Claro- la escuche susurrar- La aproxima vez que te vuelvas a drogar… aun que sea piensa en mama y papa- escuche una puerta cerrarse con un sonido ensordecedor.

Era totalmente consciente que Esme sufría y Carlisle también. Lo mucho que Emmett y Alice se esforzaban por que dejara la heroína. Pero ya era tarde… era mi forma de escape y no la iba a dejar por muy aberrante que me sintiera, era algo mecánico, algo necesario, algo Estúpido. Un fuerte Gruñido salió de mi pecho.

-Buenas Tardes señor Cullen- escuche una suave voz detrás mío, sonaba intimidada y cautelosa. Me di vuelta para ver a una joven que tenia aproximadamente mi edad, era tan pálida como yo, a diferencia que su piel era pálida como la cal y la mí era pálida enfermizo. Tenía cabello marrón chocolate con suaves ondas que caía hasta su espalda y sus ojos eran profundos y del mismo tono chocolate, estos iban acompañados de profundas ojeras purpura que se marcaban de forma pesada. Tenía una bata blanca de hospital y podía ver que tenía una camisa azul claro debajo con unos pantalones negros. Su rostro era suave y angelical con suaves rastros de inocencia.- Soy la Doctora Swan y seré su médico mientras el doctor Cullen está fuera de la ciudad- dijo de forma regia, gruñí.

-Como mierda llegue aquí- vocifere pareció escucharme y frunció el ceño.

-Llego hace tres días a las doce y cinco de la noche, con un caso de sobredosis y aparente ataque cardiaco, gracias a la asistencia del hospital logramos mantenerlo con vida, su familia se encuentran en la cafetería desayunando y el doctor Cullen ya está informado de la situación y llega esta noche de Chicago- su voz era fría y acentuó ciertas palabras.

-¿Quienes de mi familia?- susurre sin mirarla.

-Sus hermanos están acompañados de los Jóvenes Hale junto a la Señora Cullen- contesto, sorprendido que conocía a Jasper y Rosalie, subí la mirada para ver que me miraba con expresión molesta – ¿Algo mas señor Cullen?

-Nada más- y me di vuelta, mientras escuchaba un suave susurro que sonaba a "pedante" y un golpe sordo al cerrar la puerta.

BPOV-----------

Definitivamente estos eran de los días en que no me sentía, me iba y terminaría bien. Hace tres días recibí este drogadicto a la heroína y oh sorpresa! Era el hijo del doctor Cullen. Nunca lo había conocido aun que tenia la característica belleza de la familia Cullen, me sorprendió su adicción, los Cullen siempre habían sido una familia respetable.

No tenía grandes expectativas de él, pero esperaba que tuviera un mínimo estándar de cordialidad. Algo que padecía, al igual que su sentido común y las muchas neuronas que murieron gracias a la droga. -Estúpido Niño mimado- vocifere.

-¡Bella!- escuche una voz llamarme, me di vuelta y a Alice, era la hija menor del doctor Cullen tenía un cabello corto y rebelde cuyas puntas iban en todas direcciones, no lo negaba hace unos meses se había vuelto mi amiga al igual que su novio Jasper Hale y su hermano Emmett Cullen, la chica rubia Rosalie Hale sencillamente me ignoraba en cualquier sentido.

-Alice- dije cansada, pude ver una lagrima salir de su rostro, abrase su pequeño cuerpecito mientras ella lloraba de forma desconsolada, pude ver a Jasper venir y al llegar Jasper hizo un suave ademan y Alice paso a sus brazos y en la consoló. Esa era su especialidad relajar a las personas, se alejaron un poco y divise a Emmett y sentada al lado de Jasper y Alice estaba Rosalie con expresión seria casi irritada.

-Muchas Gracias Bella- susurro Emmett, no podía soportar todo el dolor y la tristeza que ese niñito mimado le causaba a seres tan compasivos y buenos como Alice y Emmett.

-Calma Emmett- dije empinándome para darle una palmaditas en la espalda – Se va a recuperar, lo trajeron en tiempo oportuno- dije suavemente mientras revisaba los exámenes en la carpeta – Sus signos vitales están estables, aun esta algo dopado pero unos días más y estará de vuelta en casa con ustedes- dije por fin mirándolo tratando de darle la sonrisa y mirada más tranquilizadora.

-Ese es el problema Bella- susurro Emmett – El nunca vuelve a casa- dijo por fin marcharse, quería hacer algo para hacerlos sentir mejor. Maldito pensé.

-Doctora Swan- escuche la voz agitada de Jamie Stevens, uno de mis internos era alto de cabello castaño claro casi rubio y ojos almendrados –Se le necesita en el piso de Emergencias, el paciente con múltiples fracturas sufre convulsiones- dijo con urgencias, como siempre Salí corriendo por los pasillos con Jamie siguiéndome, ya estaban asistiendo al paciente.

-Situación- dije mientras ayudaba a preparar al paciente, ya aplicaban la morfina por su intravenosa.

-Habla con su esposa, sufrió una serie de convulsiones agresivas, se controlaron pero hay un aparente derrame cerebral- decía Jamie, escuchamos aquel sonido del electrocardiograma.

-Código Azul- cargaron el desfibrilador lo tome en manos- Carguen- susurre frotando ambos artefactos- Despejen- y lleve el desfibrilador, maldición no mueras también, pensé el electrocardiograma me indico que no había ya forma de salvarlo – Hora de muerte tres y cuarenta y seis de la mañana, un derrame cerebral y seguido de ataque cardiaco.

Salí de la habitación con un pesado suspiro, aquello era lo único que no me fascinaba de la medicina, como las vidas se te podían escurrir de las manos en solo milésimas de segundos…

Hola Chicas!

Que tal mi segundo fic de Edward y Bella. Realmente me gusta esta trama sé que es corto pero espero que sea de su agrado, creo que es más que claro que todos son humanos.

Un Beso.

Lily!