¿Creéis en el amor?¿En esas historias de sentimientos puros, mutuos e inmutables?

Esa emoción que puede hacerte fuerte, que puede hacerte débil.

Qué se siente insondable, incomprensible. Qué no se puede reprimir.

Esa sensación, como querer atrapar el cielo.

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¿Creéis en el destino? Cambiante y desordenado, pero firme y trabajador.

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Yo jamás tuve fe en ello. No hasta ahora

***

Querida extraña

-Al alcance de la mano-

**

Desde que me llevaron al hospital no volví a ver a Fate.

Los médicos me hicieron montones de pruebas, sospechaban hemorragia interna, pero tuve suerte. Tenía todo el cuerpo golpeado, me resentiría durante varios días, pero no corría peligro. Mis heridas más graves fueron una pequeña fisura en dos costillas y una leve conmoción cerebral. Aquel golpe en la cabeza no me iba a dejar estúpida, pero sí una cicatriz en la frente. Al menos la herida estaba cercana a la raíz del cuero cabelludo y podría disimularla con el flequillo.

Una enfermera me lavó, qué gusto vestir ropa limpia-aunque fuese el estúpido camisón de hospital- y sentirme fresca otra vez. También tendió a mis heridas tras las ordenes del doctor. Envolvió la de la cabeza con una gasa y una aparatosa venda que me daba varias vueltas a la cabeza.

Eso asustó tremendamente a mis padres en cuanto llegaron corriendo a verme después de ser avisados de lo sucedido. Mi padre se puso todo blanco y mamá casi grita. Por suerte el médico les explicó que parecía peor de lo que en realidad era, incluso comentó que yo era un milagro viviente, aunque no sé muy bien si eso tranquilizaba a mis padres o les angustiaba.

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También pasó a verme al cabo del día un oficial de policía para interrogarme, estaba investigando la explosión. Yo no pude ofrecerle muchas respuestas, pero él sí iluminó mis dudas. Por lo visto la explosión parecía haberse ocasionado por un malfuncionamiento del sistema de calefacción, cuya caldera se encontraba en el sótano. Según me dijo, era sorprendente que no se produjera ningún incendio posteriormente al gran chispazo. La suerte me sonreía, por lo visto.

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Entre algunas curas, apareció también un abogado. Buitres todos ellos. Éste parecía estar a la última de lo sucedido e intentó que lo contratará para pedir una indemnización ante la compañía del gas. Me negué, había sido un mal afortunado accidente, había suficiente con lo que pagara el seguro. Entonces insistió en pedir daños y prejuicios al equipo de rescatadores, que en su labor de búsqueda casi derruyen lo que quedaba de edificio. Yo abrí los ojos como platos ante semejante estupidez. Aquella gente sacrificaban sus vidas por salvar la de los demás. No era culpa suya que aquel inmueble fuese viejo y que la explosión lo hubiese dejado colgando de un hilo. Mi padre ahuyentó a aquella sanguijuela de inmediato. Suspiré cansada. Al menos tenía más respuestas. El puzzle encajaba.

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Pasaron diferentes doctores a verme, a mí, la chica milagrosa. Y realmente fue un milagro, no el sobrevivir una o dos veces a una muerte segura, sino enamorarme. Encontrar a alguien, alguien tan especial que capturó mi corazón en una sola noche.

Entre la calidez de estar arropada por los míos y el tierno recuerdo de Fate, me relajé completamente. Bostecé. Con la medicación haciendo efecto, sintiendo mi cabeza más ligera y mi cuerpo pesado, cerré los ojos. Mis padres me sonrieron y besándome se despidieron para dejarme descansar. Era mediodía tan sólo, pero había sido una noche muy larga y un día muy pesado.

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Dormí como un lirón lo que quedaba de día y toda la noche. Mi madre estaba leyendo en la silla junto a la cama haciéndome compañía, esperando, cuando desperté. Me recibió con una sonrisa y un beso de madre. Todavía me sentía entumecida y dolida, los calmantes aún hacían efecto, pero presentía como mi cuerpo recuperaba fuerzas con rapidez.

A mediodía entró en mi habitación una nerviosa Hayate, lo primero que hizo fue abalanzarse sobre mi para darme un abrazo "Nanoha-chan" gritó.

"He intentado contactar contigo hasta la saciedad. Tu teléfono comunicaba constantemente. Me tenías preocupada. Y cuando he visto esta mañana lo de la explosión en la editorial casi me da un infarto" me miró de hito en hito "¿Estás bien?" me preguntó al fin.

Yo reí nerviosamente. Mamá le explicó lo que habían dicho los médicos, qué no había que preocuparse y Hayate suspiró, parecía al borde de un ataque de nervios hasta entonces. Había infravalorado nuestra amistad, quizá. Sonreí cariñosamente a esa cabeza loca que tenía por amiga. Aprovechando que Hayate estaba ahí para hacerme compañía, mi madre se marchó a hablar con el doctor, pasar por casa a cambiarse y hacer un par de encargos. Así me quedé sola con la joven escritora.

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"Me ha costado horrores encontrarte, menos mal que tengo algunos contactos en cargos importantes" me dijo. Yo la miré de reojo, Hayate era una chica de recursos, a veces me daba un poco de miedo, parecía un gangster.

"Lo siento" me disculpé por todo el ajetreo que le había causado. Me hacía feliz saberme querida, pero no a costa de inquietar a nadie. Hayate me sonrió "Me alegro que estés de una pieza"

"Por cierto" me dijo seriamente "tienes que contarme qué pasó allá" me pidió con su típico brillo en los ojos. Yo reí, le encantaban los chismorreos. Tuvo suerte que estaba de humor y me decidí a explicarle.

Le expliqué cuánto recordaba lo mejor que pude. Ella iba soltando exclamaciones y haciendo muecas según avanzaba la historia; expresión de horror al describirle el terror de sentir que iba a morir aplastada, la angustia de despertar sola, en una sobrecogedora negrura y un asfixiante silencio. Sus ojos celestes me miraron con compasión al detallarle lo impotente que me había sentido al darme cuenta que no podía hacer nada, que estaba atrapada y comprendía el destino que me esperaba. era solo cuestión de tiempo.

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Hayate me tomó la mano, que estaba temblando levemente. Al comentarle lo sucedido, era como revivirlo otra vez.

Mi colega y amiga se arrepintió de pedirme detalles de un suceso traumático que apenas había ocurrido unas horas atrás, me susurró que parase si me incomodaba hablar de ello, pero yo ya estaba sumergida en la historia.

Parpadeé ahuyentando el miedo que pasé, mis labios dibujaron una sonrisa cuando rememoré el instante en que había conocido a Fate, y sin apenas darme cuenta continué narrando nuestras hazañas en aquel lugar. Cómo había encontrado a la persona más amable, dulce y valiente. Cómo nos habíamos apoyado en nuestras debilidades, en los momentos de necesidad...

Hayate no me interrumpió ni una sola vez, yo estaba tan inmersa en los recuerdos que no me di cuenta de la reacción de mi amiga ante la historia. Primero de sorpresa y luego de muda admiración. Me dedicó una suave sonrisa mientras sus ojos se nublaban melancólicos.

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Cuando finalicé, estuve unos segundos más en mi propio mundo, en cuanto fui consciente de lo que hacía, volteé a ver a Hayate que me observaba afectuosamente "Nanoha..." me susurró "...te ha dado fuerte".

"¿Eh?" dije tontamente.

"Estás enamorada" me dijo con la misma suavidad. Era una afirmación. Mis ojos se abrieron como platos y se me encendieron las mejillas. La sonrisa de Hayate se desfiguró a una mueca socarrona antes de que la novelista rompiera a reír.

"¡Hayate!" llamé su atención avergonzada, pero mi amiga tenía razón. Por fin conocía el amor. El cariño que sentía por Fate era especial. Sufría por saber si el sentimiento era correspondido. Parecía que lo era, pero quizá fue sólo la tensión de una situación de vida o muerte que había llevado a la rubia de ojos de rubí a hacer y decir lo que hizo y dijo. Mi corazón quería creer que no era así. Por fin me había enamorado y no sabía que hacer al respecto.

"Jo" me quejé haciendo morritos. Hayate rió con más fuerzas. Luego me abrazó. "Me alegro por ti, Nanoha-chan."

Le devolví el abrazo y cuando nos separamos le evité un poco la mirada.

"No debes avergonzarte" me dijo ella "Es algo bueno". Sacó su bloc de notas y empezó a garabatear distraídamente, hablándome a la par. "Deberías ver cómo se te ilumina el rostro cuando hablas de esta 'Fate'. Tu sonrisa se ensancha en la sonrisa más amplia y sincera que te he visto jamás. Tus ojos cogen un tono violeta precioso llenos de vida y jovialidad..." apartando sus serenos ojos de sus notas, me miró "¿Qué vas ha hacer ahora?"

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Parpadeé de forma estúpida. No me había planteado qué iba ha hacer respecto a Fate. No quería que nuestra historia acabase así. Quería volver a verla, a oír su suave voz. Quería volver a sentir su manos aferrar la mías. ¿Qué había sido de Fate? Fruncí el ceño.

"Quiero volver a verla" le confesé a Hayate. ¿Pero cómo iba a encontrarla? "Hayate" miré a los ojos de Hayate con arrojo, ella enarcó las cejas. "Necesito que me hagas un favor" le susurré.

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Hayate volvió al día siguiente a la misma hora. Su negación de cabeza fue toda la respuesta que necesité. Su misión de encontrar a Fate por mí no estaba siendo tan fácil cómo ella o yo habíamos esperado. Sin embargo, Hayate no estaba deprimida, su pequeña cruzada no acababa más que empezar. Estaba eufórica en su estatus de Celestina. Casi parecía tan ilusionada por conocer a Fate como yo por encontrarla. Hayate había usado sus contactos sin éxito. La política del hospital le vedaba el acceso a la lista de pacientes. La joven novelista había conseguido sin embargo la lista de todo hospital y clínica de la ciudad, así como de todo orfanato y casas de acogida. Si hacía falta removería cada piedra de la cuidad para conseguir su propósito y encontrar a mi rubio querubín. Tuve que admirar los dotes detectivescos y la pasión de Hayate. Si se documentaba de igual forma para sus escritos, no era de extrañar que fuese la mejor.

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"La encontraré" me prometió, sonaba a algo personal ya. Ojalá, pensé. Menos mal que ya pronto me darían el alta y podría buscarla por mí misma.

"Cuéntame sobre ella otra vez" me pidió mi amiga sonriente.

En el preciso instante en que abría mi boca para ofrecerle el capricho sonaron unos golpecitos en la puerta. Rodé los ojos, ya estaba de nuevo aquí la enfermera para cambiarme los vendajes y asegurarse que todo sanaba correctamente.

Pero no fue la enfermera de turno quien entró. La mismísima protagonista de nuestra charla se adentró dudosa parándose a unos pasos de la puerta. Quedé boquiabierta. "Fate-chan" susurré. La rubia me sonrió "Hola, Nanoha"

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Fate vestía unos tejanos y una camisa roja de cuello de pico que resaltaba sus curvas perfectamente. Sus ojos carmesí brillaban fijos en mí. Su pelo limpio y peinado era precioso y caía a sus espaldas como tiras de seda dorada. Su brazo izquierdo descansaba en un cabestrillo sobre su estómago. Me parecía estar viendo una ilusión. Ninguna de las dos dijo nada durante un buen rato. "Cielos" exclamó alguien. Y las dos volteamos a ver a una Hayate observando a Fate embobada. Me había olvidado por completo de mi pobre amiga. En mi defensa diré que Fate parecía verla por primera vez desde que entró.

Hayate estaba sorprendida, y debo comentar que sorprender a Hayate no es fácil. Supongo que estaba impactada por la presencia de Fate.

"¿Eres Fate-chan?" le preguntó directa al grano. Fate la miró tras contemplarme, se volvió y asintió. "Cáscaras" exclamó Hayate. Después volteó hacia mi con una de sus pícaras sonrisas "Nanoha-chan, pensaba que cuando hablabas de lo alta y guapa que era Fate exagerabas. Pero tienes razón, parece una modelo" soltó tal cual. Mi cara se encendió como un tomate, sentí unos deseos tremendos de matar a Hayate por ponerme en evidencia. El rostro de Fate estaba aún más encendido que el mío.

"Ha-Hayate-chan" tartamudeé abochornada. Pero volví a olvidarme de ella cuando miré de reojo a Fate y ella parecía estar haciendo lo mismo. Nos sonreímos nerviosamente. Parecíamos dos adolescentes estúpidos.

"¿Qué haces aquí?" le pregunté, por decir algo, la respuesta no me interesaba, lo que importaba era que estaba ahí, conmigo, cerca.

"Quería volver a verte" me confesó tímidamente. Lo mismo que yo. Qué tierna. Estuve a punto de saltar de la cama y correr a abrazarla. En vez de eso le sonreí como una bobalicona.

"¿Y cómo me has encontrado?" le pregunté recordando lo que nos estaba costando a Hayate y a mi localizarla a ella. No pude evitarlo, a pesar de que no quería malgastar mi tiempo con ella haciéndole cuestiones como si fuera una criminal. A pesar de adorar a aquella mujer y querer confesar los sentimientos que despertaba en mí, mi cerebro y mi boca no lograban coordinarse.

Fate se rascó la mejilla con su mano sana, encogiéndose como un niño que ha hecho una travesura.

"Yo también he intentado buscarte, pero la policía, el hospital, todos se negaron a darme respuestas" susurré "¿Cómo lo has conseguido?"

"¿Me has estado buscando?" se interesó mirándome con esperanza en los ojos. Yo me ruboricé un poco y asentí con la cabeza.

Ella rió levemente antes de mirarme con esa mirada tan penetrante y dulce y darme la solución a la incógnita "La verdad es que...éste es el segundo hospital en el que indago. He visitado habitación por habitación hasta dar contigo. Pero ha merecido la pena" me sonrió. Me dio un vuelco el corazón

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"Aw, eso sí es romántico" se enterneció Hayate. De nuevo la había descuidado. La ignorada novelista disfrutaba de nuestra interacción sentada en una silla, escribiendo como loca en su bloc de notas. Fate y yo volteamos a verla y Hayate nos miró "Seguid, seguid. Excluid que estoy aquí" se evadió divertida. Finalmente la señalé dirigiéndome a Fate "Fate-chan, ésta es Hayate-chan. ¿Recuerdas que te hablé de ella?" las presenté.

"¿La novelista? Cómo olvidarlo" me sonrió. Se acercó a Hayate tendiéndole la mano. "Tanto gusto" se amistó con mi excéntrica escritora. Hayate le devolvió el saludo afectuosamente. "El placer es mío" respondió Hayate en su mejor comportamiento "Gracias por estar con Nanoha-chan y cuidar de ella durante el incidente. No sé que haría si hubiera perdido a mi editora favorita" soltó entre risas. Bufé interiormente, seguramente seguiría haciendo lo mismo que conmigo, lo que le da la gana.

"No, fue Nanoha la que cuidó de mí" dijo Fate. "Me habló mucho de ti, entonces. Cosas buenas, claro" añadió precipitadamente.

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"Bueno..." interrumpí. No me agradaba que Hayate acaparase a Fate todo el rato. ¿Eran eso celos? Qué desagradables. Hayate comprendió, por suerte y se excusó para ir al baño dejándonos solas. Por fin.

Fate se acercó a la cama. "¿Cómo estás?" me susurró. "En cama por ordenes del doctor, pero estoy bien.".Le contesté con una sonrisa. Ella me apartó unos mechones de pelo, dejándolos caer con suavidad tras haber observado el vendaje en mi frente. Me miró con un deje de tristeza y yo agarré su mano bajándola a mi regazo, sujetándola cariñosamente con la intención de no dejarla ir más. "Estoy bien. De verdad. ¿Qué tal tu brazo?" la miré preocupada. Fate me sonrió " sobreviviré" me dijo con humor. Las dos reímos.

Nos miramos con serenidad, elevé mi barbilla. Recé por no estar cometiendo el error más garrafal de toda mi vida. Leí miedo en el rostro de Fate, pero aún así lo veía cada vez más cerca del mío.

Cómo el roce de una pluma, ese fue el primer contacto de nuestros labios. Nos separamos y nos miramos a los ojos, pidiendo permiso, asegurando estar haciendo lo correcto. Nuestro instinto no nos engañaba. Volvimos a besarnos con más confianza. Ah, la dicha del amor. No puede haber nada más grande.

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Aquel día presenté a Fate a mi familia-para su sumo sofoco-como mi novia. Sus reacciones fueron de sorpresa, pero yo estaba tan feliz que poco me importaba lo que pudieran opinar. Aceptaron a Fate enseguida como parte de la familia y eso me hizo aún más jubilosa.

Fate, siendo fiel a su promesa, me presentó a Caro y Erio, y Lindy-san, que era como una madre para ella. Y Chrono, quien sería entonces su hermanastro. Amy, su jefa y a la vez cuñada, supongo... Ui, su familia era algo complicada, pero tendría tiempo de conocerla. Esa era mi esperanza. Todos ni se inmutaron cuando me vieron, sólo me pidieron que continuase haciendo a Fate tan feliz como la hacía.

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Como pareja Fate era sumamente atenta y cariñosa. Era amable y apacible. Me hacía querer ser mejor persona. Aunque tenía sus puntos débiles, eso la hacía humana, una humana entrañable. La adoraba. No sé que es lo que encontraba ella en mi, pero agradecía cada día mil veces que ella me quisiese.

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Salí del hospital y acabé de recuperarme en casa. Pronto volvería al trabajo. Las nuevas oficinas se estrenarían antes de lo previsto. Pero ese no era el único cambio en mi vida. Oh, no. No lo era. Toda mi vida era nueva.

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No creía en el amor.

No creía en el destino.

Eso cambió en sólo una noche.

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Ahora vivo cada día como si fuera el último y amo con todo mi corazón, confiando en un mañana aún mejor.

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"Nanoha-chan, Nanoha-chan" escuché el eufórico grito de Hayate a través del auricular de mi nuevo teléfono móvil. Mi antiguo aparato se perdió para siempre en la explosión, al igual que el de Fate que aunque lo conservaba, estaba tan golpeado de su caída de dos pisos de altura que era inútil. Mamá me había comprado un celular nuevo y Lindy-san regaló a Fate uno a conjunto. Me reí como una colegiala al recordarlo. Para diferenciarlos, el mío era blanco y el de Fate, negro –le encanta ese color, cada día descubro más cosas sobre ella-.

"Nanoha" chilló Hayate de nuevo, obligándome a centrarme en ella. "Lo he acabado. Ya lo tengo" me anunció contenta.

Yo enarqué las cejas. ¿Era posible que hubiese finalizado su nuevo libro en apenas dos meses? Escuché sus risitas y cómo me pedía impaciente que pasara a recogerlo

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Cuando llegué a su casa, Hayate abrió la puerta de golpe haciéndome volar dentro con un estirón. Estaba entusiasmada. Me arrastró hasta un sofá y me sentó sin decirme nada, sin darme tiempo ni ha decir "hola". Corrió y puso el manuscrito en mis manos. Eran un buen puñado de hojas, abrí los ojos cómo platos. "Léelo" me pidió sentándose en el sillón frente a mí.

"¿Ahora?" su impaciencia me pilló desprevenida. Hayate parecía un niño ansioso por abrir sus regalos de navidad. "Ahora" me contestó seriamente, antes de volver a mirarme expectante con una leve sonrisa.

Yo la miré unos segundos confusa y accedí a su capricho. Bajé la mirada a aquel fajo de papeles.

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"Eclipse de luz de luna" leí en voz baja lo que era el título de su nueva obra. Elevé la mirada para encarar a la autora, pero ella me hizo un gesto con la cabeza para que continuara. Pasé la primera página.

"A mi fiel amiga y editora, Nanoha, que por fin encontró lo que no buscaba.

A Fate, la querida extraña que todos queremos conocer algún día, en algún lugar.

Sin ellas Nami y Alicia no existirían" así ponía en los agradecimientos. Enarqué las cejas y volví a mirar a Hayate que sólo me sonreía de par en par.

Lo entendí. Supe que aquella historia iba a conmoverme incluso antes de empezar a leerla. Supe que aquel libro iba a ser especial.

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Las lágrimas empezaron a surcar mis mejillas, estaba tan emocionada. Hayate se sobresaltó poniéndose en pie.

"Nanoha-chan" me llamó alertada "..si ni siquiera has empezado a leerlo" bufó.

Yo reí mientras seguía llorando.

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Aquel libro fue un éxito de ventas. Era poesía en prosa. Un relato hermoso dirigido con maestría y cariño. Era una historia de amor como nadie había narrado antes.

Un amor primerizo, inocente y dulce. Un amor fuerte, profundo e indeleble. Destinado a ocurrir.

Una historia de amor como la nuestra.

¿Oyes, Fate-chan? Un amor como el nuestro.

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FIN


Aww, se terminó esta historia. Al menos por ahora. Voy a centrarme en los fics que tengo a medias.

Deseo que a pesar de que el epílogo ha sido algo pesado (sobretodo al principio) hayais obtenido el final feliz que deseabais. Yo sí, y dejo abierto el tema para una posible secuela. Los lectores mandan, porque lo que por mí atañe, tengo mil historias que contar y muchas ganas. (aunque poco tiempo :( )

Gracias por leer hasta el final. ¡Hasta otra!

Al anónimo review de:

gore: Mil gracias por molestarte en dejar ese amable review. Aquí te dejo con el epílogo, que sabe a poco porque los personajes quieren seguir con sus vidas y no me dejan concluir el fic. Gracias por todo, espero que sea de tu agrado.

urumi: Espero que en el epílogo se despejen las dudas que los capítulos anteriores pudieron dejar. Muchas gracias por tu lealtad. Siento el pequeño susto con Fate en el capítulo anterior. No fuiste la única que lo pensó :P Aquí parece ser que finaliza la historia, espero que te haya gustado. Un abrazo y gracias de nuevo.