Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon no me pertenecen.

N/A: Universo Alterno.

Parejas: Aún no lo tengo 100% decidido, pero habrá triángulos amorosos. Las historias son más sabrosas si existen tríos. (Serán parejas hetero)

-Dejen Review's – Diálogo.

-Dejen Review's – Pensamientos.


~oO::: Subrepticias :::Oo~

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La Misión (Capítulo I)

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Los escasos rayos solares del atardecer se filtraban sin aviso por las blancas y prolijas cortinas que cubrían el amplio ventanal, iluminando tenuemente la gran oficina con colores rojizos y anaranjados, reflejando los rostros reflexivos de dos muchachas jóvenes.

Estaban en completo silencio, meditando sabiamente la propuesta hace instantes realizada por su jefa. Mitigando los pros y contra de la situación y de su eventual respuesta. Ambas eran favorables, aquello era indiscutible.

Habían tenido muchos trabajos de espionaje, pero siempre eran simples y en corto tiempo, nada excesivamente importante y arriesgado.

Sus habilidades eran buenas, era quizás por eso que nunca habían tenido altercado alguno en una misión, y su trabajo en equipo era de los más admirados, pese a su corta edad. El talento de ambas para encubrir, era simplemente inigualable, un punto a favor. Pero ahora era distinto, ahora la propuesta era incomparable frente a las anteriores, ahora implicaba más concentración y los errores no estaban considerados.

Sin embargo, la determinación era igualitaria, un 50% de éxito, el otro 50% era fracaso inmediato. Ahí estaba la duda. Atreverse o no… Entregarlo todo por nada u obtener la gloria como recompensa de su esfuerzo. Sólo un monosílabo bastaba. Un simple sí o no.

El no, implicaba; Un trabajo menos complicado, seguir en misiones regulares y simples, sin cuotas de adrenalina y con una remuneración… buena, no excelente, pero aceptable.

El sí implicaba; Trabajo estratégico y arriesgado, adrenalina a cada instante, remuneración increíblemente buena para solventar cualquier gasto. Y sobre todo implicaba demostrar la habilidad que ambas sabían que tenían.

¿Por qué la duda entonces? Fácil. Ninguna de ellas quería dejar todo por tal propuesta. Aún eran muy jóvenes como para realizar una labor tan arriesgada, y como había dicho la mujer frente a ellas, era una gestión peligrosa, por tanto, era cuestionable. Pero pese a lo anterior, asumir el riesgo era tentador, más aún si lograban éxito… Anhelaban el reconocimiento de su profesión.

Dudas, dudas y más dudas...

Era una situación muy delicada, sin embargo... ¿Por algo habían sido llamadas solo ellas, no? Si habían sido elegidas de las cientos de personas que forman la compañía… ¿Era por algo, cierto? Respuesta a tal exclamación, verdadero, elegidas por ser las mejores, y porque confiaban en ellas a ciegas.

Un punto a una posible afirmación.

-Les recuerdo que estarán protegidas, procuraremos que nada malo les pase. – Recordó la mujer frente a ellas, al momento que cruzaba sus brazos por sobre su pecho.

Tanto la rubia como la castaña la miraron sin siquiera inmutarse, aunque las palabras de ella las hacían sentirse seguras.

-Les aumentaré un 10% más el sueldo durante un año. – Dijo tratando de convencer a las jóvenes, pero fue en vano, aún no había respuesta.

Las dos, aparentemente inexpresivas, interiormente gritaban de alegría.

-¡¡¡Aumento de sueldo SIII!!!

-Estúpidas… Como me hacen perder tiempo esta dos – suspiró. – Tendrán 1 mes de vacaciones pagadas luego de que terminen el trabajo.

La rubia de ojos azules sonrió ampliamente. La castaña sólo la miró meditabunda.

-¡Dios! Ustedes son muy difíciles de convencer. – Bufó irritada la mujer frente a ellas, más conocida como su superior. – ¡Ustedes trabajan para mí! No debería tener que tratar de persuadirlas de que hagan SU trabajo.

-Ah Luna, no es para tanto – dijo divertida la rubia por la reacción de su jefa. – Tú dijiste que nuestra vida estaba en juego, es para pensarlo 2 veces. ¿No crees?

-Es cierto, sólo que queremos que todo el riesgo valga la pena. – Agregó la castaña sonriendo y apoyando las palabras de su compañera.

La mujer mayor de largos cabellos oscuros respiró estridentemente y miró a ambas chicas con el ceño fruncido, se quedó en silencio por unos segundos, y luego sonrió con malicia. – Ya no importa… Una vez más la competencia hará de las suyas. – Murmuró sin importancia aparente.

Ambas muchachas ampliaron los ojos y se miraron por un rato prolongado. Habían olvidado completamente la competencia… Un pequeño gran detalle.

Luego de unos efímeros segundos las 2 asintieron al mismo tiempo, como si leyeran sus pensamientos.

-Sí – respondieron al unísono. – ¡No nos dejaremos derrotar por la competencia! – replicaron con llamas en los ojos y con los puños cerrados.

No podían dejarse vencer por otros, eso no estaba en sus planes, sobre todo porque su competencia se trataba de personas que alardean por su éxito como idiotas ególatras. Y que les reprocharan su fracaso era inconcebible, por tanto, aunque fuera una misión suicida aceptarían, únicamente para no fomentar la arrogancia de sus rivales.

-Debí decirles lo de la competencia antes de ofrecerles el aumento de sueldo y las vacaciones…-. La mujer mayor suspiró con resignación y luego sonrió satisfactoriamente. – Les agradezco la decisión. Sé que no me defraudarán mis más destacadas agentes.

Ambas asintieron sonrientes y en silencio.

-Como ya saben, no se trata sólo de obtener información en un corto periodo, se necesitará de mucho tiempo…–. Apoyó ambas manos en el escritorio y exhaló suavemente. – Cálculo alrededor de 6 meses, 5 meses si avanzan rápido. Eso depende de ustedes.

-Es mucho tiempo – comentó la rubia, mirando pensativa a su amiga y colega que estaba a su lado.

-Lo es, pero quizás no sea tan malo después de todo… No tenemos nada que perder – añadió la castaña jugando incansablemente con sus cabellos. – ¡Quiero las vacaciones!

La rubia asintió. Su amiga tenía razón, no tenía nada que perder, ambas eran solteras, sin hijos y sin familia… Podían arriesgarse sin temer por alguien más, y tenían respaldo asegurado. Además necesitaban vacaciones.

-¿Y qué es lo que tenemos que hacer? –. Preguntó la rubia con evidente curiosidad.

-Como ya les dije, es un asunto peligroso… – cerró los ojos un par de segundos y los abrió nuevamente, notando los rostros de ansiedad frente a ella. – Quiero que se infiltren y obtengan la mayor cantidad de información de los herederos más grandes de Japón. Ellos han recaudado una inmensa cantidad de dinero en muy poco tiempo, se cree que ellos están relacionados con distribución de drogas en el país...

-Al parecer un pez gordo, o mejor dicho varios peces – dijo la castaña de hermosos ojos verdes – Será difícil, pero no imposible…

-Lita tiene razón – reconoció la jefa – Es por lo mismo que las elegí a ustedes, sé que lo lograrán.

-¿Y cómo lograremos entrar en su ambiente? –. La ojiazul exclamó pensando en las posibles respuestas que otorgaría la mayor.

-Quiero que se hagan pasar por mujeres de negocios interesadas en asociarse con su compañía, sé que ellos están interesados en adquirir socios en las facultades culinarias para los casinos de los hoteles, de los cuales son dueños, por lo que les será más fácil, ya que Lita sabe mucho acerca de eso - tomó un respiro y continuó – Y también quiero que tú, Serena – dirigió su mirada a la rubia. – Seduzcas al heredero encargado de esta familia, y obtengas la mayor información de obtención de dinero. Quiero que lo enamores para que él sea capaz de confesarte todo sobre lo que hace, conviértete en su confidente.

-Oh… ¿Quieres que sea la perra que lo conquistará para luego apuñalarlo por la espalda? –. Miró a su amiga y a su jefa en busca de una respuesta.

-A eso me refería, pero con otras palabras – dijo Luna, afirmando la exclamación de la ojiazul. – A él le gustan las rubias, por lo que te elegí a ti para ello.

-¡Me gusta la idea! ¡Esto será emocionante!

-Ok, ella será la perra encargada de conquistarlo y yo qué rol jugaré? –. Lita inquirió sin entender en qué parte entraba ella en acción.

-Lita, tú serás la prima de Serena encargada de las transacciones y acuerdos con ellos. Deberás resguardar y mantener en completo secreto todo acerca de ustedes, encubrir sus movimientos. - Miró a la castaña y sonrió - Tu habilidad y capacidad para improvisar es una excelente arma para evitar sospechas, sobre todo si se llegara a formar algún altercado, no dudo en que lograrás con éxito salir sin culpas a tus espaldas, además te manejas muy bien en negocios, sé que tomarás grandes y buenas desiciones.

-La perra negociadora y encubridora de mi prima, suena interesante… - sonrió. - ¿Y cómo haremos para relacionarnos con ellos?

-Habrá una exposición de bellas artes la próxima semana. El dirigente de estos tipos es un amante de las pinturas y arte en general, por tanto, irá de todas maneras, es la oportunidad perfecta de que ambas asistan a ese lugar, se hagan conocer. Del mismo modo, Serena tratará de acercarse a él... Ya sabes, para seducirlo y así conocerlo más… – respondió mientras leía unos informes.

-¿Y quiénes son ellos? ¿A quién tengo que conquistar no será un gordo mórbido y viejo? ¡¡¡No quiero alguien así Luna!!! –. Imploró con lágrimas en los ojos. En defintiva, no quería tener que seducir a alguien desamparado por la belleza.

-Ya iba a explicar eso Serena, y no seas tan dramática, por algo eres una agente profesional. – La miró de reojo – Son los hermanos Kou. – Se encogió de hombros como si nada.

Tanto Lita como Serena miraron sorprendida a su superior. No se esperaban ese tipo de información.

-¿Los hermanos Kou? ¿Los dueños de la cadena hotelera más grande de todo Japón?

-Y del mundo… – continuó sorprendida la castaña.

-¡AH! ¡Luna! Ellos son ultra guapísimos.– Comentó con brillos en los ojos, imaginándose con alguno de los hermanos Kou a sus pies. No conocía bien a los herederos, pero había visto hace algún tiempo una revista en donde aparecían ellos. Y desde su punto de vista, todos habían sido bendecidos por la belleza.

Luna llevó la palma de su mano a su frente y negó con la cabeza por la actitud de su destacada agente rubia.

– Serena, estamos hablando de trabajo… ¡Pon atención!

Por otro lado Lita aún sorprendida, analizaba la información dada por su superior.

– No sabía que ellos tenían ese tipo de negocios… - articuló luego de una pausa.

-Al parecer los hoteles sólo son la fachada de sus negocios clandestinos. Ellos son los culpables de la distribución de drogas por este país o al menos de eso son sospechosos... –. Continuó Luna - ¿No sabían? – ambas negaron – Y eso que son agentes…

-No por eso tenemos que saber todo, ¿cierto Lita?

-Así es Serena – las dos sonrieron y afirmaron con la cabeza. – Si fuera así, estaría con el chico que me rompió el corazón – comentó con melancolía, recordando su pasada y fracasada historia amorosa.

-¡Ya basta de desviar el tema, las estoy informando y ni siquiera prestan atención! – bufó exasperada Luna, ya harta de ser interrumpida a cada rato.

Ambas se quedaron en silencio, esperando que la mayor continuara.

- Como sea… Es una misión riesgosa, deben cuidarse mucho, porque si es cierto que ellos se dedican al narcotráfico, son capaces de matarlas con tal de ocultar su origen

-¿Y si son inocentes? –. Preguntó temerosa la chica de ojos verdes. No quería que la regañaran una vez más por interrumpir.

-Si son inocentes… - tenía que pesar en algo rápido, esa opción no había circulado por su cabeza. – Si son inocentes, al menos sabremos de donde obtienen el dinero. Nadie triplica su fortuna en un año…

-Es verdad – ambas dijeron al unísono.

-¿Y cuándo comenzamos? – consultó la muchacha de brillantes ojos azules, apoyando sus codos sobre el escritorio de su jefa.

-En dos días más. Hay mucho que encubrir, por lo que deben comenzar cuanto antes. Hay que disimular su aparición, después de todo son unas desconocidas. – Abrió un cajón del escritorio y sacó dos sobres. – Este para ti Lita, y este para ti Serena – les dijo mientras les entregaba los sobres, que ambas chicas abrieron al instante, descubriendo que en el interior se hallaban unas identificaciones falsas.

-¿Ya las tenías listas? –. Aunque quiso, Serena no pudo evitar sorprenderse.

-Por supuesto. Incluso ya modifiqué sus antecedentes – replicó indiferente. -No puedo creer que duden de mis capacidades… - suspiró resignada – Ya chicas, es tiempo de que se preparen, les enviaré vía e-mail sobre el plan a seguir. Nos vemos pronto.

-Está bien – Lita se levantó de su silla junto con la ojiazul. – Esto será un éxito.

-¡Sí! ¡La competencia se irá por el escusado! – Serena estiró un brazo en pose triunfal y sonrió ampliamente. – ¡Los derrotaremos en nombre de la compañía! – exclamó soñadora y como toda una heroína.

Lita se limitó a sonreir con vergüenza ajena, y Luna rodó los ojos al momento en que le aparecía una gran gota de sudor en la sien.


~oOo~


El pelinegro de encantadores ojos azules, caminó a paso rápido y dificultoso, mientras cargaba grandes y amplios papeles que le bloqueaban la vista. Una vez que ingresó a la oficina que compartía con su compañero, dejó caer a duras penas, los grandes pliegos de papel sobre la mesa, amontonándolos sin cuidado, dejando caer varios al piso.

-¡Mierda! – gruñó por lo bajo mientras se agachaba a recoger los desparramados planos que yacían en el suelo.

-El flojo trabaja doble – murmuró un hombre alto de larga cabellera oscura, lo suficientemente audible para que su compañero oyera.

-¡Hey! Un poco de ayuda no haría mal. Hay gente como YO que sí trabaja – replicó con ironía al momento que terminaba de ordenar el desastre hace instantes provocado por él mismo y se ponía de pie.

-Darien… Estoy fuera del horario laboral, no quiero hacer nada relacionado con trabajo. – Se defendió cruzándose de brazos. – Cosa que tú también deberías hacer.

-No tienes remedio – respondió resignado. – Pero tienes razón, Nephrite.

-¡Ajá lo sabía! – sonrió ampliamente al momento que también asentía con la cabeza – Siempre la tengo – le guiñó un ojo.

-Si tú lo dices… - susurró y se apoyó en la pared, ignorando lo dicho su compañero.

El hombre de cabellos ondeados arqueó una ceja incrédulo. - Omitiré cualquier comentario a tus maliciosos susurros – advirtió sin ser muy convincente.

-Está bien, está bien… - suspiró cerrando los ojos con cansancio - ¿Qué averiguaste sobre Taiki? – preguntó abriendo sólo un ojo, para mirar a su compañero.

Nephrite se encogió de hombros.

– Nada importante, solo que su nuevo negocio en París se debe a la reconstrucción de un antiguo hotel que quieren remodelar para crear uno de mejor nivel.

-¿Requerirán nuestra ayuda?

-Así es, quiere que le muestre algunos diseños que sean más contemporáneos, pero sin arruinar el modelo real de la construcción. – Concluyó estirando perezosamente ambos brazos.

-¿Ya avisaste a la empresa para que realicen los planos? – indagó tomando nota mental de cada palabra que dictaba su colega.

-Sí, pasado mañana enviarán nuevos diseños. – Bostezó con pesadez – Ya basta de interrogatorios… Quiero descansar.

El pelinegro hizo una mueca de fastidio y frunció el ceño -No es un interrogatorio, sólo quiero información para así poder realizar una mejor investigación, después de todo somos un equipo.

-Uhm… Claro – dijo sin importancia, aumentando la cólera de Darien - Hombre relájate – comentó con risa al notar el rostro de disgusto de su compañero. – Estás malhumorado. Te vas a envejecer rápido si continúas así.

-No estoy malhumorado, sólo que no tuve un buen día. – Se justificó desviando su mirada hacia una ventana frente a él.

-¿Problemas con tu novia? –. Preguntó sospechando la molestia que irradiaba su compañero. Ya se lo imaginaba, siempre cuando Darien estaba enojado, se debía nada más ni nada menos que a presuntos incidentes con su noviecita.

-Ehh… En parte – respondió restándole importancia al asunto.

El hombre de cabellos largos y oscuros arqueó una ceja - ¿En parte? Estoy seguro a que debe en su totalidad a la insoportable de tu prometida.

-Es cierto, me conoces demasiado bien, ¿eh? – Nephrite asintió. - Rei me tiene enfermo de los nervios. Por todo se enoja, por todo me critica y por todo se queja… pareciera que nada de lo que hago o digo es suficiente para ella – suspiró y continuó – No está conforme con absolutamente nada. Nada alcanza para satisfacerla… - se desahogó confesando todo a su compañero y mejor amigo, y es que necesitaba con urgencia confesar lo que hace un tiempo le estaba sucediendo.

Para él, su relación actual era más un martirio que una relación de amor y armonía. Los primeros 2 años habían sido buenos, sin mayores problemas, pero cuando decidió formalizar la relación, ella se había vuelto extremadamente celosa y autoritaria. Las discusiones eran cada vez más frecuentes e iniciadas por cualquier insignificancia. Era como si ella buscara la oportunidad de enfrentamiento con él, cosa que cada vez lo estaba haciendo perder la paciencia.

Nephrite lo miró sorprendido y se quedó en silencio un rato, tratando de buscar las palabras adecuadas para aconsejarlo. A decir verdad, el no tenía mucho conocimiento sobre relaciones amorosas, de hecho para él, todo lo que implicaba parejas y amor era un perdida de tiempo, era por eso que se le veía con pocas mujeres. Como decía él, eran solo para satisfacer necesidades fisiológicas. Por tanto, lógicamente, no tenía mucho que aportar.

– Cielos, amigo… No te envidio. – Eso fue lo mejor que pudo decir, ganándose una mirada asesina de parte del pelinegro.

-Increíble tu capacidad de alentar – bufó sarcástico cruzándose nuevamente de brazos.

-Gracias – ironizó levantándose de su cómoda silla. – No se dar consejos – admitió caminando hacía su amigo hasta quedar frente a él. – Ya sabes, no soy un hombre de mucha experiencia.

-Ni que lo digas – lo miró con fingida sonrisa.

Su alto compañero esbozó una mueca de monotonía y dijo; – Pero sé reconocer cuando alguien no es para ti. Te conozco hace años, y siempre te dije que nunca me gustó esa chica para ti. Es una tirana manipuladora. Te mereces algo mejor – dio unas palmaditas en el hombro del azabache y se dispuso a salir de la habitación.

Aquellas palabras habían sido sinceras y habían dado en el punto exacto, bien sabía que él tenía razón, pues nunca había ocultado su molestia por Rei. Más aún, eran innumerables las veces en que le había dicho que la dejara por alguien mejor, por una mujer que verdaderamente valiera la pena.

-Quizás – murmuró dirigiendo la mirada a su amigo que abría lentamente la puerta para retirarse. Reflexionando que ese "quizás" (que incosciente y sinceramente había salido de su boca) podría, en un futuro no muy lejano, ser considerado.

-¿La amas? – preguntó Nephrite volteándose a ver a su amigo.

Darien se quedó en silencio, otorgando su respuesta. Para ser honesto, a esas alturas ya no lo sabía. Probablemente esa pregunta realizada hace un año atrás, habría sido afirmativa, pero en la actualidad el sentimiento se había desgastado en gran magnitud. No sabía con exactitud si la amaba, la relación había cambiado tanto, que el amor se estaba perdiendo por la mala actitud de ella para con él.

-Entonces no pierdas el tiempo. – Recomendó, volteándose nuevamente para poder irse.

-Quizás no lo siga haciendo…- pensó, mirando como su amigo desaparecía por la puerta.


~oOo~


Ya estaba agotado de tener que saludar a tantas personas que pasaban a su lado, pero era algo que inevitablemente tenía que hacer, pues el era el heredero encargado de las finanzas y de la empresa hotelera, por lo que sus relaciones externas con los posibles nuevos inversionistas y los que ya eran debía ser lo suficientemente buena para afinar las alianzas entre ellos.

Los nuevos tratados y buenos contactos debía ser de los mejores, para garantizar el funcionamiento de su negocio, y más aún para poder así ampliar las contrataciones y fronteras para nuevas inversiones que aumentarían su fortuna, a esas alturas incalculable.

-¿Una copa para pasar el aburrimiento? – ofreció sonriente una rubia a su lado, extendiéndole una copa con un líquido dorado bastante gaseoso.

-Ya la necesitaba. Gracias, Mina – aceptó la copa y sonrió, llevándolala a sus labios en el acto para poder degustar el dulce y, a la vez, suave sabor de la champaña recién otorgada.

-De nada, cuñadito. ¿Has visto a Yaten? – preguntó mirando a ambos lados en busca de su marido.

-Estaba con Taiki en la sala… - miró la amplia y lujosa sala, pero no los divisó. – Hace unos instantes, deben estar en la terraza.

-Ah, de ahí iré a verlo. – Bebió un sorbo de licor que tenía en su copa y sonrió. – ¿Sabes Seiya? Alguien preguntó por ti hace un rato… - comentó mientras jugaba con la sombrilla que adornaba su copa. - ¿Adivina quién?

Seiya enarcó una ceja, suponiendo de quién estaba hablando su cuñada. Ya sospechaba quien era la persona, sobretodo por la sonrisa pícara de ella.

-No puedo imaginar quién... – respondió con sarcasmo en sus palabras desviando su mirada a un punto inexistente.

-No te hagas – sonrió buscando insistentemente la mirada del pelinegro. – Yo sé que tú sabes – le indicó con el dedo índice.

-Mina, de verdad… me da igual si es la persona quién creo que es – agregó con indiferencia. Claro, para él esa persona no era más que una mujer superficial y convencional, como todas las mujeres que se ofrecían delante de él, no sólo por su apariencia, sino que también por su fortuna.

-No seas así, ella está interesada en ti. ¿Por qué no darle una oportunidad? Ella es increíblemente atractiva, está soltera… Tú también ¿Cuál es el problema? – insistió en busca de una respuesta inmediata y convincente.

-No es de mi interés – confesó recalcando sutilmente la última palabra.

-Pero si Kakyuu es una mujer hermosa, inteligente e interesante. No hay nada malo.

-Pero no me gusta, es así simple – concluyó dando por finalizada la conversación.

-Bueno, como digas… Tú te la pierdes.

-Eso es lo que quiero – murmuró entre dientes.

Mina frunció el ceño y lo miró de reojo. – Te escuché.

El azabache se encogió de hombros, sin dar mayor importancia a las palabras acusadoras de la rubia.

-Vaya, vaya, aquí está mi hermosa mujer – dijo un hombre de cabello platinado que se acercaba por detrás de la rubia.

Mina volteó y se encontró con la mirada verde pardo de su joven marido. – ¡Yaten! – exclamó abrazándolo con fuerza. Su marido gustoso la abrazó por la cintura. –Te extrañé mi amor...

-Yo también – reconoció besando la mejilla de la rubia, provocándole un leve sonrojo sobre sus pómulos.

-¡Ejem! Hay gente presente aquí que no le gustan las escenas de afecto – comentó incómodo el ojiazul. Tanto Mina como Yaten se ruborizaron y miraron avergonzados al pelinegro frente a ellos.

-Lo siento – se disculpó su hermano tomando la mano de su mujer, y entrelazando sus dedos con los de ella.

-Seiya, no te quejes, perfectamente podrías estar ahora con alguien, así igualito a nosotros.

El heredero encargado de los negocios bufó no muy contento por las inoportunas palabras de su cuñada.

Yaten miró sin entender a qué se refería su mujer, pero notó de inmediato la posición rígida del pelinegro, obviamente a causa de su disgusto.

– ¿Hay algo de lo que no esté enterado? – miró a la rubia, la cual sonrió quisquillosa.

-Sí mi amor, mi adorado cuñadito tiene una hermosa pretendiente a sus espaldas – informó mirando a Seiya que desvió la mirada hacía la sala, dirigiendo toda su atención a ese lugar como si fuera de lo más interesante, ocultando obviamente su incomodidad.

-¿Qué amiga?

-Kakyuu – carcajeó provocando Seiya poco menos la matara con la mirada.

-Ejale, hermanito, ¿lo tenías guardadito, eh?

-Son alusiones de Mina, no tengo ni el más mínimo interés en esa… - no alcanzó a terminar ya que una presencia femenina a su lado, hizo que callara por completo.

-¿En quién no tienes interés? – preguntó una hermosa mujer que jugaba con unas finas hebras de cabello rojizo que caían suavemente por sus hombros descubiertos.

-Mi hermano hablaba de negocios – intervino Yaten para el alivio de su hermano, quien suspiró y lo miró agradecido.

-¿Seiya, quieres que traiga una copa para ti? – ofreció la mujer, que observaba la copa vacía en la mano del hombre que tanto le gustaba tanto.

-No, gracias, yo iré más tarde – se excusó caminando unos pasos al frente, hasta quedar al lado de su hermano, para sentirse de alguna manera menos amenazado por la mirada hambrienta de esa mujer.

Yaten miraba divertido la escena, mientras que Mina sólo le guiñaba el ojo a su amiga, alentando a Kakyuu para que se acercara al pelinegro.

-Eh, iré a ver algo…, ya vuelvo – se retiró rápidamente del lugar, antes de que alguno de los que estaban con él pudieran replicar. Y es que ya estaba hastiado con la situación, sobre todo cuando notó que Mina gesticulaba con su amiga, incitándola a que se aproximara a él.

Se dirigió a un balcón lejos de la gente que a esa hora se divertía en su mansión. Respiró profundo y se apoyó sobre la baranda del balcón, mirando las estrellas que a esa hora brillaban en su máximo esplendor.

De alguna manera que desconocía, observar el cielo nocturno iluminado de las infinitas estrellas lo relajaba más que nada. Sentía una tranquilidad inexplicable, despreocupándolo de alguna manera, de todas las preocupaciones que lo aquejaban a diario.


~oOo~


Caminó con pesadez hacía la habitación y observó a su amiga descansar cómodamente sobre su cama mientras leía un libro de cocina, se sentó a su lado apoyó su cabeza en el hombro de la muchacha de cabellos castaños.

-Lita... – la llamó cerrando los ojos.

-¿Si Serena? – desvió la mirada de su libro y miró a la rubia descansar en su hombro.

-¿Crees que lograremos recaudar la información necesaria como para desenmascararlos?

La chica de ojos esmeralda, parpadeó un momento antes de responder.

-Tengo la esperanza de que lo lograremos.

Serena sonrió, siempre las palabras de Lita la hacían sentirse segura.

Toda la vida, desde que la conocía había sido de esa manera, desde que eran pequeñas, siempre estuvieron juntas apoyándose mutuamente, estando siempre la una a la otra, en los peores momentos… Esa era la razón por la que la quería en demasía y confiaba tanto en la castaña. Después de todo, era la única familia que tenía, y como decía ella…, más que una amiga de toda la vida, era su hermana y confidente.

-Entonces lo haremos.

-Así será, Serena.

Ambas sonrieron.

Se quedaron en silencio un largo rato, disfrutando la acogedora presencia de ambas. Las palabras sobraban para ellas, ya que no era necesario hablar para entenderse mutuamente. Probablemente tanto tiempo juntas, las había acostumbrado a aquello.

-¿Pasa algo? – preguntó la castaña mirando a su amiga que se notaba reflexiva.

Serena suspiró y negó con cabeza. - Nada, sólo estaba pensando…

-Ahh… - se quedó en silencio y continuó leyendo su libro, pero su concentración en la lectura fue interrumpida por una interrogación que Serena deseaba realizar y que ella ya había notado.

– Lita… ¿Has pensado alguna vez que en este tipo de misiones, puede todo salirse de lo planeado?

La castaña volteó la cabeza y miró con extrañeza a su amiga, de hecho no se esperaba tal exclamación, porque jamás se le había pasado por la cabeza, esperaba alguna pregunta trivial, como las de siempre, pero no eso.

-Explícate mejor.

La rubia suspiró.

-Me refiero a que, si llegaras a involucrarte tanto con las personas a las cuales debes investigar, que después no puedes inculparlas… digo, si los sentimientos llegaran a relacionarse con el objetivo.

Lita pestañó y luego de meditarlo durante unos segundos respondió; – Se supone que somos profesionales y que debemos dejar eso de lado, pero es una posibilidad – se encogió de hombros.

-Lo es, por eso te pregunto.

-¿A qué se debe la pregunta? –. Lita miró a la ojiazul en busca de una contestación.

-Cuando estabas bañándote, vi el final de una película, en donde la protagonista se había enamorado de quien iba a ser su objetivo..., todo por su trabajo. Ella era espía. De alguna manera me recordó nuestra misión, lo que yo tengo que hacer – explicó mientras encendía el televisor frente a ella.

-Espero que jamás pase algo así, sería completamente desastroso.

La rubia asintió mientras cambiaba de canales

- Estoy de acuerdo.

La chica de ojos jadé sonrió de medio lado y se quedó pensativa por el comentario realizado por Serena. -Dios quiera que nunca pase eso ni a Serena ni a mi… - cerró la tapa del libro y lo dejó a un lado para poder mirar televisión junto a su amiga. Ritual de cada día.


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TO BE CONTINUED....

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Gracias a todos los que pasen a leer.

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