Me tardé xDD
Pero volví! Muhahahaha! Me ha costado hacerla un poco, así que espero que os guste... Estoy abierta a todo tipo de comentarios, opiniiones y consejos n.n
Serán muy bien acogidos...

Dark Amy-chan, alegresweed, helen, harukauzaki, Dark-Yumi-chan, hopesol, Basi, gozatela, Lunima, Lia Du Black, maring, villagexkonoha, viicoviic, Hina-Love-Sasu, Rika De Hiwatari, Love-SasuHina-Love, helenhr... Gracias por todo. Por comentar, por leer, y por esperar la continuación. En serio, gracias ^^

Sin más... Aquí está n.n

Sólo Mírame A Mí

Capítulo 2; Despertar

Flash Back

- Q-Qué grandes… - Le rozó una de las heridas con un bastoncillo, limpiándola y desinfectándola lentamente. – Tardará en c-cicatrizar… - Cogió una pomada en un dedo y lo extendió por la herida más grande, que empezaba en el peco del corazón y terminaba en el costillar derecho. Tocó la piel con suavidad, masajeando la zona para extender la pomada mejor.

- Hmph… - Dijo el Uchiha frunciendo el ceño a la vez que abría los ojos y enfocaba a la Hyuga. - ¿Sabes que tienes las manos congeladas?

End Flash Back

La morena profirió un grito, al tiempo que se tropezaba con sus propios pies y comenzaba a caer de espaldas. Cerró los ojos esperando el impacto del suelo. Impacto que nunca llegó… Notó cómo su cintura era sujetada por unas manos fuertes, que la atrajeron hacia delante, hasta apoyarse en la cama. Un pequeño mareo sacudió su cabeza.

- Tsk… - Murmuró el moreno en el oído de Hinata. Ella seguía con los ojos cerrados, deseaba con ferviente anhelo que no estuviera en la situación, ni en la posición, en la que se imaginaba que estaba. Notaba una pequeñísima corriente de aire chocar contra su pelo, algo como un breve suspiro cálido. Abrió los ojos lentamente, tragando saliva…

La cara de Sasuke estaba a apenas unos centímetros de la de ella, era tan corta la distancia, que Hinata podía sentir su respiración, e incluso oír los rítmicos latidos de su corazón. Sintió cómo se le subían los colores rápidamente, lo cual hizo que una pequeña sonrisita se le dibujara al Uchiha en los labios.

No se quería ni imaginar qué pasaría si alguien los viera en ésa postura. Ella cogida por la cintura de Uchiha Sasuke, su paciente y el mejor amigo de su esposo, a centímetros de sus labios, y encima, él con el torso desnudo que momentos antes ella había desinfectado. "Sería horrible…"

Cogió aire, y mirando despectivamente al moreno, se zafó de su agarre, manteniéndose en pie por si sola. Aún notaba las mejillas calientes, por lo que, deducía, debía seguir sonrojada. El chico no paraba de observarla en silencio, todavía con una pícara sonrisa en la cara.

- A-Arigato… - El chico desvió entonces la mirada, y se volvió a recostar en la cama. Se sentía cansado, abatido, pero sobretodo, se sentía débil. Parecía como si de un plumazo todo su poder se hubiera esfumado por completo, y aquello le asustaba, aunque nunca lo admitiría.

- Eres un poco torpe, ¿verdad? – Preguntó de forma brusca Sasuke. – Bah, da igual.

- G-Gomen ne… - Dijo un poco abatida. "Mantén la c-calma Hinata… No te d-derrumbes ahora…"

- Y a propósito, ¿quién eres? Y lo que es más importante, ¿qué hacías desnudándome y tocándome el abdomen y el pectoral? – Puso especial énfasis a la palabra "desnudándome", quería ver como reaccionaba la chica. "Seguro que una de mis fan's locas… ¿Cómo se habrá colado en mi habitación sin que nadie se percate de ello?"

- … - La morena sintió que la sangre se le volvía a acumular en el rostro, tenía la garganta reseca y los labios agrietados. Se humedeció los labios con la lengua, y trató de aclararse la garganta antes de contestar. – Yo s-soy Hyuga Hinata… - Dijo ella con un hilillo de voz. "Debí de imaginarlo. Esos ojos son la barrera de sangre del Clan Hyuga." Caviló el moreno. La observó detenidamente, analizando sus gestos y su ruborizado rostro.

- Ya recuerdo. Tú eres la débil heredera del Clan Hyuga. – Interrumpió el Uchiha. La interpelada alzó bruscamente la cabeza. ¿Cómo podía insultarla de aquel modo? ¿Cómo podían ser tan crueles sus palabras? La morena notó como los ojos se le humedecían rápidamente, los puños se le cerraron instintivamente, y agachó la cabeza, con la esperanza de que él no viera que la había hecho daño. No le permitiría saborear el gusto de la victoria, no le daría el placer de verla llorar.

- Soy tu m-médico – Murmuró débilmente, aún con la cabeza gacha, mientras seguía con su trabajo. Deseaba terminar pronto, para poder irse al baño a llorar tranquila. – Te estaba d-desinfectando las heridas, para p-ponerte un vendaje n-nuevo… - Terminó de extender el ungüento, y le vendó el abdomen. El chico la miraba detenidamente, estudiando sus facciones, y eso la ponía más nerviosa de lo que aún estaba.

- Hmph… - Sasuke apartó la mirada de la morena, y la dirigió hacia la cama, sobre la que reposaban un neceser y un pijama rosado. "¿Para quién es ésa cama?". No le gustaba la compañía, y aunque había admitido las condiciones que Tsunade le había impuesto para volver a la villa, tener que dormir con alguien sobrepasaba los límites de un contrato. No merecía la pena. - ¿Para quién es esa cama? – Gruñó.

Hinata se apartó de él, y se sentó en la silla de al lado, exhausta. Estaba harta de la arrogancia de su paciente, estaba empezando a odiarle. Sentía como se desmoronaba en el sillón, la mirada de los oscuros ojos del chico la taladraba hasta hacerla sudar. Iba a ser mucho más difícil de lo que había imaginado… Y él no se lo ponía fácil, nada fácil.

- Para m-mí… - Contestó cuidadosamente. El chico bufó y apartó la mirada de ella, visiblemente molesto de tener que compartir habitación con ella. "C-Como si yo q-quisiera compartirla c-con él…" – Me v-voy a cambiar. Si necesitas algo, tan s-sólo dilo…

Se metió en el lavabo lo más rápido que pudo. La daba igual si el oía sus sollozos, no podía mitigarlos sin más. La había hecho daño, no porque fuera él el que se lo dijera, sino porque sabía que todos pensaban igual. Ella siempre sería la débil Hyuga, hiciera lo que hiciese, eso no cambiaría jamás…

Abrió el grifo de la ducha, así al menos no la oiría tanto. Se desnudó, doblando la ropa lentamente, y se metió en la ducha. El agua corría despacio, resbalando por su piel, limpiando y purificándola. Siempre le había gustado el agua, desde pequeña. En eso se parecía a su madre, le dijo una vez su padre. La echaba de menos, siempre la echaba de menos…

El agua seguía cayendo incesante. Las pequeñas gotas de la ducha se mezclaban con las lágrimas que mojaban los perlados ojos de la chica, arrastrándolas hacia el desagüe. Su pelo le caía en cascada por la espalda, mojado y brillante, se lo masajeó varias veces con el champú, como siempre había hecho. Siempre que estaba bajo el agua se olvida del espacio y el tiempo, simplemente se perdía en sus pensamientos, en sus cavilaciones. Sacaba conclusiones, y los problemas iban, uno a uno, desapareciendo. Era como si los arrastrara la corriente.

"Es muy agradable…" El agobio, el desgarro emocional, los problemas, se iban con cada gota de agua que caía sobre ella, sentía la paz que necesitaba, se sentía a gusto por unos minutos. Y eso la bastaba, o eso esperaba. Se enjabonó el cuerpo, disfrutando de la textura de la esponja y del olor que desprendía el jabón.

Unas diminutas pompas salieron de entre sus dedos, formadas por el jabón. Sonrió, de manera totalmente involuntaria, se sintió contenta, feliz de poder tener un tiempo para ella. Iban a ser unos meses largos, y encima Naruto se iba a ir a una misión. Ella sabía el peligro que eso implicaba, pero apoyaba al kitsune, y confiaba en él.

En cierto modo estaba tranquila, sabía que con él iría Sakura, que era una excelente ninja médico, e íntima amiga de Naruto, sabía que no le pasaría nada. Y sin embargo, conocía los sentimientos que Naruto tenía hacia Sakura, siempre lo había sabido, y lo había aceptado y comprendido. Era consciente de que el rubio, su esposo, había programado su compromiso. Se querían, sí, pero no habían llegado aún al punto de complicidad plena, que es necesario para casarse.

Tan sólo lo habían hecho porque ella cumpliría los dieciocho años, la mayoría de edad, y su padre planeaba un matrimonio concertado con su primo, "¡Luz! ¡Es mi primo!" pensó ella cuado se lo dijeron, pero su padre, como de costumbre, no cedió ni un ápice. Y consiguió lo que quería… Que Hinata renunciara al puesto de heredera, para ser simplemente un miembro con honores dentro del Clan Hyuga. Ése había sido su objetivo desde el principio, comprendió semanas después de casarse.

Pero no se arrepentía de su decisión. Neji se merecía ser feliz con Tenten, y ella no iba a ser un obstáculo. Y aunque ella hubiera preferido esperar más tiempo hasta casarse, era feliz con Naruto, aun sabiendo que él seguía enamorado de la pelirosa, tenía la certeza de que la quería también a ella.

Estuvo largo tiempo pensando en esto, detenidamente, mientras el agua fluía con la misma delicadeza de siempre, y resbala por su cuerpo mojado y limpio. Se le vino a la cabeza entonces la frase de Naruto, no sabía porque, pero en ésa frase, el joven rubio la había demostrado que ella era importante para él.

- "Entenderé si te enamoras de otro. Y también espero, que tú me entiendas si a mí me pasa." – Murmuró en voz baja la frase, sin tartamudear observó más contenta, dándole un significado, guardándola en su recuerdo. Si algún día llegaba alguna otra, esperaba de todo corazón, que fuese Sakura.

Se secó el cuerpo y el pelo, dejándolo suelto y brillante, y se puso el pijama que le habían dejado. Era un poco corto, corto y un tanto provocativo. Se miró en el espejo, tenía los ojos un poco rojos de haber llorado, pero sin embargo ahora se sentía tranquila. Parte del peso que el mundo ejercía sobre ella había desaparecido con las lágrimas que habían perlado sus níveos ojos.

Se peinó el cabello cuidadosamente, dejándolo suelto y sedoso, y aspiró la fragancia de lilas que éste desprendía. La encantaba aquel olor. Le recordaba a su madre, ella siempre olía a flores silvestres, y recordaba cuando de pequeña ella la acogía entre sus brazos, apoyando su cabeza en el hombro de ella, y su madre aspiraba el aroma de su cabello… "La e-echo de menos…" sentenció con amargura.

Se sentó en el suelo, apoyándose en la puerta y rodeándose las rodillas con ambas manos, encogiéndose sobre sí misma, para esconderse de los recuerdos. Hundió la cabeza y pensando aún en su madre, estalló en sollozos. Llorar la redimía, y la hacía sentirse menos abrumada por la soledad. "Debes s-salir ya… Sino te o-oirá…"

Se lavó la cara y se maquilló levemente las ojeras, no quería que él se diera cuenta de que había llorado, no quería que viera su propia debilidad. Salió mostrando seguridad en sí misma, se había puesto una máscara de acero, y no permitiría que él la quebrara.

- Voy a p-por la cena… - Salió por la puerta, y fue a la cocina. No había nadie, pero encima de la encimera había dos bandejas con la comida ya preparada. Una tenía una notita, alguien había escrito "Que os aproveche. Me debes una partida de cartas, no lo olvides." Sonrió con dulzura y fue a su habitación con ambas bandejas. Era todo un detalle hacerle la cena en su primer día. Intuía que se iban a llevar muy bien Shiki y ella, y eso la obligó a sonreír al entrar en la habitación.

El moreno la miró al entrar, parecía contenta, observó. Sus mejillas estaban tintadas de un leve color rosado y sus labios sonreían tiernamente. Llevaba en las manos un par de bandejas con comida, cuya pinta era exquisita. El olor le llegó y le llenó las fosas nasales, el olor a comida recién hecha le hizo recordar viejos tiempos, tiempos más felices. "Tonterías… Esos tiempos pasaron… Y no volverán." Algo en su interior se reveló ante ése pensamiento, pero como siempre, quedó sepultado bajo la máscara de inhumana frialdad que el joven enseñaba a todos los demás.

- ¿Podrá c-comer sólo? – Le dijo con timidez la Hyuga, bajando la cabeza con gesto avergonzado.

- Hmph… - Se miró las manos y los brazos, calibrando la posibilidad. No le gustaba la sensación de ser un inútil, y le molestaba aún más que ella, precisamente ella, una kunoichi muy débil, le preguntara aquello. – Creo que sí. – Dijo al fin, mintiendo. No estaba dispuesto a demostrar su propia debilidad, no estaba dispuesto a ponerse a su nivel…

- Si n-necesita ayuda… Pídala, onegai. – Dijo con voz más firme que antes. Le tendió su comida y ella se empezó a comer la suya. Estaba hambrienta de verdad, el día había sido largo, agotador y duro. Sobretodo duro, reflexionó cuando comía. Se había enterado de que ella iba a ser la ninja médico de una de las personas que más pánico la inspiraban, de que Naruto se iba de misiones, de que tendría que estar siempre cerca del moreno… En fin, demasiadas emociones para un solo día.

Comía rápido, saboreando la comida, pero haciéndolo rápido. Nada la urgía, pero ella, por alguna extraña razón, deseaba terminar cuanto antes con ello. Dirigió alguna vez la mirada al joven que reposaba en la camilla, sabía del tremendo orgullo que el Uchiha tenía, y por ello sabía también cuanto le costaba atender a razones sensatas, así como reconocer su incapacidad, o su impotencia. Eso era algo que la había dicho Naruto tiempo atrás, no recordaba porque había salido el tema, de todas formas, el rubio hablaba a menudo de Sasuke, y siempre lo hacía con cariño.

Recordó entonces la fría mirada del Uchiha. Sus ojos color azabache, penetrantes y turbadores. Recordó la profunda tristeza que reinaba en ellos acompañada en todo momento por una desoladora soledad, que no sólo pintaba sus ojos, sino también su tono de voz y su gesto. Sus ojos oscuros parecían irradiar hostilidad y aversión a todo aquello que miraba, y sin embargo, Hinata, sólo podía fijarse en el desamparo que difundían.

Lavó los platos y la bandeja, dejándola seca en la mini encimera que tenía la habitación. Se lavó las manos, y se dio la vuelta, mirando disimuladamente al moreno. Observó que en su mano derecha reposaba el tenedor, sujetado sin fuerza, más bien apoyado. El plato seguía intacto, y el chico parecía no mirar a ninguna parte en particular, perdido en sus pensamientos. "El no va a pedirte ayuda, Hinata… Tendrás que dársela sin más…"

Se acercó a él, serena y decidida, y se sentó en la cama, con cuidado. No le miró en ningún momento, mantuvo los ojos fijo en sus manos, pese a que ella sentía la oscura mirada del joven clavada en ella, la chica actuó con naturalidad. Le cogió con suavidad el tenedor de las manos, sin tocarle ni mirarle ni un solo momento, sin mantener ningún tipo de contacto físico ni visual con él…

Pinchó la comida con el tenedor, y alzó un poco la mano, levantando la mirada, y mirándole directamente a los ojos, un poco ruborizada, pero segura de lo que estaba haciendo, le guió el tenedor hasta su boca. "Es mi paciente…" El joven abrió un poco los labios, asombrado ante la iniciativa de la chica, la cual metió el trozo en su boca.

Hinata se aplaudió internamente, sabía que lo más difícil ya había pasado. En menos de cinco minutos el plato estaba a la mitad, ya que Sasuke comía rápidamente y enseguida tenía la boca levemente abierta. La chica entendió por fin que Sasuke no la pediría ayuda, aunque la necesitase de verdad. Ella tendría que dársela, gratuitamente y sin esperar ni siquiera un simple gracias a cambio. "Lo acepto…" se dijo a sí misma.

El chico la miró entonces, y en sus fríos ojos sólo había indiferencia. Ella bajó la mirada, un poco decepcionada, y un poco asustada. No sabía muy bien porque, pero esperaba ver en sus ojos un brillo un poco más cálida, algo parecido a un agradecimiento silencioso…

Dejó el tenedor a un lado y cogió una trufa entre sus delicados dedos. Alzó la mano con suavidad, y con cuidado, posó la trufa sobre los labios del chico, que la miraron sorprendido por un momento, pero rápidamente su gesto volvió a su impasibilidad.

El chico abrió un poco la boca, y Hinata e introdujo la trufa en su boca. Sus dedos rozaron los labios de él, y a la morena se le antojaron lisos y suaves, se los imaginaba más duros quizás. No sabía aquella respuesta.

Sólo sabía que su tacto, lejos de disgustarla, le parecía la parte más humana de Sasuke.

Continuará.

¿Qué os ha parecido? */////*
¡¡Espero que os guste!! Dejen sus rewiews!

Conti pronto, o éso creo xDD