En Amanecer, poco después de que Bella descubre que está embarazada, el POV cambia a Jacob, y salta un tiempo. Siempre me pregunté cómo había sido la conversación entre Rosalie y Bella, ¿Cómo reaccionó Edward cuando leyó los pensamientos de Rose en el aeropuerto? ¿Cómo fueron las discusiones de Edward y Bella cuando él no aceptó la decisión de ella? Esto se escribe solo, retrocederemos un poco hasta donde están los encargados de la limpieza de la habitación. Perdón si este capítulo es un poco aburrido, porque ya leiste la mayoría en Amanecer, después que pase la primera parte se pondrá más entretenido. He trabajado duro para agregar pensamientos a Bella, siendo que Stephenie sólo hizo un diálogo.
Nada de esto es mio, todo pertenece a la talentosa Stephenie Meyer y su editorial.
(Ni mio, sólo me adjudico la traducción con autorización de la autora)
Capítulo uno: La llamada.
-"Vamos a sacar esa cosa de ahí antes que pueda herirte. No te asustes, no dejaré que te haga daño." Dijo Edward, su voz era urgente e intensa, no más que un suspiro.
-"¿Esa cosa?" – pregunté en un jadeo. En contraste con su voz la mía era más fuerte, conmocionada.
-"¡Mierda! , olvidé que Gustavo venía hoy. Me desharé de él y volveré"- Dijo y antes que notara qué había dicho ya había salido por la puerta.
"Oh, oh". Sentí que me desmallaría, no quería llegar a eso. Automáticamente me aferré a la cosa más cercana, la encimera, para mantenerme de forma vertical por mí misma, un desmayo no ayudaría a mejorar el humor de Edward y hacerle ver que no era tan delicada para no poder manejar un bebé.
Me sentí totalmente desconcertada, conmovida, un poco traicionada, y un poco molesta. Una silenciosa voz en mi cabeza comenzó adecir "No." "No"
Edward ha sido siempre tan amable, tan amoroso. ¿Cómo pudo cambiar tan drásticamente? Él quería hacer daño al bebé... nuestro bebé. Mi pequeño pateador sería alejado de mí. ¿Qué podía hacer? Yo no era fuerte. Yo no era poderosa. Es tan injusto; Edward tenía claramente las de ganar.
Quiero ser fuerte. Tenía que serlo. Mi debilidad y mi impotencia no harían que mi pequeño bebé pagara con su vida. No lo permitiré. "No." "No." Repetí, mi voz más clara de lo que había sido unos pocos segundos atrás, aunque todavía un poco débil porque cálidas lágrimas habían comenzado a caer por mi mejilla, haciéndome difícil hablar.
En la distancia, pude oír hablar a Edward en portugués, asumí, con Gustavo. Sorprendentemente, escuché una tímida voz de mujer que respondía a algo que él había dicho. Supe que ambos estaban acercandose al lugar donde yo estaba.
Unos segundos más tarde, Edward, seguido por la mujer, apareció en la puerta. En un ritmo un poco rápido, caminó a mí, con cuidado eliminó las lágrimas de mi mejilla, y luego murmuró en un tono exasperado, "Ella insiste en dejar la comida que trajo - nos hizo la cena." Podría decir que se resistió a rodar los ojos. "Es una excusa, quiere asegurarse de que no he matado aún." Oí su voz fría al final, casi áspera.
Deseé hablar portugués. Yo estaba segura de que Edward debía querer que se fuera, estando tan tenso y angustiado. Yo estaba considerando la posibilidad de pedirle que le agradeciera por su preocupación hacia mí, pero, sentí vergüenza, decidí lo contrario mientras ella evaluava mis llorosos ojos y mejillas sonrojadas.
Ella rápidamente puso el plato en el mostrador cerca de mí, y murmuró algo en un susurro, causando que Edward le replicara bruscamente. Eso era raro. Edward siempre era amable con la gente, incluso si no se lo merecían. Esta mujer estaba asegurandose de que yo estaba bien, y Edward estaba siendo grosero con ella.
Mierda. Podía oler la comida que había traído a donde yo estaba, pescado y cebollas. Sabiendo lo que sucedería, apresuradamente giré al lavaplatos y vomité. La mano fría de Edward se sentía bien en mi frente, y lo pude escuchar intentando calmarme en un bajo susurro. En realidad no ayudaba mucho. Afortunadamente, unos segundos más tarde, su mano dejó mi cabeza y llevó la comida a la nevera. Genial; eso ayudó un montón. En seguida sentí las manos de Edward que volvían a acariciar mi rostro sudoroso.
Suavemente mientras él acariciaba mi rostro, me lavé la boca para deshacerme de ese desagradable sabor. Como si supiera lo que estaba pasando, sentí otra vez a mi pequeño pateador. Sentí la extraña necesidad de decirle "Está bien". "Estamos bien"
Edward me dio la vuelta, girándome hasta que posé la cabeza en su hombro. Con mis recién descubiertos instintos maternales, mis manos se posaron sobre mi estómago. Detrás de mí, oí un grito silencioso, que me hizo mirar hacia arriba.
Oh. Había asumido que la mujer se había ido, pero estaba equivocada. Sin embargo, yo estaba completamente confundida cuando vi la mirada en su cara. Se veía conmocionada, sus ojos abieros mirando cómo mis manos se posaban sobre mi estómago. Estaba horrorizada. Sus manos estaban extendidas hacia mí, haciéndome sentir como si quisiera ayudarme.
Lo que lo hizo aún más confuso fue cuando Edward murmuró también, se volvió hacia la mujer, y me empujó detrás de él. Sus manos estaban alrededor de mí, como si me protegiera en su espalda de algo.
Más extraño aun fue cuando la mujer, Kaure, comenzó a gritarle, sus palabras volaban por la habitación como cuchillos cargados de odio. Ella levantó su puño, agitándolo de vez en cuando y dio dos pasos hacia nosotros. Estaba, obviamente, aterrorizada por Edward, pero no permitiría que la detuviera.
La mujer dio un paso hacia adelante, al igual que Edward. Me sentí un poco aturdida por la rapidez de lo que acababa de ocurrir, me aferré a su brazo, temiendo que su temperamento estuviera al borde ya. Entonces, me sorprendí cuando su voz se interrumpió, casi adolorida. Él parecía estar hablando con ella, sonaba como si ya no hablaran portugués.
Por unos segundos, ella lo miró confundida. Entonces su enojo pareció regresar y le gritó una larga pregunta. En respuesta, él asintió una vez. Su rostro envejecido se entristeció y se tornó serio, dio un paso atrás y giro sobre sí misma.
Él parecía estar tratando de razonar con ella, y acarició suavemente mi mejilla, para demostrar que se preocupaba por mí. Dudosa, nos miró alternadamente a él y a mí, antes de congelar su mirada en mí, e imitó un globo sobre su vientre. Espere un segundo. ¿Podrían sus leyendas de los bebedores de sangre incluir esto...? ¿Ella podría saber algo acerca de lo que estaba creciendo ahora dentro de mí?
De forma deliberada, ella dió lentamente unos pasos hacia nosotros, interrogando a Edward. Entonces, Edward se convirtió en el autor de la pregunta, pidiendo algo corto. Al principio la mujer dudó y, a continuación, sacudió la cabeza. Edward respondió algo, su voz temblorosa, transmitía tanto dolor que apretó mi corazón. Sorprendida alcé la mirada para observar su rostro casi agonizante.
Para responderle, ella caminó hacia adelante más lento de lo que lo había hecho antes y puso una mano en la parte superior de mi estómago. Murmuró suavemente una palabra en portugués. "Morte". A lentos pasos regresó hacia la puerta.
Genial. Había tomado español unos años en Phoenix, así que conocía lo que significaba esa palabra. Muerte.
Edward estaba congelado, con una torturada expresión en su rostro. Podía oír como se iba en un barco en algún lugar afuera. No estaba segura frespecto a qué hacer, pero deía hacer algo. Decidí dirigirme al baño. Unos pocos segundos después, sentí su mano fría en mi hombro.
"¿Adónde vas?"
"A cepillarme los dientes otra vez".
"No te preocupes por lo que ella dijo. Son nada más que leyendas, viejas mentiras para entretener a la gente"
Sacudí mi cabeza. "No entiendí nada." Bueno, casi nada. Pero yo sabía que, sólo porque algo fuera una leyenda, no la debía desacreditar en lo más mínimo. Todo era cierto. Lo sabía por experiencia.
"Empaqué tu cepillo. Iré por él"
Lentamente caminó delate de mi hacia el dormitorio.
"¿Nos iremos pronto?" le llamé.
"Tan pronto como hayas terminado." Aun podía oir un poco de dolor en su voz.
Se paseaba mientras cepillaba mis dientes, antes que hubiera girado para empacarlo nuevamente él ya lo estaba haciendo.
"Llevaré las maletas al barco".
No estaba muy segura de qué era lo que debía decir, pero tenía que haber algo que me diera unos pocos segundos a solas. "Edward"
"¿Sí?"
"¿podrías empacar algo de comida? Ya sabes, por si me da hambre otra vez." Era una pobre excusa, pero funcionó.
"Por supuesto. No te preocupes por nada. Estaremos con Carlisle en unas pocas horas. Esto terminará pronto."
Pero yo no quería que se terminara, no, no lo quería. Necesitaba a alguien fuerte y poderoso que pudiera ayudarme. Pero ¿Quién? Alice probablemente no, no querría correr el riesgo de mi muerte. ¿Jasper? Tampoco, no si Alice no lo estaba dispuesta. ¿Emmett? Um no. Carlisle definitivamente no. Me detuve brevemente sobre el nombre de Esme. Ella entendería el amor de una madre por su hijo. Ella lo entenderá, pero no querría herir a Edward de ninguna manera. E impidiendo que matara a nuestro bebé le causaría dolor. Al fin…Rosalie, arrugué la frente hasta hacer que mis cejas casi fueran una linea. Entonces, repentinamente tuve una idea. ¡Por supuesto! Rosalie entendería mejor que nadie. Ella querría ayudarme.
No quise sacar mi voz, sólo asentí hacia Edward y lo vi alejarse. Tan pronto como se había ido me di vuelta y cogí el teléfono que se había dejado olvidado en el mostrador de la cocina. Esto no era común en él, pero me fue muy útil en ese momeno.
Nerviosamente, busqué entre sus números, preocupada porque pudiera atraparme, después de dudar sólo un segundo presioné el botón de llamada.
"¿Hola?" Respondió una bella voz.
"Rosalie? Es Bella. Por favor. Debes ayudarme". Susurraba tan bajo como me era posible, un hábito que había tomado cuando estaba nerviosa. Hubo una breve pausa en el otro extremo de la línea.
"¿Bella?, ¿Qué está sucediendo?"sonaba completamente nerviosa.
"Escucha, Edward... puede volver en cualquier momento, y él no puede saber que hablé contigo." Tomé un profundo suspiro antes de comenzar mi monólogo. "Rosalie, Estoy segura que escuchaste a Carlisle." Hice una breve pausa, y como no contestó, continue "Edward quiere matar al bebé. Mi bebé... Por favor, Rosalie, por favor, ayúdame. Yo sola no puedo evitarlo, pero tú eres fuerte, tú puedes. ¿Me ayudarás a proyejer al bebé cuando vuelva?" Lágrimas habían comenzado a caer por mi cara después de decir aquello.
Hubo otra breve pausa luego de la cual Rosalie respondió fieramente "Sí"
Tan pronto como ella que pronunció esa palabra, me sentí como si pudiera volar. Mi hijo iba a estar bien, siempre y cuando Edward no se enterara de este plan hasta que fuera demasiado tarde para que él hiciera algo por evitarlo. "Mu-muchas gracias. No tienes idea de lo que esto significa para mí… debo colgar antes que Edward regrese" Me sequé las lágrimas que continuaban cayendo antes de cerrar el teléfono.
Edward regresó tan sólo unos segundos después de hacer la llamada y el teléfono estaba de nuevo en su lugar. Mi corazón se apretó al imaginar lo que habría sucedido si Edward hubiera llegado sólo unos minutos antes. Todo se habría arruinado.
FIN DEL CAPÍTULO 1
¿Qué te parece? Si tienes un segundo por favor escribe un breve comentario.
__________*
No se imaginan el tiempo que me llevó traducir este cap, no porque fuera largo, tampoco es que sea complicado, pero últimamente el mundo me ha ido de cabeza y ya ni sé qué es lo que hago, por qué ni para quien. Agradecería algún comentario, este fic me ayudó un montón con el mio que estoy escribiendo de Rosalie, y realmente espero que les guste tanto o más que a mi. De verdad que es bueno, aunque en este cap no se diga mucho más de lo que ya sabíamos.
Para darle seriedad al asunto y ver si es que gusta y no trabajar en vano, pues, cinco comentarios de cinco personas distintas y subo el siguiente a lo más tardar en una semana ( ya que traducir seme hace mucho más fácil que escribir mis fics... lol).
Nos leemos, espero muy pronto. Bye!