Título: Perséfone
Segunda parte de la trilogía "Eros y Tánatos", continuación de "The unforgiven".
Clasificación: T
Renuncia legal: El mundo de HP y todos los personajes que reconozcan son propiedad intelectual de JK Rowling, no persigo fines lucrativos con esta historia.
Sinopsis: Hermione Granger y Tom Ryddle, perdidos en una época desconocida, tendrán que formar una frágil alianza para sobrevivir y regresar a sus respectivas épocas, será difícil cuando ambos tienen agendas ocultas; mientras tanto, sesenta y tres años después, Evan Rosier sufrirá las consecuencias de lo que Hermione y Tom planean.
Parejas: Hermione Granger/Tom Ryddle; Hermione Granger/Draco Malfoy (implícita); Evan Rosier/Saggita Malfoy; otras.
Advertencia: A pesar de que voy a esforzarme por mantener al elenco de Hogwarts de los 70's (merodeadores, Snape y compañía) en su carácter canon, no puedo garantizarles que lo logre, como van a poder darse cuenta desde este primer capítulo, hay cambios en todo el universo HP, mi gran dilema es ¿hasta qué punto puedo manipular a los personajes en esta nueva historia sin llegar al total y desvergonzado OoC? Veremos…
Nota: Como se habrán dado cuenta, he tomado el título del mito griego "El rapto de Perséfone".
Perséfone
Dedicado a todas las lectoras de The Unforgiven
1
Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.
What might have been is an abstraction
Remaining a perpetual possibility
Only in a world of speculation.
What might have been and what has been
Point to one end, which is always present.
…
(Tal vez el tiempo presente y tiempo pasado
Están ambos en el tiempo futuro,
Y el tiempo futuro contenido en el pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
Todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Permanece como perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulación.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Señalan un único fin, el presente.)
T. S. Eliot
Burnt Norton, Four Quartets
Ambos cayeron.
Era esa hora del día en que el sol se encuentra en su cenit, los fuertes rayos de luz parecían concentrar su intensidad en los menhires que rodeaban las figuras de Hermione Granger y Tom Ryddle.
El insoportable calor del sol, contrastando con la quemante nieve que cubría el suelo, comenzó a quemar la piel de Tom y el chico no tardó en despertar, con un gruñido rodó el cuerpo que lo aprisionaba a la tierra sin tener el más mínimo cuidado.
- Granger, quita tu maldito cabello- se quejó el Slytherin tratando de remover los rizos rebeldes que le picaban el rostro.
Al ver que la castaña seguía inconsciente Tom se puso de pie y observó sus alrededores, los menhires estaban ahí, cubiertos de nieve al igual que el bosque, lo único que faltaba era el animago que lo había intentado matar.
Tom se acercó a ver si la castaña daba señales de vida pero antes de poder comprobar sus signos vitales la maleta que la chica llevaba a todos lados captó su atención.
- Veamos qué traes, Granger- susurró Tom abriendo la mochila. - ¿Para qué cargas tanta mierda?- le preguntó a la inconsciente forma al ver que la maleta estaba encantada para nunca llenarse.
El slytherin continuó inspeccionando las cosas de la castaña quejándose en pársel porque no parecía tener fin su búsqueda, desde ropa y artículos íntimos hasta libros, pergaminos y un álbum de fotos.
- Granger, me decepcionas, cargas hasta una tienda de campaña pero no cargas agua- se quejó el slytherin.
Pero después de mucho revolotear, Tom encontró una botella de agua sellada, con una media sonrisa de triunfo la abrió y después de acabársela continuó con su búsqueda, inspeccionó los pergaminos y los libros hasta que encontró la carpeta en donde la castaña guardaba toda la información que había ido acumulando sobre sus viajes en el tiempo, sin el más mínimo cargo de conciencia tomó todos los pergaminos y los guardó en la bolsa interna de su capa.
Sin molestarse en guardar el resto de las cosas que había sacado dejó la mochila a un lado (no se detuvo a pensar en lo extraño de su benévola acción, en cualquier otra circunstancia, con cualquier otra persona, se habría robado toda la maleta o al menos la habría quemado simplemente porque podía) y sacó su varita para apuntar hacia al rostro de Hermione.
- Ennervate- susurró Tom.
Hermione abrió los ojos sobresaltada pero no le llevó tiempo sobreponerse al desconcierto.
- ¡Ryddle!- exclamó la castaña al ver al slytherin.
- ¿Qué pasó? ¿En dónde estamos?- preguntó Hermione apresuradamente.
- Cuándo- corrigió el slytherin. – La pregunta es ¿En "cuándo" estamos?
- ¿Evan?- preguntó Hermione buscando con la mirada a su amigo.
Tom sonrió con perversidad.
- ¡Evan!- gritó Hermione al ver la mirada del chico.
- No grites- ordenó Tom con molestia.
- ¿Qué le hiciste?- preguntó Hermione mirando acusadoramente al fatídico slytherin.
Tom apretó su mandíbula y se acercó furiosamente a la castaña.
- Fueron ustedes los que intentaron matarme, así que no me vengas con tus desplantes de gryffindor indignada porque no te van- susurró el slytherin con tono que delataba su ira.
- Ryddle…-farfulló Hermione. – No pensé que fuera a hacerlo… tú…
Tom rió y miró a la castaña de arriba abajo y de abajo a arriba, la estaba sopesando con la mirada.
- Me sorprendes constantemente, Granger- comentó Tom con su sonrisa de lado.
Hermione no dijo nada más pero no le gustó nada la forma en que el slytherin la estaba observando, como un lobo que reconoce a uno de su especie, un lector que se ve en el personaje, como el Rey Cobra que después de darse muchos topes contra el espejo se reconoce a sí mismo, como un peregrino que reconoce sus propias huellas cuando creía haber estado siguiendo las de alguien más, como el hombre al comprender que ha creado a Dios a su imagen y semejanza y para excusarse pregona lo contrario. Era la mirada de alguien que escucha el eco de lo que aún no ha gritado; y cuando el eco precede a la voz, se pierden el principio y el final, ambos se confunden en la infinita continuidad del círculo.
- Ryddle… ¿Evan?- insistió Hermione, la verdad en ese momento le preocupaba más encontrar a su amigo que intentar excusarse.
- No está aquí- respondió Tom.
- ¿Qué le…
- Yo no le hice nada- interrumpió Tom antes de que pudiera ser acusado. –Sabes bien que no llegó con nosotros, los menhires lo llevaron a otro tiempo- concluyó el slytherin.
Hermione le dio la espalda para intentar recomponerse, sabía que era cierto, Evan se había perdido.
- ¿Estás llorando?- preguntó Tom, el disgusto en su voz era evidente.
- No Ryddle, no estoy llorando- negó Hermione volteando a ver feo al chico, lo último que necesitaba era ponerse a llorar enfrente de él.
- ¡Ryddle!- exclamó Hermione al ver que sus cosas estaban regadas por el suelo.- ¿Estuviste revisando mi maleta?
Tom comprendió que era una pregunta retórica y sólo hundió el cuello despreocupadamente.
La castaña se agachó a guardar su ropa y sus libros murmurando todo lo que pensaba del chismoso de Ryddle.
Al terminar de recoger sus cosas Hermione se sentó en la nieve y escondió su rostro entre sus brazos, evidentemente se había metido en un problema mayor que el anterior, estaba atrapada con Tom Ryddle en no sabía qué época, Evan estaba perdido en otro tiempo y no sabía cómo seguirlo ni tenía la más minima idea de cómo lo podría localizar para ayudarlo, ni siquiera sabía cómo se iba a ayudar a sí misma.
Sólo había algo que intentar.
- Ven aquí, Ryddle, vamos a intentar regresar, si llegamos antes de que Evan y yo…
- Estúpido, si hiciéramos eso, se supone que ya lo habríamos hecho y por lo tanto no estaríamos aquí; si lo hicimos entonces no estamos aquí, si no estamos aquí entonces no lo pudimos haber hecho; paradojas que se anulan porque las premisas son falsas- argumentó Tom.
Hermione suspiró exasperada con el sabelotodo de Ryddle, ahora resultaba que el muy presuntuoso creía saber más que ella sobre viajes en el tiempo.
- ¿Granger, qué piensas hacer?- preguntó Tom al ver a la castaña acercarse a las runas con su varita en el mano.
Hermione lo ignoró y sacó un pergamino de su maleta para copiar nuevamente las runas, era evidente que habían cambiado, tendría que empezar otra vez la traducción y formar un nuevo hechizo.
Tom Ryddle no estaba acostumbrado a ser ignorado.
- Me largo- declaró el Slytherin caminando rumbo a donde imaginaba que debía estar el castillo de Hogwarts, quería saber en qué clase de época se encontraban, y si sería mejor o peor que la anterior, si resultaba peor entonces Granger se arrepentiría de haberlo arrastrado a su aventura.
Hermione se apresuró a guardar su pergamino y sin pensarlo tomó la misma dirección que Ryddle, sabía que el slytherin era su responsabilidad, ella lo había llevado a esa nueva época, cualquier que fuera, y ella debía regresarlo.
- No me sigas- dijo Tom al sentir la presencia de la castaña a sus espaldas.
- Ryddle, quieras o no, estamos juntos en esto- declaró Hermione con su tono mandón.
- Como sea- murmuró Tom en pársel, él tenía una mente pragmática y sabía que por el momento la castaña tenía razón.
El bosque parecía el mismo de siempre así que encontrar el camino de regreso no fue difícil a pesar de la nieve que cubría el camino y los árboles, caminaron en silencio, ambos esperaban ver el castillo para salir de su estupor y para convencerse de que, efectivamente, habían viajado en el tiempo.
- Ryddle…- habló finalmente Hermione.
Tom no dijo nada, sabía que su falta de respuesta no disuadiría a la castaña de preguntar lo que quería.
- ¿Por qué… si es que Evan sí intentó… matarte… por qué estás vivo?- preguntó finalmente Hermione, sabía que debía sonar insensible pero era algo que realmente le intrigaba.
- ¿Quieres saber qué salió mal para no cometer el mismo error la próxima vez?- preguntó Tom con su sonrisa Slytherin.
- ¡No!- negó Hermione, sabía que no sería capaz de matar a Ryddle por muy Voldemort que fuera, al menos no hasta que él le diera una buena excusa y aun así Hermione dudaba si podría hacerlo, ya de por sí le era bastante difícil tratar de odiarlo sin haberlo visto nunca como Lord Voldemort, era difícil reconciliar a Tom Ryddle con la sanguinaria leyenda que ella nunca había conocido en persona.
- Puedes seguir intentando, Granger- susurró Tom, ya no le daba miedo la muerte, era algo que nunca le tocaría experimentar.
Era obvio que Ryddle ya pensaba lo peor de ella así que Hermione no intentó razonar con él, no le importaba lo que slytherin creyera.
Llegaron al final del bosque prohibido y la imponente visión del castillo detuvo sus pasos, era Hogwarts sin embargo se sentía diferente, era diferente.
- ¿Notas algo raro?- preguntó Hermione.
- La magia- susurró Tom, la magia de castillo se sentía diferente.
- ¿Y qué sugieres Granger? Tú eres la que acostumbra viajar en el tiempo- dijo Tom mirando a la castaña en espera de una sugerencia, normalmente Tom nunca tenía problemas para escoger una ruta de acción pero era la primera vez que se encontraba perdido en un año desconocido, era un nuevo estudiante otra vez, y aún recordaba lo difícil que había sido su primer año en Slytherin, al ser un huérfano, bastardo y mestizo había tenido que pelear encarnizadamente para mostrar su valía y ganarse el respeto de sus compañeros, al final de ese primer año ningún sangre pura de apellido rimbombante se había atrevido a meterse con él; hacía el segundo año se había perfilado como el líder de su año; en tercero ya tenía su escolta de lacayos y su respetabilidad aumentó cuando insinuó que las Gaunt eran sus ancestros; en cuarto grado ya dominaba incluso a los alumnos de séptimo... y bajo ninguna circunstancia retrocedería en esa escala de poder, fuese el año que fuese.
- Primero debemos averiguar en qué año estamos y quién es el director, tal vez podamos hablar con él, en el peor de los casos podríamos ir al Ministerio y…
- ¿Esa es tu solución para todo? ¿Ir corriendo a la primera autoridad que se te ocurra? Apuesto a que esperas que sea Dumbledore- se quejó Tom.
- ¿Tienes una idea mejor Ryddle?- preguntó Hermione, estaba molesta con Tom por sugerir que ella era una borrega subyugada a cualquier autoridad, no era cierto, Hermione sólo seguía reglas y obedecía autoridades cuando era razonable y justo, y no tenía problemas para desobedecer a maestros y desacatar leyes cuando tenía un objetivo.
- Vamos a Hogsmeade- ordenó Hermione tomando a Tom del brazo para obligarlo a seguirla.
- Para eso tenemos que atravesar Hogwarts- argumentó Tom olvidando molestarse por la mano de la castaña.
- Podemos llegar por el bosque- informó Hermione, había visto en el mapa de Hogwarts que había encontrado en la sala de los menesteres un camino que llevaba a la aldea, esperaba que sus habilidades náuticas no le fallaran porque no iba a sacar el mapa enfrente de Ryddle.
- ¿Cómo sabes?- preguntó Tom viendo sospechosamente a la castaña, no le gustaba la idea de desconocer algo tan importante sobre los terrenos de Hogwarts.
- En mi año todo mundo lo conoce- mintió Hermione con facilidad.
- En 1993, ¿verdad?- dijo Tom con una sonrisa de lado, era el momento perfecto para interrogar a la castaña.
- No empieces, Ryddle, no te voy a decir nada- le advirtió Hermione.
Tom esbozó una media sonrisa, tarde o temprano averiguaría todo lo que la castaña no quería que supiera.
El resto del camino lo anduvieron en silencio, ambos absortos en sus pensamientos, Hermione iba deprimiéndose con cada paso que daba al pensar en Evan pero sabía que no había nada que pudiera hacer por el momento, tendría que pensar en un plan.
Finalmente llegaron Hogsmeade, era obvio que era un fin de semana, varios adolescentes caminaban por las calles, todos usaban túnicas casuales.
- Ryddle, espera- pidió Hermione deteniendo al chico del brazo antes de que saliera de la sombra de los árboles.
- ¿Qué?
- No podemos ir así nada más, tenemos que quitarnos la ropa- explicó Hermione.
Tom alzó una ceja y esbozó una sonrisa de lado, Hermione simplemente rodó los ojos hacía arriba y musitó algo que sonó como "¡Hombres!", Tom Ryddle podrá querer ser todo lo Lord Voldemort que deseé, pero eso no anulaba el hecho de que seguía siendo un adolescente.
- Me refiero a que debemos encajar, no levantar sospechas con nuestra ropa, y necesitamos una buena historia y nuevas identidades- explicó Hermione, estaba decidida a no cometer los mismo errores del pasado, si no fuera tan deprimente, se sentiría orgullosa de ser una experta en esto de estar perdida en el tiempo.
Tom miró su túnica negra y después barrió a Hermione con la mirada de arriba hacia abajo y viceversa, ella llevaba un traje muggle, constaba de pantalón, blusa y chaleco, era la vestimenta que muchas feministas muggles de los años 40's solían usar
Molesta con la mirada escrutiñadora del slytherin, Hermione también lo observó de arriba hacía abajo y tuvo que admitir que él no tendría ningún problema para encajar, llevaba una túnica negra con capa, Hermione supuso que era un atuendo que nunca pasaría de moda en el mundo mágico.
- Está bien- aceptó la castaña de mal humor – ve tú, pero no hagas preguntas sospechosas como "¿qué año es?" Trata de conseguir un periódico, y cómprame una túnica, ten, esto es todo lo que tengo- dijo Hermione entregándole a Tom un puñado de galeones.
- Pobre de ti, Ryddle, si no regresas conmigo- amenazó la castaña, sólo le estaba metiendo ideas en la cabeza al chico.
- Granger, vamos por partes, primero: no me digas qué hacer, y segundo: no me amenaces a menos estés dispuesta a cumplir tus promesas, ¿qué me vas a hacer si no regreso?
- No voy a tener que hacerte nada, Ryddle, porque vas a regresar; tú y yo tenemos una alianza, ¿entiendes?
Tom sólo sonrió de lado pero asintió brevemente, la castaña se arrepentiría de haber formado esa alianza.
- Una alianza- afirmó Tom ofreciéndole su mano a la chica.
Hermione miró la mano sospechosamente pero finalmente la estrechó con la suya, una vez más no le gustó la mirada del Slytherin, era la mirada de Jesús al recibir el beso de Judas a sabiendas de que fue él mismo el culpable y no Judas; la mirada de Hades observando a la Core en su campo de flores, preparándose para corromperla; la mirada de la Cobra Real cuando localiza su almuerzo.
- ¿Por qué no simplemente transfiguras esa ropa en una túnica?- preguntó Tom señalando el traje de Hermione.
- Primero porque no sabemos qué clase de restricciones hay, no quiero arriesgarme a que llegue un citatorio del ministerio; y segundo porque este traje me lo regaló Evan, no quiero arruinarlo- explicó Hermione con su tono de sabelotodo para que Tom no reconociera el sentimentalismo que le ocasionaba el hablar de Evan.
- Granger, seamos realistas, el animago ya se perdió, nunca lo vas a volver a ver- dijo Tom mientras se guardaba los galeones de la castaña en la bolsa de su capa, no vio la necesidad de decirle que el ya había usado su varita y nada había pasado.
- Yo lo voy a encontrar, Ryddle- aseguró Hermione, no descansaría hasta lograrlo.
Tom le dirigió una mirada escéptica pero sin decir nada más continuó su camino a Hogsmeade.
En cuanto el chico desapareció de su vista Hermione se recargó contra un árbol y se dejó caer el suelo, parecía que nunca más volvería a ver a sus padres ni a sus amigos.
Hermione no tenía forma de saber qué hora era ni cuánto tiempo había pasado desde que se fuera Tom pero calculaba que al menos habían pasado dos horas, el frío comenzaba a hacerse insoportable y había tenido que sacar su vieja sudadera para ponérsela sobre su chaleco, era la misma con la que había viajado de 1993 a 1940, estaba vieja y le quedaba chica pero se rehusaba a deshacerse de ella; para pasar el tiempo se había entretenido observando a los estudiantes que iban de un lado a otro, le parecía ver raro sólo túnicas, en su tiempo era normal ver ropa muggle e incluso en los 40's eran comunes los vestidos muggles, pero al parecer estaban en una época más conservadora, estaba convencida de que había hecho lo correcto al no dejarse ver con su traje muggle.
De repente escuchó voces que se acercaban a su escondite, entre risas y bromas se acercaba un grupo de estudiantes, Hermione se adentró un poco más al bosque para evitar ser descubierta.
Desde detrás de un árbol Hermione logró observar a los cuatro jóvenes, fue entonces cuando lo vio, Hermione sintió un enorme alivió al verlo y no pudo evitar correr a abrazarlo con una gran sonrisa.
- ¡Harry!- gritó la castaña abalanzándose sobre el joven de lentes y cabello alborotado.
El chico estaba demasiado estupefacto y un poco espantado, evidentemente se encontraba ante una fugitiva del hospital de San Mungo.
- Disculpa…
El notar que el chico estaba demasiado alto y no tan flaco como ella recordaba, y que además no respondía a su abrazo, Hermione lo liberó de sus brazos y lo vio a los ojos.
- Tú no eres Harry- murmuró Hermione.
- Me voy cinco minutos y me dejas por otro- interrumpió Tom que había observado el momento de estupidez de la castaña.
Hermione volteó a ver a Tom y caminó hacía él sintiéndose como una idiota, ¿cómo podía haber sido tan impulsiva? Debía haberse detenido a razonar las cosas y no actuar en meros instintos, pero al observar al chico no podía culparse, eran idénticos, la única diferencia real era el color de ojos y no podía haber observado la discrepancia cuando estaba escondida entre los árboles.
- Creí que era Harry- se defendió Hermione ante Tom.
- Yo puedo ser Harry si quieres- se ofreció uno de los jóvenes que acompañaban al clon de Harry, en él Hermione reconoció a Pollux Black, era el mismo aire aristocrático, el cabello negro y el atrayente rostro, su media sonrisa era la de Orion Black, pero había heredado los ojos grises de Walburga.
- O yo, yo me parezco más a un Harry- intervino otro de los jóvenes, a diferencia de los otros, él era de baja estatura, un poco rechoncho, su cabello era de color castaño rojizo, sus pequeños ojos le daban a su rostro un aspecto reservado.
- ¿De qué hablas? Aquí el único Harry soy yo, toda mi cara, mi personalidad, todo grita "Harry"- argumentó el primero
Ignorando a sus amigos, el chico que había sido atacado por al castaña se acercó a presentarse, estaba más tranquilo, al parecer la chica no estaba loca, sólo confundida.
- Soy James, James Potter- se presentó.
Hermione, que había estado viendo a Tom a los ojos soportando todo el reproche de su mirada, volteó sorprendida al escuchar el nombre, no era el primer James Potter que conocía, había conocido a uno en la época de Tom pero era evidente que éste sí era el padre de Harry.
Tom también volteó a examinar al chico, otro Potter, otro James Potter, ya lo odiaba, ¿acaso los malditos Potter no podían pensar en nombres originales?
Cuando Hermione falló en responder Tom le pasó un brazo por la cintura y la atrajo hacía su pecho, para algún observador parecerían una pareja enamorada, pero Hermione podía sentir los largos dedos de Tom que apretaban su cintura hasta causarle molestia.
- Soy Sorvolo Gaunt y ella es Hermione Granger, hace poco tiempo murió un amigo que se parecía mucho a ti, reaccionó sin pensar- excusó Tom el comportamiento de la castaña.
Al escuchar la explicación los cuatro jóvenes perdieron sus sonrisas y su buen humor, para salvarse de un momento incómodo James presentó a sus tres amigos.
- Ellos son Sirius Black, Peter Pettigrew y Remus Lupin- presentó James señalando a cada uno.
Hermione ya lo sabía pero respondió a los saludos de todas formas.
- Perdón por haberte atacado- se disculpó Hermione viendo a James a los ojos para convencerse completamente de que no eran verdes.
- No te preocupes, a cualquiera le pasa- sonrió James ignorando las burlas de sus amigos.
- No son de Hogwarts ¿verdad?- habló Remus Lupin por primera vez, estaba observando a los dos extraños con detenimiento.
Al escuchar la sospecha en el tono de Remus, Hermione recordó que aún llevaba su traje muggle de los 40's y una vez más se reprochó su impulsividad.
- No- respondió Tom.
- ¿Y qué hacen en Hogsmade?- preguntó Sirius Black.
Tom sonrió de lado y miró al chico con obvia superioridad, ¿de cuándo a acá Tom Sorvolo Ryddle tenía que dar explicaciones?
- ¿Lista?- preguntó Tom a la castaña sin prestarles atención a los desconocidos.
Hermione asintió pero volteó a responder la pregunta de Sirius Black.
- Sólo vinimos a…
Antes de que pudiera terminar, Tom le puso un dedo en los labios y se acercó a susurrarle al oído su anterior acuerdo, primero necesitaban tener una historia que concordara.
- No es tu asunto, Clark- respondió Tom a Sirius.
- Es Black, Sirius Black- corrigió Sirius viendo a Tom con molestia.
- Como sea- dijo Tom restándole importancia al chico.
- Ryddle- siseó Hermione por lo bajo, no había necesidad de ser grosero.
- Tenemos que irnos- intervino Hermione antes de que los chicos pudieran sacar sus varitas para enfrentarse a Ryddle por tratarlos tan despectivamente.
- ¿Eso es ropa muggle?- preguntó Peter viendo con asombro el atuendo de la castaña.
Hermione asintió y una vez más maldijo su falta de juicio, se suponía que por eso estaba escondida, para no llamar la atención.
- Tu inhabilidad para seguir tus propios planes es sorprendente- le susurró Tom nuevamente al oído, Hermione sólo le propinó un codazo.
- ¿Si sabes que está prohibida?- preguntó Remus sin perder su tono de sospecha.
Hermione tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no asaltar a los Merodeadores con preguntas y comentarios indignados, ¿cómo que prohibida?
- Hermione es subversiva- explicó Tom con una sonrisa de lado.
- Pero te van a multar- advirtió Peter sin perder su asombro, nadie se atrevía a ir tan abiertamente contra las normas, ni siquiera James.
- Gracias por señalar lo obvio- dijo Tom sarcásticamente - Ahora, muévanse…
Tom tomó la mano de la castaña y la jaló con fuerza para obligarla a avanzar pero Hermione tropezó y sólo gracias a los buenos reflejos de James Potter se salvó de una caída.
- ¡Ryddle!- gritó Hermione, el maldito slytherin estaba siendo rudo al propósito.
- Oye, ten cuidado- le reprochó James a Tom.
Tom ni siquiera se molestó en confrontar al chico, Granger podía aguantar una o dos caídas, no era ninguna niñita indefensa.
- Sé que te gusta besar suelos, Granger, pero ahora tenemos cosas que hacer- le dijo Tom a la castaña sonriéndole burlonamente.
Hermione miro con aburrimiento al slytherin y abrió su boca para regresarle el insulto pero la varita de James la distrajo.
- Discúlpate- ordenó James Potter.
Tom se rió del chico y los otros tres sacaron sus varitas.
Hermione suspiró cansada con la situación, comprendía la conducta de James, pero sabía que no era esa la mejor forma de lidiar con Tom Ryddle.
- No te preocupes, Sorvolo es de una especie diferente, fue criado en la jungla, y piensa que su comportamiento es la norma- explicó la castaña a James.
Tom le dirigió a Hermione un guiño.
- Eso es cierto- admitió el slytherin sin vergüenza, el orfanato era definitivamente una jungla.
Pero James no estaba convencido, Hermione tomó su brazo y lo bajó lentamente hasta que su varita dejó de apuntar al pecho de Tom.
- Ryddle, vámonos- ordenó Hermione tomando el brazo del slytherin para forzarlo a caminar.
Tom avanzó de espaldas unos pasos para no perder de vista a los otros chicos, aprovechó que la castaña estaba distraída para enviarles su sonrisa más perversa.
- Ryddle, camina- susurró Hermione jalando al slytherin.
- ¿Qué estabas pensando, Granger? ¿Qué hacías con esos nimios?- preguntó Tom, estaba molesto con la castaña.
- Ya sé que cometí un error, Ryddle- declaró la castaña igualando el tono del slytherin, pero ella estaba más molesta consigo misma que con él.
- Es que se necesita ser gryffindor para dejarse llevar por emociones; querías que fuera el Potter de tu tiempo, por eso no te detuviste a pensar en lo absurdo y peligroso que sería ir a aventártele como una cualquiera sin antes comprobar...
- ¡Ryddle, ya cállate!- gritó Hermione atrayendo aun más la atención.
Tom siseó algunos insultos y se quitó su capa para ponerla alrededor de los hombros de Hermione.
- Dejarte ver en esas fachas te va costar, Granger, fue estúpido; si alguno de los idiotas que te vieron te reporta...
- ¿De qué hablas, Ryddle? ¿Por qué está prohibido vestirme como yo quiera?- preguntó Hermione aceptando sin problemas la capa cálida del chico, sus dientes estaban a punto de comenzar a castañear.
Tom sonrió, iba a disfrutar ver la reacción que la castaña tendría al escuchar la respuesta.
- Hay un régimen de pureza en el mundo mágico, están tratando de eliminar al influencia muggle que se ha infiltrado en nuestro mundo durante los últimos siglos; no basta que para los muggles la magia sea invisible, ahora quieren que para nosotros, los muggles sean invisibles también... es en realidad bastante estúpido, no puedes hacer que algo desaparezca simplemente porque te rehúsas a verlo- explicó Tom mientras se cercioraba de que la capa cubriera a la castaña completamente del cuello hacía abajo, después le puso la capucha sobre el gigantesco desastre que Hermione hacía pasar por cabello.
- ¿Y qué ha pasado con los hijos de muggles?- preguntó Hermione horrorizada, no podía creer que ella había sido la culpable de ese cambio, por lo que sabía de historia del mundo mágico, eso no había sucedido en su original línea temporal.
- Supongo que les prohibieron la entrada- respondió Tom con aburrimiento, no se había tomado la molestia de investigar a fondo ese asunto, para conseguir su información había tenido que invadir varias mentes por medio de legimancia y al parecer a ninguna de las víctimas que había atacado le importaba lo que pudiera pasar con los sangre sucia.
- ¿Qué más encontraste?- preguntó Hermione, primero iba a cerciorarse de tener toda la información antes de comenzar a flagelarse mentalmente.
- 21 de diciembre de 1975- ofreció Tom como única respuesta, lo dijo con una sonrisa perversa.
A pesar de que ya se había formado una idea de la época al ver a los Merodeadores, Hermione palideció al escuchar la fecha exacta; escuchar confirmar sus temores, y de boca de Ryddle, era suficiente para sumirla en ansiedad y miedo.
- ¿Me conseguiste ropa?- preguntó Hermione dominando sus emociones, ponerse a llorar enfrente de Ryddle no llevaría a nada bueno.
Tom asintió.
- ¿Y en dónde está?- preguntó Hermione impaciente.
- En la tienda- respondió el slytherin con su media sonrisa.
Hermione bufó su molestia, quién diría que a Lord Voldemort le gustaban las bromitas en su juventud.
- Dame mi dinero- exigió Hermione, debía haber sabido que no podía confiar en el slytherin.
- Ya no lo tengo- respondió Tom
Habían llegado a las calles más bulliciosas de la aldea así que Hermione no podía darse el lujo de comenzar a pelearse con el slytherin y armar un escándalo, al mirar alrededor la castaña notó que la aldea era más grande, tenía más negocios y había mucha más gente.
- ¿Qué pasó con Hogsmeade?- preguntó Hermione tratando de localizar algún edificio que reconociera.
- Esto es sólo una calle secundaria, el centro se encuentra siete calles arriba, ha crecido para acomodar en un solo sitio al Ministerio de Magia, al Hospital de San Mungo, al Banco de Gringotts, una sucursal de Ollivander´s y de todas las tiendas de Callejón Diagón, hay incluso un campo profesional de quiddictch y una pista de carreras para escobas- describió Tom.
Hermione no podía salir de su asombro, ¿cómo es que no había visto los grandes edificios desde su escondite en los árboles del bosque?
- Pero, ¿cómo pasó esto? ¿Por qué?- logró preguntar Hermione.
- Entonces esto no pasó en tu época- comentó Tom guiando expertamente a la castaña por las calles de la ciudad mágica.
- No, mi Hogmeade es igual al tuyo- respondió la castaña.
Sin comentar nada más, Tom dirigió a Hermione hasta una de las tantas tiendas que había en la calle.
- ¡Hola, querido! Temí que no regresarías- saludó una bruja en cuanto Tom y Hermione entraron al establecimiento.
Tom sonrió encantadoramente.
- Y trajiste a tu bruja, cuanto me alegro, vengan a ver los diseños de esta temporada, todos tienen hechizos térmicos para proteger del frío- parloteó la mujer tomando a Hermione del brazo para conducirla hacia las túnicas.
- Éste te va a encantar querida, quítate la capa para que pueda tomar medidas y escoger el color que te quede mejor- siguió la imparable mujer – No, no te preocupes, Tom ya me explicó tu situación, tienes suerte de que él se preocupe tanto por ti, ¿sabes? Hoy en día es tan difícil encontrar a un mago decente, y si por suerte te topas con uno, lo más seguro es que ya esté comprometido, precisamente el otro día vino Lady Rosier…
Si Hermione no necesitara la túnica habría salido corriendo de ahí desde el primer momento en que la bruja comenzó a hablar, afortunadamente la mujer trabajaba tanto como hablaba así que Hermione simplemente se dejó tomar medidas.
- Estás de suerte, tengo un modelo que te va a quedar como guante, parece que fue diseñado para ti…
Hermione tomó la túnica y se fue a cambiar antes de que la mujer pudiera terminar de hablar, la dichosa túnica parecía más bien un vestido medieval, era un vestido largo ceñido al cuerpo, era de color crema y tenía mangas anchas y holgadas, encima debía ponerse otro vestido de color verde, era mucho más corto y no tenía mangas mangas, el escote era incómodo pero Hermione supuso que se podría ponerse la capa de Ryddle otra vez, sin prestarle más atención a su imagen salió del lugar.
- Te quedó perfecto, ¿o no te lo dije?- asaltó la mujer que la había estado atendiendo en cuanto Hermione salió de los probadores. – Pero ven aquí cariño, te faltaron la cintas- dijo la mujer señalando los costados de Hermione en donde colgaban las cintas del sobretodo verde.
En cuanto las cintas de cada lado estuvieron atadas, la mujer intentó meter mano en el cabello de Hermione pero eso era algo que la castaña no iba a permitir por lo que no tan disimuladamente se alejó de la mujer.
- Gracias por todo- dijo Hermione a manera de despedida.
- ¿Pero a dónde crees que vas, si te faltan los pies?- preguntó la bruja mostrándole a Hermione un par de botas que habrían sido del gusto de Robin Hood.
Hermione miró sus pies, el vestido los cubría completamente, no veía la necesidad de cambiarse los zapatos que llevaba.
- ¿O prefieres estos? Están hechizados para proteger de la nieve y el frío, no dejes que la apariencia te engañe- ofreció la mujer enseñándole a la castaña un par de sandalias que pertenecían en el guardarropa de los antiguos griegos o de Poncio Pilatos, pero no en los pies de una chica que había crecido con zapatos deportivos y pantalones vaqueros.
- No son necesarios y tenemos prisa, tal vez otro día- eludió Hermione sin darle importancia al asunto.
La mujer emitió un sonido de incredulidad.
- Pero niña, ¿qué harían los de la Sociedad de Walpurgis si te vieran? Nos multarían a las dos, eso es lo que harían- se quejó la mujer.
Hermione volteó a ver Tom que estaba sentado leyendo un periódico y al ver la mirada del chico regresó con la mujer, resignada, tomó las botas y se las puso sin perder tiempo, después guardó sus zapatos viejos y la ropa muggle en la infinita maleta que llevaba a todos lados.
- Excelente, ya sólo falta hacer algo con tu cabello, ¿has intentado alisarlo?- preguntó la mujer observando la cabeza de la chica.
Hermione se puso una mano sobre su cabello para intentar defenderlo – mi cabello está bien, gracias por todo- dijo cortante.
- Como quieras, no digo que tu cabello esté feo, es… exótico, y va bien con tu rostro… pero tal vez un pequeño cambio, si tan sólo me permitieras…
Hermione ya había salido de la tienda con la capa de Ryddle entre sus manos.
- Querido, te deseo mucha suerte, esa bruja tuya va a ser difícil de domar- comentó la mujer acercándose a Tom, pobrecillo, tan lindo él y atascado con esa monstruosidad de chica que seguramente no sabía ni la diferencia entre un hechizo de depilación y uno de humectación.
- Si yo no quiero domarla sino perderla- comentó Tom guiñándole un ojo a la bruja.
La mujer rió y tomó el brazo de Tom para caminarlo rumbo al mostrador.
- La cuenta- pidió el chico sonriendo ampliamente.
- Nada de eso, ya tienes crédito aquí, nos arreglamos en cuanto Gringotts te entregue tu bóveda- dijo la ilusa mujer.
Tom sonrió satisfactoriamente, era la historia que había comenzado a decir en el poco tiempo que llevaba ahí: era el único heredero de la familia Gaunt, había pasado la mitad de su vida viajando con su abuelo pero finalmente el anciano había muerto y él decidió ingresar a Hogwarts, ya que habían pasado un considerable tiempo sin visitar el Reino Unido, el banco de Gringotts había congelado la bóveda de la familia.
Después de dirigirle a la mujer algunos halagos falsos, Tom se despidió y salió del establecimiento para reunirse con Hermione.
- Ryddle, ¿descubriste quién es el director de Hogwarts? ¿Es Dumbledore verdad?- le preguntó Hermione al slytherin en cuanto lo vio salir.
Antes de que Tom pudiera responder salió la mujer que los había atendido.
- Niña, se te olvidaron la capa y el sombrero ¿qué dirían los de la Sociedad de Walpurgis?- dijo la mujer casi espantada.
Hermione tomó la capa y después de regresarle a Tom la suya, se colocó la nueva sobre sus hombros, hizo un gesto de disgusto al ver el sombrero puntiagudo pero de todas formas lo tomó para ponérselo, la mujer agitó negativamente la cabeza y le quitó el sombrero a Hermione.
- Pero qué haces, el sombrero sólo se usa en ceremonias- le informó la mujer al tiempo que hacía empequeñecer el sombrero para que Hermione lo pudiera guardar en la bolsa interna de su capa.
- Estos adolescentes de hoy son unos descuidados- murmuró la bruja antes de regresar a su tienda.
- Ryddle, ¿qué es la Sociedad de Walpurgis?- preguntó Hermione, era frustrante no saber las cosas elementales.
- Una sociedad elitista que se encarga de revivir y conservar las tradiciones del mundo mágico- explicó Tom dejando de lado los aspectos más… slytherins de la sociedad.
Hermione asintió, eso no era tan malo.
- Vamos a Hogwarts- sugirió Hermione.
Sin responder, Tom le entregó a la chica el periódico que había estado leyendo.
Confundida, Hermione tomó el periódico y comenzó a leer, una foto de Dumbledore estaba en primera plana.
Escocia, Hogsmeade.- A casi treinta años de la heroica muerte del mago Albus Dumbledore, el Colegio de Hogwarts y el Ministerio de Magia, en colaboración con los países escandinavos, se preparan para celebrar el XXX aniversario de la muerte del Libertador de Europa.
El Comité Conmemorativo, creado expresamente para esta especial ocasión, ha unido fuerzas con la Sociedad de Walpurgis para reestablecer el Torneo de los Tres Magos en honor a la memoria del gran Albus Dumbledore, en efecto, el Torneo se llevara a cabo en el Colegio de Hogwarts y será la parte principal de las festividades que el Comité ha estado organizando…
Hermione no pudo continuar leyendo, las lágrimas de culpa y dolor le empeñaban la vista pero se rehusó a dejarlas caer.
- ¿Estás llorando?- preguntó Tom con disgusto.
- Déjame en paz, Ryddle- pidió Hermione.
Era un tono que Tom nunca había escuchado antes en boca de la castaña, un tono de derrota y depresión, decidió que no le gustaba.
- Supongo que el anciano estaba vivo en tu época- comentó Ryddle, Hermione asintió.
- Pues, Granger, en nombre de todo el mundo mágico te doy las gracias. Me haces feliz- comentó Tom con su perversa sonrisa.
En ese momento Hermione realmente lo odió, odiaba a Tom Ryddle pero no tanto como se odiaba a sí misma, por su culpa había muerto Albus Dumbledore.
- Tengo que solucionar esto- se prometió Hermione.
- Granger, hiciste algo bueno- intentó convencerla Tom.
Hermione lo vio enardecidamente a los ojos – Vete, por favor, quiero estar sola.
Tom rió. – Entonces vete tú.
Hermione se dio la vuelta y comenzó a caminar sin dirección ni rumbo, sólo quería estar lejos de Ryddle.
- Eres cruel- le susurró Tom al oído, había decidido seguir a la castaña a dónde fuera.
Hermione se sobresaltó al sentir su presencia pero no tenía ganas de discutir con el chico.
- A mi me mandaste a asesinar sin el más mínimo remordimiento, pero te deshaces en lágrimas por una muerte…
Con impresionante agilidad, Hermione sacó su varita y se volteó a enfrentar a su verdugo.
- No tienes la más mínima idea de lo que pasó, Ryddle, así que mejor cállate- amenazó la castaña dejando que su poder mágico reaccionara con sus emociones.
Tom sonrió de lado, eso estaba mejor, prefería una Granger iracunda y vengativa en vez de una derrotada y frágil.
- ¿Todo bien, jóvenes?- interrumpió la voz de un mago.
Tom y Hermione voltearon a ver al mago, llevaba una túnica de color verde oscuro y sobre su pecho una insignia con un extraño escudo y una leyenda que rezaba: Guardia de Walpurgis.
- Me temo que la dama ha tenido un disgusto conmigo porque la dejé esperando demasiado tiempo- explicó Tom viendo al guardia con complicidad varonil.
El mago sonrió de lado y asintió, comprendía perfectamente.
- Señorita, sea un poco comprensiva, usted sabe como se ponen las calles después de cada evento mágico- intentó excusar el guardia al buen Tom.
Confundida, Hermione sólo asintió, en cuanto el guardia se fue Tom explicó antes de que fuera interrogado.
- Hace unas horas se celebró el Solsticio de Invierno- explicó Tom.
La mirada de Hermione se iluminó con comprensión.
- Eso quiere decir que sólo podemos viajar entre solsticios, en dónde quiera que esté Evan, debe haber llegado en un Solsticio- se dijo la Castaña.
- Sigues teniendo miles de opciones- argumentó Tom.
Hermione lo ignoró, se aferraría a cualquier buena noticia por insignificante que fuera.
- Camina, Granger- ordenó Tom.
- ¿A dónde vamos?- preguntó Hermione situándose a la derecha del chico.
- Hogwarts- respondió Tom.
La castaña asintió, aunque no estuviera Dumbledore sabía que hacerse pasar por alumnos era su mejor opción, tendrían un lugar donde quedarse y comida, se confundirían entre los cientos de estudiantes y tendrían la biblioteca a su disposición.
- ¿Quién es el director?- preguntó Hermione al tiempo que se prometía remediar la situación que había creado, evitaría la muerte de Albus Dumbledore de algún modo.
- Slughorn- respondió Tom con una sonrisa de lado.
La castaña hizo un gesto de disgusto pero sabía que pudo haber sido peor, si Slughorn los recordaba estaba segura de que los ayudaría.