DISCLAIMER:Naruto no me pertenece ni tampoco ninguno de sus personajes, esos son de Masashi Kishimoto, no pretendo ganar nada con esta historia y la hago con el único fin de matar mi ocio.

Las notas se hayan al final de este capítulo junto con la palabrería y demás(¿?).

Su piel clara adquiría a un ritmo vertiginoso un tono pálido marmóreo, similar a la tez del hombre que yacía frente de ella; la visión borrosa dentro de aquél par de cuentas negras que poseía, y que poco a poco se iban apagando, apenas podía delinear la sonrisa sádica y burlona de aquél joven que la miraba satisfecho con sus encantadores ojos lila.

Los blancos labios tintados por tibia sangre; el lento palpitar de un corazón que se extingue y muere destrozado por el coraje, la tristeza y la humillación. Hizo un gran esfuerzo por enfocar su apagada mirada en el suelo. Sangre. Charcos de tibia y roja sangre emanada de su cuerpo. Se tambaleó un poco y con dolor tocó su vientre, delineando la redonda barriga de 8 meses de gestación hasta antes de que llegara a aquél tubo, delgado y frío, de duro metal negro.

Sonrió impotente. Un dolor descomunal golpeó su abdomen; creyó sentir como aquél ser dentro de su cuerpo se retorcía de dolor y frustración al ver como se le era arrancada la vida que aún no tenía. Lo entendió perfectamente: su cuerpo acababa de iniciar el duro proceso de expulsión de aquél bastardo engendrado por un monstruo.

Un grito desgarrador corrompió el silencio. Aquél ente de manipuladora belleza y sublime presencia se perdió tras la puerta, desvaneciéndose como el demonio que era.

-Si alguien me pregunta por que hice lo que hice,

Solo responderé que la amé como nunca antes lo había hecho –

Goethe.

- La eternidad existe para quién la desea –

Yuri Lowell. TOV.

- Burdel Akatsuki -

By SoTtoMarU

Capitulo Final.- Eternidad.

"Las cosas se volvieron más ajenas con forme pasó el tiempo…"

Siete meses atrás.

I'm in the business of misery, Let's take it from the top.
She's got a body like an hourglass that's ticking like a clock.
It's a matter of time before we all run out,
When I thought he was mine she caught him by the mouth.

- No lo puedo creer- Kakuzu pasó sus manos por su cara varias veces sin creerse aún lo que su esposa le acababa de decir- ¡¿cómo demonios es posible?!

- no lo sé…- se excusó tímidamente la mujer.

- ¡¿cómo?!- exigió en un grito. Sus nervios, destrozados.

- ¡NO LO SÉ!- chilló. La dulce mentira que se había creado pensando en que la noticia cambiaría algo se dilutyó.

"Solo pude ver el rostro de Kakuzu, y cruzar palabras con él, un par de veces en todo ese tiempo…"

- tal parece que después de todo la lesión en su útero no era tan grave como para dejarla estéril de por vida, señora- el doctor hablaba mientras veía las hojas en sus ancianas manos.

- explíqueme…- pidió incrédula.

- la lesión que lleva dentro no es exactamente una causa razonable de infertilidad, solo es una razón delicada para no dejarla embarazarse- removió los lentes sobre su nariz.

- ¿dejarme? –repitió anonada.

- su embarazo es de alto riesgo… lo más probable es que aborte en los primeros meses de gestación… si no sucediese eso, su vida y la del bebé peligrarían en los últimos días del embarazo… hay que estar concientes de su delicada situación- aseveró el viejo.

- ya veo…- sonrío ilusionada. Un bebé.

"Trató de sacarle el mejor provecho a ese hijo que estaba por tener… No sé que sentiría al saberse padre pronto pero sin duda creo que su corazón y su mente pronunciaron aquéllas palabras: Será mejor seguir adelante… y…"

- ¡está bien!- su suegro aceptó cederle el poder y el dinero que pedía a cambio de ver a su nieto y a su amada hija- ¡haremos esto como tu quieras!

- jejejeje – La maliciosa risa de Kakuzu daba a entender el disfrute que sentía el saber que las cosas pasaban como el quería, casi.

"… resignación… estaba resignado a perder a Hidan, aunque lo siguiese amando… había perdido toda esperanza de volver a verlo…"

- ¡perfecto!- Madara sonrió al ver su plan concretado, extendiendo una copa al aire junto con todos los presentes e involucrados.

- al fin…- Pain y Konan sonrieron entre sí.

-…- Kakuzu sonrió aliviado al fin.

Deidara observaba indignado desde la puerta en silencio, callando cualquier muestra de su sentir al morderse el labio. Un miserable papel se arrugaba entre su mano derecha empuñada con fuerza: una carta de Hidan, una carta que habría que callar.

"En el Burdel todo se volvió sombrío… todo estaba cambiando de una manera casi imperceptible a mi alrededor… cada quién encontraba, o había encontrado, una forma de ahogar su soledad."

"Dejando cosas viejas atrás para obtener otras nuevas…"

- Itachi~…¡ahh!- Deidara se abrazaba con fuerza al estilizado cuello del moreno, quién lo embestía con fuerza mientras chocaba las caderas contrarias en su pelvis- ¡ahhh~!

- todo… está…bien, kh… ah…Deidara~…- apretó mas su cadera, embistiéndolo con una fuerza casi brutal y llena de lujuria, haciendo estremecer al rubio y proporcionarle un orgasmo indescriptible, haciéndolo sollozar de placer.

- a-ahhh~!

"Por que para obtener algo debes de dejar algo a cambio…"

Kakuzu miraba la ventana, sentado en el sillón de su despacho, pensativo y alejado de toda cosa que pasase en el mundo real del cual se había escapado un instante. Varios billetes verdes reposaban inertes sobre papeles en el escritorio de Kakuzu, a la vista de todos, la puerta cerrada con llave impedía cualquier interrupción en su meditación, y entre sus dedos jugueteaba el anillo que había recogido tiempo atrás en casa de la madre de Hidan: Santei brillaba como nunca antes frente a su mirada.

El suspiro que escapó de su boca con nostalgia, revelando así los pensamientos fugaces en la mente del administrador sobre el dueño de aquella joya. Mientras el viviese, no dejaría que nadie ocupase y/o usase el Santei si él no le aceptaba como compañero.

"Pero tarde o temprano 'eso' que diste regresará… lo quieras o no… eso te lo puedo asegurar, uhn…"

Tiempo Actual.

Horas atrás.

Las campanas de la iglesia repicaban de forma luctuosa desde muy temprano en la mañana. Una marcha fúnebre, de no más de 15 personas, caminaba dolida hacia el cementerio local a enterrar al recién difunto en su última morada. Las palomas pululaban por ahí en los tejados, revoloteando amenamente sobre las calles antes de comenzar el vuelo usual que emprendían a la salida del sol, justo cuando los rayos calentaban más.

Era un día despejado y frío, consecuencia de una lluvia nocturna la noche anterior, una mañana fría, fresca y bella de Julio que poco a poco evolucionaba en una mañana calida y acogedora. Las blancas palomas despegaron desde sus sitios, haciendo un ruido sordo al aletear y dar vueltas en círculos sobre las calles de los alrededores. Despejando su aterrizaje al ver un ente deambular solitario en la fría ciudad.

-…

El elegante vestido negro ceñía su delgada figura por su cintura, resaltando unas caderas casi inexistentes para un hombre como él, dejando caer el vuelo del vestido de una manera casi magistral y elegante, pomposa, que a duras penas dejaba ver los botines que llevaban calzando sus pies; las amplias mangas bordadas en los extremos por hilos negros resaltaban el color mortífero de sus manos, la derecha empuñando firmemente un pequeño maletín.

- je- sonrío para mismo, todo le traía buenos recuerdos.

Un pomposo escote blanco resaltaba en su pecho, dándole una figura más femenina a la vista, haciéndolo ver como alguien que realmente no era, perfecto para engañar. Un escote cuadrado, indigno en una religiosa, hacía más atractivo su perfecto rostro albino, un rosario de plata refulgía enroscado en su cuello, y un hábito blanco cubría su cabello.

- volví… Kakuzu.

Deidara rascaba su cabeza, aún adormecido después de dormir toda la noche en el cuarto de Itachi, como ya era casi costumbre en él. Bostezó tenuemente al entrar en el salón principal dispuesto a desayunar encontrándose con la enorme figura de Kakuzu, a diferencia de los otros días solitarios que había pasado en aquél lugar.

- ¿m? ¿Kakuzu?

El hombre de mirada esmeralda viró el rostro hacia el recién llegado. El más joven caminó hasta el mayor para después sentarse a su lado y comenzar a desayunar, sirvió café en una taza y comida en un plato. Kakuzu volteó la hoja del periódico que leía sin prestarle mucha atención al menor, justo como en el principio cuando lo conoció.

- ¿a qué se debe tu visita? Uhn…-preguntó intrigado el ojiazul con una enigmática sonrisa en el rostro- creí que ya no nos amabas, nos sentíamos tan solos, uhn…-dramatizó.

- no quiero estar en mi casa…- respondió directo el mayor.

- ah~- Deidara picoteó el pan que se había servido- hay cosas mejores que estar aquí, uhn…- la sonrisa enigmática se entremezcló con una mirada un tanto melancólica mientras comía.

- lo sé- la voz grave de Kakuzu parecía más ida que desde la última vez que hablo con él.

- uhm- sonrió con melancolía- ojala vuelva hoy y no mañana.

- ¡¿m?!

El timbre resonó por toda la casa. Una criada corrió desesperada a abrir al puerta para no hacer esperar a quién estuviese tras ella, mientras los pasos de su ama al bajar las escaleras de su casa con cuidado comenzaban a resonar.

- ¡buenos días!- saludó alegre y con el tono de voz más inocente que tenía.

- Buenos días hermana- la criada hizo una pequeña reverencia- ¿le puedo ayudar en algo?

- ¿quién es?- la voz de Yukari sonó tras ella, fastidiándo al ser escuchada, ¿de todas las tipas posibles tenía que haberse casado con una puta tan detestable? Bufó bajito y sonrió… Oh, Jashin… pero su sonrisa se borró al ver su abultado vientre de 6 meses frente a él. Trató de comportarse.

- la palabra del señor- respondió suavemente- hermana, tal vez tu alma necesite reconfortarse un momento…- sonrió.

- ah…

- Dios tiene grandes designios para ti, querida- sonrió aún más, un extraño brillo refulgió en sus ojos.

+ FLASH BACK +

- toma- la ojiroja le tendió un papel.

- ¿qué mierda es?- preguntó intrigado- ¡un plan?

- son los planes de Dios- los ojos rojos refulgieron extasiados al mirar la nada de la habitación- la suerte está contigo, Hidan…- el joven pasó los ojos a través de la inscripción.

- gracias, Dios…- ella sonrió.

+FLASH BAK END +

- je…- sonrió con tristeza- Dios sabe… lo que sucede, ¿en verdad?

- es Dios quién escribe la historia…- sonrió.

- déjala pasar- ordenó Yukari.

- adelante, hermana- la criada se hizo a un lado y cerró la puerta tras el paso de la ojilila.

- gracias…

- ¿sigues creyendo qué volverá?- preguntó Kakuzu con parsimonia, leyendo el periódico aparentando poca importancia.

- si- Deidara sonrió- el me lo prometió, uhn…

- ¿m?-Kakuzu levantó una ceja.

- en una carta…- Deidara parecía embelezado con la idea que pronunciaba su boca- este mes, uhn… esta semana… 'está día, uhn'… o mañana, no lo sé, uhn- Deidara le sonrió a Kakuzu de una manera casi zorruna.

- ¡Yukari! – Kakuzu se levantó de su asiento en seco, asustando a Deidara.

- pase, hermana- la puerta del despacho de Kakuzu se abrió y cedió el paso a Hidan para que entrase, cerró la puerta tras de sí y anduvo hasta tomar asiento en el sillón de su esposo.

- *ese olor…*

Aspiró suavemente el olor que emanaba la habitación, por un momento visualizó al administrador sentado en aquél sillón haciendo las cuentas junto con él, como en los viejos tiempos. Mordió su labio con fuerza, un nudo se atoró en su garganta de repente. Era ahora o nunca. Se quedó de pie, frente a Yukari, dio media vuelta y alcanzó a cerrar la puerta con llave mientras insinuaba sacar su Biblia.

I waited eight long months, she finally set him free.
I told him I couldn't lie he was the only one for me.
Two weeks and we had caught on fire, She's got it out for me,
But I wear the biggest smile.

- dime, ¿cuánto tienes de embarazo?- dándole la espalda comenzó a hablar. Evitaba hacer el menor ruido de metales posible, todo tenía que funcionar. No se había ido por nada.

- ocho meses- expresó con dulzura tocando su vientre.

Dijiste que me amabas…

¿ No era verdad?

- oh…- hoja por hoja fueron enfundadas hasta quedar la forma de la guadaña- ya veo… y… ¿tú marido?

Whoa, I never meant to brag but, I got him where I want him now.
Whoa, it was never my intention to brag to steal it all away from you now.
But god does it feel so good, cause I got him where I want him now.
And if you could then you know you would.

Cause god it just feels so...It just feels so good.

- uhm… - decidió mentir, solo por un segundo quiso creer que era así: grave error- nos queremos… el bebé lo ha cambiado mucho.

- ¿ah, si?

- si…. Últimamente es más cariñoso- empuñó la guadaña- con fuerza- creo que eso es amor… si- sonrió melancólica. No lo soportó.

- mentirosa, ¡él no te ama!- la inocente voz se convirtió de repente en aquella suave y algo chillona que Hidan tenía.

- ¡¿qué?!- Yukari se alarmó.

- ¡él solo me ama a mi!- Hidan se volteó lleno de ira, todo ese tiempo de soledad y tristeza al fin iba a ser cobrado: primero ella, luego él- ¡estúpida!- se sacó el habito de la cabeza, dejando ver su platinado cabello, un poco más largo de lo usual.

- ¡t-tú!- se horrorizó.

- veo que me recuerdas- avanzó amenazante hasta ella- ese día, fuera de su casa…

+FLASH BACK+

- ah…

- ¡ah!- un peliplata había chocado contra ella al dar la vuelta, magullando la bolsa de tartitas y rompiendo alguna.

- mierda…- Hidan trató de enderezar el camino sin hacer al suelo, ese tipo de encuentros eran muy molestos para él.

- ¡fíjate!- gritó la mujer.

- ¡jum! ¡vete al diablo, perra!- la chica quedó en blanco, ¿le había llamado 'perra'?

- kh… ¡no sabes con quién te metes! -chilló- ¡tú! ¡Tú! Hijo de…de… ¡argh!

+ FLASH BACK END +

- ¿qué demonios tienes que ver tu en esto?!- chilló espantada al ver la guadaña de triple hoja en su mano izquierda.

- tu, maldita zorra, ¿preguntas qué tengo qué ver? Ja, por favor… nunca debiste haber aparecido… ¡él me amaba a mi!- chilló.

¿me…amabas?...

¿eso quiere decir qué… ya no me amas?...

- ¡mentiroso! ¡Kakuzu no puede estar enamorada de alguien como tú!- chilló horrorizada- tú, él… ¡ambos son hombres!

- ¡Jah! Que gran revelación, pobre estúpida, ¿crees que eso me importa?- cuestionó.

- ¡tú!

- je- sonrió superior- ¿se quieren eh? tú lo quieres a él, el te quiere a ti…. Jajaja- rió casi sin aire- menuda estupidez… dime, ¿cuántas veces te ha dicho que te ama? ¡¿Cuántas veces te ha demostrado que te quiere?!- cuestionó.

- ¡siempre…! ¡Siempre lo hace!- mintió.

- ¿Cuántas veces te ha besado con ternura?!- Y eso fue un golpe bajo para Yukari- ¿cuántas veces…? ¡Dímelo!- exigió- ¿cuántas veces te ha tocado gentilmente? ¡¿cuántas ha sonreído para ti?!

- y-yo….- las lágrimas comenzaban a caer desesperadas- no… él me ama… a mi… tú no puedes…

- no eres más que una puta con dinero, una mujer que solo sirve para dar dinero….- sonrió burlón al pasó que avanzaba- ¿o qué? ¿Crees qué te ama por ser bella? ¿Porqué eres dulce y tonta? Solo tienes una de las cosas que el ama…. ¿O no lo sabes? Kakuzu es un hombre podrido por su amor al dinero- reveló con labia.

- no… ¡no es cierto!

- ¡señora!- la criada golpeó alarmada la puerta al escuchar tantos gritos.

- Te mataré… mataré a tú hijo, te retorcerás en el infierno, puta… y luego lo mataré a él…- esas últimas palabras dolieron al salir.

- ¿por qué?- lloriqueó- ¿por qué si lo amas…? ¿Por qué?...

- yo no he dicho: 'lo sigo amando'… pero no soy una muñeca a la cual puede tirar, no soy una puta como tú….

Deidara se vestía con vertiginosidad al ver la reacción de Kakuzu antes de salir corriendo del burdel. ¿Sería a caso que Kakuzu sabía algo? ¿O se imaginaba algo? Itachi entró tranquilo a la habitación y, al ver la euforia de Deidara, levantó una ceja.

- ¿qué pasa?- preguntó tranquilo.

- ¡na-nada! ¡tengo que irme!-casi tropieza.

- ¿irte? ¿A dónde?- preguntó intrigado.

- espera…- trató de salir corriendo de la habitación pero Itachi le detuvo- ¡Itachi!- chilló- ¡necesito irme, maldita sea!

- …- Itachi le miró profundamente, logrando apagar las ansias de Deidara. Comenzaba a deducir las cosas- es cosa de dos… ¡¿o?

- pero…

- ¡diablos!...

La guadaña habían quedado atorada en la rígida madera de la pared de la oficina, Yukari trataba de llegar hasta la puerta evitando los ataques del menor. Respiraba cansada y fatigada, sabía que ese tipo de emociones no eran buenos para su bebé pero si no corría, su vida y la del niño estarían en peligro más de lo que ya estaban. Logró levantarse del suelo, y caminar hasta la puerta pero no alcanzó a llegar.

- ¿Eh, adónde vas perra?- rugió molesto.

- ¡déjame! ¡Auxilio!- chillo desgarrada- ¡ayúdenme! Por favor… por favor…. ¡Auxilio!

- ¡Kakuzu!- al oír ese nombre Yukari se giró por inercia a ver al peliplata, buscando en su lugar al administrador.

- ¿qué…?

Un golpe sordo. El lento sentir de algo que se abre dentro de tu interior, algo húmedo y doloroso. Un grito ahogado. El éxtasis con el que la adrenalina te envuelve, sube y sube y sube, cómo un ave al levantar el vuelo. Una sonrisa desencajada. La sensación de complacencia al sentir el estrujar de la carne, la incredulidad en el aire que se respira al tratar de gritar por una ayuda que nadie te dará.

- Dios…

siempre hay 'algo' que te observa…

Un Dios perverso que se entretiene jugando contigo…

haciéndote sufrir y retorcer del dolor…

- ju…- una sonrisa se curvó el los delgados labios de aquélla niña. La brisa entraba por la puerta de patio trasero, meciendo su negro cabello y revolviendo el vapor de su té- jejeje…- una hormiga negra caminaba tranquila por la madera cerca de los dulces junto a su vaso- ¿uhm?- extendió su dedo, y terminó con su minúscula existencia.

igual que un niño juega con sus hormigas…

Se tambaleó un poco y con dolor tocó su vientre, delineando la redonda barriga hasta llegara a aquél tubo, delgado y frió, de duro metal negro. Sintió que el aire y las fuerzas le faltaban, la sangre escurría con abundancia y un extraño sabor metálico comenzaba a llegar a su garganta hasta subir y salir por su boca.

Su piel clara adquiría a un ritmo vertiginoso un tono pálido marmóreo, similar a la tez del hombre que yacía frente de ella; la visión borrosa dentro de aquél par de cuentas negras que poseía, y que poco a poco se iban apagando, apenas podían delinear la sonrisa sádica y burlona de aquél joven que la miraba satisfecho con sus encantadores ojos lila.

- ¡muérete de una puta vez, perra!

Sonrió impotente. Un dolor descomunal golpeó su abdomen; creyó sentir como aquél ser dentro de su cuerpo se retorcía de dolor y frustración al ver como se le era arrancada la vida que aún no tenía. Lo entendió perfectamente: su cuerpo acababa de iniciar el proceso de expulsión de aquél bastardo engendrado por un monstruo.

Un grito desgarrador corrompió el silencio, anunciándole a la criada que la ayuda tal vez no llegaría rápido.

- mierda…- la mano de Yukari trato de aferrarse a algo para evitar caer al suelo con gran estrépito, acarició las cuentas de plata del collar de Hidan y lo jaló tratando de sostenerse, rompiéndolo a su paso. Pasos rápidos se la criada se escuchaban, era hora de huir.

Abrió la puerta de golpe, topándose con la sirvienta que traía un cuchillo en mano. La golpeó con el mango de la guadaña en el rostro, rompiéndole la nariz y escuchando el crujir los huesos de esta. La tiró cerca de las escaleras, se colocó nuevamente el hábito que llevaba y salió fugaz del lugar. No tardarían mucho en encontrar a ese par de zorras muertas.

- ahh… ah… ah…- Kakuzu se recargó un momento sobre la pared cerca de su puerta. El bullicio que había en ese instante le informó que algo había pasado; una corazonada le hizo latir más aprisa el corazón. Ese día no era un día común.

- ¿qué sucedió?- se acercó a preguntar alarmado a un guardia de por ahí.

- alguien atacó a su esposa, está muy grave…

- ¡¿quién?!

- ¡no lo sabemos! Nadie vio nada…- informó el hombre.

- ¡voy a entrar!- evadió al guardia y se acrecía la puerta!

- ¡señor! No, espere un momento por favor!

- ¡es mi esposa!- gritó. El guardia calló y no dijo nada más para evitar su paso.

Caminó al fondo, subió las escaleras y llegó hasta su despacho. Un doctor y un detective se encontraban en el lugar indagando; el hombre de bata blanca examinaba a Yukari, la criada reposaba adolorida en una silla cercana. El administrador se acercó hasta su esposa e hincándose preguntó con voz grave.

- ¿quién hizo esto…?- Yukari respiraba con dificultad.

- ah…ah… Ka…kuzu…san…- sonrió débil, y ojerosa, a falta de sangre.

- ¡¿quién?!- exigió saber como de costumbre. Los ojos negros de la mujer se entornaron con debilidad hasta algo que brillaba cerca de la pata del escritorio. Kakuzu caminó incrédulo hasta él y tomó con delicadeza entre sus manos el dije- si… – recogió la joya y la guardó en su saco, caminando decidido hasta la puerta.

- ¡YUKARI, HIJA!- el padre de Yukari llegaba en ese instante- ¡¿qué sucedió?! ¡Kakuzu!- el administrador, fastidiado, cerró el puño y lo golpeó con fuerza en el rostro.

- fuera de mi camino, imbécil.

Madara, Pain y Konan salían apresurados del burdel, pasando junto a Deidara. Se miraron y asintieron todos al mismo tiempo, tenían que llegar a la casa de Kakuzu. alguien tenía que limpiar.

- ¡vamos!

- hai!

hay cosas que no se pueden comprender…

La blanca puerta de madera se abrió tranquilamente, sublime y silenciosa. Entró a paso solemne, como si no quisiese quebrantar el sentimiento que albergaba la habitación, una pálida luz inundaba todo el lugar como la primera vez que había visitado aquél triste lugar. Cada paso que daba lo hacia estremecerse aún más, sintiendo cada vez más cerca y fuerte la sensación del acercamiento entre dos seres que se habían dejado por mucho tiempo.

- ¡argh! ¡Mierda!

Y ahí entre la blancura del silencio se encontraba él, Hidan, tan hermoso y sublime cómo siempre. Forcejeando contra el cierre del vestido negro que llevaba encima, haciéndole recordar aquélla vez en su casa cuándo ambos trabajaban. La piel blanca de sus hombros aún tenía ese efecto hipnotizante sobre él, llamándolo afanosamente a tocarlo.

-… ah…

Se acercó silencioso, disfrutando el acortamiento de distancia entre ambos cuerpos. Pasó sus brazos alrededor de la delgada cintura, extrañándose por lo delgado que estaba pero disfrutando el cálido tacto que después de tantos años al fin alcanzaba. Hidan posó sus manos sobre las ajenas, tratando de alejarlo al verse sorprendido por el acto.

- ¿qué mierda?...- Su corazón dio un respingo y sus pálidas mejillas se colorearon de carmín- Kakuzu…

- Hidan….- hundió su rostro en la curvatura de su cuello, oliendo el aroma único del menor- Hidan…

- Kakuzu….- relajó su tacto. No quería admitirlo, aún lo quería. Las lágrimas que una vez habían amenazado con salir en casa de Kakuzu ahora corrían libres y silenciosas por su cara.

Si era una mentira, quería seguir engañado; si era la verdad, quería que nunca se acabara pero, desgraciadamente, el daño y el sufrimiento lo habían dejado vulnerable y desconfiado. Tomó con fuerza las manos del mayor y trató de alejarlas de su cuerpo.

Second chances they don't ever matter, people never change.
Once a whore you're nothing more, I'm sorry, that'll never change.
And about forgiveness, we're both supposed to have exchanged.
I'm sorry honey, but I'm passing up, now look this way.

- suéltame Kakuzu… ¡suéltame!- pidió, intentando callar sus propios sollozos, pero el mayor solo afianzó más el agarre.

- Hidan, déjame explicar…

- no hay nada que explicar…- lloró- ¡suéltame! ¡Ya te olvidé!- mintió.

- Eres un idiota si crees que mientes.

- ¡todo este tiempo me esforcé en ello!- gritó. Kakuzu calló de golpe, ¡no se estaba refiriendo a… otro amante, o si?

- ¿quién¿ - su voz sonó dolida, desconcertando a Hidan- ¿quién fue? ¿Quién te ha tocado?!- exigió molesto.

- Kakuzu…- ¿estaba celoso?

- ¡nadie puede tocarte más que yo!- espetó furioso.

- jum…- Hidan frunció el ceño- pero tu si pudiste tocarla a ella, ¿¡no?!- gruesos lagrimones corrieron por sus mejillas, Kakuzu sintió su corazón encogerse- hasta… hasta… un hijo… ¡anda! ¡Vete con ella al infierno!- lloró limpiamente- déjame solo… como siempre- las palabras dolieron.

Well there's a million other girls who do it just like you.
Looking as innocent as possible to get to who,
They want and what they like it's easy if you do it right.

- Hidan…- lo volvió a abrazar con más fuerza- Hidan…

- buh… ¡suéltame, te digo! ¡Con un carajo, no te quiero! ¡Estúpido viejo imbécil!- chilló- Kakuzu…

- no digas mentiras, ni tú te crees.

- ¡¿mentiras?¡ ¡Aquí el que mintió fuiste tú…!- Kakuzu acercó su rostro a la cara de Hidan, limpió las lagrimas como pudo gracias a los manotazos que Hidan daba- ¡suéltame! Me mentiste todo ese tiempo… me engañaste, me usaste… solo sabes mentir…- lo tomó de la barbilla, girándolo suavemente pero con la fuerza justa para que no se escapase.

- mírame…- Hidan negó con la cabeza- ¡qué me mires!

- ¡no!- Kakuzu tomó sus labios por sorpresa de una manera fugaz, haciendo que Hidan abriese los ojos- ah…- se miraron.

- Yo nunca mentí cuando dije que te amaba…- Fue acercando su rostro nuevamente al de Hidan, pidiendo permiso para besarlo nuevamente y acercándose más. Al no ver oposición alguna- esa es mi única verdad…

- Kakuzu…- sus labios se rozaron.

- te amo, Hidan….- No podía más. ¿Cómo, maldita sea, dos simples y estúpidas palabras podían hacerlo cambiar de opinión tan facilmente? ¿Dónde habían quedado los días de obligación y los planes hechos para ese maldito momento? ¡A dónde se había ido su voluntad? Todo había ido a la basura solo para volver a empezar.

- Kakuzu…

Well I refuse, I refuse, I refuse!

Giró su cuerpo, aún con las manos intentando detener le toque del otro. Miró sonrojado las prendas que el administrador portaba, y su cuerpo se estremeció al sentir las fuertes manos de Kakuzu en su cintura, pegando aún más su cuerpo al suyo. Sentía miedo y emoción al mismo tiempo, después de mucho al fin volvería a tenerlo. Estaba nervioso pero no lo admitiría.

- adelgazaste…- el sonrojo en las mejillas de Hidan creció.

- ¡cállate!- se quejó- ¡no te impormph!- Los labios de Kakuzu lo callaron en un largo y profundo beso, bastante necesitado por ambos.

- te extrañé tanto…- sus labios rozaron en cada silaba los labios de Hidan, rozando sus narices de una manera sensual y atrayente para el contrario.

- eres un cursi…- se burló.

- no me importa… solo entérate- con fuerza levantó a Hidan, quién se quejó por ello, blasfemando como de costumbre; y lo colocó sobre la cama, quedando Kakuzu centímetros más abajo que el menor- por que no lo repetiré nunca más…

- tarado…

Cerró los ojos, dejándose envolver por se mar de sensaciones que el mayor le provocaba en su cuerpo, gimió bajito al sentir los labios, y los dientes, de Kakuzu en su cuello desnudo, sus manos al acariciar su espalda, descendiendo por la cintura hasta sus caderas, tocándolo con dulzura y pasión. Había pasado tanto tiempo desde al última vez que lo vio gemir bajo su cuerpo, la última vez en la que dulces palabras se quedaron en el aire, resonando en sus mentes a cada momento.

Whoa, I never meant to brag but, I got him where I want him now.
Whoa, it was never my intention to bragTo steal it all away from you now.
But god does it feel so good, Cause I got him where I want him now.
And if you could then you know you would.

- mmm…- buscó sus labios con desespero - Kakuzu…- el mayor solo mantenía su disfrute en silencio- Kakuzu…. te extrañé…..ahh~- acarició con fuerza sus piernas, degustando su tacto con deseo y desesperación.

- Hidan…

Cause god it just feels so...It just feels so good.

Lo tomó de las piernas y lo sentó horcadas sobre su cadera. Los brazos de Hidan se enredaron en su cuello, suspirando y gimiendo por lo bajo al sentir como la erección del mayor crecía entre sus piernas. Sus manos acariciaron su espalda al bajar el cierre que momentos atrás peleaba con Hidan, el vestido negro cayó al suelo con pesadez dejando ver su delgada silueta desnuda frente a sus ojos.

- Hidan…

Después de tanto tiempo no podía dejar de asombrarse ante la perfección de su cuerpo marmóreo, emocionarse al verlo completamente desnudo frente a él, sentir la excitación que eso le provocaba. No podía evitar sentirse orgulloso y feliz por saberse el único en la tierra que había tenido ese ser tan sublime debajo suyo, haberlo hecho gemir y conocer todas y cada una de las partes ocultas de él.

Sus delgadas manos aferraron la ropa del mayor, sintiendo los labios de éste moverse sobre los suyos. Sabía que se sentía bien estar así con él a pesar de todo lo ocurrido, a pesar de lo que tal vez ocurriría después. La desesperación comenzó a ganar terreno, la pasión le acompañó. Sin saber cuándo ni cómo, ambos estaban desnudos. Hidan sobre Kakuzu, justo como la primera vez después de haber sido violado.

- ah~

I watched his wildest dreams come true
Not one of them involving you
Just watch my wildest dreams come true
Not one of them involving.

Whoa, I never meant to brag, but I got him where I want him now.

Sus piernas abrazaban su cadera con una soltura bastante sensual. Pasó ambas manos sobre sus nalgas, estrujándolas con fuerza y abriendo y cerrándolas una y otra vez, interponiendo entre ambas su activo miembro, masturbándolo con éstas. Tantas noches volviendo a desear ese pequeño y redondo trasero, estrecho, húmedo y caliente, alojando su prominente miembro con una opresión deliciosa.

- hazlo…¡hazlo!- lloriqueó Hidan en medio del éxtasis, desesperado.

- kh- rechinó los dientes al entrar sin preparación ni aviso previos.

- ahhh!...- nadie podía esperar.

Los cuatro pares de zapatos resonaron de forma rítmica al detenerse frente a la casa del administrador de Akatsuki. Los guardias que se encontraban fuera voltearon a ver a las personas que acababan de llegar, levantando sus armas, dispuestos a defender.

Ataviados con gabardinas oscuras, ojos iluminados por el brillo de la seducción que produce la muerte y una sonrisa filosa que poco mostraba sobre lo que no teñían en mente, avanzaron a paso firme hasta la puerta de la gran casa: dispuestos a 'limpia'.

- parece que nos lo ha dejado en bandeja de plata…

- ah…- Pain asintió con frialdad.

- comencemos entonces.

Los gritos aterrados de almas inocentes, la desesperación aflorando en cada uno y muriendo casi al instante avivaba las ansias de sentir la sangre escurrir entre sus manos. Asesinos a sangre fría, sombras invisibles de almas corrompidas y sedientas del placer prohibido que es el asesinato. Akatsuki terminaba sus trabajos como el sol lo hace con la luna al amanecer.

- no habrá testigos…

- ahhh~… ahhh~- Hidan gemía bajo y sensual al sentir las profundas embestidas de Kakuzu.

El administrador se movía de manera magistral, tocando aquél punto lleno de perdición en cada penetración que daba. El cuerpo albino, bañado en perlado sudor tibio, rebotaba sobre el erecto miembro sin poner resistencias alguna, con soltura y manejabilidad completa a merced de Kakuzu. Su cuerpo cansado se dejaba amar como nunca antes lo había hecho, experimentando nuevas sensaciones más profundad y llevaderas. Un sonoro grito dio por concluida la labor.

- mm~…- sintió claramente como Kakuzu abandonó su cuerpo, antes de caer completamente rendido entre sus brazos.

Sonrió feliz, después de tantas cosas pasadas y habidas en momento putrefacto de su vida, al fin podía volver a sonreír. Al fin….

Whoa, I never meant to brag, but I got him where I want him now.

La noche pasó lenta y a la vez tan rápida que parecía no quererlos dejar estar así por al menos una noche más, llena de tranquilidad.

Despertó tranquilo, acurrucado entre sus brazos y durmiendo sobre su pecho. Sonrió aún con los ojos cerrados, sintiendo como lo apretaba más contra su cuerpo, impidiendo que se alejara. Ya todo estaba bien, al menos eso creía.

Whoa, I never meant to brag, but I got him where I want him now.

El eco de un par de tacones resonaba sutilmente en la calle. Aquélla belleza apabullante que robaba miradas y quitaba el aliento caminó tranquila por la calle. Las mujeres le señalaban, le envidiaban, la odiaban; los hombres le deseaban, le admiraban y comían con la mirada. Una sonrisa hermosa, un rostro perfecto que solo un demonio podía tener. Su silueta delgada y curvilínea, sensual al caminar, recorría el camino con una elegancia indescriptible, con una ligereza única y digan de una fantasma.

Los ojos negros y malignos, la sonrisa curvada cuál malicia en persona; una mujer ancestral de exquisita belleza.

- tanto tiempo… de no volver aquí…

Whoa, I never meant to brag but, I got him where I want him now.
Whoa, it was never my intention to brag to steal it all away from you now.

Ambos amantes se disponían a volver al burdel muy temprano aquél día para ajustar algunas últimas cuentas con aquél viejo que los mangoneaba a diario. El Santei brillaba en el dedo medio izquierdo de su dueño, altanero y sonriente por las cosas que había logrado en una sola noche. Tan feliz y despreocupado, que no vio el peligro venir.

But god does it feel so good, Cause I got him where I want him now.
And if you could then you know you would.

Giró la mirada. Un fantasma se apreciaba dignamente frente a sus ojos, borrando la alegre sonrisa que hasta ese momento adornó su rostro. Un estremecimiento. Los ojos lilas se enfocaron en los morenos que yacían frente a él. Tan hermosos, tan brillantes, tan malditos. Miedo. La pistola de plata resplandeció por los plateados rayos del sol muy temprano en la mañana. Indoloro. Apuntó. Ella solamente sonrió.

- t-tú…- musitó incrédulo.

- hola, Hidan- la misma mirada, la sonrisa endemoniada.

- ¿Hidan?- preguntó kakuzu extrañado. Alarma. El revolver platinado frente a sus ojos lo exaltó.

- n-no…

Un disparo. Una lágrima. Un adiós.

"Volví a casa, Hidan..."

"Mamá"

FIN

NOTA DE LA AUTORA: Bueno, antes que nada les quiero agradecer infinitamente a todos por su paciencia, especialmente por haber aguantado hasta el final y mis larguísimos periodos de publicaron entre capítulos; también de haber llegado a leer todas las líneas que hubo a lo largo de cerca de 150 paginas de puro texto -por eso los servidores me odian(¿?)- que realmente me fastidió la existencia durante cerca de 6 meses o algo por el estilo, hace unos 6 años.

Quiero decir que este fanfuck no fue completamente de mi satisfacción (por que hizo que me estresara a más no poder, cabrones o ó *patea a Kakuzu y a Hidan*) pero logré terminarlo con un cierto grado de satisfacción ;3, por eso soy feliz eternamente xD A pesar del tiempo aún lo releo y me gusta(¿?) Totalmente bipolar, lo sé.

Quiero agradecerles también, especialmente a los lectores de Fanfiction, POR HACERME ESCRIBIR COMO DIOS MANDA y obligarme a corregir mi penosa ortografía de cuando tendía 15 años xD Estaré eternamente agradecida por ello. Sobre el final, bueno, hay un epilogo –muy marica a mi parecer- pero no sé si publicarlo o dejarlo aquí, solamente así xDu Lo siento, lo decidiré después. Tengo en mente otro fanfic AU de esta pareja, pero tampoco me he decidido a escribirlo aún hoy a finales del 2012 xDu Mátenme xD Solo me resta decir:

MUCHAS GRACIAS POR LEER.

PD: responderé los comentarios personalmente en cuanto pueda