¡Hola! Perdón por la tardanza... abajo doy las explicaciones. Y como sé que tendréis ganas de ver cómo continúa la historia, os dejo con ella. Disfrutadla ^^

Capítulo 11: La lluvia trajo a alguien más

- Se dice, o al menos ese es el rumor que corre por nuestros patios, que en este colegio existe un lugar donde "hay algo que debe protegerse". - explicó solemnemente la voz del narrador. - Nadie sabe el qué, nunca lo han visto. Tampoco saben desde cuándo está ahí, e incluso - alzó un dedo, puntuando especialmente esa última parte - sospechan que el propio director no sepa exactamente lo que es. - Sus espectadores le miraban boquiabiertos, absortos en la historia. - Algunos dicen que tal vez es un tesoro, o al menos los que creen lo que sale de la boca del profesor Shanks; hay algunos que están convencidos de que es como una caja de Pandora, y el día que lo encuentren podría ser el fin del mundo. Otros piensan que tal vez encerraron al alumno más listo que han tenido nunca en el instituto y lo tienen ahí trabajando corrigiendo los exámenes a los profes. - hizo una pausa, bajando la vista y negando con la cabeza, con los brazos cruzados sobre su pecho. - Muchas versiones pero ninguna corroborada...

- ¡Yo voto porque estén todos los mangas que han confiscado los profes a los que estaban leyéndolos en clase! - exclamó Luffy, alzando una mano. - A mi el profe Gan Fall me sacó uno de Man y aún no me lo ha devuelto... - explicó, hinchando morritos y mirando disgustado hacia otro lado.

- O puede que también... - prosiguió con su historia el capitán de las mentiras. - Hayan encerrado al tipo más maleducado y temible de todo el insti. ¡Al rey de los macarras!

Chopper se puso a chillar del miedo, abrazándose a Usopp, que se creía tanto sus propias mentiras que también se había asustado él sólo.

- ¡Ni hablar! ¡El rey de los piratas y el de los macarrones lo seré yo! - se quejó Luffy, señalándose con el pulgar.

- Luffy, ha dicho "macarras", no "macarrones"... Además es algo muy diferente de ser el rey de los piratas... o eso creo... - le explicó Nami, evaluando las similitudes entre los dos títulos a los que aspiraba. No se creía ni la mitad de la historia de Usopp, pero lo más probable es que en medio de toda aquella literatura barata hubiera algo de verdad. Porque él era el que tenía más facilidad para enterarse de todo lo que ocurría en el instituto. No sabía cómo lo había hecho, pero el caso es que tenía pinchadas algunas habitaciones y clases, además del megáfono, aunque por mala suerte, y porque podía llegar a ser peligroso, la sala en la que se reunieron los profesores no.

Había faltado poco para que les descubrieran dentro de la enfermería desierta, buscando lo que fuera que buscaran (eso de no encontrar "la trampilla secreta" no le acababa de convencer), y aún se preguntaba que hacía ella en medio de todo aquel jaleo que ni le iba ni le venía. Es más, probablemente la tenían fichada los profesores por lo de la noche de infiltración junto a todos aquellos palurdos para buscar al que tocaba el piano; si se ponía ahora a hurgar en un lugar peligroso y en el que sabía que podría encontrarse con problemas, podrían terminar expulsándola. ¿Qué le diría a Nojiko si eso llegaba a ocurrir? No quería ni pensarlo...

Mientras Vivi escuchaba atentamente las historias del narizón, condimentadas con lo que había visto y oído Luffy, y opinaba sobre lo que habría escondido, Nami se recostó, apoyando la espalda contra el árbol y miraba pensativa entre las hojas el amplio cielo azul, casi sin nubes. Aquel día hacía mucho calor, parecía que aquel año la estación de lluvias se estaba retrasando un poco y el calor que estaba haciendo era de mediados del mes siguiente. Incluso las cigarras estaban haciendo su habitual chisporroteo, y la chica se permitió cerrar los ojos, totalmente relajada con la cálida temperatura y la suave brisa, pensando que, aunque Luffy la llevara de cabeza a los problemas, sería muy difícil que se apartara de su lado.

En aquel momento oyó el crujido de pasos sobre la gravilla, y luego sobre el césped, y un "hola" con eco, ambos desganados, sonando más bien como gruñidos. Nami abrió los ojos, viendo al par de chicos sentarse en el suelo, lo más lejos posible el uno del otro, y la pelirroja hizo una mueca disgustada. ¿Que no habían hecho las paces por fin? El día anterior no habían venido a clase, y el anterior a ese, creía haberlos podido reconciliar al encerrarlos en el terrado, con lo que estaba segura de que ayer habían terminado pasando el día juntos, incluso tal vez llegando a hacer eso... ¿Estaba equivocada tal vez? ¿Se habían vuelto a pelear ese par de idiotas? Apretó los dientes con rabia, ya que mientras estuvieran de morros entorpecerían sus asuntos.

Como los días anteriores, Luffy miró un poco ceñudo a Zoro durante unos instantes, y después siguió de cháchara con los demás. La verdad es que estaba harto de que le tratara así, y eso que parecía un buen chico... Tendría que apartarse de Nami, porque estaba convencido de que eran celos lo que tenía. Qué lejos de la verdad que estaba...

- Oye, Zoro, ¿podemos hablar un segundo? - Nami se había levantado y estaba palmeándose el culo de la falda para quitarse la tierra. La mirada que le dirigió hizo que un sudor frío recorriera su espalda. Maldita sea, ya tenía bastante con tener a dos tipos enfadados con él.

- Sí...

- En privado. - recalcó, al ver que no se movía.

Mientras se alejaba con ella, pudo jurar como la mirada de Luffy le quemaba la espalda como si fueran rayos lásers.

- ¡¿Se puede saber qué ha pasado?! - preguntó bastante airada al llegar a un rincón despejado de gente. - Ah... eres increíble, te doy una oportunidad de oro y tú vas y...

- ¿Y tú qué sabes lo que pasó? - la interrumpió, enojándose también un poco. Nami se encogió un poco, pero no dejó que la amedentrara.

- ¿Entonces qué ocurrió? ¿Por qué no viniste a clase ayer?

- No ocurrió nada. - murmuró apartando la mirada. Por más que tuviera confianza con ella, no podía contarle nada. No lo creía justo por Sanji.

Nami seguía con su mirada clavada en él, con los brazos en jarra, hasta que decidió que era inútil.

- Está bien, no hace falta que me des detalles. Al menos dime si en el tejado hicisteis las paces.

Zoro volvió a mirarla.

- Sí, algo así.

- ¿Algo así? - repitió, alzando una ceja. - Bueno, ¿entonces el problema viene de lo que hicisteis ayer?

- Ayer... - cogió aire, pero se detuvo, suspirando. - Ayer el día estuvo bien... o eso creía... - tragó saliva, nervioso. Notaba sus mejillas sonrojadas. - Creía que todo iba a estar bien, pero no. Y luego hablé con alguien, y me aconsejó que le diera celos para hacerle espabilar.

Nami llevó una mano a su frente, cerrando los ojos y recostándose en la pared.

- Ay, los celos son delicados.

- Y más con ese cejudo raro... - sus palabras sonaron resentidas. - Cuando llegaba a casa, Sanji estaba con un chico. Y... - "noté mi corazón estremecerse...". No podía admitirle eso, así que obvió esa parte, escondiéndola muy bien en su interior. - ... en cuanto ese chico me vio, me pidió para salir. Le dije que como amigos, para empezar.

- Idiota. - Nami parecía lanzar fuego por los ojos, igual que antes Luffy. - ¿Le das celos con otro hombre? ¿Estás loco o qué?

- ¿Quieres que le de celos contigo? - espetó él, un poco cabreado. - Si hiciera eso, Luffy se me echaría al cuello.

En ese momento, la cara de Nami se volvió más roja que su propio pelo.

- ¡¿Q-q-qué estás diciendo?! - se llevó las manos a las mejillas para ocultar ese sonrojo. - ¡¿Que Luffy...?!

- Nada, no hagas caso. - murmuró Zoro, con los brazos cruzados sobre el pecho, mirando en otra dirección. - Y tranquila, ahora le propondré eso a Luffy, a ver si al menos él deja de tenerme manía, joder. - la tristeza y la impotencia de no saber qué hacer estaban volviéndose en rabia, y sabía que si no dejaban de hurgar en las heridas terminaría por hacer alguna estupidez. Con lo fácil que sería agarrarle de improvisto y besarle hasta dejarle sin aliento. Pero no era posible hacer aquello.

- Oh, es cierto... - la voz de la chica sonó más calmada, aunque seguía teniendo rastros en sus mejillas del calor que les había abordado. - Al menos no he tenido que recordártelo.

- Soy un hombre de palabra. - respondió él.

En aquel momento comenzó a sonar un móvil, y Zoro buscó en el bolsillo de su pantalón, extrayéndolo y observando quién era el que llamaba. Sus ojos se abrieron con sorpresa, mientras Nami miraba expectante, y entonces volvió a cerrarlo, con cara de estar atormentado.

- ¿Qué pasa? ¿Quién era?

- Nadie. - se dio la vuelta, dándole la espalda y echando a caminar hacia el sitio que ocupaban sus compañeros.

- ¿Cómo que nadie? ¿Y esa cara que has puesto?

Zoro se mantuvo en silencio, ignorando a su amiga. No quería que nadie supiera nada más de su pasado salvo los datos que podían extraerse de los periódicos o de internet. Y si había venido hasta ahí, era justamente por eso: para que nadie ni nada condicionara su vida por quién era.

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Sanji extrajo uno de los onigiris de su bentô, comenzando a merendar, mientras veía a Nami alejándose con aquella alga errática. Aquella estúpida alga, marimo, prado andante, cactus, balón verde, idiota, cretino, aquel imbécil que se atrevía a salir con la persona que más daño le había hecho. Oh, bien hecho, Ahoronoa, promete esperar a alguien para siempre hasta que te quiera, y rompe tu promesa el mismo día. Cabrón, gilipollas, tonto del culo, retrasado...

- Ey, Sanji, ayer hiciste campana, ¿eh? No te vimos. - comentó Usopp, alegremente. Pero al ver la mirada asesina que le dirigió, sus orejas se doblaron del miedo como las de un perro.

- Ayer no fue nada interesante el instituto, no te perdiste nada. - dijo Luffy, con tono neutro. - Pero pasado ayer sí que ocurrió.

- No se dice "pasado ayer", es anteayer, Luffy-kun. - le corrigió con una sonrisa calmada Vivi.

- Sí, porque entonces sería "hoy", ¿no? - preguntó Chopper, recibiendo la aprobación de sus compañeros.

- Bueno, ¿qué más da? ¡Escucha! - y le contó acerca de su infiltración, lo que había oído de los profesores, y todo lo que suponía y que estaba seguro casi al cien por cien. - Si hubiera podido mirar el esqueleto guay de la enfermería... - volvió a lamentarse por enésima vez. - Pero ayer no pude ir, estuvo todo el día con alguien cerca.

- ¿El esqueleto? - preguntó Sanji, alzando una ceja. - ¿No te dijo nada?

Se quedaron en silencio unos segundos, con los ojos clavados en Sanji. Pero es que el tono en que lo había dicho, tan convencido, no sonaba a broma, ni tampoco parecía hacer esfuerzos por no reírse.

- Técnicamente, los esqueletos son la última materia que queda en la tierra de un ser humano cuando muere, por lo tanto no hablan. - explicó Chopper, como si se hubiera tragado una enciclopedia médica.

- Eso ya lo sé, pero ese esqueleto está vivo.

Volvieron a quedarse en silencio, otra vez tratando de descifrar si decía la verdad.

- ¡Maldita sea! ¡Es un usuario de las frutas del diablo, con el poder de la resurrección! Pero volvió a renacer cuando su cuerpo ya sólo eran huesos.

Antes de que nadie pudiera abrir la boca, Luffy se abalanzó sobre ellos, para acercarse lo máximo posible a Sanji, y con estrellitas en los ojos, exclamó:

- ¡¿De verdad? ¡¿Está vivo el esqueleto?! ¡¡Qué pasada!! ¡¡Quiero ir a verlo enseguida!! - y se puso en pie, casi arroyando a Sanji, que le sujetó de un tobillo.

- Olvídate, ¿no dices que está tan vigilada la enfermería? Además, no puede hablarle a toda la gente. Piensa que si lo hiciera, no podría estar allí.

Luffy se tranquilizó un poco, sentándose de nuevo, y cogiendo el bentô de Sanji para comérselo, aunque recibió un buen pellizco con los palillos que sujetaba el rubio.

- Entonces, ¿cómo es que a ti te habló? - preguntó Usopp.

Sanji abrió la boca para explicárselo, pero enseguida volvió a cerrarla, notando como sus mejillas se encendían. ¿No le había hablado para decirle cómo le había tratado Zoro mientras había estado inconsciente?

En aquel preciso instante llegaron Nami y el peliverde, y automáticamente, las miradas de Sanji y de Luffy se llenaron de rencor hacia el chico.

- ¿Pasa algo? - preguntó la pelirroja al notar sus actitudes hostiles, e inmediatamente Luffy cogió el bentô de Usopp, zampándoselo, mientras Sanji se deshacía en halagos hacia ella.

El tema de por qué le habría hablado a él, cayó en el olvido, mientras Nami y Zoro se ponían al día con todos los detalles, hasta que sonó la campana de inicio de la segunda tanda de clases, y todos se fueron levantando lentamente, sin dejar de hablar, recogiendo sus cosas.

- Ah, Luffy. - Zoro se había acercado hasta él desde detrás, y cuando este se volvió, la sonrisa forzada en su rostro le dijo que tenía que arreglar aquel malentendido de una vez por todas. - Escucha, ¿este próximo fin de semana te hace venirte a las recreativas? Podríamos ir todos, ¿no?

- ¿Eh? - aquello descolocó bastante al chico. Parecía realmente sorprendido que le propusiera aquello, cuando la mayoría de ocasiones tenía que ser él el que arrastrara a todo el mundo para ir allí un rato. - Sí, claro, me encantan las recreativas. - su sonrisa fue sincera por primera vez y Zoro se permitió esbozar otra, de alivio.

- Y oye... Nami es amiga mía, nada más. - Luffy le miró todavía más atónito, y podría haber jurado que sus mejillas se habían coloreado ligeramente. - No te preocupes, digamos que... ya tengo otra persona. - se rascó la punta de la nariz, un poco azorado, y la mano de Luffy palmeó su hombro, haciendo que fuera él el que se sorprendiera en aquella ocasión.

- Perdona. - dijo simplemente. - Pero en realidad no sé a qué te refieres con Nami, no pasa nada si estás con ella, somos todos amigos, ¿no?

- Sí, bueno... - Zoro quería explicárselo mejor, porque parecía no entenderlo. Pero en realidad sí que lo entendía. Sólo que ni él se daba cuenta de sus propios sentimientos, probablemente.

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Pasaron unos días, llegando por fin al esperado viernes. Sanji se levantó aquella mañana con su gato restregándose contra su rostro y desayunando sus pelos, para variar, y al mirar por la ventana descubrió un día gris que amenazaba lluvia. Tal como le había dicho Zoro, para el fin de semana se iba a poner el tiempo malo, y recordando el mes en el que estaban, y casi a finales, se alegró de que por fin llegara la estación de las lluvias. Normalmente comenzaba un par de semanas antes, pero aunque llegara tarde, siempre sería bien recibida.

Después de arreglarse y desayunar, salió de su habitación, y se quedó unos segundos quieto en el pasillo. Los de aquel edificio eran al aire libre, como la mayoría de los edificios japoneses, y desde allí le llegó una ráfaga de aire un poco más fresco que los últimos días, junto con unas finas gotas de lluvia. Volvió a su habitación, cogiendo su chaqueta y un paraguas azul cielo, y apartó todo lo que había cerca de la ventana, ya que, aunque se mojara, no podía dejar a Zoro todo el día encerrado ahí dentro, ni tampoco fuera.

Al llegar a los pies de las escaleras, hizo una mueca de fastidio. Ahí estaba el otro Zoro, mirando las nubes que comenzaban a descargar el agua antes de lo que él había oído, con las manos en los bolsillos, y con cara de estar preguntándose qué hacer.

- ¿Qué pasa, marimo-man? ¿Como en el mar no llueve no traes paraguas? - inquirió socarrón el rubio, con una sonrisa ladeada.

Zoro se giró, un poco sorprendido de que le hablara a él. Pero su ceño fruncido le decía que aún estaba enfadado. Suspiró y decidió dejar el enojo de su amigo de lado si al menos podían hablar como personas civilizadas... si es que se le podía llamar así a las "lindezas" que le soltaba.

- Me lo olvidé y no he comprado ninguno todavía. - explicó simplemente, encogiéndose de hombros. - Pero ya me cubriré con la ma...

Sanji le tendió el paraguas, cubriendo a ambos chicos, con los labios apretados y sus penetrantes ojos negros como desafiándole a contradecirle.

- Por esta vez pase, pero ve a por uno cuanto antes, idiota. - bufó, más que habló.

Zoro se encogió de hombros, haciendo que el otro quisiera estrangularle por su pasotismo, pero comenzó a caminar, teniendo que ponerse en marcha Sanji también. Los dos eran conscientes del significado del paraguas ahí donde vivían. Dos personas debajo de él representaban una pareja de enamorados. Por eso, en lugar de dibujar corazones con los nombres de cada uno, como hacen los occidentales, es más común ver los nombres bajo un trazo simple en forma de paraguas.

Sanji marchaba mirando al suelo, con su mano izquierda en el bolsillo, y la otra sujetando el paraguas y la maleta. Se preguntaba por qué rayos habría hecho aquello, estaba muy mosqueado con él. Pero al mismo tiempo no podía olvidar las palabras de Zoro: "Te esperaré el tiempo que haga falta". Le haría responsable de ellas, tendría que aguantarle, y tendría que olvidar a ese idiota mete narices de Ace.

Zoro, que no acababa de comprenderle, caminaba en silencio, mirándole de reojo, al parecer, sin que el otro se diera cuenta. Podía decirse que el peliverde estaba tranquilo, que su rostro no reflejaba ninguna ansiedad ni tristeza ni cabreo, pero la realidad era bien distinta. Ayer había quedado con Ace por primera vez y...

Flashback

Ace, a parte de ser un chico abierto, animado y desvergonzado, además de atractivo, había aparecido en la puerta de su casa el día de la cita media hora antes de lo previsto, además que en el sitio equivocado...

- Ace, ¿no habíamos quedado frente a la librería? ¿Qué haces aquí? - preguntó Zoro, al pillarle con una pierna alzada tratando de ponerse unos vaqueros, y cayendo al suelo de cara. - ¡Au, joder!

El chico rió alegremente, cerrando la puerta detrás de él y sentándose en el suelo de la vacía habitación. Desde que la había ocupado sólo estaba la mesa que el propietario había dejado en cada apartamento, un par de prendas de ropa en el suelo, el futón sobresaliendo del armario, y una pila en la esquina con algunos de los libros del instituto.

- Es que no podía esperar. - dijo con simpleza, y después inclinándose con sensualidad hacía él, mientras se terminaba de poner los pantalones y se los abrochaba. - Eres tan atractivo que me moría de ganas de verte otra vez.

Zoro le miró con incredulidad.

- Anda ya, deja de repetir esas chorradas. Que sepas que eso no va conmigo. - explicó, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

- Sí, ya noto que eres más independiente. - dijo, asintiendo para sí mismo. - No pasa nada, puedo dejarte un amplio margen para no agobiarte.

El peliverde dejó escapar una corta risa sarcástica, y poniéndose en pie, se acercó hasta la ventana, mirando hacia abajo, y luego, cogiendo su móvil de la mesa, mirando la hora.

- ¿Pasa algo? - preguntó un poco confuso el pecoso.

El chico le dirigió una mirada un tanto airada.

- Pues que si hubieras llegado en el momento en que Sanji se iba a trabajar, habrías salido por la ventana. - su tono fue tajante y no dejaba lugar a dudas de que hablaba en serio. Pero a Ace no le intimidó, aunque sí que le molestó un poco.

- ¿Y eso?

Zoro cogió su cartera y las llaves, metiéndolo todo en sus bolsillos junto con el móvil.

- Que aunque tú me hayas pedido para salir conmigo, yo ya tengo a alguien que me importa. Y recuerda que te dije que saldríamos sólo como amigos.

Ace dejó escapar el aire por sus fosas nasales, con una sonrisa decidida en sus labios.

- Bueno, ya veremos qué pasa con el tiempo. - se encogió de hombros. Estaba convencido que Sanji nunca se dejaría arrastrar por un hombre, le conocía demasiado bien.

Pero no sabía lo equivocado que estaba.

Fin del Flashback

Estaba satisfecho con la manera en que había resuelto las cosas. Aunque sólo fuera a medias, por lo menos le había dejado claro que no se podía hacer demasiadas ilusiones con él. Miró de reojo a Sanji, que seguía como enfurruñado, con los ojos mirando el suelo, esquivando los charcos sin apartarse demasiado de Zoro.

- Qué fastidio de lluvia... - comentó suspirando, más para sí mismo que para Sanji.

El rubio le echó un rápido vistazo, y su ceño se frunció aún más.

- La lluvia es una bendición. Sin ella, no tendríamos frutas ni verduras. - le replicó.

Zoro sonrió traviesamente.

- Pues si tanto te gusta la lluvia, déjame tu paraguas. Que por no mojarte los zapatos, se me moja el hombro.

Sanji le echó fuego por los ojos.

- ¡Tendrás morro! Encima que te hago el favor de no mojarte. Te tendría que haber dejado tal cual, así en ese campo que tienes por cabeza hubieron brotado las flores. - masculló, caminando a zancadas y dejando a Zoro atrás.

- ¡Oye, espera! - gritó, corriendo tras él. Pero entonces, al otro lado de la calle vio a una persona, quedándose petrificado unos momentos. ¿Qué hacía él ahí? Si le veía... podía significar el final...

Se colocó la cartera del instituto sobre su cabeza, tratando de ocultar su fácilmente reconocible pelo verde, echando a correr, adelantando a Sanji, y desapareciendo al doblar la esquina de la cuesta del instituto.

- ¿Y a este qué le pasa ahora? - se preguntó el rubio, un poco confuso. Pero no quería gastar fuerzas en ir tras él para preguntarle. Se suponía que estaba enfadado, ¿o no?

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Un sonoro bostezo al terminar la penúltima clase del día, distrajo su atención, mirando de reojo al peliverde mientras guardaba sus libros en la maleta. Zoro se recostó sobre la mesa, con clara intención de dormirse, y Sanji reposó su cabeza sobre su mano, mirando por la ventana como seguía lloviendo. Durante el recreo habían concretado cosas, y habían decidido ir todos juntos a las recreativas al día siguiente, a pesar de que lloviera, con el argumento por parte de Luffy de que "estaba a cubierto, y no se mojarían", salvo, claro, cuando fueran y vinieran, como había puntuado Sanji. Pero en realidad no tenía problemas en ir, le gustaba mucho jugar al Stepmania y dejar pasmada a la gente que pasara por ahí con su dominio de las piernas.

- ¡Buenas, chicos! - saludó el profesor, tan alegre como siempre, apartando su larga cabellera pelirroja detrás de su hombro. Los alumnos gruñeron un perezoso "buenas tardes", cansados y con ganas de marcharse a casa para disfrutar del fin de semana. - Alegraos, hoy no vamos a tener clase de matemáticas, vamos a hablar de algo más importante. - dijo Shanks, con una enorme sonrisa en sus labios, y todos parecieron despertar de repente, incorporándose de sus asientos, mirando expectantes al profesor.

- ¿Y cuando termine de explicarlo, podemos irnos a casa antes de hora, profe? - preguntó Law, con los libros ya guardados en su mochila.

- No, si nos sobra tiempo haremos un poco de clase. Que sois los que más retrasados vais de tercero.

Un "joooooo" general salió de las bocas de todos los chicos y chicas, algunos enfatizándolo al dejarse caer de nuevo sobre sus pupitres teatralmente.

- Que vagos sois, así nunca llegaréis a ser buenos piratas, chicos. - dijo el profesor, cruzándose de brazos. - Bueno, acabamos de decidir entre todos los profesores a dónde iremos este año para la excursión de verano. - todos en la sala comenzaron a hablar entre ellos, emocionados con la salida, ya que esa en concreto era de las más esperadas y la más divertida. - Este año tocará... ¡Tatatachá~n! ¡Playa! - más murmullos, está vez más fuertes.

- ¿Qué playa?

- ¿Dónde?

- ¿Qué día?

- ¿Vamos sólo nosotros o vienen el resto de cursos?

- ¿Van a venir Robin-sensei y Califa-san?

- ¡¡Ey, parad un momento de hacer preguntas!! - gritó el profesor, ante la avalancha de cuestiones que se le echaron encima. - Será en Miura el 24 de julio, que es miércoles. Nos quedaremos en un hostal hasta el sábado, y volveremos al anochecer. Y vamos todas las clases, así nos saldrá más económico todo. Y sí... viene Robin-san, es vuestra tutora, ¿no? Pero no puedo decir lo mismo de la enfermera sexy... Ahora os explicaré lo que vamos a hacer esos días...

La hora de clase transcurrió animada para todos. Iban a ir a la playa, pero también iban a hacer una excursión al bosque, a visitar algún museo, el puerto y el pueblo, pero en general sería para hacer actividades en el mar. Sanji pensó para sí mismo que los profesores tenían muy mala leche al elegir la playa como destino para la excursión de verano, teniendo en cuenta la cantidad de usuarios de las Akuma no Mi que había en el instituto, pero bueno, las cosas siempre habían sido así en aquel sitio.

- Qué suerte, ¿eh, marimo? Podrás ver a tu familia de algas.

- Y tú puede que te encuentres con tus antepasados, las caracolas. - dijo él, haciendo círculos encima de su ceja derecha, en referencia a la del rubio.

- Cállate, imbécil. - masculló cabreado, girándole el rostro.

En aquel momento la campana sonó, señalando el final de las clases, y algunos se apresuraron en marcharse antes de que a Shanks se le ocurriera ponerles deberes de todas formas.

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Zoro se plantó en la salida, observando la lluvia torrencial que caía ahora, mientras Sanji se terminaba de poner las zapatillas. La gente pasaba a su lado, todos con paraguas preparados en sus manos, y poco a poco, se fue vaciando el recibidor, quedando casi desierto, salvo por los estudiantes que iban y venían de sus clubs, o de hablar con los profesores.

Caía con mucha fuerza. Si se arriesgaba a salir así a la calle, en menos de un minuto conseguiría el mismo resultado que lanzarse a una piscina vestido. Y era un fastidio tener que ir a la lavandería, porque tampoco tenía lavadora en su casa. Sanji abrió su paraguas, pasando de largo a su lado.

- Oye, ¿podemos volver juntos? - preguntó Zoro, antes de que saliera bajo la lluvia.

Sanji se detuvo, sin mirarle.

- Tendrías que darme un buen motivo. - murmuró. - Pero no quiero oír tus excusas, así que ven de una vez.

Zoro suspiró, poniéndose a su lado y saliendo a la lluvia. ¿Cuándo podrían llevarse bien? A cada paso que trataba de dar, parecía fastidiarla aún más. Tal vez ese sería un buen momento para hablar...

- Sanji... - le llamó, tratando de organizar sus ideas, mientras el chico a su lado seguía sin mirarle. - Ya te lo dije... que te esperaré todo el tiempo que haga falta.

- Sí, ya veo cómo me esperas, joder. Liándote con el idiota de Ace delante de mis narices.

- ¿Necesitas un sonotone o qué? ¿No oíste lo que le dije? "Como amigos".

- Eso para ti. Pero con Ace las cosas nunca son como planeas.

Llegaron al final de la cuesta, cruzando la calle, y Zoro se tensó, mirando a su alrededor. Pero a quien había visto aquella mañana ya no estaba, y dejó escapar el aire lentamente entre sus dientes.

- ¿Te pasa algo? - preguntó Sanji, sin salir de su seriedad.

- Nada. - negó con la cabeza. - Y... supongo que tienes razón con ese tío... - admitió, recordando de nuevo la manera en que había reaccionado cuando le había dicho que ya había alguien en su vida. - Pero lo mismo podría decirte a ti. ¿Qué hacíais cuando llegué? Eso de celebrar no sé qué de una chica.

Sanji notó como se ponía colorado. Pero no le podía decir qué era lo que había pasado en realidad.

- Nada, no hagas caso de lo que diga Ace, es el hermano de Luffy, ¿vale? Piensa que es como una versión de él pero unos años mayor.

Zoro se sorprendió al oír eso, pero al pensarlo fríamente, tampoco le extraño tanto. Ya decía él que le había visto cierto aire familiar.

- Vale, vale...

No estaba seguro de qué más decirle. Le hubiera encantado contárselo todo, y que él se lo contara todo a él, pero teniendo en cuenta como eran, tendrían que esperar a que el momento fuera oportuno.

En aquel instante, su mirada se cruzó con la de otro hombre, sentado en el interior de una cafetería, mirando hacia fuera a través del cristal. El hombre de la cafetería se levantó inmediatamente, recogiendo sus cosas y tratando de salir, pero una camarera lo detuvo para que pagara su consumición. Ese instante le dio tiempo a Zoro para salir corriendo de debajo del paraguas, girando a la derecha en la primera calle que encontró, y desapareciendo de la vista del rubio.

- ¿Pero qué coño le pasa a este tío? - se preguntó por segunda vez en aquel día, mientras oía la puerta de la cafetería que acababa de dejar atrás abrirse con un fuerte tintineo. Miró al desconocido con recelo y sorpresa, pasando a su lado, y dirigiéndole una penetrante mirada. Avanzó unos pasos más en la calle, y al no ver a la persona que buscaba, se giró hacia Sanji.

- ¿No ibas con un chico de pelo corto y verde hace un rato? - preguntó, con un fuerte acento de kansai, que pensándolo detenidamente, le recordó un poco el ligero acento que tenía Zoro.

- Ni idea. - respondió Sanji, más por rebeldía que otra cosa.

El hombre le siguió perforando con sus penetrantes ojos amarillos, intimidándole, pero finalmente, le dio la espalda, haciendo volar su gabardina negra detrás de él, y calándose un llamativo sombrero negro para protegerse de la lluvia.

En aquel momento, Sanji se dio cuenta de lo poco que sabía del segundo gato de su edificio.

TSUZUKU

Waiiii~~ Capi terminado por fin~~ Bailaré el baile de la felicidad-de-haber-terminado-el-capítulo-once, wiiii~~ Pero como se parece al baile de la lluvia, lo haré con cuidado~~

Y después de esta sobrada: ¡Hola! ¿Cómo habéis estado? ¿Qué tal las vacaciones? ¿O las clases? ¿O el trabajo? En mi caso fueron vacaciones, con mucho calor... En fin, en esta ocasión no puedo contestar a todas las reviews, como ya avisé la vez anterior, pero doy las gracias a todos los que dejaron alguna, y pido disculpas por haber tardado tanto. Definitivamente, voy a dejar un cartel en mi perfil que diga "Cierro durante las vacaciones de verano" ^^U Ahora sí, retomo el ritmo de sacar un capítulo cada dos semanas.

No es que no tuviera inspiración... Han sido varios elementos: me quedé sin internet durante agosto, hice preparativos para mudarme en octubre, las teclas del ordenador eran un radiador con ese calor, y yo soy de estar en la playa... También hay algo importante, y es que no estoy recibiendo ningún estímulo por parte de Oda. Llevamos casi un año con la saga de Impel Down, y... no digo que sea menos interesante, pero pasa que Ace no me cae del todo bien. No me preguntéis por qué, un día me di cuenta de que no me gustaba (y sin embargo sale en este fic... Ah, pero no soy de maltratar personajes, así que no os preocupéis sus fans). Quiero ver al resto de personajes, que vuelvan a estar todos juntos. Echo de menos los piques de Zoro y Sanji. Tengo mono de la lechuga y el queso...

Así que ese es uno de los motivos por los que me he desenganchado de One Piece, y he tirado para otras series, como Axis Powers Hetalia, que es un vicio. Sin embargo, no voy a dejar mis fics tirados, he seguido escribiendo cosas que iré subiendo poquito a poco durante lo que queda del año y el siguiente. Aunque no lo parezca, mi cabeza da para muchas más historias, pero mi tiempo y pereza para menos publicaciones ^^U

Notas del cap: La estación de lluvias, es como una "quinta estación" en Japón. Suele darse entre primavera y verano, sobre los meses de junio y julio en el área donde transcurre la historia, Tokio. Empieza a la altura de Okinawa sobre mayo, y va subiendo por todo el país.

Del Stepmania seguro que alguna vez habréis visto u oído hablar de él, o incluso jugado. Es un juego en el que suena una canción, y en una pantalla van saliendo unas flechas que tienes que pisar en el momento adecuado en una alfombra o plataforma de metal.

También ha salido por fin algún comentario sobre el acento de Kansai. Lo tiene la gente que vive en el oeste, en Osaka, y Hyôgo pertenece a esa región. Sin embargo, el acento de Zoro es muy suave y trata de hablar como la gente de Tokio para que no se note tanto que es de fuera. La mayor diferencia en el habla es la modificación de las partículas de final de frase, como cambiar el "yo" por "ya" (partícula para darle énfasis), cambiar la "i" por la "e", o la "e" por la "o", y otras tantas diferencias que he aprendido gracias a leerme un montón de doujinshis en las que sale el personaje de España en Hetalia, al que le pusieron acento de Osaka (y me pregunto por qué ^^U). No sé muy bien como adaptarlo al español, tal vez poniéndole un poco de acento andaluz... Pero Mihawk con acento andaluz... me da risa y miedo... También se me había ocurrido hacerle hablar a lo Cervantes, como hicieron en la versión española de One Piece, pero como no estoy entrenada para hablar arcaicamente, ahí se queda.

Nota en el último segundo: Con esto de que Mihawk con acento andaluz me da risa y miedo, aclaro que no es por faltarle el respeto a los andaluces. Conozco buena gente ahí, y su acento me gusta, a veces los imito, aunque el mío es mucho más suave ^^U. Es simplemente que a Mihawk no lo veo con ese acento... Si tuviera que ubicarlo en algún rincón de España, seguramente sería de Castilla La Mancha o de Madrid, porque lo veo como un antiguo caballero, con un acento castellano muy puro, aunque con acento catalán quedaría gracioso y mono x3. Si fuera en Latino América pues no sabría muy bien dónde colocarlo. Tal vez mexicano, pero tendría que escuchar mejor todos los acentos de allí...

Finalmente, y como habréis podido notar, estoy algo influenciada por el omake de "Sannen Sea Gumi Akagami Time" (en el que son estudiantes), sobretodo en lo que a Usopp y Shanks se refiere (o algo así…).

Estas son las notas por esta vez. Espero no haberos aburrido y haberos aportado algo que no conocierais. Ojalá os haya gustado... y si me queréis lanzar tomates, los aceptaré encantada :D