Un regalo especial

Un regalo especial.

CAPITULO 1.

La luz de la luna era suave, difusa y leve. Un espeso manto de arena cubría el desierto, la noche era fría y perfecta.

El joven Faraón observaba las cumbres y las faldas de las dunas, todo estaba tan calmado…"Mañana será un gran día" se dijo para sí el gobernante…

En la recámara de a lado una joven aprendiz de magia dormía, soñando placenteramente. Había sido un largo día, intentar convertir un ser humano en una estatua no era cosa fácil, al menos no para ella. Pero eso no importaba ahora, haría hasta lo imposible para convertirse en una verdadera maga. Ese era su sueño.

La mañana se acercaba sigilosa, hasta que los rayos del poderoso Ra acariciaron su rostro, era hora de despertar. Poco a poco regresaba de la profunda inconciencia, este día era especial.

-¡Hoy es mi cumpleaños!-

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-¿Señorita?... ¿Señorita Mana?-

-¿Eh?-

-Señorita, el Faraón está esperando por usted…Por cierto, ¡Felicidades Srta. Mana!-

-¡Ah! Lo recordaste… ¡¡Muchas gracias Shimmon!! Debo apresurarme, el Faraón me espera…-

"Sigo sin poder acostumbrarme a esto. Desde que me mudé al Palacio, todos me tratan como si fuera…una…una princesa…"

-FLASHBACK-

-Mana, de ahora en adelante vivirás y entrenarás en el Palacio…Será más fácil para Mahat controlar tus entrenamientos y podremos…-

Atem no sabía como terminar la frase. Sus mejillas levemente sonrojadas, giró un poco su rostro para que la chica no lo notara.

-¿Qué podremos hacer príncipe, digo… ¡Faraón!?- Preguntó inocentemente la joven maga, riendo nerviosamente por haber confundido el título de Atem…de nuevo…

-Podremos…pa-ppasar máss t-ti-empo…juntos-

-¿Lo dices en serio Atem?... ¡¿En serio?! ¡No tienes ni idea cuanto tiempo he anhelado esto!-

Las mejillas de la joven aprendiz se tiñeron de carmesí. Atem la observaba con dulzura.

-Yo también Mana…Yo también…- El chico no podía evitar perderse dentro de esas impresionantes orbes esmeralda. Notando de nuevo que el nerviosismo se apoderaba de él, rápidamente agregó:

-Ma-Mahat dice que…que tu talento es maravilloso. Además yo mismo he sido testigo de ello…El necesitaba tenerte aquí…al igual que yo…-

El joven gobernante sintió como su rostro se enrojecía por milésima vez esa tarde. La joven estaba igualmente emocionada, casi sin pensarlo se lanzó sobre su amigo de toda la vida, envolviéndolo en un cálido abrazo. El correspondió con igual intensidad…había esperado mucho tiempo por este momento…

-FIN FLASHBACK-

-Desde que llegué Atem no ha cesado de darme atenciones. Como mi enorme habitación, dos guardias personales, los sirvientes, las damas de compañía, los vestidos y joyas nuevos… ¡No es para tanto! ¡Llevo viviendo acá solo dos meses!-

-¡Mana!-

Una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

-¡Seth! ¡Hola!-

-¡Feliz cumpleaños, Mana!-

-¡Muchas gracias Seth!...Eres muy dulce-

La chica abrazó tiernamente a su peludo amigo (1). Ambos caminaron juntos hasta llegar al salón principal.

-Seth, ¿Sabes en donde está Atem?-

El guardián del octavo artículo se paró en seco.

-Pues…jejeje…verás, Atem está…bueno, tenía algo que hacer y…se marchó… ¡Pero no te preocupes! Nunca se perdería uno de tus cumpleaños Mana-

-Si, bueno…Es tarde y Mahat debe estarme esperando… ¡adiós!-

"Mmm…todos están actuando bastante extraño, especialmente Atem. A quien por cierto no he visto desde que desperté…"

Una repentina ola de tristeza se apoderó de ella, su garganta se cerraba lentamente. "No, no voy a llorar…Atem no se ha olvidado de mí… ¡No seas tonta Mana!"... Debía apresurarse, Mahat e Isis le esperaban en templo norte.

Seth se paseaba sigiloso por los pasillos, se hacía tarde y debía encontrarlo, lo más rápido posible. Además la chica empezaba a sospechar.

-¡Ah! Con que allí estabas…Llevo horas buscándote ¿sabes?-

-Si, lo siento. Pero necesitaba hacerme cargo de unos asuntos…-

-Ella está sospechando algo…-

-No podemos dejar que se entere de nada hasta que el Faraón regrese-

-Eso ya lo se Shimon. Pero, ¿Tienes lo necesario?-

-Si. El plan se llevará a cabo según los planes del Rey-

-Bien. Entonces, nos veremos luego. Tengo otros asuntos pendientes-

Seth se alejaba de la escena, donde minutos antes había charlado con Shimon acerca de los planes del Faraón. "No puedo dejar que Mana sepa nada, no hasta que sea el momento…Le costará trabajo creerlo…"

Con cada paso que avanzaba repasaba en su mente las órdenes que Atem le había dado la noche anterior…

La luz de la luna era suave, difusa y leve. Un espeso manto de arena cubría el desierto, la noche era fría y perfecta.

El joven Faraón observaba las cumbres y las faldas de las dunas, todo estaba tan calmado…"Mañana será un gran día" se dijo para sí el gobernante…

A su lado, reposaba tranquilamente su fiel amigo, Seth. Quien no podía dejar de preguntarse a que se debía la repentina algarabía del joven Rey

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-Bien Seth, asegúrate que todo esté listo para mañana…-

El comentario repentino lo sacó de golpe de sus pensamientos. Incorporándose sobre sus cuatro patas preguntó exaltado:

-¿A que te refieres con eso? Suenas como si fueras a marcharte o algo así…-

Un largo en indefinido silencio fue la respuesta.

-Espera…N-no ha-hablarás en serio…¿O si?-

-En efecto, Seth. Debo partir. Tengo algunos asuntos pendientes en Nubia y…-

-¡P-pe-pero…!-

-Descuida, estaré de vuelta, mañana mismo-

-Pero mañana…-

-Lo sé. Jamás olvidaría algo tan importante…No podría perdonarme nunca si…si alguien terminara lastimado por mi culpa…Por favor Seth, tienes que hacer esto por mi-

-Está bien- Respondió con resignación en su voz el guardián del octavo artículo, sabiendo que no podía hacer nada para detenerlo.

Atem estaba por salir cuando la voz de su infalible compañero lo detuvo.

-Solo…solo regresa a tiempo…-

-Lo haré-

Segundos más tarde, se había marchado. "Atem, espero que sepas lo que estas haciendo…"

-Seth…es hora-

Una voz bastante familiar se había dirigido a él. Ese inconfundible tono sombrío que solo podía pertenecer a una persona en todo el reino; Aknaden.

-¿Tan pronto? Ni siquiera es medio día…-

-No te quejes tanto. Las órdenes del Faraón fueron claras. Todo fue preparado con anticipación. No hay marcha atrás, si no proseguimos ahora…-

-Bien, bien…ya entendí. No tienes que repetirme algo que ya se…Relájate un poco ¿quieres?-

Un gesto de disconformidad invadió el anciano rostro de Aknaden. Seth no perdía oportunidad para fastidiarlo.

-No te lo tomes personal…jajaja!!...Prosigamos, ¿Te parece?-

Con resoplido bastante audible, Aknaden se dispuso a seguir de cerca los pasos de Seth hasta el salón principal. Allí, un grupo de personas los esperaban.

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Mientras tanto, en Nubia, dos figuras avanzaban a lo lejos. Sus caballos galopando con al ritmo del viento. Ambos hombres parecían estar charlando.

-Seto… ¿Crees que todo estará bien…? Me preocupa que algo salga mal…yo no-

-Faraón…Se preocupa demasiado. Todo estará bien. Además, el Maestro Shimon y el Maestro Aknaden están allí. No tiene porque preocuparse, antes de partir me aseguré que los últimos detalles fueran revisados, tengo todo bajo control, su Majestad-

-Muchas gracias, Seto. Siempre puedo contar contigo…. Te debo una…-

-Por favor, no tiene porque agradecerme, prometí que lo prometería incluso con mi propia vida…Usted no me debe nada-

-¡Por supuesto que si! De no haber sido por ti, Mana no estaría…-

Seto le dedicó una mirada maliciosa al joven rey. Una sonrisa traviesa cruzó por los labios de Seto.

-Faraón, no es secreto para nadie en el palacio, que usted, con el debido respeto; se siente "cómodo" con la presencia de esa chiquilla. Además, ambos crecieron juntos, no veo problema en que vivan de nuevo de esa manera… ¿No lo cree?-

Atem se sonrojó ante el comentario de uno de sus mejores guardianes y normalmente aburrido aguafiestas. Sorprendiéndose de conocer "ese nuevo lado" en él. Seto nunca se comportaba tan… "burlesco" como ahora…

-¿Y bien Faraón?-

La voz de Seto lo sacó de sus pensamientos.

-¿Sucede algo?-

-Acabo de preguntarle, por tercera vez, ¿Era eso lo único que tenía que hacer en este lugar?-

-Si, así es-

-Tantos problemas, ¿por esa pequeñez? Es decir, usted estaba dispuesto incluso a arriesgar su vida, viajando solo. Sin escolta…-

-Mmm…si. Verás, necesitaba verla por mi mismo. Tenía que estar seguro de que es lo que necesito. Y pasaría desapercibido si viajaba solo-

-Ah…-

-…-

-…-

-Llegaremos a tiempo, Faraón, se lo aseguro-

Con eso dicho, reanudaron la marcha. Faltaba poco. Tenía que estar de vuelta en el palacio antes de que todo sucediera.

"Mana…"

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Aquel día había sido extraño. Primero, las personas en el palacio actuaban rarso, segundo, Atem se había ido quien sabe donde sin siquiera despedirse de ella y tercero, ese día Mahat e Isis se le habían impuesto una serie de ejercicios de entrenamiento extenuante. Deseaba poder estar en casa, en el palacio, relajarse y descansar.

Sin embargo, Mahat no la dejaba partir. Ella incluso intentó escaparse de él (como siempre lo hacía), pero Isis fue más rápida.

Mana estaba comenzando a desesperarse. ¡¿Qué rayos les pasaba a todos?! Simplemente no podía entenderlo, ¡todos intentaban evadirla por alguna razón! ¡Era horrible! Este era, oficialmente, el peor día de su vida…