(N/A) Inuyasha y cia. Le perternesen a Rumiko Takahashi. Puede que aparezcan algunos mios, pero ella es la unica dueña… sin mas que decir, que comience mi FanFiction

Capitulo I

Una gran fiesta se llevaba a cabo en la gran mansión Taisho. El señor Inutaisho había organizado todo para el cumpleaños de su amada esposa, Izayoi.

Miles de mozos servían a los invitados de la alta clase social de Tokio en el bello salón beige iluminado por un gran candelabro del cual salían lazos que finalizaban en la pared, en su frívola casa de un estilo mixto. Un poco americana y un poco japonesa.

Inutaisho: ¿Estas disfrutando tu fiesta?- pregunto abrazándola en sus fuertes brazos.

Izayoi: Si, muchísimo- sonrío entusiasmada pero miro hacia ambos lados buscando a alguien- ¿E Inuyasha?

Inutaisho: En estos momentos esta buscando a Kagome- suspiro sin poder ocultar su molestia.

Izayoi: No te preocupes, cariño- acaricio su rostro para tratar de tranquilizarlo- Todo se arreglara pronto.

Kagome se encontraba sentada en uno de los bancos blancos que había en el jardín, cerca de la piscina. Dio un trago a la burbujearte copa que había robado de una mesa y por su cuerpo corrió un escalofrío. No era común en ella tomar bebidas de ese tipo.

............: ¿Puedo sentarme?- pregunto llamando su atención.

Kagome: Claro, es tu casa- suspiro corriendo la vista.

Inu: Mira, se que nosotros no nos llevamos bien- dijo mientras se sentaba- Pero esto es más serio que ello.

Kagome: Ya lo sé- respondió molesta pero muy triste- Pero entiendeme un poco tu a mi. Tengo solamente 14 años y ya estoy comprometida con un muchacho de 17. No tengo opciones, nada.

Las lágrimas comenzaron a caer suavemente.

Inu: Para mi tampoco es muy gracioso- respondió mirando el cielo estrellado- Pero no pienses en ello. Faltan todavía cuatro años para nuestro casamiento.

Pero ella no respondió. Aquello era muy poco consuelo ante su realidad. Más al saber que su prometido ni siquiera la consideraba una "mujer"

Inu: Perdón por haber dicho que estabas horrible con ese vestido- miro a su derecha.

Kagome: Perdón, yo también, por pisarte el pie- se sonrojo un poco.

Inu: ¿Vamos adentro? Mi padre me matará si no te llevo conmigo- blanqueo los ojos.

Kagome: Esta bien- Lo único que le interesa es su bien estar.

Los Taisho y Higurashi eran dueños de una importante empresa de fabricación y venta de automóviles. Para que la sociedad no se disolviera, decidieron casar a sus dos hijos menores.

Kagome Higurashi era solo una niña de 14 años pero con una belleza que al madurar aumentaría considerablemente. Su corta cabellera azabache, ojos café oscuro y fina tez blanca eran los rasgos que sobresalían ante cualquier evaluación de su aspecto.

Inuyasha Taisho, en cambio, era un adolescente un tanto rebelde de 17 años. Muy guapo, de cabellera plateada y algo larga, ojos ámbares brillantes y piel bronceada, conquistaba a cuanta mujer se lo propusiese.

Pero ninguno de los dos quería aquel compromiso. Inuyasha sentía acabados sus días de galán por culpa de la niña y Kagome sentía acabada su libertad de ser y pensar por si sola por culpa de aquel engreído.

Cuatro años después

.............: ¿Quiere que la ayude, Señorita Higurashi?- pregunto el chofer que la esperaba en el aeropuerto para recogerla.

Kagome: Por favor- sonrió mostrando una sincera y bella sonrisa mientras se quitaba los anteojos de sol.

.............: Mi nombre es Aoshi- le dijo mientras cargaba las maletas de la muchacha.

Kagome: Mucho gusto- respondió entrando a la parte posterior del carísimo automóvil.

Miro nuevamente Tokio por la ventana en silencio. Después de hacer estado tanto tiempo en el extranjero, casi había olvidado sus pobladas calles.

La mansión Taisho quedaba en las afueras, donde reinaban las grandes construcciones y no los altos departamentos.

Izayoi: En unos momentos llegará Kagome- exclamo emocionada. Su esposo le sonrió pero su hijo menor parecía no haber escuchado nada.

Inutaisho: Hoy hable con Higurashi y me dijo que el vendrá en dos meses recién.

Izayoi: Bueno, no importa- dio un sorbo a su té- Ella es bien recibida en esta casa en cualquier momento.

El muchacho se levanto de su asiento y se fue del comedor sin poder evitar que sus padres lo observaran sorprendidos.

Al arribar a la mansión Taisho, muchos recuerdos volvieron súbitamente a su mente. Recuerdos que, generalmente, pensaba mejor olvidarlos.

Izayoi: Kagome, hija!- la recibió tan acogedora como siempre- ¿Cómo haz estado? Creciste muchísimo en estos años.

Kagome: Gracias, Señora Izayoi- sonrió apenada.

Izayoi: Estas hermosa, pareces todo un ángel- soltó un risita- Bueno, ahora ve a descansar tranquila. Inuyasha ha salido, así que reponte para que esta noche estés esplendida.

Kagome: Esta bien- comenzó a subir las escaleras. Sabia perfectamente que habitación le tocaba ocupar, ya se había quedado allí varias veces en el pasado.

La dueña de casa se dirigió velozmente al despacho de Inutaisho.

Izayoi: Ya llego- dijo entrando sorpresivamente, asustándolo un poco- Y esta más bella que antes.

Inutaisho: ¿Ah, si?

Izayoi: Por supuesto- exclamo eufórica- Ahora lleva el cabello largo, por debajo de la cintura y sus curvas están bien marcadas. Esta hecha toda una mujer.

Inutaisho: Esperemos que Inuyasha note estos cambios- rió observando el entusiasmo desmedido de Izayoi.

* * * * *

Miroku: ¿Qué ocurre, Inuyasha?- consulto al notar que estaba muy extraño.

Inu: Hoy llega Kagome a Tokio- suspiro mirando los autos pasar por la calle, sentado desde la mesa de aquel elegante y caro bar.

Miroku: ¿Y eso que tiene?

Inu: Que se acabo toda mi vida tal y como la tenia hasta ahora- respondió molesto.

Miroku: ¿Por qué?- soltó una pequeña risa- Puedes casarte con Kagome y continuar con tu vida tal cual esta.

Inu: ¿Y engañarla con cuanta mujer me llame la atención?- puntualizo- A ella debo tratarla bien, quiera o no hacerlo.

Miroku: Si sabes ocultarlo bien…- insistió- "Ojos que no ven, Corazón que no siente"

Inu: No se puede hablar contigo- se levanto furioso de su asiento y se fue sin mirar atrás.

* * * * *

Inutaisho: Kagome… Si quieres, puedes ir a tu habitación- le indico al ver como la muchacha jugaba con su comida- Seguramente Inuyasha esta terminando con detalles importantes en el trabajo.

Izayoi: Así es- respondió sin poder disimular mucho la tristeza que sentía.

Kagome: Con permiso- se levanto, dejo la servilleta y se fue. Para ella no era ningún problema el no ver a Inuyasha, lo había hecho por tres años. O eso creía.

Subió las escaleras lentamente mirando los cuadros, fotografías y adornos. Se sentía muy extraña en Tokio luego de vivir tanto tiempo en Francia, con su abuela Kaede. Ella la había "preparado" para aquel compromiso, enseñándole a ser una dama muy fina de alta sociedad.

Entro a su habitación y se sentó en la cama matrimonial color beige y miro la imagen que le devolvía el espejo al frente suyo. Llevaba puesto un traje muy elegante de seda italiana que la hacia parecer mucho más seria y sobria. Extrañaba un poco usar los jean anchos y muy rotos, sus zapatillas simples y remeras sin mangas.

Se saco los delicados zapatos de taco, soltó su cabello recogido en un rodete muy prolijo y se recostó.

* * * * *

Abrió suavemente la puerta de entrada para no hacer ningún tipo de ruido. Ya eran las tres de la mañana y se suponía que debía haber estado a las nueve y media de la noche para cenar en familia y ver a su prometida nuevamente.

Inu: Papa me matará...- pensó entrando a la cocina para ir por un vaso de agua fresca- Da igual que la vea ahora o mañana...

Dio un trago a su vaso pero se distrajo viendo por la ventana que daba hacia el gran patio trasero.

Una silueta femenina caminaba cerca de la piscina, dando vueltas, desganada.

Salio inmediatamente al jardín, quería ver quien era pero lo hizo muy sigilosamente.

La mujer se sentó en uno de los bancos blancos y se quedo muy quieta.

Avanzo muy lento pero sin querer piso una rama, advirtiendo a la muchacha la presencia de alguien más. Inmediatamente se paro y miro al joven que estaba a menos de tres metros de distancia.

Inu: ¿Kagome?- pregunto sorprendido al ver como había cambiado tan drásticamente en ese tiempo sin verla.

Ella se quedo en un sepulcral silencio. Inuyasha también había cambiado mucho. Se veía guapísimo ahora que llevaba el cabello corto, más alto y atlético que antes pero con los mismos ojos ámbares que a ella tanto le gustaban.

Kagome: Hola Inuyasha- saludo normal. Su abuela le había enseñado a no mostrar jamás "debilidades" a los demás, como la sorpresa.

Inu: Por Dios!- exclamo llevando una mano a la nuca- Creciste muchísimo. Estas hecha toda una mujer aunque aun eres chica.

La miro fijamente. Ahora ella traía el cabello muy largo y lacio, su cuerpo había adoptado unas sensuales curvas que se podían apreciar perfectamente con su camisón de seda color turquesa.

Kagome: Discúlpame Inuyasha, pero debo ir a descansar- camino unos paso pero fue detenida por él.

Inu: Espera... hay tantas cosas de las que debemos hablar- trato de retenerla.

Kagome: Para eso tendrás tiempo mañana- opino- Ahora estoy cansada, mi viaje fue muy largo.

Inu: ¿Esto es una venganza por lo de esta noche?

Kagome: Por favor, Inuyasha- exclamo suavemente, con un toque de ironía e indiferencia- Soy una mujer, no estoy para estupideces de niña.

Siguió caminando sin darse vuelta, de regreso a la gran mansión.

Kagome: Por supuesto que es una venganza por lo de la cena...- Pensó mientras subía las escaleras- Yo pago con la misma moneda.

Continuará.....