2. Confesiones

-Edgeworth-preguntó Phoenix-¿no puedes usar un camino secundario?

-No imposible-negó este con la cabeza-No hay ninguna forma de llegar al aeropuerto si no es por aquí.

-¡Aaaargh!-rugió Phoenix tratando de contenerse y no dar un puñetazo al cristal de su asiento.

-¿Y no puedes llamarla?-señaló Edgeworth levantando una ceja.

Von Karma se le adelantó cuando Phoenix iba a contestar

-No, no tiene cobertura-murmuró distraída mientras trataba de encontrar algo en sus bolsillos, una tarea en la que ya llevaba algunos minutos.

-Bueno…-volvió a la carga Edgeworth, algo falto de ideas- ¿no podemos…retrasar el vuelo o algo así?

-¿¡Cómo lo vas a hacer?!-bufó incrédulo Phoenix- A no ser que los fiscales tengáis autoridad para controlar el tráfico aéreo- murmuró entre dientes.

-Solo estaba tratando de encontrar alguna solución-dijo su amigo elevando peligrosamente el tono de voz- Eres tú quién quiere coger ese avión ¡No yo!

Phoenix sabía que tenía razón, pero estaba demasiado enfadado y preocupado para admitirlo. Además, necesitaba descargar su frustración con alguien.

-¡Yo no te pedí que me ayudaras, Edgeworth!

La cara de este se descompuso. No pensaba reconocer que había estado preocupado por él así que optó por decir parte de la verdad.

-¡Mira, Wright!-gritó él girando todo el cuerpo para quedar frente a frente-¡Yo tampoco te habría ayudado de no ser por esa ye..,-controló su lengua a tiempo-…Franziska!

Phoenix abrió la boca para contestar a Edgeworth, que lo estaba mirando con los ojos entrecerrados, cuando el súbito grito de alegría de Von Karma los hizo volverse hacía ella.

-¡Sí!-exclamó ella al tiempo que alzaba el puño en señal de victoria-¡Ya lo tengo!

Ambos amigos la miraron extrañados. Phoenix notó que en su mano llevaba un extraño aparato y se dijo que eso era lo que debía haber estado buscando todo aquel tiempo. Frunció el ceño pues tenía la impresión de haber visto algo parecido tiempo atrás pero no conseguía recordar donde. Entonces el aparato emitió una serie de pitidos mientras Von Karma manipulaba unos controles. Entonces lo recordó todo ¡El caso del Samurai de Níquel! Phoenix la miró extrañado ¿para qué lo querría ahora?

-Franziska-farfulló- no irás a llamarlo ¿verdad?

Una sonrisa feroz cruzó la cara de Von Karma mientras ordenaba alto y claro al aparato.

-Cutre. Es la hora

A Phoenix se le cayó el alma a los pies. ¡El!. El único inspector de policía capaz de meter la pata mil veces o de dejarse engañar por todo el mundo o no reconocer las pruebas aún estando delante de sus narices.

¿Cómo se suponía que les iba a ayudar? Von Karma pareció leerle el pensamiento por que encogió los hombros y respondió:

-Ya sé que es un idiota. Pero ese inepto es útil a veces.

Phoenix bufó escéptico .Aunque lo apreciaba de veras, si algo había aprendido en todos los casos en los que habían coincidido era que no daba una a derechas. El sonido de una sirena de policía lo hizo girarse antes de descubrir, horrorizado, quién era el conductor del coche.

-¡¡Siiiiii, amigo!!-gritaba Dick Gumshoe pitando a todo el mundo. Parecía un niño en una tienda de caramelos.

Al principio, Phoenix no entendió que pretendía hacer pero el repentino acelerón de Edgeworth estuvo a apunto de tirarlo por la ventana.

Se dio cuenta de lo que estaba pasando: Gumshoe les estaba abriendo paso.

-Pero… ¿esto es legal?-preguntó a Von Karma

¡Ump!-rezongó ella-¿quieres atrapar el avión o no?

Phoenix se volvió para mirar al inspector Gumshoe que iba conduciendo como un loco haciendo que el coche patrulla se tambaleara peligrosamente. Cada dos segundos volvía a tocar el claxon, que unido al ruido de las sirenas y los gritos que pegaba cada vez que alguien no se apartaba a tiempo estaba provocando que las personas de los coches intentaran por todos los medios huir de él con lo cual no les estaba siendo difícil atravesar la autopista.

-¡¡Lo siento, amigo!!-oyó gritar a Gumshoe que acababa de hacer caer a un motorista de su moto del susto-¡¡Pero tenemos que coger un avioooon!

Phoenix no sabía si echarse a reír o romper a llorar. Volvió a mirar su reloj de pulsera y padileció. ¿Cinco minutos?

-No nos queda mucho tiempo-gritó-¿no podemos ir más rápido?

-No-respondió Franziska-No sería seguro. Si ese inspector acelera más…

Justo en aquel momento el enorme complejo que era el aeropueto apareció ante sus ojos y su corazón pareció detenerse.

-¡¡Siiiiiiiii!!-oyó el grito de júbilo del inspector Gumshoe-¡Lo logramos! ¡Viva!

Phoenix sonrió en su dirección o al menos empezó a hacerlo antes de que su sonrisa se quedara congelada en sus labios

¡¡CRASH!! Sonó el coche patrulla al estrellarse contra la enorme farola.

Aunque el ruido fue muy fuerte, lo cierto es que el coche solo se había golpeado en el costado izquierdo, dejando la puerta del copiloto destrozada y multitud de abolladuras y arañazos en la parte trasera.

Tanto Edgeworth como Phoenix se volvieron preocupados hacía donde estaba el maltrecho coche de policía.

-¡Sigue!-ordenó Franziska al ver que Edgeworth hacía ademán de pararse-¡él está bien!

Observaron con alivio como Gumshoe salía por su propio pie sin ningún rasguño aparente y les hacia gestos para que siguieran.

-¡No se paren!-gritó poniendo las manos a ambos lados de su boca para que lo oyeran-¡Estoy bien!

Edgeworth pisó a fondo el acelerador y Phoenix se levantó de su asiento de un salto, pero sin llegar a ponerse de pie, tenso, al ver cómo estaban llegando a la entrada del aeropuerto. Tragó saliva. Había llegado el momento de la verdad. Edgeworth frenó en seco, dejando el coche frente a la entrada. Antes de que Von Karma o el propio Edgerworth pudiera hacer el más ligero movimiento, Phoenix ya había saltado del coche y echó a correr hacía el interior como si su vida dependiera de ello. Cuando estuvo dentro miró desesperadamente a su alrededor y rápidamente posó sus ojos en plano del aeropuerto, localizando de inmediato la pista done estaba el avión que debía tomar Maya.

Reanudó su carrera, tratando de esquivar a la muchedumbre. "Maya-pensó desesperado-No voy a perderte. No puedo perderte". A lo lejos empezó a vislumbrar...

Maya se sentía mal. No podía creer que hubiese llagado el momento de irse. La azafata la miraba con una mano extendida con el fin de comprobar su billete. Maya dirigió una fugaz mirada a su hermana que se encontraba a su derecha con los brazos cruzados. "adiós, Nick" pensó "Te quiero" antes de extender su billete hacía la azafata...

¡¡MAYA!! Ella se quedó helada, con la mano crispada sobre el billete. Su corazón latía con tanta fuerza que parecía que se le iba a salir del pecho. Habría reconocido en cualquier lugar esa voz. Temblorosa, se volvió lentamente hacía el lugar de donde provenía aquella voz, asustada de lo que se iba a encontrar.

Y allí estaba él. Tan guapo como siempre, con su elegante traje azul sobre el que destacaba su brillante distintivo de letrado. Parecía estar respirando entrecortadamente, como si acabara de realizar una larga carrera. Pero Maya solo podía mirarlo a los ojos, que brillaban con su característico brillo de fuego, aquellos que admiraba desde que se conocieron. La pequeña parte de su cerebro que pensaba con claridad la advirtió que todo el aeropuerto los estaba mirando, y luchó por recobrar la compostura, aunque sin éxito. Sus rodillas comenzaron a temblar mientras ella contemplaba embelesada como caminaba hacía ella con determinación el hombre al que amaba.

Sin embargo, para Phoenix toda su determinación y capacidad de razonar parecieron esfumarse en cuanto se miraron a los ojos. Su mente quedó en blanco mientras la contemplaba sin aliento. Llevaba su kimono favorito, un tejido morado y blanco cruzado sobre su pecho dejando al descubierto sus piernas. Estaba realmente hermosa-se dijo Phoenix "Y yo no me he dado cuenta hasta ahora" ¿o sí que lo había echo?. Al fin y al cabo ¿no había corrido detrás de ella a la estación de trenes? ¿o cruzado un puente colgante en llamas...por ella? ¿Cómo no se había dado cuenta lo que significaba para él?

-Maya...-trató de decir pero su lengua se paralizó, negándose a hablar. Ella le devolvió una mirada extraña, provocando que su aturdimiento y nerviosismo aumentaran. Parecía incapaz de pensar con coherencia...Entonces, una voz sonó en su cabeza "¡Díselo, Phoenix! ¡Si no lo haces ahora mismo ella se irá! ¿Háblale de tus sentimientos!" La voz sonaba muy lejana. Tragó saliva y respiró hondo. Ya no había vuelta a atrás.

-Maya...no te vayas-dijo él- Por favor, no te vayas. Ella pareció tratar de decir algo, pero tampoco podía hablar- Sé que son tus responsabilidades, pero no puedes irte- Todo lo que sentía por ella gritaba por ser liberado y Phoenix no pudo evitar que sus más profundos sentimientos salieran a la luz.- No puedes irte...yo te necesito a mi lado, no puedo vivir si no estás tú con migo. Quería que supieras que eres la persona más importante de mi vida y la razón por la que me levanto todas las mañanas. Durante estos tres años que hemos estado juntos no me he atrevido a decirte lo mucho queme importas-continuó él apasionadamente- Eres la persona con la que quiero compartir mi vida para siempre. Eres...maravillosa, lo mejor que me ha pasado en la vida. Yo... te quiero Maya Fey

-...Nick- murmuró Maya en un susurro apenas audible. Había soñado tantas veces con este momento que no sabía que hacer. Se volvieron a mirar a los ojos antes de que Maya se lanzara a sus brazos con un sollozo

-¡Nick! Nick!-repetía ella mientras enterraba su cabeza en su pecho- yo también te quiero. El la estrechó con fuerza, parpadeando para contener las lágrimas. Disculpe-la voz de la azafata rompió el mágico momento que estaban viviendo-¿Su billete...?

-No voy a tomar ese avión-suspiró ella con una sonrisa- me quedo aquí.- dijo levantando la cabeza para mirarlo a los ojos. Phoenix le apartó con cuidado un mechón de pelo de la cara y tomó con delicadeza su rostro entre sus manos para acercar su cara al suyo. Sus labios se unieron en un beso intenso, con el que se dijeron todo lo que sentían, todo lo que las palabras no bastaban para expresar. Se miraron largamente a los ojos cuando se separaron, tratando de recuperar el aliento que ambos habían perdido
-Vaya...- fue capaz de murmurar Maya tocándose los labios con su mano izquierda en un gesto habitual suyo
-Gracias por quedarte-susurró él mientras la abrazaba
-No podía dejarte atrás- admitió ella con calidez
-Maya...esto no va a ser fácil ¿sabes?- trató de decir él
-No me importa nada- negó ella con violencia- Ni la diferencia de edad ni...
-¿...ni tu pueblo?- completó él- Tu clan...te necesita...necesita a la Maestra.
Ella vaciló antes de responder
-Bueno...tampoco hace falta que esté en la Aldea todo el tiempo. Claro que también puedo llevarlo unos años- señaló el amuleto que prendía de su cuello- y dárselo a Pearly. Ella tiene mucho poder. Pero no estoy muy segura, habría que esperar un tiempo- en sus ojos brilló la preocupación
-Renunciarías a tu posición...¿por mí?- preguntó él emocionado
-Por ti...renunciaría a lo que fuera- reconoció ella mientras posaba suavemente una mano en su majilla- Lo que sea por estar con tigo...
-Maya...-suspiró él sin aliento. Rodeó su cintura con los brazos y la atrajo hacía sí para besarla mientras ella le echaba los brazos al cuello, entregándose a aquel beso. Cuando se separaron, Maya miró por encima del hombro de Phoenix y dijo "¡Gracias!", todavía en brazos de él.
Phoenix volvió la cabeza para ver a Franziska Von Karma que respondió con una sonrisa y a Miles Edgeworth que hizo un gesto con la mano dando a entender que no hacía falta.

De repente algo pequeño (o alguien) chocó contra ellos a tal velocidad que estuvo a punto de hacerlos caer.
-¡Si! ¡Lo sabía!- iba gritando Pearl dando saltitos al rededor de ellos- ¡¡El Sr. Nick es especial para Maya la mística!! ¡¡El Sr. Nick es especial para Maya la mística!!
Los aludidos se echaron a reír viendo como la niña (con la cara más feliz que nunca la habían visto) daba palmadas mientras gritaba una y otra vez: ¡Maya la mítica y el Sr. Nick! ¡Maya la mítica y el Sr. Nick!
Con los ojos brillantes avanzó a saltos hacia donde estaban los fiscales y les sonrió abiertamente
-¿Ustedes han ayudado al Sr. Nick y a Maya la mística?-preguntó.
-Bueno...-comenzó a contestar Edgeworth después de mirar de reojo a Von Karma pero Pearl se abalanzó sobre él para darle un torpe abrazo al tiempo que gritaba.
-¡Gracias, señor! ¡Muchas gracias por ayudarlos!
-¡Humpf!- murmuró Edgeworth sorprendido sin saber muy bien que debía hacer, y algo azorado, optó por dar unas palmaditas en la espalda de la emocionada jovencita.
Luego Pearl se volvió hacía Von Karma, que estaba mirando divertida la cara roja de Edgeworth y dijo:
-¿Usted también ayudó?- preguntó encarando una ceja.
-Bueno...-trató de decir ella, pero Pearl tampoco esperó y también la abrazó
-¡Gracias! ¡Ahora la perdono por sen tan mala con Maya la mística el año pasado!
Von Karma soltó una risotada y la acarició la cabeza.

Cuando Pearl se separó de ellos, los guiñó un ojo y comento
-Ustedes también harían buena pareja, señores fiscales, jejeje
-¡Aaaargh!- gritaron ambos fiscales dando un paso atrás mientras ponían cara como si los hubieran golpeado
-¡Maya la mística y el Sr. Nick!- volvía a gritar Pearl- ¡Que feliz soy!
Se interrumpió de pronto al ver a la persona que había llegado a su altura.
-¡Oh, Inspector Cutre! ¡Encantada de volver a verlo!- saludó
-Hum...-contestó este rascándose la cabeza-yo también me alegro...

-El inspector no tiene buena cara- comentó Maya
-Oh, bueno es que se acaba de estrellar con el coche patrulla- replicó Phoenix en tono casual- ¡No, no, no! El está bien-se apresuró a corregirse al ver la expresión horrorizada de ella- Aunque no se puede decir lo mismo de coche.
-¿Pero él puede conducir uno?- inquirió Maya
-Ay, ay, ay,ay- lo oyeron quejarse en ese momento- Si me descuentan las reparaciones del coche de mi sueldo ya no tendré ni para comprar fideos en el todo a cien...
-Lo siento mucho, inspector- dijo Maya en cuanto este llegó a su altura, aún en brazos de Phoenix.
-Bah, no pasa nada, amiga, ahora lo que importa es que estáis los dos juntos, jujuju.

-¡Bueno!-intervino Edgeworth tras aclararse la garganta- ¿Quién quiere ir a cenar? Invito yo- aclaró
-¡Señor, podemos ir al "Tres Bien"!- se apresuró a proponer Gumshoe, algo más animado.
-¡Nooooooooo!- sonaron cuatro voces a la vez
-Inspector- negó Edgeworth sacudiendo la cabeza- Sirven una comida malísima y no vamos a ir solo por que esté de camarera Maggey Byrde
-Ooooops- murmuró Gumshoe deprimiéndose de nuevo
-Da igual, inspector Cutre- intervino Pearl con una sonrisa- Ya irá otro día a ver a a chica que le gusta.

Phoenix se volvió para mirar a Maya y se quedó petrificado al ver caer una lágrima por su mejilla
-Maya... ¿Qué...?- preguntó algo confuso
-Estoy bien, Nick- contestó esta sonriendo- Es solo que estoy tan feliz...- susurró mientras posaba una mano en su cara con suavidad. Sus dedos se detuvieron al descubrir el corte que tenía en la mejilla izquierda.
-No pasa nada- dijo él antes de que ella pudiera formular la pregunta- Me lo hice al venir aquí
Maya sonrió y le echó los brazos al cuello mientras murmuraba
-Algún día me lo vas a tener que contar...
-Maya Fey- dijo Phoenix mientras la estrechaba contra sí- Te quiero
Y la besó.