Hola todos ¿Qué tal?. Aquí de nuevo y con nuevo fic (sin haber terminado uno que tengo a medio por ahí). Pues aquí que os dejo este fic de dos capis, que escribí hace dos días, así todo seguido jejeje, sin parar ni nada. Pues imaginando pensé en como seria para Goku, desde su punto de vista, haber cambiado de vida al casarse con Chichí, y quise relatar sus pensamientos en los dos primeros meses de matrimonio. Bueno pues espero que os guste y una advertencia…..¡¡ALTO CONTENIDO LEMON!!. Que luego no se diga que no os he advertido. ¡¡Un beso y reviews por fi!!.
Primera parte:
Ahora que la veo dormir, pienso en como ha cambiado la situación. Y pensar que tan solo hace dos meses, me hubiera marchado con Kamishama, replanteándome su aburrida oferta, de irme a vivir al templo. Por lo menos, entrenaría arduamente; seria mucho más fuerte que Piccolo y le vencería, si decidiera cumplir su amenaza. Recuperaría mi libertad e independencia, viviendo quien sabe que, quizás, nuevas y apasionantes aventuras. Pero eso es lo que pensaba antes, hace tan solo dos meses.
FLASHBACK
Creo, que fue una semana después de la fiesta que se celebró por nuestra boda, cuando pensé en irme y disculparme por no poder cumplir la promesa. Realmente no sabía lo que significaba la palabra "matrimonio" y yo, por no ser desleal, cumplí con mi palabra. No tenía ni la más remota idea, de donde me estaba metiendo. Ya me lo advirtieron Krilin y hasta la misma Bulma, en el torneo. Lo que sigo sin entender, fue el codazo que me propinó Yancha, diciendo después: "No sabes la suerte que tienes Goku, estar con una chica así en tu noche de bodas".
En fin que volviendo al tema, como a mí no me asusta nada, o al menos eso creía, me metí de lleno en esto, sin pensar, simplemente dejándome llevar.
Estaba convencido de que ya había cumplido con mi palabra, el mismo día de la ceremonia. Incluso aquello no estaba tan mal. Había mucha comida….¡una gran cantidad de ella!, un pastel enorme, infinidad de gente celebrándonos, música….. Claro, que alguna cosa que otra me incomodó bastante y hasta me molestó, como lo del beso en los labios, que Chichí me dio en mitad de toda aquella gente abochornándome, que luego inexplicablemente empezarían, a aplaudir como locos.
Chichí, constantemente se agarraba de mi brazo, apretándolo fuertemente contra su cuerpo; algo que realmente me daba mucha vergüenza y asfixia. Pero a ella, se la veía muy feliz y resplandeciente ese día, cosa que extrañamente me agradaba y me hacia sentir muy bien.
Pero "El matrimonio" no acababa con la boda, si no todo lo contrario, ya que justo después de la ceremonia, era cuando todo empezaba.
Lo más raro fue cuando llegamos a lo que de ahora en adelante, seria "nuestra casa". El padre de Chichí, al que yo llamaba "papá" desde antes de la boda por capricho o antojo del mismo, nos regaló una casa justo en las montañas donde yo había vivido de pequeño. Un detalle que me gusto muchísimo y me hizo una gran ilusión, ya que no me simpatizaba mucho la idea, de vivir en aquel enorme castillo, al que salvé de las llamas. Volvería a vivir en aquellos parajes y respiraría de nuevo, el aire de la montaña Paoz, donde fui tan feliz con mi querido abuelo.
Una vez en la casa, mis tripas sonaron por cuarta vez, desde que llegamos. A Chichí no le importó cocinarme algo para cenar, incluso estaba ilusionada con la idea de que probase su comida, y yo también lo estaba. Lo que Chichí me había preparado estaba delicioso, más incluso que la comida del banquete. Yo muy sincero, no tardé en comunicárselo a lo que ella, me respondió con una sonrisa y una frase un tanto extraña: "Es por que lo he hecho para ti con todo mi amor". Lo devoré todo sin percatarme de que quizás ella también quería un poco, de su propia comida, pero parecía no tener hambre ya que todo el rato me miraba embelesada, mientras sonreía. Aquello del matrimonio empezaba bien……pero mas tarde después de cenar, todo dio un giro inesperado para mi.
No había tenido tiempo para entrenar en todo el día, ya que me lo prohibieron los sirvientes del castillo, pero aun así, me sentía cansado. Mis ojos se cerraban poco a poco, y aun todavía sentado en una dura silla de madera, situada en la cocina, Chichí se colocó tras de mi, y empezó a despojarme de la incómoda corbata, algo que agradecí. Me habían puesto ese fatigoso traje para la boda pero….¡¡no tenia idea de cómo se quitaba!!. Chichí me despojó también de la chaqueta y desabotonó mi camisa. No sabía el por que, pero la note nerviosa y sus manos temblaban, hasta que posó los dedos en mis hombros y los comenzó a masajear. Se sentía muy, pero que muy bien, pero por alguna extraña razón, inclinó su cuerpo y se acercó peligrosamente, hasta el punto de besar mi cuello, recorriendo con sus pequeñas manos mi abdomen, introduciendo poco después, su mano derecha dentro de mi pantalón, para agarrar mi…….
Yo instintivamente, salté de mi asiento, como si me hubiera afectado una descarga eléctrica. ¿¡Que rayos estaba haciendo!?, ¿por qué me estaba haciendo esas cosas?. Me incomodaba mucho que se acercara tanto a mí. Nadie en toda mi vida había estado tan cerca de mi cuerpo, a no ser que me estuviera retando a una pelea, o estuviéramos inmersos en la propia. Y mucho, pero mucho menos, había intentado tocarme "ahí".
Di tal brinco de la silla, que hasta la tire al suelo, asustando a Chichí. Pensé que se había vuelto loca, o me estaba invitando a un combate, algo que deseché enseguida. Ante mi reacción, su cara era de un completo desconcierto, pero yo no estaba menos confundido que ella.
-¿Qué….que te pasa Goku?, ¿acaso hice algo mal?.-Dijo ella con mirada triste y desconcertada.
-No, no es nada es solo que tengo algo de sueño jejejeje-. Reí nervioso con una mano atrás de mi cabeza.
-Pero esta noche no es para dormir, no te puede dar sueño ahora.- Dijo cambiando su tono de voz a uno que yo nunca le escuché, acercándose de nuevo a mí, mientras caminaba y movía su cuerpo al compás, de una forma muy extraña.
No sabía a ciencia cierta que me pasaba, pero verla comportarse así me incomodaba mucho, quería que parara y se alejara.
-Goku, esta noche te demostrare cuanto te amo y el tiempo que he deseado que llegara este momento.- Dijo por último, antes de poner sus labios sobre los míos y tirarme literalmente al suelo, con sus brazos enrollados alrededor de mi cuello.
Sentí la necesidad de salir corriendo de allí, y fue lo que hice……
-Chichi…lo siento, pero…..tengo, tengo que irme….adiós. –Dije muy nervioso y cardiaco, levantándola de mi regazo sin mucho esfuerzo, para salir de la casa y adentrarme en el oscuro bosque, donde pasaría allí la noche.
Sentado en la rama mas alta de aquel abeto, todavía podía oír el llanto de Chichi, y eso estaba bastante lejos de la casa. No era mi intención hacerle daño, o que sufriera, ya que ni siquiera sabía el por que se estaba comportando así, y el por que mi ausencia aquella noche, le causó tanto dolor.
Fueron unos dos días los que estuve fuera de casa. El tiempo pasó rápido y realmente no tenia la intención de volver ya que no había terminado mis entrenamientos. Pero tuve hambre y recordé que Chichí cocinaba delicioso. Así que volví. Pensé que lo de aquella noche fue una tontería y Chichí seria la de siempre.
-Hola Chichí estoy de nuevo aquí….he vuelto.- Dije vociferando, mientras ponía un pie en el recibidor de aquella casa, la cual se suponía era mía, y aun no había visto, mas allá de la cocina.
Fue curioso, cuando ví encima de una de las butacas, el bonito vestido de boda de Chichí. Pensé que una vez que alguien se casaba, llevaría todo el tiempo puesta esa clase de ropa. Distraído, una voz me saco de mi ensimismamiento.
-Ahhh, ¿estás aquí?-. Dijo Chichi tras de mi, sin mucho entusiasmo.
-Si ya estoy aquí, he entrenado mucho estos dos días y me muero de hambre. ¿Qué has preparado?-. Dije sonriente, percatándome de que estaba vestida igual que el día del torneo, así que estaba feliz por que la Chichí de siempre había vuelto, y no habría más escenas raras como la de aquella noche….o eso pensaba yo.
-Nada…..yo no tengo hambre.-Dijo muy seria sin ni siquiera mirarme.
-Bueno pues…..entonces creo que iré al bosque a comer unas manzanas de un árbol que hay cerca de aquí….Hasta luego…-Dije haciendo un gesto de despedida con la mano, en el quicio de la puerta, cuando Chichí de nuevo me hablo.
-Tu ropa….tu traje…tu traje de novio esta destrozado. La camisa ya no tiene botones y le falta una manga. Y los pantalones no se quedan atrás, están roídos y sucios. Hay montón de "Gi" en el armario de nuestra habitación. Nuestra habitación….nuestra habitación esta en la parte de arriba, la primera puerta a la izquierda. –Dijo mirando hacia abajo con una voz muy triste.
-Gracias…. iré a cambiarme. Estoy mucho más cómodo con mi traje de combate, es más resistente en los entrenamientos.-Dije dirigiéndome a la susodicha habitación.
La noche llegó y de nuevo volví a casa. Añoraba dormir en una cama, ya que aquellas tres noches durmiendo en la copa de un árbol, eran algo bastante incomodas.
Todo estaba oscuro y en silencio. Yo pensé que Chichi seguramente se había ido a dormir, pero no sabía en que habitación estaba hasta que algo vino a mi mente. Y lo que vino a mi mente fue la voz de Chichi diciendo: "Nuestra habitación". Eso quería decir, que los dos compartiríamos el mismo lugar para dormir. Pero el echo de dormir con ella, no me importó ya que realmente eso me gustaba, me sentí muy solo cuando mi abuelo murió, y lo que mas añoraba era dormir con el.
Entré en la habitación, y la vi echa un ovillo con las rodillas encogidas bajo las sabanas, asomando solo una parte de su cabeza al exterior. Verla así en plena oscuridad, iluminada por la luna, me pareció gracioso.
Después de quitarme el kimono, y las botas, me metí en la cama. Rápidamente me quedé dormido, ya que aquella cama era enorme y muy cómoda.
Cuando llevaba varias horas dormido, me desperté un poco, aun soñando, con los ojos entrecerrados y agudizando lo poco que tenia de vista. Por instinto y nostalgia, sin saber lo que hacia, abracé fuertemente contra mi, el cuerpo que tenia cercano, como si fuera una almohada, como cuando era niño y dormía con mi abuelo Gohan. Pasé mi brazo bajo la cintura de Chichí, rodeándola, mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. Era muy relajante y reconfortador, notar su respiración, el olor de su cabello y la suavidad de su piel, así como los pequeños y leves sonidos, que hacia con la boca. No sabía por que, pero el notar esos pequeños detalles, me hacia abrazarla mas fuerte contra mi. Poco después, fui despertado por un golpe muy fuerte en mi mejilla, y la luz de la habitación encendida, que me deslumbró, haciéndome daño en los ojos.
-¿¡Se puede saber que estabas haciendo!!-. Dijo Chichí furiosa, dándome de nuevo otra bofetada. -¡¡FUERA…..FUERA DE AQUÍ!!- Volvía de decir violenta y muy alterada.
-¿Pero Chichí que pasa?. Yo creía que esta era mi habitación también. -Dije confuso sobándome el rostro, con sus dedos aun marcados en el.
-¡¡Vete no tienes ningún derecho a dormir conmigo!!. ¡¡Solo los esposos duermen juntos!! ¡¡Y tu…….!! Tu aun no eres mi marido….aun no hemos consumado nuestro matrimonio…-Dijo de golpe cambiando su estado de rabia a tristeza, con montones de lagrimas en sus ojos amenazando con salir. –Así que vete y duerme en el sofá o fuera de casa como lo has hecho estos días atrás. Vete por favor, quiero dormir sola.- Dijo por ultimo, introduciéndose de nuevo entre las sabanas y tapándose hasta la cabeza con ellas.
"¿Consumar el matrimonio?". No sabía ni por asomo a que se estaba refiriendo, y aun todavía, no lo se.
Perplejo, la sentía sollozar y realmente lo me apenaba en el alma. No me gustaba verla así y mas saber que sufría por algo, pero…¿Qué podía hacer yo?, ¿qué era lo que le estaba pasando?, ¿por qué se enfadaba conmigo y actuaba de esa forma tan extraña?. Sin más, salí de la habitación, por miedo a otra bofetada o agresión, seguida de una regañina.
Después de aquello, todos los días eran iguales. Yo dormía abajo en el sofá, y me levantaba muy temprano en la mañana, para entrenar. Chichí apenas me dirigía la palabra o me miraba y cuando lo hacia, era para soltarme algún reproche o reprimenda. Siempre estaba enfadada, nunca la veía sonreír, como los días del torneo o el día de la boda. Tampoco comía o cenaba conmigo. Siempre que llegaba a casa después del entrenamiento, tenia un gran banquete esperándome en la cocina para mi, pero mientras, ella estaba haciendo la colada o limpiando la casa, y cuando volvía por las noches, ya estaba dormida. Definitivamente, ella no era feliz y yo tampoco. Así que lo más aconsejable, seria que me marchase al palacio de Kamisama, como me propuso anteriormente en el torneo. Y eso iba a hacer, después de terminar con mi entrenamiento en el bosque, aquella mañana.