Capítulo VI "¿Este es el Futuro?"

Bajó aquellas escalinatas temeroso, luego de tanto tiempo sin venir a este lugar. Demasiado tiempo sin ver ese cuerpo, sin hablarle, sin tocarle…

A veces olvidaba cómo comportarse. Rememoraba que una y otra vez debía tener su rostro impasible y estricto, pero con él era totalmente imposible. Recordaba sus peleas estúpidas y sin sentido. Esas palabras de cariño cuando pasaba el tiempo, el toque de su cuerpo… esa llama de calidez cubriendo su alma. ¿Había mencionado que aun seguía enamorado de ese Dobe?

Las luces le envolvieron con aquella tibieza digna de aquellas bronceadas y suaves manos. Las burbujas circundantes se acercaban a su rostro rozándolo tal y como si estuvieran dándole un beso. No lo veía tan ilógico pues aquellas luces eran la representación de Naruto. Observó el cuerpo recostado en esa tarima. Tan apacible y tranquilo… Extraño en él. Deseaba fervientemente estar soñando en ese momento para luego despertar y escuchar la voz de su Dobe "¡Ya levántate teme, tienes que ir a dejar a Minato al Jardín de Niños!". Amaba sacarlo de sus casillas. Abrir sus ojos y observar sus morritos porque, según él, su querido esposo era un dormilón.

–Si hubieses sabido que siempre despertaba temprano sólo para contemplarte – sonrió de medio lado con melancolía.

No duró mucho. A los segundos, su rostro cambió a esa mascara de frialdad y soberbia. Apretó los puños con fuerza.

¿Por qué tenía que suceder? ¿De verdad era necesario liberar a Kyübi para eliminar a Madara? ¿Acaso no pensó en las consecuencias? Obvio que no. Naruto no pensaba, sólo actuaba. Era tan impulsivo…

Y otra vez exprimió los puños con más presión.

"Era"… ¿Por qué hablar de él en tiempo pasado? ¡Él está aquí! ¡Dormido, pero está aquí! Aún puede regresar… ¡¿Por qué todos lo daban por muerto?!

–Porque lo está – se respondió abatido.

Acercó sus manos hacia el cuerpo para acariciarle y envolverse de su calor, pero otra vez alejó la mano envuelta en un puño al percatarse de la temperatura.

Tibia.

Esa sensación de calidez cuando sientes el amanecer en la ventana o cuando posas tus dedos en las cálidas aguas de un lago. Reposó sus manos en aquellos hombros estáticos mientras su cabeza se hundía en el cuello de aquel rubio durmiente. Su fragancia seguía intacta. Esa esencia floral y salvaje que alguna vez describió. Su suave piel y ese tono bronceado tan delicado le impedían recordar que aquel cuerpo no podía despertar. Posó sus oscuros ojos en esos labios de durazno, dudando si rozarlos con los suyos. No queriendo pensar más, cerró los ojos con fuerza y los abrió con la mirada decidida, preparándose para aquel añorado contacto.

Su piel se cubrió de una calidez exquisita y embriagante. Sus labios aterciopelados le eran tan excitantes y maravillosos que no cabía emoción en su perturbado corazón. Cerró los ojos lentamente, de forma instintiva, sintiéndose volar… como en aquellas noches.

-Una noche más…

Sólo deseaba volar con aquel que lo llevó a la vida plena, a la locura de amar eternamente. Al que le juro lealtad frente al pueblo entero. Junto a aquel que había conquistado ese terreno baldío que era su corazón. Que lo hizo su esclavo sin siquiera dominarle. Junto a él que le hizo probar el placentero calor de otro cuerpo deseado.

-Eres tan tú, Naruto…

Finas lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas. Tal y como lloraba aquel día en que se sintió perdido, solo y sin un hombro al que acudir.

-Si vuelves, Naruto… te juro que dejaré que comas ramen todos los días… - le habló al aire con una semi-sonrisa en el rostro.

Sabía que no obtendría respuesta, pero la esperaba ansioso.

-Me dejaste Naruto… sé que no lo has hecho a propósito, pero te lo había dicho antes y te recalqué que no volvería a repetirlo, aunque parece que se te olvidó en el peor momento – susurró con el rostro sereno sin limpiarse las lagrimas.

--Flash Back—

"Vives en mi y sólo para mí. Si tú me llegas a faltar se me irá el alma, tendré un nudo en la garganta imposible de sacar solamente por tu culpa. Dejaré de respirar si con ello voy hacia donde tú irías. A pesar de que en el cielo, muy seguro, no me aceptaran". – susurró con el rostro cubierto por sus mechones azabache.

"Si llegara ese día… si tuviese que elegir… seria darte una oportunidad, que construyas una nueva vida – Sasuke le observó con la mirada adusta. Naruto sonrió feliz. – No te preocupes, juro que no voy a dejarte solo"

--End Flash Back—

-Cumpliste una parte de la promesa… aunque ese otro fragmento depende de mí – se arrodillo frente al altar.- Prometo no dejar solo a nuestro hijo, pero además de eso… - levantó la vista con la mirada resuelta – Juro que te regresare y vivirás conmigo esa segunda oportunidad, mi querido Hokage.

Cambio Destino

Sasuke no se la creía. Frente a él se encontraba un niño de no más de ocho años, cabello negro azabache con destellos azulados, similar al suyo, y piel blanca con ojos grandes que demostraban emoción y seguridad en sí mismo. Pero no era eso lo que lo tenía en shock, sino su rostro. Era ver a Naruto con ocho años excepto por el cabello oscuro. Si hasta tenía los bigotes de zorro… y decía ese típico "dattebayo" que tanto emergía del vocabulario de su rubio. Se reprendía a si mismo… veía a Naruto por todas partes.

-¿Quién eres, pequeño? – pregunto Kakashi, al salir de misma impresión que Sasuke.

-Esa pregunta debería hacerla yo – observó a los visitantes – Se parecen mucho a unos conocidos – esta vez posó su vista en Sasuke, con la mirada desconfiada. - ¿Se han disfrazado para pasar desapercibidos?

-No, niño. Venimos a buscar a alguien… nosotros somos del…ehhh – Sakura dudó de explicarle a alguien tan joven.- Somos del presente… o en su debido caso, del pasado.

-Y ustedes creen que caeré en ese cuento ¿No?- alzo la ceja izquierda en un ademán Uchiha. Sasuke y Kakashi estaban totalmente incrédulos.

-Tal vez nos creas si te decimos nuestros nombres – intervino Sakura al ver el shock de sus compañeros. – Mi nombre es Haruno Sakura, el de cabello plateado es Hatake Kakashi y mi otro compañero – pequeñas babas caían al verlo. – se llama…

-Uchiha Sasuke – le interrumpió mientras observaba al chico frente a él – Tú, preséntate. Es de malos modales no hacerlo. ¿Acaso tus padres no te han enseñado? – el jovencito sonrió de medio lado igual que el Vengador. Algo que lo dejó paralizado.

-Mi nombre es Minato, U… - lo pensó un momento. - Uzumaki Minato, dattebayo – habló seguro.

-¿Uzumaki? – preguntó Kakashi bastante sorprendido. - ¿Conoces a Naruto?- el semblante del pequeño cambio a uno de tristeza, dejando expectantes a los demás.

-Era mi oto-chan – contestó en un murmullo audible por el silencio.

-Y dime ¿Dónde podemos encontrarlo? – pregunto la kunoichi, sin percatarse de la mirada de reproche de su maestro que había entendido el mensaje entre líneas.

-Falleció hace cuatro años – contestó escueto. Sasuke le observó impertérrito analizando sus gestos.

-¿Por qué has mencionado que nos conoces… o que nos parecemos a otras personas? – le cambio el tema, Kakashi.

-Tú – mencionó al ninja copia. – Un joven se parece mucho a ti, es mi compañero de academia… además tu apellido es igual, se llama Hatake Isamu –contestó para luego analizar a la chica de cabello extravagante.- Tú eres igual a mi tía, tebayo – habló extrañado por no haberse dado cuenta antes. – Pero mucho más joven y sin silicona.

-¿Disculpa? – le inquirió Sakura al ver como la trataba.

-Pero tú… - susurró al ver a Sasuke.

-Yo qué – le instó a continuar.

-Eres idéntico… aunque la mirada… es aun mas gélida – entrecerró los ojos observando continuamente a Sasuke - ¿Ustedes, de verdad vienen del pasado? – preguntó al peli-plata.

-Así es, por eso necesitamos hablar con el Hokage actual para que nos de la información que requerimos.

-Si eso es así, les llevaré con él – le informó con una sonrisa típica de Naruto. Sasuke seguía en su mundo viendo como el jovencito les guiaba por unos matorrales donde saldrían más rápido. ¿Había entendido bien? ¿Naruto había tenido un hijo?

Siguió mirando fijamente los ademanes y el aspecto de aquel niño y a pesar de que su mente sacaba conclusiones demasiado apresuradas, como el que ese niño fuese de Hinata y Naruto, no podía evitar sentir su pecho hincharse de orgullo con sólo verlo…

Llegaron rápidamente a la entrada de la aldea donde los ninjas observaban al pequeño Minato con irritación y hastío. Kakashi se percató de inmediato de la postura defensiva del menor.

-¿Sucede algo?-preguntó como quien no quiere la cosa.

-Nada de importancia, les llevare luego – contestó mientras se adelantaba al puesto de vigilancia.

Minutos más tarde y ante la mirada atenta del ninja copia, Minato regresaba con la aprobación del vigía. Claro que cuando se situaron a su lado pudieron comprobar como el shinobi en el puesto temblaba imperceptiblemente al posar su mirada en el chico Uzumaki mientras su compañero susurraba la palabra "Monstruo". Minato hizo caso omiso al comentario a pesar de la profunda mirada de aquel Sasuke sobre su espalda.

Pasaron varias cuadras y notaron como es que la aldea había cambiado. Extrañamente se veía renovada, sin ese encanto de pueblo conservador. Había mucha tecnología, tiendas electrónicas y restaurantes que en su época sólo eran puestos de verduras. El mercado parecía una tienda de gala con tantos azulejos y paredes recubiertas de vidrio-espejo. Sakura estaba maravillada con tanto brillo, Kakashi buscaba miradas conocidas y el porqué de la extraña actitud del pueblo contra Minato. Algo que le hacía pensar en Naruto y su niñez, mientras que Sasuke veía, a través de esa máscara de serenidad que portaba Minato, como esos susurros le herían.

Finalmente llegaron a una gran torre, de al menos diez pisos de blanco inmaculado con un único balcón de casi 10 metros, donde el símbolo de Konoha brillaba en un emblema de oro.

-Esta es la torre del Hokage, y por sus caras no se lo esperaban… seguramente en su mundo esta torre no existe y eso es porque hace apenas dos años que este lugar se inauguró – les explicó con una gran sonrisa, momento que fue borrada al observar como uno de los guardias le impedía la entrada.

-No puedes pasar – dirigió una mirada de asco hacia Minato para luego observar a los extraños. – Ustedes, no deberían andar con este mocoso – les advirtió. – Este niño es...

-El Hokage ha prohibido hablar del tema, señor – le cortó con una mirada que congelaría a cualquiera. – No debe ir en contra de las leyes, ¿Acaso desea tener problemas con el Hokage?- pregunto con ironía.

-No porque sea tu pa…- iba a replicar pero un paso de Minato al frente le calló la boca. El pequeño Uzumaki se acercaba de forma lenta y premeditada, causando nerviosismo en los que le observaban.

-Una palabra más…- susurró frente a él mostrando sus brillantes dientes en una sonrisa de medio lado – Y te coceré la boca.

El guardia tragó seco.

Una kunoichi de cabello negro y corto, que había visto la escena, se le acercó enfrentándolo con los brazos en jarras.

-¡Minato! ¡Que te han dicho sobre amedrentar a los desvalidos! – le sermoneó de forma complaciente, burlándose del shinobi que había caído en estado de parálisis debido al miedo.

-Pues… ¿Que no lo haga? – contestó con una sonrisa burlesca.

-Uff… y después te quejas de tu apellido…

-Shizune nee-chan – le cortó, para presentar a los demás. – Ellos son extranjeros, desean hablar con el Hokage…

-El no está, salió hacia… bueno yo creo que sabes – le contestó con una sonrisa sin ver mayormente a los invitados.

-Si, aún no llega. ¿Podemos esperarlo en su oficina?

-Por supuesto, pasen – les hablo cuando poso su vista en la peli-rosada.- ¿Sakura-san?- preguntó asombrada.

-Es una historia un poco larga de explicar – habló Kakashi al ver su turbación.

-P-por supuesto… vengan conmigo – Minato se había dado vuelta para marcharse pero…- Tu vienes con ellos, jovencito. No quiero que andes asustando a las personas con esas muecas tan… tan de tu padre – no hallaba de qué forma descargarse.

-Hmm

-Uy… confirmado, la única mujer que te aguanta es Aiko-san – a esto Minato se ruborizo levemente.-Por cierto, vino con Gaara-sama hace un rato, ya sabes para qué. Seguro y te la encuentras después – le comentó feliz.

-Ah… - comentó desganado, ocultando el nerviosismo.

-Bueno – Shizune se dirigió hacia los demás, observando al Hatake con un rastro de tristeza. – Síganme.

Los tres shinobis del pasado se miraron con extrañeza pero le siguieron ansiosos por encontrar respuestas.

Cambio Destino

Llevaba un gran camino recorrido. Con la vista altiva y el chaleco de Jounnin meciéndose con el viento, además de su bandana en el cuello que relucía con los rayos de luz. Su altura omnipotente lejos de amedrentar, acercaba a las féminas como hienas frente a un trozo de carne. Le era tan repulsivo, que su hosca actitud se reflejaba en el semblante frío y calculador. Las calles le parecían un hervidero de lobos, hienas… bestias apestosas que se regodeaban de la gran potencia que se había vuelto Konoha, señalando a su más ferviente Hokage con el dedo mientras rodeaban de mierda a su descendiente.

¿Cuántas veces había ignorado esas miradas cargadas de una ciega admiración? ¿Esas palabras de apoyo vacías? ¿Esos intentos de entablar más que una mera conexión amistosa con él? Oh… varias, tantas que le faltaban dedos, pero ahora… apenas si lograba mantener su mirada imperturbable cuando escuchaba algún comentario de su hijo.

Minato era el gatillo de todo. De su creciente felicidad cuando se enteró de su venida, de su angustia y admiración cuando le sentía moverse en esa hermosa barriga bronceada, de su euforia cuando le vio el primer día mientras Naruto le arrullaba cansado… oh, también de su más grande orgullo cuando peleó con la hija de la copia barata y sacó a relucir el Sharingan… de su más grande tristeza cuando se convirtió en contenedor. El mismo camino de su difunto padre.

Y es que ver esas miradas cargadas de ironía, de repulsión o inclusive, aquellas que daban vuelta la cara, eran tan aberrantes e hirientes que, siendo como era él, no hubiese dudado un instante en matarlos a todos. Pero para su desgracia o suerte, Minato heredó el carácter de Naruto. Ese que perdona a pesar de todo y que no le importa su vida sino la de los demás. Aunque algunas veces, para que lo dejaran en paz, utilizaba su faceta Uchiha y amedrentaba a cuanto idiota lo molestara. Sobre todo a aquellos que se veían fuertes y traidores…. Y el pueblo estaba lleno de ellos.

Llevó su mano derecha hacia el guante negro de la izquierda, símbolo de su luto. Porque aunque hubiesen pasado mil años, jamás dejaría de velar a su querido dobe. A ese idiota que se sacrificó por el pueblucho que aborrece a su preciado retoño.

-Si supieras… ¿Qué harías, Naruto? – preguntó con la vista en el cielo.

No tardó en llegar a la torre para recoger sus cosas y largarse de una buena vez a su casa y hablar con Minato. Sin embargo en la entrada del edificio el guardia bajo la vista y le avisó que su hijo le estaba esperando. Analizó la forma en que hablaba ese tipo y decidió no correr más riesgos.

-Vete a tu casa, te relevo de este puesto. Mañana ven para que se te asigne otro cargo – el shinobi le miro estupefacto.

-Pero señor, no he hecho nada malo, además usted sabe que son casi tres años que no voy a misiones…- Sasuke alzó la mano para callarlo.

-No repetiré mi orden y si tu ridícula excusa es que no has ido a terreno, pues la solución es simple, entrena o te relego del cargo ninja ¿Se entiende? – preguntó con sequedad.

-Sí, señor.

-Retírate – le ordenó para luego subir a encontrarse con su hijo.

Subió con cuidado por el ascensor con una extraña sensación en el pecho. Sintió el chakra de su hijo pero también había otros cuatro chakras bastante cerca. Uno de ellos lo identificó como el de Shizune, pero los otros… le eran muy familiares sin embargo extrañamente desconocidos. No lograba identificar bien la emoción.

Abrió la puerta con cuidado encontrándose con Minato sobre su escritorio moviendo las piernas en un aire infantil y encantador. Lamentablemente su lado serio le mando la primera orden a su boca.

-¿Qué te he dicho sobre subirte en mi escritorio?- El jovencito bufó molesto.

-Buenas tardes, Hokage-sama – saludo irónico.

-No desvíes el tema – se acercó a Minato sin fijarse en las otras personas que se encontraban en el lugar.

-Traje unas personas que dicen ser del pasado y quieren rescatar a alguien, las guié para que hablaran contigo. El viejo de abajo no me quería dejar entrar – ignoró el comentario, explicando la situación.

-Ya lo saqué de ese puesto, esta es la tercera vez que lo veo con los pantalones mojados – Minato aguantó la risa.- No es gracioso, la gente terminará odiándote…

-¿Más? No creo… - le cortó.

Ambos estaban tan inmersos en su conversación que no se habían fijado en el rostro desencajado de una peli-rosa, la mirada incrédula de un peli-plata y la mueca de escepticismo de un joven cabello azabache.

-Hokage-sama – interrumpió Shizune.

-Dime – contestó medio ido debido a la plática con su hijo.

-Estas personas... - las miró, inquieta.

-Ah, sí – desvió la mirada para observar a... - ¿Kakashi? - no pudo disimular su sorpresa.

-Te dije que venían del pasado - le respondió Minato al ver la cara estupefacta de su Oto-san.

-Sería bueno que nos sentemos para explicar nuestra situación, Hokage-sama – sonrió nervioso, Kakashi.

-Retírate Shizune – ordenó el Hokage mirando inexpresivo a la peli-rosa y a su ¿Pasado? - Da la orden de que nadie se acerque al despacho.

-Sí, señor.

-Entonces yo también me voy - saltó Minato del escritorio para salir por la puerta, detrás de la kunoichi.

-Tú te quedas – demandó su padre – además, tú los trajiste, explícame como los encontraste. Y no quiero evasivas, prefiero que estés aquí antes que amedrentando a los demás.

-Uff, otro que me dice lo mismo, dattebayo - el Hokage lo miro escéptico – Shizune-nee-chan también dijo lo mismo.

-¿Será que tiene razón? - preguntó irónico, finalizando la conversación, mientras se dirigía a su asiento a sabiendas de que Minato no objetaría lo obvio. - Bien, me explican inmediatamente de que se trata todo esto.

Así, Minato relató cómo los había encontrado mientras el Hokage analizaba a los tres shinobis que no hablaban, esperando cualquier pregunta.

-Bien, Minato ya contó su versión, necesito saber la de ustedes.

-Yo hablaré, si no tiene inconveniente, Hokage-sama – El Uchiha le observó con tristeza disimulada.

-Es realmente incómodo hablar contigo, Kakashi -contestó – pero necesito escucharlos. Saber a qué viene.

-Venimos del pasado en busca del alma de Naruto Uzumaki – Minato y su padre se tensaron de manera evidente. Kakashi continuó – En una de nuestras misiones, recibimos el ataque de Kabuto. Éste utilizó un jutsu donde invocó a un muerto... del futuro, el cual resultó ser "su" Naruto. Luego de derrotarlo, nuestro Naruto se... evaporó en aire y unas luces emergieron de él con dirección a un portal, mismo por el que entramos aquí.

-Kuchiyose Edo Tensei – murmuró el actual Hokage con desdén.

-¿Conoce de qué se trata esta técnica? - preguntaba Kakashi, manteniendo el respeto.

-La invocación de muertos- contestó escueto. - Orochimaru siempre estuvo investigando el jutsu con toda la intención de controlar a las almas más fuertes.

-Sin embargo, - Sakura se abstuvo de continuar hablando hasta no ver la aceptación de el Hokage.- Tengo entendido, que se necesita que el cuerpo a controlar se encuentre en buenas condiciones - se detuvo un momento al no saber cómo continuar.

-No había cuerpo que controlar; se formó de barro. ¿Estoy en lo correcto?

-Así es. No lo podemos explicar con exactitud ya que no poseemos muchos antecedentes del caso. Kabuto no habló de ello – finalizó el ninja copia.

-Entonces, lo que ustedes buscan aquí son los fragmentos del alma de vuestro Naruto. ¿Verdad? - el equipo siete asintió.- ¿Como saben que ya no es muy tarde para que vuelva? - preguntó sarcástico, evitando la mirada furiosa de Minato.

-Siento que podemos recuperarlo – habló, por primera vez, el Uchiha del pasado.

-No es algo seguro. "Sentir" no es "Confirmar" - el Hokage respondió observándole fijamente.

Ninguno habló.

Minato se levantó furioso de la silla en la que se encontraba y se posiciono frente al líder de la aldea.

-¿No crees que te pasas de cínico? - susurró con el tono más hiriente que encontró.- Tanto tú como yo queremos que regrese, ¿Por qué ahora te las das de mártir? ¡Asume que quieres que vuelva! ¡Yo quiero a mi Oto-chan de vuelta! ¡Quiero a mi familia, dattebayo!

-¡Suficiente, Minato! ¡Regresa a la casa! - gritó fuera de sus cabales. - Y ni se te ocurra escapar porque la próxima vez te pondré un sello ¡¿Está claro?!

-Oto-san... - murmuró con impaciencia - ¡¡¡Eres un Teme!!! - corrió hacia la puerta con los ojos aguados.

-Demonios – bisbiso con culpa. Miró a sus "antiguos compañeros" - Creo que sería mejor si se quedaran en mi casa, tal vez podamos planear que hacer con más calma – se levanto lentamente y dirigió su vista al balcón donde se podía observar a toda Konoha – No quisiera que este pueblo los viera, sobre todo a ti, Kakashi- le miró con tristeza. - Seria una noticia bastante chocante. Utilicen un Henge, por favor.

-Vaya, nunca creí que un Uchiha pudiera pedir "por favor" - intentó bromear para aligerar el ambiente. Ambos Uchiha le miraron, uno bastante molesto y el otro con una semi-sonrisa en los labios.

-Muchas cosas han cambiado – le contestó el Hokage – te sorprendería saber cuánto.

- Hokage-sama – le llamó Sakura con respeto a pesar de ser el mismo Sasuke de su tiempo – No es por incomodar pero… ¿Por qué Minato le llamó Oto-san?- el vengador se tenso ante la pregunta de la cuál, el mismo tenia duda.

-Porque eso soy – le contestó con simpleza.

- ¿Se ha denominado su padrino porque es huérfano? – preguntó bastante extrañada ya que en su época era común que el Hokage adoptara como ahijados a los huérfanos más necesitados.

- No Sakura – contestó bastante serio debido a las palabras tan crueles de la peli-rosa -, Minato es hijo de Naruto y mío. Yo soy su padre biológico – contestó como si fuera lo más obvio.

De todos los que se encontraban en esa sala, el único que cayó sentado fue el futuro padre.

Continuará…


Lamento muchisimo la demora de este capitulo. Me da bastante verguenza pero la musa se me esfumó un buen tiempo y el trabajo no me dejaba buscarla xD

Espero que les guste el capitulo, ya retome el hilo de esta historia y les prometo continuacion.

Cuidense mucho y nos vemos pronto