"¿Estás seguro de lo que estás haciendo?" Sam se plantó delante de su hermano, justo antes de que Dean saliera por la puerta. Su hermano le miró y se mordió el labio.

"¿De verdad me estás preguntando si creo en la palabra de Cass? Hasta el momento Castiel no ha hecho más ayudarnos y que yo sepa nos ha salvado el culo más veces de las que puedo recordar. No entiendo porque ahora te pones a dudar de él. ¿Es por lo que ha dicho Bobby?"

Sam agachó la cabeza, no había forma de que mintiera a Dean, lo conocía desde que había nacido, estaba enamorado de él, le quería más que a nadie en el mundo, siempre y cuando fuera humano claro y podía pasar horas mirándole en silencio y aún así sabría lo que estaba pensando.

"Así que es eso. Te fías más de lo que diga Bobby de lo que yo esté seguro. Joder Sammy, eres mi hermano, la persona en quien más confío en este mundo y veo que al revés no puedes decirlo mismo."

Dean intentó dar un paso hacia la calle, pero el cuerpo de Sam se lo seguía impidiendo. Volvió a mirarle, no se lo podía creer que estuvieran haciendo eso realmente. Se trataba de Castiel, había ido al mismísimo infierno para sacar a Dean, incluso cuando no le conocía y ahora Sam tenía dudas sobre sus planes.

"Espero que puedas decirle esto mismo a Cass."

Un segundo más tarde escuchó el aleteo detrás de él, no había como pronunciar su nombre para que el ángel apareciera allí, siempre y cuando la llamada la hiciera Dean claro, está. El cazador sonrió a su hermano antes de darse la vuelta. Sam comprendió el mensaje, si quería decir algo de Castiel se lo tendría que decir a la cara.

"¿Me habéis llamado?"

"Creo que Sam, quiere decirte algo, tenemos una pequeña división de opiniones." La extraña sonrisa en los labios de Dean tenía descolocado al ángel, había algo que no le habían contado, una parte de esa historia que no conocía.

"¿Qué es lo que ocurre? ¿Va todo bien?"

Dean fue hasta él y se colocó a su lado, sin dejar de mirar a su hermano. "Vamos Sammy, dile a él lo que me has dicho a mi." Estaba junto a Castiel, pasara lo que pasara, estaría a su lado y eso no iba a cambiar.

Si Dean tenía alguna habilidad, esa reconocer a la gente, mirarla una vez y saber si era de fiar o no. No se había equivocado con Ruby, por muy ciego que había estado Sam con ella y completamente seguro que no se había equivocado con Castiel. Era su amigo, su amante, el único ángel en el que sabía que podía confiar y dar su vida por él.

"Cass…" Sam carraspeó, ahora que los tres tenían aquella extraña relación, le costaba decirle a Castiel lo que había hablado con Bobby, pero tenía que hacerlo o de lo contrario no podría volver a luchar a su lado sin pensar si le estaba traicionando o no. "Bobby piensa y yo me lo estoy planteando, que no estás escondiendo información. Últimamente haces cosas muy extrañas, te comportas de una forma rara y pensamos que tal vez…"

"Lo que Sam quiere preguntarte, pero es demasiado cobarde para hacerlo es si nos estás engañando, si tienes planes más allá de lo que nos has contado y si nos has mentido."

"¡Dean!"

Sin embargo, Castiel guardó silencio, no era precisamente el sentimiento de haber sido ofendido que había esperado, pero podía ser que Castiel era diferente y en eso tampoco se iba a comportar como un ser humano. Pero el ángel continuó guardando silencio, incluso había apartado la mirada de Dean, no podía poner los ojos en él, porque realmente le estaba escondiendo algo.

"Cass." Dean se acercó a él y puso una mano sobre su brazo, para su terrible sorpresa, Castiel estaba temblando. "Cass dime que es mentira, que no son más que suspicacias de Bobby y Sam, dime que no me estás escondiendo nada, que no estás trabajando para nadie más.

"Dean lo siento." El cazador dio un paso atrás. "Se que debería haber hablado contigo hace mucho de esto, pero no encontré el momento ni la forma, no sabía como decirte que las cosas no estaban saliendo como yo esperaba allí arriba, que la guerra no la estamos ganando y que necesitamos usar otros métodos menos ortodoxos para ganar ventaja."

Dean dio un paso más atrás mientras le escuchaba. Le habían herido muchas veces en su vida, había sufrido reveses muy grandes, de su padre, incluso de Sam, pero nunca se había sentido tan sumamente traicionado como ahora mismo. Sin saber porque, lo único que deseaba hacer en ese momento era salir corriendo y no mirar atrás.

Le daba igual la explicación, porque lo cierto era que Castiel le había mentido después de todo, le había mirado a los ojos y le había jurado que todo estaba bien cuando en realidad no era cierto, en realidad llevaba su propia guerra, una de la que no le había contado a Dean; se habían acostado, mantenían relaciones íntimas y ni después del mejor sexo, los dos tumbados en la cama, Dean contándole cosas que ni el propio Sam conocía, sus miedos, sus deseos, todo y al contrario, Castiel no había sido capaz de ser sincero con él.

"Dean, espera necesito que me escuches."

"Resulta que llevo todos estos días defendiéndote, diciéndoles a Bobby y a Sam que estaban exagerando, les he jurado que estabas siendo sincero con nosotros y resulta que ellos tenían razón. ¿Qué es lo que no nos has contado Cass? Espero que al menos ahora te decidas a decir toda la verdad."

Los pasos llevaron a Dean hasta a Sam, le temblaban las piernas, no podía estar ocurriendo, primero Sam, ya le había traicionado por Ruby, ya había dejado se interpusiera entre ellos y ahora… ¿Qué era ahora?

"Siempre he querido ser sincero contigo Dean. Desde que te conozco, mentirte no ha sido fácil y apenas he podido hacerlo. Hay algo en ti, que me hace sentir completamente humano, vulnerable, me hace daño mentirte."

"Déjate de tanta mierda Castiel." Al ángel le dolió escuchar a Dean usar su nombre completo, hacía tanto que no usaba. "Y dinos la verdad."

"La verdad," Dijo en un intenso suspiro. "La verdad es que no hay verdad. Se tanto como vosotros, porque allí arriba se está librando una guerra en la que no puede ganar nadie, nadie es lo bastante fuerte ni demasiado débil. Es una guerra entre hermanos que jamás terminará, porque si derrotamos a Rafael, llegará otro en su lugar y si caigo yo…" Dean dio un respingo al escuchar aquello, Castiel le importaba tanto como su hermano y perderlo, por mucho que discutieran y por mucho que dudara ahora de él, no era parte de la ecuación resultante.

"Entonces ¿Por qué no me habías contado esto?"

"Porque no quería decirte que… que tienes que olvidarte de mi."

"¿Cómo has dicho?" Dean sintió que le flojeaban las piernas porque eso formaba parte de la peor de sus pesadillas, si ahora Sam empezaba a recordar lo ocurrido en el infierno otra vez, entonces sabría que su vida había terminado definitivamente. "¿Cómo que tengo que olvidarme de ti? ¿De que coño estás hablando? Espero que no me digas que te vas a la cielo y que no vas a bajar aquí nunca más, porque sabes muy bien que soy capaz de subir allí y traerte de vuelta estirándote de las alas."

"Dean…"

"No me digas Dean. No puedes decidir por mi, no soy un niño, no soy tu marioneta y que te acuestes conmigo no te da derecho a decidir lo que puedo o no puedo hacer y te aseguro que si quieres que me olvide de ti tendrás que borrarme la mente, porque ¡Maldita Cass! Te quiero."

El silencio se apoderó de la habitación, ni el propio Dean se podía creer lo que acababa de decir. Miró a Sam, para asegurarse que las palabras habían salido de su boca y por la expresión aturdida de su hermano tuvo que tomarlo como una respuesta afirmativa.

"Joder, toda la vida pensando que te perdería a ti." Se dio la vuelta, levantó al vista y apretó el rostro de Sam entre sus manos. "Siempre pensando que una criatura primero y luego un demonio te matarían y te alejarían de mi y ahora este gilipollas," Dijo señalando a Castiel. "Este gilipollas al que acabo decir que le quiero, cuando tu eres el único al que se lo había dicho hasta ahora, me dice que tengo que olvidarme de él. ¡Y una mierda! ¿Me has oído Cass? No voy a hacerlo."

Al darse la vuelta no se lo podía creer, Castiel estaba llorando, sus ojos estaba arrasados por las lágrimas y su cuerpo estaba a punto de empezar a temblar. Sam abrazó a su hermano por detrás, parecía tan débil mirando al ángel al que tanto amaba, que intentó sostenerlo por si perdía el equilibrio. Nada de todo aquello tenía sentido.

"Cass, por favor, necesito respuestas, no puedes seguir dándome tus vagos comentarios y decirme que tengo que olvidarte. ¿Qué ocurre? Si tienes miedo a morir…"

"No lo tengo."

"¿Es por mi, por nosotros, temes que vengan a por nosotros?"

"Estemos juntos o no, vendrán a por vosotros, al fin y al cabo estamos luchando el mismo bando."

"¿Entonces que es Cass? Porque no lo entiendo, no consigo comprender porque me estás echando de tu lado cuando sabes que os necesito a los dos." Apoyó su mano sobre la de Sam, que todavía estaba apoyada sobre su cuerpo.

"Se trata precisamente de eso, de que me necesitas y de que yo necesito demasiado y si tengo que volver allí arriba, no quiero dejarte, no podría dejarte, se que puedes cuidar muy bien de ti mismo, pero yo… Dean, yo te… te quiero."

Continuara...