Struggle

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 4

Ninguna palabra qué agregar


Maka cerró los ojos casi con vehemencia, sintiéndose acogida en aquellos brazos, como lo había deseado hace tanto tiempo, como había soñado hace tanto tiempo.

No sabía cómo había sucedido, sólo sabía que Soul Eater Evans estaba besándola lenta y profundamente. Sentía su incitante aliento en colisión con el suyo, provocándola, desestabilizando su razón.

Sus manos acariciaban los cabellos blancuzcos mientras sentía como cuerpo reaccionaba sólo, a su aliento, a sus manos grandes que recorrían su breve cintura, deslizándose traviesas entre su camisa, tocando, rosando lo que podía, de manera casi tímida pero ella no estaba molesta por ello, al contrario, se aferraba a los hombros de la guadaña mientras dejaba escapar dulces suspiros que sólo podían incitar a su acompañante.

Las manos de Maka viajaron desde los hombros de Soul hasta el cierre de su chaqueta, deslizándola con perfecta delicadeza y quitándosela con perfecto tino. Los dedos de la joven se aventuraron traviesos bajo la camiseta de su arma, sintiendo los músculos con desconcierto.

El ojirubí se quitó la chaqueta y luego la camisa para dejarla explorar con mayor agilidad a lo que la rubia le sonrió tímidamente y sus pequeñas manos no evitaron recorrer los hombros descubiertos de Soul, marcados por la tonificación de sus músculos, la hacían temblar de expectación, de desasosiego.

Los labios del muchacho denotaban el gozo de las manitas en su cuerpo, sentía la temperatura elevándose y se sentía perdiendo el control.

La tienes donde quieres, Soul Eater…

Ignoró la vocecilla de su interior mientras besaba el cuello femenino como si fuese una poderosa droga, incitándole a morder cual vampiro, acariciando su espalda con ese sentimiento posesivo y devastador.

Maka se arqueó al sentir la lengua de su acompañante viajando traviesa entre los botones de su blusa blanca. Se removió inquieta pero agradada, soltando suspiros delicados e incitantes que el arma no pudo dejar de lado, no pudo evitar sentirse complacido por la dulce voz de su musa.

Sus dedos descarados se dirigieron al botón que unía la falda de su técnico, acariciando disimuladamente todo a su paso, llegando a él y desatándolo como si hubiese entrenado para ello toda una vida.

Las cálidas manos de la chica acariciaban el pantalón rojo decidiendo si lo haría o no, parecía un poco contrariada por el efecto que sus actos pudiesen causar. Miró a Soul como si le preguntase si estaba bien o no lo que estaba haciendo.

El albino le mostró una sonrisa amable, de quien está satisfecho de lo que recibía por muy poco que fuera. Pero ella no lo estaba, no estaba satisfecha de lo y necesitaba sentir a Soul de esa manera, lo había deseado por mucho tiempo sin poder confesarlo, reprimiéndose, pensando que él no le apreciaba de la manera en la cual ella lo deseaba.

Los dedos se movieron por última vez para desabrochar la prenda y el muchacho contuvo el aire. Se paró frente a ella, mirándola como un ser hechizado por la preciosa ninfa que tenía deliciosamente descolocada la falda y estaba al borde de perderla.

Los ojos esmeralda se posaron en los rubíes como pidiéndose permiso y dándolo mutuamente. Las manos de la Albarn se colocaron en los costados del pantalón rojo para deslizarlo hacia abajo, dejando el cuerpo semidesnudo de su arma frente a sí.

Podía verle, podía ver el deseo del muchacho materializado entre sus bóxers, fue entonces cuando se sintió asustada, pero no cedería, estaba harta de ser tan cobarde.

Ya casi… es tuya…

Seguramente las manos del diablillo estaban en su boca de nuevo, sin embargo no se había percatado en que ya no estaba solo en la habitación.

–Entonces… ¿Crees que verás esto? ¿Crees que bajaré la guardia mientras tenga este arrebato de lujuria con Maka…? –musitó Soul ataviado con un smoking negro, de rayas blancas y camisa vino.

El diablillo lo miró extrañado. No se había dado cuenta del preciso instante en el cual la guadaña había entrado a la habitación obscura, fría y desquiciada. Las manos que el ser mantenía en la boca, se deslizaron lentamente fuera de esta para caer al piso pesadamente.

Un Soul deslumbrante era el que tenía frente a él. Parecía mucho más atractivo que de costumbre… mucho más puro y decidido de lo que había estado en mucho tiempo desde su infección de la sangre negra.

—Hay algo importante que debes saber… —su voz sonó como advertencia— Yo no dejaré que veas a mi Maka… como la voy a ver en unos instantes… ella va a ser sólo mía… no permitiré que te metas en este día… entre ambos.

Dicho esto, el diablillo quitó la vista del Soul que miraba hacia Maka, quien en besaba con ternura los labios del Soul verdadero.

—Esto no es por lujuria… así que no tienes oportunidad…—pero cuando el diablillo volteó, el Soul del smoking ya no estaba ahí. El suspiro frustrado de la figurilla roja de brazos largos se hizo presente al notar que no había nada… no podía ver nada más. Soul le había encerrado momentáneamente en su cabeza.

Emitió un ruidillo frustrado y se quedó sólo, en la obscuridad.

Soul acariciaba la cintura de Maka, ansioso ya por los siguientes pasos, más no lo demostraría, no tan pronto.

La rubia se llevó las manos al cabello y soltó sus coletas que la hacían ver demasiado inocente para lo que estaba sucediendo. Aprovechando el corto movimiento de la Albarn, Soul se aventuró en su espalda, tan tersa y blanca, tratando de encontrar el broche de aquel diminuto sostén, encontrándolo y librándose de él con ese creciente sentimiento de expectación y deslizando los tirantes de este para quitárselo por completo.

Ella se ruborizó al acto, pero cualquier acción que ella pudiese hacer, fue nublada por el movimiento del albino en busca de los diminutos senos que simplemente le parecían ideales. Besó, lamió con suavidad, acarició con delicadeza mientras la recostaba en la cama blanca. Maka atinó a responderle con suspiros tímidos, acariciando los cabellos blanquecinos y rodeándole con las piernas.

El ojirubí se separó un momento para mirarle a los ojos y sonreírle con infinita ternura y agradecimiento. Sus manos grandes fueron a tocar las diminutas bragas y halarlas para deshacerse de ellas también.

No iba a preguntarle si estaba lista. Maka no era estúpida, si no lo estuviera, no lo habría dejado llegar hasta ese momento en el cual él se deshizo de la última prenda que le quedaba, aún si los ojos esmeraldas de ella se quedaron mirándole algo asustada la entrepierna.

Él, con una mirada sencilla y tranquila, le dijo que no iba a lastimarla. Ella con una sonrisa tierna le dijo que ya sabía eso.

Se fundieron en un beso cálido y él se colocó inmediatamente y con cuidado comenzó a introducirse en el diminuto cuerpo. Sintió un lamento contra sus labios, pero no quiso entrar en pánico así que se fue más lento y profundizó el beso.

Maka le rodeó el cuello con los brazos, él respondió a su abrazo. Ya estaba completamente dentro de ella, fue entonces cuando la miró. Parecía intranquila pero feliz, muy feliz.

Sus cabellos rubios estaban esparcidos por toda la blanca almohada, sus ojos parecían más claros aún y su piel parecía brillar con luz propia. Era divina, no había nada más.

El albino comenzó su danza junto con ella. Parecía que no dolía más y comenzaba a disfrutar de aquella muestra afectuosa tan intensa.

Las manos femeninas acariciaban la espalda de la guadaña con agilidad desconocida, rozando las uñas de vez en cuando, volviéndole loco, acompañando a sus labios tersos en el cuello masculino, haciéndole perder la cordura definitivamente.

Nombres en suspiros se escuchaban embelesados por la pequeña habitación. Caricias llenas de amor y movimientos delicados podían percibirse.

No pensaban separarse, no durante lo que restara del día. No aunque el horroroso sol que flotaba maniático por los cielos se metiera a descansar y la luna sangrienta saliera a iluminar la noche de Death City.

Soul apretó los dientes tratando de contener los impulsos de correrse dentro de la pequeña Maka, mas no lo logró. La pequeña había apretado los ojos mientras su boquita lanzaba un gemido; recibió en sus brazos al albino y abrazó con firmeza mientras este respiraba irregularmente y besaba su mejilla un par de veces en señal de agradecimiento.

Ya estaba, era suya y él de ella. No había ninguna palabra qué agregar.

Los ojos de Maka se cerraron lentamente para dirigirse al mundo de los sueños enrollada en las sábanas blancas, sintiéndose cómoda y protegida en los brazos de Soul, como soñó siempre, como nunca dijo.

Soul, absolutamente relajado y satisfecho atinó a soltar una sonrisa chueca por el pensamiento que acababa de surcar su mente. El papá de Maka ocupó por un segundo sus pensamientos, intentando matarle y persiguiéndolo diciéndole cosas como "¡¿Qué le has hecho a mi hermosa florecita?" Pero lo descartó.

No esperaba que todo el mundo supiese los detalles de su relación así que seguro mantendrían eso en secreto. Aquella batalla interna que tenía con la sangre negra, sabía, con la ayuda de Maka, la ganaría, así que no había nada de malo en cerrar los ojos y reunirse con ella en el mundo de los tranquilos sueños que estaba seguro tendría.

Fin


Notas del autor:

Siento mucho haber tardado tanto esta conclusión que hasta me supo absurda xD la tenía escrita hace mucho pero faltaban párrafos… no sé xD ni modo, así la subo y así la concluyo! XDDD Muchas gracias por leer, los amo :D

Oh son tantos los agradecimientos que no terminaría la lista así que a todos… gracias ;_;

Ciau :D

Y que los ilumine la eterna luz! xD