Nadie entendía muy bien qué le veía Bella a ese trasto

Disclaimer: Nada es mío, nada me pertenece. Hago esto sin ningún otro ánimo que el de distraerme.

Summary: ¿Por qué quiere Bella tanto a su trasto?

N/a: Tenía que escribirlo. LULZ.

Simplemente, trasto.

Nadie entendía muy bien qué le veía Bella a ese trasto.

Lo que ninguno sabía era que Bella quería tanto a su trasto porque sentía que era muy parecido a ella, atravesando ambos las mismas etapas. El trasto –a falta de un nombre mejor- era lento, pero seguro. Era del tipo de coche que podría pulverizar al Aston Martin de Edward y sobrevivir a un choque contra el Jeep de Emmett.

Edward solía bromear que tenía afinidad con algo tan viejo porque en realidad Bella era un vampiro tan anciano que había perdido la fuerza, la coordinación y el brillo en la piel. Luego el vampiro recibía un codazo en las costillas y Bella acababa con un moratón en el codo. Pero eso es otra historia.

Además, su pequeño era un señor mayor. Alguien maduro, que no se dejaba impresionar ante coches como un Volvo o un Sedán. Ni siquiera ante un Mercedes. Jasper le preguntó en una ocasión si su trasto no se sentía acosado, aparcado entre tantos coches de lujo. Ella suspiró y le contestó con una sonrisa inocente. A Jasper le costó manejar su enfado interno tanto como manejar un ataque de risa de Emmett.

Bella quería mucho a su coche. Y no se dejaba intimidar por Edward ni por Jasper. Ni siquiera por Rosalie, que se había ofrecido a rejuvenecerle el motor y darle una nueva chapa de pintura. Seguramente el Chevrolet era tan viejo que a Rosalie le daba vergüenza que lo relacionaran con ella, pero Bella era testaruda. Y cada vez que Alice le ofrecía mandarle una limusina para que la buscara el día de la boda, ella tenía más ganas de presentarse en la mansión Cullen montada en él.

Pero Edward insistía. Le besaba el cuello "Podríamos llegar más rápido a Seattle". Su lengua le hacía una cosa en la oreja y tenía que apretar los dientes para no ceder, "Un Audi Cupé, Bella. Tan ligero y tan cómodo…". Sus manos se enroscaban en su cintura y la apretaban contra él "Compláceme, por favor".

Había una vocecita, enterrada en el subconsciente que se había adormilado con la huída de Jacob, que le gritaba a todas horas que el Chevrolet era la único que le quedaba de él. Que le gritaba que el trasto era algo que Jacob había hecho con sus manazas, tan grandes y tan delicadas a la vez. Que aquel coche viejo y resistente con un motor que se resentía si sobrepasaba los 90 k/h había sido reconstruido bajo un garaje hecho con plásticos mientras los chicos de La Push bebían refrescos calientes guardados en bolsas de papel marrón.

A Edward le costó tres semanas de caricias, besos furtivos y promesas silenciosas de ir más lejos de lo que habían ido nunca para que Bella aceptara reemplazar al trasto si le pasaba algo. Sólo si le pasaba algo. Y ella le vigilaba. Le cambiaba el agua y le pedía a Charlie que no le quitara el ojo de encima. Sabía que tarde o temprano Edward acabaría ayudando en la muerte de su coche, pero no quería dejar a su trasto descuidado.

Un día, simplemente, murió.

Y ahora conduce un Mercedes Guardian.

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Bwahaha. Desde que leí que el trasto había muerto quise hacer algo así, lulz. Dejad RR, que no os cuesta nada y a mí me alegran el día :DDD

Bxtos,

-wiir.