Animé: Naruto Shippuden

Disclaimer: Naruto no me pertenece, si me perteneciera, Minato Namikaze seguiría vivo. Esto es una de mis extrañas ideas que me surgen cuando leo demasiado el manga de Naruto.

Nota de la Autora: Esto lo escribí una noche en la cual estaba buscando imágenes del Yondaime, porque el Yondaime es uno de mis personajes favoritos. De mi colección de OneShots de Naruto, Razones.


Te quiero

One-shot

Spoilers manga 367


Minato Namikaze ya se encontraba algo cansado. Sus técnicas parecían no tener algún efecto sobre el Kyubi. Pero no iba a dejar que el demonio destruyera a su aldea, la aldea en que había formado muchas amistades, donde había alcanzado sus metas y donde había formado fuertes lazos. Tenía que sellar al Kyubi, era su obligación como Hokage.

Un nudo se le formó en la garganta. Había llegado hasta el lugar. Su único hijo acababa de nacer, y su esposa había muerto. Su hijo, Naruto. Pero, a veces, hay que hacer sacrificios por el bien de los demás. Utilizó todo su chakra para usar el Fūin jutsu: shiki fūjin para sellar al zorro en su pequeño hijo. Le pidió al Tercero que nombrara al niño Naruto, tal y como habían decidido Kushina y él, y que le pusiera el apellido de su amada esposa, Uzumaki, por razones que no pudo explicar. Los lloriqueos de su único hijo fué lo ultimo que escuchó.

Lo único que pido es que mi hijo sea reconocido cómo un héroe

Naruto Uzumaki se encontraba por milésima vez observando la montaña de los Hokages, deseando convertirse en uno de ellos. Estaba seguro que si lo lograba, la gente lo iba a querer, tal y como había pasado con Gaara. Contempló con cuidado los rostros de los Hokages, intantando recordar los nombres de ellos. No, nada, de seguro se había dormido durante esa clase. Tsunade debería de saber algo, ya que ella era la nieta del Primero, la sobrina del Segundo y la discípula del Tercero.

¿Y qué había del Cuarto?

Lo único que sabía(o que no se le había olvidado) es que él había sido la persona que había sellado al Kyubi dentro de él. No pudo dejar de notar un sabor algo amargo en su boca. No le recriminaba nada al Cuarto, él sabía que a veces, se deben hacer sacrificios para el bien de los demás, pero, ¿por qué él?¿Sus padres habían accedido o él había quedado huérfano por culpa del ataque del Kyubi?¿Quiénes eran sus padres?

Esas preguntas se habían quedado enterradas en una montaña de nuevas amistades, nuevas metas y fuertes lazos, pero aún así, no podía dejar de sentirse algo solo, en especial cuando se iba a dormir por las noches. Nadie le había demostrado el cariño que le demostraban a Hinata, o nadie le había expresado preocupación al marcharse a alguna misión, como a Sakura. Y nadie lo recibía en casa.

Dejó que todos esos pensamientos cayeran hasta el fondo de su corazón, para cubrirlas de nuevo con otras cosas más importantes para él que el pasado. Una sonrisa zorruna suavizó la triste expresión que había adoptado al pensar en esos temas. Si había algo de lo que estaba seguro, es que sus padres de suguro estarían orgullosos ante el progreso de su hijo. De veras.

Enonces escuchó su estómago rugir. Se le ocurrió que un buen miso ramen le ayudaría con todas sus penas, entonces consultó su cartera, con el dinero que tenía era probable que pudiera invitar a Sakura-chan. Muy sonriente bajó del árbol en el cual había estado pensando y corrió para buscar a Sakura.

Le dió la espalda a la montaña de los Hokages, esperando algún día que su rostro se grabara allí.

Y sin saberlo, le dió la espalda a su padre, un padre que, estuviera donde estuviera, estaba muy orgulloso de su único hijo.