Q onda chiquillas, siento muchisimo la tardanza pero entre escuela y depresiones pss no he andado con animos, por suerte eso cambio y prometo traer capi mas seguido que ya viene la parte mas densa del asunto ehh jiji, Cuidense mucho mucho y grax a la gente q postea y a los q leen y no lo hacen pss animenseeeee
BESOS
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El cabello dorado de la pareja resplandecía ante el astro rey, parecían un par de ángeles posados sobre el césped; solo sus caras de congoja rompían con el esquema.
- Siempre creí – empezó Luna- que cuando un corazón sufría enormemente, el mundo lo notaba y se adolecía con él, pero no… las aves siguen cantando, la danza de las flores y el viento continua sin fatiga y nadie parece notar que me muero por dentro – dijo ella en un murmullo.
Draco se acercó y la rodeo por los hombros.
- No reniegues de la sabia naturaleza Luna. Si no se detiene no es porque tu pena le resulte ajena, sino porque quiere alegrarte con su esplendor – le explico Draco acariciando su barbilla – lo hace para que te des cuenta de que la vida es hermosa y no merece vivirla con tristeza.
- ¡Oh ¡ - exclamo la rubia tomando su mano y llevándola a su rostro.
- Sé que es lo que paso, y no te digo que lo lamento, porque mentiría. Tenías derecho a darte cuenta de las cosas.
- ¿Tú sabías de eso? – pregunto ella separándose de el abruptamente y mirándolo con angustia.
Aquel era el momento de decir la verdad: "Lo que mal empieza, mal acaba" le había dicho Theodore pero ¿si se lo decía y ella lo despreciaba igual que a Weasley? Eso sería terrible, además seria otro golpe muy fuerte para Luna saber eso, ella confiaba en Draco y decirle la verdad podría afectar ese sentimiento, ser honesto implicaría perderla…
- Te escuché en el pasillo – mintió – y quiero que sepas que Pansy no te llega ni a los talones. Tú eres maravillosa y cualquier hombre seria dichoso al tener tu cariño.
- Gracias – respondió ella ruborizada
- No me agradezcas ahora. Hazlo cuando tenga la buena fortuna de hacerte feliz, cuando te des cuenta que eres muy especial para mí, y q haría cualquier cosa por que estés a mi lado.
Luna estaba muy sorprendida, nunca creyó que de verdad esas palabras salieran de esos labios rosados. Miro su perfecto rostro, era tan guapo que se le figuraba irreal, además de que se encontraba apoyándola en aquel difícil momento. Hace unos minutos sentía que su realidad se desmoronaba justo frente a sus ojos y ahora aquel fino, elegante y hermoso bálsamo la estaba curando. Miro aquellos labios sensuales que antes deseo besar y se acerco tímidamente a ellos. Los rozó por un segundo antes de tratar de profundizar en ellos, cuando las manos de Draco la apartaron de sus deseos, la separo sin mirarla y después la abrazo fuertemente.
- No hagas eso Luna – le dijo con voz trémula
- Perdón, yo solo… - balbuceo lentamente con vergüenza
- No me cuesta nada hacerlo, por el contrario, lo deseo desde hace tiempo, pero no quiero que sea así, no lo quiero por despecho.
- ¿Despecho? – pregunto ella confundida
- Si. El primer beso que te daré, será cuando estés mejor, cuando en lo único que pienses sea en mi… por el momento, me basta con esto – dijo antes de acercarse y darle un suave beso en la frente, Luna sintió el corazón latir desbocado, había vuelto a la vida con tal intensidad que pareciera que había corrido cientos de kilómetros y solo con ese besos inocente - ¡ven conmigo! – creyó escuchar ella a lo lejos y se sintió impulsada hacia arriba.
- ¿A dónde vamos? – pregunto ella mientras corría a su lado
- Al lago negro…
Se detuvieron a la orilla del lago, había una enorme roca, que muchos presumían había sido lanzada por el calamar gigante en un arranque de aburrimiento, y Draco la escalo, para después ayudar a su acompañante a subir en ella también.
- Y bien, ¿a que vinimos aquí?
- Grita – ordeno Draco
- ¿Perdón?
- Grita tu nombre Luna, grita hasta que tu cuerpo se libere. Hazlo como si pudieras lanzar todo eso que te atormenta por medio de tu sola voz. Grita como si tu vida dependiera de ello… es como decir "Mundo, estoy aquí, estoy feliz…acostúmbrate"
La chica rio el comentario de Draco y por supuesto él la imito, sin cesar en su misión - ¿Estas lista? – le pregunto tomándola de la mano y apretándosela suavemente, a lo que ella respondió asintiendo con la cabeza.
Ambos chicos gritaban con todas sus fuerzas, exorcizando los demonios instalados en su corazón y fortaleciendo no solo sus ánimos por vivir, sino los sentimientos que los unían. Bajaron luego de algunos minutos con la garganta un poco mas irritada que al inicio pero visiblemente más animados. Sus manos no dejaron nunca de estar unidas, quizá algo más que sus extremidades estaba ahora más cercano, volvieron así al Castillo entre platicas, risas y miradas cómplices. Ninguno de los dos tenía hambre, a pesar de que la cena se serviría en una hora aproximadamente, mariposas revoloteaban en su estomago impidiéndoles probar bocado. Luna se fue a su habitación como si flotara entre nubes y Draco decidió sentarse a meditar en la Sala Común de Slytherin, mas alguien le llamo la atención recién entro en ella.
- Veo que te saliste con la tuya – dijo el chico castaño
- No sé de qué me hablas
- Destruiste la relación, conseguiste a la chica y mentiste sin ningún remordimiento… Eres un digno Sly.
- Por favor Theodore – pidió Draco – no comiences con eso, ahora estoy demasiado feliz. Además… pensé que no me hablabas más.
- Tienes razón. Solo espero que te dure el gusto. – sentencio antes de volver por donde había aparecido.
***
Una semana… una semana desde aquel incidente. Una semana desde que los cotilleos del colegio comenzaran a rondar sobre un trió bastante desigual: El explosivo guardián de Gryffindor, Ronald Weasley, la estrafalaria y ahora criticada Luna Lovegood y el elegante y altivo Draco Malfoy. Desde el rompimiento de los primeros y la entrada triunfal del tercero al relevo, se armaron tremendos chismes de inigualables proporciones. Que si Luna estaba hechizándolos, que si ella era el premio del partido de Quidditch, se dijeron barbaridades al por mayor… Esa mañana el desayuno estaba servido pero no todos los protagonistas de dicha novela se hallaban cerca de ahí.
- ¿Dónde está el asqueroso de mi hermano? – dijo una chica guapísima de cabello rojo como el fuego.
- Dijo que no tenía hambre –le contesto Hermione con una mueca de reproche – y por favor Ginny ya te dije que no le llames de esa manera…
- ¡No lo defiendas Herms!
- No lo hago… solo que, trato de entender que fue lo que paso. Ron no es así y ustedes lo saben. No engaña, no miente, a menos que no encuentre otra salida, tuvo que estar demente en ese momento.
- Pues no se veía precisamente sufriendo en ese recuerdo Hermione- ironizo la joven ante el mutismo de su novio y la mirada perdida de la castaña.
- Lo sé… a lo que me refiero es que debió estar confundido. Aunque admito que ya es hora de que dé la cara.- dijo la castaña mirando a Luna quien después de consumir sus alimentos salió del Comedor saludando hacia ellos con la mano- eso es lo que los hombres de verdad deben hacer, no solo ocultarse o dejar pasar las cosas…
- ¿Ocurre algo Herms? – pregunto Harry mirando la melancólica cara de su amiga.
- No nada – se apresuro a contestar ella – Ginny ¿Por qué no hablas con Luna? Desde que eso paso ella se ha alejado de nosotros y no me parece adecuado.
- Tienes razón – acepto la pelirroja y salió corriendo tras la chica de Ravenclaw. La encontró cerca, como siempre entretenida mirando los cuadros del Castillo. Después de saludarse con un sonoro beso en la mejilla, caminaron charlando de cosas sin importancia, hasta que Ginny con su característica franqueza, se apresuro a tocar el tema hasta entonces evitado – Y ¿Cómo has estado Luna?
- Muy atareada
- Sabes a que me refiero – le dijo bajando la mirada
- ¡Oh! Bueno honestamente, estoy muy tranquila, A Ronald le gustaba ella y yo lo sabía bien – dijo pensativa – aun así acepte salir con él y me toco la de perder. Así es la vida – le dijo con una sonrisa sincera en su rostro.
Ginny se quedo muy sorprendida ante las palabras de su amiga y asintió, la rubia era tan franca con ella, incluso rayaba en la crueldad, mas hacia ella misma que hacia los demás, pero en esa ocasión no era así, se veía más feliz, se notaba su tranquilidad.
- Te ves muy bien Luna y me alegra. Estaba triste porque bueno, el es mi hermano, y yo me sentía tan mal…
- Las personas son responsables de sus actos y pensamientos individualmente Ginny, así estuvieran unidos por un costado, la mente de Ron es solo suya. Además ya no vale hablar de ello, ya paso. La verdad es que ahora me siento bien. Tengo mucha suerte de tener a tanta gente buena a mi lado… - dijo la rubia mientras el rubor se apoderaba de sus mejillas al pensar en Draco.
- ¿Sabes Luna? Harry me conto que te ha visto mucho con Malfoy y he pensado en cómo decirte esto de la mejor manera…
- ¿Decirme que? – pregunto asustada Luna
- Te exijo que… ¡me cuentes que pasa con él! Es increíble que salgas con semejante tipo y no me cuentes todo a detalle.
Luna sonrió levemente mientras su cara tomaba el color del cabello de Ginny – No "salgo con él" como tú crees. Solo somos amigos por eso no vi la necesidad de decírtelo.
- ¡Oh vamos! Es Draco Malfoy, no es cualquier chico. Recuerda que es el número dos en nuestro top.
- ¿Nuestro qué? – pregunto la rubia confundida
- ¡Recuerda! Las chicas y yo hicimos un listado: TOP 10 sexy Hogwarts… los chicos más guapos Luna.
- Y Draco es el segundo lugar… ¿Quién es el primero?
- Fue una decisión tremendamente difícil, tu amigo era un gran candidato pero al final Parvati y Lavender admitieron dejarlo en segundo. Fue arduo.
- Pero… - dijo Luna intuyendo la respuesta que la chica se negaba a darle - ¿Quién fue el ganador?
- Tú sabes – contesto a regañadientes la pelirroja, murmurando un nombre indescifrable.
- ¿Quién? – pregunto de nuevo en voz alta la rubia, haciendo saltar a su amiga y riendo por ello.
- ¡HARRY! ¿Ok? Harry gano.
- Que sorpresivo – señalo Luna con sarcasmo
- Fue unánime… iban empatados pero Draco perdió 10 puntos por ser el hijo de quien es, aunque los recupero por su aroma según Lavender – gruño la pelirroja mientras Luna reía discretamente – y su elegancia le dio 10 puntos más y al final iba ganando, pero les recordé que Harry sobrevivió al ataque de quien tu sabes y eso lo llevo de nuevo a la cima… hasta que la tonta de Kate dijo que Draco era perfecto y Harry tenía una "fea cicatriz en la cabeza" – dijo Ginny imitando un tono nasal muy ridículo, que ella pensó era la imitación burda de Kate – así que le restaron 5 puntos y Malfoy ganaba…
Ginny hizo una pausa melodramática para emocionar a su público unipersonal. Espero y espero mientras caminaban hasta que retomo el tema al ver que Luna no se inmutaba –… entonces recordé que las reglas del GAD le otorgan a la presidenta un voto extra – dijo con voz cómplice.
- Reglas que tu como presidenta, redactaste…
La pelirroja decidió ignorar el acertado comentario de su rubia amiga y prosiguió la nominación –así que le di 8 puntos por ser un gran besador y así adelanto al paliducho ese – finalizo con una carcajada propia de las brujas malvadas de los cuentos.
- ¡Hey! Draco no es un paliducho y ¡tú no sabes cómo besa!
- ¿Tú sí? – preguntó ávidamente
- No claro que no – exclamo la rubia con presteza y un poco de melancolía
- Bien, te creo, pero…¿Cuándo lo sepas me contaras?
- ¿Aunque eso haga perder a Harry? – pregunto Luna divertida
- Mmm… ya veré como lo soluciono Luna, no te preocupes.
Ambas chicas rieron alegremente hasta que se separaron ya que tenían distintas clases. Luna fue a los Invernaderos y Ginny se dirigió a la Torre de Astronomía, caminaba tranquilamente mientras rebuscaba en su mochila, el libro que utilizaría en clase. Un murmullo de entre las sombras la alerto.
- Ginny… lamento haberte asustado
- ¿Quién? ¡Oh! Zabinni – dijo ella arrastrando las palabras.
- Necesitamos hablar – comenzó a decir el moreno con profundas ojeras – la gente dice que tu…
- No tengo tiempo – lo interrumpió hoscamente – tengo clase.
- Lo sé pero…
- Pero nada, no te vuelvas a acercar a mi ¿entiendes?
- La otra noche tú dijiste otras cosas – le insistió incrédulo el joven.
- Esa no era yo – exclamo sin pensar pero rectifico al instante – me refiero a que ya pasó. Era otro momento, otra situación. Ya nada es ni será nunca así.
Ginny se dio la vuelta para empezar su huida pero Blaise le dio seguimiento, ella casi corría mientras él con un par de zancadas estaba su nivel. La pelirroja estaba de verdad asustada ya que Slytherin tenía la furia cruzando su bello rostro. Ella cerró los ojos y se disponía a usar toda su velocidad cuando después de tres pasos chocó con alguien.
- Ginny ¿Qué haces corriendo como loca? – le dijo una voz conocida
- ¡Ron! ¡Harry! – exclamo ella aliviada.
- ¿Estás bien amor?- escucho preguntar a su querido pelinegro.
- Si, si, solo que iba tarde a clase.
La chica escucho unos pasos junto a ellos y al voltear miro a Zabinni destilando odio por los ojos. Se detuvo un segundo y recorrió de cabeza a pies a su rival.
- Circula Zabinni – dijo Ron al verlo ahí.
- ¿Hay algo que se te ofrezca? – pregunto Harry encarando la mirada cargada de odio del moreno.
- Si que lo hay… pero dudo mucho que me lo des – replico mirando descaradamente a Ginny.
- ¡¿Qué insinúas imbécil?! – grito Harry.
- ¡Harry no! Lárgate serpiente asquerosa – dijo Ron poniéndose al frente para evitar una lucha con el Slytherin.
- ¿Por qué no te ocupas de tus asuntos Weasley? Por ejemplo de cuidar a tu chica – Blaise miró el rostro contorsionado de Ron y siguió atacándolo – Aunque si prefieres que otros la cuiden… Draco encantado – dijo riéndose – te lo dije aquella tarde, ellas prepararon algo muy bueno - dijo rememorando la salida a Hogsmade – solo era cuestión de tiempo que ella te dejara por alguien mejor, alguien de nuestra clase… y solo es la primera- sonrió guiñándole un ojo a Ginny y se marcho.
El chico Slytherin se fue rápidamente dejando a aquel trío descompuesto. Ginny respiraba rápidamente, tenía los ojos llenos de lágrimas de coraje, tomaba con fuerza la mano de Harry, como si temiera que alguien se lo arrebataría. Ron estaba mudo, con la vista clavada en el suelo mientras Harry trataba de hacerlo reaccionar.
- El tiene razón, Luna esta mejor con ese tipo.
- Eso es cierto – dijo ella ante la mirada reprobatoria de Harry – lo siento Ron, pero hoy hable con ella y de verdad la note bien.
- Dime Ginny… ¿ella me odia? – pregunto el pelirrojo a su hermana
- Desearía decirte que sí, que te detesta por ser un traidor mentiroso.
- ¡Ginny! No te pases – le recordó Harry con voz severa.
- Bien… mira Ron si yo fuera Luna, tu estarías arrancándote ahora mismo, cada milímetro de piel que esa arpía te toco. Te arrepentirías de ello como no imaginas pero tú sabes bien que Luna no es así, muy por el contrario, ella te entiende…
Ron miró a su hermana con tristeza, estaba aniquilado porque sabía que no merecía más que reclamos de parte de la rubia, deseaba que lo detestara, que le gritara todo lo que lo odiaba, pero sabia en el fondo de su ser que esa esperanza era vana. Así era Luna, de bondad infinita y con la inteligencia como estandarte. El sabía que ella lo perdonaría, pero añoraba que no, deseaba mitigar los remordimientos que crecían en su interior con el rencor de la chica, pero ahora no le quedaba ni siquiera ese bálsamo.
- Dile que se lo agradezco y que espero que sea feliz.
- Díselo tú – lo reto su hermana.
Ron negó con la cabeza antes de retirarse del lugar, caminaba pacientemente mientras pensaba en todo lo acontecido. Pensó en la ironía de la vida, en como teniendo a su lado a una chica tierna, leal y amorosa, el vivía ilusionado con otra, con una mujer explosiva, irreverente y atrevida. Sabía perfectamente que ese cariño lo hundiría en un mar negro y profundo, en el cual por más que braceara terminaría ahogado. Caminaba hacia su encuentro con ella, para sumergirse de nuevo en ese peligro.
Entro al aula vacía y la miro sentada sugerentemente en el escritorio, le sonrió coqueta y el cerro la puerta en ese instante.
Moriría ahogado… !Que mas daba sufrir esa agonía!
Ronald Weasley se entregaría a ese inminente peligro, había perdido ya todo instinto de supervivencia y saltaría del acantilado, porque el amaba ese océano y esa oscuridad. Porque sin esas agua calándole la piel, su vida no tenía sentido, se hundiría mas y mas en ellas hasta que le robaran su ultimo y feliz suspiro. Porque amaba ese mar… porque amaba a Pansy Parkinson.