Epílogo

Cuando Draco era niño solía amar los veranos. Parecían durar una eternidad. Quizá es la manera en la que un infante percibe el pasar de los días, cada uno como una interminable aventura.

Tal vez sólo es el concepto de que tienes toda una vida por delante como para preocuparte por lo que sucede en las horas perdidas.

Draco no sabe cómo pero hace tiempo que para él los días son tan cortos y los meses espontáneos. De un tiempo para acá, el pasar de los años es una tortura que parece ir con el botón de adelantar apretado.

Parece que fue ayer, cuando aún era un adolescente y comprendió que se había enamorado por primera vez. Y como amantes, Harry y él, pasaban sin cesar de la exaltación al desanimo, de la tristeza a la alegría, de la cólera a la ternura, de la desesperación a la sensualidad. Y, sin darse cuenta, van creando un entendimiento compasivo, único y mucho más grande que la lujuria. La amistad, el compañerismo y la paternidad con una sola persona. Es algo magnifico que abarca todo esto y más, pero nunca parece que hay palabras suficientes para describirlo.

De repente, se siente afligido porque este recuento no debería estar haciéndolo cuando Harry esta acostado en la cama del hospital. Como si sólo pudiera estar agradecido de ello cuando lo mira despertar y no todos los días de su vida, como debería.

"¿Qué sucedió?" es su primera pregunta.

"Gracias a Merlín que estás bien. Me has dado un susto de muerte. ¿Cómo te sientes?"

"¿Cómo debería sentirme?" pregunta Harry confundido.

"Tuviste un infarto."

Harry lo mira escéptico. "¿No soy demasiado joven para ello?"

Draco le acaricia las canas dentro del desordenado cabello negro y luego niega lentamente.

"Eres un inútil, ahora tendré que cuidarte mucho más," le dice suavemente.

Harry se acaricia la frente. "Creo que ya lo recuerdo."

Draco no quería causarle un segundo infarto con lo que habían estado discutiendo antes de que todo sucediera. Pero todo había sido tan confuso que ni si quiera sabia cual de todos los acalorados argumentos lo había provocado, aunque tenia la ligera impresión que había sido todo.

En primer lugar, sus hijos estaban en casa para el verano. Habían invadido Great Lake y la casa era un constante desastre. No es que no se pusieran contentos de tenerlos en casa, durante las vacaciones. Pero sinceramente, era una pesadilla debido a la diferencia de caracteres que por naturaleza les impedía convivir en la misma casa.

Esa noche, Heather había gritado primero cuando le prohibieron ir a una fiesta lejos de casa y Sam había salido de su habitación alegando que tenía que estudiar pero que no podía debido al alboroto. Quince minutos después, el argumento no había terminado. Y ahora también concernía a Jack, pues Dragos había usado su computadora sin permiso y se negaba a aceptarlo.

Lógicamente, como había sucedido las ultimas tres noches, Harry llego a casa para encontrarlos peleando entre ellos. Con un muy cansado Draco siguiéndolo de cerca en la puerta.

Las quejas volaron de inmediato hacia Harry, quien los había mirado con el ceño fruncido hasta que una lechuza entró por la ventana y le dejó un pergamino en la mano. A pesar de los gritos, Harry lo abrió al instante y, en un segundo, el hombre se había agarrado el brazo y había caído como tabla al suelo después de leer el contenido.

"Debe ser porque no tienen madre," farfulla desde la cama.

"¿Crees que ese es el problema?"

"No existe otra explicación del por qué se llevan tan mal entre ellos," asegura Harry.

Draco sonríe. "Weasley dice que es normal en una casa con numerosos hijos."

"Quizá," dijo Harry, cerrando los ojos para descansar.

Hubo algunos minutos de silencio entre ellos y el rubio dice por fin: "Así que han aclarado mi cuenta en el banco."

Harry asiente vagamente como si considerara que todo ese dinero es más bien otra carga y no la solución de sus problemas.

"Harry, trata de relajarte. Aún te quedan al menos otros cien años, trata de no acortarte ese tiempo."

"Lo sé, tú me extrañarías demasiado," dice Harry a modo burla.

Sin embargo Draco se pone serio y asiente.

"Todos los días de mi vida, Potter"

Y le acaricia la cicatriz.

Fin